LA DECENA TRÁGICA 100 AÑOS DESPUÉS José Luis Ramírez Vargas, Biblioteca - Desarrollo de Colecciones “Domingo 9 de febrero. Me telefonean de México que la guarnición se ha sublevado al grito de ‘¡Vivan Félix Díaz y Bernardo Reyes!’, que se oye el tiroteo en los barrios y que el Presidente Madero está en Chapultepec, en calidad de preso, por los alumnos del Colegio Militar... que por las calles corren caballos sin jinete y que el tiroteo continúa… “. Así describía la situación que se vivía ese fatídico año de 1913 el escritor-poeta José Juan Tablada. Por primera vez durante la contienda revolucionaria, la Ciudad de México conoció la muerte de civiles en sus calles, los gritos de los heridos, el retumbar de cañones y la lluvia de balas de ametralladoras. Sin duda, fue uno de los acontecimientos más sangrientos del período revolucionario, el cual ha pasado a la historia como “La decena trágica”, en virtud de esos funestos diez días que padecieron los habitantes de la capital. Victoriano Huerta y sus secuaces habían decidido –con el apoyo de la Embajada de los Estados Unidos- poner un alto al incipiente gobierno revolucionario de Francisco I. Madero, golpeado a la vez, al cabo de algunos meses, por los las fuerzas revolucionarias radicales y la vieja guardia porfirista que seguía apegada al poder. En efecto, muchos revolucionarios, luego de año y medio de gobierno democrático, se sintieron defraudados y traicionados por Madero y le declararon la guerra: Emiliano Zapata con su Plan de Ayala, Francisco Villa en el Norte.