Histórica condena al Distrito por tragedia ambiental en el relleno sanitario Doña Juana Fue la peor y más grande catástrofe ambiental y sanitaria registrada en la última década en el país: el derrumbe de 800 mil toneladas de basura, ocurrido hace diez años. El Tribunal Administrativo de Cundinamarca condenó al Distrito y a la firma Prosantana S.A., a indemnizar a cada uno de los 1.238 residentes que, entre el 27 de septiembre y el 31 de diciembre de 1997, sufrieron directamente las consecuencias del desastre. El fallo -emitido el pasado 24 de mayo-- halló a las dos partes responsables "por los perjuicios morales" causados a los damnificados. Esto le podría costar al Distrito indemnizaciones por más de 1.600 millones de pesos. Escala de pagos individuales Inclusive, esa cifra podría multiplicarse 10 veces más, teniendo encuenta que el Tribunal ordenó, además, indemnizar a los residentes de más de 138 barrios (El Mochuelo, Monteblanco, La Aurora y Santa Librada Norte, entre otros) que vivían a menos de 5.000 metros del relleno. Así como a estudiantes y trabajadores que, en esa época, debían forzosamente estar todos los días cerca a la zona del derrumbe. El Distrito calculó, en esa época, que el deslizamiento de desechos había afectado directa e indirectamente a 288 mil personas. El mismo Tribunal fijó los montos de las indemnizaciones por habitante, según la cercanía que tuvieran al relleno: para residentes ubicados a menos de 1.500 metros, tres salarios mínimos (1'301.100 pesos); con distancias entre 1.500 y 3.000 metros, dos salarios mínimos (867.400 pesos); y de 3.000 a 5.000 metros, un salario mínimo (433.700). El alto despacho judicial destacó que, "no solo la muerte da lugar a indemnización por daño moral, sino también los sufrimientos por cualquier causa, siempre que se pruebe que provienen de un hecho dañoso", como fue el derrumbe de Doña Juana. En la sentencia -con ponencia del magistrado Alfonso Sarmiento y la participación de los magistrados Myriam Guerrero y Carmen Amparo Ponce- llama la atención que se inició por una acción de grupo. Estas acciones judiciales se interponen exclusivamente para obtener el pago de indemnizaciones por perjuicios, para grupos de afectados mayores de 20 personas. En este caso, la acción fue interpuesta hace ocho años por los abogados Guillermo Raúl Asprilla C. y Raúl Hernández, en representación de 1.238 damnificados. Precisamente por ser una acción de grupo -explicó Asprilla-, el fallo beneficiará no solo a los 1.238 demandantes, sino también a todos aquellos que prueben que vivían en la zona de la tragedia y padecieron sus efectos negativos. Lo anterior, debido a que el derrumbe de basuras generó olores fétidos, emisión de gases, contaminación del aire y de las aguas del río Tunjuelo por lixiviados -líquido producido por la descomposición de las basuras-, y enfermedades. Ese impacto fue evaluado por el Tribunal a través de pruebas allegadas por los demandantes, las inspecciones de los peritos, encuestas respondidas por la población y las consultas en los hospitales de la zona. Identificó, por ejemplo, que según reporte de la Secretaría Distrital de Salud (SDS), entre el 27 de septiembre y el 15 de diciembre de 1997 fueron atendidas 25.840 consultas médicas por irritaciones en los ojos, vómitos, diarreas y otros efectos en la salud. Este fallo no está en firme y puede ser apelado ante el Consejo de Estado, por cuanto es de primera instancia. Pero dejó al Distrito obligado a replicar la demanda contra Prosantana por el derrumbe. Pero esta firma está en liquidación con lo cual, la administración distrital y, en últimas los bogotanos, terminarían pagando por ese desastre. ¿Por qué el derrumbe? El relleno sanitario Doña Juana, ubicado en Usme, comenzó a operar desde 1988. Allí, entonces se depositaban 4.500 toneladas diarias de desechos. Los tribunales han encontrado que el derrumbe se debió a que el operador Prosantana usó en Doña Juana una técnica experimental, la cual terminó por acelerar el proceso de "inestabilidad en el suelo". Hubo señales de que algo andaba mal en el relleno, pero el Distrito-según el Tribunal- no ejerció el debido control para prevenir ese desastre que afectó las vidas de miles de bogotanos.