Niveles narrativos en Todo verdor perecerá de Eduardo Mallea 1 Philosophiae Doctores Volúmenes publicados en la colección 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 2 A. O. FRANK: The Philosophy of Virginia Woolf PETÕCZ ÉVA: A nyelvi hiány fogalmának szövegtani értelmezése ANDREA IMREI: Oniromancia – Análisis de símbolos en los cuentos de Julio Cortázar Á. I. FARKAS: Will’s Son and Jake’s Peer – Anthony Burgess’s Joycean Negotiations DÓRA FAIX: Horacio Quiroga como autor implícito FEKETÉNÉ SZAKOS ÉVA: A felnõttek tanulása és oktatása – új felfogásban CZETTER IBOLYA: Márai Sándor naplóinak nyelvi világa a retorikai alakzatok tükrében GABRIELLA MENCZEL: Incipit y subtexto en los cuentos de Julio Cortázar y Abelardo Castillo LÁSZLÓ VASAS: Ahondar deleitando: lecturas del Lazarillo de Tormes JUDIT NÉNYEI: Thought Outdanced – The Motif of Dancing in Yeats and Joyce TÖRÖK TAMÁS: Zoboralja földrajzi nevei a történeti térképek tükrében ÁGNES CSELIK: El secreto del prisma La ciudad ausente de Ricardo Piglia JENEY ÉVA: A metafora és az elbeszélés bölcselete Paul Ricoeur irodalomelmélete María Gerse Niveles narrativos en Todo verdor perecerá de Eduardo Mallea AKADÉMIAI KIADÓ, BUDAPEST 3 ISBN 963 05 7963 4 ISSN 1587-7930 © María Gerse, 2002 Edición de Akadémiai Kiadó P.O. Box 245, H-1519 Budapest, Hungary www.akkrt.hu Reservados todos los derechos, incluído el derecho de la multiplicación, la conferencia pública, emisión de radio y televisión, así como el derecho de la traducción, sea un capítulo de la obra. Printed in Hungary 4 ÍNDICE EDUARDO MALLEA A TRAVÉS DE LA CRÍTICA ............................................... Carmen Rivelli: Eduardo Mallea. La continuidad temática de su obra .................. Herbert Gillessen: Themen, Bilder und Motive im Werk Eduardo Malleas ........... Mercedes Pintor Genaro: Eduardo Mallea, novelista ............................................. Ernest Lewald: Eduardo Mallea ............................................................................. John Polt: The Writings of Eduardo Mallea ............................................................ La nación y la Argentina “visible” ..................................................................... La Argentina “invisible” ..................................................................................... El papel del individuo ......................................................................................... Personajes ............................................................................................................ La estructura ........................................................................................................ Estilo .................................................................................................................... Myron Lichtblau: Eduardo Mallea ante la crítica ................................................... Eduardo Mallea y la novela latinoamericana ...................................................... Conclusión ............................................................................................................... 9 9 13 17 19 21 22 22 23 23 24 24 25 25 26 ANÁLISIS ESTRUCTURAL-TEMÁTICO ................................................................ Niveles narrativos en “Todo verdor perecerá” de Eduardo Mallea ........................ El narrador omnisciente ........................................................................................... Omniscencia y omnipresencia en “Todo verdor perecerá” ................................. El espacio ................................................................................................................. El espacio interior ............................................................................................... El espacio abierto de la ciudad ........................................................................... Los espacios internos .......................................................................................... El tiempo .................................................................................................................. Los personajes ......................................................................................................... El yo natural, racional y moral ............................................................................ Análisis narratológico de la agonía en Niebla y en “Todo verdor perecerá” .......... Los registros ............................................................................................................. Los registros del discurso .................................................................................... Anatomía de la soledad ....................................................................................... El desierto en la itinerancia en la ciudad ............................................................ La noche oscura ................................................................................................... El desierto en la simbología cristiana y mística ............................................... La noche oscura en la simbología cristiana y mística ...................................... 28 28 31 33 37 41 41 43 44 48 49 56 62 62 65 67 70 71 72 5 Intertextualidad ........................................................................................................ 73 CONCLUSIÓN ............................................................................................................ 77 APÉNDICE .................................................................................................................. 79 BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA .............................................................................. 81 6 “De niño conocí a un hombre que no había mentido nunca, porque nunca había necesitado mentir; que no era un puritano, que era lo contrario de un puritano; que regalaba a los pobres y lo tenían sin cuidado los ricos; que repartía cuanto tenía; que era equitativo con todos y jamás parcial; que carecía de prejuicios y era el escrúpulo mismo, aunque un escrúpulo humano y sin beatería; que había aprendido su cultura apartándola de la letra y haciéndola pura sabiduría; que iba siempre, menos hacia el reconocimiento de las buenas cosas en sí que hacia el reconocimiento de las buenas cosas en los demás; que era dueño de una fuente íntima, natural, de generosidad, de benevolencia, dignidad y honor, de infinita cortesía, de riqueza de alma, y era un espíritu dulce de memoria y espléndido de soltura, lucidez y profundidad. Era un hombre magnífico, pues su magnificencia no importaba singularidad: era una magnificencia natural que parecía sugerir que cualquier hombre podía tenerla con tal de proponerse el ejercicio de un atributo así.” (Eduardo Mallea: La guerra interior, pp. 88–89.) 7 8 EDUARDO MALLEA A TRAVÉS DE LA CRÍTICA Carmen Rivelli: Eduardo Mallea. La continuidad temática de su obra1 Rivelli, en su libro calificado por Donald L. Shaw como la mejor de las críticas de su tiempo dedicadas a Mallea, propuso demostrar que el motivo esencial de la labor literaria de este autor era buscar los auténticos valores del hombre argentino y relacionar esta problemática esencialmente argentina con problemas universales hondamente humanos de la existencia. El libro consta de tres partes, la primera comprende los capítulos: Vida y obras, La ensayística y La novelística. La segunda corresponde a los capítulos: Líneas generales del pensamiento de Mallea, La Argentina visible y La Argentina invisible. La tercera consta de un sólo capítulo: El estilo. La autora, fiel al título Eduardo Mallea. La continuidad temática de su obra, da el esbozo de la trayectoria intelectual y literaria de Mallea, fundamentada y documentada por los escritos del mismo autor. Tanto sus ensayos como sus novelas se ofrecen como fuentes auténticas para tal finalidad. Rivelli hace una catalogación de hechos, sucesos y circunstancias detectables e identificables en aspectos de la formación intelectual y literaria de Mallea. Así cuando en Vida y obras se registran los datos biográficos, a la vez se lleva a cabo una argumentación sobre el desarrollo de una vocación literaria que nace ya en la juventud temprana y sigue un derrotero idéntico que se irá completando con el paso de los años. Hay una coincidencia, un entrelazamiento total entre las manifestaciones literarias y sus preocupaciones de siempre. La monografía temática se basa en una aproximación similar al recoger los datos biográficos relevantes: la infancia en la ciudad natal Bahía Blanca, el entorno afectivo ambiental de la familia, el áspero paisaje, la desolada inmensidad de la llanura que le traía la sed del espíritu tan frecuentemente transparentada en las obras; las primeras vivencias literarias en la biblioteca del padre, médico y escritor, de naturaleza noble y abnegada, descendiente de una antigua familia, emparentada con Domingo F. Sarmiento. La formación intelectual escolar, “el frío profesoral” en las aulas de Buenos Aires, como elemento motivador ya lleva en sí los gérmenes de la vocación literaria que se manifestará en los relatos en la revista Caras y Caretas, a los diecisiete años del escritor. La circunstancia de haber transcurrido la maduración literaria en el periodo entre las dos guerras mundiales significaba un estímulo más para el desarrollo de la ética creadora y “la vocación de humanidad” malleanas. Los años universitarios de Derecho se completaban con meditaciones y lecturas de autores predilectos: William Blake, Kierkegaard, Nietsche, Pascal, San Agustín, Descartes, Kant, Hume, los místicos San Juan de la Cruz, Santa Teresa. Obtenía de ellos los elementos de juicio decisivos para el reconocimiento de dos mundos: 1 Rivelli, Carmen: Eduardo Mallea. La continuidad temática de su obra, Las Américas Publishing Company, New York, 1969. 9 el visible y el invisible. Abandonó sus estudios de Derecho, motivado por el afán de poder dedicarse a la literatura, y unirse al grupo de jóvenes escritores con Ricardo Güiraldes, Jorge Luis Borges, Francisco Luis Bernárdez, Leopoldo Marechal, Ricardo Molinari, tutelado por Alfonso Reyes, movidos todos por el mismo afán de alcanzar “la nota de universalidad”. En medio de un panorama literario floreciente, en el año 1926 escribe Mallea su primer libro: Cuentos para una inglesa desesperada, que por su sutil agudeza y sólida erudición le puso a la vanguardia de los narradores argentinos. Los viajes a Europa en 1928 y en 1934, las estancias europeas, son para Mallea interrogantes sobre el ambiente europeo y a la vez otras tantas incitaciones a intervenir en el mundo. En su segundo viaje, invitado al Instituto Interuniversitario ofrece conferencias en Roma y Milán tratando el tema del conocimiento y expresión de su país, que será su primer ensayo publicado, fechado este mismo año. Rivelli sigue la trayectoria de Mallea hasta la aparición de la primera novela, Nocturno europeo, de 1935. Como frutos de sus inquietudes, aparecen enumeradas las obras con la indicación del género, en orden de publicación: Historia de una pasión argentina, ensayo (1937); Fiesta en noviembre, novela (1938); Meditación en la costa, ensayo (1939); La bahía de silencio, novela (1940); Todo verdor perecerá, novela (1941); El sayal y la púrpura, ensayos (1941); Las águilas, novela (1943); Rodeada está de sueño, novela (1943); El vínculo, novelas cortas (1946); Los enemigos del alma, novela (1950); La torre, novela (1951); Chaves, novela (1953); La sala de espera, cuentos (1953); Notas de un novelista, ensayos (1954); La ciudad junto al río inmóvil, cuentos (1955); Simbad, novela (1957); Posesión, novelas cortas (1958); La razón humana, narraciones (1959); La vida blanca, ensayo (1960); Travesías, ensayo (1961); El gajo de enebro, teatro (1957); La guerra interior, ensayo (1961); La representación de los aficionados, teatro (1961); Poderío de la novela, ensayos (1965); El resentimiento, novelas cortas (1966); La barca de hielo, cuentos (1967). En el segundo capítulo, La ensayística, Rivelli, fiel al tema central de su monografía, al de la continuidad temática, trata los ensayos en los que se explicitan, con mayor relevancia, las preocupaciones fundamentales del escritor, referentes a América, y muy específicamente a su país y a su vocación siempre igual. Así se pone énfasis en el problema de la autenticidad, en la distinción de la Argentina visible e invisible, en la necesidad de búsqueda de las características del auténtico argentino. Dirige la atención hacia los ensayos un análisis exhaustivo de la vida de las meras apariencias, los convencionalismos del representar argentino, en última instancia, sobre la tan subrayada necesidad de conocerse y expresarse por la palabra. Todas estas referencias generan la necesidad imperativa de intervenir de los escritores en el destino del hombre. Intervenir en la vida de los hombres enseñándoles a encontrar su personalidad auténtica argentina, que sólo puede ser fruto de una lucha y crecimiento intelectual, a juicio de Mallea. Por esta razón, y por la comparación con la cultura europea, que según la experiencia de Mallea ha llegado a su límite de expresión, se van extendiendo las dimensiones de los descontentos hasta llegar a la universalidad. En fin, la afirmación que “la esperanza de un mundo esencial y fundamentalmente humano se centra en América con su ejemplo de sencillez, naturalidad, sobriedad”2 nos hace pensar con 2 10 Ibid., p. 132. Rivelli en que la continuidad quedará garantizada para siempre por las eternas preocupaciones de la conciencia humana. A esta se añade el mensaje de los ensayos, en los cuales se revela la vocación del escritor con su aspecto ético. El tema de la continuidad temática, pues, se basa fundamentalmente en dos ámbitos: en los planteamientos actuales americanos, argentinos, en el estudio del clima humano de la nación y en la profesión de fe sobre la militancia de Mallea, ambos unidos en un impulso apasionado superior a toda política, y fomentados por el punto de vista de la plenitud problemática de la conciencia.3 Rivelli hace una alusión breve a los antecedentes de movimientos intelectuales destinados a alcanzar América y Argentina un orden de valores y estilo de vida propios. Desde Sarmiento hasta el grupo Martín Fierro marcan esta voluntad nombres como Francisco Ramos Mejía y Ricardo Rojas. De esto se desprende que existe una continuidad cronológica y temática precedente a Mallea fundamental por lo que se refiere a la obra malleana y a la de todos los intelectuales argentinos comprometidos. En el capítulo de La novelística Rivelli apela a la autodefinición de Mallea de ser escritor agonista a la vez que pone el tema en dimensiones de su concepto de gran novela. Aquí también quedan explícitas las constantes de la novelística malleanas expuestas ya en sus ensayos. Se coloca en primer plano cómo Mallea se identificaba con el concepto del hombre y del filósofo existencialista ruso Nicolás Berdiaev y con la representación novelesca dostoievskiana del hombre expuesto a las circunstancias sociales siempre actuales y a su propia naturaleza inarmónica. Como en sus ensayos, en las novelas también todo gira alrededor del drama actual, alrededor de la faz conflictiva de las diversas circunstancias sociales e individuales de los personajes de sus novelas, altamente intelectualizados (La bahía de silencio) o despojados de toda circunstancia intelectualizante (Todo verdor perecerá). Aunque se observa alteración en el enfoque, en el contexto, en los referentes, hasta en el desenlace de las novelas examinadas, no hay ningún cambio en el tema elegido, y tampoco en la coherencia que dicta la misión propuesta por Mallea al principio de su carrera. Esto es, hacer visible la Argentina invisible, dar la voz a un mundo que no la tiene para expresarse, ahondando a la vez en el secreto de las almas solitarias, intranquilas en configuraciones referentes a la naturaleza, a la sociedad y a la trascendencia.4 Este trípode de referencias apunta a la totalidad, por lo tanto, las narraciones de Mallea son reducciones ideales de cierto significado de esta totalidad, dando siempre prioridad a la causa humana. Esto es el motivo común que hace de las distintas historias novelescas un todo homogéneo que se completa con la coherencia de las distintas instancias narratológicas, según se evidencia en la crítica de Rivelli. Mallea, pues, ha relacionado el problema argentino con una concepción trascendente del destino del hombre. A este “análisis apasionado” dio marco su gran novela. En Líneas generales del pensamiento de Mallea, primer capítulo de la segunda parte, trata la misma problemática demostrando la coincidencia y coherencia de toda la obra 3 Obras citadas al respecto son: Conocimiento y expresión de la Argentina, Historia de una pasión argentina, Meditación en la costa, La vida blanca, El sayal y la púrpura, Notas de un novelista, Las travesías, La guerra interior. 4 Véase: Bergyajev, Nyikolaj: Az ember rabságáról és szabadságáról, Európa Könyvkiadó, Budapest, 1997, p. 53., (la traducción de la cita corresponde a la autora). 11 malleana, ensanchando los confines geográficos, intelectuales y espirituales del mismo tema. Rivelli hace resaltar la convicción del autor argentino de que será América, exactamente Argentina, “el país de misión máxima” donde ha de surgir la nueva civilización. Estas ideas se fundamentan en la experiencia europea de Mallea implicando la decadencia espiritual, la aberración civil, el desaliento y la decepción que no permiten al hombre europeo esperanzas para un mundo esencial y fundamentalmente humano. Esta atmósfera donde se apodera la desesperanza, la decepción, el desaliento y la idea de destruir para librarse, tiene para Mallea el mensaje de la misión universal argentina. Rivelli extrae los pensamientos pertinentes de cómo el intelectual argentino tiene que intervenir en esta empresa de la patria y del mundo. El análisis se centra en las obras reiteradamente citadas, como Historia de una pasión argentina, El sayal y la púrpura, Meditación en la costa, La bahía de silencio, Las Aguilas, Simbad etc. Los subcapítulos dedicados al estudio y análisis de La argentina visible y La Argentina invisible integran ya una visión completada de la crisis occidental, y se reúnen en ellos las características y cualidades fundamentales del argentino visible e invisible. La crítica a través de los ensayos y novelas ya examinados, y con nuevas aportaciones matizantes de La vida blanca, La torre, Los enemigos del alma, hace una recopilación de las formas de manifestación de un vivir sustituido por la representación, de una generación sin espiritualidad, del hombre-masa orteguiano, de todo signo de una mundanería, de una apariencia fraudulenta, en casi todos los ámbitos de la vida. A la vez, siguiendo el mismo método de una focalización sistemática, saca las ideas significativas de casi todas las obras aparecidas entre 1935 y 1965, investiga a los personajes novelescos en los que toman cuerpo los rasgos fundamentales del argentino auténtico: personaje profundo, esencialmente argentino que no pertenece a ningún grupo social determinado, que es identificable en sus actitudes, aspiraciones, que en su espiritualidad está dirigido hacia un pensamiento en la salvación o en el mejoramiento de los demás. La parte Estilo literario es otro recuento y consideración analíticos de la prosa malleana, caudalosa, rica en imágenes. Como signo de la coherencia personal-vocacional destaca Rivelli la correspondencia entre contenido y forma, refiriéndose tanto a los ensayos como a las novelas y a sus personajes. A la luz de los recursos estilísticos malleanos se refleja el aspecto conflictivo, profundo de la existencia humana dando prioridad a la descripción del mundo íntimo y conflictivo de los personajes. El estilo malleano, un tono apasionado y lírico, mediante repetición de palabras y acumulación de voces para aclarar mejor los conceptos, intensifica las emociones, con resonancias ideológicas y con la deliberada tendencia a la abstracción. En su Conclusión, como a lo largo de toda su obra, la autora se acoge a los pensamientos de Mallea referentes a la responsabilidad del creador expuestos principalmente en Poderío de la novela y La guerra interior. Como en todo el análisis, en las líneas finales también se trasciende una identificación casi completa con la obra malleana, insistiendo en la continuidad temática. También demuestra cómo ha de ponerse la crítica literaria al servicio y mejoramiento de los demás, ensanchando los confines y recursos vocacionales del influir e intervenir en la empresa de la patria de un auténtico mensaje artístico y científico. 12 Herbert Gillessen: Themen, Bilder und Motive im Werk Eduardo Malleas5 En su introducción Herbert Gillessen expone los principios básicos de su trabajo centrado principalmente en la lectura profunda de tres novelas: La bahía de silencio (1940), Todo verdor perecerá (1941) y Los enemigos del alma (1950), siguiendo las instrucciones malleanas: “No hay más que trazar un esquema de las grandes ideas, decir cuáles son y organizar su agrupación lógica”.6 La estructura del ensayo se basa en la idea fundamental de las obras examinando palabras clave, imágenes características, formas de comportamiento estereotipadas, y se destacan ciertos recursos estilísticos importantes. Se atiene al concepto de literatura de Mallea entendida como un modo de buscar la realidad poético-metafísica. Se trata de “La literatura de un mundo concebido y pensado en términos de inteligencia poético-metafísica, que ha hecho de la narración un instrumento de profundidad.”7 De esta manera, se considera evidente examinar la “metafísica malleana” y hacer una clasificación en razón de sus ideas, plantear interrogantes con respecto “al caos y a su tipología”. Mediante la influencia de los autores preferidos intenta definir los pensamientos referentes a la angustia, salvación y cosmovisión malleanas, procediendo con una apreciación a la vez objetiva y de intención ilustrativa. Considera La bahía de silencio como una obra en que aparecen mejor los rasgos característicos formales de la novela malleana; busca y expone sus constantes formales y temáticas. Con su estudio, Gillessen trata de aportar un método posible de análisis a guisa de orientación entre los numerosos criterios y con respecto al principio organizativo. Desde este punto de vista enfoca el manejo del tiempo y del espacio, la situación narrativa, la presencia de los elementos líricos, dramáticos y épicos, su proporción, función temática de la novela en la novela, así como la figura de la dama misteriosa. En cuanto a la valoración del espacio y del tiempo, el trabajo constata que ambas categorías constituyen en la obra algunos modos de la autoexperiencia; predomina la ausencia del lugar, dado que consciencia y mundo externo no están separados, y el tiempo, por su parte, es una contemplación en su propia personalidad. La situación del narrador es interpretada como portadora de la perspectiva del autor que caracteriza a Mallea; es típico en él la omnisciencia procedente de su visión de creador y sus reflexiones sobre la literatura, la religión y la moral. Aquí se trata también de una autobúsqueda, que según Gillessen, no se realiza con éxito, puesto que conduce al seno del silencio y no a la conformación del mundo. En cuanto a las definiciones de orden tipológico declara, a la luz de las proporciones entre los elementos líricos, épicos y dramáticos, que la emoción externa de la acción viene sustituida por el drama interno; le parecen determinantes los elementos épicos que aparecen en las especulaciones ideológicas y en las extensas descripciones de las personas, no obstante juzga ampliamente predominante el elemento lírico. Este tipo narrativo lo define como novela de figuras en primera persona, donde los personajes no cambian 5 Gillessen, Herbert: Themen, Bilder und Motive im Werk Eduardo Malleas, Kölner Romanistische Arbeiten, Neue Folge – Heft 36, Romanisches Seminar der Universität Köln, 1966. 6 Carta de Mallea del 15 de enero de 1964, en Ibid., p. 5. 7 Entrevista con Mallea en La Nación, 25 de marzo de 1963, en Ibid. 13 durante la historia, el acontecimiento esencial viene a ser la exposición de las propiedades, de las correlaciones y vínculos sociales, de las circunstancias externas determinantes de la vida de los personajes. De esta manera la opacidad del mundo externo refleja en realidad a la consciencia, por eso, dice el crítico, se echa de menos un final bien definido y abundante en acontecimientos. La solución de insertar en la novela otra novela es considerada en el estudio como instrumento para experimentar la vocación profética; late en ella la problemática del hombre nuevo según San Pablo, y no cumple un rol metaliterario. En el análisis de la figura de la dama misteriosa, con relación a su condición de símbolo latente, plantea la posibilidad referente a la novela y al autor como manifestaciones del alma según Jung, así como también de su secularización trascendente. Interpreta las relaciones del precursor y salvador, su figura, a base de la exégesis bíblica o de planteamientos de la fenomenología religiosa, así como a partir de la “vita nuova” de Dante, y en la admirada dama ve a la realizadora de una figura, la figura mesiánica secularizada. La explica como símbolo, como su atributo clave a través del cual el individuo puede remontar a regiones más elevadas, a lo nacional y a lo universal, y por supuesto, la esencia alegórica con la cual Mallea es el promovedor del análisis sobre el hombre. La revelación definitiva del análisis sobre Mallea la formula Gillessen citando en parte las agudas palabras de Fernando Alegría: “En medio de su novela Mallea está solo, rodeado de ecos y posturas que son remedio de su desesperación. Sin humanidad propia, sin caracteres, se alimentan de imágenes y de palabras. Mientras más viven en la historia, más mueren en el detalle cotidiano y estas muertes se acumulan sobre Mallea, le ahogan, le martirizan hasta que se deshace de ellas en retorcidas metáforas que no ocultan frustración.” 8 La conclusión viene completada curiosamente con la apreciación crítica que sigue: “No tiene tacto frente a los secretos ordinarios de la gratitud, frente a la ternura y al amor obsequioso. Su atracción por lo aristocrático puede devenir fácilmente en esnobismo. Su mística es un producto singular del metodismo secularizado y de la gnosis maniqueísta.” 9 Todo verdor perecerá lo analiza Gillessen como una obra en la cual el escritor conecta de la manera más consecuente sus imágenes y motivos predilectos, y por eso, acota el crítico, es muy idónea para deducir a partir de ella conclusiones muy significativas. Estas imágenes se vinculan con los dominios que siguen: desierto, fauna, isla, habitación de hotel. De esta manera el desierto y conceptos afines como oasis, aridez y soledad cobran sentido a la luz del lema del Antiguo Testamento como lugar de tentación y muerte. Sincronizando lo exterior al hombre y lo interior al hombre, mediante su carácter no supeditado a lugar nos informa sobre el hombre. Por sus metáforas animales sobre los personajes de la historia, la vida calificada así por el escritor, es también objeto de crítica. Pone en relieve la realidad del hombre isla 8 9 14 En Ibid., p. 34. Ibid., p. 34. producto de la falta de comunicación como la presentación de existencias náufragas. A la comparación basada en la semejanza externa entre el río y el destino humano Gillessen le asocia las imágenes de la muerte y el comienzo de la vida una y otra vez, como expresión de la dialéctica de la vida, la separación y la continuación, la constancia, la fidelidad y el seguir adelante. El mar, de efecto tranquilizador sobre Agata, es transmisor de una paz que como externa al mundo le trae consigo el significado de una quietud ganada mediante la renuncia. El significado de la ventana como ensimismamiento o distanciamiento del mundo recibirá un énfasis definitivo en la apreciación según la cual escribe Gillessen: “En una gran alegoría Mallea compara su habitación hotelera con los destinos humanos, cuyas ventanas abren hacia el mundo circundante. Aunque hay cuartos que dan a un paisaje hermoso, a la sociedad, sin embargo hay también las ‘que dan a lo espiritual’.”10 En última instancia, el crítico interpreta todas las imágenes como la representación de una sola imagen primitiva, como la representación del hombre. El punto capital del estudio es la interpretación de la noche oscura del alma. Cada uno de los fenómenos que pertenecen a esta temática, tales como la agonía, la esterilidad, el hambre, la sed, la soledad, tienen significado confrontados con la realidad malleana del rango más elevado, la realidad del alma, pero después de compararla con la mística de San Juan de la Cruz y con el saber sufrir de Faulkner llega a la siguiente conclusión: mientras con los místicos estos conceptos adquieren sentido ponderando el grado de perfección, en la vía que conduce hacia Dios, en Mallea se trata de algo definitivo. En Mallea no hay Dios que pueda aplacar la sed, en su caso en vez de la aceptación del destino por la confianza en Dios surge la protesta de la criatura. La razón cree encontrarla Gillessen en la inseguridad de Mallea con respecto a las cosas definitivas, y por eso considera difíciles de explicar las figuras malleanas, así la búsqueda de Agata durante toda la vida, pues en su opinión nunca encuentra nada. Aunque tengan un idioma común, hay un abismo que separa a Mallea de los místicos, señala Gillessen. Contribuye a la presentación del mundo de Mallea, y principalmente a abordar la problemática de la mística malleana, el capítulo que se ocupa de lo telúrico, capítulo que a pesar de venir documentado con muchas citas es breve, y que a fin de cuentas lo que hace es definir comparando. Compara el rol de lo telúrico en Neruda y Mallea para darle, indirectamente, a la mística malleana su definición. La conclusión de Gillessen reza: “Lo telúrico es uno de los poderes primitivos en las novelas de Mallea. En la analogía mística la tierra pasa a convertirse en refugio físico y espiritual del hombre y, en última instancia, en manifestación de la santidad absoluta, en templo del pueblo y de las almas. Mallea postula una escala donde de lo geográfico puede abstraerse a lo espiritual.”11 10 11 Ibid., p. 38. Ibid., p. 51. 15 Mientras Neruda es concreto, y en su caso la tierra lo es todo, y no hay lugar para magnificarla y hasta la mística de Mallea, en la lectura de Gillessen, queda clasificada como mística panteísta. Es decir, la voz de la tierra se dirige a los elegidos entre los personajes de sus novelas, y a ella se sienten atraídos irresistiblemente, como Agata Cruz a su tierra natal. El estilo de Mallea en Los enemigos del alma y su concepción del arte en el capítulo La bahía de silencio tiene como elemento determinante la arbitrariedad, lo que coincide con el tono tendencioso de los capítulos anteriores: El análisis basado en citas tomadas arbitrariamente del contexto queda fuera de la obra, y atribuye directamente al autor sus deducciones, aunque esté analizando el discurso de los personajes. De esta manera no sólo que no son convincentes sus afirmaciones que siguen, sino igual sus refutaciones del análisis “werkimmanente” planteado originalmente como objetivo: “Mallea crea un «lenguaje de esencias», con una sutil deducción lógica, el mundo de la razón, y la gracia de su lenguaje está emparentada con trabajosa elaboración. Con su lenguaje elegante y distinguido Mallea se eleva por encima de la realidad, y lo hace porque para él la cotidianeidad está condenada al imperio de las tinieblas, y frente a lo cual su actitud es hostil y sistemáticamente despreciativa. De esta postura proviene su lenguaje.”12 Al mismo tiempo, en su apasionamiento, en su pathos, en su elegancia y abstracciones “se refleja su confusa relación con la realidad.”13 Las demás matizaciones, por ejemplo, el pathos y lo cómico, la explicación de palabra y concepto, por ejemplo arte y caos, vuelven a la anterior constatación de Gillessen como tesis básica. A fin de cuentas, el mundo presentado por Mallea es reconocido como el mundo del misterioso sufrimiento, el mundo de una tristeza venida desde lejos, de donde llega la voz del hombre. El punto de partida de su creación artística no es lo que siempre confiesa el escritor como “la creación estética autónoma, sino la re-creación del hombre encallado en el mundo.”14 Como un pincelazo definitivo a la imagen de Mallea trazada por él, Gillessen añade las palabras que califican el estilo de las citas del escritor: “La tendencia al estilo de citas de Mallea, así como su aspiración a la elegancia y gran sapiencia le imponen el mismo sello característico del lenguaje meditativo de sus diálogos interiores. En ambos se refleja el vacío de quienes carecen de mundo.”15 Con el título de Fuentes y parentescos destaca Gillessen la segunda gran unidad de su análisis, en el cual subraya la trascendencia de San Agustín, Pascal y Kierkegaard en las obras de Mallea, pero de manera similar a como procediera hasta aquí, es decir, en vez de la búsqueda werkimmanente del punto común coteja y muestra semejanzas a base de esquemas previamente pensados. 12 Ibid., p. 57. Ibid., p. 58. 14 Ibid., p. 62. 15 Ibid., p. 67. 13 16 Mercedes Pintor Genaro: Eduardo Mallea, novelista16 Originariamente tesis de doctorado, es mucho más de lo que su título promete. Se trata de una obra impulsada y ampliada abarcando la totalidad de la creación malleana: análisis minucioso de sus novelas, problemas inquietantes con que su “daimon” le tienta, de los recursos técnicos y estéticos de su arte de novelar. La aspiración a la totalidad de la autora queda patente en el primer capítulo Noticia biobibliográfica, donde se repara en datos, circunstancias, actividades, vivencias existenciales y literarias que despertaron la vocación de Mallea dirigida a ayudar al hombre argentino. La autora se decide a esclarecer los datos biográficos desde la perspectiva de la evolución intelectual y vocacional del escritor. Presenta así la influencia de grandes pensadores como Nietzsche, Kierkegaard, Pascal, Novalis, Unamuno: “La frecuentación de estas angustiadas conciencias despierta en Mallea el imperativo de acercarse al pensamiento religioso. San Agustín lo inicia, luego lo guían Santa Teresa y San Juan de la Cruz.”17 Después, como refuerzo definitivo y auténtico, cita las palabras del propio escritor: “Con estos estaba, casi sin notarlo, en la raíz de España. [...] Al estar en la raíz de España estaba en la raíz de mi tierra, cerca de propia raíz. Ni con Cervantes, ni con Calderón, ni con Lope, ni con Mateo Alemán había tenido nunca sentimiento tal de filiación en la esencia y en la tierra.”18 “Mi compromiso de alma era con los espíritus cuya preocupación nace de un conflicto, de una responsabilidad viviente y no de un estado lógico, discriminatorio y argumental.”19 Con semejante importancia referente al eco de las ideas de Waldo Frank que se materializa en la labor periodística literaria de la fundación, en 1930, por Victoria Ocampo y la participación de Mallea en su consejo de redacción del Sur, junto con la dirección del suplemento literario dominical de La Nación desde 1931. Labores que despiertan la predilección de Mallea por “La verdadera gran literatura”. Mercedes Pintor Genaro registra todas las actividades del escritor, los honores y reconocimientos recibidos, incluso la similitud reflexiva de su estilo literario y conversacional. En el capítulo Ámbito generacional queda patente la búsqueda apasionada de la esencia de la argentinidad de una joven generación. En la incansable crítica y esfuerzo por hacer a América consciente de sí misma y del modo de ser argentino; por movilizar a los intelectuales para señalar al espíritu rutas ignoradas por reconstruir un estado de fe, por descubrir la misión que tiene el que posee el don de la creación por la palabra, por reconsiderar el concepto de literatura, de la cultura, por realizar la verdadera razón de ser 16 Pintor Genaro, Mercedes: Eduardo Mallea, novelista, Editorial Universitaria, Universidad de Puerto Rico, 1976. 17 Ibid., p. 21. 18 Historia de una pasión argentina, pp. 57–58., en Ibid., p. 21. 19 Historia de una pasión argentina, p. 79., en Ibid., p. 21. 17 del arte en el crítico momento que vive la humanidad, o sea por abordar los temas de la ensayística argentina expuestos por figuras cumbre. La obra de Jorge Luis Borges, Ezequiel Martínez Estrada, Bernardo Canal Feijoo, Leopoldo Marechal marcan el contexto en que se ubican los ensayos de Eduardo Mallea, representados por títulos más reveladores, como Conocimiento y expresión de la Argentina, Historia de una pasión argentina, Meditación en la costa, El sayal y la púrpura, Notas de un novelista, La vida blanca. Con el subtítulo de Creador de mundos Mercedes Pintor Genaro da la lista de publicaciones de cuentos, novelas cortas y el intento teatral de Mallea en orden cronológico. En este tratado la autora se empeña en abrir la gama de los instrumentos expresivos mediante un breve resumen argumental-temático con comentario formal conciso de las catorce obras más conocidas, portadores del concepto del hombre y visión del mundo malleano. Los temas de las novelas de Mallea, capítulo tercero del libro, se dedica al problema de cómo se plantean, reiteran y entrecruzan los temas fundamentales en el peculiar mundo malleano. Partiendo desde lo particular contingente, desde lo argentino, alcanza Mallea lo universal y eterno. En obras como La ciudad junto al río inmóvil, La bahía de silencio, Fiesta en noviembre personajes encarnan los pensamientos típicos del escritor sobre la Argentina visible e invisible. La autora llama la atención sobre la obvia diferencia que existe entre la representación de lo visible e invisible. Por ser éste menos directo el autor escoge la descripción, forma única de poder ir recogiendo las notas fundamentales del auténtico argentino, en último análisis, las de cualquier vida humana auténtica. La crítica, igual que Mallea mismo, dedica mucha atención a la coexistencia de las dos Argentinas en un personaje agonista del combate interior provocado por las dos maneras de vivir. Subraya la voluntad del escritor de dejar puertas abiertas al futuro como si abrigara la esperanza que sus personajes encontrasen su verdadera personalidad. Reafirma sus ideas Pintor Genaro remitiéndonos a los ensayos de Mallea y nos hace ver, al destacar el valor metafórico de la urbe y del campo, los comportamientos humanos no prescindiendo del referente histórico, sociológico y literario y las ideas del escritor sobre las dos Argentinas antagónicas así como su intención de trasvasar lo argentino a lo esencial humano. La conclusión sumario que Pintor Genaro saca: “Mallea siente la agonía peculiar de nuestro tiempo, de la cual se hace intérprete dolorido a veces trágico pero su posición ante los acontecimientos, su interpretación final es optimista. A diferencia de muchos otros escritores contemporáneos, mantiene una fe inquebrantable en las posibilidades de perfección del hombre.”20 En El tema del hombre la autora explicita que el tema de lo argentino significa para Mallea un intento de buscar los fondos existenciales del ser, con la fe inquebrantable en las posibilidades de perfección del hombre, en la bondad humana y en la capacidad de sufrimiento y grandeza del hombre. Con esta finalidad se reúnen las propiedades distintivas del ser humano como individuo, como persona, como criatura con su destino sobre la tierra. Colocado en este ámbito a Mallea dentro de la corriente del personalismo de Max Scheler emparentándolo con Pascal, Berdiaev y Unamuno, pensadores para los que el concepto del hombre recoge el hombre completo, con atención distinguida a “las razones 20 18 Ibid., p ág. 89. del corazón que la razón ignora”. Recibe un acento especial la idea compartida con Unamuno: “la inteligencia tiende a la muerte cuando se la deja abandonada a sí misma”.21 Fundamentadas en obras concretas (Las travesías, La guerra interior, La ciudad junto al río inmóvil, El sayal y la púrpura, Meditación en la costa, Todo verdor perecerá, Historia de una pasión argentina, Notas de un novelista) se observa la diferencia interpretativa entre alma y espíritu teniendo en este último el punto de origen el camino y la capacidad de conocimiento completo del mundo y del uno mismo llegando así a la verdadera libertad y dignidad humana. Mercedes Pintor Genaro demuestra que la problemática del sufrimiento y sacrificio significa para Mallea la autenticidad, como se nota en algunos personajes de La ciudad junto al río inmóvil, La bahía de silencio, Todo verdor perecerá etc. Es, pues, imprescindible la retirada a lo íntimo para desatender lo exterior por cuanto falsea al propio ser. Esta soledad relativa y fértil la ve ilustrada Pintor Genaro en Solves, Martín Tregua, personajes con la fortaleza suficiente para decidirse por una existencia de sacrificios para producir algo en beneficio de la humanidad y poder ver el sentido armónico del universo como premio pertinente. Esta trayectoria lleva a estos personajes a la comunión con los prójimos. Otros, como Marta Rague, vive el momento crítico de la conciencia infiel a sí misma. En relación con la novela malleana Pintor Genaro destaca como característica fundamental la conciencia en constante estado de alerta del escritor y recoge en apretada síntesis su ideario artístico: la estética malleana se centra en una concepción vital del arte; se nutre de la problemática humana y se dirige al mayor número de hombres; lo primordial es señalar los supremos contornos de la naturaleza humana proporcionando una idea adecuada de sus recursos de grandeza y de sus poderes y posibilidades en cada ser. Ernest Lewald: Eduardo Mallea22 La monografía presenta detalladamente el ambiente familiar, y a la vez espiritual, que predispuso a Mallea para su desempeño en la vida pública, en su actividad intelectual y en su vocación de escritor. Destaca la extraordinaria sensibilidad del niño Mallea como la base de sus novelas de tono atormentado. Subrayando sus lecturas, descubre al mismo tiempo la contradicción que al respecto se observa en las críticas y monografías, además de echar de menos la presencia de autores latinoamericanos, principalmente argentinos, entre los escritores y poetas leídos por Mallea. El estudio explora su actividad literaria como redactor y creador desde los inicios, 1921, cuando entra en contacto con un grupo de estudiantes de filología y literatos jóvenes; luego sus relaciones que van desde el círculo Florida, nacido del grupo Martín Fierro, hasta su labor en las editoriales La Nación, Sur y Sudamericana, y su compromiso definitivo con la literatura. Su primer volumen, los relatos aparecidos en 1926 con el título de Cuentos para una inglesa desesperada, lo cataloga este estudio como el pálpito de la era modernista, según lo afirmado por Mariano Picón de Salas. Señala el hecho de que allí ya están presentes los 21 22 Ibid., p. 91. Lewald, Ernest H.: Eduardo Mallea, Twayne Publishers, Boston, s. a. 19 arquetipos que caracterizan el derrotero literario del escritor: el eterno protagonista femenino casi inasible, el personaje masculino autocrítico e introspectivo, la presencia de la soledad por doquier, los tormentos del narrador, el ambiente cosmopolita que entremezcla los rasgos más negativos de la vida de la gran burguesía a ambos lados del océano. En 1927 Mallea cesa sus estudios de Derecho contra la voluntad de su padre. Al valorar la importancia literaria de sus viajes a Europa después de esta decisión, o sea en 1928 y luego en 1934, Lewald pone en relieve no solamente los motivos recurrentes en sus obras tardías, sino también sus contactos intelectuales con los representantes más distinguidos de la intelectualidad europea, entre ellos, con Paul Valéry, Jean Giraudaux, Nicolás Berdiaev, Alberto Moravia, así como también con Luigi Pirandello. Manifestaciones representativas relativas a la pasión literaria de Mallea, salvación del individuo y de la nación, formación del autoconocimiento y desenmascaramiento de la falsa ciudad cree descubrir Lewald en Conocimiento y expresión de América y en Nocturno europeo. En su ensayo El escritor de hoy frente a su tiempo el autor destaca el entusiasmo de Mallea por la filosofía de Berdiaev, mostrando a la vez la diferencia entre ambos: en lugar de la fuerza del amor espiritual, Mallea considera importante la fuerzaamor derivada del autosacrificio activo. La importancia de los relatos de La ciudad junto al río inmóvil –volumen donde se representa la necesidad de revalorar la vocación del escritor, el sentimiento de la vida existencialista, y donde vemos pasar ante nosotros al hombre solitario, indeciso, deambulando tras alguna salida en el laberinto citadino, o a la mujer aristocrática tan segura de sí, antihéroes de actuar instintivo y que no reconocen las expectativas– está, dice Lewald, en despertar en las personas no plenas la necesidad de plenitud. Al mismo tiempo, le parece un rasgo negativo el hecho de que Mallea no aporta solución para la salvación personal o colectiva de estos seres no plenos. Con respecto a Historia de una pasión argentina el análisis enfoca la agonía que vive Mallea tras su viaje europeo: al escritor le parece insatisfactoria para la solución de los problemas del país la herencia europea que llega a Argentina con los inmigrantes. Lewald –parafraseando a Bernardo Canal Feijoo– nos brinda un sumario que contempla esencialmente toda la obra literaria de Mallea: la obra unifica simbólicamente la búsqueda personal del escritor con la búsqueda de una nación creando, así, una verdadera conciencia histórica. En la novela Fiesta en noviembre el autor explora la presencia y esencia del espíritu cosmopolita; al mismo tiempo, subraya reiteradamente los rasgos típicamente malleanos de la novela: personajes herméticamente cerrados, figuras secundarias superficiales, insensibles, confesión burguesa y un lenguaje serio y gravitante. El ensayo Meditación en la costa lo valora Lewald como novedoso esfuerzo cuyo objetivo es encontrar la vía argentina capaz de prorrumpir de la decadente herencia europea. Este volumen es el dictamen de Mallea sobre la infiltración del principio materialista con muchas referencias a La rebelión de las masas de Ortega y Gasset. Remarca el peligro que para el orden espiritual de Argentina representa el modo de vida materialista y carente de buen gusto de las masas, y alude también al impacto de los medios de comunicación aniquiladores del hombre común y corriente. Lewald advierte también sobre la esencia del nacionalismo de Mallea: básicamente se refiere a la “reconquista del alma” del pueblo argentino, sin tocar cuestiones económicas o políticas. Se incluye la identificación moral y espiritual con el terruño, la que nos ayuda a vencer las numerosas enferme- 20 dades de la sociedad industrial, principalmente la ausencia de raíces. Mallea elude la política, le importan el carácter y el espíritu de la nación. Desde un punto de vista similar analiza el autor también la novela La bahía de silencio, y sostiene que el escritor descubre en esta obra las vacilaciones, fines y torturas iniciales, así como intenta representar el arquetipo nacional argentino frente al cual se opone diametralmente la oligarquía gobernante burocrática, corrupta e internacionalista. Citando las opiniones de Feijoo, Polt y la de Fernando Alegría, nos advierte sobre los puntos débiles del escritor: su guerra la libra en el campo de batalla de la novela y esto la novela lo sufre; representa interrogantes que no tienen nada que ver con la vida de sus “voceros”; los personajes de la novela son los “ejecutores de su testamento de conciencia”. En el capítulo El novelista y la gana el autor del estudio compara las novelas La bahía de silencio y Todo verdor perecerá con las novelas más antiguas, las llamadas amorfas, de Mallea, obras estas últimas que el escritor interpreta como proyección de su propio yo. Considera ambas novelas como obras representantes de lo transitorio entre las antinovelas de la Generación del 98 y las novelas de los 60, y constata que Todo verdor perecerá y Chaves representan mayor dramatismo gracias a una forma más rigurosa y por su acción más estrecha. Todo verdor perecerá constituye una ruptura con las novelas anteriores del escritor en el sentido de que sus personajes no son personas reales, aunque su conformación vino precedida por un estudio profundo del terreno. La seca y desolada región de Patagonia se caracteriza por una masa de tierras vacías, lo que armoniza con la infertilidad y amargura de los personajes. Al analizar la novela Lewald no va más allá del nivel literal. En el círculo cada vez más estrecho de la amargura e infertilidad el fracaso de los personajes y su vida infructuosa son casi la contraparte simbólica de la lucha librada con las pampas infértiles. El tono incisivamente irónico de la presentación de la ciudad queda destacado en el análisis que discutiblemente nos descubre la inserción de Agata en este mundo, así como su relación con Sotero. En el retorno de Agata al escenario de su infancia Lewald destaca solamente la persecución por los niños y el segundo plano desertizado de la ciudad y del campo. Aludiendo a Donald Shaw constata que aunque Agata y Mallea están en la novela en perfecta unidad, sin embargo reducen considerablemente las acostumbradas elucubraciones ensayísticas del escritor. La obra ganó mucho en intensidad dramática y fuerza descriptiva por haberse apartado del habitual cuadro cosmopolita y por haberse liberado de sus héroes intelectualizantes. El estado mental de Agata, lo compara con el de San Juan de la Cruz, reforzando así la opinión de Gillessen. John Polt: The Writings of Eduardo Mallea23 En las líneas que introducen su monografía, Polt se refiere brevemente a los acontecimientos que determinaron la atmósfera política que rodeaba a Mallea. Tales hechos incitaron al escritor, sostiene Polt, a expresar en sus obras sus crecientes inquietudes por el 23 Polt, John H. R.: The Writings of Eduardo Mallea, University of California Press, Berkeley and Los Angeles, 1959. 21 rol que cumplen en el mundo de hoy la nación y el individuo. Mallea creció en tiempos de los movimientos radicales, y en los veinticinco años que siguieron pudo ser testigo de la aniquilación de las instituciones de la democracia liberal, de la corrupción, de la dictadura, así como también de las deficiencias y desorganización de la oposición. No fueron tan sólo las interrogantes de la existencia individual, sino el destino de la Argentina y hasta del mundo entero lo que le empujó a escribir; estaba convencido de que individuo y sociedad y las ideas con ellos relacionadas son inseparables. The Writings of Eduardo Mallea aborda las obras escritas por Mallea entre 1926 y 1954, subraya su unidad conceptual, y busca eludir la crítica basada en los acostumbrados prejuicios frente al escritor. Analiza cómo se manifiesta en los personajes y a través de las estructuras y el estilo la ideología subyacente en la estructura profunda de la ficción. La nación y la Argentina “visible” Polt indica cómo se dan las correlaciones entre la concepción de mundo del escritor, el papel de la Argentina en la constitución de la nueva civilización, así como la lucha del hombre contra las fuerzas negativas que operan en el mundo o que ponen en peligro la supervivencia espiritual. Uno de los objetivos de Mallea es el nuevo orden basado en la libertad del hombre y en su conciencia de libertad. Y en la formación de este nuevo orden le destina un rol dirigente a la Argentina; por eso se pone a buscar a la Argentina auténtica, entretanto nos presenta a la inauténtica Argentina “visible”. Ve una amenazadora tendencia en la proclividad a la desidia intelectual en el fenómeno general de que muchos no conocen la meta definitiva de la vida, y viven solamente por los recursos que aseguran el bienestar. Así nos presentará a los que a la espera de mayor bonanza económica –por ejemplo, el Cárdenas de La bahía de silencio– venden su propio país. Aunque representa principalmente la ciudad como personificación de la Argentina “visible”, en la Historia de una pasión argentina la aldea aparecerá también con el mismo calificativo, como personificadora del espíritu colonial, de ‘la decadencia física y moral’. No considera al gaucho representante de la Argentina auténtica porque fácilmente puede convertirse en superficial fenómeno folklórico o en un ideal anacrónico. Polt subraya que Mallea aspira a que sus escritos se constituyan no en sátira, sino en profecía. La Argentina “invisible” La Argentina invisible equivale a la Argentina auténtica, y es inseparable de ella el individuo auténtico que en las novelas de Mallea procede de las antiguas familias argentinas y que vive en el aislamiento de la superioridad intelectual, en soledad. Así, por ejemplo, Usted, la señora de Cárdenas en La bahía de silencio, a quien menciona sin nombre, simplemente como Usted. El verdadero personificador de la aristocracia es San Martín, con sus apelativos de hombre majestuoso, heroico y talentoso. Por la pérdida de valor de los estratos superiores también representa a la Argentina auténtica otro tipo de hombre: el preocupado, quien es más sensible a su entorno, quien no tolera el caos, quien procura crear el orden, quien se preocupa por su nación y por el mundo, quien es incapaz de acomodarse a la Argentina visible. Los diferentes grados de sus esfuerzos se aprecian en la búsqueda, y en la realización: la creación de la ciudad en el sentido de San Agustín. 22 El concepto de la Argentina auténtica no está exactamente perfilado, pero tiene como básico la profunda dignidad, la honestidad, pureza, mentalidad juvenil, su carácter abierto, fe y esperanza. La Argentina auténtica es cristiana, pero sin las referencias cristianas hacia el más allá, lo que expresa la “exaltación severa de la vida”: un estar particular del hombre en el espacio que abarca lo terrestre, las contingencias y la aspiración hacia Dios. Polt pone en relieve que Mallea es partidario de lo nacional, mas no nacionalista, y en sus expectativas sobre la autenticidad es universal. El papel del individuo Qué es la personalidad auténtica, ello puede definirse considerando el conjunto de las obras de Mallea: un hombre interesado más bien en la búsqueda del cumplimiento que en el propio cumplimiento, que trata de ser sincero consigo mismo y que dedica su vida a un fin de orden superior. Polt atribuye los pensamientos malleanos que se refieren a las bases de la existencia humana a dos grandes comportamientos humanos: uno apunta a la piedad y a la revelación, el otro, hacia las cosas mundanas. Mallea exige una vida cimentada en el respeto y cumplimiento de los valores eternos; y esto, apunta, no puede conseguirse sin sufrir. La responsabilidad de crear su propia vida depende del individuo, para lo cual es importante el autoreconocimiento. El individuo auténtico y noble debe superarse a sí mismo mediante la fe, la que Mallea considera no dada, sino que se ganará después de amarga lucha. Por eso sus personajes tienen como problema importante la fe, y la tragedia de no pocos entre ellos es justamente su incapacidad de alcanzarla y a través de ella cumplir lo esencial, la naturaleza auténtica, no creada por el hombre, que yace en todo individuo. Mallea piensa que la vida que se mantiene dentro de su propio yo no puede participar del amor creador. Muchos de sus personajes, como por ejemplo, Agata Cruz, son representados como los casos más extremos del aislamiento, en la lucha por la comunicación con el semejante. Para ello el contacto no puede ser superficial, sino se precisa de sensibilidad y amor hacia los semejantes. De modo paradójico, el primer paso en la búsqueda de la comunicación es el retiro, el aislamiento voluntario del mundo superficial. Este aislamiento en el caso de los personajes femeninos es aun mayor, ya que su rol social es pasivo. Personajes Polt establece categorías de personajes y examina cómo estos seres ficticios trasmiten el mensaje del escritor. Considera como personajes más decisivos a los que expresan a través de su propio destino los pensamientos de Mallea. En estos casos, el escritor conscientemente trata de delimitar el tema a fin de que concierte con el personaje y para que el personaje también corresponda al tema. En su mayoría los personajes fracasan en la creación de contacto entrañable. La causa de su aislamiento en parte se debe a la resistencia de su ambiente, y en parte a la deficiencia que bloquea a su personalidad. Sencillez en la ilustración y mínima elucubración para la representación de los hechos son rasgos que caracterizan a las historias, mientras su interpretación queda a cargo del lector. Polt trae como ejemplos la Agata Cruz de Todo verdor perecerá, Jacobo Uber de La ciudad junto al río inmóvil, Gloria Bambil de uno de los episodios de La bahía de silencio. El otro tipo de personaje viene determinado principalmente por su función verbal. Este tipo lo aplica 23 el autor para exponer los problemas de la nación, por ejemplo, a Martín Tregua, quien aunque es criatura de la imaginación, acaba por desvanecerse en su creador. Al tercer tipo pertenecen los personajes secundarios que ayudan al desarrollo de los temas principales de la novela, por ejemplo, la Señora de Cárdenas. Polt pone aparte en la cuarta categoría a los personajes autosuficientes, mundanos, los personificadores de la Argentina visible, son los casos de Mario Guillén de Los enemigos del alma y Sotero de Todo verdor perecerá. Este último personifica también al hombre masa de Ortega. La vida que puedan contener los personajes tanto principales como secundarios depende de la medida en que su función traduzca la ideología que esconden sus papeles. La estructura Polt evalúa la estructura de las obras de Mallea como el efecto conjunto de varios factores que determinan básicamente la producción del escritor y que están en estrecha relación. Desde este ángulo, es primordial la concepción dinámica que tiene el rol social del creador, lo que significa que el escritor debe encontrarse no sólo a sí mismo, sino que debe invitar también a otros a la auténtica vida humana. La creación es una lucha; su meta es que en el lector se reinstauren los valores humanos fundamentales, que el arte cumpla con su cometido. La estructura está determinada por la riqueza temática de las obras y por las correlaciones entre ellas. Polt advierte que el escenario de la acción también influye básicamente en la estructura de las obras. La situación del individuo está caracterizada por la comarca donde se desarrolla la acción. Los problemas de la época están vigorosamente subrayados por las circunstancias de Buenos Aires y de Europa. Es característico de Mallea insertar un hilo de acción secundario en la exposición de un pensamiento determinado. La unidad de toda su obra de escritor se sustenta en motivos y símbolos recurrentes, los mismos personajes y títulos de novelas que aparecen en varias obras; pero el montaje de sus novelas depende fundamentalmente del pensamiento y del apasionado modo de representar tan característico al escritor. Como mejor logradas estructuralmente Polt menciona las novelas Todo verdor perecerá y Chaves. Se basa en que en estas obras el escritor se concentró sólo en un tema. Estilo Polt –igual que la mayoría de críticos de Mallea– al analizar su estilo destaca que Mallea priva a sus personajes de su estilo propio, limita su autoexpresión y a través de ellos manifiesta sus pensamientos. Son característicos a su estilo las palabras, oraciones y expresiones tomados de las figuras de la literatura universal (Martín Fierro, Don Quijote, Pascal, Unamuno, etc.). La Biblia está presente más bien en su tono y no por su vocabulario particular, mientras las partes descriptivas recuerdan la influencia de Quevedo. Para Mallea el estilo es un instrumento para el logro de sus objetivos de escritor. En interés de la mejor comprensión, de puntualizar una expresión o por impactar más profundamente acumula expresiones calificativas, principalmente adjetivos. En este fenómeno, Polt ve la inseguridad de Mallea con respecto a la autenticidad. Sus metáforas características (“isla humana”, “raro desierto 24 enamorado”) las interpreta el crítico como expresión de la ideología del escritor. The Writings of Eduardo Mallea le atribuye un valor literario desmerecedor a la repetición de imágenes de Mallea. Otra observación crítica de Polt que toca también el estilo es que echa de menos el humor. Myron Lichtblau: Eduardo Mallea ante la crítica24 Eduardo Mallea y la novela latinoamericana “Pocos escritores hay en Latinoamérica con un mundo imaginativo que tan consecuente e intensamente gire alrededor de la miseria sentimental y angustias intelectuales de hombres y mujeres que viven con la furia de su fracaso y desesperación.”25 –escribe Lichtblau, y añade: la contribución de Mallea a la literatura argentina consiste en su penetración profunda en la conciencia y emociones del hombre, ya que estamos ante un excelente escudriñador del comportamiento humano. En sus novelas representa no al hombre confrontado con su entorno, con el medio inhóspito y vasto, sino al hombre que lucha, que ha caído en la trampa del odio, del sufrimiento y del amor. Las novelas que aparecen en las décadas 40 y 50 ilustraban los temas del enajenamiento y la soledad en una sociedad distanciada de sus valores e ideales. Como contrapeso de la novela criollista, valora las obras Fiesta en noviembre, La bahía de silencio y Todo verdor perecerá; en ellas, con pocos acontecimientos externos y como conflicto interno desfilan sentimiento y entendimiento, voluntad y determinación, concesión y resistencia, libertad y elección obligada. El autor considera importante destacar que la formación literaria de Mallea cae en el período de los movimientos vanguardistas que siguieron a la primera guerra mundial, pero no devinieron en su objetivo y anhelo primordiales lo novedoso ni el refinamiento artístico, así como tampoco fue instrumento suyo abstenerse de la realidad observada. Estudia a los autores que se ocupan de la gente atormentada en una sociedad indiferente. Su ejercicio novelístico es la expresión de la preocupación del hombre interesado en darle rumbo a su propio destino. Pone como ejemplos La bahía de silencio, Todo verdor perecerá y En la creciente oscuridad, obras donde la búsqueda de autoidentidad de los personajes queda sin auxilio y sin eco, pero aun así no sin esperanzas. Historia de una pasión argentina la presenta Lichtblau como una autobiografía espiritual, como una fe ardiente y como una ilustración de la época sobre la Argentina de los 30, donde una oligarquía conservativa y de fuerza retrógrada trata de arruinar los valores verdaderos de la nación, valiéndose de medios deshonestos y corruptos, orientados a objetivos de baja calaña. Menciona también que la obra contiene muchos temas que Mallea posteriormente elaborará en sus novelas con sus metáforas sobre la Argentina visible e invisible y sobre lo esencial que se esconde en la superficie insensible y falsa y en lo profundo. Dedica especial atención a las obras que tienen como motivos guía la soledad, el mutismo o el silencio: La ciudad junto al río inmóvil, Fiesta en noviembre, Chaves. La importancia de las asociaciones comparativas que aparecen en la representación psicoló- 24 25 Lichtblau, Myron I. (Ed.): Eduardo Mallea ante la crítica, Ediciones Universal, Miami, Florida, 1985. Ibid., p. 15. 25 gica profunda, y su relación orgánica, se realiza de la mejor manera, según Lichtblau, en Todo verdor perecerá: “Ninguna novela presenta mejor que Todo verdor perecerá a Mallea como al artista que tiene claro las relaciones que hay entre forma, estructura y lenguaje.”26 Al mismo tiempo sorprende que comente la “espiga” como significado no alegórico, sino asociado con la autorrepulsa de Agata. Los temas y recursos comunes que se observan en los relatos y novelas aportan un carácter tal a los relatos, a consecuencia de lo cual al lector le parece tener al frente más bien una novela condensada. Los rasgos de su estilo los resume así: el estilo de Mallea presenta dos tonos diferentes: uno denso, pesado, psicológicamente orientado, cargado de terminología académica, típico de la abstracción que refleja el proceso del pensamiento, pero en él también descubrimos el lirismo emotivo y apasionado. Al expresar su mensaje no se fía en una sola palabra, sino aborda el significado deseado con muchos sinónimos y asociaciones. Es demasiado intelectual; este fue el motivo para que aunque durante décadas fuera uno de los escritores latinoamericanos más importantes nunca alcanzó la popularidad de muchos de sus compatriotas. Conclusión Según lo atestiguado por las críticas, los estudiosos de las obras de Mallea abordan su producción partiendo principalmente de sus pensamientos, de su interpretación literaria, de sus inquietudes por el destino de la nación argentina y del mundo. Por eso no han conseguido hacerme evidente esa particular visión de mundo que aspira a la plenitud que a mí me entusiasmó al leer sus novelas, principalmente Todo verdor perecerá. Esta sensación de falta me llevó a buscar de modo más matizado la fuerza impulsora que sus críticos no habían puesto en evidencia, o acaso lo habían obviado, o simplemente entendido mal. Emprendí el análisis motivada decisivamente por la contradicción que observé en relación con la interpretación de Todo verdor perecerá. Casi todas las críticas de alguna manera señalaban que en las novelas de Mallea, también en esta novela, es determinante el carácter meditativo, pero el escritor no brinda una solución definitiva, no cierra el relato. Al mismo tiempo todas las críticas por mí conocidas sostenían al unísono que Agata Cruz había enloquecido debido a su aislamiento y desgracia. Esta conclusión significaría que el personaje como persona no es capaz de actuar, así que la historia entonces en realidad cierra. Esta contradicción puede solucionarse sólo si la interpretación de la obra viene precedida de un análisis. Por eso, según la teoría interpretativa de Ricoeur, con auxilio de la semántica y del análisis estructuralista, he tratado de descubrir las correspondencias estructurales y temáticas que contribuyeron a un entendimiento mejor fundamentado de la estructura y del tema, o hicieron posible la lectura de la obra en varios niveles o su más plena interpretación. Este método permitió no sólo un entendimiento más profundo, sino que coincidió también con la intención del Mallea creador, ya que reiterada e insistentemente alude a las funciones conativa y referencial intencionadamente expresadas en sus obras. El análisis semántico ha sido determinante en el descubrimiento de las correspondencias y/o 26 26 Ibid., p. 19. polivalencias entre la estructura profunda de la reflexión característica al autor y el nivel literal. Sobra decir, no considero mi análisis como definitivo ni el único posible, puesto que la pragmática matiza y hasta limita la recepción ocasional de la obra; pero quizá he conseguido presentar esa particular visión de mundo que me cautivó al leer la obra y que no encontré en las críticas. El móvil que me empujó al análisis acaso lo expresen con mayor autenticidad las palabras de Javier del Prado: “Leer de manera crítica es siempre una elección: la elección de un trayecto por la amazonía intrincada del texto. Esa elección debe hacerse en función del elemento que más nos ha sorprendido, que más nos ha implicado, que mejor nos permite, a nosotros, lectores, penetrar en el tejido de temas y ritmos. Y cuando hemos elegido, debemos, poner al servicio de nuestra elección todos los mecanismos de análisis aprendidos, concentrar en torno a ella todo nuestro saber y toda nuestra maestría analítica: si la elección ha sido acertada, la organización sistemática de todos los aspectos de nuestra lectura, nos conducirá, necesariamente, por un ramal o por otro, hacia el centro del conflicto actancial, hacia la corriente principal del texto.”27 27 del Prado, Javier Biezma: Análisis y interpretación de la novela, Editorial Síntesis, Madrid, 1999, p. 117. 27