El día del médico del Hospital Alcívar.

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Entre la Medicina y la sociedad, existe indiscutiblemente una influencia recíproca: el avance
técnico y científico en las Ciencias Médicas ha contribuido al surgimiento de las doctrinas sociales,
y estas a su vez han facilitado el desarrollo de la Medicina.
La relación entre Medicina y sociedad se manifiesta claramente desde los albores de la
humanidad. En cada acto médico hay siempre dos partes, el médico y el enfermo, o en un sentido
más amplio: el cuerpo médico y la sociedad.
La Medicina es el complejo de las relaciones múltiples de estos dos grupos. Por consiguiente, su
historia no puede limitarse a la ciencia, a las instituciones y a los personajes de la Medicina; debe
incluir también la historia del paciente y del médico en la sociedad, así como la historia de las
relaciones del uno y otro.
De ese modo, la historia de la medicina se convierte en historia social, con lo que entendemos que
la Medicina es parte de la sociedad, de la forma como esta se organiza en sus actividades
productivas, de las relaciones que mantienen entre sí los individuos en este proceso y de la historia
de estas relaciones.
Ahora bien, si la salud de los componentes de un Estado es un derecho, se vuelve indispensable la
aplicación real de la Medicina para la prevención, la curación y rehabilitación de los enfermos,
para conservar y promover la salud de la población.
En este papel social la Medicina institucional rebasó con amplitud los esquemas tradicionales de la
Medicina individualista y liberal, y convirtió en una necesidad social y médica, la organización de
servicios capaces de favorecer el beneficio y, al mismo tiempo, de estimular el progreso de la
ciencia médica.
De acuerdo a estos conceptos sociales, la meta de la Medicina debe ser la de organizar servicios
médicos que permitan la utilización de recursos humanos, materiales y financieros, para garantizar
la oportunidad, la calidad y el costo de los servicios, y ser capaz también de conservar, incrementar
y hacer aplicable los progresos continuos que la Medicina alcanza en sus bases técnicas y
científicas.
Para alcanzar estas metas de oportunidad y calidad en los servicios médicos se establecerán
normas institucionales que fijen, de acuerdo con el adelanto de la Medicina, los procedimientos
para el estudio y tratamiento de los pacientes, para el uso de los medicamentos, materiales y
equipos.
Es necesaria una estructuración orgánico- funcional conveniente, donde se delínean los conceptos
técnico, normativo, administrativo y sobre todo presupuestos reales de cada unidad de los servicios
médicos, para un equilibrio entre el problema financiero y la buena cobertura y calidad de la
atención médica.
La verdadera expresión institucional de la Medicina requiere, además, un alto sentido de
responsabilidad de las instituciones, que se traduzca en un impulso para que los médicos y los
auxiliares de los servicios, se mantengan,
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