MAINSTREAM: POSITIVISMO, NEUTRALIDAD Y ACCIÓN POLÍTICA Kejsefman Igal (FCE – UBA) Si tuviéramos que plantear una pregunta rectora del presente trabajo que nos acompañe hasta el final, sería la siguiente: ¿Cuáles son las consecuencias sociales de la obsesión por la predicción -que se desprende directamente de la concepción positivista- y es trasladada a la ciencia económica? Puntualmente queremos profundizar en la relación entre la cuantificación, la neutralidad, la predicción, la ciencia, la acción política y su relación con la libertad. Centrarse en la ciencia positiva tiene interés en tanto es hoy la corriente que hegemoniza la ciencia en general. I. El MÉTODO DEL MAINSTREAM ECONÓMICO I. I. De Economía Política a economics Es difícil abordar en poco espacio todas las referencias que hacen los principales principales exponentes del mainstream (Marshall, Jevons, Walras, Friedman entre otros) a la ciencia positiva. Es por eso que señalaremos los puntos más importantes -en función del objetivo del presente trabajoque muestran el esfuerzo de transformar la Economía Política en una ciencia positiva (en economics). ¿Cómo se dio este proceso de transformación desde la primera economía política de Smith hasta el mainstream que hoy se estudia en todas las universidades del mundo? Marshall fue quien jugó un rol fundamental. Evidentemente influenciado por la cultura burguesa ha puesto las nacientes libertades individuales en el centro de atención redefiniendo el objeto de estudio de la economía como la ciencia que “se ocupa especialmente del lado de la vida en que la conducta del hombre es más deliberada y en el cual éste considera más a menudo las ventajas e inconvenientes de cualquier acción particular antes de cometerla” (Marshall, 1948: 19). En el mismo sentido, Jevons en La teoría de la economía política plantea la centralidad del estudio de la actividad voluntaria (1998: 83). ¿Cómo entienden estos economistas a la sociedad? Aquí la misma influencia se hace notar: Marshall entiende que la sociedad es diferente a la suma de los individuos que lo componen (como la catedral es diferente a la suma de ladrillos, ventanas y puertas) pero que para abordarla, el método correcto es partir desde los móviles que afectan a los individuos, es decir partir desde los ladrillos, las ventanas, etc. (Marshall, 1948: 22). Jevons afirma que “las formas generales de las leyes en economía son las mismas en el caso de los individuos y en el de las naciones” (Jevons, 1998: 76). Esto no es otra cosa que el individualismo metodológico. Tal como lo planteó Comte, el método positivo garantiza poder considerar los hechos del mundo “tal como son y no tal como deberían ser” (Marshall, 1948: 31). Con el objetivo de lograr esto, Marshall afirma que a la economía “le cuadra mejor la denominación de “economía”, en un sentido amplio, que el de “economía política”” (1948: 37) dando el paso más importante para consolidar a la economía como una ciencia positiva. Expresemos en palabras lo evidente: la transformación de la economía política en una ciencia positiva implicaba un recorte del objeto de estudio. La política fue sacrificada en nombre de la ciencia. ¿Cómo se traduce la consigna orden y progreso a la economía positiva? El equilibrio, concepto nodal de la economía mainstream pretende demostrar que de la consecución de intereses particulares surge el bienestar y armonía social. En cuanto al progreso científico, este se basa en “aumenta(r) el número y la exactitud de sus leyes, sometiendo éstas a pruebas de una severidad siempre creciente” (Marshall, 1948: 27). En cuanto al concepto de utilidad, central en la teoría mainstream, podemos encontrar su ascendente en J. S. Mill, quien fue hijo de J. Mill fundador del utilitarismo y discípulo de Comte. De hecho, Marshall le reconoce expresamente en un apéndice de los Principios de economía que son los utilitaristas quienes ha ejercido más influencia sobre la ciencia económica moderna (Marshall, 1948: 631) hasta tal punto que si los economistas se ocupan de la acción individual por encima de la acción colectiva es por influencia directa de aquel corriente filosófica. En el mismo apéndice recién mencionado, hace referencia a la herencia recibida del pensamiento de Comte, Spencer, Bentham y J. S. Mill. Por su parte Jevons afirma refiriéndose a Bentham que “incluso las teorías moralistas han reconocido el carácter cuantitativo” del placer, el dolor y el trabajo, la utilidad. De hecho Jevons resalta el tratamiento matemático que Bentham da a la ciencia moral. Jevons cita a Bentham: “Súmense todos los valores de todos los placeres, por una parte y los de todos los dolores, por otra. Si el saldo está del lado del placer, dará la tendencia buena del acto sobre el conjunto, con respecto a los intereses de esa persona individual. Si está en el lado del dolor, su mala tendencia sobre el conjunto” (Jevons, 1998, p. 73). Para los economistas del mainstream la economics cumple los mandatos de Comte dado que “trata con hechos que pueden observarse y con cantidades que pueden medirse y registrarse” (Marshall, 1948: 24) lo cual permite elevar a la ciencia económica al mismo nivel que la ciencia natural. En este sentido Jevons sostiene que “es claro que la economía, si es que ha de ser una ciencia, tiene que ser una ciencia matemática” (1998: 68). Tal como señalaba Comte, al abandonar la búsqueda del absoluto se asume que sólo las manifestaciones son significativas para el estudio. Pero incluso estas son infinitas y es necesario seleccionarlas. Para poder aislar esa parte de las manifestaciones que se considera significativa se utilizan los supuestos, absolutamente centrales en las construcciones teóricas de los autores mainstream porque permiten configurar un modelo. Por ejemplo Marshall afirma que las leyes económicas indican “la línea de acción que puede esperarse sigan los miembros de un grupo industrial bajo ciertas condiciones” (Marshall, 1948: 30). Ahora, ¿Cómo mensurar el dolor, la utilidad, la ansiedad? Jevons explica que los placeres experimentados por dos personas no pueden compararse directamente por lo que la comparación se realiza a través de su manifestación (tal como indica el método), es decir, de la correspondencia dineraria. Así por ejemplo una alta tasa de interés significa una alta tasa de impaciencia. En este sentido, Marshall acepta que la medida no es perfectamente exacta ya que si lo fuera la ciencia económica habría llegado al plano de las ciencias físicas, es decir al estadio positivo. A pesar de eso, la considera lo suficientemente exacta como para permitir analizar los efectos de un shock, más teniendo en cuenta que la economía -al aspirar a llegar a este estadio positivo- trabaja continuamente para hacer más exactas sus mediciones. Jevons se expresa en el mismo sentido al decir bajo el subtítulo “capacidad de medición exacta” que “todos los que alguna vez han sido siquiera un poco geómetras recordarán la época en que el concepto de ángulo como magnitud era tan vago o quizá más que de una cualidad moral. Y recordarán bien los pasos a través de los cuales esta vaguedad se convirtió en claridad y precisión” (Jevons, 1998: 72). Pero, ¿Para qué se busca mensurar el espíritu? Aquí nuevamente el espíritu comteano se hace presente. No olvidemos que en última instancia el destino o fin del espíritu positivo radica en la correcta predicción racional, y que el propio Jevons reconoce el papel de la inducción al describir el método de la economía. Marshall, en el apéndice que dedica al método de la economía precisamente refiere a que el análisis y la deducción permiten seleccionar hechos, agruparlos y explicar el pasado (presente) y con ello lograr inferir (predecir) el presente (futuro) (Marshall, 1948: 642). Por supuesto que tanto Jevons como los demás autores que aquí estamos tomando, deben preguntarse a cerca de la factibilidad de hacerse de esos datos. En este sentido Jevons es quién encara esta problemática con mayor profundidad. Desde su perspectiva los datos se encuentran en los libros de contabilidad de los comerciantes, en las cotizaciones de las acciones y en las listas de precios, lo cual gracias a un correcto procesamiento podría convertir a la economía en una ciencia exacta (Jevons, 1998: 73). A partir de esta clase de observaciones puede comenzar a comprenderse cuál es el rol que juega el supuesto de información completa. Sin él, la modelización es imposible. Esa información, es esencial para “dotar las fórmulas de significado exacto” (Jevons, 1998: 80). I. II. Algunas críticas a la ciencia económica como ciencia positiva En primer lugar queremos señalar el esfuerzo intelectual realizado por economistas pertenecientes al mainstream para tratar los fenómenos socio-políticos como si fueran físico-naturales, para que la ciencia económica pueda constituirse como una ciencia positiva. Han tratado de mostrar los modelos como una herramienta neutral para aprehender la realidad, como una herramienta objetiva. Sin embargo, tal como señalaba Hegel si el conocimiento es un medium para aprehender el objeto que el sujeto tiene frente a sí, no pueden ser neutrales, sino que necesariamente moldean al objeto o lo reflejan sin apoderarse de él (Hegel, 2009: 51). Para los positivistas aprehender el todo pone en jaque a la ciencia misma y siendo la realidad infinitamente compleja debe conformarse con conocer la parte. En este punto descartan todo lo que no esté a la vista: es a partir de estas manifestaciones que se arman los modelos que no son otra cosa que un proceso de depuración al seleccionar una parte de la realidad fenoménica. Ahí aparece el problema porque si el conocimiento es concebido como una parte real del objeto real, cómo obtenerlo (mediante qué operación), se transforma en su problemática específica: cuál es el mejor método/modelo para aprehender al objeto. Althusser plantea que “cuando el empirismo señala la esencia como objeto del conocimiento, confiesa algo importante que al mismo tiempo niega, confiesa que el objeto de conocimiento no es idéntico al objeto real, puesto que lo declara solamente parte del objeto real. Pero niega lo que confiesa, reduciendo, precisamente, esa diferencia entre dos objetos, el objeto del conocimiento y el objeto real, a una simple distinción de las partes de un solo objeto: el objeto real” (p. 45). Es decir por un lado se confiesa la existencia del objeto real y el conocimiento (esencia del objeto real). Pero en el análisis negado, sólo está el objeto real. Y si un modelo es una caricaturización (lo que Weber llamaba “fortalecimiento conceptual”), debemos preguntarnos dos cosas: a) si una parte de la realidad que ha sido caricaturizada, ¿cómo se garantiza el criterio de objetividad al momento de realizar dicho recorte (lo que recién llamamos depuración o abstracción)? ¿Por qué tomar unos supuestos y no otros para dicho fin? Y b) Si sabemos que es una caricaturización ¿cuál es el valor de una herramienta que deforma (caricaturiza) la realidad, si luego va a ser descontado como plantearía Hegel (es decir, sabemos que no es una copia fiel de la realidad por lo que tenemos que suponer que hay otra verdad)? “Al separar del objeto real una supuesta esencia, todas estas formas de interpretación del fenómeno del conocimiento abren la puerta a las diversas metafísicas que había expulsado” (Marí, 1974: XIX). Lo paradójico del planteo es que siendo los modelos una caricaturización de la realidad, tengan la pretensión de ser su representación exacta. Para llevar a cabo este objetivo es utilizada cada vez con mayor profundidad la matemática. Sin embargo, es necesario advertir acá que creer que el formalismo matemático puede extraer la esencia de lo real presupone que el lenguaje matemático es el procedimiento correcto para ello. Esto es, como mínimo, metafísico dado que no hay nada que garantice la unión matemática-realidad. Ya planteamos que el positivismo cristalizó en el mundo de las ideas el orden burgués. Ahora podemos ver cómo dichos modelos presuponen la existencia de un equilibrio (armonía social) al cual necesariamente se tiende, instalan el egoísmo, la competencia, el cálculo aplicado a todos los ámbitos de la vida, utiliza el término bienes en lugar de productos del trabajo, para dar algunos ejemplos. Las crisis que experimentan las relaciones modelizadas en los modelos son siempre temporales para luego de un tiempo, reestablecer el equilibrio. No existen saltos cualitativos (el resultado de una crisis del sistema capitalista nunca arroja la conformación de un sistema socialista). Dice Althusser que esta “esto equivale a decir que todo el problema de la filosofía occidental está dominada no por el 'problema del conocimiento', sino por la solución ideológica, es decir, impuesta anticipadamente por 'intereses' prácticos, religiosos, morales y políticos, extraños a la realidad del conocimiento que este 'problema' debía recibir. Como lo dice tan profundamente Marx desde la Ideología alemana: 'no solamente en la respuesta había engaño, sino también en la propia pregunta'” (Althusser, 2004: 59). La pregunta fue planteada a medida. Al comienzo de la sección afirmamos que la constitución de la economía como ciencia positiva, se realizó recortando su objeto de estudio tratando de dejar afuera a la política. Luego de todas estas críticas aquí presentadas, ¿Podemos decir que la objetividad fue alcanzada? II. CUANTIFICACIÓN, PREDICCIÓN Y LIBERTAD II. I. Medir para prever Comte plantea que el quehacer científico no es “la estéril acumulación de observaciones” (Comte, 1984: 115) sino que la previsión es el destino final de las leyes positivas y también vimos que esta premisa es atendida por el mainstream. De hecho en consonancia con estos planteos, los positivistas entienden que la ciencia positiva -la economía positiva en nuestro caso- debe ser, como nos planteaba Marshall, la base para la acción racional que considera las ventajas e inconvenientes de cualquier acción particular antes de cometerla. El investigador que quiera que el modelo sea útil se topa con la necesidad de asignarle valores a las variables y parámetros intervinientes por lo que la cuantificación de la sociedad se presenta como un problema. La medición y cuantificación de la vida social, subsidiarias de la obsesión por la predicción, toman extrema relevancia: sin cuantificación (exacta) no hay predicción (exacta). Es a partir de esto que entendemos que existe una necesidad en la cuantificación de la vida social, de cada acto, para poder ser procesado en algún modelo. Recordemos que tanto Marshall como Jevons plantean la posibilidad y necesidad de perfeccionar las mediciones, e incluso por qué vías llevar a cabo dicha tarea. ¿Cuál es el rol de los supuestos en el proceso de cuantificación y previsión? Son quienes ordenan al objeto para poder llevar a cabo la cuantificación. Los supuestos no sólo garantizan que el mercado ajuste hacia el punto de equilibrio, sino que además permite conocer y preveer dónde va a ajustar. II. II. Libertad, divino tesoro Pocos valores la burguesía ha levantado más que la libertad. Libertad de pensamiento, de prensa, de mercado, de empresa, de elección. La libertad es fundante del individuo moderno. Nada ni nadie nos puede decir qué hacer. Pero al mismo tiempo debemos atender a una especificidad: la libertad así planteada es puramente negativa: libertad de (Fromm, 1966). La voluntad individual así ocupa un lugar central. Tal es así que Marshall, entiende que la Economía estudia la libre voluntad de elección fundada en la emancipación de la costumbre, el crecimiento de la actividad libre, motivada por los propios instintos. Con lo dicho hasta aquí, queremos destacar que la libertad de acción es el supuesto más básico de los modelos mainstream, dado que es el ánima del modelo. Son las libertades individuales, tal como las conocemos en la modernidad las que les dan existencia a los modelos. Dado que los modelos son a-históricos, muchas veces este supuesto ni siquiera es mencionado (como sí la competencia perfecta, información completa y demás), sino que es un supuesto implícito. Pero es preciso dejarlo claro: sin libertad de acción no hay modelo. Ahora bien, una vez que expusimos la importancia de la medición y la predicción para la teoría mainstream, y una vez presentado el rol del la libertad individual como fundamente la existencia misma del mercado (y de su modelización)… ¿no nos hayamos frente a una contradicción? O para decirlo de otro modo: ¿Pueden la medición, y la predicción convivir con la libertad individual? II. III. Libertad y economía positiva: una relación complicada (a superar) Generalmente cuando se plantean las críticas al empirismo, éstas refieren a la carga teórica de las observaciones empíricas: siempre que miramos lo hacemos a través de un lente. Pero es importante ver “la otra cara de la moneda, a saber, lo que podríamos llamar 'carga aplicativa' de todos los constructos teóricos”. Esto significa que “las teorías empíricas están siempre construidas en vistas a algunas aplicaciones 'externas' concretas, de tal modo que las aplicaciones están incluidas también conceptualmente en la teoría misma” (Marí, 1990: 34). Esto es significativo a la luz de lo planteado en la sección anterior: el engaño está en la pregunta en tanto que fue construida en función de una respuesta (con determinados intereses). Si entendemos que la verdad ahora está hegemonizada por la producción científica positivista y que por todo lo expuesto anteriormente su neutralidad ha quedado desmitificada, la ciencia deja de ser una autoridad neutral. En este sentido es que Erich Fromm plantea que en nuestra sociedad “en lugar de la autoridad manifiesta, lo que reina es la autoridad anónima. Se disfraza de sentido común, ciencia, salud psiquica, normalidad, opinión pública” (Fromm, 1966: 204). Si aceptamos que la carga aplicativa no es inocente, poco a poco entramos en el terreno de la acción política. Si la actividad científica viene preñada de deber ser, ¿Cuál es la carga aplicativa de los modelos mainstream? Ya expusimos que su carga aplicativa es la reproducción del mundo burgués-capitalista. Lo que nos interesa plantear ahora es otro aspecto: la carga aplicativa de los supuestos que postula el modelo. Al plantearnos la necesidad de cuantificación de la sociedad planteamos que los supuestos son quienes ordenan la realidad para que esta sea cuantificable. Es decir, ¿cuáles son los deber ser de los supuestos? Para citar un ejemplo significativo podemos pensar en el mercado de trabajo neoclásico. Un mercado, para ajustar correctamente y eliminar la desocupación involuntaria, debe tener libre entrada y salida de agentes, el Estado no debe intervenir y debe haber flexibilidad salarial a la baja. Hasta aquí la teoría. Pensemos ahora en las políticas flexibilizadoras de los ’90: la flexibilización laboral es un deber ser que se desprende directamente de los supuestos del modelo. Nos permite saber cómo debería ser la realidad si queremos que esta ajuste al equilibrio y se parezca al modelo. ¿Por qué alguien querría que la realidad se parezca al modelo? Aquí entra la importancia de la predicción, que plantamos desde un inicio al presentar la filosofía positiva. Entonces aparece un segundo deber ser: en el primero, la realidad fue ordenada para poder predecir. El segundo deber ser es efectivamente medir todos los aspectos de la vida social. Cuando decimos todos, nos referimos literalmente a todos los aspectos de la vida social. Y esta medición debe hacerse de manera exacta. Recordemos que Marshall planteaba que hay que trabajar continuamente para hacer más exactas sus mediciones y Jevons garantizaba que con el paso del tiempo existiría la factibilidad de hacerse de esos datos. Es decir, para los positivistas hay que trabajar por la concreción de ese objetivo y que tendencialmente esto era posible. “Trabajar por”, no es más que una recomendación de política cuyo objetivo es satisfacer la necesidad de cargar los datos en las ecuaciones de comportamiento. ¿Cómo es posible cuantificar la vida social? ¿Bajo qué condiciones sociales es posible pensar en una física de lo social tal como planteaban los positivistas? Lawson afirma que “si la predicción de eventos ni es posible ni necesaria es igualmente indeseable. Porque la posibilidad de una predicción exitosa, girando como lo hace alrededor de la existencia de conjunciones constantes de eventos, significaría o bien que el futuro está ya determinado o bien, si ciertas variables “exógenas” pueden ser establecidas por nosotros, abierta al control social”. Luego concluye: “En cualquier caso la situación sería inconsistente con la posibilidad de elección y libertad humana generalizada” (Lawson, 1996). Así queda planteada nuevamente la contradicción pero con la diferencia de que ahora sabemos que la búsqueda de la cuantificación en pos de una predicción exitosa es un deber ser. “sólo el conductismo social1 asegura la posibilidad de concretar el programa de la ciencia unificada y su voluntad de formular predicciones en el 'lenguaje unificado del fisicalismo' con ayuda de leyes” (Marí, 1990: 39). El conductismo social, única forma de medir todos los aspectos de la vida le abre las puertas al control social. La determinación, tendencialmente vence a la libertad de. Decimos tendencialmente porque lo estamos pensando en el límite. Sólo bajo un estado totalitario, convirtiendo al individuo en un autómata (agente representantito) es posible pensar en cuantificar con precisión absolutamente todo, y en ese sentido es incompatible con la libre elección, con las libertades individuales. Antes nos preguntábamos si cuantificación/predicción perfecta podían convivir con la libertad individual (de). Ahora podemos responder que no. “El individuo deja de ser él mismo; adopta por completo el tipo de personalidad que le proporcionan las pautas culturales y por lo tanto se transforma en un ser exactamente igual a todo el mundo (…)” (Fromm, 1966: 224). La diferencia entre el yo, y los demás desaparece y el terreno está listo para que el individuo sea agregable en una función matemática. “Transformarse en un autómata, contradice una de las ideas más difundidas concernientes al hombre de nuestra cultura. Se supone que la mayoría de nosotros somos individuos libres de pensar, sentir y obrar a nuestro placer. Y por cierto no es ésta tan sólo la opinión general que se sustenta con respecto al individualismo de los tiempos modernos, sino también lo que todo individuo cree sinceramente en lo concerniente a sí mismo; a saber, que él es él y que sus pensamientos, sentimientos y deseos son suyos. Y sin embargo, aunque haya entre nosotros personas que realmente son individuos, esa creencia es, en general, una ilusión (…)” (Fromm, 1966: 204). En resumen: al tiempo que somos transformados en individuos uniformes, moldeados por pensamientos ajenos, nos concebimos como libres y sujetos únicamente a nuestra propia voluntad. En este proceso, la autoridad anónima de la ciencia y el sentido común vuelve a hacerse presente, mientras el individuo pierde su propio yo. Liberado de los vínculos exteriores el individuo está en condiciones de actuar según su propia voluntad si supiera lo que quiere, piensa y siente. Pero no lo sabe. Se ajusta al mandato de autoridades anónimas y adopta un yo que no le pertenece. Tomando a Fromm, la superación está dada en pensar un sistema social y económico que no esté basado en la libertad de, sino en la libertad para: “Los sistemas autoritarios no pueden suprimir las condiciones básicas que originan el anhelo de libertad; ni tampoco puede destruir la búsqueda de libertad que surge de esas mismas condiciones”. Pero todo esto ya es tema para otro trabajo. 1 El conductismo, es una corriente de la psicología que se basa sus estudios en la conducta del individuo, es decir en las manifestaciones (tal como indican los cánones positivistas).. Para concluir, queremos dejar asentado el problema: los modelos tienen como ánima la característica principal de la sociedad moderna, a saber, la libertad individual. Sin embargo la necesidad misma de cuantificar exactamente todos los actos de la vida social, termina por sugerir prácticas que terminan actuando –en forma tendencial- paradójicamente, contra esa libertad que es su principal fundamento. BIBLIOGRAFÍA: Althusser, L (2004): Para leer El Capital. México: Siglo XXI. _______(1985): Curso de filosofía para científicos. Barcelona: Planeta-Agostini. Carnap, R. (1993): “La superación de la metafísica mediante el análisis lógico del lenguaje”, en Ayer, A. J. El positivismo lógico. Madrid: FCE. Comte, A. (1984): Discurso sobre el espíritu positivo. Argentina: Ediciones Orbis. Descartes, R. (2007): meditaciones metafísicas. Madrid: España, Austral. Friedman, M. (1986): “La metodología de la economía positiva”, en Hahn y Hollis (comp.), Filosofía y teoría económica. México: FCE. Fromm, E. (1966): El miedo a la libertad. Argentina: Paidos. Hegel, G. W. F. (2009): Fenomenología del Espíritu. Argentina: FCE. Jevons, W. S. 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