14 EL NORTE z Domingo 1 de Febrero del 2015 V I DA PERFILES E HISTORIAS Editora: Rosa Linda González ¡Inquebrantable! Tras ser arrollada y permanecer dos meses en coma, Paola Santos Cantú se recuperó. Hoy es health coach y comparte su testimonio para vivir en plenitud E jercitarse en el gimnasio es un ritual para Paola, la esencia de un estilo de vida que contagia como health coach y en sus charlas motivacionales. De constitución atlética, parece estar conectada a una fuente de energía permanente, por eso cuesta creer que hace casi 7 años yacía inmóvil en una cama de hospital, al borde de la muerte. Hay episodios que transforman destinos, y el de Paola Santos Cantú está fechado el 4 de julio del 2008. Esa noche llovía y, como tantas veces, discutía con su pareja en ese tiempo. Él había tomado y conducía su camioneta a toda velocidad por Avenida Vasconcelos. Paola le pidió manejar despacio, y él aceleró más. Le exigió detenerse, pero apenas ella descendió y cerró la puerta, aún con la mano en la manivela, arrancó veloz. “Fue como si el vehículo me succionara… Pasó encima de mí. Él ni se dio cuenta; la gente lo paró más adelante para que regresara. Luego supe que lo detuvieron unas horas, que pagó (una fianza) y salió”, relata encogiéndose de hombros. Tampoco se hizo cargo de los gastos médicos, pese a que en el dictamen de la Cruz Roja quedó registrado que manejaba en estado de ebriedad completa, lo que también consignaron notas periodísticas. 1 Una ambulancia llevó a Paola al Hospital Universitario, donde la estabilizaron. Antes, un oficial tomó su teléfono y se comunicó con sus padres, quienes llegaron a Urgencias, al igual que el traumatólogo David de la Garza, amigo de la familia. Ahí decidieron trasladarla al Hospital Muguerza, donde ya aguardaba un equipo médico. A minutos de su llegada sus pulmones se colapsaron, y los especialistas, entre ellos el neumólogo Felipe Villegas, actuaron de inmediato. Los estudios y evaluaciones determinaron traumatismo craneoencefálico severo, lesiones agudas en los nervios espinales –los que controlan el movimiento esquelético–, fracturas en hombro, cuatro costillas, pelvis, cadera y fémur, el tobillo izquierdo deshecho y rotura de ligamentos cruzados en la rodilla derecha. “El traumatismo en el cerebro hizo que los doctores me indujeran a un coma. Mi cuerpo estaba destrozado y no me contaban. Fue una batalla diaria la que libraron conmigo; titánica”, narra esta mujer de rostro anguloso y cabello lacio con luces. De la Garza detalla que algunas fracturas requirieron de cirugía y otras de un manejo conservador a la espera de que soldaran. Aunque el punto crítico eran las posibles secuelas que Paola podría sufrir a causa de las lesiones cerebrales: perder la memoria, el habla o quedar cuadripléjica. Sus padres, Virginia Cantú y Héctor Santos, temían lo peor. Sólo abrazaban a sus nietas, Renata y Andrea, al verlas llorar. 2 Dos meses después Paola recobró la conciencia. Intentó moverse y no pudo; quiso hablar y no le salían las palabras. La rodeaba una maraña de sondas y aparatos. Entre la emoción y la angustia, su papá insistía en preguntarle si lo reconocía, si recordaba lo sucedido. Ella se dio a entender como pudo y, más tarde, una de sus hermanas le acercó un pizarrón para que escribiera, pero no controlaba sus trazos. “Gracias a la fe, a los médicos y a sus terapias, mi hija empezó a recuperarse, a hablar con dificultad”, cuenta en su oficina don Héctor, arquitecto de 85 años, franco, alto y de piel blanca. “Todavía tiene problema con los tonos de su voz, algo mínimo, porque no nos daban esperanzas de que sobreviviera”. Ya en casa de sus papás, a la que se mudó con sus hijas, tomaba terapias, y luego clases de canto para reforzar las cuerdas vocales. Tenía enfermera las 24 horas porque no podía valerse por sí misma. “Muchas veces no quería levantarme, mis días eran largos, agotadores y extremadamente dolorosos. Las terapias duraban horas. Me daban masajes, toques eléctricos y me movían las piernas continuamente”. Durante meses estuvo bajo la guía del especialista en medicina de rehabilitación Emilio Frech, y usó andador para comenzar a ca caminar. Se sentía sola, nadie ole entendía, no se podía co municar. o“A veces me quería mo e rir. Decía: ‘Oye, Diosito, me hiciste el milagro de dejarrme aquí, pero así no quiero estar, mejor llévame’. Lue-go cambiaba mi actitud, porque si no ponía de mi parte, todo seguiría igual”. Renata, de 24 años, quien trabaja y estudia Negocios y Mercadotecnia en Incline Village, Nevada (Lake Tahoe), escribe vía correo electrónico que cuando su mamá se accidentó fue como si una parte de ella se hubiera ido. “Fueron meses de ansiedad y tristeza. Cuando se despertó todos pudimos respirar profundamente, aunque la recuperación tardó más de lo que pensaba”. Destaca con orgullo que su mamá superó todos los retos, y de ella aprendió que no hay que dejarse vencer por muy difíciles que sean los obstáculos. elnorte.com/paolasantos z En lla revista i canadiense di Oxygen se publicó un reportaje sobre Paola. 3 Paola es la menor en la familia Santos Cantú. Sus hermanos son Virginia, Alejandra, Héctor y Carla. De niña era alegre, juguetona y deportista. Solía trepar por los árboles y practicaba baile, voleibol, basquetbol y atletismo. De grande se inclinó por el tenis, las pesas, la natación y las carreras. Aunque en su infancia también sevolcóenesasdisciplinasparasuperarmiedosysentimientosdeculpaya que, por desgracia, un allegado de la familia en ese tiempo abusó de ella y consiguió su silencio con amenazas. en señal de victoria. “Me acerqué a Renata y le dije que me sentía como una campeona olímpica, y ella me dijo: ‘No, mamá, tú eres una campeona de la vida’”, platica emocionada. Desde entonces participa en una carrera anual con los especialistas, aunque en esta ocasión correrá una de 3 kilómetros con su hija Andrea, de 13 años, y con David de la Garza, quien está lastimado de la rodilla; y otra de 10 kilómetros con Alcaraz, en marzo. Otro reto cumplido fue que la historia de su accidente y recuperación se publicó en la revista canadiense Oxygen, enfocada en el acondicionamiento físico, bienestar y nutrición, y en la que aparecen modelos de envidiables cuerpos atléticos. También en el suplemento Glutes, de la misma revista. 5 Miguel Ángel Chávez / Maquillaje y peinado: Carmen Bravo para Miguel y Rita Estilistas María Luisa MedeLLín perfiles@elnorte.com z Paola Santos Cantú com- partirá su experiencia en un libro. “Eso causó que fuera rebelde,quecometieraerrortras error y me juntara con gente n negativa, hasta llegar al peor d de todos, la persona que me a atropelló y por la que casi pierd do la vida”, expresa sin amargura a antes de la sesión fotográfica en el gimnasio. A los 19 años Paola dio a luz a su primogénita, pero su matrim monio no funcionó. Luego tuvo otra hija y hasta muchos años de espués decidió revelarle a su familia el terrible episodio del que fue víctima en su niñez. “Es una de las personas más valientes que conozco”, afirma Sofía Segovia de Sada, una de sus amigas.”Entre más se ha fortalecido nuestra amistad, he comprendido que esa alegría que derrocha ha sido a base de pura valentía, de superar muchos problemas. “El accidente que sufrió pudo costarle la vida, y en vez de quedarse sentada, lamentándose, tomó la decisión de levantarse, y no sólo eso, sino de recuperar a la Paola que siempre debió haber sido, física e interiormente”. Sofía subraya, además, la cercanía con sus hijas, a quienes impulsa y apoya. “Hemos hecho muchos viajes con nuestras hijas, porque desde niñas eran compañeras del colegio y del equipo de natación del Campestre.También jugaban futbol y sus equipos eran muy competitivos”. Añade que Paola era el alma en esos viajes, la de las ocurrencias y simpatía. Luego del accidente, al buscar explicaciones y tratar de entender lo ocurrido,sepropusoescribirunlibroy empezó a dar charlas motivacionales. “De inicio, la escritura fue una gran catarsis, pero ella ha crecido como persona y se ha capacitado para ayudar a otros a vivir en plenitud”. 4 Paola comparte que al salir del hospital en silla de ruedas, un médico al queveíacuandoestudiabaenfermería, 20añosatrás,sedirigióhaciaella,ysu mamá le explicó que él había sido fundamental en el equipo que la atendió. “Me habían dicho que antes del accidente Paola era muy deportista, y me acerqué para comprometerla a correr una carrera conmigo y con el doctor De la Garza en cuanto estuviera en condiciones”, comenta días después Héctor Alcaraz, cirujano general, especializado en laparoscopía avanzada. Esa promesa fue un estímulo para Paola. Cinco meses más tarde estaba en el gimnasio y su entrenador leindicabarutinasconpesasligerasy ejercicios de coordinación y balance. Al sentirse fuerte se comunicó con los médicos, con ellos y sus hijas corrió a su paso los 3 kilómetros que la separaban del inicio a la meta. “Por asombroso que parezca, eso ocurrió a siete meses de salir del hospital”, exclama Alcaraz. “Pese a tanto daño por el accidente, de sus secuelas neurológicas, que también la operamos del vientre, del tórax, tuvo una recuperación fuera de lo usual en la que intervino una actitud mental positiva”. Paola relata que al llegar a la meta, el doctor le levantó la mano La ilusión de Paola era propagar su experiencia de vida saludable, y se convirtió en health coach por el Institute for Integrative Nutrition de Nueva York. “Sielcuerpoesnuestrohogarlas 24 horas del día, ¿qué hacemos para cuidarlo?Sólosenecesitacomersano y hacer ejercicio. No me refiero a correrunmaratón,sinoacaminarmedia hora, o subir por las escaleras”, sugiere Paola, quien a excepción del domingo, corre, hace pesas y otras rutinas de gimnasio durante una hora. Ella comparte con quien puede su filosofía de vida, y Alicia Leal, una de sus alumnas, destaca su mentalidad positiva. “Sobreponerse a un accidente como el que sufrió y mantenerse en excelentes condiciones físicas es un ejemplo inspirador. Además, elabora rutinas especiales para cada persona y está pendiente de sus avances. Envía mensajes optimistas y motivadores por Facebook y WhatsApp y se preocupa por compartir recetas saludables y tips. “Yosoysobrevivientedelcáncery uno de mis proyectos era aprender a trotar,porquepracticotenis,natación eInsane,yéstenecesitaotroritmoen la respiración, así que me empezó a entrenar, y en marzo voy a correr con ella en un evento de un club local. Es muy entusiasta, y aunque a veces tiene leves dificultades en el tobillo que le reconstruyeron, sólo se ríe, se agacha, mueve el pie y sigue corriendo”. Paola dice que después de la tragedia ha ganado un tremendo aprendizaje. “Hevaloradoloquenuncavaloré: misalud,levantarmecadadíasinayuda de nadie… También he aprendido a ser paciente, a perdonar, a agradecer lo que tengo y a vivir el presente. “Aunque ya terminé las terapias, continúoconlasdelenguaje.Muchas veces mi hija Andrea las hace conmigo, les pone ritmos, como rap, y nos dan ataques de risa. Por las noches leo en voz alta para mejorar la coordinación en mi respiración al hablar. “Antes me daba pena mi voz. Ahoramepreguntansisoyextranjera y les contesto que soy rusa o polaca. Entonces me dicen: ‘¡Qué bien habla español!’,ymerío,peromirisameda más risa, porque es como el ruido de un camión que frena de bajada”. Ella también trabaja en el área administrativa del negocio de su papá, y él cuenta que seguido lo felicitan por los logros de su hija. “Tiene carácter fuertecito, dicen que heredó el gen de mí, pero nos la regresaron con más conciencia, con un entusiasmo y energía tremendos. “A quienes vienen a solicitar facturas, refunfuñando, les da un dulce con un pensamiento y al leerlo, sonríen”. Paola sostiene que no se necesita pasar por una tragedia para aprender a vivir feliz. “Con voluntad todo se puede. Yo soy ejemplo de ello. No fue nada fácil, pero estoy de pie”. GabrieLa ViLLeGas z La expo se exhibe en el café Las Tapas de Abajo, en Rincón de San Jerónimo. elnorte.com/artelunario Aunque sus manos son pequeñas, se mueven con agilidad y logran plasmar al óleo lo que piensan. Son nueve artistas, quienes con más de un año en clases de pintura, lograron ayer inaugurar su primera exposición en el café Las Tapas de Abajo, ubicado en el sector San Jerónimo. Los chicos fueron instruidos porlaartistaplásticaJulianaAlmiray, propietaria del taller Arte Lunario. “Si impones el mundo más rígido de los adultos, puedes acabar con la creatividad de los niños, lo que le digo a los niños es que tengan mucha curiosidad”, explicó Al- miray sobre cómo logró que los niños explotaran su espíritu artístico. Su alumna más pequeña, Valentina, de 6 años de edad, tiene muy clara su vocación de pintora. “Me gusta pintar árboles y también me gusta pintar gatos”, comentó la pequeña junto a uno de sus óleos. Otra chica con talento es Lulú Hernández Cisneros, de 11 años, quien exhibe en la expo cuadros muy realistas. “Me gusta pintar fotografías tomadas por nosotros y paisajes, también ponerle mi detalle”, añadió Lulú. Su madre se mostró feliz y orgullosa de que el lado artístico de su hija se reflejó en sus obras. “Pintar es como su momento de paz, como todo es correr correr, y llegar a la pintura les da cierta sensibilidad”, señaló Lulú Cisneros. En la casa de la familia Robles Muguerza hay dos artistas, las hermanitas Valeria y Vanessa. Ellas comparten el gusto por pintar retratos y paisajes. “Aprendí a cómo hacer las líneas para que no se vean como otras cosas”, externó Vanessa, quien pintó un autorretrato. La expo está en Anillo Periférico 1807, en Rincón de San Jerónimo. Se podrá disfrutar sólo por esta semana y algunas piezas están a la venta. Francisco Bustos Arman pequeños una gran expo z Vanessa Robles Muguerza, de 8 años, posa con una de sus obras.