El Intracruzamiento

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El Intracruzamiento (Incesto)
Juan A. Rivero
El intracruzamiento es el cruzamiento entre individuos emparentados. Cruzamiento
consanguíneo (con los de la misma sangre) o endogámico (con los del mismo grupo) son
términos que se aplican, más corrientemente, a cruzamientos menos restringidos, como por
ejemplo a los que ocurren entre miembros de la misma manada, cardumen, bandada, clan, tropa
o tribu, pero usados en el debido contexto, no hay razón para que los términos no puedan usarse
indistintamente. Incesto se aplica, más generalmente, al cruzamiento consanguíneo entre los
humanos.
Qué grado de consanguinidad debe haber para que una relación sea conceptuada incestuosa es
algo que no ha sido definido claramente y que varía de cultura en cultura y de tiempo en
tiempo. Si fuera cierto que todos los humanos descendemos de los tres hijos de Noé (véase
artículo La Longevidad y las Mujeres de los Personajes Bíblicos, en este mismo volumen), todos
seríamos el producto de relaciones incestuosas…
Se ha dicho que el incesto impone penalidades muy fuertes a los descendientes y varios estudios
parecen corroborar la veracidad de este aserto. En todos los organismos superiores los
cromosomas están en parejas. Uno de los cromosomas de la pareja se hereda del padre y el otro
de la madre. Supongamos que el cromosoma heredado del padre tiene un gen “malo” pero que en
el materno ese gen es normal. Si la condición es una que requiere la presencia de dos genes
malos para manifestarse, los hijos de esta pareja no padecerán de la condición, pero la
transmitirán, igual que su padre. El gen” malo” puede, sin embargo estar presente en otros
miembros de la familia y si se juntan dos genes “malos” como resultado de un cruce incestuoso,
los hijos con “la doble dosis” padecerán de la condición, con todas las anormalidades y
problemas que ella arrastre.
El cruzamiento consanguíneo también trae uniformidad genética (se casan los iguales) y, en
consecuencia de esto una menor capacidad para adaptarse a situaciones nuevas. Pensemos en dos
grupos de 30 personas. En el primer grupo, todos compran el mismo billete de la lotería y en el
segundo, cada persona compra un billete distinto. Las oportunidades de que alguien resulte
premiado son mucho mayores en el segundo grupo…La reproducción sexual asegura que cada
hijo tenga una combinación genética distinta, lo que permite que por lo menos algunos sean
“premiados” en el juego de la vida. El caso del guepardo, mencionado abajo, es ilustrativo de la
situación descrita.
El muy sonado Efecto de Westermarck decansa en las suposiciones anteriormente dichas. Se
refiere a la ausencia de sentimientos eróticos entre las personas que viven y juegan juntos hasta
la edad de 10 años. El efecto fue, al parecer, confirmado en los kibbutzim de Israel, unas
especies de comunas en donde los niños de ambos sexos son criados y educados juntos. Aunque
se ha tratado de lograr que los niños de un mismo kibbutz se casen, esto nunca se consigue. El
casamiento entre niños taiwaneses en los que una niña es adoptada, precisamente, con la idea de
que eventualmente sea la esposa del único hijo varón (casamientos “sim pua”), resulta, con una
frecuencia mayor que lo normal, en el fracaso matrimonial y en un número menor de hijos, lo
que se ha interpretado como un espaldarzazo al Efecto de Westermarck. Con quien normalmente
una persona juega y se cría es con los hermanos y en estos casos, la genética parece engañarse y
la evasión del incesto se generaliza e incluye también a los que no lo son. Sin embargo, en años
más recientes el casamiento entre los niños de un mismo kibbutz se ha hecho frecuente, y el
rompimiento matrimonial sim pua, el que casi siempre ocurre entre familias pobres, se ha
atribuido a otros factores que nada tienen que ver con los postulados de Westermarck. También
los niega la frecuencia de casamientos entre primos en Pakistán (se dice que cuando una mujer
no se casa con primos, es porque no los tiene), y cuando se pregunta a un pakistaní sobre las
razones para que esto ocurra, la contestación también contradice a Westermarck: “Generalmente
la gente de Pakistán se casa con los primos porque los conoce desde niños, porque son del mismo
pueblo, y porque juegan juntos desde pequeños.”
De ser correcto el efecto de Westermarck, ¿por qué puede romperse tan fácilmente, como
ocurrió en Hawái y Egipto (descrito en párrafos siguientes)? Se ha dicho que la diferencia en
edad pudiera haber sido la responsable de que el efecto no funcionara, pero en la mayoría de los
casos el emparejamiento era con hermanas y se supone que la diferencia en edad no haya sido
significativa. Existe la posibilidad de que los varones y las hembras hayan sido criados aparte
pero no tenemos información sobre esto. Comoquiera que sea, hasta donde se sabe, el Efecto de
Westermarck no es aplicable a la evasión el incesto observada en los animales.
Los mencionados arriba son conceptos genéticos o genético-sociales que explican o tratan de
explicar las malas consecuencias del incesto y las medidas naturales que parecen haberse
generado para evadirlo. Son, naturalmente, las explicaciones favorecidas por los biólogos, pero
hay otras explicaciones de naturaleza social que también deben considerarse. Se ha dicho, por
ejemplo, que el incesto causa una disrupción de los roles familiares y que se rechaza
precisamente por eso. El siguiente relato, recibido por Internet, le imparte un tono jocoso a la
situación. “Junto al cadáver de un suicida se encontró la siguiente nota explicativa: me quito la
vida porque dos días más que viviera serían mucho martirio. Tuve la desgracia de casarme con
una viuda que tenía una hija. Mi padre, para mayor desgracia, era viudo, y se casó con la hija de
mi mujer. De manera que mi mujer era suegra de su suegro. Mi hijastra se convirtió en mi
madrastra y mi padre, al mismo tiempo, en mi yerno. Al poco tiempo mi madrastra trajo al
mundo una niña que era mi hermana y a la vez era nieta de mi mujer, de manera que yo era
abuelo de mi hermana, Después mi mujer trajo al mundo un niño, y como era hermano de mi
madrastra, era cuñado de mi padre, nieto de su hermana, y mi tío… Mi mujer era nuera de su
hija, yo soy padrastro de mi madrastra, mi padre y su mujer son mis hijastros y mi hijo es mi
bisnieto y tío de su tía. Y además, yo soy mi propio abuelo. Me despido de este mundo porque no
se quien demonios soy.”
Una explicación antropológica es que las mujeres se usaban (y todavía se usan en algunas
culturas) para establecer alianzas y obtener mayores influencias y beneficios económicos. El
valor de las vírgenes era mucho mayor, razón por la cual las relaciones intra-familiares estaban
prohibidas. También existe la posibilidad de que si a las personas se les inculcan desde temprano
las malas consecuencias del incesto, tomen medidas voluntarias y conscientes para
evadirlo….Valga decir, que ninguna de las explicaciones sociales toma en cuenta la supuesta
evasión del incesto en los animales.
Tenemos, pues, dos asuntos que considerar: las posibles consecuencias perniciosas del incesto, y
los mecanismos evasivos naturales que pueden haber aparecido para evadir esas consecuencias.
Veremos primero algunos casos que parecen certificar las malas consecuencias del incesto y
después otros que parecen revelar lo contrario. Dejaremos el tema de la evasión del incesto para
el final.
Casos Que Parecen Revelar las Malas Consecuencias del Incesto
Uno de los casos más venteados con respecto a las penalidades del incesto es el de la herencia de
la hemofilia en la dinastía de la reina Victoria de Inglaterra. Victoria tenía el gen para hemofilia
(el que aparentemente había adquirido por mutación y no por herencia) pero no padecía de la
condición. Se casó con su primo, el príncipe Alberto, quien no tenía el gen, y de la unión
nacieron 4 hembras y 5 varones. Dos de las mujeres, las princesas Alicia y Beatriz, eran
portadoras del gen (y como contenían una sola dosis, al igual que su madre, no padecían de la
condición, pero la transmitían), pero el Príncipe Leopoldo sí padecía de la condición, y aunque
murió a los 31 años, llegó a casarse y a transmitir la hemofilia a sus descendientes. La hemofilia
es una enfermedad ligada al sexo, lo que significa que las mujeres con un solo gen no la padecen
pero los hombres con un solo gen la padecen y la transmiten. Aparte de Leopoldo, ninguno de
los otros hombres hemofílicos de la dinastía se reprodujo, pero las mujeres incorporaron la
condición a las dinastías de casi todos los países europeos y a Rusia (a la Reina Victoria se le
llamaba “la abuela de las dinastías europeas”). Eugenia, hija de Beatriz, era portadora y
transmitió la condición a la corona española al casarse con Alfonso XIII, dos de cuyos hijos
fueron hemofílicos. Aunque el casamiento con primos era frecuente en la dinastía de la Reina
Victoria, y a eso puede atribuirse la prevalencia del gen dentro del linaje, de ninguna manera
puede adscribirse la hemofilia a las relaciones consanguíneas puesto que en nada contribuyeron
los consortes parientes a la aparición de la condición. La hemofilia tenía la potencialidad de
haber aparecido siempre, no importa con quien se hubieran casado las mujeres portadoras.
Un caso más revelador es el de la dinastía alemana de los Habsburgo y la mandíbula
protuberante y deforme que los caracterizaba y que ha venido a conocerse como la mandíbula
de los Habsburgo o prognatismo mandibular. Se cree que el gen fue introducido a la dinastía por
Cymburgia de Varsovia (1394-1429), quien fue la madre de Federico II y, por consiguiente,
antecesora de todos los Habsburgo (aunque una estatua de ella no muestra la anormalidad, lo que
ha dado motivo a intensas controversias). Federico III tenía una mandíbula fuerte pero no
deforme y no fue hasta Maximiliano, su hijo, que la deformidad apareció plenamente. De él
descienden, durante dos siglos, las líneas reales de España, Austria y Alemania pero el gen
parece haber desaparecido, y el Rey Juan Carlos de España y su hijo, el Príncipe Felipe tienen un
aspecto normal. El alto grado de intracruzamiento parece haber contribuido a la prevalencia del
gen. Los casamientos entre tíos y sobrinas, sobrinos y tías y primos hermanos eran frecuentes (y
en el caso de Felipe II, los tres). El casamiento de Felipe II con Juana la Loca agravó la situación
y los problemas de asma, epilepsia, depresión, hidropesía y bocio se hicieron comunes entre los
miembros de la dinastía real.
En 1971, E. Seemanová publicó los resultados de un estudio efectuado entre 1933 y l970, de
niños que habían nacido de relaciones incestuosas de 161 mujeres checoslovacas, y los que
habían nacido, de las mismas mujeres, pero de relaciones normales. Las anormalidades y
problemas en la progenie de relaciones normales no era mayor que en la población general, pero
el 40% de los niños hijos de relaciones incestuosas tenían algún tipo de anormalidad…
Los Amish, de Pensilvania, rara vez se casan con personas que no son de su misma
congregación. Mientras que en la población general la frecuencia del polidactilismo (un número
de dedos mayor que lo normal), es de 1 en 500, entre los Amish es de 1 en 14, lo que se atribuye
al alto grado de cruzamiento consanguíneo.
En mayo 20 del 2006 el periódico Sun Herald, de Australia publicó los resultados de una
investigación que revelaba que los defectos en los recién nacidos, los nacimientos prematuros, y
los abortos eran más frecuentes entre las mujeres inmigrantes casadas con primos. Una de cada 3
libanesas estaba casada con un primo, y los bebés tenían 4 veces mayor probabilidad de nacer
prematuros y 8 veces mayor probabilidad de tener algún defecto genético, que la población
normal. Las mujeres pakistaníes en Inglaterra tienen 13 veces mayor probabilidad de tener hijos
con defectos genéticos. En Pakistán, el 50.4% de las mujeres están casadas con primos
hermanos, y el 10.4% con primos segundos.
Otro caso que a menudo se usa como ejemplo de las consecuencias nefastas del incesto es el del
pintor francés Henri de Toulouse-Lautrec, quien nació con una especie de displasia que le
produjo debilidades esqueléticas y unas piernas muy cortas. Sus padres eran primos hermanos y
a eso se le atribuye la condena de su condición aunque no hay ninguna prueba de que esa haya
sido la causa.
Los guepardos (“cheetahs”) son unos leopardos corredores de las estepas africanas que están hoy
en peligro de extinción. Cuando la piel se injerta de un guepardo a otro, el receptor la acepta sin
problemas, lo que indica que hay una relación muy estrecha entre los individuos. La mortandad
de los guepardos jóvenes es extremadamente alta y cuando una enfermedad ataca a uno, lo
probable es que todos los otros caigan víctimas de ella. Se supone que la dificultad para criar los
guepardos en cautiverio, la alta mortandad de los pocos que nacen y las frecuentes
anormalidades de sus espermatozoides se deban a la uniformidad genética de la especie. Esto se
debe, a su vez, al número reducido de individuos que queda (en consecuencia, principalmente,
de la cacería) y al alto grado de cruzamiento consanguíneo que esta situación obliga.
Casos Que Parecen Negar Las Malas Consecuencias del Incesto
El incesto máximo ocurre entre los animales que se “cruzan” consigo mismos. Se cree que los
primeros organismos (los que habitaban la tierra primordial), se reproducían asexualmente, y este
tipo de reproducción posiblemente prevaleció por varios millones de años. Sin embargo, de estos
primeros organismos surgieron todas las plantas y animales presentes.
El intracruzamiento es muy frecuente en los invertebrados. En la avispita que poliniza el higo los
huevos son puestos dentro de la fruta cerrada, y los machos, que son los primeros en emerger, lo
primero que hacen es fecundar a las hembras, que son sus hermanas. En la avispa cazadora
Euodynerus foraminatus, los machos, que también son los primeros en emerger, compiten con
sus hermanos por la posesión de un pequeño territorio alrededor del nido natal. El vencedor
fecunda a todas las hembras, sus hermanas, según van estas emergiendo. Experimentos
realizados en Suiza con el escarabajo de ambrosía, Xilosandrus germanus, demostró que no
había degeneración en los hijos de hermanos y que el número de huevos que eclosionaban era
mayor si las parejas eran compuestas por hermanos…
Knowlton y Jackson. (en Nancy Thonhill, ed. The Nat. Hist. of Inbreeding and Outbreeding,
Univ. Chicago Press, 1993) mencionan 68 especies de invertebrados marinos en los que el
intracruzamiento es muy probable. Entre estos hay esponjas, celentéreos, equinodermos,
moluscos, anélidos y crustáceos.
La mayoría de las salamandras recogen, con lo labios su cloaca, los paquetitos de
espermatozoides (espermatóforos) depositados por los machos. Se ha encontrado, en charcas al
norte de Nueva York, que las hembras de la salamandra manchada prefieren captar los
espermatóforos depositados por sus hermanos, a los que aparentemente son capaces de
reconocer. Se especula que el cruzamiento con extraños rompería el juego de adaptaciones
genéticas que les permite vivir con éxito en el lugar que habitan. También se ha observado que el
pez cíchlido africano Pelvicachromis taeniatus (que es monógamo) cuida mucho más
efectivamente de sus huevos y crías cuando la pareja está constituida por hermanos. El ave
marina conocida como tijerilla o rabojunco, que anida en colonias, prefiere escoger los machos
emparentados para aparearse, según revelado por el grado de consanguinidad encontrado en las
parejas.
El venado de Père David es originario de China pero estaba extinto en su país natal. Entre 1993 y
1994 se importaron a China 64 venados de la manada que mantenía el Duque de Bedford en
Bedfordshire, Inglaterra, y en 12 años de cruzamiento consanguíneo, la manada, que ahora
consta de 450 individuos, esta perfectamente saludable y sin la menor señal de degeneración.
Esto, naturalmente, ha sorprendido a los científicos del Tianezhou Milu National Reserve,
quienes esperaban, precisamente, lo contrario.
El incesto entre los miembros de la dinastía hawaiana de Kamehmeha, que se inició con
Kamehameha I en 1810, y terminó con Kamehameha V en 1872, es ampliamente reconocido y
hasta se han escrito libros sobre el asunto. El incesto comienza con el dios Wakea, quien se
emparejó con su hija engendrando un hijo deforme y parecido a un tubérculo, Haloa-naka, el que
luego de enterrado, creció como la planta de la malanga (taro). Después nació un segundo hijo,
que es antecesor de todos los hawaianos, quedado el primero con la obligación de alimentar a su
hermano más joven y sus descendientes durante toda la vida, y el segundo con la de proveer
para su hermano mayor, que era “la raíz de la vida”. Este modelo folclórico, según entendido,
parece haber justificado el incesto, por lo menos entre los jefes y cabecillas. El concepto de
matrimonio no existía en Hawai y sólo se puede hablar de emparejamientos, los que con suma
frecuencia ocurrían entre hermanos, pero también entre primos, sobrinos y tías, y tíos y sobrinas.
El emparejamiento entre hermanos totales era considerado el más sagrado y el que más
robustecía la monarquía. A los hijos de este tipo de unión se les consideraba divinos, y todo el
mundo tenía que postrarse ante ellos. Es natural, pues, que los jefes buscaran el emparejamiento
con hermanos como si fuera una obligación moral. Se decía también que los vástagos de estas
uniones incestuosas siempre tenían un cuerpo más espléndido y una mente más brillante.
Aunque ninguno de los Kamehameha duró más de 45 años, las deformaciones y problemas que
uno podría esperar de relaciones tan íntimas, nunca se materializaron en esta dinastía.
En el Egipto antiguo, las relaciones incestuosas no estaban limitadas a la familia real, y se ha
documentado que entre los siglos I y III, un 23.5% de los casamientos en Arsinoites, un distrito
de El Fayún, era entre hermanos. En la dinastía ptolomeica, que duró 300 años comenzando con
Ptolomeo I (282 AC) y terminando con el suicidio de Cleopatra VII (30AC), el incesto era
extremo y continuo. Casi todos los Ptolomeo estaban casados con hermanas y a veces, los hijos
de hermanos se casaban también con hermanas. Cleopatra era hija de PtolomeoXII y su hermana
Cleopatra VI, y ella misma se casó, sucesivamente, con dos hermanos, aunque luego los mandó a
matar y sus únicos hijos fueron de Julio César y Marco Antonio. Pero el incesto era ya una
costumbre egipcia establecida desde la época faraónica. El faraón Akhenaten (o Amenhotep IV),
el monoteísta, hizo esposas a tres de sus hijas, y cuando él murió, la más joven se casó con
Tutankhamun, su medio hermano.
Sorprendentemente, en la dinastía de Ptolomeo, a pesar de sus 300 años de incesto intensivo, no
se ha verificado un solo caso de defectos genéticos.
En un estudio muy revelador se compararon familias musulmanas, hindúes y occidentales. En las
musulmanas, el 25% de los casamientos eran incestuosos, en las hindúes, el 30% y en las
occidentales 1%. Para sorpresa de muchos, el por ciento de defectos genéticos en la progenie era
prácticamente igual en la India y en las familias occidentales, lo que algunas personas han usado
como argumento para combatir los supuestos mitos y prejuicios en contra del incesto.
Conclusiones
¿Que podemos sacar de información tan contradictoria? Una de las cosas que se ha dicho es que
si existen genes “malos” en la familia, el cruzamiento consanguíneo puede hacer que estos genes
se manifiesten (Reina Victoria, Habsburgo, Amish), pero que si no los hay, el incesto puede
ocurrir sin malas consecuencias. Entre los animales, un individuo defectuoso es incapaz de
competir con los otros y es prontamente eliminado. Si esta acción se repite por miles de años, la
población se limpia de los genes “malos” y el incesto puede ocurrir sin penalidades. Es posible
que desde el principio no hubieran genes malos en las dinastías de Kamehameha y Ptolomeo
como también es posible que los niños defectuosos se eliminaran, lo que, como en el caso de los
animales, robustecería genéticamente a la población. En los casos en los que se estudiaron los
resultados de relaciones incestuosas entre mujeres pertenecientes a linajes separados (como en el
caso de las mujeres checoslovacas, las inmigrantes a Australia o las indias) cada mujer
representaba una unidad genética aparte y por consiguiente con la capacidad de contaminar los
resultados generales…
Los casos del venado de Père David y el guepardo constituyen una contradicción totalmente
inusitada. Hay mucho mayor grado de cruzamiento consanguíneo en el venado que en el
guepardo, y se supone que la uniformidad genética sea mayor en el venado. ¿Por qué entonces el
venado está perfectamente saludable y el guepardo no? Lo único que se nos ocurre, por ahora, es
que el lugar habitado por el venado es muy uniforme y estable mientras que el del guepardo, que
es mucho más extenso, está sometido a cambios y presiones con los que la uniformidad genética
del guepardo ha sido incapaz de lidiar…
Esta explicación difícilmente puede aplicarse a los invertebrados y vertebrados inferiores
mencionados anteriormente. Es posible que las ventajas del intracruzamiento sean mayores que
las desventajas y que eso sea lo que mantiene la condición en la población.
La evasión del Incesto
En los animales que llevan una vida solitaria, los hijos se dispersan antes de la adolescencia,
reduciéndose así las oportunidades de encuentros incestuosos. En los que viven en agrupaciones
o tropas de un tipo u otro, las posibilidades de intracruzamiento son mayores y en respuesta a
esta situación se han desarrollado mecanismos que, según se entiende, tienden a impedirlo. Se
pueden distinguir tres tipos de conductas que parecen cumplir ese propósito: en una, los machos
o las hembras, dependiendo de la especie, al alcanzar la adolescencia o antes, emigran de su
agrupación natal y se incorporan a otra (muchos primates y cánidos) ; en una segunda, los
machos, de alguna manera reconocen a sus parientes cercanos y evaden las relaciones sexuales
con ellos (aranatas, roedores, moscas fruteras, algunos primates), y en la tercera, los padres
atacan y dispersan a los hijos tan pronto muestran señales de adultez (aves).
Inmediatamente salta a la vista una pregunta: ¿Por qué no hay en algunos animales mecanismos
evasivos (invertebrados, salamandras, peces), y el cruzamiento consanguíneo es la norma,
mientras que en otros (primates, cánidos etc.) esos mecanismos están tan generalizados? El
número de generaciones por unidad de tiempo es mucho mayor en los invertebrados y eso tal vez
permita que los genes “malos” se manifiesten con más frecuencia y puedan desecharse, pero los
animales superiores han tenido muchos millones de años a su disposición y, a pesar de eso
parecen necesitar un refuerzo. Los individuos que se mudan de tropa o los que persiguen a los
hijos al hacerse éstos adultos no lo hacen para evitar el incesto, pero sus acciones resultan en
eso. ¿Como puede haber evolucionado ese tipo de conducta? La explicación darwiniana sería que
los que evaden el incesto, no importa la forma en que lo hagan, tendrán más éxito reproductivo
que los que no lo hagan y, a la larga, los genes que propician la conducta evasiva prevalecerán.
Tratemos de visualizar un caso. Un mono emigra de su tropa y se establece y reproduce en otra.
El que se queda se cruza consanguíneamente y tiene hijos defectuosos. Como estos no se
reproducen, o se reproducen menos que los otros (los del emigrante) ocurrirá la desaparición
eventual de los genes que propician el incesto. Los hijos del mono que emigró repetirán la
acción hasta que la característica evasiva quede establecida en la especie. Pero, teóricamente, en
los animales no debería haber la necesidad de mecanismos evasivos. Sencillamente, el que sale
defectuoso desaparece, y el patrimonio genético se fortalece. Claro que siempre aparecerán
mutaciones perniciosas nuevas, pero estas correrán el mismo destino. ¿Se habrán desarrollado
los llamados mecanismos evasivos para cumplir, realmente, con el fin que se les ha adscrito?
Se han informado varios casos en los que el macho puede reconocer a sus parientes cercanos por
el aspecto físico (peces gupi), por la naturaleza del cortejo (moscas fruteras) o por el olor
(aranatas, ratas, humanos) .En los humanos, jóvenes a las que se les dio a oler las camisetas
usadas de muchachos emparentados y no emparentados prefirieron las de los últimos, y se ha
dicho que el complejo histocompatible mayor, producido por el sistema inmunológico, es muy
personal y puede tal vez detectarse en el sudor, pero si eso fuera así, ¿qué pasó en las dinastías de
Kamehameha y Ptolomeo?
La situación en los humanos es algo distinta a la de los animales libres descrita antes ya que los
individuos defectuosos a veces pasan a formar parte del engranaje social. El beneficio a largo
plazo podría ser, sin embargo, semejante (recuérdese cómo los genes para la hemofilia y para el
prognatismo mandibular parecen haber desaparecido de las dinastías europeas.)
Muchos científicos sociales e historiadores creen que la evasión del incesto es una característica
universal en las sociedades humanas. A. Kroeber (l939.Amer J. Sociol. 55:46) llegó a decir que
si se pidiera a 10 antropólogos que identificaran una institución universal, con toda probabilidad
9 de ellos aseguraría que es la prohibición del incesto, y algunos posiblemente la mencionarían
como la única característica universal. Este mismo autor añade que las prohibiciones son casi
siempre efectivas y que el incesto rara vez ocurre en las sociedades humanas. L. White (según
citado por B. and R. Justice. 1979. The broken taboo. Human Soc. Press, N.Y., pag. 36 ) dice que
sin la prohibición del incesto, la evolución social no habría ido más allá del nivel de los
antropoideos. La mayoría de estos autores no ofrece evidencia para sus conclusiones y se basan,
mayormente, en el trabajo trans-cultural de George Murdock (!949. Social Structure. Mamillan,
N.Y.), el que no era, realmente, sobre incesto sino sobre las reglas matrimoniales. Algunos
autores modernos aseguran, de otra parte, que si el incesto tiene que prohibirse legalmente es
porque no existe una tendencia natural a evadirlo, y que es el incesto mismo el que es una
característica universal, y no la evasión del incesto. A. Edwards (1963 The Cradle of Erotica,
The Julian Press, pag.133) arguye que en la India, el incesto es corrientemente la regla y no la
excepción, y ya hemos visto que en las dinastías reales esa era también la regla (y en algunos
casos, sin aparentes malas consecuencias). Es posible, como ya lo hemos dicho, que cuando el
intracuzamiento saca a flote y expone a los procesos selectivos los genes dañinos, el incesto
podría ser, a la arga, beneficioso. Igual sucede cuando se favorece la retención de combinaciones
genéticas convenientes en un ambiente dado (salamandras manchadas.) Los mecanismos
evasivos pudieran ser, en estos casos, innecesarios o hasta inconvenientes.
Considerando las muchas excepciones, no parece que existan mecanismos innatos de evasión,
pero el conocimiento sobre las posibles consecuencias del incesto, y las leyes que lo prohíben,
podrían servir como fuertes disuasivos en algunos lugares. Suecia se ha convertido en el único
país que permite el casamiento entre hermanos que comparten un solo padre pero, hasta donde se
sabe, nada se ha dicho todavía sobre las consecuencias de este tipo de relación. Entre los primos
hermanos las posibilidades de tener un hijo anormal son sólo 1.7 a 2.8 mayores que en los
cruzamientos normales, un porcentaje éste que, naturalmente, no es inhibitorio para la mayoría
de las personas.
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