FRABMENTO DE UN EPITAFIO BRIE80 EN HONOR DEL EMPERADOR BIZANTINO MANUEL II PALEOLOBO EN U5 BIBLIOTECA NACIONAL / Oregorio de Andrés Son frecuentes en el mundo bizantino desde los tiempos m& antiguos los discursos retóricos motivados por la defunción de un personaje notable, que servían tanto para consuelo de los parientes como de exaltación y encomio de sus méritos, como monodias, epitafios y oraciones consolatorias, que se encuentran en escritores eclesiásticos como profanos, tales como los de Bregorio Nacianceno y Niseno, Procopio de Qaza, León VI, Miguel Psellos, etc., y la colección que atesora el célebre códice escurialense Y. 11. 10. Uno de estos discursos necrológicos, desconocido, si no yerro, es el que se contiene en el f. 173 del ms. 4789 de la Biblioteca Nacional de Madrid. Es un epitafio en honor del Emperador bizantino Manuel I I Paleólogo, fallecido el 25 de julio de 1425. Precisamente este monarca escribió también un epitafio en honor de su hermano el déspota T-ro fallecido en 1407. Con motivo de la muerte de Manuel II se compusieron algunos discursos fúnebres, como la monodia del Cardenal B m r i Ó n cuyo texto latino se puede ver en Migne ( P.IZ, 16 1, 6 15-620), la de Macario Macres conservada inédita (cf. Yet. Or.1 107, ff. 2 9 9 r - 3 0 8 ~ 1 ,etc. Lamentablemente el códice matritense tan sólo conserva el primer folio del epitafio, escrito en el resto de la hoja, por lo que nos falta la mayor parte del discurso; aiíádase además la perdida del margen derecho y alguna o algunas letras de cada línea, por lo que encuentro que su versión al español es iniitil al faltar texto en cada línea, y por ello hemos creído más conveniente además de dar el texto griego añadir una reproducción fasimilar de esta página, dejando la traducción para el día que se tenga la suerte de encontrar en algún d i c e desconocido otro ejemplar de este epitafio. El discurso está dirigido a uno de los hijos de Manuel II, probablementea su sucesor el Emperador Juan VI 1 l . Cabe resaltar una singularidad de este fragmentario epitafio. Pues los emperadores bizantinos se retiraban a veces, al f i n de sus días, a algún monasterio para v i v i r como monjes, forzados a veces por la enfermedad y obligados por usurpadores del imperio, en donde solían cambiar de nombre, tomando el de algún santo de su devoción. Manuel II habiendo adolecido de un ataque de hemiplejia dos añm y medio antes de su muerte, a principio del año 1423, se retiró al monasterio de Pantocrátor en Constantinopla, cambiando su nombre de Manuel por Mateo, según atestigua el cronista Jorge F r a n t h ( P.O, 156, ?36), al cual han seguido todos los historiadores. Pero segun el texto del códice matritense el cambio del nombre del emperador no fue Mateo sino Juan, aunque este último nombre no se lee completo al menos están claras las tres primeras letras 'io&[vvrjv]. A futuros investigadores queda la solución de esta discrepancia entre el testimonio de Frantzés y el códice de Madrid, a la cual no encuentro expli-ión.