Influencia de la lengua y la cultura de los gitanos en el léxico flamenco Yuri Romanov Entre los diversos elementos que han contribuido a formar el arte flamenco, el ingrediente gitano es, quizás, el más importante y vital. Por ello nada tiene de extraño la conocida comparación entre el elemento gitano y el arroz en la paella, soporte de la totalidad de la construcción. El léxico flamenco nunca estuvo al margen de esa influencia gitana porque el propio ambiente en que se cuajaba el arte de los gitanos andaluces lo enriquecía con vocablos y términos nuevos. El tema en cuestión ha sido objeto de los más variados y serios estudios, desde los libros de Demófilo (A. Machado y Álvarez) hasta los más recientes trabajos. Miguel Ropero señala al respecto: ... la mayor parte de este léxico es andaluz, con una aportación muy importante y característica del léxico caló 1 . En el presente estudio no pretendemos abarcar todo el tema, que es demasiado amplio y complicado. El objetivo es mucho más modesto y sencillo: trazar líneas generales en el análisis de lo gitano en el léxico flamenco en el marco de la flamencología rusa. Esta debe ser vista sólo como el primer brote del interés de los estudiosos rusos por la problemática flamenquista en general. El interés por el arte flamenco a nivel universal siempre fue vivo, siendo promovido por las poderosas figuras de Manuel de Falla y Federico García Lorca. En Rusia la afición se concentró, en primer término, en torno al interés por los bailes, determinado por la gran tradición de interés por la danza existente en nuestro país. A partir de los años 70 del siglo XX aumenta el interés de los aficionados rusos por la guitarra flamenca gracias a la enorme popularidad que en esa época cobran en nuestro país las interpretaciones de Paco de Lucía. El lenguaje flamenco, lamentablemente, quedaba fuera del foco de atención de los hispanófilos rusos, a pesar de existir muchos paralelismos en el folklore musical ruso, influenciado también por la canción gitana y las costumbres y lengua de nuestros gitanos. Al hablar del flamenco, sea del mismo arte o de sus términos, a nadie se le escapará que el propio vocablo “flamenco”, en muchos casos, puede entenderse como sinónimo de “gitano”: A los árboles blandeo, A un toro bravo lo amanso, Y a ti, flamenca, no pueo (Soleares) Pero lo curioso es que ninguna de las etimologías de la palabra “flamenco” la vincula a un orígen hindú, ni mucho menos. Y eso parece ser la única cosa cierta entre todas las versiones etimológicas. Dichas versiones pueden seer catalogadas, de manera bastante convencional, en tres variantes: 1. Orígen neerlandés ( <Flandes ) 1 Ropero Núñez, M., El léxico caló en el lenguaje del cante flamenco. Ed. Universidad de Sevilla, a 2 ed. Sevilla, 1991, pág.205. 2. Orígen latino ( <flamma ) 3. Orígen árabe ( <felah-mengu) Esta última es la menos probable, mientras la primera es la que cuenta con el mayor número de partidarios. Cabe mencionar que el vocablo “flamenco” no se aplica más que al gitano andaluz, y no se encuentra en otras regiones de expansión zíngara, ni tampoco queda registrado por T. Rebolledo2. La palabra más identificadora entre tantas que pretendieran otorgarse el título de “autodenominación” es la de “rom” (=gitano casado), usada tanto entre los gitanos españoles, como entre los de Rusia. Pero esta voz nunca llegó a usarse en el lenguaje flamenco pese a tener muchos derivados en varios países: Romaní adj. (España) = romén adj. (Rusia) Romalí m. pl (España) = romale m pl (Rusia) Por otra parte, una voz tan familiar como la de “payo”, aunque no figura en los diccionarios gitanos por ser muy castellana ( <Pelayo ), ha penetrado en la jerga flamenca significando, sobre todo, cantaores no gitanos. Es bien lógico que esta voz tenga sinónimos en el caló gitano pero aquéllos, a su vez, se mueven en el ambiente flamenco de manera muy variada. Así, la palabra “eray” y todas sus variantes fonéticas3 no son de tan amplio uso como gaché (gachó) / /gachí. Las letras de muchos cantes lo demuestran exhaustivamente: Cartero, ¿Cómo no me traes carta de la gachí que yo quiero? ¡Qué lastima será er bé La gachí que uno camela Camelando a otro gaché! y muchísimas coplas más. Pero lo que más nos importa es que de la palabra “gachó “ han derivado varios términos flamencos: agachonar(se), agachonamiento, etc. Al mismo tiempo, en sentido inverso se usa el vocablo aflamencar(se), al igual que pueden considerarse correlativas tales voces como flamenco (gitano andaluz) - gachó (andaluz no gitano). Manuel López Rodriguez nos da muy certera explicación del uso y significados de estos términos: “Suele emplearse el vocablo “agachonarse”, aplicado a un determinado estilo, para significar que el cante o baile en cuestión va perdiendo sus características más flamencas - principalmente se aplica a los estilos más gitanos o jondos - al mismo tiempo que va adquiriendo las de las canciones o bailes populares andaluces. Es decir, al aplicar el vocablo a un cierto cante se está queriendo indicar que éste esta sufriendo un proceso inverso al que experimenta un cante que se aflamenca” (López, p. 31). Sin embargo, el citado autor va mucho más allá de las etimologías gitanas de la palabra “gachó “ y, refiriéndose a la opinión de V. García de Diego, expone la versión 2 Rebolledo, T., Diccionario gitano-español y español-gitano. Servicio de publicaciones, Universidad de Cádiz. 2a ed. Cádiz, 1988. 3 Ropero Núñez,M., op.cit., pág.209. onomatopéyica: < uach (imitación del chapoteo). De allí mismo procede la palabra española “gacha” = papilla (López, p. 36) que posiblemente tiene conexión directa con la palabra rusa “kasha” = papilla. Pero nos parece incorrecto parangonar “gacha” con los vocablos propiamente gitanos ya que, a nuestro juicio, se trata éste de un típico caso de homonimia. Entre otros vocablos flamencos de orígen gitano merecen especial mención algunos cuya procedencia caló no ofrece lugar a dudas. Por ejemplo, “debla” que es uno de los cantes a palo seco con copla de cuatro versos, asciende a la voz hindú del mismo sonido4 . Pero la palabra “siguiriya” a pesar de ser calificada por algunos estudiosos como vocablo gitano-hindú5 , no lo es porque procede, al igual que muchas más voces, de palabra castellana: “siguiriya” < seguidilla, también “soleá” < soledad, “petenera” <paternera, “playera” < plañidera, “albolea” < alboreada, etc., que son síncopes u otras figuras de dicción. Todos estos casos junto con un gran número de demás formas sincopadas o apocopadas constituyen un rico acervo léxico que debe ser objeto de análisis fonético aunque enmarcado también, sin duda, en el tema de la influencia gitana. Un caso especial y, muy discutido es el de calesera. No es que pretendamos explicar los orígenes del propio cante por caleseras, ni tampoco discutir la procedencia eslava de la palabra “calesa” que, según parece, no se pone en duda (DRAE). Pero queremos, nada más, llamar la atención sobre un posible papel de los gitanos en la introducción de esa palabra en el suelo andaluz. Siendo pueblo nómada, los gitanos usaron las calesas en sus periplos europeos, y así habrían contribuido a propagar el vocablo entre otros pueblos. La lengua rusa también tiene esta palabra: "kolesó" (subst. neutro sing.) = “rueda”. La forma española “calesa” presuntamente corresponde al plural ruso “kolesa” ( = “ruedas”) donde la “o” átona suena como [a] débil y algo reducida en casi todas las hablas de Rusia Central. En los diccionarios gitanos hay, además, bastantes palabras que derivan de la base castellana o son deformaciones fonéticas de origen español. El adverbio “bajiné “, por ejemplo6, que ha formado parte del vocabulario flamenco, siendo usado en la expresión “por lo bajini”7 , aunque aparece en ésta también algo transformado. Y por último, cabe mencionar el adjetivo “afillá” ( <afillado), usado comúnmente con la palabra ”voz”: voz afillá ( =voz laína, voz rajá o voz flamenca). Este término parece ser el único antropomorfismo en el vocabulario flamenco, puesto que deriva del sobrenombre del famoso cantaor gitano del siglo XIX Francisco Ortega Vargas, llamado el Fillo. En ninguno de los diccionarios consultados hemos hallado palabras afines al alias Fillo. El galleguismo “filló “ (cierta clase de hojuela), a lo mejor, será voz parónima. Tampoco creemos posible hacer referencia a la palabra latina “filius” por muy lógica que nos parezca. De manera que el orígen del sobrenombre Fillo sugue siendo incierto aunque sabemos que la figura del Fillo fue elemento intrínseco del ambiente flamenco del siglo pasado. 4 5 Rebolledo, T., op.cit., 1988. Quiñones, F., y Equipo Editorial Cinterco, ¿Qué es el Flamenco? Ed. Cinterco, Madrid, 1992, pág.38. 6 Rebolledo, T., op.cit., 1988; Llorens, Mª .J., Diccionario gitano. Sus costumbres, A. L. Mateos, S. A., Madrid, 1991. 7 Blas Vega, J., y Ríos Ruiz, M., Diccionario Enciclopédico Ilustrado del Flamenco, 2 tomos, Ed. Cinterco, 2a ed. Madrid, 1990. Resumiendo los criterios hasta aquí expuestos podemos afirmar que en el léxico flamenco existe un reducido número de vocablos y expresiones que derivan de la lengua zínngara, sean palabras de procedencia propiamente hindú, sean elementos inspirados en la vida y costumbres de los gitanos andaluces. Pero al mismo tiempo ha quedado al margen de este breve estudio un copioso acervo de voces flamencas que son producto de la influencia gitano-andaluza en la fonética y semántica. Además, han de ser objeto de análisis especial y muy detallado los gitanismos que se encuentran en las letras de los cantes que siempre estuvieron llenos, gracias a ello, del colorido incomparable del zincaló.