Papers de Formació Municipal número 48, juliol 1998 LA GESTIÓN DE LA CALIDAD EN LA ADMINISTRACIÓN LOCAL Jordi López Camps Servei de Formació Local Diputació de Barcelona PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 1 UN DELS NOUS CENTRES d'interès que hom pot destacar en les agendes dels governs municipals és la millora de la qualitat dels serveis públics. Els ajuntaments que han obert programes específics de millora dels serveis han constatat la inexistència de tradició, teòrica i pràctica, sobre la gestió de la qualitat en les administracions públiques. Malgrat les experiències existents, encara hi ha una certa dependència del bagatge conceptual del món empresarial privat. Ens trobem davant d'una qüestió relativament nova que només ha entrat amb força en les administracions públiques en la dècada dels anys 90. Des de la mateixa pràctica, molts ajuntaments -i també altres nivells de les administracions públiques- han anat reformulant els principis de gestió de la qualitat inicialment manllevats al sector privat. Els mateixos gestors públics han comprovat la necessitat d'adequar conceptes i pràctiques per tal de fer-los coherents amb els principis rectors de la gestió pública. Per més que el principis de la qualitat poguessin esdevenir nous paradigmes de gestió, no tot és possible en el sector públic. Aquest article que presentem a PAPERS DE FORMACIÓ descriu un recorregut conceptual, primer, i pràctic després, de l'estat de la qüestió de la qualitat en l'administració local. El lector hi trobarà les preguntes més freqüents que pot fer-se un gestor públic quan gestiona programes de qualitat, i també un inventari dels problemes plantejats i encara no resolts. Finalment, l'autor hi proposa un seguit de dotze recomanacions que poden interpretar-se com estratègies pràctiques per implantar la gestió de la qualitat en l'àmbit municipal. PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 2 LA GESTIÓN DE LA CALIDAD EN LA ADMINISTRACIÓN LOCAL CONSIDERACIONES SOBRE LA CALIDAD EN LA ADMINISTRACION LOCAL Jordi López Camps LA CALIDAD NO ES UNA MODA La gestión de la calidad en la administración pública, en general, y de manera particular en el ámbito local, está ganando adeptos. El sector público está recorriendo un itinerario similar al transitado, unos cuantos años antes, por numerosas empresas privadas, a pesar de que entre ambos las motivaciones y los parámetros rectores sean algo diferentes, cuando no divergentes. Si en el sector privado la Calidad Total, y todas sus variantes, permitió desarrollar nuevas cotas de competitividad, es de suponer , algo parecido puede suceder en aquellos ámbitos del sector público que han incorporado como estrategia gestora los parámetros de la calidad. ¿Por qué interesa la Calidad Total en la Administración Pública?. No deberíamos preocuparnos por la gestión de la calidad porqué esté de moda aunque no podemos ignorar que estamos en un entorno en el cual se habla de la calidad y se presiona positivamente en este sentido. Las propias ofertas de las empresas consultoras, los programas formativos, los objetivos de los programas públicos subvencionados, los medios de comunicación especializados, los publicistas y divulgadores de nuevas formas de gestión, son, entre otros, factores que hacen de la Calidad Total una referencia obligada. Pero no debe inquietarnos. Si esta es la situación, quizás sea oportuno sumarse al influjo de la moda y aprovecharla para dar un salto importante en el proceso de modernización de las organizaciones públicas, ya que, esta si es la cuestión que debe preocuparnos. Sin embargo, si el gestor público entiende los programas de calidad como una moda y se apunta a ella con la fe del nuevo converso en pos de cuatro ideas pragmáticas para maquillar los graves problemas de la administración, es más que probable que fracase o que su influencia en la administración sea más bien efímera. La implantación de la gestión de la calidad en las administraciones públicas es algo más que realizar cuatro mejoras superficiales. La gran aportación de la Calidad Total en el ámbito de las Administraciones Públicas es que aporta una nueva perspectiva a las propuestas modernizadoras y de cambio en el sector público. Adoptar la filosofía de la calidad en la administración pública no solo es aplicar técnicas exitosas de la mejora continua en los servicios públicos; sino que además es es esto y, además, releer el sentido de los servicios públicos desde una nueva lógica política, mucho más atenta a la participación y al desarrollo de la democracia. Por eso la gestión de la calidad en el sector público es una cuestión política y nada será perdurable en este campo sino se traza una línea de coherencia entre la implantación de las estrategias de la calidad y la toma de decisiones políticas y los ámbitos de creación de consenso social. El modelo de ayuntamiento imaginado y construido desde la transición democrática hasta la actualidad se ha ido agotando paulatinamente y hoy, cuando nos encontramos a las puertas del siglo XXI, de poco sirve ya como respuesta estructural a PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 3 las distintas transformaciones operadas en el ámbito local o para responder adecuadamente a los desafíos venideros. Ciertamente, cuando la administración publica únicamente se ocupaba de ejercer potestades y mover papeles, el modelo burocrático-taylorista se adecuaba perfectamente a estos cometidos; pero hoy, la sociedad del conocimiento demanda otra función del sector público y, de manera especial, unos nuevos roles a los ayuntamientos. Estamos frente un profundo cambio estructural que exige reiventar el gobierno local y su organización. Durante estos casi veinte años de ayuntamientos democráticos, las corporaciones locales han transitado por cuatro etapas bien diferenciadas 1: - 1979-1987. Durante esta larga etapa los alcaldes y concejales se dedican a la reorganización de las administraciones locales, se trata de resolver las demandas más urgentes de los ciudadanos. Ante la importante presión social los ayuntamientos asumieron, más allá de lo previsto por las competencias fijadas por ley, numerosos servicios, muchos de ellos propios de otros niveles de la administración. - 1987-1991. Son años caracterizados por los beneficios del crecimiento económico y el desarrollo de infraestructuras, equipamientos básicos e inversiones. Durante esta época los ayuntamientos planifican importantes políticas urbanísticas y se incorporan en el desarrollo económico del territorio. Además, también en estos años se empezaron a promover, aunque de forma algo tímida, algunas iniciativas de mejora de las relaciones de la administración con sus administrados. - 1991-1995. En esta etapa la actividad municipal se caracteriza por una mayor preocupación por la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos. A diferencia de las etapas anteriores, la acción de gobierno se enmarca en un contexto de crisis de las haciendas locales y de preocupación por una mayor eficacia y eficiencia en la prestación de los servicios públicos. En estos años se consolidan algunas iniciativas que indican encontrarnos ante una nueva reforma de la administración local. - 1995-1999. Durante este período se consolidan o surgen diversas propuestas sobre la gestión de la calidad en el ámbito municipal. En algunos ayuntamientos estas propuestas no se limitan a repensar la gestión municipal, sino que proyectan los objetivos de la calidad hacia todo el proyecto de ciudad. Podemos considerar que es en este período, cuando la calidad toma carta de ciudadana en el mundo local gracias a la existencia de logros concretos en temas como: Cartas de Servicios, Sistemas de Quejas y de Sugerencias, Mejora Continua, Rediseño de Procesos y Participación Ciudadana. Pensamos que hoy la administración local se encuentra frente a nueva etapa de modernización. Se trata de una necesidad ineludible promovida desde diferentes ámbitos de la sociedad en la cual se entrecruzan distintas lógicas: económica, social, política y tecnológica. Por su amplitud y naturaleza este proceso modernizador es coherente con las corrientes que, fuera de nuestras fronteras, propugnan crear un nuevo paradigma de administración pública. El modelo de administración local desarrollado en los últimos años, caracterizado por su apego a las soluciones Se trata de una adaptación de la propuesta realizada por E. Maragall, "Calidad Total en los Servicios Públicos y en la empresa". Ministerio para las Administraciones Públicas, Madrid 1992, páginas 138-139. 1 PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 4 burocráticas, ya sea por su celo reglamentista o por su afán por múltiples mecanismos de control, no sirve para atender las demandas de finales de siglo ni para organizar una administración estructurada alrededor de la información y el conocimiento, y que, además, debe relacionarse e interactuar con un entorno altamente cambiante. NECESIDAD DE CAMBIO El entorno del gobierno local se ha modificado notablemente en estos últimos años. Han surgido nuevos fenómenos que demandan respuestas creativas e innovadoras. Existen numerosos factores que presionan para que las administraciones públicas cambien. No es aventurado pronosticar que las administraciones públicas del próximo siglo se parecerán muy poco a las actuales. A pesar de las muchas evidencias que sugieren la necesidad de cambiar el modelo actual de administración pública no resulta baladí preguntarse: ¿qué estamos haciendo para transformar las administraciones públicas?; ¿están los dirigentes preparados para liderar este cambio?; ¿hacia donde se orienta la futura administración pública?. En los próximos apartados procuraré responder a estas preguntas. Antes de entrar en ello quisiera destacar algunos de los factores que evidencian esta necesidad de cambio en el modelo de administración pública y de gobierno municipal. • Influencia de los factores económicos. Las haciendas locales se encuentran al borde del colapso financiero y existe una importante presión social para reducir el déficit público. Ello implica, por ejemplo, el fin de un modelo de desarrollo económico-social basado, precisamente, en el aumento continuado del déficit público. El apremio por reducir significativamente el déficit público exige incorporar a la gestión municipal, de forma inmediata, aspectos como: mayor autonomía y responsabilidad a los gestores públicos locales; mayor transparencia en la toma de decisiones y en el funcionamiento administrativo; mayor rigor en la exigencia de eficacia de los programas públicos; mayor preocupación por su eficiencia y mayor interés por su efectividad social. Se pide, sin saber mucho cómo expresarlo, que las administraciones públicas incorporen en sus agendas políticas la preocupación por una lectura administrativa de la competitividad. Si en los últimos años los municipios han sufrido el impacto de la nueva cultura del trabajo y los efectos negativos que ella ha tenido en los trabajadores, en los próximos años los municipios deberían saber promover y desarrollar las nuevas formas de creación de riqueza económica y social que comporta la futura sociedad del conocimiento.. • Impacto de las nuevas tecnologías. Los ciudadanos no entienden que si en el sector privado las nuevas tecnologías han servido para mejorar su productividad y alcanzar nuevas cotas de competitividad, porque no sucede lo mismo en las administraciones públicas. La ciudadanía confía que las nuevas tecnologías ayuden a resolver algunos de los problemas endémicos del sector público: la lentitud, la burocracia y el aumento desmesurado de su personal. De la misma manera algunos sectores de la sociedad se preguntan porqué no aprovechar el desarrollo de estas tecnologías para aproximar los procesos deliberativos, de creación de consenso y de toma de decisión a los ciudadanos. En definitiva, los rápidos cambios de las nuevas tecnologias influyen constantemente tanto en los modos de vida, en las maneras en que las personas aprenden, trabajan y gobiernan. PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 5 • Búsqueda de una nueva legitimidad política. El Estado del Bienestar keynesiano ha entrado en crisis por la pérdida del consenso que justificó su aparición. Si en su momento fue un instrumento excelente para controlar algunos problemas socioeconómicos y políticos de las sociedades avanzadas, actualmente "no es capaz de resolverlos todos. Y los problemas que pueden encontrar solución por medio de los instrumentos institucionales del Estado del Bienestar no son ya los más dominantes, ni los más urgentes" 2. Diversos analistas políticos y sociales dicen que el nuevo consenso que se intuye como posible, comporta una reconsideración de las relaciones que el Estado establece con los ciudadanos. Aquellos propugnan ampliar esta relación y reconstruirla a partir de una nueva actividad del Estado: la prestación de los servicios. Sobre ello opina X. Mendoza "la necesidad de la lógica productiva surge como consecuencia de la ampliación de la relación con el ciudadano: por una parte, como titular de derechos y garantías que el Estado debe respetar y proteger y, por otra parte, como usuario de los servicios públicos" 3. La crisis del actual modelo de Estado del Bienestar obliga a las fuerzas políticas a buscar nuevas bases de consenso entre los distintos agentes sociales, políticos y económicos sobre cuál debe ser el rol de una administración pública moderna. Da la impresión de que, entre las múltiples posibilidades, toma mayor entidad la propuesta de abandonar el modelo de administración omnipresente y omnipotente, propia de un modelo de estado surgido tras la segunda guerra mundial, para sentar las bases de un sector público con menor protagonismo y dimensión, y con mayor capacidad para desarrollar un papel relacional entre lo público y lo privado. La crisis del modelo de bienestar también cuestiona el modelo de gobernabilidad practicado en las últimas décadas. La ciudadanía reclama mayor incidencia en la toma de decisiones y una revisión profunda de los canales clásicos de participación política. Ante las tímidas propuestas de renovación surgen movimientos políticos de nuevo cuño que rechazan los canales actuales del sistema político de la democracia representativa y construyen vías alternativas de participación o de confrontación. • Nuevo sentido de lo local. A pesar de la globalización del mercado, la escala territorial se convierte en un elemento importante para el desarrollo de la actividad económica, el bienestar social o para crear un nuevo consenso político y, promover la aparición de una nueva dimensión de la política. Frente a la posible disolución del individuo en la globalidad, las personas buscan referenciar su identidad en la proximidad. De ahí el interés de lo local porque permite desarrollar todas la potencialidades de la proximidad. El territorio también ha adquirido un nuevo significado porque, ante la necesidad de configurar el espacio económico local, los municipios han optado por desarrollar mecanismos de competencia interterritorial para atraer a su ámbito de influencia los beneficios del desarrollo económico. Este fenómeno altera los métodos clásicos de gobierno y gestión de las corporaciones locales, introduciendo conceptos clave como el "marketing city" para sustentar sus proyectos de desarrollo económico y social. Es en el ámbito de actuación territorial, donde el ayuntamiento puede garantizar la calidad de Off,C. "Partidos políticos y nuevos movimientos sociales" Editorial Sistema, Madrid, 1988 página 76. Mendoza,X. "Técnicas gerenciales y modernización de la Administración Pública en España". Papers d'ESADE, nº 7, noviembre 1991, página 3. 2 3 PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 6 vida deseada por los ciudadanos y donde se dilucidan importantes inversiones económicas que resultan trascendentales para el desarrollo venidero del municipio. La competitividad empresarial está también ligada a la gestión municipal. Las actividades municipales inciden en el desarrollo del tejido económico local. Muchas ayuntamientos han comprendido este hecho y actúan de elementos dinamizadores del desarrollo local a través de la cooperación público-privado. En el marco de una economía globalizada y un territorio profundamente interrelacionado la gestión eficiente de los servicios públicos locales ayuda positivamente al posiciniomaniento competitivo de las empresas y el comercio local. El análisis de varias experiencias municipales demuestran que una misma suerte une la calidad de las adminisrtaciones públicas y el desarrollo competitivo de la economía local. Es en el municipio y, gracias a su proximidad, donde se entretejen los nuevos mimbres de la participación política con los cuales reconstruir la gobernabildad del próximo siglo. La política territorial, ajustada al marco del municipio, o trascendiendo a éste, se vislumbra como uno de los ejes importantes que permitirá aproximar la acción de gobierno a los ciudadanos. Ante la globalización de todos los parámetros socio-políticos emerge con fuerza la idea de aprovechar la acción de gobierno local como un buen instrumento para aproximar la acción de gobierno a los ciudadanos. • Demanda de un nuevo papel de las administraciones. La percepción que la ciudadanía tiene de sus Administraciones Públicas no es del todo buena. A medida que los ciudadanos toman conciencia de su condición de contribuyentes al gasto público, aumenta su exigencia de mayor calidad en los servicios públicos que reciben. Según una encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) el 88% de los españoles opinan que "los servicios públicos serían mejorables si el Estado administrase mejor el dinero que recauda". Uno de los resultados más llamativos de la encuesta es que sólo el 9% de los ciudadanos españoles considera que el Gobierno administra bien o muy bien el dinero que recauda con los impuestos, mientras que un 82% de éstos considera que la administración es regular o muy mala 4. Los ciudadanos piden que las administraciones públicas está más atentas y receptivas a las necesidades de los ciudadanos y presten sus servicios con la misma, o mejor calidad, como lo hace el sector privado. El título del informe del vicepresidente norteamericano Al Gore sobre el estado de la administración pública condensa adecuadamente uno de los sentires de los ciudadanos de fin de siglo: "Crear una administración pública que funcione mejor y cueste menos" 5. Poco a poco se extiende la idea de que la misión fundamental de las Administraciones Públicas es servir a los ciudadanos de la manera más eficaz y eficiente posible, sin que ello signifique desatender otros aspectos importantes del sentido público como es la defensa del interés público o la garantía de una actuación justa y equitativa. Ante estos factores las Administraciones Públicas deben reflexionar sobre si su identidad y sus formas de organización son las más adecuadas para responder a estas presiones sociales y políticas. Se trata de una reflexión urgente. De ella depende, ni más ni menos, la propia supervivencia de la administración pública. Si El País 15 noviembre 1993 página 55. Vice President Al Gore "Crear una Adminstración pública que funcione mejor y cueste menos. De los trámites burocráticos a los resultados". Instituto Vasco de Administración Pública. 1994 4 5 PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 7 desde el sector público no se dan las respuestas adecuadas a las nuevas preguntas de la sociedad del siglo XXI, será muy difícil aguantar los embistes de quienes atribuyen al sector público un papel meramente simbólico ante la racionalidad autoreguladora atribuible a las fuerzas del mercado. El crédito de las Administraciones Públicas está agotándose y no hay demasiado tiempo. No es posible seguir modernizando la administración con la misma parsimonia que ha caracterizado los últimos procesos de cambio en el sector público. El tiempo apremia. AGOTAMIENTO DEL MODELO BUROCRATICO DE ADMINISTRACION Los datos de diversas encuestas sociológicas manifiestan que las administraciones públicas no gozan de la plena confianza de los ciudadanos. Tal estado se refleja en la siguiente frase que reproduce perfectamente esta opinión: "nuestra administración pública tiene muchos problemas de organización y eficacia, estuvo pensada más para dominar que para servir". Los ciudadanos no creen que las administraciones públicas estén preparadas para asumir los cambios que exigen los momentos actuales. Existe una pérdida de confianza en los ciudadanos sobre el papel que puede desarrollar la administración en el futuro. La consultora KPGM define este momento como de "crisis de expectativas en los clientes del sector público" 6 . Los cambios y mutaciones económicas iniciadas en los años setenta han modificado progresivamente el consenso social creado alrededor de un determinado modelo de Estado del Bienestar. Esta crisis cuestiona la racionalidad que fundamentaba el funcionamiento de la administración pública: la organización burocrática. Asistimos al agotamiento del modelo burocrático, en primer lugar, porque el desarrollo del estado social ha comportado también, la proliferación de un hiperburocratismo que estimula la extensión y proliferación de niveles organizativos y un uso desmesurado de recursos públicos. En segundo lugar, la organización burocrática se muestra incapaz de adaptarse a los rápidos cambios del entorno económico y social. El modelo burocrático ideal imaginado por Max Weber, útil en otro contexto histórico, hoy es incapaz de responder a las exigencias y a las necesidades, siempre en transformación, de la nueva sociedad de la información o del conocimiento. Las corrientes político-ideológicas, que en su momento auspiciaron un modelo de Estado de Bienestar, basado en una fuerte presencia e intervención del estado en la sociedad, creyeron que para el buen éxito de este proyecto se precisaba una importante y desarrollada administración pública. R. Gomà y Q. Brugué dicen que: "el consenso político implicó un cierto compromiso hacia la igualdad entre las personas" y que tal empeño por la igualdad exigía el refuerzo de "las lógicas estandarizadoras y monopolistas" 7. Además, este tipo de políticas de bienestar se desarrollaró en unos entornos económicos y sociales muy estables, de tal manera que el consenso establecido alrededor del Estado del Bienestar, dio origen a una administración pública acomodada a la "Gestión de la Estabilidad". Los principales rasgos de este modelo de administración burocrática, aun presente en la mayoría de países, serían: - 6 Autosuficiencia del Estado. El Estado detenta el monopolio de ciertos servicios públicos y el uso de recursos propios para prestarlos; KPGM Peat Marwick LL^P. "Organizations Serving the Public. Transforming to the 21st Century" 1997. Gomà, R., Brugué,Q. "Pluralisme i flexibilitat en la prestació de serveis municipals". Institut de Ciències Polítiques de Barcelona, Barcelona 1993, página 4 y ss. 7 PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 8 - - - - - - Uniformidad en la oferta de servicios. Las necesidades de los ciudadanos son definidas por los cargos escogidos democráticamente que buscan que los servicios prestados por las administraciones públicas sean lo más universales posibles; Estabilidad. El entorno que influencia la gestión pública es estable, permanece constante y pocos sucesos imprevistos lo alteran; Profesionalismo. Las estructuras administrativas se han consolidado a partir de una división funcional, dominada por la alta especialización controlada por diferentes grupos de expertos. Ello comporta la pérdida de peso específico de los decisores políticos. Rigidez. Las administraciones han adoptado una rígida organización del trabajo y se han especializado en áreas funcionales. Todo ello dificulta que ellas comprendan y atiendan las rápidas y cambiantes demandas de la sociedad. Reglamentismo. El rigor burocrático del control se ha desentendido del sentido de la administración y ha hecho de los aspectos formales su principal campo de batalla. La extraordinaria preocupación que manifiestan las burocracias públicas por el control, se ha convertido en un pesado lastre que perjudica el dinamismo del sector empresarial y la interrelación con la sociedad civil. Expansión continuada. Una de las consecuencias de la obsesión reglamentista ha sido un crecimiento continuo de los programas presupuestarios, sin demasiada preocupación por el impacto de los mismos, o el desarrollo incrementalista de los efectivos de las administraciones públicas. Desresponsabilización. Finalmente, el exceso de regulación de la actividad de la administración en todos sus ámbitos ha favorecido la desresponsabilización de sus empleados. Ello repercute negativamente en el desarrollo de las políticas de recursos humanos de las organizaciones públicas al no poder obtener provecho del conocimientos de los empleados públicos. El consenso sobre el Estado del Bienestar se ha roto definitivamente porque la cultura organizativa propia de la "Gestión de la Estabilidad" ha sido incapaz de resolver los problemas nuevos de las sociedades modernas. De la "Gestión de la Estabilidad " hemos pasado a la "Gestión de la Incertidumbre", término propuesto por R.Gomà y Q.Brugué. Estos autores contraponen la igualdad y el monopolismo propios de los entornos estables a la diferenciación y el pluralismo existentes en los entornos cambiantes de las sociedades postindustriales. De acuerdo con todo lo expuesto hasta ahora podemos concluir afirmando que la administración pública diseñada para la sociedad industrial no está a la altura de los desafíos y los retos del siglo XXI y que ello se debe al agotamiento de su sistema organizativo: el modos burocrático. Por todo ello, pensamos que para que la administración pública vuelva a ser eficaz y para que recupere su credibilidad debemos recrearla. UN NUEVO CONSENSO Los símptomas de la actual crisis de las administraciones públicas ponen de manifiesto que actualmente, "el Estado no se justifica solamente por el respeto a las leyes, la división de poderes y los procedimientos de la toma de decisiones, sino por las PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 9 prestaciones del Estado que exigen los ciudadanos" 8. Las bases de legitimidad del modelo burocrático no son suficientes para asentar el nuevo consenso político de la administración pública. No se propone derribar todas las viejas bases legitimadoras del Estado Moderno, a pesar de que ellas sean a todas luces insuficientes para paliar la crítica ciudadana a las ineficacias, a las ineficiencias, a la poca calidad de los servicios públicos o al déficit de participación política del modelo burocrático. Más bien consideramos que el desafío actual es revisitar, repensar y resituar los viejos principios legitimadores a la luz de las nuevas expectativas que los ciudadanos depositan en el carácter del Estado como prestador de servicios y garante del desarrollo de las libertades políticas. Si queremos entrar con buen pie en siglo XXI, hay que crear un nuevo consenso social y político alrededor de las administraciones públicas. El futuro de los servicios públicos depende de nuestra capacidad para crear un nuevo paradigma de las administraciones públicas. Los expertos en asuntos públicos no se ponen de acuerdo en cual debe ser este futuro, o presente inmediato de las administraciones públicas, ni cuales son los caminos a emprender. Para unos se trata de reformar, en lo posible, la lógica weberiana del modelo burocrático (son los neoweberianos). Para otros se trata de construir un modelo totalmente alternativo (son los denominados postburocráticos), en este grupo se integran los patrocinadores de la Nueva Gestión Pública (NGP). Finalmente existe una tercera corriente que patrocinan la denominada Orientación al Servicio Público (PSO, que es un acrónimo de Public Service Orientation); éstos, sin negar algunos de los diagnósticos o propuestas de las anteriores corrientes, critican su falta de interés ante el déficit democrático del modelo burocrático. Para conocimiento más detallado de estos paradigmas emergentes y sus mentores sugiero consultar los estudios de Q.Brugué 9 10 11 o de S.Richards 12. Para Löffler los principios básicos del paradigma propuesto por los partidarios de la NPG son "orientación al cliente, mayor libertad en la gestión de recursos y personas, medición del rendimiento, inversión en recursos tecnológicos y humanos y receptividad ante la competencia" 13. Se trata de cambiar la visión, dominante actualmente en el sector público, muy escorada hacia un pensamiento legalista por otra más preocupada por la realización práctica del que se denominan las tres E: economía, eficacia y eficiencia. Para los promotores de este nuevo paradigma de la gestión pública no se trata de remplazar los actuales valores de la administración pública. Ellos propugnan que al modernizar la administración pública, también se tengan en cuenta los valores del paradigma de la NPG. Los partidarios del paradigma de la PSO son más críticos. Les disgusta el exceso de interés que la NPG presta por las cuestiones económicas y su olvido constante del déficit democrático de la burocracia weberiana. Por ello, sugieren como alternativa recuperar la esencia político-administrativa de las administraciones públicas, combinando las dimensiones más instrumentales, en su esencia similares a las propuestas por los partidarios del paradigma de la NPG, con la incorporación de medidas compensatorias del déficit democrático de la administración pública tradicional. Ciertamente, se trata de una propuesta atractiva porque permite resituar adecuadamente la función política que tiene toda administración pública. Dimensión que, por otra parte, García Roca,J. "Público y privado en la acción social", Editorial Popular, Madrid 1992 Brugué,Q. "La dimensión democrática de la nueva gestión pública". GAPP nº 5-6, 1996. 10 Brugué,Q. "Gestió pública i democràcia: de l'administració del vídeo a l'administració del xip". Perspectiva nº 8. Servei de Formació Local. Diputació de Barcelona. 1998 11 Brugué, Q., Amorós,M., Gomás,R. "La Administración Pública y sus clientes: ¿Moda organizativa u opción ideológica?. GAP nº 1, Madrid, 1994. 12 Richards,S. "El paradigma del cliente en la gestión pública", GAP nº1, Madrid, 1994. 13 Löffler,E. "La modernización del sector público desde una perspectiva comparativa: conceptos y métodos para evaluar y premiar la calidad en el sector público en los países de la OCDE". Documentos INAP nº8, Madrid 1996 páginas 8 y 9. 8 9 PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 10 algunos partidarios de la NPG ya constatan, aunque luego, no logren concretar en el momento de proponer medidas operativas. Las reformas necesarias para transformar la gestión pública exigen un profundo cambio de mentalidad, tanto de los representantes de la gobernación como de los gestores de la administración, que permita combinar las modernas prácticas de gestión con la necesidad de redimensionar el costo económico del sector público, la defensa de los valores centrales de los servicios públicos y la creación de un nuevo espacio de participación política alrededor del tema de la gobernación. El nuevo consenso sobre las administraciones públicas exige tomar importantes decisiones políticas urgentes sobre diversos temas que, por su importancia estratégica, van a condicionar el modelo venidero de administración pública del próximo milenio. Considero que estos temas son: • ¿Qué modelo organizativo debe adoptar la nueva administración pública para ser creíble a los ciudadanos?. Sugiero que la primera cuestión a tener en cuenta en el futuro modelo organizativo sea dar más peso al decisor político que a los expertos dominadores del funcionalismo administrativo. Hay que repolitizar la administración para que los cargos políticos retomen el timón de las administraciones públicas. Los máximos responsables de cualquier nivel de la administración donde se ejerza dirección política, deben tener en cuenta que antes de decidir por una u otra forma de organización, hay que tener clara cual es la visión y la misión de este ámbito. Junto a estas medidas, los responsables de la administración deben explorar caminos inéditos para ampliar el grado de implicación y participación de la ciudadanía en las decisiones públicas. En segundo lugar, hay que adoptar un modelo organizativo que favorezca la flexibilidad y la descentralización y desconcentración de la administración, que aproxime la administración y la decisión política a los ciudadanos, que asegure la transparencia de estas decisiones y la gestión, y confiera más poder al ciudadano y no al administrador. Las administraciones públicas deben rediseñarse a partir de la búsqueda de su mayor proximidad a la ciudadanía y del desarrollo integral del principio de subsidariedad de los órganos administrativos. En tercer lugar, para el buen éxito del nuevo modelo organizativo de la administración pública, es fundamental desarrollar políticas específicas de recursos humanos encaminadas a aumentar la motivación, el rendimiento personal y la responsabilidad de los empleados públicos. Actuaciones que se complementan con nuevas políticas retributivas y de formación. Finalmente, otro aspecto para el modelo organizativo está relacionado con el desarrollo de una nueva cultura de administración pública orientada a servir al ciudadano 14, a cumplir objetivos y obtener resultados. Para ello es estratégico el desarrollo de un enfoque gerencial orientado a la eficacia y a la eficiencia, al incremento y mejora continua de los servicios públicos, y a la profesionalización y motivación de los empleados públicos. Este enfoque se debe complementar con la separación del campo de actuación político con el de gestión. En esta obra los autores hemos utilizado la denominación "ciudadano" como expresión genérica. Queremos manifestar expresamente que esta palabra debe entenderse de forma amplia, ya que en ella queremos incluir tanto a los ciudadanos como a las ciudadanas. 14 PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 11 • ¿Cómo centrarse en los ciudadanos y favorecer su libertad de elección?. Para ganar de nuevo la confianza de los ciudadanos, las administraciones públicas deben demostrar que son capaces de prestar los servicios esperados por ellos con calidad y con unos costos razonables. Adoptar la perspectiva del ciudadano comporta reconocer que son ellos quienes determinan sus necesidades y valoran la calidad de los servicios públicos. Adoptar el punto de vista del ciudadano no significa eludir la "responsabilidad dual" 15 es la que toda acción de gobierno se enfrenta: dilucidar entre el interés individual y el interés público. Cuestión que, por compleja que parezca, no debe se desatendida o minimizada. Los ciudadanos, entendidos tanto como individuos o como colectivos de intereses, deben estar situados en el centro de preocupación de las administraciones públicas. Pero, para que esta orientación "hacia los ciudadanos" sea completa, las administraciones deben encontrar nuevas formas de gestión que aumenten la capacidad de elección de aquellos e introduzcan criterios gestores que favorezcan su actuación competitiva frente al sector privado o con otros ámbitos públicos. • ¿Cómo gestionar la administración pública?. Ante los nuevos retos de la administración pública resulta fundamental, en primer lugar, reorientar la responsabilidad de los gestores públicos hacia la obtención de resultados expresados en términos de eficacia, eficiencia, de calidad de servicios, para así equilibrar los beneficios deseados y los beneficios efectivos de las políticas públicas 16. Pero, para que estos sea posible hay que otorgar mayor autonomía a los gestores públicos; reducir al máximo, y si es posible redimensionar, los controles horizontales, especialmente aquellos encargados de realizar funciones que pueden desempeñarse por instancias independientes de las administraciones. En esta línea podrían ir actuaciones encaminadas a flexibilizar el Derecho Administrativo para aproximarlo al régimen jurídico privado y crear una nueva cultura administrativa menos obsesionada por la proliferación de normas y reglamentos, y más preocupada en servir a los ciudadanos. La rigidez de la actual cultura administrativa se debe, en parte, a la persistencia de una desconfianza hacia el funcionario público, de ahí la justificación de los numerosos controles existentes. Uno de los caminos para la mejora de la gestión pública es el uso (procurando siempre su adaptación al contexto de la administración pública) de estrategias y técnicas desarrolladas y aplicados con éxito en el sector privado. Conviene utilizar responsablemente estas técnicas, pues no siempre es posible la transferencia directa de métodos y técnicas del sector privado al público. Las administraciones tienen unas especificidades, y muy especialmente una profundidad política, que no siempre son preservadas adecuadamente por las técnicas de gestión en boga en el mundo de los negocios. Osborne,D. y Plastrik,P. La reducción de la burocracia. Cinco estrategias para reinventar el gobierno". Paidós , Barcelona 1998. Página 228. 16 OCDE "La réforme de la gestion publique et le dévoloppement économique et social" 1998. 15 PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 12 • ¿Cómo aprovechar al máximo las potencialidades de las tecnologías de la información?. Las administraciones públicas deben incorporar plenamente el uso de las tecnologías de la información en la mejora de su gestión. Los decisiores y gestores públicos no deben dilatar la entrada de estas tecnologías en todos los rincones de la administración. Asumiendo que para ello deberán superar las resistencias que ciertos sectores aun muestran para el uso de las nuevas tecnologías en los ámbitos administrativos. Proyectos emblemáticos para la mejora de las relaciones administración-ciudadanos, como pueda ser la "ventanilla única" o los retos telemáticos que plantea el desarrollo de la ley 30/92 del procedimiento administrativo, solo serán posibles si las tecnologías de la información se extienden masivamente y se invierten los recursos necesarios. AYUNTAMIENTOS RECEPTIVOS Muchos ciudadanos, a pesar de las mejoras realizadas en los últimos años, opinan que sus ayuntamientos aun están demasiado lastrados por la cultura burocrática o que los cambios no se han desarrollado con la celeridad deseada. Los resultados de este malestar son evidentes: ciudadanos insatisfechos, esfuerzos desaprovechados, recursos excesivos y aplicados ineficientemente, desconfianza creciente en la capacidad gestora del sector público, aparición de nuevos canales de explicitación del conflicto social, nuevas formas de protesta al margen de los canales participativos tradicionales, etc.. La sociedad presiona para que la gestión pública, en general, y muy especialmente la local por su proximidad, asuma el reto de: atender satisfactoriamente las necesidades de los ciudadanos, prestar servicios de calidad y ser más participativa. Los ciudadanos exigen que las administraciones sean más atentas y receptivas a sus necesidades, en lugar de fomentar, en ocasiones de forma desmesurada, su dimensión reguladora. Conscientes de esta situación los países miembros de la OCDE, a finales de los años ochenta, conscientes de la crisis del modelo burocrático de administración pública propusieron una nueva concepción de Administración Pública que significaba "abandonar la noción de relación entre administrador y administrado para considerar que la Administración es un servicio cuyo cliente es el público" 17. De forma, quizás algo contundente, en esta frase se condensaba el nuevo enfoque que estos países querían dar al nuevo modelo de administración pública. Los diversos paises miembros de la OCDE propusieron cambiar radicalmente la actual cultura administrativa. La administración pública del futuro debía ser una "administración receptiva". Los países de la OCDE propusieron el término "receptividad" porque "la Aministración-servicio, o la receptividad de la Administración [el término inglés «reponsiveness» es más activo que «receptividad», y significa «capacidad de respuesta (a la evolución de la demanda)], es una consecuencia del funcionamiento de la Administración y, en primer lugar, una disposición de ánimo" 18. Para la OCDE existen cuatro grandes ejes que dan contenido al concepto de receptividad de las administraciones. Se considera que una administración es receptiva cuando: es comprensible, responde a las necesidades de los ciudadanos, es accesible y fomenta la participación activa. 17 18 "La Administración al servicio del público". OCDE. Madrid 1988, página 19. OCDE op.cit. pág.19 PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 13 • Comprensiva y comprensible. Las administraciones públicas deben ser transparentes. Los ciudadanos quieren saber como funciona la administración, cuales son sus obligaciones y también cuales son sus responsabilidades hacia ellos y, también, quienes son sus responsables. Además los ciudadanos deben entender la administración y, por lo tanto, su información debe ser clara.. Los procedimientos deben ser más sencillos y simples. La ética debe presidir la relación de la administración con los ciudadanos. • Responde a la necesidades de los ciudadanos. Las administraciones deben atender las necesidades de los ciudadanos, tanto en la acción de gobierno -cuando se diseñan las políticas públicas- como en su aplicación por medio de la administración. Además los ciudadanos exigen servicios adaptados a sus necesidades particulares, por ello ya no son posibles servicios de talla única. Los ciudadanos quieren que sus opiniones se tengan en cuenta. • Accesible. Los ciudadanos exigen que, además de que la administración sea comprensible, en lo particular sea fácil de relacionarse con ella. Accesibilidad significa horarios cómodos; niveles de información y formas de comunicación ajustadas a la comprensión de los ciudadanos y adaptación a los distintos niveles de discapatición de los ciudadanos. • Participación activa. La administración debe fomentar la participación activa de los ciudadanos. Estos no quieren ser receptores pasivos de los servicios públicos. Buena parte de la actividad administrativa municipal, por ejemplo, mejoraría sensiblemente si hubiese por un lado una mayor implicación de los usuarios de los servicios y por otra parte una mayor participación de los empleados públicos en la mejora de su prestación. Cada nivel de la administración pública, a partir del horizonte definido con el concepto de "receptividad", debería concretar y promover iniciativas para desarrollarlo. En el ámbito de la administración local la "receptividad" aportaba un enfoque cohesionador de las distintas iniciativas emprendidas para modernizar la gestión municipal. Resumiendo algunas de estas experiencias Antoni Puig 19 afirma que una administración local receptiva es aquella que: • Simplifica los procesos administrativos para que el ciudadano sepa quien decide; quién tiene responsabilidades y quien asume competencias. • Es transparente en la toma de decisiones y en la gestión. • Oye educadamente a los ciudadanos tanto en la toma decisiones como en la gestión de los asuntos públicos locales. • Promueve la participación. Participar significa co-decidir y co-gestionar, especialmente en la prestación de servicios. Participar significa también diálogo y acción activa. • Atiende las necesidades de los ciudadanos. • Acerca la administración a los ciudadanos. • Mejora la comodidad de las oficinas de los ayuntamientos, facilita su acceso tanto en el aspecto de ubicación como en los horarios. • Se comunica con los ciudadanos con un lenguaje y unos medios sencillos y claros. 19 Puig,A. "Per una administració pública ben educada" Barcelona Metrópolis nº 21, 1992 página 116. PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 14 D.Shand y M.Arnberg 20, desde otra perspectiva, proponen reformular los principios de un administración receptiva, de tal manera que, las mismas ideas, ahora podrían expresarse como: • • • • • Los ciudadanos participan en las decisiones (o son consultados) sobre el nivel y el tipo de servicio a prestar. Se informa a los ciudadanos del nivel y del tipo de servicios que presta la administración. Los ciudadanos pueden razonablemente esperar el nivel de servicio prometido. Los ciudadanos tienen derecho a quejarse y ser indemnizados si el nivel de servicio obtenido no es el adecuado. Los organismos públicos prestadores de servicios deben fijar objetivos de calidad y dar a conocer como trabajan. CALIDAD TOTAL Y RECEPTIVIDAD. Ante la necesidad de gestionar el cambio de orientación de las administraciones públicas los gestores públicos buscaron qué estrategias eran las más adecuadas para conseguir los objetivos perseguidos por el modelo de administración receptiva. Así fue como muchos de estos gestores descubrieron que las diversas ideas y propuestas agrupadas entorno del concepto de Calidad Total, o en sus múltiples variantes de gestión de la calidad, permitían armar un sistema de gestión público coherente con los objetivos de hacer una administración pública más receptiva. Analizando algunas de las experiencias exitosas en el sector público Al Gore constata que "los gobiernos eficaces y emprendedores insisten en la satisfacción del cliente. Escuchan atentamente a sus clientes -a través de encuestas, grupos de interés, y otros métodos similares. Reestructuran sus operaciones básicas para satisfacer las necesidades del cliente. Y utilizan la dinámica del mercado, como la competencia y la elección del cliente, para crear incentivos que lleven a sus empleados a considerar al cliente lo primero" 21. Esta afirmación de Al Gore, aunque sea una lectura parcial del concepto de receptividad, sirve para destacar la importante penetración que los conceptos de gestión de la calidad han tenido en el sector público. La Calidad Total ha entrado de lleno en las Administraciones Públicas y muy especialmente en el ámbito municipal. Los ayuntamientos, por ser la administración más próxima a los ciudadanos, están utilizando algunas de las estrategias de la gestión de la calidad para mejorar la prestación de sus servicios. Aunque ello no agota, como más adelante veremos, todo el potencial transformador de la gestión de la calidad, representa un importante cambio de sensibilidad por parte de los gestores públicos. El uso de las técnicas asociadas a la gestión de la calidad es "parte de la dirección general hacia donde señalan las reformas en la gestión pública que aspiran a realizar los países miembros de la OCDE, en concreto para mejorar la sensibilidad de las instituciones" 22. Este enfoque de las Administraciones Públicas hacia la calidad se está convirtiendo en un aspecto fundamental para su modernización. Muchas Shand,D. y Arnberg,M. "L'administració receptiva al públic". Papers de Formació nº 28. Servei de Formació Local. Diputació de Barcelona 1996 21 Gore, Al. Vicepresidente de los Estados Unidos de América "Crear una Administración Pública que Funcione Mejor y Cueste Menos " Instituto Vasco de Administraciones Públicas, Vitoria, 1994, página 8 22 "Iniciatives de qualitat en el serveis als paï sos membres de l'OCDE". Papers de Formació nº 41. Servei de Formació Local. Diputació de Barcelona. 1997 20 PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 15 administraciones incorporan la gestión de la calidad en sus agendas públicas porque les permite emprender reformas de mayor envergadura coherentes con el empeño de crear la nueva legitimidad del sector público. Los pioneros de la nueva reforma de la administración pública descubrieron que la Calidad Total, además de una metodología o una serie de técnicas, es una filosofía transformadora de las organizaciones. Ahí esta su fuerza. Existen cuatro principios generales de la gestión de la calidad que, debido a su carácter inespecífico, pueden aplicarse a cualquier organización, sea pública o privada. Estos principios generales son: • • • • Atender las demandas de los clientes Todas las personas de una organización son responsables de la calidad Además de clientes externos las organizaciones tienen clientes internos La calidad es un proceso de mejora continua Algunos gestores públicos utilizaron estos principios generales de la gestión de la calidad como la gran palanca de cambio real en el último gran proceso de modernización de las administraciones públicas. Fue de esta manera cuando estos gestores se dieron cuenta que en la Administración Pública se puede considerar que la calidad y la receptividad son las caras de una misma moneda. Era obvio que la aplicación de los principios y métodos de gestión de la calidad que tan buenos resultados habían dado en el sector privado no podían aplicarse, sin más , en el ámbito público; y que, además, aun realizando esta adaptación, el enfoque hacia el ciudadano como cliente receptor de servicios de calidad planteaba nuevas cuestiones que no podían soslayarse o minimizarse. Un estudio reciente efectuado en distintas administraciones públicas revela que existen ocho grandes cuestiones comunes en todos los esfuerzos de mejora de la calidad de los servicios públicos. Quisiera hacer notar que, en estas cuestiones no se mencionan los aspectos más políticos que pueden resolverse con la introducción de la gestión de la calidad en el ámbito público. Estos elementos, ordenados según la importancia otorgada por las propias administraciones, son: • Voluntad de satisfacer a los ciudadanos (identificados como usuarios, clientes, parroquianos, personas interesadas (stakeholders) , etc.). • Compromiso por un nuevo liderazgo directivo orientado a prestar servicios de calidad. • Mayor preocupación por el “empowerment” 23 de los empleados públicos y por su participación en la toma de decisiones. • Mayor atención en como se prestan los servicios y como su mide su calidad. • Simplificación de los procedimientos de trabajo (disminución de la cadena de mando, supresión de aquellos trabajos que no aportan valor añadido, menos papeleo, etc...) • Adopción de una visión estratégica, especialmente orientada a mejorar la calidad de los servicios. • Creación de climas laborales y organización del trabajo más motivadora para los empleados públicos. Con el término «empowerment» los autores anglosajones se refieren a la relación existente entre la motivación de las personas y el nivel de participación que se les otorga. A mayor participación se corresponde una mayor motivación y un mayor compromiso. Este término engloba conceptos como delegar, dar autonomía para estar más preparados , tener mayor responsabilidad y mayor capacidad de intervención en la toma de decisiones. 23 PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 16 • Adopción de sistemas de trabajo más flexibles (en la gestión de personal, sistema de compras, etc...) Los esfuerzos realizados por varias administraciones locales de distintos países para aplicar programas de calidad están dando sus frutos. Hoy existen numerosas experiencias que permiten construir una teoría propia de la gestión de la calidad en el ámbito municipal. Al hilo de estos resultados, podemos proponer una lectura y una aplicación municipalista de los principios básicos de la Calidad Total. Existe el convencimiento de que la calidad en el ámbito local puede formularse en términos parecidos a los expresados por el movimiento muncipalista inglés a principios de los años 90: " calidad es prestar servicios que unen los compromisos adquiridos por los políticos con las necesidades del servicio de los usuarios y de la comunidad de manera económica, efectiva, eficiente y equitativa" 24. CIUDADANOS Y CLIENTES La introducción de la filosofía de la gestión de la calidad en el sector público reabrió el debate de si los ciudadanos deberían ser considerados como clientes de las administraciones. En un primer momento, se constató que se trataba de un problema complejo que exigía superar un primer estado de confusión, cuando no de rechazo, y que se debían considerar diversos aspectos que confluyen en este debate conscientes de que, según como se resolviese esta cuestión se dibujaba un modelo u otro de Administración Pública para el siglo XXI. Considero oportuno detenernos, aunque sea brevemente, sobre esta cuestión , pues se corre el riesgo, quizás influidos por modas o por apremios modernizadores, de adoptar "una visión demasiado restringida, centrada exclusivamente en la lógica de atención a los ciudadanos individualmente considerados, y que se resume en la fórmula «Administraciones Públicas=organizaciones prestadoras de servicios». Si bien esta expresión es un buen slogan para poner en relieve la necesidad de introducir una orientación más grande hacia los servicios públicos, se revela demasiado simplificadora desde una perspectiva analítica" 25. Esta orientación, que ciertos autores introducen al aplicar en la administración pública, de forma acrítica y mimética, enfoques de gestión, de probada utilidad en el entorno de mercado, pero poco adaptados a la naturaleza y el entorno particular del sector público, fomenta el enfoque consumerista de la relación ciudadano-administración y encuentra, en la frase descontextualizada de "el cliente es lo único que importa", su máxima expresión. No se puede utilizar el término cliente para identificar, sin más, a todas las personas que, en cualquier situación, se relacionan con los servicios públicos. Aunque por conveniencia aceptemos utilizar el término cliente a modo de resumen, ello no debe ocultar que existen muchas tipologías y modos de relación entre los ciudadanos y las Administraciones Públicas y que, en contadas ocasiones se dan las características más definitorias de una relación cliente proveedor: la libertad de elección. En la siguiente tabla se resumen 26, a modo de ejemplo, algunas de las relaciones que pueden identificarse según las transacciones que operan entre el ciudadano, receptor de los servicios públicos, y su prestador, las distintas administraciones. POSICION DEL CIUDADANO RELACION ENTRE EL CIUDADANO Y LA Citizens and Local Democracy editado por The Local Government Management Board.Abril 1993, página 8. 25 Mendoza,X. "Memòria del seminari sobre indicadors de gestió de serveis municipals". Diputació de Barcelona, Federació de Municipis de Catalunya, ESADE, Barcelona 1992, página 38. 26 Modificación de un cuadro del informe de la OCDE "Iniciatives de qualitat en els serveis als paï sos membres de la OCDE". Papers de Formació nº 41. Servei de Formació Local. Diputació de Barcelona 1997. 24 PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 17 Beneficiario de prestaciones públicas Consumidor Produmidor (productor y consumidor) Usuario Comprador Contribuyente Regulado ADMINISTRACION El ciudadano recibe un beneficio monetario al cual tiene derecho. En general, es el beneficiario en gran medida de este beneficio. El prestador tiene el monopolio de este servicio. Ejemplo: la prestación por desempleo. El ciudadano tiene cierta capacidad de elección entre varias ofertas de servicios, públicos y privados, pero, en gran medida, tiene dependencia de ellos. La prestación del servicio es personalizada. Ejemplo: servicios de ayuda domiciliaria. Los ciudadanos, aunque sean receptores de los servicios participan activamente en su prestación. Generalmente esta participación es voluntaria. Ejemplo: padres que participan y reciben los servicios prestados por las APA escolares. Cuando los ciudadanos utilizan el servicio público, sobre el cual no tienen alternativa pero no dependen de él y el servicio no es personalizado. Ejemplo: los parques públicos. Los ciudadanos pagan un precio por el servicio público. El prestador tiene el monopolio de este servicio y el ciudadano depende bastante de él. Ejemplo: servicio de correos y transporte ferroviario. Los ciudadanos tienen por ley unas obligaciones con el prestador del servicio, aunque esperan recibir una compesación por el complimiento de sus obligaciones. Ejemplo: la relación que se establece con la Agencia Tributaria o la recaudación municipal. Los ciudadanos están sujetos a inspecciones, regulaciones, cumplimiento de normativas, etc.. que tienen un impacto significativo en su comportamiento social. El ciudadano está legalmente obligado a cumplir estas normas, pero espera del prestador una actuación rápida y atenta. Ejemplo: normas de seguridad, regulaciones medioambientales, etc.. Una vez clarificada la cuestión de la heterogeneidad de relaciones que los ciudadanos establecen con sus administraciones, debemos analizar si los beneficiarios de los servicios públicos comparten las mismas características que tienen los clientes en sus transacciones con las empresas privadas. Si para el sector privado es fácil identificar los clientes: las personas que pagan por unos servicios; en el ámbito público no sucede los mismo mientras no exista un uso generalizado del pago por servicios. Además, en muchas ocasiones aquellos que reciben los servicios prestados por la administración no son los que contribuyen totalmente a su financiación; mientras que existen otros ciudadanos que, sin recibir los mismos servicios, quizás contribuyen relativamente más a su financiación. Esta es, por ejemplo, la lógica subyacente al sistema de solidaridad sobre la cual se basa el modelo redistributivo del Estado del Bienestar. Algunos autores sostienen con vehemencia que los ciudadanos, en sus relaciones con los servicios gubernamentales, no pueden ser considerados jamás como clientes. Ron Hikel 27, por ejemplo, considera que existen dudas razonables para afirmar que los ciudadanos sean clientes verdaderos de las administraciones, por las siguientes razones: 1. Los ciudadanos, como usuarios de los servicios públicos no tienen ninguna posibilidad de elección. Por ello, aunque intentemos explicar a los ciudadanos que son los clientes de la administración, ellos no lo perciben así. Dice Ron Hinkel: "Estando de pie ante un inspector, usted no tiene ninguna sensación de ser un cliente del gobierno". 2. Las empresas privadas generalmente recogen informaciones de sus clientes para mejorar los servicios. No ocurre lo mismo en el sector público. A pesar de que en muchas administraciones se recogen las opiniones de los ciudadanos existen muchos filtros para que no lleguen las noticias malas. 3. Aunque se igualen los conceptos de cliente y ciudadano se pierde el sentido de la responsabilidad ciudadana y del papel del gobierno. Hinkel,R. "Real Customer Service in Government: Is it possible?". Artículo del fondo documental de KPGM Centre for Government. Documentación accesible via Internet. 27 PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 18 4. Unicamente los ciudadanos podrían considerarse clientes, cuando ellos decidan libremente relacionarse con la administración, paguen los costos de los servicios y puedan escoger otras opciones cuando queden insatisfechos por los servicios recibidos. No todo el mundo comparte la contundencia de Ron Hikel. Otros puntos de vista sostienen que, a pesar de las importantes diferencias existentes entre los clientes del sector público y los beneficiarios del sector público, o los matices que pueden establecerse entre usuarios directos de los servicios públicos y sus contribuyentes vía impuestos, resulta útil, para los propósitos de modernización de las administraciones, considerar como clientes de los servicios públicos aquellas personas que se benefician de los mismos. Tanto porque ellos expresan una demanda como porqué se relacionan con la administración como prestadora de servicios. Sue Richards afirma que "los clientes de los servicios públicos pueden ser definidos simplemente como los receptores inmediatos del servicios, en vez de, como ocurre en el sector privado, ser definidos como compradores (…) También puede haber una definición más amplia del cliente para incluir el concepto de ciudadano allí donde los intereses de un grupo más amplio forman parte de la transacción" 28 Las anteriores palabras de Sue Richard plantean la cuestión de si los ciudadanos, en sus relaciones con la administración, deben ser considerados meramente consumidores de los servicios públicos o deben tener otro tratamiento. Creo que corremos el peligro, cautivados por un exceso de confianza reparadora en las técnicas de gestión, de considerar al ciudadano solamente como cliente consumidor de la administración y que la misión de ésta sea, únicamente, atender eficaz y eficientemente, como mero administrador, sus peticiones. Quienes comparten este punto de vista reducen el concepto de ciudadano, en su relación con la administración, a la dimensión de consumidor de servicios y por lo tanto únicamente le reconocen sus derechos individuales (los derechos de ciudadanía serían prácticamente los derechos del consumidor) renunciando, con ello, a admitir como ciertos los derechos y deberes de ciudadanía, o la defensa del interés general. Hay que proponer otro punto de vista. Como muy bien dicen Prior, Stewart y Walsh "los servicios públicos no son normalmente servicios individuales proveídos sobre una demanda que responde a una necesidades, o a unas peticiones colectivas. Sirva esto no para argumentar contra la mejora del servicio para los clientes, sino para tomar conciencia que el servicio está dentro de un sistema de política pública. En el pasado este sistema ha tendido a descuidar al cliente. Sin embargo, sería igualmente peligroso asumir que el interés público pudiera descuidar el interés por el cliente individual. En el servicio público han de equilibrarse el interés público y las necesidades del usuario o del cliente" 29. Hay que ampliar el concepto de cliente, aunque sigamos utilizando coloquialmente este término, incorporándole la dimensión de ciudadano. Solo así lograremos dar a este concepto una dimensión plenamente comunitaria, en lugar de lectura individualista que comporta, de entrada, el concepto cliente. La orientación al cliente no debe diluir las responsabilidades que los cargos electos tienen en la dirección del gobierno municipal. La incorporación de la preocupación por los clientes da una nueva dimensión a la acción de gobierno, pero jamás debe laminar la intervención de los cargos electos en la gobernación del municipio. Los decisores políticos, en quienes descansa la gobernabilidad de las administraciones, nunca deben perder de vista que en la prestación y recepción de los servicios públicos confluyen numerosos y variados intereses. La mayoría de servicios públicos expresan la Richard,S. "El paradigma del cliente en la gestión pública", GAP nº 1, Madrid, 1994. Prior,D., Stewart,J. Walsh,K. "Is the Citizen's Charter a Charter for Citizens?" The Belgrave Papers nº 7; The Local Government Management Board, Luton 1993. página 31. 28 29 PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 19 coincidencia de variados intereses que influyen para configurar el modo y el contenido del servicio público. Al conjunto de personas interesadas por un servicio público se les denomina "stakeholders". El decisor público debe identificar las distintas personas interesadas por los servicios de las administraciones y determinar cuales son sus intereses. Esta información será muy útil para establecer las políticas y los programas de gobierno. La acción de gobierno es, por naturaleza, la búsqueda de consenso entre intereses, aunque en algunas ocasiones ante el decisor político se alumbra un escenario donde las demandas individuales entran en conflicto con los intereses generales. El decisor político no puede eludir, como ya hemos mencionado, la "responsabilidad dual" 30 que toda acción de gobierno comporta: saber consensuar el interés individual con el interés público. Porqué en el contexto municipal la responsabilidad política exige que los gobernantes definan qué es el interés común y que sean ellos quienes decidan, ante un numero infinito de demandas, cuales se atienden, que servicios se prestan, a quien se presta y como se prestan. A modo de recapitulación de todo lo anterior podemos decir que, en primer lugar, los gobernantes actúan representando a todos los ciudadanos y estos, como colectivo, deben ser considerados, ciertamente, como clientes de las administraciones públicas. Pues, a pesar de todos los matices que tiene el concepto, es recomendable el uso del término cliente si ello sirve para condensar simbólicamente el sentido que debe tomar la nueva modernización de las Administraciones Públicas. Sin embargo, es bueno no olvidar que los ciudadanos, considerados individualmente, mantienen múltiples relaciones con las administraciones públicas: unas veces pueden considerarse como personas interesadas, otras son tratadas como contribuyentes, mientras que en otras, son beneficiarios directos de los servicios públicos. Ante esta pluralidad de situaciones la acción de gobierno consiste en tomar decisiones que afectan de manera desigual a la diversidad de intereses de los ciudadanos. No es una cuestión fácil de resolver. Los gobernantes deben buscar el máximo consenso entre las partes interesadas. Reconocer la existencia de esta diversidad de intereses es útil para distinguir dos campos de actuación en un ámbito tan concreto como un ayuntamiento: el ámbito de las decisiones políticas y el ámbito administrativo donde se operativizan estas decisiones. Mientras los ciudadanos, las personas interesadas, los contribuyentes, etc… intentarán influir sobre las decisiones políticas; los clientes serán aquellas personas que se beneficiarán directamente de las actuaciones de las administraciones públicas. El siguiente esquema resume las anteriores ideas. Una cuestión, aun no del todo resuelta, del enfoque hacia el cliente adoptado por la mayoría de administraciones públicas, es como armonizar los derechos y deberes de todos los ciudadanos con los intereses de aquellos (los contribuyentes), que con sus aportaciones contribuyen a la financiación de los servicios públicos y aquellos que, sean o no contribuyentes, los reciben. No es tema fácil de resolver. Especialmente porque los mecanismos desarrollados por las democracias representativas para encontrar este equilibrio no terminan de funcionar. Hoy, la crisis de legitimidad del modelo burocrático de las Administraciones Públicas, ha puesto de manifiesto el déficit de participación política de los ciudadanos y la escasa incidencia que estos tienen en la toma de decisiones sobre asuntos que les afectan directamente. Conscientes de esta realidad muchos de los países que han introducido en su interior estrategias de gestión de la calidad, han aprovechado sus métodos y técnicas, para emprender reformas de mayor calado político para ampliar los canales participativos de los ciudadanos. Osborne,D. y Plastrik,P. La reducción de la burocracia. Cinco estrategias para reinventar el gobierno". Paidós , Barcelona 1998. Página 228. 30 PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 20 A pesar de los esfuerzos desarrollados para clarificar las distintas ideas y visiones que se entremezclan tras el concepto de cliente, aun existen importantes cuestiones por resolver. A pesar de que "el enfoque al cliente sea un concepto claro y sencillo, como en la mayoría de cosas, en la práctica resulta un poco más difícil" 31 . Aunque estas cuestiones puedan parecer complejas, y en algunos casos susceptibles de abrir debates de ideas, es necesario plantearse estas cuestiones, pues ellas condicionan el modelo de administración del próximo milenio. A continuación sugiero algunos de los temas que, tarde o temprano deberán incorporarse a las agendas del debate público sobre como desarrollar la calidad en los distintos niveles de las administraciones públicas. ¿Quiénes deben ser considerados los clientes de los servicios públicos?, ¿Quienes son las personas interesadas en los servicios públicos y cuáles son sus intereses?, ¿Cómo distinguir los deseos de los clientes de sus necesidades?, ¿Puede suceder que las necesidades no coincidan con los deseos de las personas?, ¿Siempre hay que hacer caso de la opinión de los clientes de los servicios públicos?. ¿Quién tiene la última palabra sobre los servicios públicos?, ¿En que medida los clientes de los servicios públicos deben establecer como se prestan estos?, ¿Cómo influye la opinión de los contribuyentes?, ¿Cómo se establecen los estándares de calidad de los servicios?, ¿Quién determina el nivel de calidad de un servicio público?, ¿Quién toma la decisión de fijar el nivel de calidad que han de tener los servicios públicos?, ¿Cuáles son la relaciones entre los intereses generales y los intereses de los receptores de los servicios públicos?. ¿Quién representa los intereses de los clientes de los servicios públicos? ¿De que manera se consulta a los clientes de los servicios públicos?. ¿Cómo se regula el derecho de los ciudadanos a opinar sobre los servicios públicos?, ¿Está obligada la administración a recoger la opinión de los ciudadanos, de sus clientes o de las personas interesadas?, ¿Cómo mejorar el grado de elección de los ciudadanos en sus relaciones con las administraciones públicas?. ¿Existe competencia dentro de las administraciones para proveer los servicios a los ciudadanos? ¿Cuáles son los derechos y deberes de los clientes?, ¿Están amparados los ciudadanos ante el incumplimiento de los estándares de servicio por parte de las administraciones? ¿Saben los ciudadanos que hacen las administraciones para atender sus necesidades? ¿Están informados los ciudadanos de lo que cuesta a la administración atender sus necesidades?. Estas, y otras cuestiones semejantes, constituyen una atractiva agenda que, tanto los decisores políticos como los gestores públicos deberán atender en los próximos años. Las respuestas a estas cuestiones bien seguro que influirán en la recomposición de la credibilidad de las administraciones públicas ante los ciudadanos. OCDE "Iniciatives de qualitat en els serveis als paï sos membres de la OCDE". Papers de Formació nº 41. Servei de Formació Local. Diputació de Barcelona 1997. 31 PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 21 PROPUESTA DE UN SISTEMA DE CALIDAD MUNICIPAL Las múltiples experiencias acumuladas en el sector privado permiten construir un amplio marco referencial de cuales son los principales valores de un sistema de gestión calidad. Para nuestro propósito resulta interesante contrastar estos valores con la realidad de las administraciones públicas y analizar las posibilidades que ofrecen estas para aplicar estos valores o, en caso contrario, si pueden utilizarse para establecer un marco referencial propio de las administraciones públicas. Como punto de partida de esta reflexión propongo asumir los principios básicos propuestos por el Instituto Nacional de la Calidad de Canadá porqué creo que ellos, en buena medida, no resultan disonantes para un entorno público: • • • • • • • • • • Cooperar, trabajar en equipo y de forma relacional Liderar y dar ejemplo Satisfacer a los clientes Respetar y fomentar el desarrollo personal Fomentar la participación Prevenir y trabajar bien Mejorar continuamente Decidir sobre hechos y datos Atender los intereses de las personas interesadas (stakeholders) Mostrar una conciencia social ejemplar La experiencia acumulada en el sector privado ha animado a algunos organismos, cuya misión es orientar a quienes quieren implantar la gestión de la calidad, ha difundir modelos de gestión de la calidad que parten de la concepción de la calidad como sistema. La gestión de la calidad en el ámbito municipal debe considerarse y tratarse como un sistema: el Sistema de Calidad Municipal. Este sistema, de acuerdo con lo establecido por la norma ISO 9004 consta de "una estructura organizativa, las responsabilidades, los procedimientos, los procesos y los recursos necesarios para llevar a cabo la gestión de la calidad". Por la propia complejidad de un ayuntamiento, el sistema de calidad está compuesto de varios subsistemas que surgen de los distintos niveles de decisión y de actuación existentes en el entorno municipal. Cada uno de estos sistemas influye en la obtención de la calidad total del ayuntamiento. • Calidad en la dirección. Los órganos de gobierno del ayuntamiento deben establecer con claridad cual es la visión y las misiones que orientarán tanto las prestaciones de servicios obligatorias, como aquellas actuaciones que se integren en la agenda política del mandato. En cualquier caso gobernar un ayuntamiento con criterios de calidad significa tener muy claros los objetivos y resultados estratégicos, que quieren obtenerse a medio y largo plazo, y a partir de estos establecer los objetivos operativos de gestión y sus correspondientes indicadores de control y de evaluación. Quienes tengan la responsabilidad de la dirección municipal deberán incorporar el punto de vista del ciudadano en el momento de su toma decisiones. • Calidad en los procedimientos. Se trata de gestionar los procedimientos más adecuados para conseguir los objetivos y resultados propuestos, especialmente los relacionados con la satisfacción de los ciudadanos, y procurar que ello se consiga de la forma más transparente, eficaz y eficiente PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 22 posible. La calidad de los procedimientos también está asociada al conocimiento que se tenga de sus resultados y de los recursos empleados. • Calidad en las relaciones internas. Esta parte del subsistema debe procurar que en las múltiples relaciones internas que se dan en la organización municipal para la prestación de servicios a los ciudadanos, se apliquen las exigencias propias de una relación cliente-proveedor interno. • Calidad en las relaciones con los proveedores. Asegurar que el sistema de proveedores y las condiciones que regulan las compras de bienes y servicios del ayuntamiento sean las más idóneas para garantizar la eficacia y la eficiencia de los servicios al ciudadano, así como un uso eficiente de los recursos públicos. En este sentido se debe analizar el control de la calidad aplicado con los proveedores, el sistema de pagos, la oportunidad en la entrega de los suministros, etc... • Calidad en las relaciones con el entorno. Se trata de conseguir que los diferentes niveles relacionales externos del ayuntamiento, así como sus influencias sobre el entorno, estén presididas por los criterios globales de calidad. La administración local interactúa constantemente con el medio ambiente, con el entorno político y con entidades e instituciones que constituyen la sociedad civil, y con los individuos que conforman la realidad del municipio. También en este heterogéneo marco las administraciones locales deben velar porque estas relaciones estén presididas por criterios de calidad. • Calidad en la prestación de los servicios al ciudadano. Esta parte del sistema se ocupa del correcto diseño de la prestación de los servicios a los ciudadanos. Es la parte final de todo el proceso de gestión de la calidad municipal el cual pretende que el ciudadano quede satisfecho de la calidad de los servicios prestados por el ayuntamiento. ESTRATEGIAS PARA IMPLANTAR LA CALIDAD No creo que exista una estrategia general que pueda recomendarse como camino mágico hacia la calidad en la administración local; más bien opino que habrá que utilizar múltiples estrategias adaptadas a las diferentes realidades de las administraciones locales. Con todo, y a sabiendas que las siguientes propuestas deben estar permanentemente sometidas a escrutinio, sugeriré una posible vía metodológica para implantar la gestión de la calidad en un ayuntamiento. Aunque se tratan de unas propuestas contrastadas por la experiencia práctica de algunos ayuntamientos, ello, por si solo , no prueba que se trate de una estrategia de carácter universal. Simplemente, se trata de una estrategia que se ha aplicado en varios ayuntamientos y ha servido. Para implantar la gestión de la calidad en un ayuntamiento hay que distinguir el grupo de iniciativas que deben integrarse en lo que hemos denominado ámbito político de la calidad municipal, de aquellas otras que forman parte de los niveles más operativos de la gestión de la calidad. En el siguiente esquema, reelaborado a partir de un esquema inicial de Lucy Gaster 32 he resumido las diferentes fases a seguir en la 32 6. "Quality in Public Services" Lucy Gaster Open University Press, Buckingham - Philadelphia, 1995, página PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 23 POLITICA DE DESARROLLO DE LA CALIDAD implementación de un sistema de calidad en un ayuntamiento. Más adelante propongo una serie de recomendaciones a seguir, junto con una serie de advertencias, para quienes se decidan a implantar la calidad en un entorno municipal. DECIDIR INICIAR APLICAR EL SISTEMA DE CALIDAD DECLARAR LA VISION BUSCAR EL CONSENSO MAXIMO EVALUAR DE LOS RESULTADOS DECIDIR LOS OBJETIVOS ESTRATEGICOS NUEVAS AREAS DE MEJORA DEFINIR LA CALIDAD DESEADA CONTROL Y MEDICION DE LA CALIDAD CIUDADANOS USUARIOS CREAR UN GRUPO IMPULSOR PERSONAL CONTACTO COMUNICAR LOS RESULTADOS POLICY-MARKERS STAKEHOLDERS SISTEMA DE QUEJAS Y SUGERENCIAS CREAR ESTANDARES DE CALIDAD AUDITAR LA CALIDAD ACTUAL SISTEMA DE RECOGIDA IDEAS DE MEJORA DECIDIR DONDE MEJORAR LA CALIDAD CREAR CARTAS DE SERVICIOS •COMO ESTAMOS: AUTOEVALUACION EFQM •QUINES SON LOS CLIENTES •COMO NOS VEN: MODELO SERVQUAL •DONDE ESTAMPS:BENCHMARKINS INSTITUCIONAL ACTUACION OBJETIVOS OPERATIVOS EJECUCION Y CONTROL FORMAR EQUIPOS DE CALIDAD DOCUMENTAR LOS PROCESOS DE MEJORA FIJAR OBJETIVOS Y PROGRAMAR APRENDER TECNICAS DE RESOLUCION DE PROBLEMAS CREAR EL MANUAL DE ANALISIS Y RESOLUCION DE PROBLEMAS PRIORIZAR ACTUACIONES PRIMERA RECOMENDACIÓN: PLANIFICAR LA CALIDAD. La calidad en una administración local no se alcanza por esfuerzos espontáneos, sino por la acción planificada efectuada desde posiciones de gobierno. Recrear la administración en clave de calidad es objetivo de gobierno. Para ello el equipo político municipal debe comprender que repensar la administración pública en clave de calidad es algo más que cuatro actuaciones de propaganda, se trata de consolidar un sistema de dirección y gestión cruzados por los conceptos de calidad. Aunque atractivas, las experiencias aisladas, más llenas de voluntad que decisión, siempre terminan en vías muertas. Construir un ayuntamiento de calidad no puede ser el resultado de una meritoria y voluntariosa actividad de unos cuantos, a no ser que estos cuantos será el equipo de gobierno. Primera advertencia: sin un adecuado soporte político no puede implantarse un sistema de gestión de calidad en un ayuntamiento. SEGUNDA RECOMENDACIÓN: CREAR UNA ESTRUCTURA IMPULSORA. La segunda recomendación es que el equipo de gobierno cree y lidere un órgano impulsor de todo el proceso de la calidad dentro del ayuntamiento. Su composición puede ser variada, pero la organización debe ver que se trata de un grupo humano investido de autoridad y que ésta sea reconocida para poder pilotar el proceso. Este PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 24 grupo impulsor debe recibir una formación específica orientada a reforzar la estrategia de desarrollo del sistema de la calidad. Se puede aprovechar el proceso formativo del grupo impulsor para empezar a poner las bases del sistema de calidad del ayuntamiento. Más que someter al grupo impulsor a un baño de conceptos, es mejor que él aprenda, qué es calidad construyendo el propio armazón del sistema de calidad del ayuntamiento. Para ello creo, sinceramente, que el modelo de la Fundación Europea para la Calidad (EFQM), que será utilizado en la siguiente fase, ofrece muchas oportunidades para combinar el aprendizaje de la calidad con la creación del propio sistema. Segunda advertencia: sin un núcleo humano que lidere y ayude al resto de la organización a trabajar en clave de calidad, es poco probable que la gestión de la calidad sea realidad en un ayuntamiento. TERCERA RECOMENDACIÓN, DIAGNOSTICAR EL ESTADO DE LA CALIDAD. El paso siguiente consiste en saber en qué estado se encuentra el ayuntamiento y cómo perciben los ciudadanos que está. Para ello sugiero que el grupo impulsor utilice el modelo de diagnóstico de la EFQM; aunque este modelo, reclama una adaptación más real a la administración pública local. Con este modelo de referencia el grupo impulsor, procurando implicar al equipo de gobierno, autoevalúa la organización municipal en clave de parámetros de calidad. La Comunidad autónoma de Madrid y el ayuntamiento de Esplugues del Llobregat, por ejemplo, son administraciones que diagnostican su nivel de calidad empleando el modelo de la EFQM. También pueden utlizarse otros instrumentos de autoevaluación, por ejemplo los criterios de calidad formulados por el Instituto Nacional de Calidad de Canadá33. La autoevaluación permite obtener una visión, a modo de foto fija, del cómo la organización dice que se encuentra. El paso siguiente consiste en salir fuera de la organización y saber qué percepción tienen los ciudadanos de la organización municipal. Para ello el grupo impulsor debe aprender a manejar cuestionarios del tipo Servqual o calidad de servicios 34. En muchas ocasiones el grupo impulsor deberá aprender lógica de estos cuestionarios y reformularlos en clave de su realidad municipal. La información aportada por el cuestionario de calidad de servicios, introduce la opinión de los ciudadanos en las preocupaciones del grupo impulsor de la calidad. Puede ser útil que el grupo impulsor utilice otros mecanismos recaudadores de opinión o aprenda a aprovechar las múltiples fuentes de información existentes ya, en un ayuntamiento, para releer estos datos desde la perspectiva de la calidad. En muchos ayuntamientos existen oficinas encargadas de recoger quejas de los ciudadanos, las cuales debidamente analizadas, aportan una información muy provechosa para tomar el pulso de la organización desde la perspectiva de la calidad. Algunos ayuntamientos han empleado técnicas cualitativas para conocer la opinión de los ciudadanos. Técnicas del tipo "focus group" o de "Grupo Nominal" son muy útiles para conocer la percepción cualificada del ciudadano. La consulta a los ciudadanos es esencial en esta nueva etapa de la gestión municipal. La consulta y la participación de los ciudadanos son una exigencia de la calidad de los servicios. Gracias a la consulta los gestores saben la opinión de los ciudadanos sobre cual es su percepción de la calidad de los servicios recibidos además de que con la participación los ciudadanos "The Canadian Quality Criteria". National Quality Institute. Ontario 1997 Zeithaml,V.A., Parasuraman,A., y Berry,L.L. "Calidad total en la gestión de servicios". Díaz de Santos. Madrid, 1993. 33 34 PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 25 pueden incidir en la toma de decisiones sobre los servicios a prestar y sus características principales. El Consejo del Tesoro del Canadá afirma 35 que la consulta ciudadana logra: • • • • • • Saber en qué aspectos se puede mejorar la prestación del servicio Saber cómo se puede incrementar la satisfacción del ciudadano Conocer mejor cuáles son las necesidades de los ciudadanos y cómo atenderlas con la prestación de los servicios. Ayudar a los ciudadanos a comprender/entender los servicios prestados. Gestionar las expectativas de los ciudadanos cuando ellas sobrepasan el límite establecido o las posibilidades de la organización. Demostrar que se tiene en cuenta la opinión del ciudadano. En defnitiva, los beneficios de la consulta parecen superiores a no hacerlo. Finalmente, como complemento a estas primeras fases orientadas al diagnóstico de la organización, el grupo impulsor puede recabar información de otros municipios más experimentados en la implantación del sistema de calidad o que tiene institucionalizado un sistema de gestión por indicadores. Se trata de realizar un benchmarking institucional no competitivo, pero si cooperativo. Ver lo que hacen los otros y averigüar cuál es la posición relativa de la organización ante estos datos, puede ser muy útil para descubrir en qué aspectos se debe mejorar. Antes de emprender en solitario nuevas experiencias o adentrarse en complejas operaciones de rediseño de organizaciones, puede resultar práctico averigüar si alguien más ya ha andado el mismo camino y cuales son sus resultados y los errores cometidos. Ambas cuestiones son muy necesarias, tanto para aprender a partir de las experiencias de otras organizaciones como para compararse como ayuntamiento con otras realidades. Tercera advertencia: la gestión de la calidad debe construirse sobre datos y debe empezarse mejorando o removiendo aquellos obstáculos que impiden a los ayuntamientos dar servicios de calidad a los ciudadanos o en aquellas actuaciones donde los errores tienen graves efectos económicos para el municipio. Hasta aquí lo que podríamos considerar las fases en las cuales el equipo de gobierno, primero, y el grupo impulsor luego, sitúan el alcance de la calidad dentro del ayuntamiento y evalúan el grado de la calidad municipal. Como resultado de este proceso se obtiene el diagnóstico de calidad del ayuntamiento. Las actividades de las fases siguientes permiten construir propiamente la estrategia para orientar la organización municipal hacia la calidad. CUARTA RECOMENDACIÓN: HACER PARTICIPAR A LOS TRABAJADORES EN LA MEJORA DE LA CALIDAD. Con los datos proporcionados en la fase de diagnóstico, el equipo impulsor de la calidad puede desplegar la calidad en los diferentes niveles de la organización municipal para que llegue a todos sus intersticios. Es una buena ocasión para promover iniciativas de gestión que aúnan la prestación de servicios de calidad a los ciudadanos y la movilización de la inteligencia, la creatividad, la innovación y el compromiso de los empleados públicos en la mejora de los servicios públicos. En la administración pública la participación de sus trabajadores es indispensable para la 35 Conseil du Trésor. Canada. Services de Qualité. Guide I. Consultation des Clients. Documento de Internet. PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 26 superación de las trabas burocráticas y la orientación de los servicios hacia los ciudadanos. La calidad en los servicios municipales únicamente podrá lograrse a partir del compromiso efectivo de los empleados públicos. La gestión de la calidad, aplicada para mejorar la receptividad de la administración local, no puede prosperar sino cuenta con una implicación clara de los diversos agentes que intervienen en la prestación de los servicios. Sin participación no hay oportunidades para la calidad. Ninguna iniciativa de mejora llegará a buen puerto si quienes deben pilotarla no se sienten partícipes del proyecto. Se trata de conseguir que los empleados públicos identifiquen, con rigor y método, los problemas que son un obstáculo para la calidad de los servicios sepan buscar las mejoras propuestas de solución alternativa a estos problemas y gestionen su aplicación. Algunas administraciones locales han desarrollado con éxito estrategias de empowerment de sus recursos humanos. Han sabido aprovechar su creatividad para transformar la administración y hacerla más atenta a las necesidades de los ciudadanos. Del análisis de estas experiencias se deduce que el mejor camino para impulsar el “empowerment” es la creación de equipos de mejora de los servicios. Con ello se crea un ámbito, en el cual los trabajadores desarrollan y aplican su creatividad e inteligencia en la resolución de problemas ,que afectan a la calidad de los servicios prestados a los ciudadanos. Estos equipos de mejora, después de un proceso formativo específico, son espacios de creatividad, en los cuales los trabajadores aprenden y practican las distintas técnicas que la gestión de la calidad ha impulsado para lograr la mejora continua de los servicios. Es aconsejable constituir equipos de mejora alrededor de las dificultades o errores detectados en la fase de diagnóstico. De ahí el interés de utilizar las informaciones aportadas por el modelo de la EFQM, u otras fuentes de diagnóstico, porque permiten revisar en profundidad la organización municipal. El objetivo de esta fase es la de introducir en la organización municipal la práctica de trabajar en grupos de mejora de la calidad. Para ello la mejor estrategia es constituir los grupos, alrededor de los problemas detectados y formarlos en las técnicas de resolución de problemas. Como soporte a este proceso el equipo impulsor de la calidad puede promover la edición de un manual práctico, sobre el funcionamiento de un equipo de mejora y sobre las técnicas más habituales en la resolución de problemas. A medida que los equipos de mejora realizan su labor, el equipo impulsor de la calidad deberá velar por la implantación de las soluciones propuestas y, en el caso de representar una mejora notable para la organización, desarrollar el sistema de incentivación. Será en esta fase cuando el equipo impulsor de la calidad deberá facilitar a los equipos de mejora los recursos suficientes para poder formalizar las prácticas desarrolladas a fin de poder formalizarse. Cuarta advertencia: procure que los equipos de mejora trabajen sobre problemas reales de su ayuntamiento, cuenten sus propuestas de mejora al equipo de gobierno y reciban de este su apoyo y los recursos necesarios para aplicarlas. QUINTA RECOMENDACIÓN: MEDIR LA CALIDAD. El grupo impulsor de la calidad debe crear un sistema de información sobre la gestión de la calidad con los correspondientes indicadores de calidad. También en esta fase, el grupo impulsor debe crear el sistema de recabar periódicamente la opinión de los ciudadanos para poder medir el nivel de calidad de los servicios municipales. La implantación y desarrollo de la gestión de la calidad, ya desde sus orígenes, ha estado PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 27 estrechamente relacionada con la medición de las tareas. Para mejorar la calidad hay que comparar, y para comparar hay que medir. Medir la calidad es muy importante porque, de acuerdo con la opinión del Consejo del Tesoro del Canadá 36, la información obtenida permite: • • • • • Mejorar la calidad y la eficacia de los servicios Determinar la pertinencia y la importancia de los servicios prestados (y con ello ayudar al decisor a conformar una opinión sobre el acierto de ofrecer los servicios). Obtener una información que permita establecer normas de servicio. Conociendo las expectativas de los clientes y sabiendo cual es el nivel de calidad esperado los gestores de los servicios pueden establecer los objetivos de los servicios y los trabajadores saber lo que espera la organización de ellos. Tener una información que permita repensar el servicio. Saber si, simultáneamente, se logra satisfacer los deseos de los ciudadanos, dar respuesta a los objetivos políticos y utilizar adecuadamente los recursos públicos. El grupo impulsor deberá estimular que cada servicio municipal establezca los correspondientes indicadores de calidad. Estos deben permitir evaluar el logro general de los objetivos marcados para cada servicio y conocer la evolución de su nivel de calidad a partir de la satisfacción del ciudadano. Los indicadores de calidad pueden referirse tanto al proceso de producción del servicio como al propio resultado del servicio o la satisfacción que éste produce a los ciudadanos. De esta manera el sistema de indicadores de calidad puede articularse en tres niveles: • Indicadores de calidad del proceso. Este grupo de indicadores miden la calidad de los procesos que intervienen en la producción de los servicios municipales. • Indicadores de la calidad del servicio. Este tipo de indicadores evalúan si el servicio ha sido prestado con conformidad a unos estándares de calidad fijados de antemano. Los denominados estándares de calidad del servicio son fijados a través del diseño del propio servicio y su logro está confiado al sistema de aseguramiento de la calidad. • Indicadores de satisfacción. Son los indicadores que miden la calidad externa del servicio o satisfacción de los usuarios. La base de la evaluación de la calidad externa es la valoración efectuada por los propios usuarios del servicio. Se trata de medir si la satisfacción del usuario, objetivo fundamental de la calidad, es la correcta. El Consejo del Tesoro del Canadá 37sugiere que la mejor estrategia para poner en marcha un sistema de medición de calidad consiste en: • • • Determinar quienes son los clientes Determinar los objetivos de la información Elaborar una estrategia de medición Conseil du Trésor. Canada. Services de Qualité. Guide II. Mesure de la satisfaction des clients. Documento de Internet. 37 Conseil du Trésor. Canada. Services de Qualité. Guide II. Mesure de la satisfaction des clients. Documento de Internet. 36 PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 28 • • • • Recoger datos, analizarlos y difundirlos Utilizar y comunicar las informaciones recogidas sobre la satisfacción Revisar las prácticas de medición Volver a iniciar el proceso Existen numerosos sistemas que permiten a los ayuntamientos saber el nivel de calidad en la prestación de los servicios municipales o conocer la percepción de la calidad por parte de los ciudadanos. De más utilizados en el mundo local destacamos: • • • • • • • • • • Realizar sondeos periódicos a los usuarios de los servicios a fin de conocer su grado de satisfacción Utilizar técnicas cualitativas grupales para conocer la opinión de los empleados prestadores de los servicios y sus clientes. Utilizar la figura del “cliente anónimo” Estar atentos a la opinión pública Buzones de sugerencias y quejas Correo electrónico para recoger sugerencias y quejas Cartas a las autoridades municipales Teléfonos directos 800 Iniciativas del tipo Defensor del Ciudadano o la creación de oficinas de segunda instancia para atender a los ciudadanos Informes del personal municipal en contacto con el público; Quinta advertencia: lo que no se mide, no se hace. Sólo se puede mejorar aquello que se ha medido. SEXTA RECOMENDACIÓN: PARTICIPACIÓN DE LOS CIUDADANOS. Algunas de las iniciativas de calidad de servicios emprendidas por las distintas administraciones públicas replantea ciertos aspectos de las relaciones entre el Estado y los ciudadanos. Un factor de éxito para la consolidación del nuevo paradigma legitimador de la nueva administración pública es el logro de nuevas cotas de participación ciudadana tanto en la definición como en la gestión de los servicios públicos. Podemos afirmar que sin participación, no hay calidad. En el ámbito municipal hay que hacer realidad viva la afirmación clásica de Tom Peters sobre la extensión del concepto de la calidad: "más que escuchar a los clientes, interactuar con ellos. Y, de manera consistente, más que clientes satisfechos, clientes comprometidos.." 38 . Se trata de tener ciudadanos comprometidos. Pero sólo habrá ciudadanos comprometidos, si ellos participan en las decisiones que incumben las políticas públicas y el desarrollo de los servicios públicos. Para ello hay que resolver el importante déficit participativo ocasionado por el modelo burocrático de administración pública. Muchos ciudadanos expresan la percepción de estar fuera de los ámbitos donde se toman decisiones político-administrativas que les afectan. Este sentimiento es fuente de importantes insatisfacciones, especialmente cuando se constata que se abre la brecha existente entre la decisión política y los problemas ciudadanos. Muchos de los cambios necesarios hoy, en nuestra sociedad, exigen abrir nuevos espacios de complicidad y de cooperación público-privado y que la ciudadanía asuma nuevos protagonismos en la gobernación pública. La participación de los ciudadanos es un reto y una tarea urgente para revitalizar el espacio público y complementar el papel 38 Peters,T. "Reiventando la excelencia. El management liberador", Ediciones B, Barcelona, 1993, página 890. PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 29 representativo de los cargos electos. Se trata de incorporar el punto de vista del ciudadano, tanto durante la fase de la planificación de las políticas públicas, como en la ejecución de las mismas a través de la acción de gobierno. Algunos países han tomado iniciativas concretas para solventar este problemas, por ejemplo, consultan sistemáticamente sus proyectos de leyes y normativas, antes de su aprobación, con los grupos afectados. Según la OCDE “tan importante es la capacidad de consulta para mejorar la credibilidad y la legitimidad de la acción de gobierno como su capacidad para conseguir el soporte de los grupos implicados en el proceso de decisión y una aceptación más grande de la normativa” 39. Los esfuerzos de renovación del gobierno local, realizados por el nuevo laborismo de Tony Blair, se basan en un aumento de los canales participativos de los ciudadanos y la mejora de la calidad de los servicios 40. Los ayuntamientos deben encontrar nuevas e imaginativas fórmulas de participación que aumenten su permeabilidad a la cooperación y colaboración mutua con los ciudadanos. Son atractivas las iniciativas emprendidas por algunos ayuntamientos de imaginar nuevos cauces a la participación ciudadana. Actualmente se están experimentando nuevos canales participativos que permiten aumentar la “responsabilidad participativa” de los ciudadanos en la toma de decisiones en cada uno de los niveles de la administración. Algunas de estas experiencias aprovechan los recursos telemáticos, para crear “espacios públicos virtuales” desde los cuales profundizar y propagar los valores de la democracia. A continuación, a modo de ejemplo, se relacionan algunas de las estrategias desarrolladas por algunos ayuntamientos para explorar nuevas posibilidades a la participación ciudadana. • Crear grupos de interés con ciudadanos. Discutir en estos grupos aspectos de la acción de gobierno. • Desarrollar espacios participativos formales que vinculen la acción de gobierno con la participación de los ciudadanos. • Incorporar a los ciudadanos en los consejos de administración de las empresas públicas y organismos consorciados. • Aprovechar las propuestas de posicionamiento estratégico del municipio para crear espacios donde discutirlas con los ciudadanos e instituciones. • Promover debates y encuentros abiertos de la administración con los ciudadanos. Utilizar las audiencias públicas como instrumentos reales de participación. • Promover debates en los medios de comunicación públicos. Aprovechar los medios de comunicación locales para acercar la información y el debate a los ciudadanos. • Publicitar aquellas cuestiones que afectan a los ciudadanos y promover debates abiertos sobre estos temas. • Promover estrategias educativas a fin de que la incorporación de los ciudadanos a los espacios participativos no sea únicamente formal. • Educar para la participación. • Aprovechar las posibilidades de las nuevas tecnologías para desarrollar programas de información y participación ciudadana. Creación de páginas en Internet para fomentar la discusión de asuntos públicos. • Utilizar el correo electrónico para crear foros de participación ciudadana. 39 OCDE “Informe sobre la evolución de la gestión pública. Actualización de 1995” París 1996 Diputació de Barcelona, 1996 40 Modernising local government. Renewal of local democratic government. Gobierno Británico 1998. Documento de Internet. PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 30 • Crear proyectos y ámbitos de colaboración para incorporar a la ciudadanía, bien de forma individual u organizada, en la gestión de determinados proyectos de interés ciudadano. • Incorporar la opinión de los ciudadanos en el diseño de los servicios; en el control de su calidad, y en la gestión del sistema de sugerencias y quejas. Ciertamente, a medida que se profundicen algunas de estas experiencias se estará afectando el sentido de los hasta ahora considerados espacios e instituciones tradicionales de participación política en el ámbito municipal. Otro aspecto a considerar, estrechamente relacionado con lo anterior, es que los ayuntamientos, al ser las administraciones más próximas a los ciudadanos son quienes mejor podrán desarrollar plenamente las propuestas de nueva participación política. Para ello los municipios deben reclamar a los otros niveles de la administración, aquellas competencias que mejor permitan a los ciudadanos retomar y ejercer sus responsabilidades políticas y sociales. Se trata de dar claridad al embrollo competencial entre administraciones. Sobre esta cuestión es interesante las propuestas del informe anual de la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico) sobre la “Evolución de la gestión pública 1995” 41. En este informe se destaca la tendencia de muchos gobiernos de otorgar más responsabilidad y autonomía a los niveles inferiores de la administración, para garantizar una prestación más receptiva y eficiente de los servicios públicos. La OCDE apuesta por la descentralización hacia los niveles inferiores de gobierno. Para ello sugiere fortalecer estos niveles y promover una mayor y decidida descentralización de responsabilidades realizando, si es preciso, reformas estructurales. La propuesta municipalista de un Pacto Local iría en este sentido. Sexta advertencia: no olvidar de incorporar la participación ciudadana en el desarrollo de un sistema de calidad municipal. La calidad municipal es algo más que una sonrisa. OCDE “Informe sobre la evolución de la gestión pública. Actualización de 1995” París 1996 Diputació de Barcelona, 1996. 41 PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 31 SÉPTIMA RECOMENDACIÓN: DESARROLLAR CARTAS DE SERVICIOS. Un aspecto clave del compromiso de la administración local con los ciudadanos es el grado de fiabilidad que estos puedan conceder a las propuestas modernizadoras del sector público. El nuevo paradigma de la gestión pública será creíble si las corporaciones locales tienen la capacidad de establecer un compromiso claro, casi a modo de contrato público, respecto al contenido, el alcance y los plazos de esta transformación. Varias administraciones públicas han empezado a publicar varias Cartas de Servicios, destacamos, por ejemplo, los ayuntamientos de Barcelona y Terrassa o la Comunidad Autónoma de Madrid. La construcción y publicación de "Cartas de los Servicios" aporta tangibilidad a las ideas que subyacen en las propuestas modernizadoras de la administración local y permite establecer un nuevo "consenso administración-ciudadano", que hacía creíble el proceso de modernización de las corporaciones locales. Las cartas permiten establecer un nuevo acuerdo alrededor de los derechos y deberes, tanto de la administración como de los ciudadanos y permite recuperar la confianza de estos con los primeros. Ilustran estos deseos lo que se dice en el preámbulo del decreto de la Comunidad Autónoma de Madrid que regula la creación de Cartas de Servicios. En la exposición de motivos se dice: "las Cartas de Servicios constituyen, así, instrumentos idóneos para actualizar el ejercicio de los derechos de los ciudadanos al proporcionarles una influencia más directa sobre los propios servicios públicos, para fomentar la mejora continua de su canalización y para hacer explícita la responsabilidad de los gestores públicos ante los ciudadanos, a lo que transforman en verdaderos clientes de la Administración" 42 Las Cartas de Servicios son declaraciones de los compromisos que toma un ayuntamiento, administración local con los ciudadanos. Las Cartas de Servicios deberían explicar -por cada servicio municipal -, en primer lugar, que nivel de calidad deben esperar los ciudadanos, a continuación, contar lo que se va hacer para obtener esta calidad y, finalmente, explicar a los ciudadanos como transmitir sus quejas y sugerencias, en el caso que crean que la administración no ha actuado adecuadamente de acuerdo con los indicadores establecidos y, en el caso de que considere que esta actuación haya lesionado intereses, que reparación recibirá; finalmente deben explicar como se evaluará la calidad. Trabajar con Cartas de Servicios exige que el ayuntamiento sepa, para cada uno de los servicios que presta, qué calidad esperan los ciudadanos y cómo esperan recibir los servicios. Algunas corporaciones locales, y también alguna comunidad autónoma, ya han empezado a publicar sus cartas de servicios. En general, para cada servicio municipal se publica un documente donde se informa al ciudadano de cuáles son los servicios prestados, sus horarios de atención al público, los puntos de contacto e información al ciudadano, así como, los trámites necesarios para acceder a ellos y cuáles son los estándares de calidad para evaluar estos servicios. La implantación y desarrollo de Cartas de Servicios es un proceso continuo de extensión y de mejora. La confección de las Cartas de Servicios es un buen momento para desarrollar una amplia dinámica participativa de los ciudadanos. El grupo impulsor de la calidad, y muy específicamente, quienes tengan responsabilidades políticas en la acción de gobierno, deben decidir, básicamente, sobre el grado de participación de los ciudadanos en la elaboración de las las Cartas de Servicios. También es la ocasión , para responder a las cuestiones: ¿qué sucede cuando la administración no cumple con los compromisos de calidad adquiridos?, ¿qué mecanismos de reclamación tienen los ciudadanos?, ¿qué tipo de reparación se propone?, ¿quien velará para que la administración cumpla sus compromisos?. Todas estas cuestiones, ciertamente son más complejas que sus propios enunciados, pero, a 42 Decreto 27/1997 de la Comunidad Autónoma de Madrid. BOCM nº62, viernes 14 de marzo de 1997. PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 32 pesar de ello, no debe olvidarse, en el momento en que un ayuntamiento decide dar el paso de resumir su contrato con los ciudadanos en forma de cartas de servicios. Séptima advertencia: la implantación de las Cartas de Servicio es un contrato que establece el ayuntamiento con los ciudadanos y debe cumplirse. No confundir las Cartas de Servicios con campañas promocionales del ayuntamiento o de propaganda. OCTAVA RECOMENDACIÓN: CREAR UN SISTEMA DE SUGERENCIAS Y QUEJAS. La existencia de un sistema reglado de sugerencias y quejas proporciona una valiosa información que permite a los responsables municipales, saber cual es la calidad de los servicios prestados por el ayuntamiento. Los ayuntamientos deben gestionar las sugerencias y las quejas sin complejos y jamás, desde posiciones o actitudes defensivas. Para evitar esto, hay que organizar un sistema que permita, en primer lugar, facilitar que los ciudadanos emitan sus sugerencias y quejas, en segundo lugar, dar respuesta rápida y satisfactoria a las mismas y, por último, garantizar que se atienden las sugerencias y se toman las medidas correctoras, a fin de mejorar las deficiencias y los errores detectados por los ciudadanos. Los ayuntamientos de Barcelona y Alcobendas han implantado un sistema de quejas y de sugerencias que mantiene permanentemente informado a los decisores y gestores públicos sobre el estado de la calidad del ayuntamiento, desde la perspectiva de los ciudadanos. En el caso de Barcelona, por ejemplo, se elabora un informe semanal que procesa todas las quejas y sugerencias recibidas en los distintos puntos de atención a los ciudadanos. Este informe semanal es un análisis cualitativo y cuantitativo de los problemas encontrados por los ciudadanos en su relación con el ayuntamiento o las disfunciones que han observado en la prestación de los servicios. El sistema de sugerencias y quejas debe permitir a la organización municipal aprender de las quejas. Las quejas han de entenderse como una oportunidad para mejorar los servicios públicos locales, porque los ciudadanos se quejan cuando los servicios recibidos no satisfacen sus expectativas. Se trata de saber como mejorar la gestión y atender mejor a los ciudadanos. Se trata de encontrar una solución satisfactoria para el ciudadano y útil para la organización. Y, en el caso de tratarse de un problema sin solución, lograr crear comprensión en el ciudadano cuando este constata que se hace lo que se puede para atender su demanda. Existe el estereotipo de que las personas se quejan siempre, que generalmente están siempre insatisfechos. Pero debemos preguntarnos porque se quejan las personas. La mejor manera de saber porque se quejan es escuchar. Y la mejor manera de acertar en la resolución del problema, y así resolver la queja, es preguntar a los ciudadanos cómo ellos esperan que se resuelva su problema. Octava advertencia: Analizar las quejas no significa dirimir quien tiene razón. El interés en la gestión de las quejas es reflexionar sobre el problema, aprender de él y mejorar. No tenga miedo en presentar excusas, ello siempre es útil para usted. PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 33 NOVENA RECOMENDACIÓN: COMUNICAR LA CALIDAD. Una vez finalizada la extensión de la calidad dentro del ayuntamiento y empezar a recoger los primeros resultados de mejora, el grupo impulsor puede iniciar la fase de difusión de la calidad. En esta fase se pretende que la organización conozca a fondo los pilares fundamentales del sistema de calidad del ayuntamiento y cada una de los empleados municipales sepa cual será su papel en el mismo. Se trata de realizar una buena campaña de difusión de los objetivos perseguidos con la implantación del sistema de calidad, para ello, el ayuntamiento debe desarrollar una campaña de marketing interno. En esta fase, el grupo impulsor puede promover la creación de un ámbito de participación específico de los empleados públicos, a través de la creación de un sistema de recogida de idas de mejora de la calidad. Además, el grupo impulsor deberá decidir cuestiones relacionadas en cómo motivar a los empleados para que participen, cómo se escogen y se hacen realidad las propuestas, y qué sistema de recompensas se aplica, en el caso de que las propuestas logren mejoras de calidad. Novena advertencia: el éxito del sistema de calidad municipal depende del grado de credibilidad que transmita el grupo impulsor y el grado de participación que tengan los empleados públicos locales. DÉCIMA RECOMENDACIÓN: DOCUMENTAR LA MEJORA DE LA CALIDAD. Después de las fases anteriores es el momento de desarrollar normas, que permitan asegurar la calidad, de acuerdo con las propuestas operativas propuestas por los equipos de mejora. El aseguramiento de la calidad es un pilar fundamental de cualquier estrategia de calidad. El aseguramiento de la calidad se sustenta en la idea básica de que, en la gestión de la calidad, más vale prevenir el error que corregirlo. En una organización compleja, como es un ayuntamiento, este esfuerzo de formalización, realizado desde la óptica de la búsqueda de la calidad en los servicios prestados a los ciudadanos, se sintetiza en un elemento tangible como es un Manual de Calidad. Este, tal como definen las normas ISO "es el documento principal, utilizado para establecer e implantar un sistema de calidad". Con este documento se pretende "facilitar una descripción adecuada del sistema de gestión de la calidad que sirva como referencia permanente durante la implantación y durante la aplicación de dicho sistema". Para construir el Manual de Calidad Municipal se deberán tener en cuenta las aportaciones realizadas por los equipos de mejora de los servicios. En este manual se deben establecer las normas que deben seguir los procedimientos o las actividades a desarrollar y las competencias a aplicar para conseguir los niveles de calidad deseados por la organización. De alguna manera, en este manual, se sintetizan muchas de los aspectos abordados en los apartados anteriores. El Consejo del Tesoro del Canadá 43 propone que las normas de aseguramiento de la calidad deben tener contemplar los siguientes aspectos: • 43 Una descripción del servicio qué se ofrece y que beneficios ofrece para el cliente (siempre que ello sea posible) Conseil du Trésor. Canada. Services de Qualité. Guide VII. Normes de service. Documento de Internet. PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 34 • • • • Los elementos que determinan la calidad del servicio y la calidad que el ciudadano espera recibir (calidad del servicio) Objetivos de calidad precisos relacionados con la propia prestación (calidad en la prestación). Indicación de los costes relacionados con la prestación del servicio Una indicación de los mecanismos de recurso que pueden utilizar los ciudadanos cuando ellos estimen que no se alcanzan los estándares de calidad propuestos. Sobre el desarrollo de manuales de calidad permítanme una observación. Dada la tendencia natural de la administración pública a desarrollar normas, no considero higiénico empezar los programas de la calidad proponiendo normas y reglamentos sin saber demasiado para qué. Recomiendo invertir esta dinámica. Primero hay que determinar qué y cómo deben hacerse las cosas y luego, de la manera más natural, escribir las normas que se consideren necesarias y suficientes. Cuanto menos, mejor. Décima advertencia: como la administración pública carece de memoria para recordar las experiencias exitosas, es necesario escribir como hacer las cosas bien, porque probablemente ya estará escrito como hacerlas mal. UNDECIMA RECOMENDACIÓN: EVALUAR LA CALIDAD. Al final de todo el proceso, el grupo impulsor debe analizar lo conseguido y comprobar el grado de calidad alcanzado. Para ello el grupo impulsor puede utilizar las mismas herramientas que ha empleado para diagnosticar la calidad. La mejor estrategia es preguntar directamente a los ciudadanos sobre la calidad de los servicios prestados por el ayuntamiento. Algunas administraciones han empezado a utilizar varias estrategias para conocer el nivel de calidad de sus servicios. Desde hace varios años el Ministerio para las Administraciones Públicas impulsó el Observatorio de la Calidad en un intento de obtener un seguimiento periódico de la calidad de determinados servicios públicos. Los ayuntamientos que han implantado programas de calidad, por ejemplo los ayuntamientos de Barcelona y Santurtzi, realizan encuestass a los ciudadanos para saber su grado de satisfacción. Undécima advertencia: sino se evalúa la calidad obtenida jamás sabrá si ha mejorado o empeorado. Quizás cuando se cuente con ello sea demasiado tarde. DUODECIMA RECOMENDACIÓN: TENER PROVEEDORES DE CALIDAD. En la gestión de la calidad, la relación "cliente-proveedor" es un elemento clave. Se trata de introducir una nueva dinámica que supere unas relaciones presididas, en muchas ocasiones, por la desconfianza y la prevención. La relación "clienteproveedor" introduce la perspectiva de la cooperación entre el interior y el entorno de una organización. Una empresa sólo podrá prestar servicios de calidad si sus proveedores le incorporan productos o servicios de calidad. La Calidad Total ha permitido establecer relaciones de asociación entre clientes y proveedores basada en el diálogo y la cooperación. Esta visión, que ha provocado un vuelco en las relaciones de las empresas con sus proveedores, es válida también en el campo de las administraciones públicas. A medida que en la administración pública se intensifica la externalización de servicios las relaciones con los proveedores resultan claves para prestar servicios de calidad. PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 35 Sin embargo, no se trata de una cuestión sencilla de resolver. La actual ley de contratos limita, en buena parte, las posibilidades de hacer una gestión de proveedores con criterios de calidad. No obstante, los gestores públicos deben utilizar todas las posibilidades que el marco legal ofrece para desarrollar políticas de contratación de servicios orientadas a garantizar la calidad de los mismos. En el caso de acudir a la fórmula de los concursos públicos los pliegos de cláusulas técnicas son buenos instrumentos para regular los niveles de calidad esperados en la prestación de servicios por terceros. Duodécima advertencia : si se conciertan servicios con terceros no hay que hacer dejación de las responsabilidades del control de la calidad. Aunque el prestatario del servicio tenga establecidos sus propios mecanismo de evaluación de la calidad, la administración debe utilizar sus propios sistemas de información de la calidad. Espero que todas estas recomendaciones y advertencias sean útiles al lector. Muchos ayuntamientos ya han empezado a andar el camino de la calidad. Se trata de ir incorporando nuevas experiencias que permitan ampliar el conocimiento colectivo. Deseo haber contribuido, de alguna manera, a este empeño. JORDI LÓPEZ CAMPS Jefe del Servicio de Formación Local Diputación de Barcelona PAPERS DE FORMACIÓ - Juliol 1998 - pàgina 36