TESTIMONIO DE INTERCAMBIO Nombre: Ramiro Gómez Salguero Fecha movilidad: 2013-1 Universidad: Victoria University Of Wellington Siempre quise realizar un intercambio a Nueva Zelanda, pero desde el colegio lo aplacé para los tiempos de la universidad, puesto que no quería que fuera un intercambio netamente de idiomas, donde se conoce gente de todos lados menos los locales, sino un intercambio académico donde la probabilidad de compartir con personas nativas es mucho mayor. Mi principal motivación era conocer esa cultura de la que había escuchado maravillas, conocer sus costumbres, sus valores, y también obviamente quería vivir entre nativos de habla inglesa para practicar y mejorar este idioma. Cuando revisé entre cuales destinos tenía la posibilidad de escoger como estudiante de Administración de Negocios vi Nueva Zelanda y no lo dude un segundo. Empecé a buscar en internet información sobre el país, sobre la ciudad, sobre la vida allí y me entusiasmé aún más. Tenía la idea que era un país casi perfecto, con una calidad de vida casi increíble para un latinoamericano, y cuando llegué allí la realidad me impresionó aún más. Si es posible vivir sin inseguridad y sin pobreza cuando todas las personas tienen los mismos valores en su cultura. Todo lo que había leído era una realidad, y ahora la estaba viviendo gracias a esta gran oportunidad que ofrece EAFIT. La atención que tuve por parte de VUW fue increíble, desde la recogida en el aeropuerto, hasta el último momento en que estuve en Wellington sentí la compañía de la universidad mediante sus grupos estudiantiles, y mediante su oficina internacional. Cada semana hacían alguna actividad para integrarnos con los demás estudiantes de intercambio (los cuales eran un poco más de 200 en total) y con los estudiantes locales que participaban en estos grupos. La universidad tiene 4 campus, son muy grandes, modernos, con muchas facilidades para los estudiantes, gimnasios, canchas de todos los deportes, laboratorios, centros de ayuda a los estudiantes, hasta un bar en el campus principal. Es muy linda, tal como la ciudad. En mi opinión es la ciudad más linda donde he estado en mi vida. Las clases son dependiendo del nivel al que vayas, entre más alto, menos estudiantes, aunque no tuve ninguna clase con menos de 100 compañeros para materias de último año allí. Los profesores no tienen una relación cercana con los estudiantes dado el tamaño de los salones, pero aparte de la clase principal hay unas clases obligatorias que llaman tutoriales, que son dictadas por estudiantes que ya pasaron por la clase, y que son de máximo 20 personas. Allí es donde fue posible conocer otros estudiantes puesto que es más interactivo. En las clases grandes los alumnos son muy respetuosos, nadie habla y son muy cumplidos con la entrada a la hora que es. Me acuerdo un día en el que dos personas hablaban detrás de mí en una de las clases más importantes, y había una estudiante dos filas más abajo que no paraba de mirarlos. De un momento a otro le pidió la palabra a la profesora, ella la dejó hablar, y se volteó donde estos estudiantes que hablaban y les gritó que se callaran o que se largaran. No dijeron ni una sola palabra más en todo el semestre. Las clases son a veces un poco aburridas por la falta de interacción entre profesor-estudiante, pero son interesantes puesto que son profesores muy bien preparados. Todos invitaban gente profesional que contaban los temas desde la práctica. A diferencia del trato que un extranjero puede recibir en las aulas de clase en EAFIT, allí éramos tratados como un estudiante local más, por lo tanto los errores que cometíamos usando el inglés eran penalizados como si fuéramos de habla nativa. La vida en Wellington es demasiado tranquila, al borde que a veces da la impresión que no hay mucho para hacer y que es un poco monótona. Pero es la diferencia entre las culturas porque aquí las personas somos más animadas para todo y queremos siempre estar haciendo algo, mientras que allí son mucho más calmados. Es un poco cara para nosotros al cambio, pero no para ellos puesto que ganan muy bien. Una botella de agua vale $3.50, un tiquete de bus sale en ese mismo precio, un almuerzo no baja de $10, y las cosas en el supermercado no son muy baratas, especialmente frutas, verduras y carnes puesto que la mayoría son importadas. El costo de vida para mí era: $220 la semana en casa de familia, incluyendo desayuno y cena los 7 días, internet, lavado de ropa y aseo general de la casa. Para el almuerzo era mejor que yo lo hiciera puesto que allí la comida importante es la cena y no el almuerzo, entonces almorzaban frutas con pan o un yogurt y un sándwich. El mercado semanal era más o menos $80. Las salidas eran un poco caras y pueden ser mucho más caras dependiendo del lugar donde se viva, pero una noche de fiesta puede salir en mínimo $40. Los libros costaban una fortuna, pero se podía sacar fotocopias a $0,10 cada hoja, así que esa era la opción preferida mía. Viajar dentro de Nueva Zelanda no es tan caro, existen aerolíneas de bajo costo y los buses también son baratos. En las vacaciones de mitad de semestre, tres amigos y yo decidimos viajar por toda la isla del sur en carro, y bien planificado en 10 días de viaje, en carro alquilado y durmiendo en hostales, no nos gastamos más de $650 en los gastos básicos, y tuvimos la fortuna de conocer un país simplemente espectacular: En esta experiencia aprendí mucho, hice muy buenos amigos, conocí un país único con una cultura muy bonita, viajé demasiado, y mejoré mucho el inglés. Agradezco a EAFIT y a la oficina de relaciones internacionales por esta oportunidad. Lo único que no me gustó fue la equivalencia en las notas que el jefe de carrera me asignó al regresar, puesto que lo que para el sistema académico de Nueva Zelanda era una nota excelente, para mi jefe de carrera es algo relativo y dice que lo que es excelente en algún lugar puede que no sea excelente en otro, sabiendo que mis notas fueron muy buenas y muy trabajadas, al punto en que sobresalí entre muchos estudiantes locales. Me parece injusto que me quiera calificar como para él serían las cosas en Colombia cuando yo estudié fue allá, bajo las reglas del sistema de allá, no de acá. No estuve de acuerdo y al querer hablar con él, simplemente me dijo que tranquilo, que así es que él le calificaba a todos entonces que no me preocupara por eso.