MMM Los efectivos del Samur Social recorren diariamente las calles

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EL MUNDO/LA REVISTA DIARIA DE MADRID
J U E V E S
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D E
J U L I O
D E
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Música
Estrella Morente:
«Nunca me he
sentido como una
niña prodigio» /10
Concierto
Dulce Pontes revivió
anoche el espíritu del
fado en el Cuartel
del Conde Duque /11
En el calor de la noche...
Trabajadores del Samur Social ofrecen, la noche del martes, su ayuda a Víctor, que duerme en los soportales que dan a la Plaza Mayor. / ALBERTO CUÉLLAR
M M M Los
efectivos del Samur Social recorren diariamente las calles de la
capital para atender a las personas sin hogar que duermen en la vía
pública. M2 estuvo con ellos en el distrito Centro la noche del martes /2-3
Copia para coordinadoradebarrios (coordinadora@coordinadoradebarrios.org)
M2
¿Vuelve Solana?
El PSOE quiere
convencer al ex
ministro y ex
responsable de
la OTAN para
que sea candidato
a la Alcaldía /4
E L M U N D O, J U E V E S 1 3 D E J U L I O D E 2 0 0 6
M2
Ayuntamiento. Los trabajadores del Samur Social recorren diariamente las calles de la capital para
ofrecer su ayuda a quienes sufren alguna emergencia. M2 acompañó el pasado martes a una unidad a
pie durante su visita a Centro para saber cuántas personas duermen en la calle. Casi 300 en una noche
La única mano de los sin hogar
tuación está cambiando en los últimos años y cada vez se ven más jóvenes, más mujeres y más multiculturalidad entre los que buscan
su propio rincón, aunque sea por
unas horas. Aunque no hay familias enteras, como en EEUU, salvo
algunos asentamientos rumanos.
CARMEN SERNA
N
arra un cuento hindú que
un hombre muy pobre, muy
pobre, pedía limosna a la
bajada de un puente. Una
mañana, pasó un señor y le dio dos
monedas. Al día siguiente, el pobre
seguía en la calle, en el mismo punto,
pidiendo. Y el señor le preguntó:
«¿Por qué estas hoy aquí si ayer te di
dos monedas? ¿En qué te lo gastaste?». «Una en pan y otra, en una rosa,
porque para vivir no sólo se necesita
comer sino también tener razones
para hacerlo», le contestó.
«A esta gente le faltan, muchas
veces, razones para vivir». La moraleja es de Darío Pérez, el jefe del
Departamento del Samur Social, el
dispositivo que recorre día y noche
las calles de la capital para intentar
poner tiritas en las heridas del alma de los habitantes de la calle.
Pero las cifras y los datos son
confusos. Son una población cambiante y una realidad que muta en
cuestión de minutos. Por eso, la
única forma de saber qué ocurre en
las calles de la ciudad es patearlas
metro a metro.
El martes por la noche, M2 acompañó a una unidad del dispositivo
especial que montó la Concejalía de
Servicios al Ciudadano con la intención de hacer una radiografía real
de las personas sin hogar que duermen cada noche en el distrito Centro. El resultado de estos rayos X:
casi 300 cuerpos con el alma herida.
La noche comienza muy tarde
para estos trabajadores. A las 23.00
horas, el Centro de Emergencias
Sociales de Vallecas es el punto de
encuentro. Se dividen los equipos y
las zonas: «Tú al barrio de Palacio,
tú a Embajadores, vosotros a Cortes, y queda Universidad, Sol y Justicia». Con el último suspiro, las
furgonetas del Samur Social se ponen en marcha. La noche es larga y
todos saben lo que tienen que hacer. La misión, para este martes, es
únicamente hacer un recuento de
quienes no tienen techo, pero resulta imposible no intervenir.
«Mira ése es Víctor. Tiene una
enfermedad degenerativa, pero no
Su lugar preferido
Una trabajadora del Samur Social atiende a una persona sin hogar que duerme en un cajero, cerca de Sol. / ALBERTO CUÉLLAR
quiere venir a dormir todas las noches», aclara la trabajadora social
que conoce no sólo a cada una de
las personas que viven en la calle
sino su pequeño lugar en la acera,
plaza o cajero.
«Quizá el viernes puedes venir
con nosotros y te das una ducha o
te cortas el pelo», se oye como último intento a la trabajadora social
después de varias conversaciones
sin continuidad. La insistencia tie-
ne premio: «Vale, el viernes voy.
Pero, ¿qué día es hoy?».
Es difícil para los expertos y para los trabajadores de la noche dar
un perfil de las personas sin hogar
que transitan por la capital. Su si-
Sin embargo no todos los que duermen en la calle pueden ser considerados sin techo. Los baldosines son
refugio puntual para juergas pasadas de rosca, broncas transitorias,
momentos de crisis que finalmente
se reconducen y mil y una situaciones que pueden llevar a cualquier
vecino a dar con sus huesos en el
asfalto.
«En el caso de los inmigrantes es
muy claro. Muchos duermen un
día en la calle porque viven en una
situación de precariedad, pero no
presentan los problemas crónicos
que suelen sufrir las personas sin
hogar porque con un recurso de
alojamiento, salen sin problemas.
De hecho, en el caso de los extranjeros suelen arrastrar esta situación desde sus países de origen»,
aclara Darío Pérez, jefe del Departamento del Samur Social.
Cuando se habla de personas sin
hogar, todos coinciden en que esta
situación lleva aparejada elementos que la hacen crónica: «Problemas con el alcoholismo, enfermedades mentales y un estado de vulnerabilidad total. Son, como he escuchado otras veces, una catástrofe silenciosa», aclara Darío Pérez.
La tarea para fotografiar el corazón de la ciudad se multiplica en
determinados puntos del distrito.
La Plaza Mayor y sus alrededores
son un lugar de encuentro, de
asentamientos, para los que quieren dormir tranquilos sobre las baldosas. «De hecho, una de las conclusiones a las que se ha llegado
con este dispositivo es que esta
gente prefiere los lugares abiertos,
plazas o parques, para dormir».
Buscan tranquilidad pero también seguridad. Son conscientes de
que algunos recovecos pueden ser
Copia para coordinadoradebarrios (coordinadora@coordinadoradebarrios.org)
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M2
peligrosos y prefieren buscar un
trozo de calle en el que su vida no
corra peligro. Un gallego que duerme en la Plaza Mayor lo sabe:
«Aquí no me pegarán ni nada, ¿verdad?». Hace trabajos esporádicos,
en una carpintería, como peón y
cuando no tiene dinero, duerme en
la calle. «Necesito encontrar un piso compartido», asegura. Las trabajadoras del Samur Social le dan
otra alternativa: «En la calle de la
Princesa hay una residencia por
siete euros y en Marqués de Santa
Ana, por 11». Toma nota y la unidad continúa su recorrido.
La visita a Centro deja claro que
estas calles son las preferidas por
las personas sin hogar. «Es normal, pasa en todas las ciudades eu-
Ahora hay más mujeres
que viven en la calle,
personas más jóvenes y
más multiculturalidad
ropeas, porque en estas zonas se
guarda mejor el anonimato, —es
más fácil desaparecer en el centro
que en el barrio de origen—, y además facilita la subsistencia porque
se mendiga mejor en estas calles
tan concurridas».
El calor no ayuda a que los
usuarios quieran ir a dormir bajo
techo. De hecho, los expertos aseguran que en verano, la población
que tiene la calle por hogar aumenta. «Por eso, la idea es repetir
esta fotografía en octubre y en
otros distritos para conocer la realidad de primera mano».
Las manos y pies del Samur Social saben de memoria cuál es su
misión: «Seducir, convencer, animar... Somos un espacio de oportunidades para dignificar la situación de quienes habitan en la calle», aclaran una y otra vez.
Muchas veces la respuesta no es
positiva: «A mí, déjenme en paz. No
quiero sabe nada de nadie», grita un
hombre que duerme en un soportal
a la entrada de la Plaza Mayor.
Pero siempre hay luces, «y muchas»: «¿Qué ha pasado con el chico que estaba siempre en la entrada del aparcamiento de la Plaza
Mayor. El que andaba siempre rodeado de perros». «Está trabajando en una residencia canina precisamente y ya no está en la calle».
Una esperanza para muchos y un
premio para los que hacen de las
heridas del prójimo, su día a día.
A las tres de la mañana, las unidades vuelven a la base y hacen su
balance positivo. «Madrid siempre
está abierto y en verano, más».
Los trabajadores del Samur Social se reúnen en el Centro de Vallecas para dividirse en unidades, antes de dar comienzo al dispositivo. / ALBERTO CUÉLLAR
Los ‘pitufos’ del día y la noche
Ayuntamiento. Los trabajadores intervienen en incendios, accidentes o urgencias con
mayores, pero el trabajo con las personas sin hogar ocupa la mayoría de sus actuaciones
C. SERNA
S
on como pitufos. Vestidos
de azul, silenciosos y muy
trabajadores. Ellos mismos se autodenominan,
«la marea azul», cuando salen a
trabajar en equipo, por el color de
su uniforme. Pero en realidad, son
muchas manos con un sólo objetivo: rescatar de la invisibilidad de la
ciudad a quienes caen en la redes
de la desidia. ¿El resultado? Que
puedan elegir, aunque sea por una
sola noche, dónde dormir.
Las unidades del Samur Social
que trabajan de día y de noche, se
activan ante cualquier emergencia.
Un incendio, un accidente, una denuncia de malos tratos, un mayor e
apuros... Cualquier alarma sirve
para apretar el acelerador de unas
furgonetas que no apagan los motores.
Pero cuando no saltan las sirenas, las personas sin hogar que
duermen en la calle ocupan la mayoría de sus intervenciones más rutinarias. «Tenemos cinco unidades
Trabajadores del Samur Social preparan los bocadillos para el final del dispositivo. / A. C.
de mañana, otras cinco de tarde y
dos, por la noche. Pero a partir de
octubre vamos a incrementar el
dispositivo en una más por la noche y en otra más por el día», explica Darío Pérez, el jefe del Departamento del Samur Social.
La mayoría de los avisos que dan
origen a una intervención provienen del 112. «Estamos perfectamente coordinados con ellos para
que ante la llamada de cualquier
ciudadano, se active el operativo»,
aclara el responsable del cuerpo.
Aunque su presencia se reclama
también por otras vías: «Las unidades del Samur Social se pone en
marcha también cuando lo solicitan los llamados servicios colaboradores, como la Policía Municipal
o el Samur-Protección Civil».
Cuando se le reclama por la presencia de alguna persona durmiendo en la calle, sólo por las coordenadas de dónde se encuentra ya saben de quién se trata. «En el ordenador tenemos un registro de nuestros usuarios porque normalmente
duermen siempre en la misma zona», aclara una de las responsables
del dispositivo.
De hecho, en el recorrido que hicieron el martes por la noche las
distintas unidades del Samur Social, para mejorar este listado, lo
primero que aparece en la hoja es
la dirección.
«Son puntos de referencia para
luego, en la campaña del frío, ir a
visitarlos y ofrecerles todos nuestros servicios, no sólo un techo
donde dormir», aclaran.
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