Relats guanyadors 2n Concurs Microrelats Biblioteca Biblio@teneu

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Ajuntament de Sant Fost de Campsentelles
Premi categoria ADULTS (majors de 18 anys)
Nom: Maria Aguilera
Títol del relat: Sense títol
-
Encara no s’ha amagat el sooooool! - vaig queixar-me.
Com cada nit, em resistia a anar-me’n a dormir, però la mare sempre tancava la llum i es
retirava. Resignada, vaig contemplar la foscor de l’habitació. De sobte, vaig distingir dues
petites llums, que vaig escrutar encuriosida. S’anaven acostant! Espantada, vaig obrir la
llum... i un nen d’ulls brillants va aparèixer davant meu, dret sobre el llit. Era el nen del conte
que m’explicava la mare!
-
Dibuixa’m una corretja - va dir-me el petit príncep, angoixat, allargant-me un paper.
No vaig respondre, astorada.
-
Dibuixa’m una corretja - va repetir, impacient - el pilot em va dibuixar un morrió pel
xai, però es va oblidar la corretja, així que no serveix i el xai es menjarà la meva rosa!
Era cert! El conte esmentava el patiment del pilot per l’oblit de la corretja! Calia salvar la
rosa! Ràpidament vaig dibuixar, amb senzills traços propis dels meus sis anys, una corretja.
Li vaig mostrar, poc convençuda. El petit príncep va mirar detingudament el paper. Un
tendre somriure va dibuixar-se-li als llavis i els ulls se li van negar de llàgrimes.
-
És perfecte! - va exclamar, profundament alleujat -. Sabia que havia de recórrer a un
nen! Les persones grans mai no entenen res i jo no tinc temps de donar explicacions.
Va baixar del llit amb lleugeresa, va mirar-me afectuosament una última vegada i va
tancar la llum. Mai l’he tornat a veure. La rosa es devia salvar!
Plaça de la Vila, 1; 08105 – Sant Fost de Campsentelles (Barcelona) - Tel.: 93 579.69.80 – Fax.: 93 579.69.82 - e-mail: ajuntament@santfost.cat
Ajuntament de Sant Fost de Campsentelles
Premi categoria ADULTS (majors de 18 anys)
Nom: Maria Martínez
Títol del relat: Omplint forats
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Ja n’hi ha prou, recull la teva habitació!
Maleïda frase. La mateixa escena de cada nit, la batalla domèstica dels vespres.
Samarretes, mitjons, esportives, motxilles, llibretes, llibres, joguines,... l’univers escampat pel
terra, un caos. La seva habitació era com un forat negre que tot s’ho empassava.
Aquell divendres, però, en tornar de l’institut i obrir la porta del seu cau, tot va ser diferent.
Buida, la seva habitació estava buida! Només hi havia un llit, com un petit planeta flotant a
l’espai. I a sobre del coixí un llibre escanyolit, a la portada un marrec ros disfressat de
príncep... o potser era un petit príncep disfressat de nen...
A dins del llibre, una nota dels pares: “No cal que cridis, ni que ens truquis. Arribarem tard.
Llegeix-lo. Ell només tenia una rosa!”
Mai va dir res de l’abducció dels seus apreciats béns. Ni del llibre. Benvolgut orgull
adolescent. Però a mida que dia a dia anaven apareixent els tresors, en tenia cura
d’amagar-los amb rapidesa, en silenci, no fos cas...
Aquell hivern, quan la mare va fer anys, no la va felicitar, no volia pas fer olor a tendresa.
Però al coixí del llit de la mare va deixar una rosa, vermella, amb espines, única al món.
Plaça de la Vila, 1; 08105 – Sant Fost de Campsentelles (Barcelona) - Tel.: 93 579.69.80 – Fax.: 93 579.69.82 - e-mail: ajuntament@santfost.cat
Ajuntament de Sant Fost de Campsentelles
Premi categoria JOVES (de 12 a 14 anys)
Nom: Ana Perales
Títol del relat: El Principito en el satélite del miedo
El miedo es bueno en cierto modo… se dio cuenta el Principito en uno de sus viajes. Pero a
veces puede llegar a paralizar.
Veréis, desde el punto de vista de los niños, el miedo te impide hacer las cosas, por lo que
es malo. Su imaginación en parte tampoco ayuda, ¿nunca os habéis preguntado por qué
razón los niños temen a más cosas que los adultos? Es por su gran capacidad de crear
cosas con la mente.
De repente estaba allí, en un satélite no muy espacioso, se respiraba una especie de olor
muy peculiar, que le costó reconocer, pero que al momento le resultó muy placentero. Sin
embargo era un sitio un tanto tenebroso, vacío, sin ningún alma, y eso no le hacía mucha
gracia, su imaginación daba pie a monstruos, dragones, brujas de todo tipo. Por lo que
parecía todo el mundo se hallaba en sus casas como si tuvieran miedo, y él pensaba en
algún ser lo suficientemente grande para aterrorizar a todo un satélite.
Deambuló por todo lo que parecía un pequeño barrio con su plaza de flores secas. Cuando
de repente vio una luz al final del recorrido, se acercó lo suficiente para alcanzar con la vista
el cartel de la misma entrada, era una especie de biblioteca de libros descatalogados, un
escalofrío le recorrió todo su cuerpo como una descarga eléctrica, siguió caminando cuando
sin esperarlo surgió un grito de la nada, este decía: “no puedo, no sé”… cuando el Principito
fue corriendo a la biblioteca y entró, había un hombre envuelto en libros y cuadernos de todo
tipo. Él, muy curioso le preguntó qué hacía y aquel hombre le contestó: “estudiar, leer,
repasar”. El Principito quiso saber para qué le servía eso. Y este le respondió, muy
inseguro, que para no tener miedo, miedo a no saber… El Principito pensó que era un
enorme sinsentido.
El viaje había sido cansado y decidió ir a tomarse algo, pero la suerte no le acompañó, sólo
halló a un hombre muy borracho, al que preguntó quién era. Pero recibió una extraña
respuesta: que no era nadie, que ni él lo sabía. El hombre totalmente ebrio le confesó que
tenía miedo a beber… El Principito pensó de nuevo que era una respuesta ridícula.
Finalmente, nuestro protagonista se quedó pensativo, todos los habitantes de este extraño
satélite tienen miedo, por cosas sin sentido, el miedo no tiene que paralizar, ni fortalecer la
idea de que no poder alcanzar un objetivo, al contrario el miedo tiene que servir para darnos
cuenta de las cosas, pensárnoslas dos veces, valorar antes de actuar, para conseguir un
mayor propósito.
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Ajuntament de Sant Fost de Campsentelles
Premi categoria JOVES (de 15 a 17 anys)
Nom: Lídia Costa
Títol del relat: El principito
Y, tal y como le prometió la serpiente, el Principito regresó a su pequeño planeta. Para su
sorpresa y decepción, encontró a su Rosa con un solo pétalo unido a ella, los demás
estaban esparcidos entre las malas hierbas del suelo. La pobre flor no podía tener peor
aspecto, estaba muy débil. Se podía apreciar una pequeña y brillante lágrima descendiendo
por una de sus mejillas. Sin pensárselo dos veces, fue al pequeño pozo que había en el lado
opuesto de su planeta y llenó la regadera hasta que el agua se desbordó. Rápidamente regó
a la flor con mucho cariño, mientras otra lágrima le resbalaba por la mejilla, levemente
sonrojada. Ese día, la flor no mejoró. Y aunque hubiera recobrado un poco su color natural,
seguía triste y seca.
El pobre Principito se sentía muy culpable, y un fuerte sentimiento de melancolía le recorría
el cuerpo por primera vez en su vida. Una de sus cientos de lágrimas cayó sobre la pequeña
e indefensa flor e, inmediatamente, empezaron a salirle pétalos alrededor de un rojo vino
precioso. Volvía a estar fresca y lozana, sonreía de nuevo. Su tallo tenía más espinas y
parecía más fuerte y resistente.
La felicidad abundaba enormemente en, quizás, el planeta más pequeño del universo. El
Principito decidió que nunca más volvería a irse sin ella a ninguna parte. Para su próxima
aventura JUNTOS, ya encontrarían la manera de poder viajar por todas partes sin ningún
tipo de ataduras.
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