PARROQUIA DE CRISTO REY DOMINGO DOMINGO DE XVIIº RAMOS: TIEMPO Is 50, ORDINARIO: 4-7; Sal 21; Flp Gn2,18, 620-32; Sal 137; 11; Mt Col26,14-27,66 2, 12-14; Lc 11, 1-13 WEB: http://www.parroquiacristorey. net PÁGINA WEB: www.parroquiacristorey.net Plaza Plaza Barrio Barrio Vidal Vidal 10-11, 10-11, 1º B 1º–BTfno.: – Tfno.: 923923 22 22 19 19 46 46 – -17 – 24dedeAbril Juliode 2016 2011- JESÚS: MAESTRO Y MODELO DE ORACIÓN "Pues así os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que se le llama se le abre (...). ¿Cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden? ". El evangelista Lucas nos dice cómo hemos de orar los cristianos siguiendo el modelo de Jesús. Ante la pregunta de uno de sus discípulos: "Enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos", Jesús nos regala la oración por excelencia del cristiano: el Padrenuestro. La oración del Señor o dominical es, en verdad el resumen de todo el Evangelio (Tertuliano). Cuando el Señor hubo legado esta fórmula de oración, añadió: “Pedid y se os dará” (Lc 11, 9). Por tanto, cada uno puede dirigir al cielo diversas oraciones según sus necesidades, pero comenzando siempre por la oración del Señor que sigue siendo la oración fundamental. La expresión tradicional “Oración dominical” (es decir, “Oración del Señor”) significa que la oración al Padre nos la enseñó y nos la dio el Señor Jesús. Esta oración que nos viene de Jesús es verdaderamente única: ella es “del Señor”. Por una parte, en efecto, por las palabras de esta oración el Hijo único nos da las palabras que el Padre le ha dado (cf Jn 17, 7): él es el Maestro de nuestra oración. Por otra parte, como Verbo encarnado, conoce en su corazón de hombre las necesidades de sus hermanos y hermanas los hombres, y nos las revela: es el Modelo de nuestra oración. Pero Jesús no nos deja una fórmula para repetirla de modo mecánico (cf Mt 6, 7; 1 R18, 26-29). Como en toda oración vocal, el Espíritu Santo, a través de la Palabra de Dios, enseña a los hijos de Dios a hablar con su Padre. Jesús no sólo nos enseña las palabras de la oración filial, sino que nos da también el Espíritu por el que estas se hacen en nosotros “espíritu [...] y vida” (Jn 6, 63). Más todavía: la prueba y la posibilidad de nuestra oración filial es que el Padre «ha enviado [...] a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: “¡Abbá, Padre!'”» (Ga 4, 6). Ya que nuestra oración interpreta nuestros deseos ante Dios, es también “el que escruta los corazones”, el Padre, quien “conoce cuál es la aspiración del Espíritu, y que su intercesión en favor de los santos es según Dios” (Rm 8, 27). La oración al Padre se inserta en la misión misteriosa del Hijo y del Espíritu. De ahí que Jesús nos invite a que pidamos al Padre el Don del Espíritu Santo: "Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden? Este don indisociable de las palabras del Señor y del Espíritu Santo que les da vida en el corazón de los creyentes ha sido recibido y vivido por la Iglesia desde los comienzos. Las primeras comunidades recitaban la Oración del Señor “tres veces al día” (Didaché 8, 3), en lugar de las “Dieciocho bendiciones” de la piedad judía. Según la Tradición apostólica, la Oración del Señor está arraigada esencialmente en la oración litúrgica: "El Señor nos enseña a orar en común por todos nuestros hermanos. Porque Él no dice Padre mío que estás en el cielo, sino Padre nuestro, a fin de que nuestra oración sea de una sola alma para todo el Cuerpo de la Iglesia" (San Juan Crisóstomo). En la Liturgia eucarística, la Oración del Señor aparece como la oración de toda la Iglesia. Allí se revela su sentido pleno y su eficacia. Situada entre la Anáfora (Oración eucarística) y la liturgia de la Comunión, recapitula por una parte todas las peticiones e intercesiones expresadas en el movimiento de la epíclesis, y, por otra parte, llama a la puerta del Festín del Reino que la comunión sacramental va a anticipar. Rezar el Padrenuestro con las manos extendidas en forma de cruz es un signo corporal visible de nuestro abandono en las manos del Padre para hacer su voluntad. Fieles a la recomendación del Señor y siguiendo... nos atrevemos... EL CAMPANARIO CRACOVIA - GIL GARCÍA - COUSO Con esta vista panorámica del mes de Agosto dejamos descansar la HOJA PARROQUIAL hasta el próximo 4 de Septiembre deseándoos a todos/as los que vais a disfrutar de unas merecidas vacaciones que realmente podías descansar y volver a la vida ordinaria con renovadas energías y deseos de seguir haciendo el bien y a todos los que permanecéis por diversas razones en vuestros hogares que el Señor os permita contemplarle cada día "entre las tareas ordinarias de cada jornada". Cuando leáis esta columna, un buen grupo de feligreses de nuestra Parroquia estaremos peregrinando hacia Cracovia (Polonia) para participar en la XXXI Jornada Mundial de la Juventud junto al Papa Francisco. ¡Rezad por los frutos espirituales de este evento eclesial! Si Dios quiere, el 4 de Agosto por la tarde llegaremos a Salamanca y tras cambiar la maleta por la mochila nos embarcaremos en la aventura, ¡siempre creativa y motivadora! del Campamento con 121 muchachos y muchachas en Gil García (Ávila) para vivir 9 días en contacto con la naturaleza y descubrir la belleza de ser creaturas de Dios llamados a cuidar y cultivar el inmenso jardín de la creación como nuestra propia casa. Ayudados por la diligencia y el servicio -a fondo perdido- de cerca de veinte monitores, responsables y ayudantes en tareas diversas, afrontamos este nuevo Campamento con ilusión y deseos de ayudar a nuestros hijos e hijas a descubrir el Evangelio del servicio en un marco apropiado para aprender a crecer en valores, compartir juegos, dinámicas, diversiones... y compartir la alegría de la fe en Jesús el Peregrino de Dios que puso su tienda en medio de nosotros para regalarnos el Amor del Padre y hacernos partícipes de su misma Vida, Alegría y Paz por medio de su Espíritu Santo derramado en nuestros corazones que nos moviliza para pasar haciendo siempre el bien. Tras finalizar el Campamento, si Dios quiere, del 18 al 25 de Agosto, me retiraré al Monasterio de Nossa Senhora do Rosário que las Hermanitas de Belén y de la Asunción de la Virgen tienen en un páramo solitario dentro de la demarcación geográfica de un pequeño pueblo portugués que se llama Vila do Couso. Allí, en un ambiente de silencio y oración, me espera el Señor para "tratar de amistad con Él y dejar que me sane el corazón". Serán unos días para zambullirme en el mar de la oración en la que, sin duda alguna, estará presente de una forma muy viva toda la Comunidad Parroquial con nombres y rostros... ¡ante el Señor os tendré presente a todos! El Papa Francisco nos invita buscar y favorecer estos espacios para el encuentro personal con Jesús: "¡Qué dulce es estar frente a un crucifijo, o de rodillas delante del Santísimo, y simplemente ser ante sus ojos! ¡Cuánto bien nos hace dejar que Él vuelva a tocar nuestra existencia y nos lance a comunicar su vida nueva! Para eso urge recobrar un espíritu contemplativo, que nos permita redescubrir cada día que somos depositarios de un bien que humaniza, que ayuda a llevar una vida nueva" (cf. Evangelii gaudium, n. 264). Con esta motivación me retiro al silencio del Monasterio: estar ante el Señor, contemplar su Rostro de Misericordia y poner los ojos fijos "sólo en Él". ¡Rezad por mí para que me deje transformar por Él! NOTICIAS DE NUESTRA PARROQUIA * Durante el tiempo en que transcurre la peregrinación a Cracovia, quedarán al frente de la Parroquia Don José Adolfo (tfno.: 696-939384) quien presidirá la Misa de las 12h y Don Gerardo (tfno: 602-405829) que presidirá la Misa de las 20h. Las Misas de los domingos 24 y 31 las presidirán el Padre Arbizu (trinitario) la Misa de las 9h y Don Alonso las Misas de 11 y 12. * A partir del 4 de Agosto, estará al frente de la Parroquia Don Mikel (Tfnos.: 923 221946 628-583915), él me sustituirá al frente de las tareas y servicios parroquiales. ¡Demos gracias a Dios por la disponibilidad de todos estos sacerdotes! Recemos por ellos y ayudémosles en todo lo que necesiten.