LA LIBRERÍA Y LA VIDA El Gremio de Libreros de Madrid entrega sus premios anuales en el Museo ABC La familia del libro arropó la entrega de los premios del Gremio de Libreros de Madrid celebrada en el Museo ABC. Aitor Tejada, voz de la Feria, ofició de maestro de ceremonias ante el nutrido auditorio en que estaban representados el Ayuntamiento de Madrid, la Comunidad y el Ministerio de Cultura en las personas de Mª Luisa Cuenca, Isabel Rosell y Teresa Lizaranzu. Además de numerosos libreros, entre los asistentes también se encontraban los académicos Miguel Sáez y Antonio Muñoz Molina, los escritores Manuel Longares, Ian Gibson, Natalia Figueroa o Patricio Pron, y los editores Beatriz de Moura (Tusquets), Pilar Reyes (Alfaguara), Elena Ramírez (Seix Barral), Pablo Álvarez (Aguilar), Enrique Redel (Impedimenta) o Francisco Javier Jiménez (Fórcola), entre otros. "Los premios de los libreros son unos premios diferentes. No tienen otro interés que compartir aquellos títulos que han sido capaces de alimentar la pasión de los libreros por un oficio tan hermoso. Estos premios, sin dotación económica, nos hacen visibles ante la sociedad y son ocasión de reivindicar el oficio". Con estas palabras Aitor Tejada marcaba la pauta de la velada. Premio Libro del Año: Intemperie, de Jesús Carrasco, editado por Seix Barral. Presentado por Óscar García, de la librería Cervantes y Cía, Jesús Carrasco recibió el galardón de manos de Isabel Rosell, directora general de Bellas Artes, del Libro y de Archivos de la Comunidad de Madrid. "Este es el primer premio que recibo en mi vida –agradeció Jesús Carrasco–. Y es un premio precioso porque viene de la familia, de la familia del libro". "Han sido once meses irrepetibles, en los que he visitado multitud de librerías. Intemperie debe mucho a vuestro trabajo de difusión –dijo, dirigiéndose a los libreros presentes–. Esta noche quiero agradeceros que sigáis con las puertas abiertas: Sois la piedra angular de la cultura". Premio Mejor Álbum Ilustrado: Atrapados, del australiano Oliver Jeffers, editado por Fondo de Cultura Económica. Leída el acta del jurado por Zaida Pérez, de la librería Liberespacio, fue Pilar Otero, en nombre del autor, quien recogió el premio de manos de María Luisa Cuenca, directora general de Bibliotecas, Archivos y Museos del Ayuntamiento de Madrid. "Atrapados aúna una ilustración sutil con una narración muy especial", explicó Pilar Otero. Un libro para leer y para mirar que se escuchó en la voz de Enrique Tapia, de la librería Jarcha. Premio Leyenda: Juan Cruz, escritor y periodista, en reconocimiento a "su apoyo constante e incansable a los libros, las librerías y los libreros", anunció Pilar Gallego, presidenta del Gremio de Libreros de Madrid, quien fue la encargada de entregar su premio a un emocionado Juan Cruz que dijo sentirse "muy feliz". "En mi casa no había libros. Había solo una hoja de papel: el periódico. Pero yo iba a dos librerías del Puerto de la Cruz: a una solo a mirar; en la otra, en la de Manolo, que estaba junto al mar, me dejaban tocar los libros", rememoró Juan Cruz al arrancar un discurso que fue, de nuevo, reivindicación de los libreros y de las librerías: "Una librería no es un instrumento extraño a la sociedad", "Las librerías son rabiosamente humanas", "Las librerías son como las personas: padre, padre, maestro y consejero", "Nada sustituye al librero", "El libro no es una compañía accidental: es la memoria que vamos haciendo". Para terminar tomándole prestado a Jorge Semprún el título de su libro La escritura o la vida y devolverlo hecho broche: "La librería y la vida". Cerraron el acto Isabel Rosell y Teresa Lizaranzu. Isabel Rosell definió a los libreros como "una guía imprescidible" y elogió el valor de estos premios, "muestra del dinamismo y la fuerza de las librerías". Teresa Lizaranzu descacó, asimismo, el papel fundamental de libreros y librerías dentro de la sociedad ("De manera sutil y silenciosa nos acercáis a la cultura", "Las librerías vertebran nuestras ciudades"). La velada se despidió con unas palabras de Mario Vargas Llosa, primer premio Libro del Año por La fiesta del chivo: "Los libreros, cuando son buenos, son verdaderos maestros. Son el necesario puente entre autores y lectores".