Secuencia (1998), 41, mayo-agosto, 139-148 ISSN: 0186-0348, ISSN electrónico: 2395-8464 DOI: http://dx.doi.org/10.18234/secuencia.v0i41.617 La Bula de la Santa Cruzada... lun remedio para sanar el alma? Ma. Concepcion Lugo Olin Esrumos HISTORICOS-INAH DIRECCION DE En este artfculo se estudia el papel que jug6,. en la sociedad virreinai, IaBula de la Santa Cruzada de 1578 a 1821, no solo. cqmo una de las practicas preparatorias para la muerte, sino coma el instrumento que manej6 la Iglesia de la Contrarreforma para propagar las distintas creencias y practicas religiosas avaladas por el Concilio de Trento. L a Bula de la Santa Cruzada, que se constituyo, desde sus origenesmedievales, como un valioso instrumento para salvar el alma, era un documento apost6lico por el cual el Sumo Pontifice, maxima autoridad del mundo cristiano, otorgaba, par el termlno de un afio, diferentes Indulgenclas ·a quienes participaran en la guerra 'contra los lnfleles, ya fuera personalmente, costeando -Ia participaci6n de otro, o ayudando con al- · guna limosna a cubrir las cuantiosos gastos que generaron las dos guerras consideradas santas: las Cruzadas y la Reconquista espafi.ola.1 Con. la expedici6n de este documento, adernas de tener un contingente militar asegurado, la Iglesia no s6lo avalaba la intervenci6n de sus participantes en la defensa .de la eristiandad, sino que. les concedia nada menos que el perdon de sus pecados, par tal motivo numerosos homicidas, perjuros, adulteros, raptores y otros grandes malhechores se ponian gustosos al servicio de dicha causa esperando encontrar, en esas luchas, el 1 Le Goff, Baja, 1974 p. 131; Weckmann, Herencia, 1984, vol. 1, p. 21. 139 Secuencia, nueva epoca num, 41, mayo-agosto 1998 Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada SECOENClf! Revis1adehistoriaycieociassociales media adecuado de alcanzar el "Reino de las Cielos".2 De esta forma, a la predica de la primera Cruzada, hecha par Urbano II en 1096, siguieron otras mas hasta introducirse la hula en Espana, hacia las siglos XII-XIII, cuando el papa concedlo a las Reyes Cat6licos el derecho de expedir la bula para ayudarse en la lucha contra las moros. Una vez finiquitadas estas campafias con la victoria cristiana, las monarcas europeos seguirian gozando de este beneficio y destinando las fondos a costear las guerras contra las turcos y otros pueblos considerados, par las cristianos, coma infieles. Mas tarde, entre 1573 y 1578, el pontiflce Gregorio XIII extenderfa el privilegio de la Bula al nuevo mundo, cuya conquista cerraria la era medieval con el inicio del Renacimtento.! Desde su introducci6n en Nueva Espana, las bulas se considerarian instrumentos coadyuvantes al bien morlr, y sedan destinados, en su conjunto, a conservar la salud del alma, y a ayudar a las fieles a mantener su vida pura al liberarlos del pecado, asl coma al servicio y a la union con Dias mediante el fomento de la fe y el ejercicio de diversas obras pias. Se encaminaban, asimismo, a fortalecer el espirltu y a prepararlo para entablar otra lucha, tanto 0 mas desigual que aquellas guerras santas, en contra de las mortales enemigos de la gracia, coma eran el pecado y la tentacion. Con el triunfo en este combate, las fieles lograrian veneer a la muerte y conqulsz Le Goff, Baja, p. 126. Herencia, vol. 1, p. 385. 3 Weckmann, 140 la Jerusalen Celestial mediante la salvaci6n de sus almas.4 La venta par la Iglesia de este Importante instrumento de perd6n, se llevaba a cabo, en Nueva Espafia, cada dos afios. Un religioso con el cargo de comisario de Cruzada, apoyado en unos manuales conocidos coma Explicaci6n de la Bula de la Santa Cruzada" informaba a la feligresia sabre el funcionamiento, el sentido y las alcances del documento, al tiempo que exaltaba sus invaluables beneficios en media de una solemne y ostentosa ceremonia organizada con el deliberado prop6sito de deslumbrar a las vasallos novohispanos y asegurar la venta.6 . Las dispensas concedidas par la Bula pronto se difundieron par todas las parroqulas y curatos del virreinato tar 4 Venegas, Agonfa, 1565, f. CVIII; Carrillo, Explicaci6n, 1602, pp. 2-3; Crasser, Dulce, 1788. s En Ios fondos conventuales de nuestro pals se localizan numerosos manuales sabre la Explicaci6n de la Bula a Llaves del Reino de los Cielos como tambien se las conoda. Unas son importados, en tanto que otros son novohis- " panos, pero todos fueron redactados invariablemen te por religiosos, La publicaci6n de dichos manuales que bien podrfan constituir verdaderos catalogos, corrio paralela a Los afios de la vigencia de la Bula: 1573-1821. En ellos se pueden distinguir tres partes fund amentales. Una de caracter introductorio que consiste en la historia del documento desde sus orfgenes hasta la autorizaci6n de su venta en el nuevo mundo. Otra secci6n dogmatica que se encargaba de informar a los fieles sobre la finalidad, funcionamiento y beneficios de la Bula; en la ultirna parte se los orientaba sabre las practicas que debian ejecitar para obtener esos beneficios, asf coma el d6nde, el cuando y el c6mo realizarlas. 6 Mansutti, Catdlogo, 1979, p. m. MA. CONCEPCION LUGO OLIN Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada · para llegar, en el siglo XVIII, hasta las pueblos de indios. Su demanda corri6 paralela a la de esos dificiles slglos coloniales en los que numerosas calamidades provocadas por la peste, el hambre y la guerra, hicieron de la muerte un hecho constante, cotidiano y presente. Mas tarde, durante el barroco, por las caracterlstlcas propias de la epoca, esta venta de perd6n akanz6 un auge inusitado, pues en ese tiempo la muerte se convirti6 en una verdadera obsesi6n que norm6 la vida de esa sociedad sacralizada de entonces, para desaparecer por completo con la su presi6n de la Bula en 1821, en las albores del Mexico independiente. 7 Con esta valiosa Have que abriria el mismismo Reino de las Cielos, y sin la cual ninguna indulgencia tenia vaIidez, la Iglesia Cat6lica de la Contrarreforma no solo pudo reunir cuantiosas sumas para la propagaci6n de la fe, sino que tuvo tambien en sus manos una poderosa arma que habilmente supo manejar para promover, defender y justificar diversas normas y creencias confirmadas en el Concilio Ecumenico de . Trento y, de manera especial, aquellas que eran severamente atacadas por los reformadores protestantes. La Bula constitufa en si misma un reconocimiento directo a la autoridad del pontifice y una defensa tenaz de 7 Carreno, Cedulario, 1947, pp. 287, 358, 362, 461, 462, 515; Recopilacion, 1973, vol. 1, libro 1, titulo xx, pp. 103~104.Vease tambien AGN, ramo de Bulas y Santa Cruzada, afios 1647, 1669, 1743, 1771,· 1789, 1793 y 1805; Fonte, "Decreto", en La Abeja Poblana, t. II, num. 4, 17 de diciembre de 1821. LA 8ULADE LA SANTA CRUZADA... las criticadistmas indulgencias. Sirvi6, al mismo tiempo, como un media para fundamentar creencias tales coma la existencia del purgatorio y [ustlficar el ejercicio de diversas practicas religiosas igualmente atacadas, coma las devociones marianas, la devoci6n a los Santos y martires de la fe, la recepci6n de las sacramentos de la confesi6n, de la comuni6n y de la extremaunci6n, asi coma la asistencia a mlsa, practicas sin las cuales, a la Iglesia le resultaba imposible ejercer sus privilegios. 8 La importancia de ejercitar estas practicas radicaba, segiin la Iglesia, en que eran las armas con que la Santa Madre Iglesia dotaba a sus hijos para fortalecer SU espiritu, y no solo para combatir sino tambien para veneer al pecado y, asi, evitar la muerte del alma o condenaci6n eterna. De esta manera las devociones marianas garantizaban la presencia de la Virgen Maria. en el mom ento de la muerte de sus hijos que se iban a salvar; mientras que la veneraci6n a los santos y martires de la fe aseguraba la salvaci6n en tanto que, esos seres en gracia, adernas de ser eficientes intercesores entre el hombre y la divinidad, eran la representaclon misma de la victoria contra el pecado y la came: par ello, su ejernplo serviria para alejar a los fieles del mal, al tiempo que sedan modelo y guia en la preparaci6n para la muerte. La confesi6n es el sacramento por media del cual Cristo limpia con su sangre ·las almas; el de la comuni6n 8 Salazar,Llave, 1738, pp. 10-11. 141 Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada SECOENClf! Revis1adehistoriaycieociassociales da vida porque Cristo prometio vida lado de los justos y gozando de vida eterna a aquel que tomara su cuerpo y eterna, era la poseedora de un inabebiera su sangre. La extremaunci6n gotable tesoro de perd6n; este estaba ocupa un lugar especial par ser el compuesto par las merltos y sacrifiultimo sacramento con que la Santa cios de los seres en gracia, cuyas abunMadre Iglesia ayudaba a sus hijos a dantes obras, al ser ofrecidas par el librar el combate de la agonia par bien cormin de la Iglesia, habian almedia de Ia bendici6n de boca, oidos, canzado para pagar las deudas de nariz, manos y pies, partes del cuerpo todos los fieles vivas y difuntos; por consideradas coma las puertas de ello, estas representaban el mariantial entrada del pecado; y par ultimo, asis- que surtia a esa, no menos inagotable tir a misa equivalia a presenciar _la re- fuente de indulgencias, que era la presentacion. de la muerte del hijo de Bula de la Santa Cruzada. 11 Dias, pues no podia morir en pecado La tarea de la Iglesia Militante, comel ser humano par quien el Seiior puesta par los fieles de la tierra, era la de luchar, desde este Valle de Lagrihabia ofrecido tantas veces su vida.9 No menos importantes eran el mas, y con el auxilio de estos meritos, ayuno, porque representaba el castl- par la salvaci6n de sus propias almas; go corporal; y la limosna con la que, y al mismo tiempo, ayudar, mediante ademas de ayudar en la lucha contra el ejercicio de las buenas obras, a dislas infieles, se daba cumpltmlento a minu ir las penas de aquellas otras una obra de misericordia. Contaba almas del purgatorio que integraban tambien la visita a cinco altares par la Iglesia Purgante, almas que, una vez simbolizar estos las cinco llagas del liberadas y en serial de gratitud, intercuerpo de Cristo con que el Seiior cederian ante Dias a su llegada a la habia redimido las pecados cometi- jerusalen Celestial para lograr el. perdos por las hombres a traves de sus d6n de los pecadores pertenecientes cinco sentidos y, por ultimo, la ora- a la Iglesia Militante.12 ci6n ofrecida par el trlunfo del crtsEste trabajo, unido a la inmensidad tianismo sabre las infieles. 10 de aquel tesoro de indulgencfa.s, serLa explicaci6n de la Bula descansa- vian para fundamentar el caracter ba en el dogma de la Comuni6n de universal de la Bula, cuyos beneficios los Santos, mismo que partia de la podrian alcanzar tanto hombres coexistencia de una sola Iglesia, la cual, ma mujeres, nobles y plebeyos, 'relia semejanza de un cuerpo, contaba giosos o laicos ya fueran vivas o fieles con distintos miembros que, al traba- difuntos, entre las que existieron, sin lugar a dudas, numerosos pecadores jar unidos, alcanzarian esa comuni6n. De ·esta -manera, -la .Iglesia Triunfante necesitados de su ayuda. Con el fin de obtener mayores gaen que se encontraban Cristo, la Virgen y lOS Santos y martlres de la fe, al nancias en la venta de estas dispensas 9Crasset,Dulce, 1788, pp. 221~240. 10Guijarro,Buen, 1792, vol. 2, p. 3. 142 Calzada, Tratado, 1838, vol. 1, pp. 3-4. lbid. 11 12 MA. CONCEPCION LUGO OLIN Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada capaces de lavar las peores atrocicosto fluctuaba, en el siglo XVIII,. entre dades, exceptuando la herejfa, se divi10 y 20 pesos de oro, atendiendo no a dieron en cuatro secciones diferenla gravedad de las faltas, sino al estrates, mismas que podian adquirirse en to social de los demandantes.14 Una su totalidad o bien en partes, depende estas dispensas era la que amparadiendo de las caracterfsticas y de las ba la Bula de la Cena, asi denominada culpas de los compradores. Los apre- . porque se publicaba el Jueves Santo, ciados beneflcios de estos verdaderos dia en que se conmemora la ultima cena del Senor con sus disdpulos. Su seguros de vida eterna estaban coritenidos en la Bula de Vivas, la de Lac- compra facilitaba la absoluci6n de tricinios, o de Composici6n, y la Bula de Difuntos. Entre los requisitos indispensables para obtener las tres primeras, estaba el de hallarse en gracia de Dios, pues sus ventajas eran personales y, por tanto, aplicables solamente a la salvaci6n del alma del comprador. Su enorme demanda radicaba en que, mas que indulgencias, otorgaban a sus poseedores una serie de permisos y facilidades negadas a otros para conseguir bienes materiales y obtener dispensas dificiles o _imposibles, purificar el alma, negociar una reconciliacion con Dios y preservar a las fieles, desde esta vida, de. las temibles y casi infernales penas del purgatorlo.P En cambio, para adquirir la Bula de Difuntos no era necesario estar en gracia, pues como su objeto era rescatar del purgatorio el. alma de otro, bastaba s6lo con la buena voluntad, amen de pagar la suma convenida. Multiples eran las indulgencias otorgadas por la Bula de Vivas, cuyo 13 De hecho, el requisite de estar en gracia de Dios, en la practica, no era tan indispensable, puesto que en las mismos manuales se estipulaba que bastaba solo con pagar la cantidad determinada. Rodriguez, Explicaci6n, 1594, p. 56; An6nimo, Explicaci6n, 1788, p. 69. LA BULA DE LA SANTA CRUZADA ... aquellas culpas, cuyo perd6n, par su gravedad, · era reservado a los severos obispos, a los temldos Inquisldores, o bien al mtsmisirno pontifice. Sin embargo, con esta Bula el pecador podia tamblen acudir a cualquier canfesor de su canfianza en busca de la anhelada absoluci6n. El dacumento servia asimismo a las justos para rebajar las penas debidas por sus pecados, mientras que a los excomulgados, quienes por sus faltas eran excluidos del cuerpo de la Iglesia, se les · garantizaba con el su restituci6n inmediata a la camunidad de fi.eles.15 En ese tiempo en que la vida y la muerte giraban en torno a la religion ya la salvaci6n del alma, habfa algunas culpas que, par su gravedad, se castigaban privando al pecador de la recepcion de las sacramentos de la confesi6n, de la comuni6n y de la extremaunci6n, asi coma de la asistencia a misa y del entierro en lugares sagrados, ya que estas practlcas eran -como hemos vista- algunas de las medias que, · supuestamente, los ayudarfan a. mantener la salud del alma. 14 Fernandez, is An6nimo, 37y 38. Tasaci6n, 1700, 1 hoja, Explicaci6n, 1978, pp. 5, 33, 143 Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada SECUENClfi Revistadehistoriaycienciassociales El periodo que, transcurria entre el castigo y el perd6n se conoda coma "tiernpo de entredicho", mismo que la Bula tenia el poder de nulificar, devolviendo esas armas al pecador para que con ellas se incorporara nueva. . mente a luchar par la salud de su alma. La Bula de Vivas concedia, tarnbien la disminuci6n y hasta la suspenst6n de multiples promesas, penitencias y votos -exceptuando el de castidad- cuyo rigor o duraci6n diflcultaba y aun imposibilitaba su cumplimiento. Como si esto fuera poco, Iosfavores de la Bula se extendlanhasta la propia agonia, durante la cual se concedia al moribundo la indulgencia plenaria, es decir, el indulto de to~as sus penas; en este perd6n se resumian todos las favores de la Bula de Vivas, de ahf la importancia de contar con ese fabuloso instrumento en el inevitable trance de la muerte.16 Un documento en el que consta esa absoluci6n total que garantizaba a sus poseedores el pase directo a la gloria dice a la letra: [ ... ] Yo te absuelvo de codas las censuras de excomuni6n [ J de la suspension o entredicho [ ] de todas las censuras y penas en que por cualquier causa hayas incurrido, aunque la absoluci6n sea reservada a la Santa Sede. [ ...] te absuelvo de todos tus p~cados, crfmenes y excesos [ ... ] y otorgote indulgencia plenaria y remision cumplida de todos tus pecados, ahora )'." en cualquier tiernpo confesados, olvidados o ignorados y de las penas que por ellos eres obligado a padecer en el 16 Ibid., pp. 37, 47, 69, 79, 88. 144 purgatorio [ ...] y, si de esta enfermedad en que estas, Dios, por su misericordia, te Iibrare, seate reservada esta indulgencia para el verdadero articulo de muerte [ ... ] 17 La Bula de Lactricinios se contaba, tamblen, entre esos contradictorios y aun arbitrarios remedios para la salud del alma, cuya venta tenia especial demanda entre las siempre golosos miembros del clero y otros no menos tragones feligreses, quienes pagaban gustosos la suma que, en el siglo xvm, iba de uno a cuatro pesos oro, con tal de poder disfrutar de un buen mimero de viandas, deliciosas para el paladar y nada contrarias a la salud del cuerpo, coma eran la carne, los huevos, la leche y sus derivados, consumo que estaba prohibido durante la Cuaresma. El permiso perdia validez en la Semana Mayor, cuando el duelo, el sacrificio, la mortificaci6n de las sentidos y de la carne deblan normar, por esos 'pocos dias, la vida cristiana para recordar dignamente la muerte de Cristo.18 Por su amplisima demanda entre las numerosos glotones del reino fue, sin lugar a dudas, la Bula de Composici6n la que redituarfa los mayores caudales, tanto a la Iglesia; coma a la corona. Asimismo,por el pago de una suma que fluctuaba entre los 900 ducados y los 5 000 maravedies, las grandes ladrones, y los tramposos y dernas alimafias a quienes se enlistaba en las 17 Palafox, Manual, reimpreso en 1826, p. 91. ' 18 An6nimo, Explicaci6n, 1788; Fernandez, Tasacion, 1700. MA. CONCEPCION LUGO OLfN Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada guerras santas, podian dormir con la conciencia tranquila y olvidarse de las ensefianzas de las mismos padres de la Iglesia que, como San Agustin, aseguraban que "no se perdonaria el pecado sino restituyendo lo ajeno" .19 La Iglesia, coma madre siempre comprensiva e indulgente, se hada de la vista gorda y, mediante este permiso, autorizaba la posesion de lo mal habido, arguyendo que, entre sus amados hijos, existian algunos que lJ.O podian hacer tal restituci6n: unos porque no sabian a quien, otros porque no sabian cuanto y los mas porque no podfan devolverlo sin una caida notable de su honra. Con esta · manga ancha, la Iglesia tambien permitfa a los eclestasticos la usura y la posesi6n de rentas mal habidas; a los abogados, recibir cuantiosas sumas por defender una causa injusta y a los jueces seculares y eclesiastlcos, aceptar sin temor la ancestral "rnordida"; en tanto que a los escribanos, notarios, secretarios, albaceas y otros rateros similares, los autorizaba a recibir monedas de mas, siempre y cuando fingieran ser pobres. Las mujeres que no eran publicamente deshonestas, se podfan "componer" asimismo si en alguna ocasi6n habian recibido joyas o dinero de hombres; pero eso si, con la condici6n "moral" de que estos no tuvieran mujer.i" Las indulgencias alcanzaban tambien por esta via a los tramposos vinateros, quienes bien podfan vender sin ternor vino aguado, en tanto el 19 An6nimo, 20 F.xplicaci6n, 1788. Rodriguez, Explicaci6n, 1594, pp. 165~ 182. LA BULA DE LA SANTA CRUZADA ... que a los comerciantes se les perrnitia adulterar impunemente pesas y medidas. Estos verdaderos atracos y otros mas se justiflcaban simplemente con. el absurdo y hasta irrisorio ejemplo del Buen Ladr6n, que despues de haber hurtado cuanto pudo, habia sacado en el mismo monte Calvario la Bula de Composici6n y, gracias a ella, habia conseguido el perd6n y logrado llegar directamente a la Gloria.21 • Del mismo tenor era la Bula de Difuntos. Su inteligente promoci6n se apoyaba en la existencia de dos clases de penas: una eterna con que se pagarlan en las llamas del infierno los pecados · mortales · no confesados y menos aun perdonados, y la pena temporal a cumplir en el purgatorio, desde el momento mismo de la muerte corporal hasta el Juicio Final, par las pecados veniales, o bien par aquellos mortal es. ya perdonados en la confeslon. Esta pena · padfa disminuirse en vida tratando de satisfacer a la justicia divina con ayunos, vigilias, oraciones, limosnas, cilicios, peregrinaciones y otros sacrificios voluntarios; o con obras pias realizadas en cumplimiento de la penitencia estipulada par el confesor, pues mas valia una hora de penitencia en esta vida que cien afios de purgatorio en la otra. Pese a la existencia de estos recurses con que las pecadores podian dismin uir su deuda con Dias, muchos cristianos diflcilmente podian escapar del fuega del purgatorlo. unos par tibieza de espfritu, otros par comodidad y algunos mas porque la muerte las alcanzaba sin haber afrecido cum21 Salazar, Llaue, 1738, p. 10. 145 Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada SEC<JENCl(i RevistadehistDfiaycienc;associales . plidamente esa satisfacci6n. De ahi vieron precisadas a prevenir a los fieque existieran siempre numerosas al- les sabre la circulaci6n de tales falsos, mas purgando esa pena temporal y cuyos beneficios quedaban asi, de siernpre en la ansiosa espera de que antemano, totalmente nulificados, no algun buen cristiano las librara cuanto obstante, los caudales reunidos por antes del fuego purificador.22 concepto de la Bula llegaron a constiPara tal efecto, la Iglesia habfa esta- tuir, durante los siglos XVII y xvm, blecido dos formas de disminuir tal uno de los mas importantes ramos de tormento. Una, que podriamos llamar la Real Hacienda.24 de largo plaza, consistente en el ofreLa venta de estos documentos, bacimiento por los vivas de diversas sada en la existencia de un inagotable obras o sufragios por el descanso de tesoro de dispensas; recorrio toda la las almas de sus muertos y, la otra, escala Social por SU caracter universal, de efectos inmediatos y hasta "garanti- solapando y aun fomentando ast, zados", mediante la compra de la Bula entre los grandes pecadores, toda de Difuntos, Con esta Bula, Hamada clase de faltas, como .el robo, la gula, tambien, por sus nobles fines, Bula de la pereza, la usura, la avaricia y otras la Misericordia, con el pago de tan solo mas que se sumaban a la interminable cuatro reales por el alma de un espa- lista de pecados contra los cuales, fiol, ode dos si se trataba de un Indto, supuestamente, era preciso luchar. De moreno, espafiol pobre o religioso, la esta manera, las indulgencias concediIglesia, ademas de asegurar el inme- das por la Bula nos permiten conocer diato rescate del alma, prolongaba, co- a esa otra Iglesia que, lejos de fomenma siempre, las diferencias sociales tar y orientar la lucha contra el mal que debia caracterizar la vida del erismas alla de la muerte.23 Con tantas indulgencias como tiano, vino a nulificarla y a convertirla ofrecia la Bula de la Cruzada, pode- en un negocio redondo mediante una mos imaginar que su venta tuvo un facil y lucrativa venta de perdones con exito rotunda, sabre todo si tomamos el pretexto de preparar a los fieles en cuenta, por un lado, ese ancestral para la muerte y mantener, a toda costemor a la muerte que ha acornpafia- ta, la salud del alma. do al genera humano a lo largo de la historla y, por otro, la habilidad de esa Iglesia negociante y corrupta que BIBUOGRAF1A rebasaba con creces el ingenio y la Fuentes primarias pericia de la Banca conternporanea. Fue . tal la demanda de estos codiciados remedios para la salud del al- -Anonimo, Bxplicacion de la Bula de la ma que llegaron incluso a falsificarse, Santa Cruzada que para mayor comodi­ por lo que la Iglesia y la corona se dad de los reoerendos pdrrocos y utili­ 22 23 146 Rodriguez, Bxplicacion, 1594, p. 155. Oviedo, Cruz, 1731, p; 18. 24 Weckmann, Mercancia, 1984, p. 385; An6nimo, Explicaci6n, 1788, p. 139. MA. CONCEPCION LUGO· OLfN Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada dad de /os fie/es manda a dar a luz el -Rodriguez Lusitano, Manuel, Expli­ ilustrisimo senor cornisario general de la . cacion de la Bula de la Santa Cruzada y misma Santa Cruzada, Francisco Martin de las ckiusulas de los jubileos y confe­ Impresor, Toledo, 1788. sionarios que ordinariamente suele con­ -Calzada, Juan, Tratado de las indul­ ceder Su Santidad, muy prouecbosa para gencias en general y .en particular, Im- predicadores, curas y confesores, asi prenta Fraternal, La Habana, 1838, 2 vols. como en /os reinos donde no hay Bula, -Carrrllo; Martin, Bxplicacion de la Juan Escalante, Salamanca, 1594. Bula de los Difuntos. En la cual trata las -Salazar, Juan de, Llave rnaestra para pen as y lugar de! purgatorio y c6mo abrir el cielo queen la Santa Bula de la pueden ser ayudadas las dnimas de los Cruzada discurri6 y predico el dia 1 de difuntos con las oraciones y sufragios de diciembre de/anode 1737. En la santa Ios vivos. Dedicada a las benditas dni­ iglesia catedral de Mexico con asistencia mas de/ purgatorio , Angelo Tavanno, de/ ilustrisimo y excelentisirno senor vi­ Zaragoza, 1602 rrey don Juan Antonio Vizarr6n y Eguia­ -Crasset, Juan, La dulce y santa muer­ rreta, Jose Bernardo de Hogal, ministro e te, Imprenta de Gonzalez, Madrid, 1788. impresor del Real. y Apost6lico Tribunal -Fernandez de Cordoba, Gonzalo, Ta­ de la Santa Cruzada en Nueva Espana, saci6n ultirna de la limosna que cada Mexico, 1738. persona ha de dar por las bu/as que -Venegas, Alejo, Agonia del transito de tomaren de vivos, composicion, difuntos la rnuerte, con los avisos y consuelos que y lactricinios en las Indias Occidentales o cerca de el/a son prouecbosos, dirigida en la Nueva Espana, hecha con autori­ a la muy ilustre senora dona Ana. de dad apostolica por Gonzalo Fernandez la Cerda, condesa de Melito, s. e., Alcala de Cordoba, cornisario general de la San­ de Henares, 1565. ta Cruzada, Herederos · del capitan Juan de Villa Real, Puebla de los Angeles, 1700. -Fonte, Pedro de, "Decreto expedido Fuentes secundarias en Mexico el 28 de noviernbre de 1821 por el arzobispo Pedro de Fonte dispo- -Carrefio, Alberto Marfa, Ceduiarto de. las niendo se suspenda la publicaci6n de la siglos XVI y XVII. El obispo donfuan de Bula de la Santa Cruzada debido a la se- Palafox y Mendoza y el conflicto con ­la paracion de Mexico del Reino de Espana" Compaiiia de Jesus, Ediciones Victoria, La Abeja Poblana, vol. II, mim, 4, 1821. Mexico, 1947. -Guijarro, Francisco, Buen uso de la -Le Goff, Jacques, La baja edad media, teo/ogia moral segun la doctrina y es­ Siglo XXI Editores, Mexico, 1974 (Historia piritu de la Iglesia, Benito Monfort, Va- Universal Siglo XXI, vol. 11). lencia, 1792, 3 vols. -Mansutti Rodriguez, A., Catdlogo de/ -Oviedo, Juan Antonio de, La cruz lige­ ramo de Bu/as y Santa Cruzada, Archive ra y suave para Ios uiuos, lacida y res­ General de la Nacion, Mexico, 1979' (Gufas plandeciente para los muertos, .Impresa y Catalogos, 41). por Jose Bernardo de Ho gal, Mexico, 1731. ­Recopilacion de leyes de los reinos de -Palafox y Mendoza, Juan, Manual Indias, Ediciones Cultura Hispanica, Mapara la precisa, pronta y facil adminis­ drid, 1973, 4 vols. tracion de los sacrarnentos, reimpreso en -Weckmann, Luis, La berencia medie­ la oficina del ciudadano Pedro de la Rosa, val en Mexico, El Colegio de Mexico, MePuebla, 1826. · xico. 19841 2 vols. LA BULA DE LA SANTA CRUZADA ••• 147 Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada $ - 148 Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada