GUÍA PARA EL DIAGNÓSTICO ANATOMOPATOLÓGICO DE LA TUBERCULOSIS Equipo técnico (autores): Virginia Capó de Paz Patóloga Dr. C. Médicas Diagnósticas Profesora e Investigadora Titular Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí Yaxsier de Armas Lic. Bioquímica Máster en Ciencias Investigador Agregado Profesor Instructor Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí Lilian Mederos Lic. Microbiología Máster en Bacteriología / Micología Investigador Auxiliar Profesor Instructor Instituto de Medicina Tropical ¨Pedro Kourí¨(IPK) Revisión, fecha de publicación, fecha de expiración y fecha de actualización: A solicitud de la Dirección del Programa de Control de la Tuberculosis Confeccionado: Marzo 2010. Revisado: Aprobado: Fecha de publicación: Tiempo de vigencia: Objetivo General: Asegurar competencia, calidad y bioseguridad para el diagnóstico histopatológico de la tuberculosis. Objetivos Específicos de la Guía: - Fortalecer la capacidad a los patólogos en el diagnóstico anatomopatológico de tuberculosis y Micobacteriosis. - Familiarizar a los patólogos con las posibilidades que brindan las técnicas moleculares como el PCR para el diagnóstico de especie en las enfermedades granulomatosas con presencia o no de BAAR. Introducción: El diagnóstico de la tuberculosis que es realizado por estudios histopatológicos ya sea por biopsias, citologías o postmortem, resulta de gran importancia desde el punto de vista clínico y de salud pública. Esta vía diagnóstica puede ser de gran utilidad, pues los pacientes diagnosticados pueden representar nuevos casos de la enfermedad que no han sido diagnosticados previamente y por lo tanto, se convierten en un indicador importante de la calidad de la detección de “casos nuevos” de tuberculosis. Con cierta frecuencia, durante el examen macroscópico de piezas quirúrgicas o de necropsias, tales como pulmones, ganglios, hígado, bazo y riñones se detectan lesiones granulomatosas en pacientes de los que se desconocen sus previos antecedentes de infección tuberculosa. Habitualmente, se describe el hallazgo macroscópico y se toma muestra para estudio histológico de rutina y es recomendable que se indique la coloración de Ziehl Neelsen para demostrar la presencia de bacilos ácido alcohol resistente (BAAR) en los tejidos. La gran mayoría de las veces, si la muestra no llega fijada en formol, se obvia la toma de muestra para cultivo de micobacterias. Al redactar el informe anatomopatológico, el diagnóstico debe de quedar reflejado en las conclusiones finales del estudio de la o las muestras aunque en ocasiones puede quedar relegado y no aparecer. Es una gran realidad que el patólogo no está entrenado en reportar enfermedades de declaración obligatoria (EDO) puesto que es el médico de asistencia el que lo hace. Sin embargo, todo médico que haga el diagnóstico de certeza o sospechado de una EDO debe llenar el reporte y entregarlo en el departamento de registros médicos. De esta forma, los diagnósticos de enfermedades granulomatosas probablemente tuberculosa, con o sin micobacterias en tejidos de autopsia, de forma excepcional se reportan. No es menos cierto que no sólo la tuberculosis causa enfermedades granulomatosas. Otras especies micobacterianas denominadas como ambientales, atípicas, no tuberculosas y más recientemente oportunistas, son capaces de producir una respuesta tisular similar a la tuberculosis y no todos los granulomas con presencia de bacilos ácido alcoholo resistentes (BAAR), necesariamente son tuberculosos. De forma general, los patólogos diagnostican tuberculosis por el solo hecho de encontrar BAAR en un granuloma. De ser reportado un nuevo caso falso-positivo por el médico de asistencia, además de crear tensiones al paciente y familiares, puede desencadenar mecanismos de instauración de tratamiento, pesquisa y control de contactos, medidas para la contención de la trasmisión de la enfermedad y atención por seguridad social, totalmente injustificados. Además, se produciría el fracaso terapéutico pues la susceptibilidad a los fármacos de elección es diferente para ambos grupos de micobacterias. Aún más, existen otras enfermedades infecciosas, no ocasionadas por micobacteriosas, que producen la formación de granulomas como respuesta tisular. Entre ellas, algunas micosis, infecciones bacterianas y hasta algunos tumores. Con frecuencia, la tuberculosis y otras micobacteriosis pueden asociarse a tumores tales como los linfomas y pueden también desarrollarse en pacientes en diálisis por insuficiencia renal. Antecedentes y justificación: El género Mycobacterium está constituido por casi 125 especies que tienen como característica la presencia de lípidos muy específicos y complejos que están directamente asociados a la virulencia denominados ácidos micólicos en su pared bacteriana lo que le confiere la propiedad de teñirse con colorantes tales como la fuschina básica fenicada la cual retienen aún después de ser tratadas con decolorantes como es el alcohol clorhídrico al 3%. Es decir, todas las especies de este género se observan microscópicamente como BAAR y es imposible distinguir histológicamente con certeza la tuberculosis del resto de las especies micobacterianas de las demás micobacterias. Son varios los agentes etiológicos causantes de tuberculosis por eso se engloban en el llamado Complejo tuberculoso. Las especies que conforman este Complejo tuberculoso son son patógenos para el hombre: M. tuberculosis, M. africanum, M. canetti, M bovis y M. microti Los dos primeros se presentan con variantes regionales, y el tercero aparece en aislamientos raros por su fenotipo y genotipo. M. tuberculosis y M. africanum son altamente patógenas para el hombre y por su gran trasmisibilidad entre individuos, mediante aerosoles creados por la tos de pacientes con lesión pulmonar, cobran una alta importancia desde el punto de vista de la salud pública. M. bovis puede estar presente en el ganado bovino y en una gran variedad de animales salvajes y domésticos y desde los mismos se puede producir la trasmisión al hombre. Las medidas de sanidad animal y las aplicadas a los alimentos han permitido el descenso de la incidencia de la zoonosis. El resto de las micobacterias son capaces de vivir libremente y son llamadas ambientales, oportunistas o atípicas para diferenciarlas de la tuberculosis por estas características. Sin embargo, como la tuberculosis, las micobacterias atípicas también se trasmiten por aerosoles como los generados por movimientos de agua y aire en la naturaleza aunque algunos autores plantean que epidemiológicamente no está bien demostrado. Pueden también ser adquiridas por vía digestiva, heridas quirúrgicas, heridas sutiles de la piel, de la mucosa bucal o mediante tratamientos estéticos. Ellas normalmente colonizan el árbol respiratorio, el digestivo o urogenital sin causar daño alguno si el aparato inmunológico del individuo se encuentra sano. De ser así, este encuentro puede ser inmunológicamente efectivo y conferir protección contra las especies de micobacterias altamente patógenas. Sin embargo, aunque la inmunidad esté intacta, las micobacterias ambientales pueden infectar pulmones previamente afectados por enfermedades pulmonares crónicas como la misma tuberculosis, EPOC, entre otras. Debe tenerse muy presente que las micobacterias pueden ser altamente resistentes a algunas soluciones desinfectantes. Prueba de ello son los casos que se han infectado a través de la utilización de los instrumentos quirúrgicos, equipos de hemodiálisis, endoscopios, o prótesis de uso hospitalario, descritos en la literatura. En cuanto a la infección pulmonar en países con alta o mediana incidencia de la enfermedad, el 99% de los cultivos positivos de BAAR obtenidos de pacientes inmunocompetentes son casos de tuberculosis. Sin embargo, entre los casos con tuberculosis extrapulmonar el aporte del cultivo al diagnóstico es muy variable debido a la posibilidad de acceder al sitio de infección tanto por su localización anatómica como por su factibilidad desde el punto de vista técnico y operativo. Las micobacterias ambientales producen enfermedad en individuos inmunosuprimidos, tanto los que padecen SIDA, pacientes corticoides dependientes, pacientes sometidos a quimioterapia, que producen bajos niveles de linfocitos T. Cuando se logra reconstituir la inmunidad mediada por células, las micobacteriosis disminuyen notoriamente, aunque en algunos casos es imposible evitar las infecciones diseminadas en este tipo de paciente. Sin embargo, la administración de la triple terapia antirretroviral contra el VIH sida a pacientes que también padecen tuberculosis puede provocar el síndrome de reconstitución inmunológica que puede llevar al paciente a la muerte. El complejo de especies micobacterianas oportunistas de mayor incidencia como patógeno es el denominado Complejo avium-intracellulare (M. avium y M. intracellular) denominado también Complejo MAI y su localización más frecuente es la pulmonar. Siguen, en orden de frecuencia, algunas micobacterias de rápido desarrollo: Complejo M fortuitum conformado por las especies M fortuitum, M. peregrinum, M. abscessus y M chelonae. En algunas áreas geográficas se destaca la frecuencia de M. kansasii que es la más virulenta entre las micobacterias ambientales y la única que normalmente es sensible al esquema antituberculoso de primera línea. Existen otras especies micobacterianas pero que su aislamiento aparece en menor frecuencia. Las micobacterias ambientales pueden sobrevivir fuera del hospedador, si las condiciones no son extremas, pero los integrantes del complejo M. tuberculosis resisten menos fuera de él. De manera que la probabilidad de hacerlos reproducir en el cultivo aumenta con la rapidez con la que se siembre la muestra de la lesión del paciente. La demora es muy crítica cuando el número de bacilos es escaso o cuando el pH de la muestra es desfavorable para la sobrevivencia del bacilo. El desconocimiento de la posibilidad de tener acceso al cultivo microbiológico de micobacterias a partir de fragmentos de tejidos, la falta de previsión en tomar la muestra para cultivo antes de fijar el tejido debido en parte a la falta de información en la boleta de solicitud de biopsia al cirujano y al patólogo entre otras, provocan la pérdida de la oportunidad de obtener el aislamiento por cultivo en un Laboratorio de Micobacteriología y de esa manera llegar a la clasificación e identificación de la especie causante de la infección a partir de los tejidos, aspirados y lesiones. La tuberculosis y la infección por otras micobacterias no son una excepción entre las infecciones en cuanto a la importancia de su diagnóstico positivo aunque desde el punto de vista epidemiológico, es imprescindible tanto su diagnóstico positivo como el diferencial pues la vía terapéutica a seguir sería diferente. La fijación inmediata y rutinaria de los tejidos en formol permite el estudio histopatológico de forma ideal en detrimento de la posibilidad de obtener material viable para cultivos lo que para el diagnóstico de la tuberculosis es la regla de oro. Pero las posibilidades de identificación de Mycobacterium spp no se ha perdido aún después de fijado el tejido en formol. PERSISTENCIA DEL BACILO EN MUESTRAS DE LA LESIÓN Ya se ha comentado más arriba que las micobacterias pueden sobrevivir fuera del hospedero hospedador en condiciones medias aunque los integrantes del Complejo M. tuberculosis son menos resistentes fuera del hospedero. Se puede deducir que la probabilidad de obtener un crecimiento bacteriano esté condicionada a la rapidez con que se le realice a muestra el examen de cultivo a partir de la lesión del paciente. Cuando el número de bacilos es escaso o el pH desfavorable, el tiempo de demora en cultivar la muestra se convierte en factor crítico. Las muestras deben de ser enviadas a cultivar en frasco estéril con tapa, sumergidas en suero fisiológico estéril, y trasladadas lo antes posible al Laboratorio de Micobacteriología. Estas muestras no necesitan mantenerse en refrigeración. Se recomienda hacer la coordinación previa con el laboratorio que procesará las muestras para que preparen las condiciones necesarias e impedir la pérdida innecesaria de tiempo para llegar a realizar el procesamiento de la muestra y su cultivo en el menor tiempo, pues estas muestras generalmente son ¨oligobacilares¨ o sea muy baja concentración bacilar y esto podría afectar su viabilidad. A partir de que se reciba en el laboratorio se deben seguir lo pautado en las Guías técnicas del Manual para el Diagnóstico Bacteriológico de la Tuberculosis. En dependencia del tipo, manipulación y estado de cada muestra, si está o no purulenta, se escoge el tipo de decontaminación a realizar, pero este siempre debe ser escoger el menos letal, para tratar de no atentar contra la concentración bacilar presente, el más recomendado es el Método de Decontaminación de ácido sulfúrico al 4% , siempre enfatizando de que el procesamiento de las muestras se realice con la menor demora posible. Es importante recalcar la no utilización de soluciones de fenol, anestésicos, formol o solución de formaldehído. PRUEBAS MOLECULARES Algunas pruebas moleculares para el diagnóstico de micobacterias aunque son muy precisas, son muy costosas, necesitan tiempo y abundante desarrollo en el cultivo para producir un resultado certero. Permiten el diagnóstico acelerado de micobacterias ambientales potencialmente patógenas, pero tiene un costo mayor que las pruebas bioquímicas. Sin embargo, en el caso de no contar con más material para el diagnóstico de micobacterias que tejidos fijados en formol y embebidos en parafina se puede amplificar una región específica del cromosoma del bacilo que luego se puede identificar la especie a través del empleo de enzimas de restricción, que generan fragmentos únicos para cada especie. Este procedimiento requiere de condiciones altamente exigentes en cuanto al local de trabajo en los laboratorios, reactivos costosos, equipamiento especial, material gastable, personal muy entrenado, ropa de uso exclusivo según las áreas y numerosos controles lo cual no corresponde describir en este documento ni se podrán instaurar en las unidades de salud a nivel secundario. Definiciones necesarias: Proceso inflamatorio granulomatoso: patrón característico de reacción inflamatoria crónica en el que el tipo celular predominante es un macrófago activado cuyo aspecto es de tipo epitelial modificado (epiteloide). Granuloma: es una zona local de inflamación granulomatosa. Consiste en una acumulación microscópica de macrófagos transformados en células epiteliodes, rodeada por un collar de leucocitos mononucleares, principalmente linfocitos y en ocasiones, células plasmáticas. Con frecuencia, aunque no de forma invariable, las células epitelioides se fusionan y forman células gigantes en la periferia de los granulomas y en ocasiones, también en la parte central de los mismos. Granuloma inmunitario: el producido por el bacilo tuberculoso es el prototipo de este tipo de granuloma, se le denomina tubérculo y se caracteriza clásicamente por la presencia de necrosis caseosa central. En otras enfermedades granulomatosa no es frecuente la necrosis caseosa. Cuando la inmunidad mediada por células es deficiente el tubérculo no se desarrolla en la infección por micobacterias del complejo M. tuberculosis. PCR: del inglés, reacción en cadena de la polimerasa. Población diana: Muestra para cultivo de los tejidos de biopsia o de fallecidos antes de la fijación que presenten proceso inflamatorio granulomatoso y formación de granulomas con necrosis caseosa o no, con células gigantes o no. Realizar PCR a cortes de tejido de parafina de tejidos con granulomas y que preferentemente sean BAAR positivos en caso de que no haya posibilidades de obtener material óptimo para cultivo. Usuarios: Patólogos que realicen autopsias y pases de biopsias en hospitales del país. Bibliografía. La mortal intersección entre tuberculosis y VIH, cdc.gov. Afessa B, Green W, et al. (1998). "Pulmonary complications of HIV infection: autopsy findings." Chest 113(5): 1225-9. Amarapurkar A and A. V. (2006). "Liver involvement in tuberculosis--an autopsy study." 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