Secuencia (2002), 54, septiembre-diciembre, 208-210 ISSN: 0186-0348, ISSN electrónico: 2395-8464 DOI: http://dx.doi.org/10.18234/secuencia.v0i54.797 SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales Bakewell (quien se dio mas a la tarea de abordar el tema para Zacatecas) resultan mucho mas claras al reflejar lo contrario de la propuesta aquf anunciada. En todo caso se hubiera evitado tal confusion con explicitar o justificar la aseveraci6n. Asi­ mismo, creemos que algunos tropiezos del autor tienen que ver con su camino tan firmemente trazado al seguir la pauta que parecen imponerle las ordenanzas. Esto se refleja cuando abunda en la irn­ portancia y regulacion que tenfan los pro­ ductos de abasto, sin tocar practicamente el control que se ejercfa sobre los produc­ tos de Castilla. Por Ultimo, y sin que por ello la obra desmerezca, algo que el lector echa de menos son unas conclusiones. Despues del tercer y Ultimo capitulo hay un corte que hubiera sido facil de evitar con algu­ nas consideraciones finales, en donde Enciso hubiera podido plantear algunas Hneas de investigaci6n (que su libro muestra en abundancia), destacar la im­ portancia de sus contribuciones para develar el siglo XVI e incluso una primera pane del siguiente, aventunindose a lanzar algunas hipotesis explicativas, a partir de su estudio, que contribuyan a afirmar, re­ pensar o cuestionar a las instituciones y a la sociedad del siglo XVII, y, por que no, mencionar que lagunas de la historiogra­ ffa zacatecana cubre, explica o amplfa la obra. Lo anterior es importante, pues el autor corre el riesgo de desorientar al lee­ tor en tres capitulos independientes, en donde uno permite emender al otro, pero que el conjunto podrfa no llevar hacia una misma direcci6n o, al menos, no a aquella proyectada por el autor, Sin embargo, las criticas expresadas aqui no le restan valor a la obra, e innega­ ble nos resulta el gran esfuerzo del autor 208 ante semejante tarea. Subrayamos nueva­ rnente lo revelador del estudio y los sig­ nificativos aportes de Enciso al acercarse a la sociedad zacatecana del siglo XVI a partir de sus instituciones y de la regula­ ci6n de la problematica vida cotidiana de esre asentamiento minero, al que se ha considerado el micleo poblacional mas irnportante de Nueva Galicia desde su descubrimienro hasta finales de ese siglo. Ambos temas resultan fundamentales para conocer los diferentes procesos que fueron surgiendo en Zacatecas: aquellos experimentados por las insrituciones y los que sufri6 la sociedad. Precisamente, uno de los logros del autor es que nos deja ver c6mo el estudio de las instituciones per­ mite conocer a una sociedad, y la historia del derecho indiano a ambas. As] pues, bajo la amena pluma de Enciso, esta trfa­ da se ha conjugado para darle algunas in­ teresantes respuestas al siglo XVI de Za­ catecas. Elisa ltzel Garda Berumen FFyL­UNAM Jose Antonio Aguilar Rivera, El manta liberal: los poderes de emergencia en Mexico 1821-1876, lnstituto de Investigaciones Jurfdicas­UNAM, Mexico, 2001, 287 pp. El tema planteado por el autor resulta in­ teresante y novedoso, ya que como el mis­ mo sefiala en uno de sus argumentos, "en general, todos los estudiosos del periodo han partido de un supuesto corruin: que el modelo te6rico seguido por los lati­ noamericanos decimon6nicos era claro y estaba bien esrablecido''; aiin mas, se pen­ saba, a decir del autor, que "esraba libre de fallas intrfnsecas", A lo largo del texto RESENAS Jose Antonio Rivera muestra c6mo el des­ orden politico, el atraso econ6mico, la fragmentaci6n regional y los conflictos sociales estuvieron claramente influencia­ dos por un sistema consrirucional que resulto inoperante, pues contenfa "fallas y ambigtiedades estructurales" que repercu­ tieron no solo en los intentos liberales por consolidar a una naci6n, sino tambien en los proyectos cenrralista y rnonarquico. El punto medular del libro en cues­ ti6n radica en rnostrar cual fue el papel de las provisiones de emergencia en el Mexico republicano y c6mo el liberalismo no provey6 a los gobiernos con medios legftimos para enfrentar pequefios y gra­ ves conflictos que se desarrollaron a lo largo de la primera rnitad del siglo XIX. Lo parad6jico de esta situaci6n es que Jose Antonio Aguilar muestra corno la naci6n sobrevivi6 aun sin poderes de emergencia, porque ellos no serfan incor­ porados sino hasta 1857; mientras tanto, los diversos gobiernos recurrieron a me­ didas insconstitucionales ­barnizadas de legalidad­, como las facultades extraordi­ narias, concedidas en diversas ocasiones al ejecutivo y que derivarfan en regfmenes de cone dictatorial para enfrentar las con­ tinuas crisis polfticas. El libro dedica "particular atencion a los primeros experimentos constitucio­ nales en Mexico", ya que al decir del au­ tor, el proceso de ruptura constitucional no ha sido suficientemente estudiado. Y es que en su opinion, existen deficiencias en la Iiteratura del periodo, pues no hay narrativas correctas de los eventos ocurri­ dos entre 1821 y 18 5 7, ya que mientras algunos estudiosos presentan un caos ge­ neralizado, otros recurren a las explicacio­ nes culturalistas; tarnbien hay quienes pre­ sentan un Mexico decimon6nico "ideal", RESENAS en donde prevaleci6 el orden y el pro­ greso. Algunos problemas que afectaban al pafs dieron lugar a la proclamaci6n de le­ yes ambiguas que pretendfan solucionar conflictos tales como la proliferaci6n de bandidos, que por cierto era mucho grave de lo que plantea el autor, pero gue en realidad se utilizaron rarnbien para destruir a los enemigos polf ticos, Este tipo de recursos legales aplicados para "matar dos pajaros de un tiro" dio pie a que se perdiera la confianza en las leyes yen los tribunales, pues sin poderes cons­ titucionales de emergencia, las leyes eran utilizadas de manera arbitraria, violando los derechos de los individuos a tal punto que tribunales militares juzgaban a civi­ les. Asf resulto en la aplicaci6n de las leyes de 17 de abril de 1821 y de 27 de sep­ tiembre de 1823. En ambos casos se violaba la constitu­ ci6n y se usaba de dichos poderes para la persecuci6n polftica en un intento por so­ 1 ucionar las rebeliones que se daban por todo el pafs, aunque sin lograrlo, porque dichos pronunciamiemos respondfan a rnultitud de factores y no solamente al desorden que se presentaba en el terreno politico. Poderes de emergencia: Su ausencia fue compensada con varios decretos y leyes. A principios del siglo XIX fueron vis­ tos como una manera indirecra de gober­ nar en tiempos normales en presencia de un ejecutivo debil, A diferencia de las medidas exrracons­ titucionales que trafan desconcierto e in­ certidumbre polf tica, los poderes eran vis­ tos como alternativas con lfrnites precisos. Fueron excluidos en las constituciones de 1824 y 1834. mas 209 SECOENClfi Revistadehistorjaycienciassociales Como consecuencia de su exclusion, el ejecutivo tuvo que emplear facultades extraordinarias frente al desorden politico, llevandolo en ocasiones a extremos de des­ enfreno. La ausencia de poderes extraordinarios alento los pronunciamientos, ya que esto reflejaba la debilidad inherente del siste­ ma constitucional, y cuando se presenra­ ron verdaderas si tuaciones de emergencia, los gobiernos no fueron capaces de en­ frentarlas de manera legal. El autor destaca un punto clave en cuanto al colapso que sufrio el sistema consrirucional en sus salvaguardas exrer­ nas debido al patron dual de gobierno, en el que si bien no habfa provisiones de emergencia, sf se tomaban medidas extra­ consritucionales ante situaciones de erner­ gencia, coma sucedio en el caso de la gue­ rra contra Estados U nidos en donde si bien la Constitucion prevefa provisiones de emergencia muy limitadas, estas no fueron puestas en vigor porque en junio de 1846 el pafs no tenfa un congreso. Cuando finalmenre este foe instalado, de todas formas tuvo que otorgar al ejecutivo facultades extraordinarias espedficas, como suspender el habeas corpus, otorgar perdones a condenados por razones polf­ ticas, para reorganizar al ejercito, para nombrar nuevos oficiales y para recabar mas fondos. Las consecuencias de que en la Cons­ titucion de 1824 nose hubieran incorpo­ rado los poderes de emergencia llevaban al pafs a un caos ante la amenaza extranje­ ra, sin embargo, los legisladores optaron aun en estos crfticos momentos par no incorporar dichos poderes a la constitu­ cion y de alguna manera obviarla. La realidad del pafs al enfrenrar una guerra de catastr6ficas proporciones con­ 210 ducfa a recurrir a medidas extraconstitu­ cionales que permitieron que las gobier­ nos simplemente ignoraran a la consti­ tuci6n. Por ello, en 1856, una vez reunido el constituyente, vefan coma prioritario "instituir profundos cambios en la esrruc­ tura polftica de Mexico" para "detener el flujo de rebeliones, nuevas constituciones, contrarrevoluciones y dictaduras que ha­ bfan caracterizado a Mexico desde su in­ dependencia". Sin embargo, en la practica el pafs si­ guio involucrado en feroces luchas que llevaron a los mexicanos a matarse entre sf como nunca antes, mientras el Congre­ so discutfa y deshechaba de nuevo la inclusion de los poderes de emergencia hasta noviembre de 1856, despues de in­ numerables discusiones. Posteriormente, analizando los congresos de 1824 y 1856, se ha descubierto que las discusiones sobre los poderes de emergencia fueron mas importantes en el segundo debido, segun Aguilar Rivera, a que el rechazo liberal habfa perdido pane de su fuerza. El siguiente periodo al que hace refe­ rencia el autor, los gobiernos de Juarez, sera uno de los mas conflictivos y que evi­ denciara de manera mas drastica las tras­ rornos ocasionados por la carencia de po­ deres de emergencia adecuados. A tal punto, que diez afios serfa gobernado el pafs sin consrirucion, Laura Solares Robles lNSTITIJTO MORA Diana Anhalt, A Gathering of Fugitives. American Political Expatriates in Mexico. 1948-1965, Archer Books, Santa Marfa, California, 2001, 246 pp. RESENAS