Nasser 56 - Casa Árabe

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BIOGRAFÍAS DE CINE
Nasser 56
09
Museo de Almería. Ctra. de Ronda, 91. 04005, Almería.
septiembre
Película en V.O.S.E. Entrada libre hasta completar el aforo.
2011 20:00 h
95
Ficha técnica
Notas sobre la película
Título: Nasser 56
Nacionalidad: Egipto
Año de producción: 1996
Director: Mohamed Fadel
Producción: ERTU (Egyptian Radio & Television Union)
Guión: Mahfuz Abdel Rahman
Director artístico: Nabil Slim
Fotografía: Issam Farid
Montaje: Kamal Abul Ela
Música: Yasser Abdel-Rahman
Intérpretes: Ahmed Zaki (Gamal Abdel Nasser), Fardous
Abdel-Hamid (Tahia Kazem), Ahmad Maher (Mahmud Yunis)
Duración: 142 minutos
Nasser 56 ya se ha ganado un lugar en la historia del cine egipcio,
además de haber congregado, desconcertado y sorprendido al público, independientemente de su posición en el debate permanente
sobre el legado de los dieciocho años de gobierno de Nasser. En
última instancia, desempeña un papel importante para perfilar la
memoria que el gran público conserva de la figura más notable de
la historia egipcia contemporánea, de una revolución social que
cada vez se recuerda con más aprecio, y de una época de producción
cultural que hasta los más escépticos califican de dorada.
Sinopsis
La película recrea los primeros años de presidencia del líder egipcio
Gamal Abdel Nasser, centrándose en su actuación política más
relevante, la nacionalización del canal de Suez en 1956. El filme
recoge fielmente los discursos y hábitos de trabajo de Nasser y
retrata sus relaciones con sus colaboradores y su familia.
Biografía y f ilmografía del director
Mohamed Fadel ha dirigido numerosas películas para televisión, de
las cuales la más conocida es Nasser 56. Sus películas se caracterizan
por la precisión a la hora de reflejar los rasgos de sus personajes y por
la fiel descripción del contexto en el que se desenvuelven, como lo
demuestra en Tali’ al-Nakhl / El escalador de palmeras (1987). Las
únicas dos películas que ha realizado para el cine han sido Shaqqa
Fi-Wassat al-Balad / Un apartamento en el centro (1977) y Hubb
Fi-l-Zinzana / Amor en una celda (1983).
CIEN DÍAS QUE CAMBIARON EL MUNDO
Nasser 56 es obra del veterano guionista Mahfuz Abdel Rahman,
en colaboración con el famoso actor dramático egipcio Ahmed
Zaki, que interpreta a Nasser, y del experimentado realizador de
televisión Mohamed Fadel [...]. La película fue producida por la
radiotelevisión egipcia (ERTU) y tardó tres años en finalizarse,
desde su concepción inicial hasta el pase de presentación en julio
de 1995. Después, pasó todo un año en espera, hasta su estreno
a principios de agosto de 1996. El proyecto, que costó 300
millones de dólares, fue diseñado para revitalizar la alicaída
industria cinematográfica egipcia y mantener el virtual monopolio de El Cairo sobre la producción televisiva árabe. Las
secuencias más importantes se rodaron en los nuevos decorados
exteriores de 6 October Media Production City.
Nasser 56, según sus anuncios, abarca “100 días que cambiaron el
mundo”. En realidad fueron 106 días, desde el 18 de junio de 1956
(el “Día de la evacuación”) hasta el 2 de noviembre, algunos días
después de que estallara la guerra contra la ocupación brotánica. La
película comienza con Nasser derribando la Union Jack, la bandera del Reino Unido, y finaliza con un famoso discurso desde el
minbar de la mezquita de al-Azhar. Mientras las bombas caen en
los alrededores de El Cairo, Nasser proclama que Egipto seguirá
luchando y no se rendirá jamás. Gran parte de la acción se centra
en la deliberación política entre los dirigentes egipcios, la formulación y la puesta en práctica del plan secreto para poner a salvo el
canal, según el discurso que Nasser dirigió a la nación desde
Alejandría la noche del 26 de julio, y las consiguientes maniobras
políticas de Nasser y su gabinete para atenuar una crisis que se les
iba de las manos [...]. En esta obra no hay villanos egipcios, salvo
un pequeño y ridículo grupo de partidarios del régimen anterior
que exige a Nasser que dimita tras el ataque tripartito.
La película está rodada en blanco y negro para darle un aspecto de
documental. En la primera escena la cámara enfoca a Ahmed Zaki
desde lejos. Se trata de una estrategia con la intención de que los
espectadores, sobre todo los de mayor edad, acepten al actor, tratándose además de una cara tan conocida como Nasser. Otros papeles
los interpretan actores menos famosos, más jóvenes y cercanos a la
edad de sus personajes, en un intento deliberado de evitar que la
película se conviertiera en un desfile de estrellas. Además, a lo largo
de la obra, se insertaron fragmentos de metraje documental de los
líderes mundiales y de los combates, para aportar un contexto más
amplio a la trama central. [...] El toque del blanco y negro también
enlaza directamente con el gusto nacional por el cine clásico, la nostalgia de una era anterior a que el color se convirtiera en norma, allá
por el principio de los años setenta.
Dejando a un lado la exactitud histórica (el debate acerca de esta
cuestión se inició rápidamente a todos los niveles), el éxito de la
película reside sobre todo en la reacción popular a la caracterización
de Nasser. Ahmed Zaki, con unos leves retoques para rellenar la
mandíbula y acentuar sus entradas, realiza una excelente interpretación
que capta la personalidad, el porte, la manera de hablar y, en última
instancia, el carisma de Nasser. Esto es muy importante, porque
para las generaciones nacidas tras la muerte de Nasser en septiembre
de 1970, Zaki representa su imagen, para bien o para mal. Los
autores, conscientes de la responsabilidad que esto suponía,
trabajaron con especial cuidado en los detalles, rodando en
los escenarios reales siempre que fue posible, esforzándose
por crear los decorados basándose en fotografías de la época,
e intentando discernir los recuerdos confusos incluso sobre
los aspectos más triviales: la decoración de la casa de Nasser
o la marca de los cigarrillos.
A pesar de las críticas o de la reacción popular, Nasser 56 se
recordará como un hito en la historia del cine egipcio, y árabe en
general. Fue la primera película que escenificó el papel de un líder
árabe contemporáneo [...] y también el primer largometraje egipcio
que trató un episodio histórico tan importante sin recurrir a la parodia.
[...] Es una película nacionalista, de un “nacionalismo tácito”, en
palabras del escritor egipcio Ken Cuno, pero no es una película de
propaganda en el sentido clásico del término. El objetivo ya no
era atacar al imperialismo o a los egipcios traidores, sino más
bien reflejar el conmovedor espíritu de un tiempo pasado.
Aunque Nasser 56 no sea una llamada a recuperar ese espíritu, sí
que es claramente una lupa a través de la cual se puede repasar y
volver a evaluar todo lo que se ha perdido.
ciclo organizado por:
UN HOMBRE CON SUEÑOS SENCILLOS
Las escenas más aclamadas por la crítica son las que muestran a
Nasser en contacto con el pueblo llano egipcio, rezando en público,
o en su casa con su familia, como cualquier otro padre sobrecargado
de trabajo, que intenta compaginar la política con el deseo de sus
hijos de pasar las vacaciones en la playa. [...] Estas escenas, producto de la imaginación creativa del guionista, condensan la imagen de
Nasser que ha permanecido en la memoria colectiva: la de héroe
popular, hombre del pueblo. Allen Douglas y Fadwa Malti-Douglas,
al analizar una biografía gráfica de Nasser que se publicó varios años
después de su muerte, comentan: “La relación de Nasser con su
pueblo es tan estrecha que él comparte con ellos por igual sus tragedias y sus logros. No se pone por encima de ellos como si fuera
omnisciente o infalible. La proximidad entre el líder egipcio y su
pueblo se refleja claramente en el uso habitual de su nombre de pila
sin títulos ni apelativos, tanto por parte del narrador como de la
gente”. [...] Mahfuz Abdel Rahman ha descrito a Nasser como “un
hombre campechano y modesto en extremo...un hombre con sueños
sencillos”, para el que “los placeres de la vida consistían en unas
aceitunas con queso, ir al cine, o escuchar a Umm Kulthum”, un
hombre que “no concebía una casa con dos cuartos de baño”, y
menos aún una piscina privada. [...] La simple imagen de Nasser,
aunque sea la encarnada por Ahmed Zaki, impresiona. Durante casi
veinte años su retrato estaba por todas partes, y hoy en día sigue asociado al icono del dirigente árabe. El legado del nasserismo tiene
muchas facetas, y tendrá distinto peso para cada generación, para
cada partidario de las distintas tendencias sociales y políticas, y para
cada hijo e hija de las distintas clases sociales [...].
El autor de Nasser 56 se apresuró a declarar que él nunca había
sido nasserista. Estudiante de secundaria con vínculos con la
izquierda en 1952, desconfiaba de las motivaciones de los dirigentes
y se manifestó contra el régimen. Nunca secundó al partido, ni
siquiera en apariencia, aunque trabajaba para los medios de
comunicación estatales, y siempre fue crítico con el orden
político que adoptó el nasserismo. A pesar de ello, como la
mayoría de su generación, a Abdel Rahman le consumía el
ansia por la justicia social y soñaba con la unidad árabe. Y estaba
cautivado por el carisma de Nasser. Admite que quedó deslumbrado
por su figura como nunca antes le había ocurrido.
Armbrust, Walter. Mass mediations : new approaches to
popular culture in the Middle East and beyond. Schuyler, Philip.
Capítulo Nasser 56/Cairo 96: reimaging Egypt's lost community.
Berkeley : University of California Press, 2000.
en colaboración con:
www.casaarabe.es
Casa Árabe e Instituto Internacional de Estudios Árabes y del Mundo Musulmán
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