ZEN mpezó a correr a los 38 años como terapia para apaciguar su atormentada mente de ejecutivo de una multinacional en horas bajas. «Compré una revista en el aeropuerto en la que se explicaba a paquetes como yo el método para volver a hacer deporte de forma gradual, alternando minutos de caminata con otros de carrera». En pocos meses, Mikel Echavarren, CEO de Irea, adelgazó casi 10 kgs y se enganchó a las carreras populares, «donde descubrí un mundo de gente sana, en el más amplio sentido de la palabra, y una forma divertida de ponerme retos personales». Año y medio después de que aquella publicación cayera en sus manos, completó el primero de los 18 maratones que lleva ya en su palmarés. El próximo, el de Chicago, lo correrá dentro de dos semanas junto a sus cuatro socios en Irea, «un grupo de ex gorditos y ex estresados» a los que Echavarren cambió la vida: «Hemos corrido los 42k de Berlín, Boston, Tokyo, Londres, Nueva York… Menos Álvaro, que siempre fue un deportista nato, Ignacio, Miguel y Joan comenzaron a entrenar por la lata que les daba y creo se enviciaron para demostrarme que me podían ganar, algo que he de reconocer que han logrado con creces», relata entre risas. Predicando con el ejemplo, los cinco socios de esta firma madrileña de asesoramiento financiero y consultoría son el espejo en el que se miran los 45 trabajadores que tienen en plantilla. «En nuestros procesos de selección ponemos el acento en las personas con interés por el deporte porque su práctica presupone ya una serie de características interesantes: disciplina, tesón, fuerza de voluntad, competitividad o compañerismo. Aquí prácticamente todo el mundo realiza algún tipo de actividad física», asegura Echavarren. E TODO SUMA EL MUNDO DOMINGO 25 DE SEPTIEMBRE DE 2016 C U E R P O Entrenadora personal y consultora de bienestar, Carola Prato asesora a empresas como Irea sobre cómo mejorar la calidad de vida de sus empleados. «Nos obsesionamos con la falta de tiempo sin darnos cuenta de que, a veces, no necesitamos tanto para sentirnos un poco mejor», explica. Enseñar a integrar el ejercicio en nuestro día a día es uno de sus objetivos. «Ir a trabajar en bicicleta, como hace Mikel Echavarren, o caminando, subir escaleras… Todo suma y todo cuenta. Lo importante es no pasarse el día sin despegarse de la silla porque eso es letal para nuestra salud». 14 Prato, sumándose a la cruzada de ZEN contra el sedentarismo, da las pautas para sentirse mejor durante la jornada laboral: CAMINAR Devoradora de calorías, sencilla y apta para todos los públicos por su escaso impacto sobre las articulaciones, es la actividad perfecta. «Se estima que, para sentirnos bien, deberíamos dar 10.000 pasos al día». SUBIR ESCALERAS Olvídense del ascensor y, si puede ser, de las escaleras mecánicas. «Cada escalón supone un trabajo muy interesante para el corazón y las piernas y, si se suben de dos en dos, puntúa doble». SENTARSE CORRECTAMENTE Nos pasamos unas ocho horas al día con el trasero pegado a la silla frente al ordenador así que más nos vale hacerlo bien. «Tenemos que sentarnos sobre los isquiones –huesos situados en la base de la pelvis–, con los pies apoyados sobre el suelo por delante de la silla para no comprimir la parte trasera de las CÓMO HACER EJERCICIO MIENTRAS TRABAJA Descubra las fórmulas para integrar la actividad física en de su jornada laboral. Rendirá más y se sentirá mejor POR GEMA GARCÍA MARCOS FOTOGRAFÍAS: SERGIO ENRÍQUEZ-NISTAL MM SALUD Mikel Echavarren, en la imagen superior. A la derecha, Ignacio M. Iturriaga y Carola Prato. rodillas y sin cruzar las piernas para no perjudicar la circulación». Mantenga la espalda recta; procure no echar la cabeza hacia adelante. dentro y hacia afuera durante un minuto. Si se ve con ganas, incluso puede atreverse a hacer abdominales hipopresivos». CAMBIAR DE POSTURA Su cuerpo se lo está pidiendo a gritos. Escúchele y procure ponerse en pie cada hora. Si es necesario, póngase una alarma que se lo recuerde. Aproveche para dar un paseo o para subir algún tramo de escaleras. En la impresora, trabaje sus gemelos y haga sentadillas o flexiones contra la pared. Aunque estemos tan absortos en nuestra tarea que perdamos la noción del espacio y del tiempo, es recomendable «modificar nuestra posición corporal cada 20 minutos». EJERCITARSE Sin moverse del sitio, puede movilizar –de una forma razonablemente discreta– todos los músculos. Tome nota: «Empiece por realizar rotaciones de cuello hacia un lado y hacia otro; haga fondos de tríceps –tres series de 10 repeticiones–, apoyándose sobre los reposabrazos de su silla; contraiga los glúteos y manténgalos en esa posición unos segundos; estire las piernas alternativamente y haga rotaciones de tobillos hacia LEVANTARSE ESTIRAR Extendiendo los brazos hacia adelante y apoyando las manos en la parte superior del ordenador, estire como un gato. Gire el tronco sin mover la cadera –no fuerce–, agarrándose en el apoyabrazos con la mano contraria al lado sobre el que rota. Sentado, baje el pecho hacia las rodillas y toque el suelo con las manos, dejando caer todo el peso de su cuerpo. 15 EL MUNDO DOMINGO 25 DE SEPTIEMBRE DE 2016 C U E R P O BICICLETA. Cada vez son más los que, al igual que Mikel Echavarren, CEO de Irea, eligen la bici como medio de transporte. Una opción tan saludable como respetuosa con el medio ambiente. LA OFICINA’ ‘GYM ESPALDA. Es una de las zonas de nuestro cuerpo que más sufre la falta de actividad física. Para evitar la aparición de sobrecargas es recomendable estirar varias veces al día. Y, puestos a pedir, practicar pilates, yoga o natación. ‘RUNNING’. Adelgaza, descarga tensiones y desata esa tormenta de endorfinas que tanto engancha a los que lo practican. Imposible resistirse. RESPIRACIÓN. Está ahí pero nunca le hacemos caso. En momentos de crisis, nada como centrarnos en ella para recuperar la calma. HIDRATACIÓN. La botella de agua debe formar parte de su material de oficina. Evite el café –opte por té– y las bebidas carbonatadas o azucaradas. LA SALA DE REUNIONES EN EL PARQUE Directivos y ejecutivos buscan ideas imaginativas para pasar menos tiempo sentados POR G. G. M. MM EN FORMA star sentado es el nuevo fumar, una epidemia que mata lentamente, provocando dolores cervicales y de espalda, aumento de peso, diabetes y hasta problemas de corazón. Pasamos más horas apoltronados en nuestras sillas que durmiendo. Muchas más de las que lo hicieron nuestros padres y abuelos. Si cree que exageramos haga la prueba: sume el tiempo que dedica a comer –desayunar, almorzar y cenar–, trabajar ante el ordenador, desplazarse en coche, ver la televisión… Alucinante, ¿verdad? Pues imagine lo que debe sentir su trasero al verse sometido a semejante tortura diaria. Para contrarrestar los efectos de este virus, afloran propuestas, más o menos imaginativas, que aprovechan cualquier excusa para hacernos levantar. Como contraposición a esas insoportables y maratonianas reuniones de toda la vida, comenzaron a implantarse hace unos años las llamadas stand meetings (reuniones de pie). La idea, aunque parezca una simpleza, funciona. El mero hecho de ponerse de pie hace que nuestros músculos despierten de ese insufrible letargo al que los condenamos al estar sentados durante horas y horas. Quemamos más calorías y ayudamos a mejorar la circulación sanguínea. Más allá de los beneficios físicos, estos encuentros resultan mucho más efectivos que los tradicionales. ¿Por qué? Son más breves –suelen durar entre cinco y 10 minutos– y exigen un ejercicio de concreción altamente recomendable. El requisito indispensable para que funcionen es que todos sus participantes tengan muy claro el E ZEN objetivo de la reunión y sus posiciones al respecto. Este modelo no es apto para los amantes del arte de irse por las ramas. NUEVAS REUNIONES El siguiente paso, nunca mejor dicho, fueron los walking meetings, una propuesta que cada día gana más adeptos entre políticos, directivos y ejecutivos de todo el mundo. El formato no es nuevo. Aristóteles ya lo puso en práctica con éxito muchos siglos antes de que los gurús de las escuelas de negocios alabaran sus bondades. Sigmund Freud, Charles Dickens y Harry S. Truman solventaban sus asuntos pendientes durante largas y provechosas caminatas. Steve Jobs las utilizaba para conocer mejor a sus colegas en sus primeros encuentros. Y algo parecido hacen Mariano Rajoy, Barack Obama o Angela Merkel. Los walking meetigs tienen tanto éxito que incluso existen listas con los mejores recorridos para disfrutarlos a tope. ¿Sus ventajas? La primera, y más obvia, nos obliga a salir de la caja, respirar aire puro y refrescar nuestra mente. En el lado opuesto de esas larguísimas y opíparas comidas, tan de moda en la época de bonanza económica, este tipo de reuniones aboga por un escenario más saludable, inspirador y, sobre todo, barato. Reducen los niveles de estrés, fomentan la productividad, aumentan la energía y mejoran la capacidad de concentración. Los walking meetings pueden ser perfectos para buscar nuevas soluciones siempre y cuando se tengan en cuenta pequeños detalles como: el número de participantes, el itinerario, el ruido, el momento del día y las condiciones meteorológicas. DÍAS SALUDABLES En estas sesiones al aire libre siempre se corre el riesgo de que el tema se vaya de las manos y, dependiendo del grado de competitividad de los involucrados, el senderismo termine en una carrera por el parque... ¡en traje! Una escena que se ha convertido en habitual en el Central Park neoyorquino. Inmersos en esta locura por estar más sanos, cada vez son más las empresas españolas que premian a sus trabajadores con jornadas saludables –wellness day–, un concepto importado de Estados Unidos. «Les enseñamos a preparar el tupper ideal, estiramientos, masajes en silla o clases de relajación o salsa. Los empleados se divierten, rompen la monotonía y sienten cómo su empresa se preocupa por ellos», explica Inma Blánquer, directora del centro de bienestar Assari (Madrid).