98 LA PALMA. una fortuna considerable, у ademas la natu Rut hven y Murray se odiaban mortalraleza le habia dotado de una Ggura encanta­ mente: aveces se encontraban en los aposendora. Berta Graham le miraba á veces con una tos de la reina de Escocia en el palacio de especie de interés; pero cuando Malcolm, aniAbernethy; y entonces, cuando se dirigían mado por esla mirada, procuraba dirigirla palabra, se hubiera podidocreer á su acenla tiernos discursos, Berta, desde lo alto que las espadas iban á salir de las vainas. io del pedestal que le habian erigido las Abernethy era entonces la residencia de la adulaciones humanas, le confundía con un augusta consorte de Guillermo que fué el altanero silencio. soberano LXXXXIIl de Escocia (1 ); y lady Donald Ruthven era menos hermoso que Berta Graham ocupaba un aposento en el pasu rival; pero famoso por su valor, tenia lacio, pues la reina la tenia tanto afecto, aquellos ojos brillantes que, sea que ella que la habia dado un empleo en su córte, consienta en ello ó no, dicen á una mu- lo que hacia que no solo Donald Ruthven jer: Yo te amo. Su carácter era irascible y Malcolm Murray, sino otros veinte nobles y fogoso, y en todas las cosas el esperar señores se apresurasen á rendir obsequios le parecía una derrota, siendo para él un á la brillante favorita, disputándose sus miretardo una afrenta. Su rostro á veces te- radas, y estando en el caso de matarse por nia una expresión extraña, pues cuando su una desús sonrisas. Ruthven tenía un amor ancha frente llegaba á arrugarse con el im- profundo y capaz de los mas fogosos impulso de las pasiones que se agitaban en pulsos; pero Murray ponía en el suyo fríos su alma, se formaba entre sus negras ce- raciocinios y profundos cálculos. Lady Berta jas una especie de abismo, y se hubiera los examinaba á los dos atentamente, y no dicho que allí se conocía la marca de las se decidía por ninguno; pero muchos penuña-I de Satanás, pero su boca un instante saban que el diestro Murray acabaría por después tenia una inefable sonrisa que mos- vencer; pues Berta estaba tranquila y aletr.aba una alma bella: un hombre tal tenia gre con Malcolm, é inquieta y cuidadosa muchas probabilidades de conseguir en ma- con Donald: ¿acaso no amaría ni al uno ni teria de afecto, porque admiraba á todas al otro?... las mujeres. Sabido es que en el campo del —Berta, la dijo un dia la reina: ¿que amor, quien admira interesa, quien interesa piensas tú de Malcolm? agrada, y quien agrada no larda en ser amado. —Jamás me ha hecho pensar, responNo obstante, el alma enérgica de Buthdió sonriéndose la favorita. ven tenia una extraña debilidad: él que no —¿Tienes alguna idea con respecto á retrocedia delante de ninguno de los peliRuthven? gros de la vida, y que hubiera desafiado —Si, la idea que tengo es que me da los poderes mas formidables de la tierra, miedo. creia en las cosas sobrenaturales y se es—Recuerda cuan valiente es. pantaba de ellas: ideas supersticiosas tur—¡Si, pero ved que también es sombrío! baban su razón á veces. Por viejas gita—¡Cuántos triunfos ha conseguido en nas le habia sido predicho que entre uno de sus sobrinos segundos nacería un vamptro, y Ruthven creía en las hechiceras (1). (I) Todo el mundo ha leído elVampiro de lord Byron y conoce el drama de este nombre. El héroe del libro y de la pieza es como se sabe lord Ruthven. (1) Véase á Georges Buchanan (Historia de Escocia, t. I, lib. VII, cap. L.)