04/12/2013 63.020 Tirada: 52.046 Difusión: Audiencia: 177.887 AREA (cm2): 455,4 Categoría: Aragón Edición: Aragón Página: 28 OCUPACIÓN: 39,4% SECTOR JURIDICO V.PUB.: 2.228 Torres-Dulce, ayer entre (de la izda. a dcha.) Garrigues, García Vicente, Armenta y García Blasco. A. NAVARRO Torres-Dulce lamenta la «mala gestión política» de la Justicia El fiscal general pone como ejemplo las «27 reformas» aprobadas del Código Penal de 1995 ZARAGOZA. «El mago es un ser especial: hace un gesto y desaparece la injusticia; hace otro gesto y desaparece el hambre; otro gesto y desaparece la guerra. Luego viene el político y hace desaparecer al mago». El fiscal general del Estado utilizó ayer en Zaragoza una cita de Woody Allen para evidenciar su visión del papel que ha desempeñado la política española en cuestión jurídica. En las XI Jornadas de la Constitución, en la Universidad de Zaragoza, Eduardo Torres-Dulce hizo una síntesis de las líneas maestras por las que en su opinión debería discurrir la reforma del sistema judicial español. El fiscal general del Estado no dudó en lamentar la «mala gestión política» en lo legislativo, y puso como ejemplo las «27 reformas del Código Penal de 1995» que se han registrado hasta el momento. También criticó que exista una ley, la de Enjuiciamiento Criminal, con 131 años de vida y a la que se ha sometido a «un parcheo continuo», sin acometerse una reforma seria. De hecho, Torres-Dulce se mostró partidario de «una ruptu- ra radical antes que de reformas que no llevan a nada». El jefe del ministerio público reconoció que le ha planteado varias «exigencias» al ministro Gallardón: un «estudio económico», dado que una reforma judicial «exige una cuantiosísima inversión económica para hacerla real»; un «riguroso estudio de la plantilla», para evaluar si los jueces de instrucción pueden ser sustituidos por los 2.400 fiscales –«de los cuales entre el 75 y el 80% nos dedicamos a tareas penales», añadió–; y «la adscripción de policía judicial, nacional y municipal, si fuera necesario, a dependencia exclusiva del ministerio fiscal». Falta de estudios de campo Una queja constante de TorresDulce fue la ausencia de datos claros sobre los gastos del sistema o de «estudios de campo» antes de acometer una tarea del cariz de la reforma judicial. Nadie se ha ocupado de analizar, por ejemplo, «por qué la implementación de los juicios rápidos no ha cumplido el papel que se nos dijo». Tampoco se olvidó de destacar los «juicios paralelos» que brotan en los medios. «Nadie lee lo que dicen los jueces y fiscales; se quedan con lo que suelta un tertuliano en televisión», manifestó. Sobre las investigaciones, el fiscal general pidió «cambiar radicalmente» el hecho de que «los procesos penales» sean «impulsados y precocinados» por las unidades policiales y tributarias. «Si jueces o fiscales no dirigen la investigación, el nuevo modelo procesal seguirá teniendo las mismas carencias de credibilidad», abundó. Un último aspecto que abordó el fiscal general fue el de las carencias tecnológicas de la Justicia. «Necesitamos una agencia informática, necesitamos estadísticos», lamentó Torres-Dulce, quien dio un dato clamoroso: «En la última legislatura, el Gobierno central invirtió casi 700 millones de euros en proyectos tecnológicos; ninguno de ellos se llevó a término». Por la mañana, en las jornadas –organizadas junto a la Universidad por el Justicia de Aragón– acompañaron a Torres-Dulce la catedrática Teresa Armenta; Antonio Garrigues Walker, presidente del despacho Garrigues; y el decano de Derecho, Juan García Blasco. LUIS FACI