Año El número dos de R evista Consenso Año 2 Número 2 Contenido Editorial La literatura en español en los Estados Unidos Opinión No soy “MARIPOZA AIRLINES” por Pedro Lemebel Sábato y la ambigüedad de la conciencia por Carlos Ospina Literatura Tres poemas de Olivia Maciel Los matones por José Hernández Gallardo Reseñas La complejidad del emigrante en Paraíso portátil por Rosa Osegueda Solo de flauta, el nuevo libro de René Rodríguez Soriano por Juliana Morales La poesía de Paulina Constancia por Lauren Johansen Sociedad El Dream Act por Elizabeth Rosiles Ensayo Úrsula: concepción y destrucción de Macondo por Mónica Guerrero África en el sur y en el norte por LauraQuirós Editorial La literatura en español en los Estados Unidos Hace unos pocos días se entregaron los Internacional Latino Book Award en la ciudad de Nueva York. Este premio en particular tiene categorías en inglés y en español. Muchos de los libros premiados en español fueron producidos aquí, en nuestro país, por autores latinoamericanos y por casas editoriales que creen en ellos, y ese es un detalle que no debe pasar desapercibido. Desde hace ya unos años vemos que escritores que escriben en español, radicados en los Estados Unidos reciben premios literarios internacionales, podemos mencionar, por ejemplo, el caso de la novela El exilio voluntario, del boliviano Claudio Ferrufiño-Coqueugniot, galardonada con el premio Casa de la Américas; o la novela El corrido de Dante, del peruano Eduardo González Viaña, premiada como la mejor novela en español en Estados Unidos, en el año 2007. Pero no es tanto que haya buenas novelas escritas en estos pagos, lo que es más notable, es la temática que cubren. La vida del inmigrante. La experiencia del que llega aquí y se expone a una nueva vida, a veces exitosa y otras con severas transformaciones. Las historias que se desarrollan en un mundo distinto al del que venimos. Las historias que están redefiniendo a la sociedad norteamericana y generan un debate permanente, excitante y a veces violento. Quizás esta nueva corriente literaria sea una idea nueva dentro de la literatura latinoamericana, porque en realidad es eso, una representación del lado latinoamericano de los Estados Unidos. Tal vez se la llame literatura de inmigración, o literatura del desarraigo o del exilio. Pero el nombre en sí no es importante, porque los movimientos literarios dejan como legado libros, y algunos llegan a ser muy buenos. Habrá que esperar un poco para saber a qué llega la literatura en español en este país. Pero hoy hay que celebrar que está vigente y que goza de muy buena salud. El futuro es promisorio y eso es muy bueno. Fernando Olszanski Director Editorial Opinión No soy “MARIPOZA AIRLINES” por Pedro Lemebel De vuelo en vuelo, o de aeropuerto en aeropuerto, diría alguien que me ve por ahí bostezando en la sala de embarque, dormitando antes de abordar o sacándome por milésima vez los zapatones tanques en el control de equipaje de mano. Pareciera que me quejo de regia, pero odio viajar, consumir ese régimen de pájaros que te sirven de comer. Pasar horas y horas como una salchicha estrujada en medio de dos gordos gringos que no te dejan respirar ni dormir con sus notebook y sus aparatos de entretención para el viaje. Es así no más, odio aceptar invitaciones tan lejos fuera de Chile, y cada vez que se empina al cielo la punta del aparato, el susto me encoge el ano pensando que si esta güebada se ladea un poco, si sólo el ala rasmilla la pista en el despegue; el chispazo, la explosión y adiós Pampa mía. No hay caso, me pone más neurótica la voz de la azafata modulando las instrucciones en caso de desastre, que si caemos al mar, las puertas de escape están aquí y allá, e inmediatamente surgen toboganes por donde caes a un bote inflable rumbo a una isla feliz, donde serás rescatado por un musculoso salvavidas. Puras güebadas, puro cuento, porque el avión se estrella en el agua y de la explosión no quedan ni las pestañas postizas para reconocerte. No hay caso, no me acostumbro al aire, no soy mariposa de cielo, me acomoda más la segura crisálida de tierra. Aunque ahora todo ha cambiado, y dicen que es más seguro viajar en avión. La primera vez que volé al extranjero fue en el año ochenta, en ese tiempo muy pocos chilenos tenían ese privilegio, en mi población fue un acontecimiento. Y juntando las monedas todo el año compré un pasaje a Río. Para mi familia era como si me fuera para siempre, me fueron a dejar al viejo Aeropuerto de Los Cerrillos hasta con el gato; me saqué una foto subiendo la escalerilla como Jacky Onassis y desde la terraza mi familia entera me vio elevarme al cielo con lágrimas en los ojos. Pero no hay caso, aunque ahora es distinto, igual detesto la faramaña del avión. Y encontrarse con los chilenos viajeros en todos los counter aéreos hablando fuerte, gritándole al encargado que ellos tienen primera clase, tarjeta gold y todos los privilegios del LAN pass especial. Los ves en todos los aeropuertos exagerando el acento shileno, llamando al Matías o al Kevin, juguetón perdido entre las maletas de los turistas. Las mujeres teñidas de amarillo con anteojos de sol comprados en el duty-free de Panamá. Qué insoportable aeropuerto. Pero es el epicentro de los viajes a Miami, las islas Caimán o Cabo Verde. Allí te vuelves a encontrar con la nube chilena neurótica hablando por celular. O fingiendo que se comunican con la nana por línea internacional para saber si los delincuentes se metieron a la casa, ¡pos oye! Los escucho aunque no quiera, porque el acento identifica esa pretensión de gringo teñido venido a menos. No hay caso, odio los aeropuertos, siempre atrasado, siempre corriendo con la lengua afuera porque los vuelos de conexión te los dan con una hora de diferencia. Entonces, basta que se te olvide un papel, que equivoques un dato para que pierdas el embarque y te tengas que quedar un día entero, durmiendo encogido, apresado en la zona fantasma, en ese territorio sin patria de esos monstruos de aeropuertos. Como nos pasó con una vieja amiga en el último viaje a México. En Guadalajara nos dieron mal la reserva, llegamos al DF con el tiempo justo y teníamos que correr seis cuadras para hacer de nuevo el trámite. Mi amiga no pudo más, y yo tampoco, así que acezando nos tiramos al suelo como inmigrantes y “a la chucha la zapatería” dijo mi amiga: Yo me quedo aquí. Y ahí estuvimos hasta la noche dormitando, mirando el enjambre de viajeros japoneses, europeos y mexicanos que desfilaba frente a nosotros. No hay caso, no me acostumbro a los nuevos aires viajeros que tanto adoran mis engreídos compatriotas. Opinión Sábato y la ambigüedad de la conciencia por Carlos Ospina El argentino Ernesto Sábato pasará a la historia, sin duda, como uno de los pocos escritores en el mundo que vivieron tanto en el siglo XX como XXI. A sus 99 años, y a sólo dos meses de cumplir los 100, Sábato falleció en Buenos Aires el pasado 30 de abril de una neumonía. Los lectores lo recordaremos por novelas imprescindibles como El túnel (1948) y Sobre héroes y tumbas (1961). Acerca de la relación entre éstas dos últimas, Sábato, en una entrevista con el crítico Emir Rodríguez Monegal en 1966, dijo: “Creo que el escritor tiene una sola obsesión que expresar en su obra […] yo siento que estoy hablando siempre de lo mismo”. Severo Sarduy ha notado que en estas dos obras, a pesar de estar separadas por trece años, predominan las cavernas y los ciegos. Esas obscuridades invisibles donde nada se puede ver, la miopía de Juan Pablo Castell, de Martín y de Bruno, una narración de “conciencias ambiguas” como anotaba Monegal, voces que divagan en el mundo tratando de hallar el sentido de la vida, del vivir. Voces que se dispersan y se recogen para reflejar, no en el modo clásico, sino en el más contemporáneo de todos, la maldad y el desarraigo que ven y que sufren a través de un siglo de guerras, de la bomba atómica, de las dictaduras que tanto marcarían su literatura, así como marcó la de Enrique Vila-Matas, de Roberto Bolaño, de tantos escritores que como él, vivieron en carne propia la represión y el abatimiento moral. Un siglo XX que, como diría Albert Camus, fue el siglo del miedo. Ernesto Sábato fue elegido Presidente de la Comisión Nacional de la Desaparición de Personas en 1983, y un año después, en 1984 recibió el Premio Cervantes. Intelectuales como Sábato no hubo muchos, un testigo de nuestro tiempo y de nuestra historia. Un escritor comprometido con la palabra, pero también con el hombre mismo. Literatura Tres poemas de Olivia Maciel Rasga La sisa de la blanca blusa, tira de la tela tira. Rasga la prenda en jirones para coser con ellos de nuevo otra buena blusa. Azul, Amarillo limón una nueva blusa, quizá sea blanca. Rasga, rasga, rasga la tela rasga la indumentaria; con ello rasgas un trozo de cielo, rasga. Desgarra la hebra de los hilos por en medio, fibra por fibra, hilo por hilo cual fueran sábanas viejas, cual vacías fueran. Desde el punto medio del arco hasta el exacto centro del 104. Rasga, rasga, con ese gesto tuyo, mezcla de fatídico deber y honorable cobardía. Rasga, rasga, rasga la tela rasga. Florescencias lores marchitas, florescencias de un placer que aflora en agua turbia, en agua clara, beban su agua gloriosa, beban flores marchitas. De magenta, de florecilla silvestre, de pétalo encandilado en luz brillante beban su fresca agua, beban flores marchitas. Brizna de nieve Duerme, duerme, duerme diminuta brizna de nieve duerme. Sueña estrellada noche, con el ir y venir del solitario oleaje. Duerme y sueña blanca geometría con el gesto de sus dedos, la cáscara de la pera entre sus dientes sabios. Duerme, duerme, duerme proyección de la más pura noción, dichoso día, delicioso néctar... Los matones por José Hernández Gallardo El día era perfecto para cometer el crimen que los asesinos traían en mente. Los impermeables color verde olivo, como los que usa el ejército del país, los protegían de la lluvia que caía incesante; al mismo tiempo, arropaban las armas automáticas de calibre grueso que portaban. La corriente de aire frío había llegado del norte, desviada por los aires huracanados que se forman en el Atlántico. La lluvia amainaba el ruido de las dos motocicletas estacionadas y cortaba el humo blanco que vomitaban por los escapes calientes. Las pisadas presurosas de los peatones chapoteaban los pequeños charcos que se formaban en las estrechas calles y las aceras. Uno de los criminales se acomodó la escuadra-ametralladora, escondida en la cadera, porque comenzaba a molestarlo. El otro, depositó la culata del AK-47 en su bota derecha de modo que quedara escondida entre la espalda del conductor, su cuerpo y la tela sintética de la capa. Ya habían estudiado todos los movimientos de las víctimas —en realidad, el blanco era ella, pero su esposo no se le despegaba. Sabían que estaban a punto de salir a la calle donde ellos aguardaban impacientes; sin importarles la gente que pasaba ni los ojos que no querían mirar. Tenían la plena seguridad de que tomarían la misma ruta de todos los días porque los puentes que unen las dos ciudades no les permitían otra vía. La moto era el vehículo apropiado para cometer la fechoría que habían planeado con anticipación. El ataque y la fuga por las calles estrechas y empinadas de Tegucigalpa hacían de la motocicleta el medio más rápido y efectivo. El truco consistía en usar una máquina rápida y liviana y un motociclista ágil y conocedor del terreno. Atrás del conductor, el tipo que acribillaría a la víctima, con una metralla o el famoso rifle de asalto AK-47, concentrado y decidido a acribillar al desgraciado sin recato ni misericordia. En esta ocasión eran dos equipos los encargados de hacer el trabajo para no fallar; uno de ellos, abriría fuego por el flanco derecho, pegado a la acera; el otro, remataría por la retaguardia. No había posibilidad de errar, todo estaba previsto; además, la experiencia de los matones haría fulminante el ataque. La espera y el frío inusual los comenzó a fastidiar más. —¿Qué putas hacen tanto allí adentro? —preguntó el Tunco. Ninguno de los compinches contestó porque sabían que se preguntaba a sí mismo; por otra parte, no querían irritarlo porque perdía la razón. Le decían el Tunco, no porque era lisiado, sino porque tenía la siniestra costumbre de cortarle una mano a los que lo traicionaban. Era el encargado de esa operación —en verdad era el cabecilla de la banda de criminales que manejaba la droga en la ciudad— y el que cargaba el AK-47; todos le temían. Quiso encender un cigarrillo pero se contuvo, no quería perder concentración. La gasolina que los carburadores no lograban consumir la detenía la lluvia, amargándole el aire que respiraba. Recordaba las palabras, todavía frescas en su mente obtusa, que el bigotudo de sombrero de vaquero, su jefe, el verdadero capo, le había dicho: “Si me fallás, yo mismo me encargaré de que te quiten la coca”. Se encolerizó más al darse cuenta que se mojaba el ruedo del pantalón de la pierna que reclinaba sobre el asfalto. Conocía tan bien a su jefe como para darse cuenta que no sentenciaba por gusto. Sabía que en sus arrebatos neuróticos hasta era posible que él sufriera mayores consecuencias, si no hacía bien el trabajo. Adentro del salón de belleza, donde los secuaces habían pegado los ojos rojos por la falta de sueño, ajenos a toda malicia, la pareja sentenciada adornaba el pequeño árbol de navidad. Escucharon el pitido del taxi que los llevaba a casa. Él salió para decirle que por favor esperara un poco porque su esposa se dilataría unos minutos más. Ella acomodaba con todo amor y delicadeza las luces, las campanitas de cristal, las bolitas de colores y la escarcha simulando la nieve que no conocía. Al cerrar la puerta, una ráfaga de aire frío, empujada por el calor del peligro que afuera acechaba, meneó los adornos del arbolito, los cuales emitieron un sonido de cristal. Pensó en la sorpresa que se llevarían sus clientes el día de mañana al ver el bello arbolito y se acarició el estómago con ternura. Después de depositar en el basurero todo el cabello que se había cortado ese día, su esposo se dispuso a esperarla sentado en una de las sillas giratorias de barbero. Afuera, los nervios de los matones se dilataban por la impaciencia. El Tunco se encabronó más al ver al taxista reclinar el asiento y abrir el periódico con toda parsimonia. Las gotas comenzaron a caer más tupidas. La lluvia inesperada había llegado como un negro presagio para la pareja recién casada, pues en la capital eran raros esos chubascos en ese mes. Los peatones comenzaron a evadir y a tratar de no ver lo que hacían los personajes de las motocicletas, porque ya era obvio lo que pretendían. —¿Trajiste material, Parco? —se refirió el Tunco al tipo de la metralla. Éste se limitó a asentir con la testa mojada; al mismo tiempo sacaba una bolsa plástica con el polvo blanco, y se la pasaba. El Tunco reclinó la cabeza, cubierta por la capucha del capote, hacia adelante para cubrir la bolsa. Con el dedo pulgar y el índice extrajo una pizca de polvo blanco, y se la llevó a las fosas nasales. Después de aspirar la coca, se chupó los dedos para limpiárselos. Los átomos de la droga llegaron al cerebro irritado, dándole unos segundos de sosiego. Aprovechó esta falsa sensación de alivio para encender un cigarrillo que deseaba con vehemencia. La nicotina aunada con la cocaína arroparon los nervios del malhechor, embotándole los sentidos. El Tunco volvió a hacer el ritual con la sustancia blanca y la bocanada de humo del cigarrillo húmedo, sin importarle las miradas curiosas de los transeúntes que veían sin querer. —¡Toma! — le dijo a su compinche, pasándole la bolsa. —¡Y le das al Chicle y al Chaparro, que parece que se están durmiendo! —continuó, refiriéndose a los conductores. La onza de cocaína dio la vuelta por las narices de los verdugos. La pareja de enamorados salió del local. Ella se abalanzó al vehículo que esperaba, abrió la puerta, y se acomodó en un rincón del asiento trasero. Él aseguró los pasadores de la puerta del negocio. Uniéndose a ella la abrazó con amor, tratando de apaciguar con caricias el frío que sentían. El taxi partió salpicando a las personas que pasaban por la banqueta, buscando el camino usual que los conducía a casa. Las motos rugieron al tragar la gasolina, haciendo vibrar los pequeños guardafangos y el cuerpo de los desalmados. Arrancaron al unísono, persiguiendo a las víctimas a corta distancia. Cuando entraron a la corriente de carros que circulaba hacia todas direcciones, se colocaron a dos coches de distancia, para no generar sospecha. El pequeño automóvil de alquiler tomó la Calle Real, porque venían de Comayagüela, buscando las colinas de Tegucigalpa. Los bandoleros prepararon las armas. La lluvia mojaba más por la velocidad de las motos, pero eso no los molestó porque estaban acostumbrados a operar bajo cualquier circunstancia. El Tunco se colocó el rifle de asalto sobre las piernas, entre la espalda del conductor y su estómago; su camarada tomó la misma posición de ataque, porque sabían que el taxi estaba a punto de doblar para tomar la novena calle que termina en el estadio Tiburcio Carías, donde la pareja sentenciada asistía con frecuencia a presenciar los partidos de fútbol de su equipo favorito. Los asesinos se colocaron inmediatamente detrás del carro donde viajaba la pareja de enamorados. Los que manejaban las motocicletas levantaron la vista para cerciorarse de que la fila de coches se detenía al ponerse el semáforo en rojo; allá, al final de la calle. La trampa culminaría allí, en el tramo de la pendiente que queda entre el puente Mallol y la calle Primera, frente a los portones de sombra del estadio, antes de llegar a la calle Primera. En ese trecho de carretera todo automóvil que pasaba se tenía que detener porque no alcanzaban a superar la distancia sin que el semáforo cambiara de color. El plan que los criminales habían trazado se presentaba propicio en ese momento. El taxi aguardaba la señal verde de tránsito para continuar el camino vía boulevard Suyapa. Quedó atascado a diez coches de distancia de la luz con el embrague y los frenos presionados y en primera. La pareja y el conductor del taxi escucharon la descarga; asumieron que era un trueno, pues la lluvia arreciaba. Cuando supieron que eran acribillados, la vida se les escapaba, con la misma facilidad que los proyectiles habían penetrado en sus cuerpos tibios. El Tunco abrió fuego con la AK-47 cuando la moto rodaba por la acera, perforando las láminas del auto como si fueran de papel. El chofer, queriendo cumplir con su obligación, trató de no aflojar los pedales; no pudo, los reflejos le fallaron. No reaccionó porque recibió dos plomazos letales en el cerebro. La bala que penetró por la puerta y cruzó el respaldar del asiento y su cuerpo no la sintió, ya estaba muerto. El primer perdigón que recibió el chico explotó en su brazo derecho; separándoselo del cuerpo. Cuando sintió el piquetazo del dolor, quiso gritar y abrazar a su amada, para protegerla; pero, dos balazos más le contuvieron todo movimiento: uno le partió el corazón en dos mitades y el otro le resquebrajó las costillas. Ella sintió el fuego que le pasó quemando la nuca, porque él le había servido de escudo con su cuerpo. Miró a su esposo desbocarse hacia el asiento de adelante sin vida, como el cuerpo del conductor. La masacre ocurría a la vista de mucha gente, las víctimas no tenían noción del tiempo, las vidas escapaban sin recorrer ningún espacio, todo sucedía al unísono. La sangre cálida, revuelta con residuos de carne humana, brotaba como de un surtidor, salpicando de rojo todo el interior del automóvil. Otra bala, al rebotar en uno de los hierros, le perforó el estómago; ella exclamó: “mi niño”. El quejido no se escuchó porque lo cortó la ametralladora que bramó por la retaguardia, rompiendo el parabrisas trasero, la cabeza de ella, y el parabrisas frontal. El carro trastabilló hacia delante como un caballo bronco y se detuvo completamente al chocar con el automóvil de atrás. Los cristales de las ventanas, embadurnados de sangre, volaron en pedazos, emitiendo un sonido como las campanitas de cristal. El olor a pólvora se mezcló con el vapor de agua que salía del radiador averiado y las gotas de agua que caían de la nube negra que cubría la ciudad de plata. Los caminantes corrieron hacia todas las direcciones al darse cuenta de lo que sucedía. Los que iban por la acera por donde pasaron las motocicletas, saltaron la pasarela del puente que se prolongaba hasta el final de la calle. La masacre duró segundos: dos, tres, cuatro, nadie estaba para contarlos. Cuarenta casquillos saltaron de las armas de fuego, regándose por la calle como la lluvia que persistía. Bastaron dos ráfagas de plomo para extinguir tres vidas que no tenían nada que ver con el conflicto que había creado tanto odio. El taxista perdió la vida por la simple y sencilla razón de estar en la línea de fuego. El joven fue acribillado porque se encontraba con su amada esposa. La muchacha era la verdadera presa de los homicidas; pero, ella tampoco estaba al tanto del rencor que el verdadero verdugo sentía. El resentimiento era hacía la madre de la joven. El jefe de los sicarios había jurado que le asestaría el golpe mortal a la madre de la joven donde más le doliera. Así se cobraba él las cuentas con los que lo humillaban. La posición que había alcanzado no se la estropearía una simple periodista. Cuando se trataba de defender su posición y su orgullo era despiadado, maldito, inconsecuente. La fuga era lo más sencillo porque nadie los perseguiría; eso era un hecho. Las motocicletas de los homicidas continuaron por la acera, sin importarles el desparpajo de la gente que trataba de apartarse de la balacera. La lluvia quitaba visibilidad a los criminales. Los ponchos empapados enfriaban las armas todavía calientes. La brisa limpiaba la sangre que había saltado por las ventanas despedazadas. Al alcanzar la calle Primera se dividieron: el Tunco daría vuelta al círculo asfaltado que enrollaba el estadio para volver donde habían cometido la atrocidad; el otro cogería la calle Novena, buscando la carretera al Toncontín. Después de completar los trescientos sesenta grados, alrededor del coliseo Nacional Tiburcio Carías Andino, el Tunco atisbó el automóvil que habían agujereado a balazos. Los coches y los peatones evadían presurosos la escena del crimen. Al pasar, en dirección contraria, logró ver los cuerpos inmóviles como los había dejado cuando se dio a la fuga. El trabajo había sido perfecto. Nadie presenció lo ocurrido, nadie se atrevería a hacer cargos ni averiguaciones. Una siniestra sonrisa de satisfacción salió por los ojos turbios del Tunco. Reseñas La complejidad del emigrante en Paraíso portátil por Rosa Osegueda Paraíso portátil es una obra del escritor salvadoreño Mario Bencastro, en ella se reflejan diferentes aspectos de la realidad que enfrenta el emigrante. Está compuesta por historias breves y poemas en donde se exploran temas sobre emigración, frontera, pobreza y conflictos bélicos. Estos últimos, son quizás los que enlazan a todas estas historias, ya que la pobreza es un estado en donde fácilmente se puede germinar la criminalidad dentro de cualquier sociedad y a su vez se da el comienzo al éxodo masivo. Paraíso Portátil, es una ventana desde la cual se puede observar y sentir el desgarramiento de la psiquis humana a causa de la emigración, como bien explica Bencastro, “es el rompimiento con el pasado y la búsqueda del futuro” (Bencastro, 105). De un pasado del cual muy difícilmente se puede desprender, ya que en esa tierra que se abandona se deja el alma. Es decir, es la lucha constante del emigrante por querer sólo ver hacia delante, pues sin importarle las fronteras materiales o abstractas, va cargado de esperanzas que tan sólo por encontrar en esa tierra nueva: la libertad, los sueños, la felicidad. El escritor muestra cómo para el emigrante no hay obstáculos, para éste sus esperanzas bastan, ya que son sus grandes alas que lo harán volar hacia lo más alto. Sin embargo, también presenta cómo éste es maltratado emocional y psicológicamente durante su travesía. La frialdad de los cazadores humanos es un ejemplo de ello, ya que se puede notar la ignorancia y el poco sentido humanitario a los que se ven enfrentados día a día miles de emigrantes. Por último, cada relato, cada poema, que compone a Paraíso Portátil, denuncia no sólo el abuso que sufre el emigrante en el país que lo “abriga”, sino también a aquellos gobiernos que ignoran el funcionamiento de la verdadera democracia. A esos, que mal gobiernan esa patria que llora día a día porque un hijo más se le va de su regazo. Reseñas Solo de flauta , el nuevo libro de René Rodríguez Soriano por Juliana Morales Solo de flauta del dominicano René Rodríguez Soriano, es un libro de cuentos cortos que entretiene y es apto para todos los gustos. Algunos de los cuentos nos transportan al campo, donde apreciamos su color local: las leyendas, las creencias, el paisaje natural, en fin, la vida cotidiana del campo con toda su belleza y misterio. Otros cuentos nos hablan de la ciudad y su desenfrenado ritmo, y otros nos hablan del amor. Se podría decir que algunos de ellos son poemas de amor en prosa, imbuidos con imágenes y figuras que a veces nos recuerdan ese primer amor, inocente y puro, y otros amores que alteran nuestro interior. Solo de flauta nos transporta a diferentes espacios y tiempos, presentándonos diferentes matices de cada lugar, con un lenguaje sencillo y coloquial, pero al mismo tiempo elocuente y elegante. Este libro es un proyecto ambicioso e íntimo que nos comparte este avezado autor. Los cuentos de Solo de flauta fluyen con armonía y nos dejan deseando más. Entre los cuentos que me hallé más identificada se encuentran: “Uno parte del otro”, “Tupidos arbustos”, “De pronóstico reservado”, y “Pie de amigo”. En resumen, Solo de flauta es un libro para todos los gustos que divierte y entretiene, y nos lleva a diferentes espacios donde muchas veces nos encontramos reflejados en el texto. Publicado por Lingua USA dentro de la colección Tres Aguas de literatura en español en los Estados Unidos, Solo de flauta es decididamente un buen libro. Reseñas La poesía de Paulina Constancia por Lauren Johansen Abraza la vida y el amor dulcemente pero no demasiado fuerte; para que los vientos de cambio y crecimiento puedan soplar en la dulce distancia. Hold life and love dear but never too near that the winds of change and growth may still breeze within the sweet distance. La poesía de Paulina Constancia nos hace escapar de lo cotidiano y refleja esos momentos como partes indivisibles de la vida. Su obra bilingüe, Brazos abiertos/Open Arms, nos regala una sencillez precisa y efectiva. Constancia nació en Cebú, en las islas Filipinas, pero fue en San Miguel de Allende, México, donde se enamoró del lenguaje español. “¡Cuán hermoso es sentir y ser completamente humano!” dice Constancia. Su poesía capta un sin fin de emociones e imágenes. Hay cuatro textos que a mi entender sobresalen por la fuerza de esas imágenes: “Alegrías sencillas/Simple Joys”, “Sobre la naturaleza/On Nature”, “Vida y muerte/Life and Death”, y “Cosas de amor/All About Love”. Su poesía contiene mucha riqueza en sus matices y un sentido folclórico que es al mismo tiempo contemporáneo. Sus versos disfrutan del verdadero placer de vivir y compartir las alegrías y los dolores. Es importante señalar que la presencia tropical ayuda a crear una experiencia fresca y espiritual dentro de esa sinceridad poética que propone Paulina Constancia. Muchos de los poemas están acompañados con imágenes del arte visual de la autora. Su poesía y su arte nos cercan pureza e ingenuidad. El ambiente soñador semeja una utopía donde la gente, los animales y lo agreste conviven en armonía. En este escenario nos divertimos con las maravillas y la generosidad de la naturaleza. “…En el fondo de nuestros corazones/existe un jardín secreto/ donde duerme la semilla de la bondad” “…In our heart of hearts/there exists a secret garden/ in which lies the seed of goodness”. Constancia es capaz de demostrar su espíritu libre y expresar la belleza de las cosas simples; que es posible vivir y sonreír dentro de las alegrías sencillas, y que eso es gratificante y podemos compartirlo. Su búsqueda artística es la felicidad del día y que ésta es tan inocente como volar una cometa, andar en bicicleta o tomar un café. Cuando se nos presenta la naturaleza, relacionamos a los seres humanos con los animales. Al mirar profundamente, somos iguales que los peces, “todos son guerreros en Disfraz” y “sobrevivir no es asunto de tamaño”. Al final, el tema del amor aparece. Enamorarse es “el momento de momentos” y “el amor viene y te despega de la tierra”. Al mismo tiempo, relata que la verdadera libertad se encuentra con el esplendor de la soledad. Paulina Constancia nos hace gozar en su estética y en su visualidad y nos invita a tener la mente abierta para saborear todos los matices que se funden en su poesía y su arte. El jardín secreto - The Secret Garden Creo que en el fondo de nuestros corazones existe un jardín secreto donde duerme la semilla de la bondad. Y como en cualquier jardín, las condiciones no son siempre favorable. Algunos días el viento es duro o la maleza crece en abundancia. No hay bastante sol ni suficiente agua… Algunos días reina la lluvia pero siempre habrá mejores días. La vida tiene su modo de hacernos buenos jardineros. Pero no olvidemos que la semilla está sembrada en lo más hondo de la existencia nuestra, que no hay suficiente viento, agua o maleza que pueda alejarla de nosotros. Está, al fin y al cabo, en un jardín secreto. Y espero que allí, el aire sea puro, los días animados por el sol Y el suelo de nuestros corazones Blando y fértil para que la semilla de la bondad pueda siempre crecer. The Secret Garden I believe that in our heart of hearts there exists a secret garden in which lies the seed of goodness. And like any other garden the conditions may not always be favorable Some days the windmay be harsh or weeds may grow aplenty. Not enough sun or not enough water… some days the rainmay reign but there will always be better days. Life just has a way of into fine gardeners. But lest we forget, the seed of goodness lies in the deepest recesses of our being that no amount of wind, water or weed Could take it away fromus. It is, afterall, in a secret garden. And may the air there be pure, the days spirited with sun. And the soil of our hearts, may it be ever soft and fertile that the seed of goodness may ever grow! El amor es una cárcel – Love is a Prison Te coge el amor cautivo, sin embargo, te pone en libertad Te arraiga y te cimenta sin embargo, te da alas. Puedes ir alto y lejos y como paloma mensajera o mascota sin correa conoces el camino a casa y vuelves. El amor es divino. ¿Cómo definirlo? Y el hombre es el cautivo complaciente. Porque el amor es una cárcel siempre abierta. Love is a Prison Love holds you captive yet it sets you free It gets you rooted, grounded, yet it builds you wings. You may go far and high but like a homing pigeon, an unleashed pet, you know your way home and you return. Love is divine, Need I define it? And man is the willing captive. For love is a prison, with an open door. Sociedad El Dream Act por Elizabeth Rosiles El DREAM ACT es un proyecto que se ha presentado al congreso con la esperanza de volverse finalmente una ley y, que de ser aprobado, los estudiantes indocumentados tendrán la oportunidad de obtener de manera legal la residencia permanente en los Estados Unidos. La aprobación de esta ley afectaría a todo tipo de estudiantes: primarios, secundarios o universitarios. Incluso permitiría que muchos estudiantes accedan a los préstamos federales para estudiar, lo cuales hoy están vedados para ellos. Algunos requisitos del DREAM ACT son: vivir en los Estados Unidos, ser estudiante de escuela primaria, secundaria o de una universidad. La mayoría de los estudiantes indocumentados serían elegibles para una petición de residencia bajo el DREAM ACT. También, el DREAM ACT beneficiaría a los que deseen participar en las Fuerzas Armadas, si demuestran tener una historia íntegra y sin ofensas federales. El departamento de Ciudadanía y Servicios de Inmigración de los Estados Unidos investigaría si el individuo tiene algún antecedente criminal o deuda de pago de impuestos. Hay dos tipos de residencia a las que se podría acceder: la residencia permanente legal que sería vigente por diez años, y la residencia permanente condicional, que sería vigente por tres años. El DREAM ACT suministraría al principio a los estudiantes con la residencia permanente condicional y después, si ellos cumplen con algunos requisitos de integridad, se le otorgaría la residencia permanente legal. El paso siguiente sería una invitación a servir en las fuerzas armadas o en cualquier otro servicio civil. Alrededor del 40% de los inmigrantes indocumentados entraron al país legalmente como estudiantes, turistas, por negocios o con otro tipo de visa. Actualmente, el 75% de los inmigrantes tienen residencia legal, y el 25% restante está indocumentado. El DREAM ACT fue presentado al congreso en el año 2010, aunque no fue aprobado porque fue escrito como una parte de una legislación mayor. La abogada de asuntos inmigratorios Ennedy Rivera dice, “Yo personalmente siento que no será un problema para que pase (el DREAM ACT) hasta que el presidente se encuentre en su segundo periodo. Lo más probable es que en su segundo periodo, él tratará de pasar una legislación más agresiva”. Como parte de la campaña electoral el Presidente Obama había prometido al país una reforma migratoria. El DREAM ACT fue parte de esa campaña y él comenzó a ofrecer a Latinos posiciones importantes en Washington D.C. a modo de apoyar esta iniciativa. El Congreso y el presidente aún deben limar muchas asperezas para llegar a un punto de consenso. Algunos estados como Illinois han hecho posibles los sueños de estudiantes universitarios indocumentados. Aunque el estatus legal de los inmigrantes no está en regla, se permite a los estudiantes indocumentados que asistan a las universidades y califiquen para la colegiatura del estado. Existe un movimiento que está creciendo a favor del DREAM ACT, por ejemplo, organizaciones importantes apoyan al DREAM ACT: organizaciones éticas, organizaciones de derechos civiles, organizaciones religiosas y universidades. En estos días, la población de estudiantes está tomando acción al respecto involucrando a escuelas, a la sociedad, a miembros del congreso la importancia de pasar el DREAM ACT porque ellos son indocumentados, pero han crecido y se han educado en los Estados Unidos. No darles una oportunidad de vivir en este país sería condenarlos al exilio y a la marginación. El DREAM ACT tiene cierto apoyo bipartidista en el congreso y de parte de la sociedad estadounidense, y aunque no ha pasado sus sesiones en el congreso, se prevé que vuelva pronto a ser considerado. Si ellos se quedan en los Estados Unidos, no estarán legalmente disponibles para obtener un trabajo. Muchos de los estudiantes reciben ofertas de Canadá; muchas corporaciones de ese país les dan la bienvenida. Es irónico que los Estados Unidos inviertan tiempo importando profesionales de India, Europa y América Latina cuando no se enfoca en los estudiantes que están aquí. El DREAM ACT estimularía la economía. Si el DREAM ACT pasa a ser ley, el futuro de los inmigrantes sería extremadamente prometedor porque los estudiantes trabajarían en los Estados Unidos. Estos estudiantes son individuos quienes probablemente se gradúan con buenas notas. Sería beneficioso mantenerlos dentro de los Estados Unidos para mejores oportunidades de educación y mejores trabajos, que en sí es más ingreso tributable. Ensayos Úrsula: concepción y destrucción de Macondo por Mónica Guerrero Úrsula Iguarán es sin duda el personaje más destacado en Cien años de soledad. Tanto su biografía como su currículum incluirían innumerables logros tales como, y no limitados a fundadora de Macondo, los de descubridora de puntos de conexión con otras ciudades, promotora del progreso social y económico de Macondo, comerciante, esposa, madre, ama de casa y voz de la razón. La multifacética Úrsula, sin embargo, no es tan perfecta como pensara inicialmente el lector que queda asombrado ante la fuerza descomunal de esta matriarca que aparece en la mayoría de los capítulos de este libro. Existen elementos conflictivos de su personaje que, aunque mantienen a la familia y al hogar en estado de supervivencia, simultáneamente contribuyen a la miseria y la soledad que aportan a la destrucción total de Macondo. Úrsula dedica su vida a su hogar y a asegurar la supervivencia de la estirpe, sin embargo sus intenciones son cuestionables. Aquí se investigarán sus verdaderas intenciones a base de la estructura social y económica de Macondo antes y después del auge de progreso que la misma Úrsula iniciara y alimentara. La pareja compuesta por José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán emprendió camino y llegó a establecer su propia aldea, un inicio nuevo y excitante. Según Seymour Menton, el segundo nombre de José Arcadio “es una alusión clara a la utopía mitológica de los griegos antiguos, la sociedad ideal socialista” (3). Un Macondo joven bajo la guía de “el hombre más emprendedor que se vería jamás en la aldea” (García Márquez 18) se describe claramente: “En pocos años, Macondo fue una aldea más ordenada y laboriosa que cualquiera de las conocidas hasta entonces por sus 300 habitantes. Era en verdad una aldea feliz, donde nadie era mayor de treinta años y donde nadie había muerto” (García Márquez 19). El autor nos señala que José Arcadio había fundado junto con su esposa una “aldea arcádica”, que diseñó con una estructura socialista y organizada donde reinaba la igualdad: “trazó las calles con tan buen sentido que ninguna casa recibía más sol que otra a la hora del calor” (García Márquez 19). Éste fue el modelo perfecto hasta que los gitanos “inmigrantes” comenzaron a traer cosas e inyectar ideas de afuera, lo cual representa la importación de ideas y mercancía extranjeras que pueden llegar a contaminar una sociedad. Jesse Fernández explica que “varios críticos han señalado con acierto que en el desarrollo socio-económico y político de Macondo se encierra la historia de cualquiera de los países capitalistas de América Latina o del llamado tercer mundo” (76). Se comprende entonces que la conversión de Macondo de sistema socialista a sistema capitalista y todo lo que esto implica es la responsabilidad de Úrsula. Aunque curioso y persuadido por Melquíades de probar la fruta prohibida, no fue José Arcadio quien abrió la ruta al éxito comercial de Macondo, sino Úrsula; pues “José Arcadio ignoraba por completo la geografía de la región” (García Márquez 20) y su exploración ya había fracasado. Es entonces ella quien encuentra la ruta que une a Macondo con el mundo y esto facilita el crecimiento comercial lo que a la vez destruye el Macondo idílico que fundaron los Buendías. Es claro entonces que García Márquez utiliza la conversión de Macondo como una crítica negativa del capitalismo pero a la vez esto crea una disconformidad con las ideas socialistas. Simultánea e indirectamente el autor produce una crítica negativa del socialismo ya que José Arcadio estaba ansioso por salir del “idílico” Macondo y conocer otras tierras y Úrsula, aunque deseaba permanecer allí, sentía descontento y deseaba riquezas. El mismo José Arcadio se quejó frente a Úrsula después de haber fracasado en su excursión: “Nunca llegaremos a ninguna parte. Aquí nos hemos de pudrir en vida sin recibir los beneficios de la ciencia”. Entonces por qué querer irse de un lugar y situación favorables, por qué tanto descontento con Macondo y la vida que ellos mismos habían establecido. Se propone entonces que es muy probable que García Márquez haya entablado una crítica de estos sistemas socio-económicos para mostrar que ambos, si se llevan a los extremos, pueden destruir un país o al menos incrementar el descontento de sus habitantes. Antes y después de que se abriera esta ruta algo insólito ocurriría, una transposición de roles que dejaría a Úrsula al mando total de la nave. En un ataque de exasperación de ésos que tenía Úrsula, le dice a José Arcadio que debe de dejar de pensar en locuras y encargarse de sus hijos. Aquí el hombre de la casa se convierte en la madre cuando “exhaló un hondo suspiro de resignación” (García Márquez 25). José Arcadio habrá sido el emprendedor y el inventor pero Úrsula siempre era la que convertía en realidad los sueños del marido y ahora ella iba a ser la cabeza del hogar. Úrsula, al emprender más negocios y actividades, se aleja física y emocionalmente de sus hijos, brindándoles cuidados físicos y materiales pero no emocionales. Cuando remodelan la casa es para que Amaranta y Rebeca puedan recibir a sus pretendientes y para dar grandes fiestas, no por necesidad sino por vanidad. Desde muy temprano en la novela la atención de Úrsula se orienta hacia una preocupación excesiva por el presupuesto de la familia, sus posesiones y el orden físico de la casa, lo cual representa su debut en la burguesía. Esto se puede apreciar cuando su esposo vende algunas de las dichas posesiones para comprar algunos de los inventos de los gitanos, aquí Úrsula “lloró de consternación” (García Márquez 11), ya que aquel dinero era herencia de su padre. Ella se muestra fuerte, estoica como un roble ante las peores tragedias y llora sólo por “la desdicha de su destino” (García Márquez 132). Se puede comprender que ella no haya querido separarse de ese dinero por razones sentimentales, pero más adelante se explica que lo estaba guardando hasta encontrar una buena oportunidad para invertirlo independientemente. Con esto se aprecia una ruptura inicial de la relación cooperativa que antes tenía la pareja Buendía. Úrsula comienza a tachar a su marido de loco y ella por su parte comienza a trabajar independientemente, de forma capitalista, logrando un aislamiento tanto emocional como físico y realzando su propia locura. La sensibilidad de Úrsula surge de su remordimiento y de su deber como líder de la familia. Hay veces en que Úrsula hace un esfuerzo muy grande por prevenir los errores que se repiten en futuras generaciones o por cambiar el futuro que parece tener una visión retrospectiva, pero todo esto lo hace ya muy tarde. Aún así el lector se da cuenta de que la redacción circular de los sucesos nos lleva a presenciar muchos de los mismos errores que Úrsula ya había cometido, errores cíclicos se podría decir. Es por esto que esta matriarca procura incorporar a todos los miembros ilegítimos de la familia Buendía, nietos y biznietos, para intentar educarlos y guiarlos por otras avenidas pero siempre preservando el liderazgo y el buen nombre de los Buendías en Macondo. Mario Muñoz escribe: “La cadena es interminable. Cada generación es como un día que empieza para terminar cubriéndose con las tinieblas de la noche. En Cien años de soledad el nombre y la persona van sucediéndose cíclicamente; el ser se vuelve múltiple en su desdoblamiento.” Algunos de estos errores cíclicos incluyen los sentimientos incestuosos que Úrsula tuvo por su primogénito. Este caso se repite poco después con su hija Amaranta quien llega a sentir los mismos sentimientos por sus sobrinos Aureliano José y José Arcadio. También se puede recordar el cinturón de castidad que llevaba Úrsula de recién casada. Esto se puede emparejar con el hecho de que Fernanda por su puritanismo religioso se retrase a consumar el acto sexual en el matrimonio años después. Se puede igualmente apreciar la maldad de madre a hija cuando Úrsula, dejándose llevar por Amaranta quien quiere prevenir la boda de Rebeca y Pietri, pospone la ceremonia, hecho que luego termina en tragedia. Años después se repetirá algo similar pero de forma más directa y sumamente grave cuando Fernanda impide la relación de su hija con un muchacho y hace lo mismo a Meme a quien mantiene encerrada antes y después de matar a su enamorado Mauricio Babilonia. Fernanda admitió al hijo de Meme en la casa de mala gana igual que Úrsula había admitido a su primer nieto de la misma forma. El caso de Fernanda y su nieto es hiperbolizado puesto que ella “contó con un ambiente propicio para mantener al niño escondido como si no hubiera existido nunca. Tuvo que recibirlo, porque las circunstancias en que se lo llevaron no hacían posible su rechazo. Tuvo que soportarlo contra su voluntad por el resto de su vida…”. Esta última parte parece ser un espejismo del despreciable acto de Úrsula de dejar relegado el cuidado de Arcadio su nieto a la indígena Visitación. Úrsula dio órdenes similares de que se le ocultara su verdadera identidad y quedó comiendo huevos de araña y tomando caldo de lagartijas. El progreso y la transformación de Macondo eran más importantes y Úrsula simplemente no tenía tiempo para este pobre “bastardo”. Como se puede ver no sólo se repiten las faltas sino que peor aún, aumentan en gravedad. Sin embargo existe una diferencia entre Úrsula y Fernanda y es que a medida que pasan los años, Úrsula llega a reconocer, queriendo o no admitirlas, algunas de sus faltas. Esto se aprecia durante su confrontación con Arcadio a quien dice: “Y mátame también a mí, hijo de mala madre. Así no tendré ojos para llorar la vergüenza de haber criado un fenómeno” (García Márquez 138). Aquí aunque Úrsula no sea la madre biológica, sí es la madre de crianza de manera que como se lea se puede inferir que ella sabe muy bien que Arcadio es producto de su egoísmo y su olvido. Por el mismo lado a ella no le importa morir con tal de no tener que ver el producto amargo. Por otro lado, una preocupación muy arraigada que Úrsula mantiene hasta el fin de su vida y que forma parte importante de la novela es el incesto y sus consecuencias que coincidentemente constituyen la razón primordial por la que José Arcadio y ella fundaron Macondo. Ellos huyeron para poder casarse y sus advertencias en cuanto a “la cola de cerdo” trascienden cada generación. Las mismas se pueden considerar hipócritas si se tiene en cuenta que José Arcadio y ella son primos. La hipocresía y orgullo son tales que aún cuando Rebeca y José Arcadio hijo se juntan, ella termina por deshonrarlos. A pesar de todos sus logros y a pesar de que los obtuvo en nombre de su familia, Úrsula falló en la labor más esencial de todas, amar verdadera e incondicionalmente. Su fuerza vital la une a la labor material pero a la vez la aleja, de ser una madre, esposa, abuela y bisabuela cuya ternura y comprensión puedan haber cambiado el rumbo de muchos en su familia. Al traducir la vida de Úrsula y su familia en términos del sistema capitalista, uno puede recurrir a Los Estados Unidos como un ejemplo ideal, especialmente hoy día. Este país ha gozado durante los últimos 15 años aproximadamente de increíble progreso en todas las áreas económicas. Durante este auge el estilo de vida de los habitantes subió radicalmente. Muchos se aprovecharon de unos términos bancarios tan flexibles que permitían que hasta personas de bajos recursos o recursos no lo suficientemente altos, pudieran comprar la casa de sus sueños sin importar el precio. Después de varios años de vivir por arriba de sus presupuestos, muchos comenzaron a usar tarjetas de crédito para poder seguir costeando los lujos a los que se habían acostumbrado. Este gasto excesivo provocó que la burbuja reventara y se convirtiera en lo que ahora tenemos, una recesión. Claro está que esto no sucedió porque los habitantes de este país carecieran de abuelitas tiernas, sino porque nos convertimos en un Macondo en el que un 80% de las familias están encabezadas por una Úrsula y toda solución requiere una nueva guerra. La influencia de EE.UU. y su economía en toda Latinoamérica hace que sufra algunos de los síntomas de esta enfermedad. A pesar de que García Márquez brinda una historia muy completa del inicio y crecimiento del capitalismo, también señala sus fuerzas y sus debilidades de tal forma que el lector saque sus propias conclusiones. Es claro entonces que Úrsula Iguarán es un personaje importante por razones tanto positivas como negativas. Ella contribuyó al inicio y progreso de una economía capitalista en Macondo de la misma manera en que contribuyó a su destrucción económica, social y moral. La pobre Úrsula Sus intenciones fueron las equivocadas por estar tan preocupada con el exterior, con el qué dirán y sobre todo con la cola de cerdo, que total no apareció hasta el final pero que nació del amor verdadero. Bibliografía Fernández, Jesse. "La ética del trabajo y la acumulación de la riqueza en Cien años de soledad". Hispamérica 13.37 (1984): 73-79. 7 Apr 2011. <http://www.jstor.org/stable/20542124>. García Márquez, Gabriel. Cien años de soledad. 1st ed. 1 vol. Barcelona, España: Random House Mondadori, S.L., 2005. Print. Menton, Seymour. “El castaño solitario y otras correlaciones increíbles: Cien años de soledad”. Historia verdadera del realismo mágico. Tierra firme (1998): 256. Print. Montaner Ferrer, María Eulalia. "Falaz Gabriel García Márquez: Úrsula Iguarán, narradora de Cien años de soledad." Hispanic Review 55.1 (1987): 77-93. 9 Apr 2011. <http://www.jtor,org/stable/473253>. Muñoz, Mario. "Los habitantes de Macondo y su periferia”. La palabra y el hombre. 12. (1974): 25-32. Ensayos África en el sur y en el norte por Laura Quirós Las culturas latinoamericanas son el producto de una serie de mezclas que se dieron a través de las sucesivas invasiones europeas y la llegada de africanos al continente latinoamericano. Muchas naciones se enorgullecen al declarar la pureza de su sangre y de su raza, la cual no se ha mezclado, o en muchas ocasiones, contaminado con otras, especialmente aquellas que son consideradas de más baja categoría como lo son la raza indígena y la negra. En el caso latinoamericano la historia es distinta. En estos lugares, la mayoría de la población se enorgullece de ser el resultado de ese mestizaje. A pesar de esto, el continente americano ha sido dividido en sub-continentes; y estos en países los cuales han adquirido una identidad única, lo que hace que cada individuo sienta un orgullo local un tanto exagerado y fachoso. Además, las diferencias distinguidas entre individuos por haber nacido y crecido en regiones” heterogéneas” siempre están claramente declaradas. Desde la independencia de los poderes europeos, las Américas se han enceguecido tanto que hasta el mínimo acento identificado en el idioma español marca la diferencia sin importar el hecho de que ésta es la lengua que comparten, por ende, la lengua que las une. Asimismo, se pueden encontrar más afinidades entre las lenguas habladas en las Américas, que entre el español hablado en Latinoamérica y el castellano hablado en España. El idioma, al igual que la religión católica son los aspectos más notorios que ligan a América Latina. Aún así, siempre se encuentran los fines para imponer límites entre cultura y cultura, que en realidad si se hace un análisis profundo no son muchos. Debido al fraccionamiento y la categorización de cada cultura, una enorme cantidad de factores culturales han surgido los cuales determinan la procedencia de éstos, tal es así el caso de la música. Si existe algo positivo por lo que América Latina es reconocida a nivel mundial es su “sabor” y alegría en la música. La samba, la salsa, el merengue, el tango, el chachachá, la punta, la cumbia, entre otros son ritmos que despiertan la alegría que nuestros ancestros 31 africanos nos han dejado. La gran mayoría de estos géneros musicales han sido enormemente influenciados por los ritmos alborozados que los africanos trajeron consigo. La disminución de población indígena en Latinoamérica motivó a los españoles a traer esclavos que ofrecían los mercaderes holandeses. Los esclavos africanos empiezan a llegar a las Américas en el año 1501. Los esclavos africanos fueron trasladados a nuevos territorios para desempeñar los trabajos pesados en las plantaciones, minas y otros rubros. La casi extinción de la población indígena no daba más opciones que importar a estos esclavos. A pesar que se les reprimió toda clase de libertad a los africanos, sus propietarios no los cohibieron de expresarse con algo esencial para la supervivencia de ellos, su música. Los primeros cantos y ritmos africanos escuchados son relacionados con rituales religiosos en los cuales adoraban a sus dioses como Babalú, Shangó, Yemayá y Ochún. Todavía en la actualidad se utilizan estos ritmos en Cuba y otros países caribeños donde se practica la Santería. Muchos de estos rituales religiosos se llevaban a cabo en los cabildos, reuniones las cuales eran permitidas hacerse por parte de los esclavos. El instrumento principal en estas ceremonias es un conjunto de tambores llamados Batás. Asimismo, un solista y un coro participan en la elaboración de estos ritos. En base a estos primeros indicios musicales con tambores, son generadas una serie de mezclas musicales y tenemos como resultado los ritmos actuales. La rumba, un término tan usado por latinoamericanos surge de estas reuniones el cual se refiere a “muchos tipos de bailes”. En realidad, después de tanto tiempo, el término no ha perdido su significado original. Cuando se piensa en rumba, se recrea el concepto de música, de alegría, un evento que no difiere del legado rumbero que nuestros ancestros africanos han dejado. Ritmos tan famosos como lo es la Capoeira brasileña el cual reúne elementos coreográficos, musicales, rituales religiosos y marciales fue la fachada de los africanos para mantener su estado físico y destreza corporal. Los africanos fueron una parte importante en la época de la independencia de las colonias, pero eventualmente los criollos no les dieron crédito por su participación en la liberación de las colonias. Por tanto, el arte de la Capoeira siguió siendo su manera artística de entrenarse para mantener sus habilidades de defensa. La Capoeira que éstos practicaban en los cabildos incorporaba un ritual inocente el cual no alertaba a los portugueses y españoles. Este arte se practicaba en los Palenques o Quilombos más intensamente. La Capoeira todavía permanece y se practica no sólo en Brasil sino a nivel mundial como un arte marcial y un estilo de vida. Otros ritmos regionales que aún permanecen en la cultura de ciertos países y que comparten similitud con ritmos en África se pueden encontrar en Colombia y Panamá. La cumbia de estos países, al igual que los porros de Venezuela y Colombia provienen del término Cumbé el cual es un ritmo perteneciente a Guinea Ecuatorial en África . El Mapalé, ritmo en que el contacto físico y el movimiento tanto del hombre como de la mujer son muy cercanos, parece ser un derivado de los bailes que fueron censurados por los europeos pues eran considerados pecaminosos por su contenido erótico y sexual. La verdad es que, los africanos aportaron mucho más que mano de obra en el desarrollo de la colonia y de lo que las Américas son ahora. Se podría decir que la cantidad de contribuciones musicales son innumerables pues nuestra música es lo que nos representa y nos trae alegría. Nuestro agrado inexplicable por la música, movimientos corporales y coreografías son todas basadas en el legado que los africanos dejaron a sus descendientes, nosotros. Cabe notar, que muchos géneros musicales actuales son una mezcla de ritmos indígenas, africanos, norteamericanos y europeos. Sin embargo, existe algo que solamente nuestros ancestros africanos pudieron habernos dejado y es su alegría a través de la rumba ante tanta tragedia que suele suceder en nuestros países latinoamericanos. A pesar de todo el maltrato que nuestros africanos padecieron en las Américas, se puede decir que aquéllos que fueron exportados a la parte norte de América sufrieron humillaciones e infamias aún más atroces. Para fortuna o ventaja de las Américas, la creación de una nueva cultura a través del mestizaje ha posibilitado el cambio de perspectivas hacia la segregación de razas. Se puede decir que aunque Latinoamérica es considerado un continente en vía de desarrollo, la comunidad latinoamericana es mucho más avanzada que la Norteamérica en cuanto a la discriminación racial. Al igual que en Suramérica, los esclavos africanos llegaron al norte de América a través del tráfico de esclavos. Los primeros africanos que llegaron a norte América fueron traídos en una ruta de navegación holandesa en 1619. Los africanos introducidos a América del norte provenían de distintos grupos étnicos, pero tenían algo en común: los ritmos y los tambores. Para los esclavos su música era el medio de olvidarse de tanta tragedia y desdichas incluso en su tierra natal. Es por esto que al llegar tanto a Suramérica como a Norteamérica el cantar y tamborear siguieron siendo sus métodos para expresar sus tristezas y alegrar un poco su vida. Tan necesaria era la música para los africanos, que en los barcos donde transportaban a éstos, sus traficantes fomentaban la tocata de los tambores y la danza para así evitar que su mercancía humana enfermara. Ya en territorio americano, los esclavos no sólo tenían que desempeñar trabajos rigurosos durante una jornada ardua, sino que les prohibían hablar mientras trabajaban en los campos de algodón. A pesar de esta cohibición se les permitía cantar; cantos nostálgicos y melancólicos que invadían los campos en donde trabajaban y eran tratados reciamente. Al igual que en Latinoamérica, con el transcurso del tiempo, los ritmos africanos se empezaron a mezclar con ritmos originales del territorio estadounidense y europeo dando origen a nuevos ritmos. Los ritmos que predominan y tienen como base ritmos y la originalidad africana son el Jazz y el Blues. Los primeros ritmos producidos o interpretados por los esclavos africanos en América del norte fueron el “field holler”, canto de trabajo que empleaban como un medio de comunicación mientras trabajaban y como alivio de la dureza de su oficio. Este fue evolucionando hasta convertirse en el Blues. El Blues también se caracterizaba por sus cantos afligidos, taciturnos y espirituales. El surgimiento de los Blues se debe a la mezcla de sus baladas con los sonidos que escuchaban de los blancos y las cantaban en los campos de algodón como canciones de trabajo. Es por esto que la música del Blues se caracterizó por su desentonación debido al desconocimiento de la armonía europea de parte de los esclavos africanos. Los primeros Blues intentaban ser mensajes que iban de plantación en plantación para transmitir noticias, pero a la vez demostraba lo que sentían los esclavos pues, éstos eran separados de sus familias y no se les permitía practicar su religión. Los esclavos africanos encontraron consuelo religioso en el cristianismo lo que le dio paso al surgimiento de otro género llamado Gospel, una especie de música evangélica con rituales africanos, que requieren mucho trabajo vocal. En este género, el piano es el instrumento principal y las voces son interpretadas por cuatro mujeres. El Gospel es un género que aún se escucha en las iglesias cristianas, especialmente aquellas donde la mayor parte de sus miembros son afroamericanos. Es importante mencionar que estos Gospels son interpretados de una forma más moderna y con el uso de más instrumentos. Sin duda alguna, el gran género musical más reconocido y sofisticado que los africanos han dejado como legado es el Jazz. La característica principal del estilo del Jazz fue y es la improvisación colectiva, simultanea, en la mayoría de las ocasiones de la trompeta, el clarinete y el trombón. Los africanos le compraban instrumentos usados a los músicos del ejército estadounidense y por su falta de conocimiento en la música y sin alguien que les enseñara a tocar los instrumentos, ellos aprendían por sí mismos. El Jazz originalmente era muy peculiar debido a la falta de educación musical de parte de los criollos norteamericanos. Cuando interpretaban estos instrumentos la mayor intención era cantar con ellos. Esto quiere decir que los músicos no seguían ninguna partitura, ni mucho menos tenían en cuenta las escalas musicales y aún así sus interpretaciones han dejado un legado muy especial y significativo. New Orleans es considerada la cuna del Jazz pues debido a la gran concentración de esclavos en el sur de Norteamérica. Fue allí donde la gran población de africanos se estableció en el siglo XIX y fue allí donde las bandas de Jazz más importantes surgieron. En 1865 cuando la esclavitud fue abolida en los Estados Unidos más africanos emigraron por razones sociales y económicas. Cuando el gobierno estadounidense cerró los establecimientos de Story Ville, New Orleans, el Jazz se quedó sin base oficial de origen. Es por esto que Chicago se convierte en el refugio de la música Jazz donde surgieron grandes conjuntos como la Orquesta King Olivier. Así como la salsa, el merengue, la samba y los demás ritmos latinoamericanos, el Jazz es el fruto de la mezcla de la música africana primitiva e instrumentos europeos, indígenas y anglosajones. A pesar de que cada ritmo difiere el uno del otro, todos tienen un factor en común el cual es el ritmo que los esclavos africanos trajeron consigo para desahogar sus penas y darle comienzo a nuevos géneros musicales. Históricamente, los esclavos africanos que llegaron a Latinoamérica, dentro de todas sus desgracias, contaron con mucha más suerte que aquellos que llegaron a América del Norte. En Latinoamérica, los africanos, al igual que los indígenas, hicieron parte de lo que la población latinoamericana es hoy, una mezcla de todas las razas y una sola comunidad. Todos somos latinoamericanos independientemente de nuestro color de piel, cabello, ojos y nuestra estatura. Por otro lado y desafortunadamente, este fenómeno no ocurrió en América del Norte pues la segregación de la raza afro-americana y la blanca, como se conoce aquel descendiente de ingleses y por supuesto cuya piel es considerada blanca, es una ocurrencia patente. En cuanto a la música, se puede notar lo mismo, Latinoamérica como continente comparte muchos ritmos. Sin embargo, Estados Unidos siendo sólo un país es dividido por la música que se ha derivado del Jazz y evolucionado hasta el hip hop cuyos intérpretes en un 99.8% son descendientes de africanos. Poco a poco la población blanca se ha integrado al legado musical que los africanos dejaron. No obstante, se necesitará de muchas más décadas para que la comunidad estadounidense no se sienta dividida racialmente. Referencias Paredes, Jorge. “África en América”. Elcomercio.pe/edicionimpresa/html/2008-11-09/africa- america.html Waters, Muddy. “Historia de los Blues, música XX. Estilos musicales”. www.rincondelvago.com “La presencia del ancestro africano en América Latina”. www.bowdoin.edu/~eyepes/latam/africanpr.htm “Algunos ritmos afrolatinoamericanos”. www.bowdoin.edu/~eyepes/latam/ritmos.htm “Lo mejor del mundo: la música”. Historia y formas del Jazz, 2006 www.blogcindario.com. “Estudios en torno a la influencia africana en la música tradicional”. www.el-mundo.es