Predicción de la respuesta clínica a los antidepresivos 11: Predictores clínicos y psicosociales 11 Clinical and psichopsycho-social predictors M. S. SALCEDO SALCEDO (*), EJ. VAZ LEAL (**) 1.INTRODUCCION RESUMEN Uno de los principales objetivos de las investigaciones re­ lativas a los trastornos depresivos ha sido la identificación de factores de predicción de la respuesta clrnica. El presen­ te artrculo revisa la bibliografra referente a factores predicto­ res de la respuesta al tratamiento, tanto biológicos (primera parte) como psicosociales/clrnicos (segunda parte). SUMMARY A major main of the research conducted in depressive di­ sorders has been the identification of predictors for clinical response. This paper reviews both biologic (first part) and psychosocial/clinical predictors of treatment response (se­ cond part). PALABRAS CLAVE Trastornos afectivos. Psicofarmacologra. Predictores. An­ tidepresivos. Respuesta clínica. KEY WORDS Affective disorders. Psychopharmacology. Predictive fac­ torso Antidepressant drugs. Clinical response. En la primera parte de este artículo se pasó re­ vista a los principales trabajos acerca del pa­ pel que podían jugar co­ mo predictores de la respuesta a los antide­ presivos distintos pará­ metros de tipo biológico. Abordaremos en esta segunda parte la revi­ sión de los predictores de naturaleza clínica y psicosocial. Para ello, comenzaremos discu­ tiendo una serie de fe­ nómenos estrechamente ligados a la situación clínica (el denominado "efecto placebo", las vicisitudes de la relación médi­ co/paciente, el cumpli­ miento del tratamiento, etc.); posteriormente re­ (*) Profesora Asociada. Psi­ cóloga. (*) Profesor Titular. Psi­ quiatra. El presente trabajo se inscri­ be dentro del Proyecto de In­ vestigación 89/0574, financia­ do con cargo al Fondo de In­ vestigaciones Sanitarias de la Seguridad Social. 543 Predicción de la respuesta clínica a los antidepresivos visaremos el valor de una serie de factores directamente vinculados a la enfermedad, sobre todo los relativos a la morfología de la misma; en un tercer momento se consi­ derarán diferentes características psicológi­ cas y sociales del enfermo y, finalmente, hablaremos de la influencia que sobre la res­ puesta pueden tener determinados factores de tipo ambiental (acontecimientos vitales, estrés, apoyo social, etc.). Los problemas metodológicos para el estudio de los predictoresde tipo clínico y psicosocial son prácticamente los mismos que encontrábamos en el análisis de los predictores biológicos, derivando sobre to­ do de la complejidad del proceso psico­ patológico y de la situación clínica. 2. RELACION TERAPEUTICA y RESPUESTA CLlNICA El término "efecto placebo" sirve para ha­ cer referencia a todas aquellas modificacio­ nes en el estado del paciente que aparecen tras la administración de una sustancia sin actividad farmacológica o de una sustancia cuyos efectos farmacológicos son irrelevan­ tes de cara al proceso patológico en cuyo tratamiento se emplea. Al igual que los fár­ macos activos, los placebos pueden presen­ tar propiedades "farmacológicas", tales como curso temporal (con período de laten­ cia del efecto, efecto máximo y desaparición progresiva del mismo), acumulación, grado de eficacia en correlación con la severidad del proceso, efectos adversos y problemas de dependencia, tolerancia y abstinencia (1,48,66,74). Para explicar el "efecto placebo" se ha hablado de la existencia de una "suges­ tión positiva" en el paciente que influiría, o bien sobre la vivencia que éste posee de su enfermedad, o bien sobre la base etio­ patogénica de la misma, cuando en su gé­ nesis se encuentren implicados factores de tipo emocional. La definición precedente se apoya en la diferenciación neta entre "efecto clínico" (cambios producidos por la sustancia ad­ ministrada), de manera que, estando el placebo desprovisto de efecto farmacoló- 544 R.A.E.N. "'<Jl. X N° 35. 1990 gico, todos los cambios observables serían atribuidos a la influencia de factores de tipo subjetivo; también da por hecho esta defi­ nición (más o menos explicitamente) que existe una base orgánica neta para la en­ fermedad, sobre la que pueden asentar o añadirse factores de tipo emocional. Sin em­ bargo, tal diferenciación nunca es posible en la clínica, por la gran cantidad de factores implicados en la relación terapéutica (43). De ahí que haya que plantear que cualquier sustancia administrada al paciente (sea o no activa desde el punto de vista farmacológI­ co) va a ver modificada su acción por la in­ tercurrencia de factores de tipo subjetivo. La respuesta terapéutica, en último extremo, es un fenómeno complejo, en el que no es po­ sible aislar parcelas y, mucho menos, hacer responsable a un solo elemento o grupo de elementos de los cambios que en ellas se producen; por ello, y aunque tenga un cier­ ta justificación clínica, el empleo de place­ bos en la experimentación psicopatológica está sujeto a grandes limitaciones y la infor­ mación derivada de su uso condicionada por fuertes matizaciones. En lo relativo a los pacientes con trastor­ nos afectivos, se ha observado que, tras la administración de sustancias no activas far­ macológicamente, se producían mejorías evidentes en un 24-38% de los sujetos (39). Estos valores, a pesar de ser inferiores a los obtenidos empleando antidepresivos (que arrojan en conjunto una cifra de mejorías al­ rededor del 70-80 0/0) deben ser tomados en consideración, ya que hablan directamente de la importancia del abordaje interperso­ nal en el tratamiento de los trastornos afec­ tivos. De todos modos, la cifra de pacientes depresivos que responden al tratamiento con placebo es menor entre aquellos que presentan trastornos afectivos severos que en los casos leves de depresión, por lo que la detección de un cuadro depresivo inten­ so haría aconsejable el em pleo de entrada de arrtidepresivos (56). Profundizando en lo anteriormente ex­ puesto, podemos defender la idea de que, en último extremo, toda sustancia adminis­ trada a un paciente se convierte en un sím­ bolo de la capacidad terapéutica del médico que lo administra, adquiriendo un Predicción de la respuesta clínica a los antidepresivos significado peculiar; de alguna manera, el fármaco supone la continuidad a lo largo del tiempo de la presencia del médico y el mantenimiento de un elemento capaz de proporcionarle seguridad. Todo ello, por supuesto, asentando sobre la base de una adecuada relación terapéutica, es decir, sobre un puente emocional entre los dos individuos que constituyen la situación clí­ nica (1). Por este motivo, farmacoterapia y psicoterapia -siempre que se contextua­ licen adecuadamente- no tienen por qué ser dos técnicas contrapuestas; el uso de fármacos puede ser una garantía de con­ tinuidad del tratamiento psicoterápico al re­ ducir los niveles de malestar del paciente; la intervención psicoterapéutica, por su parte, incrementa el grado de eficacia de los fármacos, por lo que ambas formas de tratamiento se complementan de cara a la obtención de un resultado concreto: la me­ joría del paciente. Diversos estudios clíni­ cos, en este sentido, han puesto de manifiesto el efecto aditivo de la psicote­ rapia sobre en el tratamiento de los tras­ tornos depresivos, de manera que los resultados obtenidos se han mostrado su­ periores cuando se utilizaban ambas téc­ nicas conjuntamente, en oposición al uso individualizado de una u otra (19,40,61). En un estudio recientemente realizado sobre pacientes depresivos, en el que evaluamos la respuesta inmediata a la administración del fármaco, tras haber realizado una in­ tervención psicoterapéutica básica, y la comparamos con la respuesta a medio plazo, pudimos constatar cómo los pacien­ tes que respondían a la administración de antidepresivos mostraban ya una clara me­ joría en los primeros momentos del trata­ miento, cuando aún el efecto del fármaco no se había establecido, lo que habla de la estrecha conexión entre la mejoría de­ bida al efecto "farmacológico" del medi­ camento y la intervención psicoterapéutica sobre el paciente depresivo (73). El establecimiento de una adecuada re­ lación con el paciente adquiere una impor­ tancia fundamental cuando se aborda la cuestión del cumplimiento del tratamien­ to, que, en buena lógica, sería el primer pa­ so para poder hablar de eficacia R.A.E.N. Vol. X. N.o 35. 1990 farmacológica. El porcentaje de pacientes que no siguen adecuadamente las pres­ cripciones parece estar en torno al SODIo, no sólo entre pacientes psiquiátricos, sino también entre individuos con problemas de tipo orgánico; de ahí que sea un ele­ mento a tener en cuenta, sobre todo en las fases iniciales del proceso, momento en el que la tasa de no-cumplimiento de las prescripciones parece ser mayor (46). En­ tre los pacientes depresivos, los que pre­ sentan rasgos hipocondriacos, así como aquéllos con contenidos delirantes del pensamiento e intencionalidad suicida, suele presentar los mayores niveles de re­ chazo del tratamiento (S); por otra parte, también los pacientes levemente deprimi­ dos (en comparación a los que padecen cuadros depresivos severos) suelen recha­ zar y abandonar con frecuencia el uso de antidepresivos, alegando intolerancia a la medicación (44). En el otro extremo estaría la cuestión de la remisión espontánea. Alrededor de un 2S O/0 de los trastornos afectivos desapare­ ce sin tratamiento a las 3-4 semanas de su inicio. La inclusión de este tipo de pacien­ tes en los estudios sobre predicción de la respuesta farmacológica puede actuar ter­ giversando los resultados. También se ha hablado de evoluciones positivas tras la hospitalizacióm y la adopción de medidas centradas en el ambiente del paciente (S,10). Parecen existir, finalmente, procesos depresivos que se muestran totalmente re­ fractarios a cualquier forma de tratamien­ to (psicoterapia, farmacoterapia, terapia electroconvulsiva, etc.) durante un deter­ minado período de su evolución (2). En es­ te sentido, y al igual que sucede en otras enfermedades, existirían momentos ines­ pecíficos en los que la respuesta al trata­ miento se vería afectada facilitada por circunstancias que, igualmente, podrían actuar ensombreciendo el pronóstico. 3. CARACTERISTICAS CLlNICAS y RESPUESTA AL TRATAMIENTO La diferenciación "endógena"l"reacti­ va" aplicada a las depresiones ha perdi­ 545 Predicción de la respuesta clínica a los antidepresivos do validez últimamente, habiendo queda­ do ambas como categorías que básIca­ mente informan sobre la existencia de una constatación sintomática específica, sin que ello signifique la adopción de una hi­ pótesis etiopatogénlca particular. De ahí el término "endogenomorfo", que algunos prefieren al de "endógeno", al estar cen­ trado exclusivamente en aspectos forma­ les. La existencia de formas" puras" de depresión (formas "endogenomorfas" o "reactivas" puras) es, por otra parte, más que cuestionable (9,13,23,28,45,57). Ade­ más, la búsqueda e identificación de fac­ tores psicodinámicos Implicados en la génesis de los procesos depresivos pue­ de conseguir que, en mayor o menor gra­ do, todas las formas de depresión puedan ser consideradas" reactivas", lo que resta utilidad descriptiva a este término. Sin em­ bargo, la diferenciación clínica entre una y otra forma de presentación sintomática parece tener cierto valor en lo referente a la cuestión de la predicción de la respuesta al tratamiento. En este sentido, hay que se­ ñalar que tradicionalmente se ha hablado de la buena respuesta de las depresiones endogenomorfas a la farmacoterapia, ha­ biendo sido este hecho alegado para JUs­ tificar el carácter "endógeno" del cuadro. En términos generales, y dentro de este contexto, se podría hablar de la existencia de una buena respuesta a los antidepre­ sivos en general en aquellos pacientes que presentan comienzo insidioso con ausen­ cia de factores precipitantes, sentimientos de culpa, pérdida de peso, inhibiCión psi­ comotriz con periodos de agitación, varia­ ción diurna del humor e insomnio de fase final (31,34,38,55,56,62,65). La imipramina, en opinión de algunos, sería especialmen­ te eficaz en el tratamiento de este tipo de pacientes (38,62). Frente a esta capacidad de respuesta de los pacientes con rasgos endogenomolios existi ría, por otra parte, una escasa respuesta al tratamiento en aquellos individuos con formas de depre­ sión "reactiva" o "neurótica". Según diver­ sos autores, estos pacientes presentarían un mayor grado de mejoría tras la admi­ nistración de placebos que tras el empleo de antidepresivos tricíciicos (61,65), aun- 546 R.A.E.N Vol. X N° 35 199() que este hecho ha sido contradicho por otros (6,16,24, 971. 77), sobre todo en aquellos casos de moderada/severa inten­ sidad (34). No falta, finalmente, quien se­ ñala que los IMAOs son superiores en esta forma de depresión a los tricíclicos (42,76). La inhibición pSlcomotriz ha sido uno de los parámetros a los que mayor atención se ha prestado, en tanto que indicadora de buena respuesta. AsoCiada inicialmente a las formas endogenomorfas de depresión, se ha hablado de la corrección eXistente entre Inhibición o retardo psicomotriz y res­ puesta a los antidepreslvos en general (20,55,65). Algunos autores han Intentado relacionar la inrlibición con la eXistencia de una alteración en los mecanismos de tipO noradrenérgico, tradUCidos en unos bajos niveles de MHPG; en consecuencia, han sugerido la posibilidad de que los paCien­ tes inhibidos respondan mejor a los anti­ depresivos que actúan sobre la norepinefnna; sin embargo, los estudios clí­ nicos han puesto de manifiesto que la res­ puesta positiva puede estar asociada al empleo de antldepresivos de diferente per­ fil bioquímico, por lo que se trataría más de un predictor de buena respuesta en ge­ neral que de un marcador de respuesta a un tipo concreto de fármaco (10,55). Los delirios que pueden acompañar a algunos trastornos afectivos suelen estar centrados en la temática de la culpa, la rUI­ na y/o la enfermedad, por una parte, o en temáticas de tipo persecutorio o autorre­ ferencial, por otra. Tradicionalmente se ha hablado de la mala respuesta a los antl­ depresivos que cabe esperar en los pa­ cientes con síntomas psicóticos (26,36,51). Sin embargo, el pronóstico parece mejo­ rar bastante cuando los antidepresivos se asocian a neurolépticos (10.47). En lo rela­ tivo a la temática deli rante, las formas cen­ tradas en la triada culpa/ruina/enfermedad muestran mejor respuesta a los antidepre­ sivos que aquéllas centradas en temas pa­ ranoides, que suelen exigir casI siempre la adicción de antipsicóticos (51,70). Erl lo referente a la diferenciación entre formas uni polares y bipolares de depre­ Sión, la tendencia general es a considerar que las formas unipolares responden me­ Predicción de la respuesta clínica a los antidepresivm jor a los antidepresivos tricíclicos que las formas bipolares, que presentarían una mejor respuesta a las sales de litio. Sin em­ bargo, más que de hecho en sí de que se trate de una forma uni o bipolar parece in­ fluir la cuestión de la rapidez con que los pacientes bipolares pasan de un tipo de fase a otra; en este sentido, se ha defendi­ do la idea de que los "cicladores rápidos", ésto es, los pacientes que presentan alter­ nancia frecuente de fases maniacas y de­ presivas, presentarían una respuesta más pobre a los antidepresivos que los pacien­ tes con periodos interfásicos largos (14,37,60). Algunos han intentado relacio­ nar la aparición de formas bipolares con trastornos específicos en el metabolismo de la noradrenalina, con la consiguiente respuesta preferente a la imipramina den­ tro del grupo de los tricícllcos; de todos modos, este hecho no ha podido ser de­ mostrado de forma definitiva (34). Los síntomas acompañantes de la de­ presión han sido estudiados por algunos, con la pretensión de relacionarlos con la respuesta al tratamiento o con eficacia de tratamientos específicos. La ansiedad, por ejemplo, ha sido relacionada con una ma­ la respuesta a los antidepresivos tricíclicos en general, en oposición a los resultados obtenidos con los IMAOs, sobre todo cuan­ do la angustia aparece bajo la forma de ataques de pánico. Los antidepresivos, sin embargo, se han mostrado superiores a las benzodiacepinas y al placebo de cara al tratamiento de episodios depresivos con fuerte componente ansioso asociado (33,35,56,69,79). Se ha señalado que en las depresiones con componente ansioso da­ rían mejores resultados los tricíclicos con efecto sedante, tales como la amitriptilina, en comparación con los fármacos desin­ hibidores tipo imipramina (42), aunque hay trabajos que hablan de la mala respuesta a la amitriptilina en este tipo de cuadros y de la respuesta positiva a la imipramina (63). La presencia de síntomas obsesivos ha sido relacionada, por otra parte, con buena respuesta a los antidepresivos en general y a la clorimipramina en particu­ lar (41,75). La existencia de pérdida de pe­ so, aunque tradicionalmente encuadrada R.AEN. Vol. )( N o 35. 191)0 dentro del perfíl sintomático melancólico, ha sido detectada también en cuadros de morfología reactiva, habiendo sido pues­ ta en relación con una buena respuesta a los antidepresivos tricíclicos, sobre todo cuando derivaba de una clara disminución del apetito (10,52,.54). En el otro polo de las alteraciones alimentarias, la presencia de bulimia ha sido asociada a la existen­ cia de anomalías en el metabolismo de la serotonina, que parece intervenir en la re­ gulación de la sensación de saciedad, lo que ha llevado a algunos a defender la idea de que, en aquellos cuadros depre­ sivos que se acompañan de hiperfagia, los fármacos con efecto serotoninérgico cons­ tituirían el tratamiento de elección (5). Fi­ nalmente, la presencia de alteraciones del sueño (del tipo de la hipersomnia) ha sido relacionada con una mala respuesta a los antidepresivos tricíclicos en general (27), aunque no todos los resultados realizados confirman este punto (54). 4. CARACTERISTICAS DEL PACIENTE Y RESPUESTA A LOS ANTIDEPRESIVOS Se ha intentado trazar un perfíl personal de aquellos pacientes que responderían bien al tratamiento con antidepresivos, to­ mando en consideración factores tales co­ mo la edad, el sexo, estado civil, nivel socioeconómico, actitudes, rasgos psico­ lógicos y psicopatológicos de personali­ dad, etc. Los resultados, como en otras áreas de investigación, no son conclu­ yentes. El sexo del paciente no parece tener in­ fluencia de cara al pronóstico sobre la res­ puesta terapéutica, si bien las mujeres parecen presentar una adherencia al tra­ tamiento mayor que la de los hombres, so­ bre todo en edades avanzadas y mediando la existencia de episodios pre­ vios (32). En lo relativo a la edad, se ha se­ ñalado que la respuesta a los antidepresivos sería mejor en los pacien­ tes de más de 40 años, tanto con tricícli­ cos como con IIV1AOs (64); se ha pretendido, por otra parte, correlacionar edad y tipo de antidepresivo, defendien­ 547 Predicción de la respuesta clínica a los antidepresivos do el empleo de serotoninérgicos en me­ nores de 40 años. Ninguno de estos dos hechos ha podido ser comprobado clíni­ camente, habiendo proporcionado la investigación datos totalmente contradicto­ rios (5,12,78). Tampoco el proceder de zo­ nas rurales o urbanas parece estar en relación con una mejor o peor respuesta (46,72), ni tampoco el estado civil del pa­ ciente. Dentro de este apartado, finalmen­ te, si parecer existir una correlación entre respuesta y nivel socioeconómico, en el sentido de que los sujetos pertenecientes a niveles altos responden mejor al trata­ miento que los procedentes de capas so­ ciales más desfavorecidas (55,67). Los antecedentes y las respuestas pre­ vias al tratamiento han sido estudiadas por diversos autores con la pretensión de in­ corporarlos al conjunto de los predictores de la respuesta. Los estudios retrospecti­ vos han puesto de manifiesto que aque­ llos cuadros depresivos que presentan una larga evolución suelen presentar, paralela­ mente, una peor respuesta al tratamiento que aquellos otros de curso más breve (10,18,31,50). También la existencia de epi­ sodios depresivos previos parece ir aso­ ciada a un curso desfavorable (10,67), aunque en aquellos sujetos en los que ha existido una buena respuesta anterior a un determinado antidepresivo el tratamiento actual con el mismo medicamento podría estar indicado, ya que parece ser que se mantiene la tendencia a responder, au n­ que ésta va disminuyendo progresivamen­ te a medida que aparecen nuevos episodios (4,53); en sentido opuesto, tam­ bién parece conservarse la tendenCia a responder negativamente a distintos anti­ depresivos (10). En lo relativo a la estabili­ dad a o largo del tiempo de la respuesta, se ha observado que una tendencia a res­ ponder positivamente a un determinado medicamento en los familiares de primer grado del sujeto depremido se correspon­ de con una respuesta positiva al mismo an­ tidepresivo por parte de éste (4,53). Otro elemento importante, capaz de de­ terminar la respuesta, son las actitudes del paciente ante el médico que va a atender­ le, la enfermedad que padece y los medi- 548 R.A.E.N \lb/. X N." 35. ¡990 camentos que le van a ser prescritos. Dow­ NING & RICLELS (20) han planteado que los pacientes con mala respuesta al tratamien­ to suelen tener una imagen magnificada del médico, buscando en éste una figura pode­ rosa y autoritaria; por nuestra parte, hemos encontrado que los paCientes depresivos que presentan una mejor evolución suelen tener una ayuda real y concreta, en OPOSI­ ción a los pacientes que responden mal, que suelen tener una imagen idealizada del psiquiatra, en él buscan protección y actitu­ des directivas (72). Por otra parte, el grado de convencimiento de encontrarse enfermo parece ser un elemento capaz de condicio­ nar la evolución; de acuerdo con nuestros datos, los pacientes que presentan mejor respuesta suelen estar seguros de necesi­ tar ayuda, viviendo su enfermedad desde una perspectiva realista, mientras que los pacientes con mala respuesta tienden, o bien a presentar una vivencia distorsionada de su situación o a trivializar el alcance de sus trastornos (72). Finalmente, en lo relati­ vo a la actitud hacia los psicofármacos, és­ ta parece estar directamente condicionada por experiencias previas (1); según nuestra experiencia, lo pacientes que tienen confian­ za en la acción de los medicamentos y son consCientes de la limitaciones de la acción de éstos presentan una mejor respuesta que los pacientes que se muestran recelosos an­ te el empleo de antidepresivos. En lo relativo a la relación entre perso­ nalidad y respuesta al tratamiento, los es­ tudios sistemáticos son relativamente escasos. Algunos autores han señalado que la existencia en el paciente de rasgos neuróticos iría asociada a una mala evo­ lución del cuadro depresivo y a una po­ bre respuesta a los timolépticos (18,20,31,38,65), aunque hay un estudio de VON ZERSSEN que defiende el punto de vista opuesto (75). También se ha relaCiO­ nado una mala respuesta con la eXisten­ cia de trastornos de la personalidad (17,59), especialmente con rasgos hipocondríacos e histriónicos (10,29,68). Los rasgos histrió­ nicos y narcisistas de personalidad tam­ bién parecen estar asociados a un mayor riesgo de recaídas tras la recuperación sin­ tomática. Predicción de la respuesta clínica a lo... antidepresivos 5. CONTEXTO Y RESPUESTA PSICOFARMACOLOGICA Para terminar abordaremos la cuestión de la influencia que sobre el curso de la enfermedad y respuesta al fármaco pue­ den tener diferentes factores de tipo am­ biental, tales como nivel de apoyo social del paciente, acontecimientos vitales apa­ recidos en su biografía antes de que el trastorno se desarrollase y en el curso del tratamiento, nivel de estrés soportado, etc. La familia, los amigos, e incluso los com­ pañeros de habitación en el caso de pa­ cientes hospitalizados, pueden tener una gran influencia en el curso del trastorno (1); en relación con este último punto, se ha observado, por ejemplo, que pacientes tra­ tados con placebos pueden desarrollar efectos adversos similares a los de sus compañeros de hospitalización tratados con fármacos activos. El papel del entor­ no es tan trascerldente que realmente no tiene mucho sentido hablar de estrés o de factores generadores de estrés si n tener en cuenta el medio del paciente, ya que este medio puede actuar como una red capaz de amortiguar el impacto del suce­ so estresante (3,15,49). De todos modos, la percepción del soporte social tiende a cambiar en el curso de la vida y sufre gran­ des distorsiones tras la aparición del cua­ dro depresivo, lo que puede dar lugar a errores de valoración (11,58). Aún así, re­ sulta claro que la carencia de un soporte social adecuado actúa amplificando la in­ tensidad de la sintomatología subjetiva de la depresión y, consecuentemente, entor­ peciendo el tratamiento y constituyendo un factor favorecedor de la cronificación del caso y de la aparición de recidivas (25). Existen estudios que han puesto de mani­ fiesto, por otra parte, la influencia directa del conyuge del paciente en la evolución del cuadro depresivo, sobre todo en lo re­ ferente a la expresividad emocional, que parece ser factor asociado con mala res­ puesta al tratamiento (30). Un elemento que parece estar estrecha­ mente relacionado con la aparición de epi­ sodios depresivos es la intercurrencia de acontecimientos vitales estresantes. A pe­ R.A.E.N. Vill. X N° 35. 1990 sar de que existen trabajos que postulan la independencia de la depreSión con re­ lación a los acontecimientos que afectan al Individuo, la mayor parte de los estudios aporta datos de sentido opuesto (7,8,11). Según algunos estudios, tan sólo un 9% de los sujetos que presentan pérdidas se deprime, lo que conlleva a algunos auto­ res a defender la idea de que los aconte­ Cimientos estresantes sólo pueden ejercer su acción patógena actuando sobre la ba­ se de una vulnerabilidad previa dellndivi­ duo. Este punto de vista es confirmado por varios estudios que han puesto de mani­ fiesto que la Intensidad de los aconteci­ mientos vitales es mucho mayor en el período previo a la aparición del primer episodio depresivo que en las fases que preceden a los episodios posteriores, que precisan para su aparición factores estre­ santes de menor intensidad (45); la falta de una relación Interpersonal de confianza, la presencia en el domicilio de tres o más hi­ jos menores de 15 años y el desempleo también parece actuar sensibilizando es­ pecialmente al Individuo y predisponién­ dolo de cara a padecer trastornos afectivos. Sin embargo, y sin necesidad de recurrir a la hipótesis de una especial pre­ disposición, es posible verificar la impor­ tancia de determinadas situaCiones vitales (sobre todo las que tienen que ver con si­ tuaciones de pérdida) en lo relativo a la aparición de cuadros depresivos, lo que viene a confirmar, en cierto modo, el pun­ to de vista psicoanal(tico acerca de la de­ presión. Los estudios retrospectivos han demostrado que, después de quedar viu­ das, el 35% de las mujeres presenta epi­ sodios depresivos, que persisten al cabo de un año en 170/0 de los casos; las muje­ res sometidas a mastectom(as, por otra parte, presentan cifras de depresión muy por encima de aquellas sometidas a ciru­ gía parcial por tumores benignos (22). Las pérdidas también parecen relacionarse con la forma clínica específica del episo­ dio depresivo; se ha visto, en este sentido, que la muerte de personas allegadas suele seguirse de depresiones de morfología psicótica, en tanto que otras pérdidas (en­ fermedades, separaciones, pérdidas eco­ 549 R.A.E.N. Vol. X N" 35. 1990 Predicción de la respuesta clínica a los antidepresivos TABLA I Factores implicados en la respuesta clínica a los antidepresivos 1. Niveles plasmáticos de psicofármacos 2. Neurotransmisores 2.1. Precursores 2.2. Enzimas , 2.3. Metabolitos Triptófano Tirosina COMT MAO plaquetaria MHPG 5HIAA HVA 3. Parámetros neutrofisiológicos EEG de sueño EMG facial Parámetros fisiológicos (tensión arterial, ECG, temperatura, etc.) 4. Parámetros neuroendocrinos Test Test Test Test 5. Relación terapéutica Efecto placebo Interacción médico/paciente Cumplimiento del tratamiento de d-anfetamina del metilfenidato de dexametasona de TRH 6. Características clínicas del cuadro depresivo 7. Características del paciente Edad Sexo Estado Civil Zona de procedencia Nivel socio-económico Episodios previos Respuestas previas Respuesta en familiares Actitudes Personalidad 8. Contexto del paciente Soporte social Acontecimientos vitales Nivel de estrés 550 Predicción de la respuesta clínica a los anridepresivo.~ nómicas, etc.) dan lugar a cuadros de ti­ po mucho más neurótico. Los resultados, sin embargo, no parecen ser extensivos a las formas bipolares de depresión; así, mientras que se ha visto que los acontecI­ mientos vitales jugaban un papel decisivo en el desencadenamiento de episodios depresivos mayores y de trastornos distí­ micos, no sucedía lo mismo con los epi­ sodios depresivos de los pacientes que también habían presentado, en otros mo­ mentos, episodios maniacos (21). La presencia de acontecimientos vitales estresantes ha sido considerada por algu­ nos como un factor asociado a una mala respuesta a los antidepresivos, pero este punto de vista ha sido descartado en es­ tudios recientes, que sugieren que los su­ cesos previos a la aparición del cuadro no tiene valor predictivo sobre la respuesta al tratamiento (17,29,34); si parecen, sin em­ bargo, tener una gran importancia cuan­ do aparecen en el curso del mismo, presentando aquellos individuos que du­ rante el tratamiento sufren circunstancias adversas peores respuestas que los suje­ R.A.E.N. Vol. X N." 35. 1990 tos que no las padecen, estando aumen­ tado, paralelamente, el riesgo de presen­ tar recaídas (5). 6. CONCLUSIONES Al Igual que señalábamos en la prime­ ra parte de nuestro artículo, hemos procu­ rado esbozar un panorama general acerca de los conocimientos actuales en torno al tema de la predicCión de la respuesta a los fármacos antidepresivos. Los criterios to­ mados en consideración aparecen reco­ gidos en su totalidad en la Tabla l. Como sucedía en el apartado de los predictores biológicos, son muchos los pu ntos oscu­ ros en lo referente a los factores de natu­ raleza clínica y psicosocial. Cabe esperar que el desarrollo en el futuro de estudios más selectivos y controlados conduzca a un mayor grado de conocimiento, capaz de traducirse en una mejora de la asisten­ cia a los pacientes con patología de natu­ raleza afectiva. BIBLlOGRAFIA (1) ABAJO J. DE, SANCHEZ-GARCIA F El efecto pla­ cebo: una aproximación a su conocimiento y con­ trol en la terapéutica neuropsiquiátrica. Farmacología del SNC 1989; 3: 4-15. (2) ANANTH J., RusKIN R. Treatment of intractable depression. Int Pharmakopsychiatry 1974, 7' 129-38. (3) ANESHENSEL C.S., STONE J. D. Stress and depres­ sion: a test of the buffenng model of social suppport. Arch Gen Psychiatry 1982; 39: 1392-6. (4) ANGST J. 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