BANCO CENTRAL DE BOLIVIA: PERDIENDO AUTONOMÍA Dr. Guido Franco Cordero La Nueva Constitución Política del Estado se refiere tangencialmente al Banco Central. No obstante de ello se puede apreciar que la referida norma lesiona la autonomía del Banco Central, diluye sus objetivos y crea un relacionamiento institucional basado en antiguas concepciones políticas e ideológicas. Ni la discusión, ni la solución final de la organicidad del Banco Central se manejaron adecuadamente; en particular, cuando los aspectos que hacen a la independencia y a la autonomía del Banco Central, no fueron suficientemente discutidos, menos aún los distintos tipos de autonomía o autarquía, si es que se puede establecer una adecuada diferencia entre ambos conceptos, que como la de objetivos y de metas son aplicables en otras legislaciones, pero no en el caso de nuestro país. Sin perjuicio de lo expuesto y los comentarios sobre la deficiente técnica legislativa que nos merece la nueva Constitución, es importante hacer referencia a tres temas fundamentales: Autonomía. La autonomía de los Bancos Centrales, en el Derecho comparado, es vista como un mecanismo de protección frente a decisiones políticas o técnicas que por estar apremiadas por el corto plazo pueden comprometer la estabilidad de la economía. Los Bancos Centrales son, en cierto sentido, guardianes de esa estabilidad, lo que justifica la necesidad de mantenerse alejados de los intereses políticos coyunturales. Esta inmunidad tiene dos componentes. Uno, el resguardo institucional, asociado al sistema de designación de sus autoridades y a la interacción funcional con el Poder Ejecutivo; el otro, la capacidad de sus autoridades para resistir presiones políticas que desnaturalicen sus competencias y que afecten un adecuado relacionamiento institucional. Independencia instrumental. Dentro de una amplia gama de soluciones, la autonomía de un banco central es la independencia instrumental. Es decir que el Gobierno establece los objetivos y metas de la política monetaria, y el Banco Central selecciona y opera los instrumentos que aseguren su consecución. Pero el tema de fondo, no está en los aspectos instrumentales sino en los argumentos esgrimidos para “operativizar” los objetivos del Poder Ejecutivo. Una visión simplista ignora la importancia de defender la autonomía banco centralista de la interferencia del sistema político. Y ello, porque detrás de la solución final, se encuentra una visión centralizadora e ideologizada que responde a viejos esquemas definitivamente superados, aún en estos tiempos de crisis financieras globales. En tal sentido, se ha sostenido una expresión antinómica entre lo político y lo técnico, privilegiando lo primero en el entendido de que la ideología y el pensamiento económico no podrían estar limitados por autonomías y procedimientos que podrían desvirtuarlas. Y allí, hay cabida para atacar al imperialismo ya la oposición. Rol institucional. Por otro lado, en un plano más específico, disposiciones de la nueva Constitución abren la puerta a posibles externos al rol de la Institución que olvida que las utilidades del Banco deberían destinarse exclusivamente a la acumulación de activos disminución de sus pasivos. algunas criterios Central, o a la Del mismo modo, los artículos 326 y 327 dejan la duda sobre la posibilidad de que el Poder Ejecutivo pueda obligar al Banco Central a financiar al Gobierno y a empresas públicas u otros organismos públicos. En Bolivia, como en tantos otros países, el crecimiento del producto, el empleo y los salarios, y la distribución de los resultados de la actividad económica, en términos sustentables, son objetivos de la política de desarrollo social y económico. Los sectores que integran la cadena de la política económica, en los que se cuenta la política monetaria, deben participar a través de los instrumentos propios de cada política. En el caso de la monetaria, la preservación de la estabilidad de precios y del sistema de pagos son objetivos sustanciales que no deben estar al mismo nivel que los objetivos de crecimiento y de empleo. De tal modo, que la claridad en la autonomía instrumental del Banco Central debe estar a salvo de la tentación de hacer prevalecer la creencia de que la voluntad política pueda tener efectos más allá de la realidad y de los instrumentos de los que se dispone. Comentario Final.- La nueva Constitución no mejora la posición institucional del Banco Central y aporta elementos que permiten translucir el socavamiento de su autonomía, fundamentalmente, en las actuales circunstancias. En medio de una crisis financiera global, mientras se esperan cambios importantes en la regulación de los sistemas financieros de los principales mercados, resulta prudente analizar con mucho detenimiento las normas reglamentarias que emergerán para la implementación del nuevo Estado en su relación con la entidad monetaria. El actual momento político que atraviesa el país, donde no se respeta la institucionalidad, es inconveniente e inoportuna; y recoge posturas ideológicas que ya no se expresan mediante dialéctica y lógica sino que acuden a expresiones de fuerza e interpretaciones políticas que desconocen la complejidad y delicadeza de temas que reclaman para su manejo, conocimiento, experiencia y una visión integral de la gestión pública. Más allá de las observaciones puntuales, es necesario insistir en que las decisiones políticas deben estar sustentadas en argumentos sólidos y no en visiones simplificadas respecto de cuestiones complejas. El conocimiento técnico debe estar asociado a la sensibilidad social; pero cuando se trata de temas que hacen a la autonomía instrumental de la política banco centralista, los acuerdos políticos para salir del paso no pueden resultar en un retroceso capaz de comprometer el objetivo permanente de la estabilidad macroeconómica. El Gobierno perdió la oportunidad de dialogar con las otras fuerzas políticas y de reformar adecuadamente el régimen referido al Banco Central con el debido respaldo para asegurar su permanencia. Guido Franco Cordero es abogado especialista en Derecho Administrativo y Derecho del Mercado de Valores