28 DOMINGO, 22 DE NOVIEMBRE DE 2009 Levante EL MERCANTIL VALENCIANO La Ribera HISTÒRIA VIVA Vicent Climent BOSCH MARÍN, DE CARLET a pediatria és la especialitat mèdica que estudia els xiquets i les seues malalties, però realment la pediatria va més enllà del seu significat etimològic de procedència grega —xiquet i curació— ja que estudia tant als xiquets malalts com als sans. De la nostra comarca procedeixen dos pediatres reconeguts del segle XX que van assolir un prestigi més enllà de la nostra L terra: Juan Bosch Marín de Carlet i Joan Gil Barberà de Catadau. El metge Juan Bosch Marín va nàixer a Carlet a primeries de segle, el . Era fill del notari Francisco Bosch-Marin i Navarro, i va viure a la seua ciutat durant la joventut, fins que es traslladà a viure a València per tal de cursar la carrera de medicina a la Universitat. Sent estudiant a la Universitat de València, el , es creà la secció valenciana de la Federació d’Estudiants Catòlics, que fou comandada per ell i per Juan Zugasti. Aquesta agrupació d’estudiants catòlics va editar la revista Libertas. Premi extraordinari en Medicina. L’any es va doctorar en medicina a Madrid aconseguint el premi extraordinari. Amb posterioritat va ampliar estudis a Berlín, Munich i Hamburg; i l’any va obtenir per oposició el títol de metge puericultor del sistema sanitari nacional, passant a treballar a la secció d’higiene infantil. Un any després, el , fou nomenat com a Director General de la Sanitat Nacional. El pediatra va impulsar a Carlet a finals dels 60 la construcció de la maternitat de l’antic hospital, dotada dels equips mèdics i materials més avançats El va ingressar a la Reial Acadèmia de Medicina i, a partir d’aquell moment, ocupà diversos càrrecs de prestigi en organitzacions nacionals i internacionals. Fundador d’UNICEF-España. Juan Bosch Marín fou fundador i director d’UNICEF-España i així mateix fou membre de la Junta Executiva d’Unicef a nivell internacional. També fou cap de l’Obra Maternal i Infantil, director de l’Escola Nacional de Puericultura i membre, com a expert, de l’Organització Mundial de la Salut. Finalment, entre altres càrrecs, hem d’esmentar que fou integrant de les societats de pediatria de París i d’alguns països hispanoamericans, com ara Mèxic, Equador, etcètera. La seua trajectòria professional i la dedicació a la medicina, li valgueren per a ser dis- tingit amb nombrosos guardons: Medalla d’Or de l’Acadèmia de Medicina de França, Orde Civil d’Isabel la Catòlica, Creu d’Alfonso X el Sabio i Gran creu de Sanitat, entre d’altres. Fou autor d’una enorme bibliografia sobre medicina i higiene infantil, alguns títols de la qual s’han convertit en clàssics de la literatura pediàtrica: «Catecismo de Puericultura», «Consejos de Puericultura», «Terapéutica clínica infantil», «. partos: sus enseñanzas sanitarias», etcètera. A Carlet, la seua ciutat, a finals dels seixanta, fou l’impulsor de la maternitat de l’antic hospital. Les instal·lacions sanitàries d’aquell centre estaven dotades dels materials i equips mèdics més avançats del moment. I això féu que molts xiquets i xiquetes dels pobles del voltant, d’aquella època, deixaren la pràctica habitual de nàixer a la casa materna i passaren a nàixer a l’hospital de Carlet. El doctor Juan Bosch Marín va morir a Madrid l’any . Carlet li va dedicar un carrer i, també, posà el seu nom a un dels col·legis de la ciutat. zira, ciudad que los botiflers pretendían conquistar tras fracasar en su toma de la ciudad de Xàtiva. Entonces, Manuel «era un poblado cerrado y formaba una pequeña fortificación», con una muralla y dos puertas de cuyo cuidado debían responsabilizarse los vecinos, como describe la carta puebla. Según describe Hernández, Manuel ocupaba un lugar estratégico, «por el estrechamiento entre el monte y el río». Era, también, «la única alquería con defensas y existe la posibilidad de que, en la estrategia militar austracista, se utilizara como elemento de desgaste del ejército borbón», señala. Sólo la iglesia de Manuel se salvó del fuego que destruyó la villa en abril de 1706. VICENT M. PASTOR El incendio inédito de Manuel Revelaciones del pasado Las pesquisas del estudioso INVESTIGACIÓN Vicente Hernández descubren la muerte de 30 personas en Manuel en un incendio desconocido hasta hoy Halla en las parroquias provocado por las tropas de Felipe V en abril de 1706. las actas de defunción TERESA JUAN-MOMPÓ ALZIRA Una decena de campesinos de las alquerías de Manuel, Faldeta, Torreta, l’Abad, Sant Joan, Sanz y l’Ènova fallecieron en abril de en el cruento ataque y posterior incendio del ejército de Felipe V a la población de Manuel durante la guerra de Sucesión. Los labradores acudieron a la llamada de auxilio del cura de este pequeño municipio, Gaspar Sastre, que hizo repicar las campanas para alertar a los vecinos de que se acercaban los . hombres de las tropas de los Borbones con una doble intención: que mujeres, ancianos y niños se escondieran en la iglesia y recabar voluntarios para hacer frente al ataque. Los labradores, maulets, se unieron en la defensa de Manuel a una pequeña guarnición de miquelets —ejército partidario de Carlos III en liza con las tropas afines al Borbón—, que vol- vía hacia Alzira tras tomar la Font de la Figuera y recaló en Manuel. Treinta personas, entre ellos el sacerdote Gaspar Sastre, murieron aquel día en Manuel y no ha sido hasta hace poco cuando sus convecinos han podido conocer los hechos gracias al estudio realizado por Vicente Hernández, Ataque e incendio de Manuel (que se publicará que ha indagado en la obra Bello rústico valentino, del fraile José Manuel Miñana, para extraer todos los datos relacionados con el suceso acaecido en la villa de la Ribera. «No se ha sabido nada de esta masacre hasta que en se tradujo este texto, publicado en latín en Holanda en , al castellano», explica este estudioso de Manuel. El autor reconstruye y contextualiza los hechos a partir de la narración del fraile, partidario de la causa borbón. Manuel se encuentra en el camino entre Xàtiva y Al- La investigación ha permitido a Vicente Hernández localizar en los archivos parroquiales de Manuel y de l’Ènova las actas de defunción del cura Gaspar Sastre y de los 10 labradores de Manuel. Algunas actas, no recogen la causa exacta del deceso y se limitan a decir «murió por desgracia»; mientras que otras sí especifican «muerto por los soldados del señor Felip 5º». Entre los fallecidos está Francisco Ximeno, «justicia de Manuel cuando se inauguró la nueva iglesia en 1695», destaca. Tras la masacre, las tropas de Felipe V prendieron fuego a Manuel. Sólo la iglesia se salvó del fuego. Hernández deplora que «no se haya realizado ningún homenaje a la lealtad de estos campesinos en la defensa de su villa» y espera que su estudio sirva para recuperar ese episodio desconocido hasta hoy de la historia de Manuel. T. J. ALZIRA La valentía de los campesinos Hernández destaca la valentía de maulets y miquelets: «En ningún momento, los soldados miquelets, entre los que se encontraba Joan Tàrrega, noble y militar destacado de Xàtiva, y los campesinos maulets, mostraron pasividad, ni intención de rendirse ante el ejército borbón, al que plantaron cara con valentía, a pesar de su inferioridad numérica y de medios», reseña. Miquelets y maulets resistieron la primera carga del ejército enemigo y provocaron «numerosos heridos entre los soldados agresores», hecho que no aparece comentado en la crónica del fraile Miñana. No obstante, sí hace referencia a la «firme oposición de los mercenarios y de los rústicos campesinos». La artillería «pronto destrozó el portón de entrada al pueblo por la calle Mayor» y «la mayoría aplastante del ejército botifler les hizo retroceder hacia la plaza de la Iglesia». El enemigo también «reventó» la puerta del Camí de l’horta, «y por allí penetraron escuadrones de la caballería borbón que rodearon a los defensores». Acosados, algunos trataron de huir saltando el muro del cementerio: «Escondiéndose vergonzosamente entre las cañas y las zarzas, matan sin piedad a los que habían logrado salvarse del primer peligro, haciendo caso omiso de sus súplicas y peticiones de clemencia. Los catalanes son asesinados completamente, unos treinta habitantes junto con el párroco», relata el fraile Miñana. Sueca se rinde ante Raimon en el reencuentro del cantautor con la ciudad de Fuster PEPI BOHIGUES SUECA El concierto de Raimon en Sueca el pasado viernes fue un despertar de emociones y, como no, un espacio para la reivindicación. Cerca de personas llenaron el centro municipal Bernat i Baldoví para escuchar al cantautor de Xàtiva. El acto se enmarca dentro de la Setmana Joan Fuster y se convirtió en un sentido homenaje al autor de Nosaltres els valencians. El repertorio estuvo plagado de clásicos como La nit, que recibió muchos aplausos, o Al meu país la plutja, una canción que habla de la manipulación ideológica de la escuela en el franquismo y que emocionó sobremanera a los asistentes. Raimon también ofreció canciones más recientes, de tono más animado como A l’estiu quan són les nou. Hay que destacar Punxa de temps que incorpora una curiosa versión de La Internacional, con una letra más popular: «Arriba los de la cuchara, abajo los del tenedor». Raimon guardó para el final del concierto los clásicos que más movilizaron al público. Jo vinc d’un silenci hizo estallar los aplausos con la frase «qui perd els orígens perd la identitat». Al final, Raimon recordó que el grupo de la Ribera Enderrocks, en el albúm Fills del Xúquer, había hecho una versión de la conocida Al vent y entonces entonó lo que ya es todo un himno. Los asistentes, entre los que también había una pequeña presencia de público juvenil, no se pudieron resistir a cantar la letra. Después Raimon, los dos guitarras, el contrabajo y el clarinete que le acompañaron durante su recital se retiraron, pero la gente insistió durante un buen rato para que Raimon ofreciera una canción más. Entonces el cantautor volvió a salir al escenario y en un tono irónico explicó que «los músicos son muy jóvenes y están cansados».