la alternativa de un socialismo con rostro humano al avanzar los años setenta. Actualmente, aun cuando algunas conflictividades intereclesiales han bajado de tono, parece delinearse en la Iglesia de los 90 en México una apropiación de la doctrina social de la Iglesia por parte de ciertos sectores sociales medios y altos. El hecho más notable de esto lo ha constituido el bloque de organismos convocantes y la calidad de los expositores en el congreso conmemorativo de los cien años de Rerum Novarum, celebrado del 15 al 18 de mayo de 1991, en la Ciudad de México con la participación de algunas Comisiones episcopales. Por otra parte, y casi en los mismos días, otros obispos de clara opción por los pobres se han reunido voluntariamente con unas veinte organizaciones sociales de base (entre las cuales las CEB’s) y centros de apoyo, con miras a hacer más orgánica la solidaridad eclesial con los empobrecidos y oprimidos, para continuar realizando la nueva evangelización que quiere a éstos como sujetos de ella y que tiende a ir fermentando toda la realidad de la Iglesia que nace ciertamente de la Cruz y la palabra de Dios, pero viene también de la tierra de los hombres, “puesto que en todo instante la Palabra y el Espíritu de Dios lo engendra del seno de la humanidad para la vida eterna que comienza con el acto de fe”.²⁸ Desde 1964 y a partir de Cuernavaca, han ido apareciendo y afianzándonos, por diversos lados del país, comunidades de base, y organizaciones de campesinos indígenas y obreros, acompañándonos por religiosos, religiosas y clérigos, que profundizan su compromiso desde la fe y viven el seguimiento de Cristo en la lucha continua de los pobres por sus derechos, su dignidad y su mejor condición de vida. No es esto ya un movimiento social, sino una Iglesia en movimiento de mayor fidelidad a Cristo y al pueblo pobre. Indudablemente, estamos ante el conflicto o crisis de diversos modelos de Iglesia en que quiere institucionalizar o cristalizar históricamente a la Iglesia y su misión. Pero son muchos los cristianos y comunidades que van optando por traducir su opción preferencial por los pobres en una verdadera y total solidaridad con ellos y con sus anhelos y luchas, ellos mismos van logrando integrar comunidades eclesiales que sean signo claro e instrumento del Reino, y van dando a la única y verdadera Iglesia el rostro que Jesús quiso de Buena Noticia para los pobres y de liberación de los oprimidos.²⁹ 65 La Cuestión Social Año 21, n. 1