21 RED UNIVERSITARIA Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias Incendios forestales, paseantes, erosión del suelo y falta de regeneración natural, algunas de las causas. Luis Eduardo Carrillo luiseduardocarrillo@yahoo.com.mx L os incendios forestales, los paseantes, la erosión del suelo, falta de regeneración natural y de un manejo integral en la Primavera provocan una mayor incidencia de plagas y enfermedades en los árboles de esta área natural protegida, coincidieron en señalar investigadores del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA). De acuerdo con un estudio (1996-2000) realizado por los especialistas de ese centro, Luz Elena Claudio García y Román Jaime Granados, los pinos y encinos han sido afectados de manera significativa por estos agentes destructivos, y es posible que la situación empeore todavía. Los objetivos del estudio fueron encontrar focos de infección de enfermedades en el bosque y conocer el estado sanitario de los árboles, principalmente de pinos y encinos, los más conocidos e importantes en la región. La evaluación se efectuó en 72 parcelas de este bosque, ubicadas entre la avenida Mariano Otero hasta el cerro Planillas y por la entrada de Tala hasta el cerro San Miguel, así como en diferentes rangos de altitud, es decir, a inicios, faldas y zonas altas del bosque. A lo largo de cuatro años encontraron que una de las enfermedades más frecuentes en los pinos es la roya, producida por un hongo llamado Cronartium. La especie más afectada es el Pinus oocarpa. En los encinos son las manchas foliares, causadas por el hongo Pestalotia sp., que los deshoja; en ellos la especie más afectada es Q. magnoliifolia. Luz Elena Claudio añadió que la enfermedad ataca a las piñas, lo que disminuye la producción de semilla y esto a su vez impide una regeneración natural del bosque: “Otro hallazgo es que en esta zona encontramos escasa regeneración. Es posible observar que hay alrededor de cinco árboles renuevos por hectárea”. Agregó que las parcelas más dañadas concuerdan con las zonas donde hay más paseantes, como la Mesa de león y el río Caliente. El investigador del Departamento de Producción Forestal, del CUCBA, Jesús Hernández Alonso, a partir de diversas visitas a la zona, coincidió en que el bosque presenta distintas perturbaciones y daños en su flora: ADRIANA GONZÁLEZ Pinos y encinos de la Primavera, enfermos Los pinos y encinos han sido afectados de manera significativa “La mayoría de especies, como pinos, encinos, acacias y otras, están mermadas por los incendios, el sobrepastoreo y por consiguiente son más susceptibles a plagas y enfermedades.” Los insectos que más afectan a la zona son el barrenador del fuste, descortezadores, defoliadores, y la plantaparásito muérdago. No obstante que éstos forman parte del ecosistema, a causa de otros factores, como los incendios, su población aumenta y matan más fácilmente a los árboles. Según un estudio, el nivel de infestación de muérdago en el bosque puede estar afectando a más del cinco por ciento de la Primavera, y va en aumento, por lo que es indispensable aplicar estrategias de control químico, mecánico e integrado para disminuirlo. La investigadora del Departamento de Ciencias Ambientales resaltó que ante el incremento de plagas y enfermedades es necesario un plan de manejo sanitario del arbolado, evaluaciones permanentes y un censo de árboles tanto sanos como enfermos, así como detectar zonas que son foco de infección.❖ Los árboles, un legado ancestral Doctora Guadalupe Garibay Chávez1 El árbol, desde tiempos inmemorables en diferentes culturas, ha sido considerado símbolo de vida, fortaleza y protección, de regeneración cíclica, esperanza, vínculo con el cielo y la Tierra y articulación con el cosmos. Sus frutos representan la fertilidad e inmortalidad. Muchas civilizaciones han visto en el árbol el protector de lo material y espiritual, ya que consideraban establecía una comunicación con los tres niveles del cosmos: el subterráneo, el terrestre y el celeste. Lo subterráneo: las raíces que hurgan en las profundidades por la continua necesidad de encontrar agua; lo terrestre, representado por el tronco, y lo celeste por sus ramas y copa que se elevan al cielo. Eran el eje del mundo, pues en el árbol se reunían los elementos: el agua que fluye en su interior, la tierra que se integra a su cuerpo por las raíces, el aire que alimenta las hojas y el fuego que surge de su combustión. Hay árboles que han estado ligados a la identidad de los pueblos. En México y en otros países tienen una representación mística: en México, particularmente el cacao; en Jalisco, en Zapopan, el zapote blanco; en Sonora, el guamúchil; el roble de los celtas, el tilo de los alemanes, el fresno de los escandinavos, el olivo de los árabes, el banano de los habitantes de la India, el abedul de los siberianos, el yin y el yan de los chinos. Esta planta perenne ha mantenido desde el principio de los tiempos una relación vital con todos los seres vivos, sobre todo con el ser humano, al proporcionarle el primer hogar, alimento y leña, sombra y también refugio de las aves que cazaba para alimentarse. El árbol es historia: nos remite al origen y evolución como sociedad y cultura. Es fuente de inspiración para el artista y el poeta. Guardamos una relación íntima con él, porque cada hombre y cada mujer lleva uno en su interior, por medio del cual alimenta el deseo de crecer de la mejor manera, como creían los celtas. Los vínculos que mantenemos con ellos se dan a lo largo de nuestra vida: un legado que vamos olvidando. Estamos perdiendo esa capacidad de pensar cuán importante es protegerlos y conservarlos. Satisfacen necesidades básicas, porque nos dan oxígeno, alimento, lluvia, cama, cobijo, paz y belleza. El 5 de junio, en conmemoración del Día mundial del medio ambiente, la Universidad de Guadalajara, como parte de la Cátedra de biodiversidad, organizó la exposición “Por sus frutos los reconoceréis”, que tuvo como sede el pasillo de entrada del Edificio cultural y administrativo de la Universidad de Guadalajara. El propósito de la exposición fue dar a conocer al público en general el valor de los árboles y sus frutos, reconocerlos y difundir su importancia como patrimonio cultural, ambiental y de vida. Esta exposición presentó diversos frutos de árboles originarios de México, Centroamérica, Suramérica, Medio Oriente, Indonesia, Malasia, India, China y Japón, que han sido parte de nuestra cultura y tenido diversos significados y usos a través de la historia. Fue ofrecida una degustación de deliciosos, bellos y aromáticos frutos.❖ Profesora investigadora. Coordinadora del Programa de divulgación científica. Miembro de la Red de comunicación y divulgación de la ciencia, de la UdeG. 1