Georges Baudot LAS ANTIGOEDADES MEXICANAS DEL PADRE DtAZ DE LA VEGA, O. F. M. Si la desgracia de algunos no siempre trae consigo la felicidad de los demás, puede sin embargo originar acontecimientos pro­ vechosos. Así ocurrió en el panorama confuso, rico en impre­ vistos, de la historiografía mexicana del siglo XVllI, con el infor­ tunio del caballero Lorenzo Boturini Benaduci. Crueles sucesos los de este egregio historiador, hoy día bastante bien conocidos, 1 y que sólo recordaremos muy brevemente para presentar entre sus consecuencias el texto que nos interesa. Boturini, noble lom­ bardo, cuya devoción por la Virgen de Guadalupe le trajo hasta México en 1735, en donde progresivamente descubrió un pasado prehispánico fabuloso, por el que se entusiasmó y al que dedicó su tiempo, es brutalmente encarcelado en 1743 por un virrey in­ transigente, y esto a causa de unos descuidos que revelaban antes que nada una soberana distracción. Pero lo peor es que la obra de varios años de pacientes investigaciones acerca de las civili­ zaciones precolombinas de México, que tanto le sedujeran, sus archivos constituidos por las más raras piezas y por los manus­ • ¡Existe una imponente bibliografla acerca del caballero Boturini, de la que sólo recordaremos los tltulos principales. Primero, de J. Garela Icazbalceta, una bio­ graffa de nuestro hidalgo en el Diccionario universal de Historia y Geografía, varias veces utilizada, y G. V. Callegari, 11 Cava/iere Lorenzo Boturini Benaduci e la sua opera sul/' antico Messico, en Atti della 1. R. de Scienze, Lettere ed Arti degli Agiati in Rovereto, serie 1lI, 1. XII, 1906, p. 285-320. Un articulo de Paul Rivet, "Hom­ mage ~ Lorenzo Boturini", en Journal de la Soco des Américanistes, París, t. xv, 1923, y de Ramón Mena, "La colección arqueológica de Boturíni", en Anales del Museo de Arqueología, Historia y Etnografía, México, 3a época, t. n, 1923, así como "Inventario de los documentos recogidos a don Lorenzo Boturini Benaduci", ibid., t. I1I, 1925. Una importante contribución de Constantino Bayle, "El caballero Boturíni y la fracasada coronación de la Virgen de Guadalupe en México", en Estudios Eclesiásticos, Madrid, t. 2, 1923, p. 183. La aportación esencial de José Torre Revello, "Lorenzo Boturini Benaduci y el cargo de cronista en las Indias'" en Boletín del Instituto de Investigaciones Históricas, Buenos Aires, n. 29, 1926, p . 52, así como "El Caballero Lorenzo Boturiní Benaduci y el manuscrito del tomo 224 ESTUllIOS !lE CULTURA ,,,\IlUATL LAS ANTIGÜEDADES ),!EX critos más valiosos, el famoso "Museo Boturini", le es retirado y nunca más habría de volver a verlo. Afortunadamente, el siglo XIX lo dispersó en manos de eminentes americanistas como Au­ bin, Humboldt o Kingsborough. 2 Sin embargo -consecuencia imprevisible, pero provechosa, de los acontecimientos-~ la con­ fiscación del "Museo Boturini" iba a desencadenar la elabora­ ción de una excelente compilación de textos históricos, las Me­ morias de Nueva España, demasiadas veces y erróneamente lla­ madas "Colección Boturini", y de hecho confundidas con el "Museo". En efecto, Boturini, de vuelta a España, rehabilitado y hasta nombrado Cronista en las Indias' por orden real del 19 de di­ ciembre de 1746, reclamaba sin cesar -ya era una obsesión­ los papeles de su "Museo". Esfuerzo vano ante la apatía, tal vez involuntaria, de la burocracia metropolitana. Mas, abogan­ do y reclamando, el caballero había de conseguir despertar el interés del Consejo de Indias por la historia del pasado prehis­ pánico de los mexicanos. Carlos III encargaría a Juan Bautista Muñoz la redacción de una historia de América, y con esta fina­ 1idad en 1783, luego en 1784 y por fin en 1790, se ordenó al virrey de Nueva España que reuniera los papeles de Boturini y que los mandara copiar. Incluso se recomendó, detalle esencial para nosotros, que se completara ese trabajo con la elaboración de otras copias, éstas de todos los documentos relativos al pa­ sado de México, de posible utilización para su historia. Así na­ da la colección que tomaría el nombre de Memorias de Nueva Espaí'ia, y en la cual las copias de los papeles de Boturini sólo primero de su inédita Historia General de la América Septentrional", ¡bid., n. 55­ 57, 1933, p. 93 Y s. En fin, y para no alargar demasiado esta nota suscinta, no ol­ videmos la hermosa contribución de M. Ballesteros Gaibrois, "Los papeles de don Lorenzo Boturini Benaduci", en Documentos inéditos para la Historia de España, Madrid, 1947, t. S, e .. Historia General de la América Septentrional por el caballero Lorenzo Boturini Benaduci", ibid., 1948,1. 6. 2Cf. Justin Winsor, Nllrrative and critical hístory 01 America, Boston-New York, 1889, vol. 1, p. 159-162; Y Juan Bautista Igulniz, "El éxodo de documentos y libros mexicanos al extranjero", en Memorias de la Academia me;'{icana de la historia, México, t. XII, 1953, p. 217-239. 'Conviene distinguir "Cronista en las Indias", cargo que implicaba una resi­ dencia americana, y "Cronista de Indias", cargo que fue confiado a la Real Academia de la Historia. Sobre ese tema, ver J. T. Revello, arto cit., nota 1. vendrían a ser par señalada más arrib. Esta delicada em Revillagigedo, al p: vez la confió a un fl a lo largo de dos . dispuso en treinta ~ mos aún, brevemen de este conjunto, Juan Bautista Mur la Academia de la mos 27 y 28. 6 La! nato", está en el ) falta el primer tom treinta y dos volÚlr. Santo Evangelio de cía Figueroa y Ma • 4Confusión persisten ti Ballesteros Gaibrois, "L LXII. asl como J. Tudel <,as de Espalia, Madrid, 1 y en contra de la opiniól morias de Nueva España de su "Museo". Si ninj!1 hecho de que los papeles marias bastarla para indl desarrollada luego en dh perspectiva de los estud completo de la colecció!l I/ld de órdenes de Su MI R. P. Provincial Fr. Fram lomos 1m religioso de la 1 sef. Fray Marcellino graftca Sanfrancescana, 1 Miss;o/lllm, vol. 1lI, 1927 6Signaturas 9¡4857 a Biblioteca valenciana, VI et memoires originaux •. J. Tudela de la Orden, 1 'Cf. Archivo General asl como Federico Gómc Gare/a Icazba/ceta, re/al abarca treinta y tres eXI elaboración, y al "Muse LAS ANTIGÜEDADES MEXICANAS DEL PADRE DíAZ DE LA VEGA 1 vendrían a ser parte del primer volumen: de ahí la confusión señalada más arriba. 4 Esta delicada empresa fue encargada por el virrey, conde de Revillagigedo, al padre Francisco García Figueroa, quien, a su vez la confió a un fraile franciscano, el padre Manuel Vega;S éste, a lo largo de dos años de duro laborar, "recolectó, extractó y dispuso en treinta y dos tomos ... " nuestras Memorias. Diga­ mos aún, brevemente, que se hicieron tres versiones manuscritas de este conjunto. La primera, enviada a España y remitida a Juan Bautista Muñoz, se encuentra hoy día en la biblioteca de la Academia de la Historia e~ Madrid, con excepción de los to­ mos 27 y 28. 6 La segunda, destinada a la "Secretaría del virrei­ nato", está en el Archivo General de la Nación de México: le falta el primer tomo.' En cuanto al tercer ejemplar de nuestros treinta y dos volúmenes, atribuido a la provincia franciscana del Santo Evangelio de México, a la que pertenecían los padres Gar­ cía Figueroa y Manuel Vega, fue a aumentar la biblioteca del oturifii", le es retirado >rtunadamente, el siglo nericanistas como Au­ nbargo -consecuencia ntecimientos- la con­ sencadenar la elabora­ ,tos históricos, las Me­ es y erróneamente lla­ lO confundidas con el a, rehabilitado y hasta rden real del 19 de di­ :ya era una obsesión­ ano ante la apatía, tal 'olitana. Mas, aboganconseguir despertar el >ria del pasado prehis­ ~rgaría a Juan Bautista mérica, y con esta fina­ en 1790, se ordenó al f ... ~ papeles de Boturml y imendó, detalle esencial bajo con la elaboración tmentos relativos al pa­ ~a su historia. Así na­ !de Memorias de Nueva ~peles de Boturini sólo i fa Septentriollaf'. ibid., n. 55~ ~ado esta nota suscinta, no 01­ paibrois, "Los papeles de don ~s para la Historia de España. ~ Septentrional por el caballero America. Boston-New York, de documentos y libros mexicana de la historia, I cargo que implicaba una resi­ fue confiado a la Real Acade­ 225 • 4Confusión persistente, por causa de muchas bibliografías y que denunció M. Ballesteros Gaibrois, "Los papeles de don Lorenzo Boturini ... ", op. cit., p. LVI­ LXII, así como J. Tudela de la Orden, Los manuscritos de América en las bibliote­ cas de Espalia, Madrid, 1954, p. 68 Y s. Creemos, sin embargo, con M. Ballesteros yen contra de la opinión de J. Tudela de la Orden, que la constitución de las Me­ morias de Nueva España es consecuencia de las reclamaciones de Boturini acerca de su "Museo". Si ningún documento establece esta relación de causa a efecto, el hecho de que los papeles de Boturini formen parte del primer volumen de las Me­ morias bastaría para indicar que son el germen, por así decir, de esta compilación, desarrollada luego en diversas direcciones para crear una obra más completa en la perspectiva de los estudios históricos que la Corona pensaba realizar. El titulo completo de la colección es: Colección de Memorias de Nueva España, que en vir­ tud de órdenes de Su Magestad, del Exmo. Sr. Conde de Revi/la Gygedo y del M. R. P. Provincial Fr. Francisco Garda Figueroa. colectó. extractó, y dispuso en XXXII lomos un religioso de la Provincia del Santo Evangelio de México por el a/1o de 1792. 'Cf. Fray Marcellino de Civezza, Saggio di Bibliografia geografica. storica, etno­ graficn Sanfrancescana, Prato, 1879, p. 609, n. 750; y Robert Streit, Bibliotheca Missionllm, vol. III, 1927, p. 336, n. 1161. 6Signaturas 9/4857 a 9/4886. Varias veces catalogada: Justo Pastor Fuster, Biblioteca valenciana. Valencia, 1830, t. n; Ternaux Compans, Voyages, relations et memoires originaux . •• , Paris, 1838-40, vol. VIII, p. 270; Y más recientemente J. Tudela de la Orden, Los manuscritos de América ••.• op. cit.• p. 68-93. 'Cf. Archivo General de la Nación, México, ramo de Historia, tomos 1 a XXXIII, así como Federico Gómez de Orozco, Catálogo de la Colección de manuscritos de J. Garda Icazbalceta, relativos a la Historia de América, México, 1927. El tomo 1 abarca treinta y tres expedientes relativos a las Memorias de Nueva España. a su elaboración, y al "Museo Boturini". 226 ESTUDIOS DE CULTURA N.~IIUATL convento de San Francisco, en México, de donde desapareció." Una casual ventura nos ha permitido volver a encontrarlo casi completo, con excepción de cinco tomos, a saber, los volúmenes 12, l3, 14, 15 Y 30. En efecto, la colección queda distribuida entre la biblioteca de la Academia de la Historia en Madrid, que posee los tomos 1, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 18, 22, 23, 24, 25, 26, 29, 31 Y 32, Y los archivos generales del Ministerio de Ha­ cienda madrileño, que conservan a su vez los tomos 2, 16, 17, 19, 20, 21, 27 Y 28.­ Acerca de la historia, de la composición, de la idea general que dirigió la elaboración de esta colección, el compilador dio explicaciones lo suficientemente claras al principio del primer to­ mo de las Memorias, así como, tal vez más detalladamente, en un Plano, división y prospecto general de los treinta y dos tomos de memorias para la Historia Universal de la América Septentrio­ nal. Remitimos a estos textos en lo fundamental.!O Bastará sa­ ber que no se trata de una ciega y desordenada compilación de todos los documentos disponibles en México, sino de una obra que quiso ser crítica ante todo, fruto de una elección largamente meditada: "Separamos estos documentos de otros mil cargados de broza y follaje ... ", por lo que pudo afirmar el padre Vega: "Todas las piezas de estos tomos son selectas ... " Las fuentes, en todo caso, eran de primer orden y el compilador pudo com­ pulsar documentos que sólo llegaremos a conocer en los siglos XIX y XX, gracias a las investigaciones y a los esfuerzos de los eruditos, cuando no se trata de piezas que aún no han sido ha­ lladas y que tal vez nunca lo sean. Sólo queremos dar por prue­ ba de ello este detalle, escogido entre mil, muy revelador de la calidad del trabajo con que se edificaron estas Memorias. Halla­ mos en el volumen XIV, folio 112-117, un "Parecer del padre proSC/. Gómez de Orozco, op. cit. 9J. Tudela de la Orden, Los manuscritos de América . .. , op. cit., p. 70 Y 286­ 203, indica la existencia de los volúmenes conservados en el Ministerio de Hacien­ da, pero parece ignorar los de esta tercera colección que posee la Academia de la Historia, con las signaturas 9/4930 a 9/4948. ¡OPlan, división y prospecto gel/eral . •.• manuscrito del vol. n. 570 de "Varios" de la Biblioteca del Museo Naval de Madrid, publicado en parte por J. Tudela de la Orden, op. cit., p. 71 Y s. Y División y prospecto general de estas memorias, tomo 1 de las Memorias, fols. 3 r O-83 rO. En el Archivo General de la Nación, México, ver tomo XXIII, Plan y división. .. (73 fols.). L\S ANTIGÜEDADES ME vincial y otros reli dado en México a l de esperar hasta 1 ventura de volver l dice del siglo XVI "j lación es de valor ( tam bién en los te~ revelados, como ej. descuido involunta conocidos. Éste e: aquí: Memorias pü authores, del padre Constituye enten las Memorias y par edición. u Tal vez, digno de ello, e inte hablan poco de él, ~ JI Parecer del Padre J Francisco • .. , del que 1 .antigua que perteneció a. varias manos fue vendidc Nueva España, 1539-159; México. 1886, reeditado 12 El título completo II dón ylldiana recogidas de .aicador general e hijo de j con foxas 183, fol. 1 del r <fe Madrid, 9/4886. El ro mia de la Historia (9i494 -excepción señalada, siem¡ de 1792; el otro ms. es é menos de igual calidad. Historia, t. 32, tiene 207 lemos por fin un ms. de e con el n. 1078 (338 págiru "P. Gómez de Orozco California. ed. Secretaria pudimos hallar esta publi blicado. !4Como ejemplo sei'ial 625, quien se limita a da sione Indiane ... ", lueg< lIeral . •. (el nota 10), pe ./¡ispano-americana septenl LAS ANTIGÜEDADES MEXICANAS DEL PADRE DÍAZ DE LA VEGA donde desapareció. 3 a encontrarlo casi saber, los volúmenes queda distribuida en Madrid, que 1, 18, 22, 23, 24, 25, Ministerio de Ha- aún no han sido ha­ lIue:reIJIlOS dar por prue­ muy revelador de la Memorias. Halla­ del padre pro­ I aHO"'\.,1 ••• , op. cit., p. 70 Y 286­ en el Ministerio de Hacien­ que posee la Academia de la del vol. n. 570 de "Varios" en parte por J. Tudela de de estas memorias, tomo de la Nación, México, 227 vincial y otros religiosos teólogos del Orden de San Francisco, dado en México a 8 de marzo de 1594 ... " Pues bien, habremos de esperar hasta 1886 para que un García Icazbalceta tenga la ventura de volver a hallar este importante documento en un có­ dice del siglo XVI y de publicarlo.!l Si es evidente que la compi­ lación es de valor desigual, su interés no admite duda; pensemos también en los textos de Ixtlilxóchitl y de Tezozómoc, por fin revelados, como ejemplo. Sin embargo, por casualidad o por un descuido involuntario, muchos son los textos aún inéditos o mal conocidos. Éste es el caso del texto que ofrecemos presentar aquí: Memorias piadosas de la nación indiana recogidas de varios authores, del padre fray Joseph Díaz de la Vega. u Constituye enteramente el trigésimo segundo y último tomo de las Memorias y parece no haber tenido nunca los honores de una edición. u Tal vez, al fin y al cabo, no se Ie"haya juzgado nunca -digno de ello, e intentaremos entender por qué. Las bibliografías hablan poco de él, casi lo ignoran. 14 Sin embargo, el compilador IIPareeer del Padre Provincial y otros Religiosos Teólogos del Orden de San Francisco • .. , del que nos dice Icazbalceta: " ... tomado de un códice de letra .antigua que perteneció al señor don José F. Ramírez, y que después de pasar por varias manos fue vendido en Londres" y que él publicó en Cartos de religiosos de Nueva España, 1539-1594, vol. 1 de la Nueva Col. de Docs. para la Hist. de México, México, 1886, reeditado por Chávez Hayhoe, México, 1941, p. 163-167. 12El titulo completo lleva la siguiente redacción: Memorias piadosas de la na­ dón yndiana recogidas de varios authores. Por el P. F. Joseph Díaz de la Vega, Pre­ dicador general e hijo de la Provincia del Santo Evangelio de México. Año de 1782; eonfoxas 183, fol. 1 del ms. de la primera colección de la Academia de la Historia de Madrid, 9/4886. El ms. de la tercera colección, que también está en la Acade­ mia de la Historia (9j4948), es idéntico, pero tiene 168 folios. En general y salvo -excepción señalada, siempre utilizamos el primer ms., de fecha del 5 de noviembre de 1792; el otro ms. es del 28 de septiembre de 1792. Los dos textos son más o menos de igual calidad. El manuscrito del Archivo General de la Nación, México, Historia, 1. 32, tiene 207 fols., siendo su texto idéntico a los madrileños. Seña­ lemos por fin un ms. de esta obra en Chicago, Biblioteca Newberry, Colección Ayer con el n. 1078 (338 páginas). UF. Gómez de Orozco señala una edición parcial, op. cit., en Fondo Piadoso de California, ed. Secretaría de Relaciones de México, 1904. Desgraciadamente, no pudimos hallar esta publicación, para darnos cuenta de la extensión del texto pu­ blicado. 14Como ejemplo señalaremos: M. da Civezza, Saggio di Bibliograffa .•. , p. 625, quien se limita a dar estos datos: "tom. XXXII: Memorie pietose delle Mis­ sione Indiane ..• ", luego hay un índice sacado del Plan, división)' prospecto ge­ neral. •• (ef. nota 10), pero no hay nombre de autor. Beristáin y Souza, Biblioteca ,hispano-americana septentrional, 3a ed., Amecameca, 1883, vol. 2, p. 199, o más 228 ESTUDIOS DE CCLTURA NÁIlIHTL de las Memorias, aun señalando visibles escorias, tenía del texto­ una opinión reconfortante. Declaraba al encabezar el texto, para justificar su inclusión en la colección: Haviéndonos franqueado los manuscritos originales de esta obra un reverendo padre a quien los entregó el autor antes de morir, nos pareció después de su lectura, que sin embargo de ser comunes y estar vulgarisadas en algunos impresos, muchas de sus materias eran dignas de entrar en esta Colección, ya porque dichas especies, aun­ que comunes, reunidas y determinadas a un objeto hacen honor a la nación indiana; ya por otras importantes noticias que aún no se han vulgarisado, y que se deben considerar como frutos de la cu­ riosidad del autor, de su rara comprención en la lengua otomite, y de su constante aplicación a el estudio de buenos manuscritos de la antigüedad. 15 Sin querer anticipar las conclusiones que nos dictará más adelante la lectura de la obra, indiquemos ya, de pasada, lo jus­ tificado de este aviso preliminar. Por la utilización de fuentes manuscritas generalmente desconocidas en su época, y por sus conocimientos acerca de las civilizaciones prehispánicas, es por lo que el padre Díaz de la Vega merecerá emerger del olvido para sumarse, modestamente claro y a una distancia respetuosa, a los grandes nombres de la historiografía mexicana del siglo: los Clavijero, Boturini y Veytia. ¿Qué sabemos de él a fin de cuentas? Poca cosa podemos aña­ bien J. F. Ramírez, ya que se trata de una de sus "adiciones", es un poco más ex'­ pUcho: "Diaz de la Vega (fray José Mariano), religioso de la Provincia del Santo Evangelio de México. Escribió: Memorias piadosas de la nación indialla recogida.\ de varios autores, ms. de 370 páginas, ill Jol."; sigue un índice analítico muy ri;!311' mido y, para terminar: "Este ms. forma el último volumen de la Colección de memorias históricas del Archivo general de México." En fin R. Streit, Bibliothecu missionum, vol. 111, n. 1161, p. 338, dice: "Memorias piadosas de la nación indiana recogidas de varios autores por el P. F. Joseph Diaz (?) de la Vega. .. Año de 1782 ... " Parece por otra parte que al padre Streit le haya equivocado el pare· cido del nombre del autor con ',el del colector padre M. de la Vega, a quien final· mente atribuye las Memorias piadosas (ibid). Señalemos por fin la utilización de nuestro texto por Orozco y Berra, Memoria para el plano de la ciudad de México. p. 132, para establecer el origen de la Ermita de San Cosme en México, como lo refiere J. G. Icazbalceta, Fray Juan de Zumárraga ...• oo. Porrúa, México, 1947, t. 1, p. 136, nota 30. ""Advertencia del Padre Coletor", en el fol. 2 r", sin numerar el ms. LAS ANTICÜt:DADES JI dir a los detalle: largo de su obra, pudimos hallar ~ donde eran sus p seráfica, en el c< abril de 1736, de después cursó es donde se encont Tlacopan, hoy d México, donde r Murió antes de l' se nos presenta CI naz defensor de I frailes menores, r ble curiosidad po noce bien la bibli cesas acerca de lo otomí. Mas, hern principio del mal nos permitirá cap este texto y sus I encabezando el rn Tabla de los c yndiana. Capitulo Primero I'Vease Apéndice, de Jray Joseph Mariano dI HEn el fol. 45 rO d. setecientos y quarenta Tlaxcalan ... " U[bid., fol. 54 rO: " aposento dichoso, pue antigüedad por los añ( blo de San Juan Totol 54 rO, dice que conoCÍ< "a quien conocí y com ¡'La redacción de 1­ indicada en el titulo. J en que elaboró su tex yo: " ... este año de J I ~~ " ' cm,mA 'ÁHU,'" ~orias, tenía del texto­ ~cabezar el texto, para ,i i ~ originales de esta obra ptor antes de morir, nos ¡>argo de ser comunes y fhas de sus materias eran e dichas especies, aun­ objeto hacen honor a noticias que aún no se como frutos de la cu­ , en la lengua otomite, y ( buenos manuscritos de f l I ~ que nos dictará ~ás $ ya, de pasada, lo JUs­ ~ utilización de fuentes. bn su época, y por sus l • 's prehispámcas, es por ~rá emerger del olvido ~a distancia respet~osa, ~ía mexicana del sIglo: I ~oca cosa podemos aña­ LAS ANTlGÜEDADES MEXICANAS DEL PADRE DÍAZ DE LA VEGA 229 dir a los detalles que él mismo nos dio sobre su persona a 10 largo de su obra, fuera de 10 que nos aporta un documento que pudimos hallar en México. 16 Nació en 1718 en Huichapan, de donde eran sus padres, e ingresó a los dieciocho años en la orden seráfica, en el convento de San Francisco de México, el 23 de abril de 1736, después de un año de noviciado. Parece ser que después cursó estudios de teología en el convento de Tlaxcala donde se encontraba en 1740. 11 Se estableció en la región de Tlacopan, hoy día Tacuba, de 1745 a 1753 18 y luego llegaría a México, donde redactó las Memorias piadosas en 1782-1783. 1 ' Murió antes de 1790. A través de esta obra probablemente única se nos presenta como un hombre frecuentemente apasionado, te­ naz defensor de los indígenas, siguiendo la gran tradición de los frailes menores, razonablemente culto y poseído de una insacia­ ble curiosidad por la historia de los indios. Sobre ese tema co­ noce bien la bibliografía anterior, incluso las publicaciones fran­ cesas acerca de los iroqueses del Canadá, domina el náhuatl y el otomí. Mas, hemos de dar paso a su obra. El índice, situado al principio del manuscrito, y que publicamos aquí íntegramente, nos permitirá captar desde un principio la estructura general de este texto y sus propias características (dos folios sin numerar encabezando el manuscrito): Tabla de los capítulos de estas memorias piadosas de la nación yndiana. Capítulo Primero: Dase noticia del primer portento con que la po­ f ~diciones", es un poco más eje ¡ de la Provincia del Santo de la nación indiana recogidas un Indíce analítico muy r'::5U­ volumen de la Colección de " En fin R. Streit, Bibliotheca piadosas de la nación indiana z (?) de la Vega. .. Año de it le haya equivocado el pare­ M. de la Vega, a quien final­ emos por fin la utilización de plano de la ciudad de México. n Cosme en México, como lo l.. , ed. Porrúa, México, 1947" OSO ~, sin numerar el ms. .,,t ¡·Vease Apéndice, documento n. 1 : Profesión}' protestacción que hizo el hermano fra.y Joseph Mariano de la Vega para religiosa del charo. l'En el fol. 45 rO del ms. de las Memorias Piados{ls ... : " ... el año de mil setecientos y quarenta siendo yo corista estudiante de Teología en el convento de Tlaxcalan ..... 18/bid., fol. 54 rO: .. " .. yo tuve la felicidad de veer y adorar muchas vezes aquel aposento dichoso, pues lo alcanzé íntegro aunque sumamente maltratado por su antigüedad por los años de 1745 ... " Se trata del santuario edificado en el pue­ blo de San Juan Totoltepec, cerca de Tlacopan. Más adelante, siempre en el fol. 54 rO, dice que conoció a los descendientes del cacique Juan Bernardino de Tobar: "a quien conocí y comuniqué desde el referido año de 1745 hasta el de 1753 ..... 19La redacción de las Memorias piadosas. .. es de 1783, no obstante la fecha indicada en el titulo. En efecto, numerosas referencias del autor a 1783 como año en que elaboró su texto pueden hallarse en éste, y particularmente en el fol. 29 vO: ..... este año de mil setecientos ochenta y tres en que escrivo esto ..... ESTUDIOS DE CULTURA NÁHUATL LAS A::-<TlCÜEDADES ?-!EX!C derosa mano de Dios dispuso los ánimos de los yndios, para reducirlos al conocimiento de su Santa Ley . .. fol. 8. Capítulo Segundo: Honrra Dios a la nación yndiana con la palma y corona del martirio, que logró un niño yndio tlaxcalteca ... 11 vO. Capítulo Tercero: Muerte ynfeliz de Acxotécatl, y trasladación del cuerpo del niño Christóval a la Yglesia de Tlaxcalan ... 18 vo. Capítulo Cuarto: Trátase del martirio de otros dos niños yndios tlaxcaltecas . . . 20. Capítulo Quinze: Vi de la nación yroq 230 Capítulo Quinto: Especialísimo beneficio del cielo a la nación yn diana, en la portentosa aparición de María Santísima, en su yma~ gen celestial de Guadalupe ... 28 vO. Capítulo Sexto: Aparece María Santísima a otro yndio Juan Diego en la provincia de Tlaxcalan y honrra a la nación yndiana con su celestial ymagen de Ocodan ... 40. Capítulo Séptimo: Premia Dios la humildad y sencillez de la na­ ción yndiana en la parcialidad de los otomites con la aparición de Nuestra Señora de los Remedios y su inbención feliz ... 48. Capítulo Octavo: Trátase de la portentosa ymbención de la Santí­ sima Cruz de piedra hallada a beneficio de los indios otomites chichimecas de Querétaro . .. 62 vO. Capítulo Noveno: Prodigiosa aparición del Archángel San Miguel al venturoso yndio Diego Lázaro de San Francisco, de la pro­ vincia de Tlaxcalan . .. 78. Capitulo Décimo: Trátase de varios yndios de ambos sexos a quien favoreció Dios, ya en sus propias personas o ya baliéndose de sus figuras para maravillosas obras de su piedad. .. 87 V O (en el fol. 87 vO, el título dice: ..... maravillosas obras de su poder"). Capítulo Onze: Vidas egemplares de algunas yndias de esta Amé­ rica Septemtrional. .. 102 vO. Capitulo Doze: Vida de la sierva de Dios, salbadora de los santos, yndia otomite ... 108 vO. Capítulo Treze: Varones ylustres que de la nación yndiana ha fa­ vorecido y florecido Dios, en letras dignidades, y empleos onorí­ ficos . .. 127 vO. Capítulo Catorze: Noticias particulares en que se conoce la capa­ cidad y entendimiento de los yndios . .. 138 vO. Capítulo Diez y seij nación iroquesa. Capítulo Diez y sie¡ decieron dos yndi Capítulo Diez y ocn yroqueses en defe Al recorrer estas lí obra hagiográfica, d1 los criollos. Estamo: va colección de mUa. ricana de obras de evangelizadora del pi intentemos hal1ar PI mente decidida arel de salvación eterna, : grados de la vida cr milagro y de la sant Díaz de la Vega el e primer capítulo (fols ficios que para los i acabarse el paganisll en un estilo a la vez Refiramos por ejeml1 . .. logró la nació esta Septentrional A luzes de la cathólica su gentilidad. .. P dades hacían de oro hombres se empeñab de pesado plomo, y humanas con que 1< uso de la razón, teni ra la sociedad y com ~lOS DE LAS ANTIGÜEDADES MEXICANAS DEL 1'.\DRE DÍAZ DE LA VEGA I ~s de los yndios, para ~y ... fol. 8. ~ yndiana con la palma fo yndío tlaxcalteca . . . ¡ I ~atl, y trasladación del ~e Tlaxcalan . .. 18 yO. btros dos niños yndíos k1 cielo a la nación yn la Santísima, en su yma­ ¡ la otro yndio Juan Diego ~ la nación yndiana con ! ~d 231 CULTURA NÁHUATL Ysencillez de la na­ ¡tomites con la aparición ~ inbencÍón feliz ... 48. ~ ymbención de la Santí­ lo de los indios otomites r ~l Archángel San Miguel ,~n Francisco, de la pro­ ~s de ambos sexos a quien ~onas o ya baliéndose de ~ su piedad .. , 87 V o (en plosasobras de su poder"). ~nas yndías de esta Amé­ , ~, salbadora de los santos, I b la nación yndiana ha fa' gnidades, y empl eos onon­ I en que se conoce la capa­ l •• 138 yO. Capítulo Quinze: Vida y yirtudes de Catharina Tegacobita, yndia de la nación yroquesa . .. 147 yO. Capítulo Diez y seis: Dichosa muerte de una yndia de la misma nación iroquesa. .. 160 yO. Capítulo Diez J' siete: Dase noticia del glorioso martirio que pa­ decieron dos yndias de la nación yroquesa . .. 164. Capítulo Diez y ocho: De la yida y gloriosa muerte de otros yndios yroqueses en defensa de la fee ... 168 yO. Al recorrer estas líneas, vemos fácilmente de qué se trata: una obra hagiográfica, destinada a edificar a los fieles, sobre todo a los criollos. Estamos .pues, ante una obra piadosa, ante una nue va colección de milagros en la ya muy extensa bibliografía ame­ ricana de obras de este tipo, cuyo objeto es ilustrar la labor­ evangelizadora del periodo colonial. Pero bajo tema tan trillado, intentemos hallar primero la expresión de una voluntad firme­ mente decidida a reclamar para el indio, no sólo posibilidades de salvación eterna, sino también una participación en todos los grados de la vida cristiana, hasta las cumbres del martirio, del milagro y de la santidad. Repetidas veces ha indicado el padre DÍaz de la Vega el objeto de su libro. En una introducción al primer capítulo (fols. 1 rO -8 ro) opone continuamente los bene­ ficios que para los indios representaban la evangelización y el acabarse el paganismo, a la tiranía de los españoles, y lo hace en un estilo a la vez vehemente y ampuloso, muy característico. Refiramos por ejemplo estas frases: . .. logró la nación yndiana su mayor felicidad amaneciendo en esta Septentrional América, el claro y dichoso día, en que con las luzes de la cathólica fee, se comenzaron a desterrar las tinieblas de su gentilidad. .. Pero quién creyera, que quando las divinas pie­ dades hacían de oro aquel siglo ... , las tiranas impiedades de los hombres se empeñaban en hazerlo, para los miserables yndios, siglo de pesado plomo, ya por las crueldades, opresiones y tiranías in­ humanas con que los tratavan, y ya mucho más, por negarles, el uso de la razón, teniéndolos por brutos, yrracionales, inháviles pa­ ra la sociedad y comercio humano y por consiguiente sugetos ynca­ ESTUDIOS DE CULTURA NAmrATL LAS ANTIGÜEDADES :\1EXICl pazes de los santos sacramentos. 20 Por esta causa (y no por epide­ mias, como quieren muchos) dentro de breve tiempo se acabaron millares de yudios . .. (fol. 1 rO -VD). No obstante el gel cia de los que en el p teridad materia sufic indiana, sigo diciend authores, tanto para dcordias, quanto pa yndios . .. (fol. 91 r Aquí cita a Las Casas, las cédulas reales que intentaban frenar los abusos de los colonos, la carta del obispo fray Julián Garcés O. P., a Pablo 111, etcétera. Notemos principalmente una men­ ción especial del padre Acosta. El jesuita, en su De Procuranda lndorum Salute, había juzgado a los indios poco capacitados para recibir los sacramentos de penitencia y de eucaristía. Esta opi­ nión exaspera a nuestro autor, que la considera "proposición he­ rética y blasphema ... " (fol. 5 vO.) Verdad es que los argumen­ tos que a su vez presenta son de los que juzga perfectamente inatacables, como es la intervención divina, directa y milagrosa, en favor de los indígenas. Por ejemplo, una hostia consagrada llegará a volar por sí misma hasta la boca de una india durante la misa celebrada por el padre fray Pedro de Reyna en 1540. Veamos sólo esto como el primer milagro de una larga serie en un libro que ostenta como tema el milagro, y que se funda prin­ cipalmente en la intervención divina en favor del indio. Sin em­ bargo, el padre Díaz conoce sus límites: ... ni quiero decir que los yndios de quienes trato en esta historia son santos, ni se les' dará ninguna veneración, porque sólo es mi intento hazer de ellos honorífica memoria como escogidos de Dios y electos de su providencia, para instrumentos de sus prodigiosas maravillas (fol. 62 ro). y la "Protesta" que dará fin al libro en el folio 183 lo declara con toda precisión. 2 ! Lo que sin duda alguna quiso el autor, fue contribuir a reparar una injusticia y un olvido: 2°Sobre los problemas complejos suscitados por la administración de los sacra­ mentos a los indios y la actitud de los evangelizadores al respecto, cf R. Ricard, La conquete spiritllelle du Mexique, Paris, 1933, p. 133-153. 21 Ms. [01. 183: "Protesta. Obedeciendo los superiores repetidos decretos de la Santa Iglesia Cathólica Apostólica Romana digo y protesto que quando en esta historia uso los epftectos de mártir, santo o bienaventurado no es mi intención que por mi dicho se entiendan verdaderos mártires, santos, ni bienaventurados los sugetos de quienes en ella se trata, y quando refiero algunos ca!os particulares no quiero que se tengan por verdaderos milagros sino que sólo se les dé aquel crédito Podríamos citar o s que son vibrantes prc tadas fuera de tema, 1 tradición franciscana. Estas intenciones r donara. La explotaci te de ella, pero se re< restablecer la dignida a los que se habían i mente, a los que com nuestro autor eran in a las estrellas del firI1 un decidido optirnism de agua, el verdader cuando intenta el aut4 zaron un obispado. r cuatro, gracias a retr uno sin identificar. 1 mexicano, don Juan Nicolás del Puerto, z¡ el mismo fin de rehao lIaron por sus estudi< dice y de la que nos l que se distinguieron s gobernantes (fol. 134 pasado intentará pro anticipemos. SubraYf que se permite a una fe pw digo me sugeto a la correci suyo. Fray José Mariano I ros DE CULTURA :\AnUATL r , causa (y no por epide­ ve tiempo se acabaron r Ique intentaban frenar ~po fray Julián Garcés pcipalmente una men­ ~ en su De Procuranda ~oco capacitados para ~ eucaristía. Esta opi­ idera "proposición he­ ~ es que los argumen­ ~ juzga perfectamente , directa y milagrosa, na hostia consagrada de una india durante de Reyna en 1540. de una larga serie en , y que se funda prin­ or del indio. Sin em- I ! ~es trato en esta historia ~6n, porque sólo es mi ~mo escogidos de Dios ~tos de sus prodigiosas lel folio 183 lo declara ~na quiso el autor, fue rido: f ladministración de los sacra­ ~ al respecto, cf. R. Ricard, ~-153. . ~res repetidos decretos de la ~otesto que quando en esta ~turado no es mi intención ~tos. ni bienaventurados los ~gunos casos particulares no ~ sólo se les dé aquel crédito L.~S ANTIGÜEDADES 1IEXICANAS DEL P.\.DRE nÍAz DE LA VEGA 233 No obstante el general descuido de la antigüedad y la negligen­ cia de los que en el presente asumpto pudieran haver dado a la pos­ teridad mat~ria suficiente para escrivir mucho a favor de la nación indiana, sigo diciendo lo que he podido hallar disperso en varios authores, tanto para que Dios sea glorificado por sus grandes mise­ ricordias, quanto para honra, crédicto y gloria de los miserables yndios ... (fol. 91 rO). Podríamos citar o subrayar sin fin todos los trozos de este libro que son vibrantes profesiones de fe indigenista, a menudo redac­ tadas fuera de tema, pero siempre vehementes, acordes a la mejor tradición franciscana. Estas intenciones necesitaban de una realidad que no decep­ cionara. La explotación de todos los milagros conocidos era par­ te de ella, pero se realizó a veces un esfuerzo más racional para restablecer la dignidad menoscabada de los indígenas. Se buscó a los que se habían ilustrado de algún modo, y primero, natural­ mente, a los que consiguieron los honores del sacerdocio. Según nuestro autor eran innumerables: "fuera intentar poner número a las estrellas del firmamento ... " (fol. 128 rO), lo que prueba un decidido optimismo. Pero se adivina, como trazado en marca de agua, el verdadero problema del clero indígena en México cuando intenta el autor establecer la lista de los indios que alcan­ zaron un obispado. No obstante su buena voluntad, sólo hallará cuatro, gracias a retratos conservados en México, de los cuales uno sin identificar. Los otros tres son don Francisco de Silis, mexicano, don Juan de Merlo de la Fuente, tlaxcalteca, y don Nicolás del Puerto, zapoteca (cap. 13, fols. 129 rO -131 VO). Con el mismo fin de rehabilitación,hará la lista de los indios que bri­ llaron por sus estudios históricos (lista que publicamos en apén­ dice y de la que nos ocupamos más adelante) así como la de los que se distinguieron sirviendo a la Corona con las armas o como gobernantes (fol. 134 V O-138 vO). En fin, con el estudio de su pasado intentará probar la calidad de su inteligencia. Mas no anticipemos. Subrayemos por ahora el interés histórico de tales que se permite a una fe puramente humana. Asf lo protesto y en todo lo que aqui digo me sugeto a la correción de la misma santa Yglesia como fiel y católico hijo suyo. Fray José Mariano Dfaz de la Vega." 2'34 LAS ANTIGÜEDADES MEXIC sentimientos indigenistas y su papel en la creación de un espíritu nacional, prácticamente en los últimos días del régimen colonial. Ya sabemos cuánto aportó un libro como la Historia antigua de México de Clavijero, escrito por la misma época, al sentimiento nacional mexicano del que había de ser uno de los evangelios. 22 Podemos así darnos cuenta de que el fenómeno no era aislado. En la gestación de una conciencia nacional aún imprecisa, las ideas de un padre Díaz de la Vega eran ya a la vez un cataliza­ dor y un principio de programa. Consideremos pues esta reivin­ dicación indigenista, resultado de una tradición franciscana que para México se inicia en el siglo XVI, como un interesante testi­ monio en los albores de la independencia. Antes de seguir con otro aspecto de nuestro texto, intentare­ mos describir brevemente las fuentes que utilizó el autor para esta hagiografía india, excluyendo las que se refieren a la proto­ historia prehispánica de México, también estudiada por el autor, pero que analizaremos más adelante. Encontramos una lista sistemática de todas las obras que podía ofrecer el siglo para se­ mejante empresa, y hasta cierto conocimiento de las que seguían siendo manuscritas y que sólo llegarían a prensas mucho más tarde. Ya es cosa poco corriente. Al iniciar el libro, da a conocer uno de los más esclarecidos nombres de la historiografía del siglo XVI, pero al que ignoraron casi totalmente los historiadores del siglo XVIII, fray Bernardino de Sahagún. Gran parte del primer capítulo está sacado de él, cuando Díaz de la Vega nos cuenta la providencial intervención que asustó a los mexicanos que luchaban contra Cortés en las laderas del Tepeyac, la fabulosa aparición de un espantoso hura­ cán, salpicado de fuego y de sangre. Sigamos aquí a nuestro autor: Así lo cuenta por ystoria verdadera el venerable padre fray Ber­ nardino Sagaun (sic), uno de los doze primeros religiosos francis­ canos que aportaron a esta tierra por los años de mil quinientos veinte y nueve, en uno de los doze libros que escrivió de las cosas 22Storia Antica del MessicQ, ed. G. Bisiaru, Cesena, 1780. Primera ed. en espa­ ñol: J. J. de Mora, oo. E. Ackermann, London, 1826. Segunda ed., Méxíco, 1844. divinas. Referia po antiguas merecen la No nos detengam Sahagún ni en la co pero subrayemos la j xico e interroguémOl riógrafo franciscano duda podía aún haIx del Libro de la Con zada en el siglo XVII tores que muchas ve noció acaso otra ven por los franciscanos En el estado actual d el problema. 2• 23Transcribimos aqul In hagún, y que se encuentra quando los mexicanos y tll por todas partes de sus en. que un día, a puestas del como dos horas, y despué con sangre embuelto en b yO), que es donde está ahOI acia adonde estavan acosta enrrededor de ellos y no d buelta entró por la laguna y fuego quedaron ellos mu rendirse a los españoles. J 24Fray Juan de San An' 33, vol. 1, p. 214, es el prin en el convento de Tolosa, r códice náhuatl de la Acade Cafalogus, vol. lJI, describe mera publicación de la Hi. mante, México. Podemos 1 rectamente a Sahagún, o pe hecho de que un erudito de 1770-80, no conocía los te: 2'Cf fray A. Vetancurt, y Francisco de Florencia, 1 XXVII. 26Lo que dice Sahagún quista se halla en el Libro x LAS ANTIGÜEDADES MEXICANAS DEL PADRf: DÍAZ DE LA VEGA Freación de un espíritu ~ del régimen colonial. f la Historia antigua de ¡ época, al sentimiento no de los evangelios. 22 5meno no era aislado. ~al aún imprecisa, las fa a la vez un cataliza­ ternos pues esta reivin­ Pición franciscana que ~o un interesante testi­ l ~estro texto, intentare­ ~ utilizó el autor para ¡se refieren a la proto­ ~studiada por el autor, Encontramos una lista ~frecer el siglo para se­ ~nto de las que seguían la prensas mucho más ~ los más esclarecidos r pero al que ignoraron t XVDI, fray Bernardino ~o está sacado de él, ~videncial intervención ~ contra Cortés en las ide un espantoso hura­ ,~amos aqui a nuestro ~nerable padre fray Ber­ ~eros religiosos francis­ :años de mil quinientos ~ue escrivió de las cosas , 235 divinas. Refería por estenso el caso con sus mismas vozes que por antiguas merecen la calificación de verdaderas ... 23 (fol. 9 rO). No nos detengamos en la ortografía inexacta del nombre de Sahagún ni en la confusión con los doce primeros franciscanos, pero subrayemos la fecha exacta de la llegada de Sahagún a Mé­ xico e interroguémonos acerca de los doce libros del gran histo­ riógrafo franciscano que el padre Díaz leería cuando nadie sin duda podía aún haberlo hecho. l ' ¿Conoció la segunda redacción del Libro de la Conquista que se quedó en México y fue utili­ zada en el siglo XVII por Vetancurt y Francisco de Florencia, au­ tores que muchas veces sirven de base a su inspiración?" ¿Co­ noció acaso otra versión del libro de Sahagún o una copia hecha por los franciscanos y conservada en su convento de México? En el estado actual de los conocimientos, sólo podemos plantear el problema. 26 2JTranscribimos aquí íntegramente el trozo que el padre Dlaz dice ser de Sa­ hagún, y que se encuentra después de la cita anterior (fol. 9 rO): " ... dice assí, quando los mexicanos y tla!telulcanos esta van mui angustiados por verse acosados por todas partes de sus enemigos y no tenían posibilidad de herir ni resistir, dizen que un día, a puestas del sol, comenzó a llover, una Ilovisna de agua que tardó como dos horas, y después de esta Ilovisna sucedió luego un torbellino de fuego con sangre embuelto en brasas y centellas, que partió de acia Tepeyácac (fol. 9 vol, que es donde está ahora Santa Maria de Guadalupe, y fue haciendo gran ruido acia adonde estavan acostados los mexicanos y tlaltelulcanos y dio una buelta por enrredcdor de ellos y no dize si los empeció algo sino que haviendo dado aquella buclta entró por la laguna adelante y alll desapareció de la vista. De este remolino y fuego quedaron ellos mui espantados y alli comenzaron a fabricar el negocio de rendirse a los españoles. Hasta aquí el benerable padre Sagaun." 24Fray Juan de San Antonio, Bibliot/¡eca Universa Franciscana, Madrid, 1732­ 33, vol. 1, p. 214, es el primero en señalar la existencia del manuscrito de Sahagún en el convento de Tolosa, manuscrito que J. B. Muñoz llevó a Madrid en 1783. El códice náhuatl de la Academia de la Historia sólo entró en ésta en 1762. Bandini, Calalogu.\', vol. 1Il, describe por primera vez el C6dice Florentino en 1793. La pri­ mera publicación de la Historia de Sahagún, su Libro XII, es de 1829, ed. Busta­ mante, México. Podemos afirmar que en el siglo XVIII sólo se podía conocer indi­ rectamente a Sahagún, o por textos cuya filiación es problemática. Subrayemos el hecho de que un erudito de la categoría de Clavijero, que escribía en Europa hacia 1770--80, no conocía los textos de Sahagún. 2'Cf. fray A. Vetancurt, Menologio franciscano . .. México, 1697, Escritores 12, y Francisco de Florencia, La Estrella del norte de México . .. , México, 1688, cap. k, 1780. Primera ed. en espa­ XX"1!. t Segunda OO., México, 1844. 26Lo que dice Sahagún acerca de esta milagrosa intervención cuando la con­ quista se halla en el Lil:>ro XIl, cap. XXXIX, p. 74 para la versión española, cap. XXXIX, 236 ESTUDIOS DE CULTURA NÁlIUATL Más adelante, encontramos a otro gran historiógrafo del siglo y de la compañía seráfica, fray Toribio Motolinía, como base de los capítulos n, III y IV. La historia de los pequeños mártires de Tlaxcala, redactada por Motolinía en 1539 en Atlihuetzía, apa­ rece aquí de nuevo en una versión más novelada y también en un estilo muy florido, un tanto ahogado por el vocabulario pia­ doso, y que contrasta notablemente con la sobriedad del primer autor. Pero aquí la fuente exacta del retato plantea menos pro­ blemas. El padre Díaz de la Vega debió conocer el texto español redactado en el siglo XVIII por orden del virrey, o alguna de las muchas versiones sucesivamente utilizadas por los cronistas se­ gún iban plagiándose unos a otros desde hacía dos siglos.21 Jn­ cluso preferimos esta segunda hipótesis, ya que el autor reconoce en el folio 23 vo: " ... todo lo dicho trae el padre Lis boa en su Chorónica de la religión seráfica . .. "28 Además debemos obser­ var que si, en el curso del relato, se cita dos veces a Motolinía, el padre Díaz de la Vega nunca habla de él como del autor de esta historia, sino como de la persona que intervino activamente en la sepultura de los jóvenes mártires tlaxcaltecas. 29 XVI p. 160 para la versión náhuatl, de la edición de la Historia general de las casas de Nueva Espa/la, del padre A. M. Garibay K., México, 1956, vol. IV. "El relato de Motolinia se encuentra en el Libro III, cap. 14, p. 218 Y s. de su Historia de los Indios de la Nueva Espalla, ed. D. Sánchez Garela, Barcelona, 1914, texto que fue editado por primera vez en 1848 por Kingsborough. Este relato fue traducido al náhuatl a fines del siglo XVI y publicado por el padre Juan Bautista en México, en 1601, con los siguientes títulos: Nican mitohua mote/lelllla illinemi­ lit;:in ihuan itlaiyohuilítzin in píltzilltli Christobalito; ca oquimo tecpouilli caxtilall­ copahuic ill teopix catzimli fray Toribio Motolinía . . , y Antonio ihuan Juan oquie/¡­ pi/fin Tlaxealteca pipiltifl in itlahiyohuiltiloca ihuan in tonehuaca popoloel.J. In yuh quimicuillwi ;:ano huey yehuatzill padre Fr. Toribio Motolínía San FraJ/cisco teo­ pixqui. .. Boturini dice que poseyó un ejemplar en el catálogo de su Museo. El virrey Revillagigedo mandó traducir de nuevo al espailol estos últimos textos por el intérprete Vicente de la Rosa Saldivar y esta traducción que forma parte del vol. JI de nuestras Memorias de Nueva Espalia, fue publicada en México en 1856 en Docs. para la Hist. de México. 3a serie, t. l. El padre Díaz de la Vega pudiera haber consultado alguna de estas versiones. Sin embargo el relato era muy cono­ cido y los cronistas lo cuentan a menudo, empezando por Mendieta, y por inter­ mediario suyo Torquemada, Vetancourt, etcétera. Daremos más largamente cuenta de los problemas planteados por el texto de Motolinía, en el amplio estudio que preparamos actualmente sobre fray Toribio y sus hermanos. 28Marcos de Lisboa, Crónicas de la Orden Seráfica, P ed. española en 1570. 29Así al final del cap. IJI, fol. 20 YO: ..... fue trasladado y puesto en lugar espe­ cial y señalado. De allí a solicitud y esmero del venerable Padre Fray Toribio de Benavente Molina (sic) se le hizo la tercera y última traslación al Convento de la I,AS ANTIGUEDADES MEXI Para no alargar e dio, y habiendo ya con los dos historié mitaremos ahora, t lista de las fuentes ( autor mismo reconl neral de lecturas e ir al autor, dados los v: "El bachiller dOI cribió de la milagrc lupe por los años de Francisco Florencia de los primeros fran deternos un instant! padre Diaz de la V( establecer su filiaciól entre varios manUSCJ .... y esta relaei antigüedad, pues 1 de Zigüenza y GónB unos papeles muí al Ira Señora de Guad Alba, nieto de los re de trasladó fue un el aquellos primeros e, Cruz que por la reli loleo . .. (fol. 36 rO Para el capítulo v Puebla depositándolo en li giosos ... ". y cap. IV, fol. venerable padre Motolinla olbidados en la capilla de Puebla para que en compai sepulcro ... " Señalemos I Afemorias de la Academia, nación, se invirtieron los fe 29 a 38, luego a los fols. 2 ¡ I ! ~DIOS DE CULTURA NÁUUATL ~historiógrafo del siglo ~ Motolinía, como base ~s pequeños mártires de f39 en Atlihuetzía, apanovelada y también en por el vocabulario pía­ la sobriedad del primer o plantea menos pro­ nocer el texto español virrey, o alguna de las s por los cronistas se­ hacía dos siglos. 27 In- a que el autor reconoce e el padre Lisboa en su [Además debemos obser­ ~ dos veces a Motolinía, e él como del autor de e intervino activamente axcaltecas. 29 ~ ~ Historia general de las cosas de o, 1956, vol. IV. JII, cap. 14, p. 218 Y s. de su nchez Garda, Barcelona, 1914, Kingsborough. Este relato fue do por el padre Juan Bautista an mitohua motenelzua ininemi­ ; ca oquimo tecpanilli caxti/al!­ '.. y Antonio ¡hllOn JlIan oquich­ ~ in tonehuaca popoloca. Jn yull Motolinía San Francisco teo­ el catálogo de su Museo. El spañol estos últimos textos por traducción que forma parte del publicada en México en 1856 padre Díaz de la Vega pudiera bargo el relato era muy cono­ ndo por Mendieta, y por ínter­ Daremos más largamente cuenta linla, en el amplio estudio que r'0 ~ ermanos. ¡¡¡ca, la ed. española en 1570. asladado y puesto en lugar espe· venerable Padre Fray Toribio de . a traslación al Convento de la I LAS ANTIGÜEDADES MEXICANAS DEL PADRE DÍAZ DE LA VEGA 237 Para no alargar desmesuradamente esta parte de nuestro estu­ dio, y habiendo ya expuesto detalladamente la deuda del autor con los dos historiógrafos más interesantes del siglo XVI, nos li­ mitaremos ahora, brevemente, a dar, capítulo por capítulo, la lista de las fuentes que, para la parte hagiográfica de su obra, el autor mismo reconoce. Se desprende de ello un panorama ge­ neral de lecturas e informaciones muy suficiente para caracterizar al autor, dados los límites de este estudio. Así, para el capítulo V: "El bachiller don Luis Becerra Tanco en la relación que es­ cribió de la milagrosa aparición de Nuestra Señora de Guada­ lupe por los años de 1666 ... " (fol. 29 rO), y más lejos el padre Francisco Florencia quien utilizaría, a su vez, el relato de uno de los primeros franciscanos (fol. 35 VO). Sin embargo, debemos deternos un instante en el caso del padre Florencia, ya que el padre Diaz de la Vega cita incluso las fuentes de éste e intenta establecer su filiación interna analizando las relaciones existentes entre varios manuscritos. .... y esta relación tiene tanto de verdadera quanto le sobra de antigüedad, pues la adquitió el padre Florencia de don Carlos de Zigüenza y Góngora, autor del Paraíso Ocidental, trasladada de unos papeles mui antiguos que tenían por título: Relación de Nues~ (ra Señora de Guadalupe, y el que la copió fue don Fernando de Alba, nieto de los reyes de Tetzcoco, y los papeles antiguos de don­ de trasladó fue un cuaderno escrito en ydioma mexicano de mano de aquellos primeros caziques que estudiaron en el Colegio de Santa Cruz que por la religión seráfica se fundó en el convento de Tlate~ ¡olco . .. (fol. 36 rO -VO). Para el capítulo VI: "el bachiller Manuel de Loazaga", (fo1. Puebla depositándolo en la misma bóveda que sirve de sepulcro a todos los reli· giosos ... ", y cap. IV, fol. 27 vO ; H • • • no le pareció conbeniente a la piedad del venerable padre Motolinía que los cuerpos de los niños Antonio y Juan quedaran olbidados en la capilla de Tepeaca, y determinó su traslación al convento de la Puebla para que en compañía del cuerpo del niño Christóval gozaran de un mismo sepulcro ... " Señalemos de pasada que en el ms. de la primera colccción de las Memorias de la Academia de la Historia que utilizamos, por un error de encuader­ nación, se invirtieron los folios de esos capitulas. A~í del fol. 10 se pasa a los fols. 29 a 38, luego a los fo1s. 21 a 28, luego a los fols. 11 a 20 y por fin al fol. 39 y s ESTUDIOS DE CULTUR"~ NÁHUATL LAS ANTIGÜEDADES MEXIC 45 VO).JO El capítulo VII utiliza a la vez a Torquemada: "en el Libro quarto de su Monarquía Indiana . .. " (fol. 50 rO) y Gri­ jaIba (fol. 52 VO). El capítulo VIII, en su parte dedicada a la pro­ tohistoria de México, utiliza varias fuentes. Desarrollaremos este aspecto de la obra del padre Díaz de la Vega en páginas ulterio­ res. La invención de la Santa Cruz de Querétaro está copiada del padre fray Francisco Xavier de Santa Gertrudis: "en su rela­ ción panegírica y más antigua historia" (fol. 74 VO), aunque el autor señale una versión diferente del padre fray Isidoro Feliz de Espinosa: "en su corónica de los colegios apostólicos ... " (fol. 75 rO). El capítulo IX proviene del padre Florencia, íntegra­ mente copiado, y de Pedro Salmerón: "que fue el primero que escrivió la historia del célebre santuario de San Miguel ... " (foL 85 VO). El capítulo X está inspirado a la vez en Vetancurt: "Thea­ tro Mexicano" (foL 88 rO), Torquemada: "Libro XIII, capa 75" (fol. 88 va), y Grijalba: "en la vida de fray Antonio Roa" (fol. 91 VD). El capítulo XI indica sus fuentes desde el principio: "en el libro yntitulado Parayso Ocidental, su autor el doctor don Car­ los Zigüenza y Góngora, se trata de la virtuosa vida de María de la Concepción, india natural de la ciudad de Xochimí1co ... " (fo1. 102 va). Igualmente el capítulo XII, que copia textualmente a su inspirador: " ... el padre Antonio Paredes, que fue de la compañía de Jesús, dio a luz la vida de esta dichosa yndia en carta edificante. .. Esta misma carta copiaré a la letra sin apar­ tarme un punto de su contexto, que no quiero perder un ápice de tan savio y discreto método ... " (fols. 108 V -10'1 ro). El capítulo XIII es fruto de investigaciones personales del autor. Tra­ tamos del capítulo XIV, dedicado al pasado prehispánico de los indígenas, un poco más adelante. Sus fuentes son varias, y, con excepción de aquellas cuya originalidad señalaremos, se trata ge­ neralmente de Vetancurt, Torquemada, Acosta, etcétera. En fin, los capítulos XV, XVI, XVII Y XVIII, que versan sobre ejemplos edi­ ficantes ofrecidos por los indios iroqueses del Canadá, parecen tener su origen, como queda dicho en el capítulo XV, en la lec­ tura del: "padre JUa! al castellano por los Si el rápido exame en 10 que se refiere l la Vega no revela n: zación de Sahagún y sin embargo una 'bm sólo fuera por su Ir grandes textos anter: culto del siglo XVIII i su país, este opúscu1 el autor no limitó es gros. Fue sintiendo, tablecer la dignidad l parse, con demasiad~ despierta nuevament, Los conocimientos precolombina de Ml exponerlos muy hon por ejemplo una bu( cuando estudia la to pec (fols. 57 ro -vo, ' 238 O lOEn el fo\. 40 rO, una nota al margen dice as!: "Nota del P. Colector. El Ba­ chiller D. Man. Loaezaga, Capellán del Santuario de María Santísima de Ocotlán, escribió la historia de esta milagrosa imagen que se imprimió en México en un torno en 4° el año de 1750." T eocalhuican que y pasajera, deribánd de casería o palacio mediato a la poblac clón en aquel país Motezuma, o pudo ' tuanes yndios caziq puertas, para que lo! dioses por una puer ción y bullicio; rOl 31 U rtassum, Juan de, L india iroquesa, yen las de ( te traducido de francés en I México. Por Joseph Bem. I 724 . .• Véase Sabin y E '5 DE CULTURA N.{nnATL Jrquemada: "en el (fol. 50 rO) y Gri­ e dedicada a la pro­ )esarrollaremos este 1 en páginas ulterio­ ~rétaro está copiada :rtrudis: "en su rela­ 1. 74 vl), aunque el 'e fray Isidoro Feliz íos apostólicos ... " e Florencia, íntegra­ ! fue el primero que an Miguel ... " (fol. m Vetancurt: "Thea­ 'Libro XIII, capo 75" , Antonio Roa" (fol. le el principio: "en el Ir el doctor don Car­ iuosa vida de María l de Xochimilco ... " le copia textualmente aredes, que fue de la !sta dichosa yndia en ué a la letra sin apar­ lÍero perder un ápice '0 108 V o -10'1 ro). El .onales del autor. Tra­ o prehispánico de los ltes son varias, y, con ialaremos, se trata ge­ osta, etcétera. En fin, m sobre ejemplos edi­ del Canadá, parecen ;apítulo XV, en la lec­ ~ota del P. Colector. El Ba­ Maria Santísima de Ocotlán. imprimió en México en un LAS Al'TlGÜEDADES MEXlCAN.\S DEL PADRE DÍAZ DE LA YEGA 239 tura del: "padre Juan de Urtassum, traducido en ydioma francés al castellano por los años de 1724 ... " (fol. 148 rO).31 Si el rápido examen de las fuentes de inspiración y de trabajo en lo que se refiere a este aspecto de la obra del padre Díaz de la Vega no revela nada extraordinario, excepto tal vez la utili­ zación de Sahagún y de algunos otros textos ya mencionados, da sin embargo una 'buena idea de la curiosidad del autor. Aunque sólo fuera por su modo de informarnos acerca del uso de los grandes textos anteriores, conocidos en esa época, por un fraile culto del siglo XVIII interesado en rehabilitar la base indígena de su país, este opúsculo merecería ya alguna consideración. Pero el autor no limitó esta curiosidad a la mera historia de los mila­ gros. Fue sintiendo, progresivamente, que también había que es­ tablecer la dignidad de los indios sobre otras bases. Y al preocu­ parse, con demasiada brevedad desgraciadamente, por su pasado, despierta nuevamente nuestro interés. Los conocimientos del padre Díaz de la Vega sobre la historia precolombina de México no son de descuidar y puede a veces exponerlos muy honrosamente. Sabia náhuatl y otomí. Nos da por ejemplo una buena demostración en lo que toca al náhuatl cuando estudia la toponimia prehispánica de San Juan Totolté­ pec (fols. 57 rO -vo, cap. VII): Teocalhuican que quiere decir panteón grande o casa anchurosa y pasajera, deribándose este nombre a 10 que entiendo de una gran­ de casería o palacio que hu va en un cerrillo pequeño que está in­ mediato a la población acia la parte del norte y es corriente tradi­ ción en aquel país que aquel fue palacio del grande emperador Motezuma, o pudo ser aquella casería, como aseguran algunos tIa­ tuanes yndíos caziques ancianos, adoratorio común con distintas puertas, para que los ydólatras que entravan a sacrificar a sus falsos dioses por una puerta, salieran por otra y así se hevitara la turba­ ción y bullicio; formando el nombre de la voz teo, que significa ;IUrtassum. Juan de, La gracia Iril//lfante en la rida de Cat/¡arina Tegakovita, india iroquesa. yen las de otras, assi de su nuciólI, {'OI1l0 de esta NI/el'a EspOlIa. Par­ te traducido de francés ell espaliol, de lo que escrive el P. Francisco Calonee ... En México. Por Joseph Bernardo de Hoga1. cn el Pucnte del Espíritu Santo. Año de 1724 .. , Véase Sabin y Eames, Bibliotheea AmericaJ/ll, vol. XXVl, p. 173-174. ESTUDIOS DE CULTURA N.\HUATL Dios, cali que quiere decir casa y huic que es ir, andar o pasar,32 añidiendo la partícula can que denota lugar. También pudo lla­ marse Cacalopan, que significa lugar de cuervos ... LAs ANTIGÜEDADES MEXII aplicación de los y tenido el empeño d siguiendo el Arte d 64 VO). Antes ya había citado en náhuatllas frases del indio Juan Die­ go (fol. 10 VO) y luego su traducción, etcétera. Junto con este conocimiento del idioma había de tener, indudablemente, una gran familiaridad con el soporte etnológico de dicho idioma, con las costumbres y usos de los que lo hablaban, como lo demues­ tra este extracto del folio 58 rO: ••• CUlO nombre primitivo fue Cequahutli, que quiere decir Una Águila; y es el caso que al instante en que nacían los hijos de los señores caziques y nobles de aquel tiempo, mandavan a sus cria­ dos, monteros y cazadores que salieran a la caza y de la primera ave o fiera en que empleavan el tiro de sus boladoras saetas, toma­ van el nombre que havía de tener el recién nacido infante, ofrecién­ dole como en obsequio de sus flechas la misma ave o fiera que aca­ vavan de cazar. Cúpole al tierno otomite luego la suerte de que en una águila asestara la flecha el tiro y le llamaron Ce Quahutli ... Respecto al otomí, el colector de las Memorias presentaba al autor como a un especialista. 33 Su obra parece confirmarlo. En el cap. VIII, folios '51 y s., se dedica un largo párrafo al otomí: " ... cuio idioma sin controversia alguna es el mis difícil de los gue hasta oy se han descubierto en este reino ... " y el padre Díaz de la Vega insiste en las dificultades de esta lengua, en el fracaso que -según nos dice- ha acompañado todas las tenta­ tivas de codificación y nomenclatura. Si para las demás lenguas vernáculas de América se pudieron elaborar muchas gramáticas y diccionarios, no ocurrió lo mismo con el otomí: ... pero para la perfecta inteligencia y ciencia del ydioma oto­ mite nunca se a podido formar arte, por más que la curiosidad y 32Mejor que el verbo /mica, y en este caso: ilirIa huica significa: llevar o llevarse una cosa, preferimos ver aqui la posposición huic: hacia, contra, que se emplea con los sustantivos. 33e}: "Advertencia del Padre Colector", fol. 2 rO, sin numerar, nota 15 de este estudio. Un párrafo basta fracaso: ortografía de dialectos en el k no lo practican dese ducirlo a términos ( poca cuenta de tod¡ al estudio de este i narios y obras de d aparentemente apre disimula su esceptic notable mala volunt de un especialista i apreciar imparcialm l . .. y aunque ... (que todavía no he sólo sirven de con ferian las vozes y e ciendo verbos los n poniendo caractere 34Cj: en Clavijero, Hi quien escribía más o me los autores que se interes gramáticas y diccionario: 556-57: " ... han escritc rada Carochi, S. J., mila randa, S. J., criollo; Ped Rangel; Sebastián Riverc y más adelante: "Al/tol Carochi (gramática); Jua cios (gramática); Sebasti: la obra de los religiosos < consultar a R. Ricard, L, velltaire des 0/1 vra¡res en par des religiellx elltre 1. J. Sou~lelle, La famille e lOS DE Cl'L1"VRA NAHl'ATL es ir, andar o pasar,}2 ,r. También pudo lla­ ~os ... [ LAS ANTIGÜEDADES MEXICANAS DEL PADRE DÍAZ DE LA VEGA 241 aplicación de los yngenios lo ha solicitado y aunque algunos han tenido el empeño de dar método y reglas generales para su estudio siguiendo el Arte de Nebrija, su trabajo ha sido sin fruto. .. (fol. 64 VO). I ~s del indio Juan Die­ ~tera. Junto con este I indudablemente, una ~ de dicho idioma, con fan, como lo demues­ ,t Ili, que quiere decir Una ~ nacían los hijos de los ~. mandavan a sus crÍa­ b caza y de la primera !boladoras saetas, toma­ ~acido infante, ofrecién­ ~sma ave o fiera que aca­ fluego la suerte de que !amaron Ce Quahutli ... ; I "femorias presentaba al ~rece confirmarlo. En ~rgo párrafo al oto mí: ~es el más difícil de los reino ... " y el padre ~ de esta lengua, en el ~añado todas las tenta­ para las demás lenguas ~r muchas gramáticas ~l otomí: ¡Ciencia del ydioma oto­ que la curiosidad y rás ~ica signíftca: llevar o llevarse ,hacia, contra, que se emplea I I sin numerar, nota 15 de este Un párrafo bastante largo da las razones detalladas de este fracaso: ortografía variable según los transcriptores, diversidad de dialectos en el idioma, pronunciación imposible para los que no lo practican desde niños, dificultades casi insolubles para re­ ducirlo a términos de gramática organizada. Era esto tener muy poca cuenta de todos los que anteriormente se habían dedicado al estudio de este idioma, procurando varios manuales, diccio­ narios y obras de distinta índole, muy conocidos en su época y aparentemente apreciados. H Pero el padre Díaz de la Vega no disimula su escepticismo sobre el resultado de estos intentos con notable mala voluntad, característica tal vez del estado de ánimo de un especialista insatisfecho, más propenso a denigrar que a apreciar imparcialmente los esfuerzos realizados: . .. y aunque. .. han dado a la ymprenta tal qual quadernillo (que todavía no he visto más que dos) padecen tantas nulidades que sólo sirven de confusión, ya porque los autores, poco instruidos, ferian las vozes y equibocan los nombres y todo lo confunden ha­ ciendo verbos los nombres y los nombres verbos, y sobre todo com­ poniendo caracteres a su adbitrio; y de todo esto lo que resulta es 3·CI en Clavijero, Historia amigaa de .México. ed. M. Cuevas, México, 1964, quien escribía más o menos por la misma época que Díaz de la Vega, la lista de los autores que se interesaron por el otomí, para transcribir textos o para elaborar gramáticas y diccionarios: Libro x, Catálogo de autores europeos y criollos . .. p. 556-57: " ... han escrito de doctrina y moral cristiana ... en lengua otomí: Ho­ rado Carochi, S. J., milanés; Juan de Dios Castro, S. J., criollo; Francisco de Mi­ randa, S. J., criollo; Pedro de Oroz; Pedro Palacios, O. F. M., español; Alfonso Rangel; Sebastián Rivero, O. F. M.; N. Sánchez, P., criollo; Bernabé de Vargas." y más adelante: "Autores de gramáticas y dicciollarios . .. de otomí: Horacio Carochi (gramática); Juan de Dios Castro (gramática y diccionario); Pedro Pala­ cios (gramática); Sebastián Rivero (diccionario); N. Sánchez (diccionario)." Para la obra de los religiosos que desde el siglo XVl se interesaron por el otomí, hay que consultar a R. Ricard, Lo COl1quefe spirituelle ... , op. cit., Apéndice 1, Essai d'in­ velltaíre des oltvrages en langues indigélles ou re/atils aux ¡aligues illdígélles écrits par des religiellx entre 1524 el 1572, p. 345-352. En general, sobre este tema, ('1 J. Soustelle. La jCllnille Otollli-Pallle du Mexique cellf/'a/, Paris, 1937. 242 ESTUDIOS DE CULTUR.~ NÁHUATL perder el tiempo inútilmente y tal vez cometer errores crasos, como efectivamente se está mirando en uno de los quadernillos que digo andan impresos, el cual es cartilla de oraciones, que es la oración del Ángel de la Guarda, y más adelante en el credo están dos pro­ posiciones que si no son blasfemias, a lo menos son escandalosas y mal sonantes, y quando esto no sea, son falsas y temerosas • .. (fol. 65 rO _yO). En realidad es al estudiar a los otomíes, a los que visiblemente prefiere, y sus orígenes, cuando el autor se interesará, en un pri­ mer tiempo, por la protohistoria mexicana. El capítulo VIII em­ pezaba por una advertencia que también era un programa: Antes de hablar en el asumpto principal de este capítulo, quiero dar noticia del origen y progresos de la nación otomite, porque aunque muchos han escrito del origen y principio de los yndios pobladores de la América, todos han tratado de ellos en común, dándoles cada uno el origen que sus congeturas han alcanzado o según las noticias que han tenido. .. (fol. 62 VO). En realidad, había aquí, ante todo, un pretexto para lanzarse a la guerra contra la teoría, entonces muy de moda, que atribuía a los indios un origen judío. 3s El padre Díaz de la Vega conocía el valor de los argumentos que se habían presentado para apoyar 33La teoría del origen hebreo de las poblaciones precolombinas es un vastísimo mundo sobre el cual sólo podemos dar, en este estudio, algunos titulos y algunas direcciones generales. El padre Diego Durán, Q. P., Historia dc las Indias de NI/cm EspolIa . ..• Mé­ xico, 1867-80, es quien dio, en el siglo XVI, la explicación más corriente, siguiendo la tradición historiográfica que consideraba la conquista como un castigo divino. Sin embargo, la idea de que los indios descendían de las diez tribus perdidas de Israel, cuya reaparición en el día del jucio final promete el Apocalipsis (7 :4-9), tomaba también una significación profética para algunos evangelizadores de Nueva España, quienes querían ver por todas partes signos anunciadores del próximo fin de los tiempos. Las más diversas versiones de esta teorla existieron durante tres siglos. Existe una buena bibliografía de ese mito judeo-americano en Samuel Ha· ven, Archaeology 01 rhe United States. Washington. 1856, Smithsonian Institute, p. 3-6, Y un estudio de las fuentes de esa teoría en Allen Godbey, The Lost Tribes, suggestions towards rewriting Hebrew Histor}', Durham, Duke University Press, 1930. Señalemos, porque es clásica, la refutación, a fines del siglo XVI, del P. Acosta, S. J., Hisforia natural y moral de los Indias. Sevilla, 1590. LAS ANTIGÜEDADES ~IEXIC esa teoría, y la autOl Cal ancha del Perú ) Torquemada en su A vemos que subrayó I autores por establece riguroso cotejo de te parado de los vocab como: "El padre pr( Origen de los Yndios genes hebreos le iba ¡ y el siglo XIX intenta Sin embargo, Díal maniobra anti-indígt obras que también, mana inteligencia a II que tuvo cierto éxit( pero de cuya intencil . .. algunos han 1 Ysacar, y los hacen deudos de Judas Y: quien asegure que SI ron al Divino Rede desventura? Quand< genitores a los sátirl gres. .. (fol. 63 rO). Nuestro autor sent nales, por 10 menos ser la dignidad indí~ como Boturini, cuyo~ Entre los autores favor haze a los ind l6EI defensor más acérrú bre americano durante el 1 Indios de el Nuel'o Mundo, 37Señalemos que un Lor~ valor de esa teorla. C¡' Al flOS DE CULTURA NÁUUATL ~r errores crasos, como s quadernillos que digo r,ones, que es la oración Iel credo están dos pro­ ~nos son escandalosas y ~s y temerosas ... (fol. I ¡a los que visiblemente ~ interesará, en un pri­ ~. El capítulo VIII emIra un programa: I i i ¡de este capítulo, quiero ~ación otomite, porque ~rincipío de los yndios ~do de ellos en común, jeturas han alcanzado o ¡62 vo). I retexto para lanzarse a tIe moda, que atribuía I , Jtz de la Vega con oCia ~esentado para apoyar [ecolombinas es un vastísimo ~o, algunos tltulos y algunas I I rde Nuera ~ón España . .. , Mé­ más corriente, siguiendo como un castigo divino. ~ las diez tribus perdidas de ~ete el Apocalipsis (7:4-9), los evangelizadores de Nueva Inunciadores del próximo fin ~r¡a existieron durante tres lIo-americano en Samuel Ha­ 11856, Smithsonian Institute, ~n Godbey, The Lost Tribes, ~, Duke University Press, ~, a fines del siglo XVl, del ~, Sevilla, 1590. ~sta LAS ANTIGÜEDADES lImXICANAS DEL PADRE DiAZ DE LA VEGA 243 esa teoría, y la autoridad de los que la defendían: "fray Juan de Calancha del Perú y del mismo parecer fue el reverendo padre Torquemada en su Monarquía Yndiana ... " (fol. 63 rO). Obser­ vemos que subrayó cuidadosamente el esfuerzo serio de algunos autores por establecer científicamente esas ideas con ayuda de un riguroso cotejo de textos indígenas y hebreos y un estudio com­ parado de los vocabularios, costumbres y leyes respectivas, tales como: "El padre presentado fray Gregorio García en su célebre Origen de los Yndios . .. " (fol. 63 rO).36 A la teoría de los orí­ genes hebreos le iba a quedar, por cierto, mucha vida por delante, y el siglo XIX intentaría ilustrarla a su vez. 31 Sin embargo, Díaz de la Vega veía principalmente en esto una maniobra anti-indígena inscrita en la misma traza de aquellas obras que también, dos siglos antes, intentaran negar toda hu­ mana inteligencia a los indios, para mejor explotarlos. Maniobra que tuvo cierto éxito, que creyeron tantos ingenios despejados, pero de cuya intención calumniadora él no dudaba: . .. algunos han pensado que los yndíos vienen de la tribu de Ysacar, y los hacen de tan mala índole que quieren tenerlos por deudos de Judas Yscariot que fue de la misma tribu, y no falta quien asegure que sus ascendientes fueron los judíos que crucifica­ ron al Divino Redentor. Nación infeliz, ¿hasta dónde llegará tu desventura? Quando sólo falta que te den por ascendientes y pro­ genitores a los sátiros, a los minotauros, a los leones y a los ti­ gres. .. (fol. 63 ro). Nuestro autor sentía inclinación hacia ideas, si no más racio­ nales, por lo menos más de acuerdo con lo que él consideraba ser la dignidad indígena, y le atraían autores contemporáneos como Boturini, cuyos trabajos conocía: Entre los autores que he visto acerca de este punto el que más favor haze a los indios es el cavallero don Lorenzo Boturini quien 35EI defensor más acérrimo y más serio de la idea de los orlgenes judíos del hom­ bre americano durante el periodo colonial: Gregorio Garela, O. P., Origen de los Indios de el Nuel'o Mundo, Valencia, 1607. 3'Señalemos que un Lord Kíngsborough dedicó la mitad de su vida a probar el valor de esa teoría. Cf. Antiquities 01 MexicQ, Londol1, 1830-1848, 9 vols. ESTUDIOS DI, CULTURA N,ÜIUATL LAS ANTIGÜEDADES MEXI, en su libro que titula Ydea de una historia general de la América Septentrional, asienta que el primitivo origen de los yndíos viene de los que asistieron a la fábrica de la Torre de Babel. " (fol. 63 ve). García, Vetancurt, ' dores de la Améric 244 Hay que observar aquí que Díaz de la Vega se interesa princi­ palmente por las fuentes de Boturini, y que al examinarlas, apa­ rece el nombre de Ixtlilxóchitl. Si el hecho de incluir a este último en las Memor;as de Nueva España iba a permitir su utilización corriente, mostrando así el buen olfato de Boturini, no deja de ser cierto que se le ignoraba desde hacía un siglo," pero que nuestro franciscano lo relevaba hábilmente, y más lejos en el ca­ pítulo XIV lo utilizaría ampliamente, como lo hicieron también un Clavijero o un Boturini. Subrayemos pues ese trozo: ... principalmente un mapa de don Fernando de Alba Ixtlixó­ chitl, autor de las historias tulteca y chichimeca, tuvo en su poder (Boturini), cuio testimonio para en poder de los caziques de su li­ nage donde constan noticias antiquísimas, y en particular la con­ fusión de las lenguas en la torre de Babel, en cuia ocasión siete tultecos que asistían a la fábrica de la torre, viendo que no se en­ tendían con los demás, se apartaron con sus mugeres e hijos y des­ pués de haver peregrinado en la Asia, unos cuantos senios, que lla­ man huehuetilixtles, por fin llegaron a las tierras de la Nueva Espa­ ña, que entonces se dijo Anáhuac, y fueron internándose hasta llegar a Tula, que hicieron corte y caveza de su imperio. .. (fol. 63 VO -64 rO). Habiendo llegado pues a estas certidumbres y conseguido estas garantías, el autor, sin embargo, no desdeñó las demás fuentes de la historia mexicana utilizables en la época, cuando en ellas las civilizaciones indígenas no recibían ninguna supuesta afrenta: ... diré lo que a costa de mi curiosa solicitud he llegado a con­ seguir, para lo cual supongo con los erudictos padres Torquemada. ¡'Fernando de Alba Ixtlilxóchitl (1568-1648), en Memorias de Nueva España: vol. Relaciones de don Fernando Alba Ixtlilx6chit/; vol. XIII, Historia Chicnimem; textos publicados por Alfredo Chavero, México, 1891-92, Z vols. IV, ve). y llevando por h decisivos en el estud excelencia de las so( Diaz de la Vega inte los datos históricos ( rey de Tetzcoco, Xól Más adelante, Tetzc< tancia, se transformll ... una famosísin y adonde todos los instruidos en lo más gentílica, historia, al dían los coloquios e para las embajadas, nobleza. .. (fol. 67 Siguen muchos otr mos por falta de esp¡¡ confusiones propias ( esfuerzo del autor, diJ XVI, por descubrir y cuyo valor percibió y capítulo XIV que les relieve, con harto vig Entre todas las nal puntual que la nació pues en sus anales d unibersal, de la torre latadas peregrinaciO[ cos en sus caracteres grande eclipse que a< christianos, que ente noticia cómo desde LAS ANTIGÜEDADES MEXICANAS DEL PADRE DÍAZ DE LA YEGA 245 OIOS DE Ct:LTt:RA N,ÜIUATL general de la América ;en de los yndios viene :me de Babel. .. (fol. rega se interesa princi­ e al examinarlas, apa­ de incluir a este último permitir su utilización e Boturini, no deja de un siglo," pero que e, y más lejos en el ca­ lO lo hicieron también pues ese trozo: rnando de Alba Ixtlixó­ imeca, tuvo en su poder de los caziques de su li­ t Y en particular la con­ el, en cuia ocasión siete re, viendo que no se en­ i1S mugeres e hijos y des­ ~ cuantos senios, que na­ ~erras de la Nueva Espa­ internándose hasta llegar ! imperio. .. (fol. 63vo y conseguido estas las demás fuentes cuando en ellas supuesta afrenta: he llegado a con­ padres Torquemada, XIII, de Nueva Espafia: vol. Historia Chicnimeca; García, Vetancurt, Acosta y Arleguí que los yndíos primeros pobla­ dores de la América septentrional fueron los tultecas. .. (fol. 65 VO). y llevando por la firme determinación de hallar argumentos decisivos en el estudio del pasado para probar definitivamente la excelencia de las sociedades y de las inteligencias prehispánicas, Díaz de la Vega interpretó, quizá de manera un tanto optimista, los datos históricos que encontró. Así pues hallamos a un primer rey de Tetzcoco, Xólotl, ya inclinado al monoteísmo (fol. 67 rO). Más adelante, Tetzcoco, centro cultural de incuestionable impor­ tancia, se transforma en: ... una famosísíma universidad donde se enseñavan las ciencias y adonde todos los nobles y señores ponían a sus hijos para ser instruidos en lo más elocuente y pulido del ydioma náhual, teología gentílica, historia, astronomía y medicina .. Asimismo hallí se apren­ dían los coloquios cortesanos y los razonamientos de que se usava para las embajadas, para las concurrencias en corte y con la demás nobleza. .. (fol. 67 rO). Siguen muchos otros estudios pormenorizados que no referire­ mos por falta de espacio. Sin embargo, a través de las inevitables confusiones propias de la época, no dejemos de notar el simpático esfuerzo del autor, digno de la gran tradición franciscana del siglo XVI, por descubrir y ensalzar el tesoro de las culturas indígenas cuyo valor percibió y expresó realmente, sobre todo en el famoso capítulo XIV que les dedicó. Desde un principio pone muy de relieve, con harto vigor, documentos y tradiciones indígenas: Entre todas las naciones gentílicas, ninguna más eficaz, verídica y puntual que la nación yndiana en referir las cosas de la antigüedad, pues en sus anales da noticia de la criación del mundo, del diluvio unibersal, de la torre de Babel, de las edades del mundo, de las di­ latadas peregrinaciones que tuvieron en la Asia, con años específi­ cos en sus caracteres, y en el carácter de siete conexos, acuerdan el grande eclipse que aconteció en la muerte de Christo. y los yndios christianos, que entendían puntualmente su cronología, dejaron la noticia cómo desde la creación del mundo hasta el dichoso naci­ ::46 ESTUDIOS DE CULTeRA N.\flUATL miento de Christo, nuestro Señor, pasaron cinco mil ciento noventa años, que es el mismo cómputo que hazen los sesenta yntérpretes de la sagrada Biblia ... (fol. 138 yo -139 rO). Desde luego el capítulo anterior marcaba ya claramente cuán­ to estimaba a esos historiadores indígenas y sus obras, realiza­ das esta vez casi todas después de la conquista. Publicamos en apéndice ese trozo (cap. XIII, fols. 132 VO -134 VD) que constituye en sí un párrafo bien delimitado por el autor. Es de variado interés. Primero nos da un catálogo -al estilo de un Zorita en el siglo XVI o de un Clavijero en el siglo XVIII- de los indios, nobles casi todos, a los que formaron los frailes desde principios de la colonia y que prestarían eminentísimos servicios para los altos estudios mexicanistas iniciados en centros como el Colegio de Tlatelolco. Pero ese documento tiene otros muchos valores: constituye notablemente un renovado testimonio sobre las hue­ llas que quedaron en el siglo XVIII de las investigaciones y de los trabajos de los siglos anteriores acerca de las civilizaciones pre­ hispánicas. Podemos así juzgar mejor el valor de esos restos, re­ saltar mejor lo que los siglos XIX Y XX habrán de redescubrir, muchas veces al azar y por casualidad. Si estos historiógrafos inéditos no han sido la única base de su obra: " ... léanse las historias de Herrera, Solís, Torquemada y Vetancurt ... " (foL 141 VO), queda sin embargo el hecho de que les atribuyó mucha importancia. Y así volvemos a Ixtlil­ xóchitl de donde saca (fols. 142 VO Y s.) en este capítulo XIV su relato sobre la institución de las vestales aztecas. Publicamos igualmente en apéndice ese texto que el autor separa netamente del resto del capítulo. Por varios aspectos puede parecernos in­ teresante. En efecto, algunos trozos -las oraciones y los discur­ sos a las vestales- fueron, según dice Díaz de la Vega, exacta­ mente copiados de los papeles de Ixtli1xóchitl, y parecen habérsele escapado al editor del historiador tetzcocano. Además el relato del padre Díaz de la Vega es muy característico de su modo de tratar las antigüedades indígenas, sobre las' cuales siempre tiene la tentación de proyectar las instituciones cristianas que le son familiares. Por cierto hay aquí también un estudio poco corriente sobre un aspecto de la religión mexicana muchas veces tratado LAS ANTICÜEDADES MEXI rápidamente y hasta riógrafos del siglo x modo decisivo, la PI tro autor, quien Pu( y mal comprendid05 Nos gustaría dar· vorable. El padre r: Boturini, ni es Veyti condenado a estos ú concibió la exploraci una sistemática emp Pero al recorrer su su habilidad y de Sl sacudir el polvo qU( añora uno la obra q aquí, acaso, el princi nos en religión de 01 toriógrafos seráficos rias piadosas de la fU y parecernos de mue época, deben ocupru merecían el olvido e luDIOS DE Ctn,TURA NAHUATL I ,cinco mil ciento noventa f los sesenta yntérpretes , ro). ~a ya claramente cuán­ ~ y sus obras, realiza­ ~quista. Publicamos en 1-134 va) que constituye ~ autor. Es de variado • estilo de un Zorita en b XVIlI- de los indios, i frailes desde principios .imos servicios para los ~ntros como el Colegio ~ otros muchos valores: timonio sobre las hue­ r investigaciones y de los ~e las civilizaciones pre­ I valor de esos restos, re­ I habrán de redescubrir, r n sido la única base de ~era, Solís, Torquemada ~n embargo el hecho de k" así volvemos a Ixtlil­ , en este capítulo XIV su ,les aztecas. Publicamos i autor separa netamente ~os puede parecernos in­ ~ oraciones y los discur­ Díaz de la Vega, exacta­ bhitl, y parecen habérsele ~no. Además el relato ~erístico de su modo de i las cuales siempre tiene les cristianas que le son !m estudio poco corriente ka muchas veces tratado LAS ANTIGÜEDADES MEXICANAS DEL PADRE DÍAZ DE LA VEGA 247 rápidamente y hasta un poco descuidado por los grandes histo­ riógrafos del siglo XVI. Y por fin tenemos nuevamente, pero de modo decisivo, la prueba de la excelencia de las fuentes de nues­ tro autor, quien pudo consultar manuscritos sin utilizar, o poco y mal comprendidos en su época. Nos gustaría dar término a estas líneas con esta impresión fa­ vorable. El padre Díaz de la Vega no es Clavijero. Tampoco es Boturini, ni es Veytia, aunque las casualidades de la vida hayan condenado a estos últimos a dejarnos una obra incompleta. No concibió la exploración del pasado prehispánico de su país como una sistemática empresa de historiador; no era esta su finalidad. Pero al recorrer su obra, donde se acumulan tantas pruebas de su habilidad y de su olfato de investigador en su esfuerzo por sacudir el polvo que cubría la dignidad histórica de sus indios, añora uno la obra que hubiera sido posible. En efecto ¿no hay aquí, acaso, el principio de un intento parecido al de sus herma­ nos en religión de otra época, al de la brillante teoría de los his­ toriógrafos seráficos del siglo XVI? Por eso y aunque las Memo­ rias piadosas de la nación indiana puedan decepcionarnos a veces, y parecernos de mucho menos peso que otras obras de la misma época, deben ocupar un lugar en la bibliografía mexicana. No merecían el olvido en que parecen haber quedado sumidas. t SIMBOLISMO DE 1 Dibl FOtOgI \¡ Los colores, núm mordíal en los co mágico del nativo una función precis~ prema trinidad del días, la fusión de 11 La vida materia antoja un mural CI en que se logra la a y cada uno de los y su razón de ser, ) dad y belleza al co: dad indígena. No CI armoniosa y total I base de la integrid El simbolismo de sado en observaciol parte esencial de lo exotéricas: el canto Las observacione! miento y Religión, turas clásicas mesol APÉNDICES I PROFESIÓN y PROTESTACIÓN QUE HIZO EL HERMANO FRAY JOSEPH MA­ RIANO DE LA VEGA PARA RELIGIOSO DEL CHORO (Museo Nacional de Antropología, Chapultepec, México, D. F., Archivo histórico, Fondo franciscano, vol. 27, fol. 88 VO). En este Sto. Nobisiado de Nro. P. S. Franco, de México, Provincia del Sto. Ebangelio, en veinte y tres de Abril de mil setecientos y trein­ ta y seis años, entre tres y quatro de la tarde, congregados todos los religiosos a campana tañida, Yo el H. Fray Joseph Mariano, Hijo lexítimo de Dn. Pedro de la Vega, natural de Guichapam, hize mi profesión solemne, de edad de dies y ocho años cumplidos para Re­ ligioso del Choro, de mi propría voluntad, sin que ninguno me hu­ biesse forzado a ella, aviendo pasado primero el año entero de mi aprobación como lo manda el Sto. Consilio de Trento, en manos de N. P. Gn. Fray Diego Suárez en presencia de toda la Comunidad y del P. Pe. Fray Joseph Noriega, Maestro de Nobisios. Y asi mismo digo que antes que se me diese dicha profesión, se me fue echa una pregunta, o propuesta según Bullas appostólicas y statutos generales de nuestra horden de que si en algún tiempo se hallare descender de Moros, Ereges, o de ellos nuebamente combertidos, o sentenciar a quemar sus cuerpos dentro del quarto grado, será mi profesión y rita y nuIla, y expelido de la Religión, siempre que constare estar com­ prehendido en alguno de dichos defectos según las declaraciones de los summos pontífices Nicolas III y Clemente V y specialmente el de In­ nocencio XI, todo lo qual otorgo quanto es de mi parte, con dicho R. P. Gn., Discretos, y P. Maestro de Nobisios, dicho día, mes y año" (Firmas autógrafas) Fr. Diego Suárez Fr. Nicolás Espinosa 250 ESTUDIOS DE CULTURA NÁlIUATL Fr. Ber.do de Arrano Fr. Joseph Norriega Mro. de Nov.s Fr. Joseph Mariano Díaz de la Vega II INDIOS QUE EN EL ESTADO SECULAR FUERON GLORIOSO LUSTRE DE SU NACIÓN. (Capítulo XIH, fols. 132 VO -134 vo.) En la Portería del ya citado colegio de Yndios que hai en esta ciudad de México se vee el retrato de un Yndio cazique de la parcialidad de Santiago Tlatelolco, cuio rótulo, o targeta, que tiene a los pies dize assi: Don Antonio Valeriano, colexial del ymperial máximo colegio Santiago Tlatelolco, cuio rótulo, o targeta, que tiene a los pies dize assi: Don Antonio Valeriano, colexial del ymperial máximo colegio de Santa Cruz en él de Santiago Tlatelolco, adonde leyó la cáthedra de Philosofía, Maestro que fue en la lengua mexicana del reverendo Padre Fray Juan de Torquemada, y governador que fue en esta ciudad en las parcialidades de Santiago y San Juan, governó qua­ renta años por su buen goviemo y doctrina. Hasta aquí su descrip­ ción. No he podido aberiguar si fue Doctor Borlado, pero en su retrato parece que lo indica, pues tiene sobre la mesa la borla y capelo azul, con la beca blanca de dicho máximo ymperial colegio de Santa Cruz. Escrivió en su lengua nativa mexicana las apariciones de N ues­ tra Señora de Guadalupe. Adviértese que Becerra Tanco en su His­ toria de Guadalupe dize que este cazique se llamó don Juan de Vale­ riano. Sea éste o aquel su lexitimo nombre, lo cierto es que fue alumno del primitivo máximo ymperial colegio de Santa Cruz fundado en el colegio de Santiago Tlaltelolco, o si no es que lo hayan equibocado en el nombre con él que se sigue. Don Antonio Valeriano, yndio cazique, originario de Atzcapotzalco fue Maestro de Retórica en el sobre dicho ymperial máximo colegio de Santa Cruz de Tlaltelolco; escrivió, como él antezedente las pro­ digiosas apariciones de la Purfsima Reyna en el cerro del Tepeyácac, oy Guadalupe, también en la lengua náhuatl o mexicana, y una muy erudicta carta latina, por lo que se conoze su grande y pulido ingenio; tráela el Reverendo Padre Fray Juan de Torquemada en el prólogo de su Sermonario Mexicano. Un Yndio anónimo escrivió los Anales de la Nación Tulteca, con LAS ANTIGÜEDADES MEX los hechos de su pere de Tula, corte de su Otro Yndio, incó~ desde el año de mil y seis. Los señores de OJ sus antiguos Reyes e: res yndios que escrivi castellano cosas men . Don Domingo de de los alumnos del ce la Chrónica del Ymp Don Gabriel de A' pública escrivió apun! el año de mil dosciei sesenta y dos. El mismo Don De torias originales de l( lengua mexicana. De que de Tlaxcala, eSC! noble y mui leal ciu tierra hasta el año d~ Otro cazique tIaxc¡ misma lengua la fune Don Francisco PláJ mexicana un cantar q tra Señora de Guadal tiguo de historiar, el . de San Antón Muño¡ DASE NOTICIA DE LAS TALES CONSAGRAVAN TEMPLOS. (Capítulo x No fueron sólo los F deydades consagrarOl ~IOS DE CULTURA NÁHUATL ¡Mariano Díaz de í I I ~LORIOSO LUSTRE DE SU ¡que hai en esta ciudad tue de la parcialidad de pe tiene a los pies dize ~perial máximo colegio ~ que tiene a los pies t del ymperial máximo r.atelolco, adonde leyó ¡la lengua mexicana del govemador que fue en ~an Juan, governó qua­ ¡Hasta aquí su descrip­ ~r Bodado, pero en s u ~ mesa la boda y capelo lperial colegio de Santa I ,~s apariciones de Nues­ p:rra Tanco en su His­ ~ó don Juan de Vale­ ~ierto es que fue alumno bta Cruz fundado en el le 10 hayan equibocado ! I fuario de Atzcapotzalco p~rial máximo colegio I él antezedente las pro­ fel cerro del Tepeyácac, bmexicana, y una muy ~ande y pulido ingenio; iemada en el prólogo de la Nación Tulteca, con LAS ANTIGÜEDADES MEXICANAS DEL PADRE DfAZ DE LA VEGA 251 los hechos de su peregrinación hasta la fundación de la famosa ciudad de Tula, corte de su Ymperio, oy reducida a un pequeño pueblo. Otro Yndio, incógnito, escrivió la venida de la nación Mexicana desde el año de mil y sesenta y seis hasta el de mil trescientos diez y seis. Los señores de Culhuacan escrivieron una cronología histórica de sus antiguos Reyes en su lengua náhuatl. OInito otros muchos auto­ res yndios que escrivieron con carácteres y aún con letras del alfabeto castellano cosas memorables, por no llamarlos anónymos. Don Domingo de San Antón Muñoz Chimalpayn, Yndio (fazique de los alumnos del colegio de Santa Cruz escrivió en lengua mexicana la Chrónica del Ymperio Americano. Don Gabriel de Ayala, Yndio noble de Tetzcoco, escribano de re­ pública escrivió apuntes de la Historia mexicana que comienzan desde el año de mil doscientos quarenta y tres hasta él de mil quinientos sesenta y dos. El Inismo Don Domingo de San Antón Chimalpayn escrivió His­ torias originales de los Reynos de Culhuacán y México en la misma lengua mexicana. Don Juan Ventura Zapata y Mendoza, noble cazi­ que de Tlaxcala, escrivió en lengua mexicana la corónica de aquella noble y muí leal ciudad desde la entrada de su Nación en aquella tierra hasta el año de mill seiscientos ochenta y nueve. Otro cazique tlaxcalteca de los primeros christianos escrivió en la Inisma lengua la fundación de su ciudad y sus quatro parcialidades. Don Francisco Plácido, señor de Atzcapotzalco, escrivió en lengua mexicana un cantar quando se colocó la Santísima Ymagen de Nues­ tra Señora de Guadalupe en su primera hermita, que era el modo an­ tiguo de historiar, el qual se halló entre los papeles de don Domingo de San Antón Muñoz Chimalpain. III DASE NOTICIA DE LAS DONCELLAS QUE AL MODO DE LAS VíRGINES VES­ TALES CONSAGRAVAN LOS YNDIOS PARA EL SERVICIO Y CULTO DE SUS TEMPLOS. (Capítulo XIV, fols. 142 rO -147 rO)'. (ver nota de Apéndice) No fueron sólo los Romanos los que en reverencia de sus mentidas deydades consagraron puras vírgenes para el culto de sus sacrilegos 252 ESTUDIOS DE CULTURA NÁHUATL templos, a cuio cargo estaba la perpetuidad del fuego que servía a sus detestables sacrificios, pues es constante que los Yndios Bárbaros Mexicanos, o movidos de su propio impulso o ya imitando a los Ro- , manos, si acaso tuvieron noticia dellos, dedicaron cerca de sus tem­ plos casas de clausura para la havitación de vírgenes sacerdotizas que cuidaran no sólo del aseo de los mismos templos, sino también de todas aquellas cosas que pertenecían· a los cultos y sacrifi;:;ios de sus ydolos. El primero que inventó este nuevo estado de vírgines vestales en la corte mexicana fue Ytzcoatzin, quarto rey de esta poderosa mJnar­ quía, fabricando a espaldas de sus magníficos templos capasísim'ls vi­ viendas para la guarda y custodia de las doncellas que, consagradas al servicio y culto de sus dioses, havían de ser como religiosas enclaus­ tradas. Y como aquel nuebo estado a que se obligaban con una comJ solemne profeción pedía una grandísima vigilancia y un govierno exac­ to y diligente en las personas que havían de ser Preladas o superio­ ras de aquellos yndianos conventos, puso el rey todo su esmero en solicitar por todo el reyno las ansianas más venerables, honestas y virtuosas que se pudieran hallar, constituiéndolas no sólo Presidentes de aquellas comunidades, sino cuidadosas madres, a cuio abrigo y educación crecieran aquellas doncellas en virtudes y puntual observan­ cia de las precisas obligaciones de su estado. Y comJ en aquellas matronas se hallavan muchas virtudes morales con todas las demás prendas necesarias para el alto ministerio a que eran destinadas, era mui particular el aprecio que de ellas hacían todos y generalmente eran reverenciadas como Thesoreras de las más preciosas joyas de sus Dioses. Dispuso también aquel discreto rey que uno de los sacerdotes del templo mayor consagrara (?) al ídolo Huitzilopochtli, fuera com::> Vicario General y superintendente de todas las casas y clausuras don­ de havían de vivir en perpetuo encerramiento las doncellas y nuevas sacerdotisas, encomendando a su cuidado la administración y govier­ no de todos los exercicios interiores y la observancia de todas las ocu­ paciones quotidianas que debían practicar en el servicio del templo. Puestas en planta estas reales ordenanzas, eran muchas las que atra­ idas de su devoto impulso se dedicaban aquel modo de vida tan es­ trecha. Pero muchas más eran las que la observa van por dirección y voluntad de sus padres. Y como entre todas las naciones de la Amé­ rica fue siempre la Mexicana la que más se dedicó al supertisioso y LAS ANTIGÜEDADES MEXIC sacrílego culto de sus de sus doncellas con e clausura, donde luego cidas, las ofrecian gus taban en nombre de 1, las presentaban, hacié] borosa, cuio contexto ~ Alba Ytztlixóchitl, Ym coco, la qual pongo de su original náhuatl, "Señor y Dios invie los nuebe apartamient y amparador tIel unive piedra preciosa que D ha de alumbrar su cas zón porque es tu hec sirva en este lugar cor Dios, la recibas en COl nitentes vírgines y la f; lo que pidiere." Concluida esta depr consagrada al culto de sus padres para que 11 años, que era el tiem clausura. Y llegado el dos los parientes la c( a su usanza, lo más d recibía el sumo sacerd dioses, incensándoles ' mero determinado de gar de recogimiento, demás doncellas, el su elegante plática con II todos los circunstante Alba ya citado decía ~ "Mui amada y prec dado posesión del use el Señor y gran Dios: )!OS DE CULTURt\ NÁIIUATL del fuego que servía a le los Y ndios Bárbaros , ya imitando a los Ro­ aron cerca de sus tem­ rgenes sacerdotizas que Ilplos, sino también de tos y sacrifi.;ios de sus e vírgines vestales en la : esta poderosa monar­ templos capasísimas vi­ cellas que, consagradas :omo religiosas enclaus­ ,bligaban con una com:> tncia y un govierno exac­ ser Preladas o superio­ rey todo su esmero en venerables, honestas y :>las no sólo Presidentes ladres, a cuio abrigo y des y puntual observan­ l. y como en aquellas es con todas las demás lue eran destinadas, era 1 todos y generalmente lS preciosas joyas de sus ue uno de los sacerdotes tzilopochtli, fuera com:> s casas y clausuras don­ , las doncellas y nuevas ldministración y govier­ vancia de todas las ocu­ el servicio del templo. 'an muchas las que atra­ :1 modo de vida tan es­ ervavan por dirección y [as naciones de la Amé­ :1edicó al supertisioso y Lt\S ANTIGÜEDADES MEXICANAS DEL PADRE DÍAZ DE LA VEGt\ 253 sacrílego culto de sus mentidas deidades, era crecidísimo el número de sus doncellas con que a porfía se llenaban los templos y casas de clausura, donde luego que havÍan cumplido los quarenta días de na­ cidas, las ofrecían gustosísimos sus padres y los sacerdotes las acep­ taban en nombre de los ídolos, a quienes con grandísima reverencia las presentaban, haciéndoles una oración mui devota, humilde y fer­ borosa, cuio contexto se halló en los manuscriptos de Don Fernando de Alba Ytztlixóchitl, Ynsigne christiano, descendiente de los reyes de Tetz­ coco, la qual pongo aqui con los mismos términos que él la tradujo de su original náhuatl, y es como sigue: "Señor y Dios invisible, cuia luz se esconde entre las sombras de los nuebe apartamientos del cielo, causa de todas las cosas, defensor y amparadonlel universo: El padre y la madre de esta niña que es la piedra preciosa que más estiman, y la antorcha resplandeciente que ha de alumbrar su casa, te la vienen a ofrecer con humildad de cora­ zón porque es tu hechura y efecto de tus manos, para que viva y sirva en este lugar consagrado y casa de penitencia. Suplícote, Señor Dios, la recibas en compañía de las otras tus bien disciplinadas y pe­ nitentes vírgines y la favorescas, para que sea de buena vida y alcanze lo que pidiere." Concluida esta deprecación con que la ynfanta quedaba ofrecida y consagrada al culto de los dioses y servicio de su templo, la volvían a sus padres para que la criaran y educaran hasta cumplidos los ocho años, que era el tiempo y edad determinada para su ingreso en la clausura. Y llegado el día que era para ellos mui solemne, juntos to­ dos los parientes la conducían al templo con aparato festivo, vestida a su usanza, lo más decente que podían y coronada de flores; allí la recibía el sumo sacerdote y haciendo grandes reverencias a los falsos dioses, incensándoles con perfumes y degollando en su obsequio nú­ mero determinado de codornices, la bajaban a las salas interiores, lu­ gar de recogimiento, y estando presente la matrona superior y las demás doncellas, el superintendente o vicario del convento hacía una elegante plática con afectos tan vivos y voces tan expresivas que a todos los circunstantes ponía en admiración, la que según el mismo Alba ya citado decía así: "Mui amada y preciosa niña: siendo cierto que ya los años te han dado posesión del uso de la razón ¿cómo es posible que ignores que el Señor y gran Dios invisible te crió sólo porque quiso y por su vo­ 254 ESTUDIOS DE CULTURA NÁHUATL LAS ANTIGÜEDADES MEX luntad nacistes para renuevo del mundo? Por esta causa pues y para gratificar a Dios, dándole lo mismo que de su liberalidad recibieron en el día de tu nacimiento, votaron los padres tu asistencia en este lugar de espinas y de dolores, para que en él estés y vivas pidiendo al Criador de todas las cosas te dé de sus bienes y te comunique de sus bondades. Considera que este es el lugar sagrado donde has de hacer penitencia por los tuios que andan vagueando por el mundo, distraídos y enmarañados en las cosas necesarias para la vida, y por toda la república necesitada de los favores del cielo. Persuádete que en este encerramiento has de olvidar la casa y hacienda de tus padres y los regalos de tu niñez y advierte que no vienes a él para ser preferida a las que en él hallares, sino a sugetarte a la menor de todas. Con este presupuesto determínese desde ahora tu corazón a sufrir con alegría la hambre de los ayunos y a practicar los mandatos de esta venerable vieja, tu nueva madre, la qual te enseñará a desechar el sueño y la pereza, para que te levantes a adorar al Señor de la Noche y a barrer estos patios por donde suele pasar Dios invisible, sin que lo acompañe otro alguno, sino sólo el silencio. Y quando llegares a la edad que la sangre se enciende, mira hija mui preciosa, como cuidas de tu pu­ reza, pues sólo con que tengas deseo de pecar ya habrás pecado, y por eso serás privada de tu buena fortuna y castigada vigorosamente con que tus carnes se pudran." que este lugar hones' y de penitencia y en de quien 10 govemar enviando al cielo SUS] den el trono de Dio~ rirá en su ira y mal voluntad, a servir al celIas castas y penitc rísima en cuerpo y a en todos tiempos las que no te avisaron 1< dar de los braseros e este convento y tem guisar las comidas • Otra vez te exorto q senta la buena criar honesta y recogida por estar vestidas d alguna en quien pUf pañía porque cada. de recogimiento se b y huir de lo malo q Tras esto seguía desnudarla de las vestiduras curiosas con que venía adornada y cortarle el cabello, ceremonia con que ya quedaba consti­ tuida sacerdotisa y tenida por una de las vírgines consagradas a los dioses. Luego con grande pausa y circunspección le hacía la matrona superior este razonamiento: Desde este punto, la rigurosa vida que que sólo se comía ID cías no menos sensi destia y singular con las mantas necesaria del templo, en cuia grande emulación y salas sin desnudarse por que se hallaraIl para atizar el fuego en procesión con 1 sacerdotes y man ofrendas idolátricas que no sólo no se e se miraban al rostfl "Si la obligación en que me pone mi oficio no me disculpara en lo que quiero decir, creo que atribuiera a desvergüenza y pecado querer hablar después de este señor sacerdote y mui estimado Abuelo nues­ tro; pero ¿qué es lo que podré decir, sino poco y malo como muger enfin que no tiene por oficio exercitarse en meditar las palabras para que las atiendan como el regalado canto del pájaro Itzinitzcan Coyol­ tótotl, aves de especial estimación? Regalada hija mía, y todo mi querer, pues ya tienes edad y uso de razón, alégrate y regozíjate pues has merecido entrar donde entran las doncellas hermanas de Dios, para que te cuentes entre las vírgenes que 10 alaban de día y de noche y con esto cumplirás el voto que le ofrecieron tus padres. Pero sabe 255 roIOS DE CULTURA NÁHUATL LAS ANTIGÜEDADES MEXICANAS DEL PADRE DfA.z DE LA VEGA r esta causa pues y para IU liberalidad recibieron res tu asistencia en este estés y vivas pidiendo al 11 y te comunique de sus rado donde has de hacer por el mundo, distraidos : la vida, y por toda la : Persuádete que en este bda de tus padres y los a él para ser preferida a ~nor de todas. Con este !Wn a sufrir con alegria I1datos de esta venerable f desechar el sueño y la r de la Noche y a barrer ~le, sin que lo acompañe ~ llegares a la edad que ~ como cuidas de tu pu­ iIlr ya habrás pecado, y pastigada vigorosamente que este lugar honesto y de buena crianza es también lugar meritorio y de penitencia y en todo es menester que sólo se haga la voluntad de quien lo govemare, porque la que aquí viviere bien y se humillare enviando al cielo suspiros acompañados de lágrimas y tantas que inun­ den el trono de Dios, ganará su amistad, y la que al contrario, incu­ rirá en su ira y maldición para siempre. Entra pues, hija, con toda voluntad, a servir al omnipotente Dios y estarás y vivirás con las don­ cellas castas y penitentes; pero mira que te encomiendo que seas pu­ risima en cuerpo y alma, porque las vírgines de corazón y cuerpo son en todos tiempos las más llegadas a Dios. Y por que no te quejes de que no te avisaron lo que debías hacer, sabe que no vienes sólo a cui­ dar de los braseros divinos, sino a barrer todos los grandes patios de este convento y templo, a hilar y matizar las vestiduras sagradas y a guisar las comidas que se ponen en el altar para primicias del día. Otra vez te exorto que obedescas a todos porque la obediencia repre­ senta la buena crianza y nobleza de los antiguos, con 10 qual serás honesta y recogida y dejarás de ser desvergonzada y liviana. Y si por estar vestidas de carae estas doncellas que me escuchan hubiere alguna en quien puedas reconocer nota de infamia, huye de su com­ pañía porque cada cual gana la merced de sus obras y en una casa de recogimiento se ha de tomar de las unas 10 bueno en que relucieren y huir de 10 malo que cometieren las otras." Desde este punto, sin hacer reparo de su tierna edad, comenzaba la rigurosa vida que allí se usaba, reducida a un perpetuo ayuno, por­ que sólo se comía una sola vez al día, a que se añadían otras peniten­ cias no menos sensibles y rigurosas, acompañadas de una rara mo­ destia y singular compostura. El quotidiano exercicio era hilar y texer las mantas necesarias para el vestuario de los sacerdotes y menesteres del templo, en cuia preciosidad y hermosura se afanaban todas con grande emulación y mui solícito estudio. Dormían en unas grandes salas sin desnudarse, así por la honestidad con que las criaban como por que se hallaran más prontas a la asistencia del templo, adonde para atizar el fuego sagrado y echar inciensos en los braseros acudían en procesión con la superiora, acompañándolas en coro aparte los sacerdotes y mancebos de los colegios, haciendo unos y otros sus ofrendas idolátricas con grandes ceremonias y singular reverencia, por­ que no sólo no se confundían unos con otros, pero ni se saludaban ni se miraban al rostro por el gran cuidado con que lo disponían el maes­ is curiosas con que venía , que ya quedaba consti­ ~ines consagradas a los ~ión le hacía la matrona Ino me disculpara en lo ~enza y pecado querer stimado Abuelo nues­ y malo como muger itar las palabras para ~jaro Itzinitzcan Coyol­ hija mía, y todo mi ate y regozijate pues has ermanas de Dios, para n de día y de noche y tus padres. Pero sabe ~ 256 ESTUDIOS DE CULTURA NÁHUATL tro de los mancebos y la superiora de las vestales doncellas. Esta función se celebraba tres vezes en el discurso de la noche, y a la salida del sol havían de estar barridas todas las piezas del templo y hecho el pan y la comida que a esta hora se ponía en los altares. En estos penosos exercicios y en esta vida tan austera gastaban los años las vestales mexicanas hasta el tiempo que gustaban sus padres que contrajeran matrimonio, y aunque en esta narración he andado corto, puede servir no sólo de adorno a esta historia, sino de un co­ nocimiento claro de que los Yndios fueron desde sus principios hábi­ les, discretos, entendidos y capaces para todo 10 que pueden serlo los más vivos y avisados Españoles, porque apartando 10 supersticioso y 10 ydolátrico no hicieran más los christianos más reglados y obser­ vantes. ¡Para establecer este texto, hemos utilizado, además de nuestro ms. acostum­ brado, el de la tercera colección de las Memorias destinada al convento de San Francisco de México, e igualmente conservado por la Academia de la Historia madrileña, con la signatura 9! 4948 (el nota 9 de nuestro estudio). Está éste a menudo escrito con más cuidado, por lo menos en este párrafo, y su texto es a veces más coherente. El trozo que publicarnos se halla en los fols. 137 rO -142 rO. James Robert Moriart It is fortunate for th strong historical COn! events of each year. earliest sources on tl conquest era are der se1ves. These historil and delve deeply intc Nahua people. It wa: ruler and actually tt are indebted for mal pose, however, was I the earliest known d secondary role. Une accumulation of histl taineth many falseho Itzcoatl was a great At the beginning of conform with the mu nationalism which he the history of the Na changed to one of a that the Aztecs were families in the land. new histories stress people destined to r Covarrubias, 1957, 1 160-161). Any attempt on tI accurate picture of tt co City, particularIy