UN MODELO SEMIÓTICO TRANSDISCIPLINARIO PARA EL ESTUDIO COMUNICATIVO DE LA CIUDAD DRA. JULIETA HAIDAR Conceptos clave: semiótica, cultura, ciudad, transdisciplinariedad, ciencias del lenguaje 77 Introducción En este artículo procuramos sintetizar las problemáticas en torno a cinco núcleos: 1.Recuento histórico de los movimientos epistemológicos. Paradigmas hegemónicos; 2. El macro campo de las ciencias del lenguaje; 3. Las categorías de práctica discursiva, de discurso y de texto; 4. El modelo operativo transdisciplinario y 5. Aplicación del modelo operativo transdisciplinario a la ciudad. Como se puede observar, el recorrido parte de lo epistemológico, pasa por lo teórico-metodológico y llega a lo analítico. Los objetivos de este trabajo son varios: en primer lugar, desarrollar los problemas de la transdisciplina, como uno de los retos más fuertes en la producción del conocimiento en los momentos actuales; en segundo lugar, presentar los movimientos epistemológicos en el campo de las ciencias del lenguaje, con el objetivo de explicar su constitución, sus cambios y las relaciones que debe establecer ‘naturalmente’ con otros campos de las ciencias sociales, como es el de la comunicación; en tercer lugar, explicar la construcción transdisciplinaria de las categorías de práctica discursiva, discurso y texto; en cuarto lugar, desarrollar los ejes analíticos del modelo operativo transdisciplinario y por último, aplicación del modelo a la ciudad, entendida como un espacio cultural, en donde se libran todos los tipos de luchas, todos los tipos de prácticas socio-culturales, que entendemos como prácticas semiótico-discursivas. 1. Lo transdisciplinario y los movimientos epistemológicos. Repaso histórico de los paradigmas hegemónicos y los emergentes. En la actualidad, asumir una postura transdisciplinaria constituye un gran reto para la producción de conocimientos. En otras palabras, desde esta perspectiva las disciplinas deben abandonar sus fronteras y lograr un diálogo cognoscitivo para producir el pensamiento complejo. Lo que se puede lograr con esta perspectiva, permite que cualquier investigador se sienta atraído por las ventajas y los retos de la transdisciplina y del pensamiento complejo En este momento, me parece interesante plantear como fue mi trayectoria hasta llegar a la transdisciplina, es decir, como logré una formación para insertarme en esta perspectiva epistemológica. En primer lugar, realicé estudios de Licenciatura en Lingüística y Literatura, seguí con un Posgrado en Literatura, después con una Maestría en Ciencias Sociales y terminé con un Doctorado en Ciencias Políticas. Con esta formación, he atravesado justamente este arco epistemológico, teóricometodológico que me ha permitido partir desde las ciencias del lenguaje hacia las ciencias sociales, y así lograr analizar la producción del sentido desde el poder y de la ideología. No podía haber hecho esto, si me hubiera quedado exclusivamente en la lingüística estructural, funcional, por lo cual tuve que lograr una formación transdisciplinaria, en la cual estoy trabajando desde hace 25 años. En este primer ítem, expondré el campo epistemológico y sus movimientos que permiten la emergencia de lo transdisciplinario. Los movimientos que existen en cualquier campo científico son tres: la acumulación, la ruptura y la convergencia, lo que es un planteamiento de Gastón Bachelard (con algunas ampliaciones que he hecho), 78 que a posteriori, se expande cualitativamente en la década de los ochentas con las propuestas del pensamiento complejo de Edgar Morin. El alcanzar la transdisciplinariedad implica un desafío, sin embargo, estamos en la vanguardia del conocimiento, lo que es fascinante porque supone crear un mapa conceptual a partir de varias tendencias y modelos. Para mi ha sido un placer, desde hace 25 años formar intelectuales, profesionales en la República Mexicana en está perspectiva cognitiva, que abarcan tanto antropólogos, historiadores, politólogos, semióticos, comunicólogos y hasta médicos. Lo más difícil de superar para llegar a la transdisciplinariedad es romper las fronteras paradigmáticas, para lograr que las diferentes disciplinas, las diversas tendencias logren dialogar entre si, con el objetivo de buscar la explicación de los procesos complejos en todas sus dimensiones. Por ejemplo, los antropólogos dicen que no pueden mezclar los problemas de la antropología con los de la comunicación, lo que no puede sostenerse desde nuestra perspectiva. Si estamos viviendo una realidad compleja, hay que aceptar que ésta necesita un pensamiento complejo que logre explicar lo que pasa en este mundo globalizado. En principio, en la década de los setentas, Bachelard planteó que en todo campo científico existe una acumulación del conocimiento: en la física, en la química, en la matemática, en la lingüística, en la antropología, en la historia, en la política, en la comunicación. Después de la acumulación viene un momento de ruptura que puede ser espistemológico o teórico. La ruptura epistemológica implica el quiebre paradigmático –este planteamiento ya ha sido cuestionado por la categoría de paradigma y la ruptura teórica supone avances y modificaciones, pero dentro del mismo paradigma. A inicios del siglo XX, se produce la ruptura del paradigma histórico para pasar al estructuralista o estructural, que empieza con la lingüística. En efecto, es Ferdinand de Saussure quien instaura la reflexión de un paradigma estructuralista, mismo que mantiene la hegemonía hasta la década de 1970. En el siglo XIX prevaleció el paradigma historicista, mientras que en la primera mitad del siglo XX el paradigma estructural, iniciado en la lingüística, impregna todas las disciplinas: la antropología, la historia, la literatura, el arte, las matemáticas. Después de ese paradigma hegemónico estructural aparecieron los paradigmas funcionales. Es a finales de los años sesentas, cuando se debilita el estructuralismo y aparecen articulaciones paradigmáticas, como son materialismo funcional, el materialismo estructural, etc. En los setentas, llegamos a la convergencia epistemológica, que implica que las ciencias ya buscan relaciones interdisciplinarias. En concreto, podemos afirmar que la construcción de la convergencia interdisciplinaria empieza de manera sistemática en los sesentas, que fue cuando todos empezaron a preocuparse con la interdisciplinaridad. Estos constituyen los tres movimientos del campo epistemológico. Derivados de estos tres movimientos, se desarrollan desde el siglo XIX la constitución de las dimensiones: disciplinaria, multidisciplinaria, interdisciplinaria y transdisciplinaria. La delimitación de lo disciplinario empieza en el siglo XIX, cuando se establece la división entre las disciplinas humanas y las naturales, que continúa vigente hasta nuestros días, aunque los movimientos de vanguardia en la producción del conocimiento quieran superarla. En la actualidad, las fronteras de las disciplinas se 79 rompen para llegar a las teorías de la complejidad; sin embargo, todavía hay quienes se encierran y no quieren abandonar el enfoque disciplinario, como un coto de poder, lo que ya fue planteado, brillantemente, por Foucault (1969). En este sentido, el campo disciplinario como tal, pierde importancia epistemológica. Lo multidisciplinario se constituye cuando intervienen participantes de diferentes disciplinas para la producción del conocimiento. Por ejemplo, para estudiar la extrema pobreza pueden participar un político, un antropólogo, un historiador, un sociólogo, un economista. Lo interdisciplinario implica la relación de por lo menos dos disciplinas, para iniciar, y a posteriori de más disciplinas. Desde un enfoque interdisciplinario, se plantea que el objeto de estudio, las categorías, los datos sean interdisciplinarios. En términos epistemológicos, esta dimensión constituye un avance en relación a la anterior. Finalmente, lo transdisciplinario implica una reflexión que deriva del pensamiento complejo de Edgar Morin, como mencionamos, y que involucra varios aspectos: a) en primer lugar, se plantea que no deben existir fronteras entre las ciencias naturales y las sociales, (lo que Yuri Lotman también defiende), y se propone la necesidad de construir un continnum epistemológico entre ellas; b) en segundo lugar, en las ciencias sociales debe establecerse un continuo entre la arqueología, la antropología, la historia, la política, así como entre las ciencias naturales y c) en tercer lugar, implica la construcción en la investigación de un objeto de estudio, de modelos y de categorías transdisciplinarios, para estas últimas hay que recurrir a premisas que sean complementarias y no contradictorias. Por ejemplo, para definir el discurso, texto, comunicación o sujeto podemos utilizar cinco, ocho o diez premisas, partiendo desde varias perspectivas, como la psicoanalítica, psicológica, lingüística, filosófica, histórica, etc. Esta es la posición actual, la posición de vanguardia en la investigación y en la docencia, para la producción del conocimiento. A pesar de esto, existen dos críticas hacia la transdisciplinariedad: unos dicen que esta es una mezcla de todo y otros la critican como posición ecléctica. Sin embargo, lo ecléctico es cuando uno usa de todo un poco a la manera de un collage. Sin embargo, en la transdisciplina no ocurre esto, porque es obligatorio integrar en un continuum cognoscitivo los aportes de varias campos científicos, lo que no constituye una tarea nada fácil de construir, pero necesaria para la complejidad de nuestra realidad. Además, en el momento actual, es necesario complementar la reflexión epistemológica, con dos movimientos importantes: las ciencias cognitivas y las ciencias de la emoción. La importancia de estos dos campos científicos, es que surgen, o se insertan en la perspectiva transdisciplinaria, con lo cual penetran la reflexión de las ciencias sociales, naturales, así como de la filosofía. Estos dos campos adquieren tal importancia, que casi es una moda en el desarrollo actual. En otras palabras, surgen las reflexiones e investigaciones sobre la historia y cognición, retórica y cognición, semiótica y cognición, cultura y cognición, comunicación y cognición, etc. Del mismo modo, por otro lado, se relaciona la historia, la antropología, la literatura, el arte con la emoción. En síntesis, estos dos campos científicos constituyen dos ejes que cruzan la producción del conocimiento, a fines de la última década del siglo XX y siguen hasta los momentos actuales. 80 Las ciencias cognitivas trabajan con los procesos cognitivos con ayuda de la computación, y se retoman a partir de los trabajos de la inteligencia artificial, desde la cual se plantea que hay una retroalimentación (para los que creen en la inteligencia artificial) entre los procesos del lenguaje cibernético computacional y los del cerebro. En la inteligencia artificial, se cree que se pueden producir softwares, para reproducir los circuitos neuronales del habla y la comunicación; es a partir de estas búsquedas que hay una emergencia muy importante de la cognición. Por otro lado, están las ciencias emotivas, en donde se destaca el libro de la inteligencia emocional de Goleman que introduce la discusión con la inteligencia entendida sólo como la dimensión racional-cognitiva. Es interesante, sin embargo, destacar que se plantea una lingüística cognitiva, pero no una emocional. En otras esferas, podemos hablar de discurso y emoción, arte y emoción, semiótica y emoción. pero no existe como una rama la lingüística emocional. La mayoría de los lingüistas no aceptan trabajar la emoción en la lengua, quienes lo hacen son los analistas del discurso, los filósofos, los comunicólogos, los pragmáticos. El discurso filosófico considera la emoción, pero fuera de la razón, de la ciencia. En la actualidad, el redescubrimiento de la pasión en el discurso político, publicitario o amoroso es desde una perspectiva científica, como hemos planteado. Retomando lo expuesto, desde el macro-campo de las ciencias del lenguaje, podemos concretar muchos planteamientos. Desde esta posición, nosotros proponemos que se puede establecer entre el análisis del discurso y la semiótica de la cultura un continuum epistemológico, porque en ambos campos se desarrollan varios modelos que permiten abordar diversos tipos de investigación en las ciencias sociales, del lenguaje, y articular incluso las ciencias sociales con las ciencias naturales en algunos proyectos. En nuestra propuesta, el análisis del discurso y la semiótica de la cultura constituyen campos condensadores transdisciplinarios, lo que vamos aclarando durante esta exposición. La diferencia de la postura disciplinaria o interdisciplinaria frente a la transdisciplinariedad, que es el reto del siglo XXI, es que esta última supone la integración de un pensamiento complejo, de teorías de la complejidad. Por ejemplo, para investigar sobre las producciones discursivas hay que utilizar varias tendencias, autores de diversos campos que permitan construir modelos operativos transdisciplinarios. Los que aplican bien esta postura epistemológica, deben construir un objeto de estudio transdisciplinario, las preguntas y las hipótesis deben ser transdisciplinarias, las categorías deben ser transdisciplinarias, así como los datos, para que se logre una coherencia teórico-metodológica en la investigación. Por ejemplo, en el tema de cultura y consumo en los medios masivos, los datos ya no son abordados sólo con el modelo de la comunicación, sino también con los de la semiótica visual, del discurso, de la antropología, de la socio-antropología francesa, y otros que puedan ser pertinentes. Lo transdisciplinario es un desafío, porque plantea la necesidad de articular la comunicación, con lo discursivo, lo semiótico, lo antropológico, lo social, lo histórico, etc. Los investigadores de la comunicación que tomen este Seminario de Cultura y Ciudad, y quieran aplicar estas propuestas a sus trabajos, deben conocer la teoría antropológica y socioantropológica, como las planteadas por Thompson, Bourdieu y otros. Un comunicólogo no puede dejar de estudiar la cultura, desde una perspectiva inter o transdisciplinaria, articulando la comunicación con la 81 cultura, con el discurso, la semiótica y otras disciplinas, para lograr alcanzar un pensamiento complejo. Sin embargo, estas propuestas no pueden ser obligatorias, sino persuasivas, ya que pienso que hay que respetar los aportes de los autores y su momento, es decir, considerar sus condiciones de producción y de recepción. Los investigadores buscan cada vez más la transdisciplinariedad no por moda, sino por necesidad, porque los campos de las ciencias sociales y naturales no están agotados, y la complejidad del mundo globalizado actual exige la aplicación del pensamiento complejo transdisciplinario. El pensamiento complejo se tiene que elevar a un pensamiento crítico y este constituye otro desafío importante. En estos momentos, la historia se adelanta a las teorías. Posteriormente expondré lo que es y como se construye un modelo operativo transdisciplinario; finalmente mostraré la aplicación práctica de dicho modelo al trabajo denominado “Cultura y ecología. Semiótica de una ciudad contaminada”. 2. El macro campo de las ciencias del lenguaje En el marco de las ciencias del lenguaje (ver Cuadro 1), podemos observar que existen movimientos disciplinarios, interdisciplinarios y transdisciplinarios, como hemos mencionado en relación al análisis del discurso y la semiótica de la cultura. Dentro del macro-campo de las ciencias del lenguaje, cuando planteamos que cualquier práctica cultural es una práctica semiótico-discursiva, estamos desafiando un poco al campo de la comunicación. Planteamos, sin querer provocar mucho, que los modelos de la comunicación deben pasar por los discursivos; y esto ya está asumido por varias tendencias, porque los modelos más actuales de la comunicación, ya tienen influencia del análisis del discurso. Del mismo modo, en el caso del campo de las ciencias del lenguaje, no hemos integrado ni la comunicación ni la pragmática porque son campos que no aceptan socializarse, integrarse, aunque los últimos modelos de la comunicación y de la pragmática ya contienen una interdiscursividad orgánica con el análisis del discurso. 82 CUADRO I: CAMPO DE LAS CIENCIAS DEL LENGUAJE Del signo De la lengua DISCIPLINAS De la narrativa Del texto Del cine Cognitiva Del teatro Computacional De la danza De los objetos Del espacio, etc. CAMPO DE LAS CIENCIAS DEL LENGUAJE Verbal/Paraverbal/No verbal Etnografía de la comunicación Etnolingüística Lingüística y pragmática Sociolingüística Psicolingüística INTERDISCIPLINAS Primer grado Segundo grado Filosofía del lenguaje Psicoanálisis y lenguaje Análisis del discurso Semiótica de la cultura Este macro-campo no pretende ser exhaustivo, toda vez que yo no abordo la comunicación propiamente dicha (ya que la consideramos dentro de los procesos discursivos), ni la pragmática, ni el lenguaje artístico. Para ser más completo este cuadro, hay que insertar estos otros tres campos que constituyen lenguajes. Sin embargo, el recorte teórico-metodológico que he realizado, tuvo como principal objetivo señalar y explicar los movimientos de la disciplina a la transdisciplina, así como ubicar epistemológicamente el análisis del discurso y la semiótica de la cultura. Los lenguajes pueden presentar los siguientes registros: lo verbal, lo paraverbal y lo no verbal: lo verbal es la palabra y lo no-verbal es toda producción sígnica que se encuentra fuera de la palabra -por ejemplo, los museos, el teatro, el cine, la televisión, etc.; lo paraverbal, por último, abarca toda la gestualidad que acompaña a las prácticas semiótico-discursivas, además de otros aspectos entonacionales, etc. En este macro-campo, tenemos las dos disciplinas fundantes de las ciencias del lenguaje, que son la lingüística estructural y la semiótica, con Saussure y Peirce, que a posteriori se transforman en campos. En el campo de la lingüística se pueden observar los siguientes cambios significativos: la lingüística de la lengua, de carácter sistémico- 83 estructural; la lingüística del texto, de la Escuela alemana, donde se ubica en sus primeros momentos van Dijk y otros, propuesta importante porque deja la oración y toma como unidad analítica el texto, para estudiar las reglas de la cohesión y la coherencia; y actualmente, las dos tendencias lingüísticas más importantes, que son la lingüística cognoscitiva y la computacional. En la semiótica también hay saltos teórico-metodológicos importantes: de la semiótica del signo, con Saussure a la semiótica de las ideas, con Peirce, a quien considero un gran pensador, porque a finales de siglo XIX plantea elementos de vanguardia analíticos, que después son retomados por los lingüistas, la dimensión deíctica de la lengua (trabajada después por Jakobson y Benveniste, en el siglo XX). Después de Peirce y Saussure, hay un salto de la semiótica del signo a la semiótica narrativa, por lo tanto, del signo lingüístico y lógico pasamos a los textos narrativos, como son la literatura, el mito, la historia. En un tercer cambio significativo, se pasa del la semiótica verbal a la no-verbal, más específicamente la visual. Surgen, entonces, la semiótica de los medios masivos de comunicación, del cine, del teatro de la danza, del espacio, de la moda en donde se destacan como pioneros, Roland Barthes y Umberto Eco, entre otros. Y los últimos cambios remiten a la semiótica post-visual y a la semiótica de lo invisible. En los movimientos del macro-campo que estamos analizando, tenemos el primer grado interdisciplinario, cuando se unían dos disciplinas, como antropología con lingüística, que da la etnolingüística, que estudia la relación lengua-cultura; sociología y lingüística, que da la sociolingüística, la cual estudia la variación de la lengua en determinados grupos sociales. Asimismo, la psicolingüística, que resulta de la relación de la psicología con el lenguaje, estudia los procesos de la adquisición lingüísticos, junto con los problemas de las patologías del lenguaje. Y por último, tenemos la filosofía y lenguaje, que estudia las formas del pensamiento. El segundo grado interdisciplinario constituye, a nuestro juicio, un paso para la transdisciplina, y articula más de dos disciplinas: la etnografía de la comunicación (Dell Hymes y Gumperz), la relación es entre la lingüística, la antropología y la comunicación. En este segundo grado, estamos pasando –y esto es muy importantede lo sistémico a lo pragmático, lo que constituye otro salto más complejo para lograr estudiar los procesos comunicativos, donde operan pautas culturales. Por otro lado, de la relación lingüística y pragmática surge la pragma-lingüística, en la escuela alemana, la cual también estudia los usos del lenguaje y los actos de habla. Otro desarrollo del segundo grado es el psicoanálisis de lenguaje, más complejo porque estudia el inconsciente en el lenguaje (Lacan, Francia década de los setentas). Por último, llegamos a las dos transdisciplinas de este macro-campo, que ya hemos mencionado varias veces: el análisis del discurso y la semiótica de la cultura, que permiten construir un continnum epistemológico que va de lo verbal a lo no-verbal. Lo que estamos exponiendo constituye una reflexión epistemológica transdisciplinaria. Las diferencias entre el análisis del discurso y el semiótico es que el primero tiene que ver con lo verbal, mientras que el segundo se relaciona con lo no-verbal. Existen modelos exclusivos para estudiar lo verbal, puesto que como es lineal permite hacer una segmentación del discurso narrativo de una manera diferente de la narración visual o de la semiótica del espacio. Los signos del espacio, a los que me refiero, son aquellos que están más allá de la palabra. La narración visual no es igual a la narración 84 verbal, que utiliza la palabra escrita u oral. Sin embargo, a pesar de la diferencia, continúa existiendo un continnum entre el análisis del discurso, la semiótica en general y la semiótica de la cultura. En este sentido, la postura es plantear el análisis de discurso para lo verbal, y establecer el campo de la semiótica para el estudio de lo noverbal, para toda producción semiótica que esté fuera de la palabra. Por todo esto, es que pido a los comunicólogos que dialoguen con el análisis del discurso, para poder reconocer que los procesos comunicativos son discursivos y el análisis del discurso tiene muchos modelos para proporcionar. Es notorio que la comunicación se aproxima mucho más a la pragmática que al discurso, y, sin embargo, ambas son producciones semiótico-discursivas. Entonces, tenemos ya un primer ejemplo en el campo de la reflexión sobre la transdisciplina, de cómo articulamos ese continnum transdisciplinario de lo discursivo a lo semiótico. Hay varios trabajos de semiótica aplicada al campo de la literatura, pero son Roland Barthes y Umberto Eco, entre otros, quienes logran dar el salto del análisis de la palabra a lo visual. Los dos son pioneros en el análisis de lo visual, de alguna manera, aunque hoy sean cuestionados en muchos aspectos. A posteriori, Peirce y Lotman resurgen con mucha fuerza en las investigaciones de la semiótica en general, y de la semiótica visual en particular. La selección por modelos discursivos o semióticos depende de la formación del investigador, pero principalmente del objeto de estudio y de las preguntas de investigación para transitar de lo verbal a lo no-verbal. En el campo de análisis del discurso, más que en el semiótico, encontramos modelos interdisciplinarios y transdisciplinarios, por lo que cada vez tiene mayor pertinencia estas propuestas que estamos haciendo para un continnum epistemológico entre estos dos campos en donde es fundamental la producción del sentido. En esta perspectiva, ubicamos los modelos argumentativos que son muy variados, y transitan entre: la lógica y la retórica, la razón y la emoción, la pasión, que es un concepto redescubierto en el campo de la comunicación, del discurso, ya que el ‘pathos’ aristotélico existe desde el siglo IV a.C. Sin embargo, la emoción fue dejada de lado por la ciencia. 3. Las categorías de práctica discursiva, de discurso y de texto En este ítem, nos interesa trabajar con las categorías de práctica discursiva, de discurso y de texto (ver Cuadro II), porque desde la transdisciplina tienen alcances diferentes, pero también complementarios. Entender a los discursos y a las semiosis como prácticas constituye un problema importante. Esta postura surge en el ámbito de Escuela Francesa de Análisis del Discurso, muy influenciada por Foucault (1969), quien postula que decir constituye una práctica. Este planteamiento establece un grande avance porque supera la concepción del discurso como puro mensaje, contenido, para con el concepto de práctica discursiva remitir a todos los elementos que intervienen en el proceso comunicativo: los escenarios, las condiciones de producción y recepción, las diferentes interacciones comunicativas, los sujetos socio-culturales-políticos, etc. Esto implica que al hablar se hace. La práctica discursiva produce y reproduce, por lo cual los discursos no se agotan en las palabras, sino que construyen sujetos, consensos, disensos, polémica, etc.; con está posición nos permite entender mejor porque las prácticas culturales son prácticas semiótico-discursivas. Con el concepto de práctica, salimos de la cultura como sistema y la estudiamos, como hace Bourdieu, como un 85 conjunto de prácticas, de hábitos. En todo lo que estamos exponiendo, es importante preguntarnos en dónde queda la comunicación, los procesos comunicativos. Problema que pongo a reflexión, sobre todo para los comunicólogos; en otras palabras, cómo pueden replantear las interacciones comunicativas como prácticas semióticodiscursivas, y que implican estas reflexiones. CUADRO II: DEFINICIÓN OPERATIVA DE DISCURSO Y TEXTO DISCURSO a. b. c. d. e. Conjunto transoracional con reglas sintácticas, semánticas y pragmáticas Conjunto transoracional con reglas de cohesión y coherencia Implica condiciones de producción, circulación y recepción Contiene varias materialidades y funcionamientos Es una práctica sociocultural peculiar, en la cual se destaca la subjetividad TEXTO a. b. c. d. e. Dispositivo de la memoria de la cultura Generador de sentido Heterogéneo y políglota Soporte productor y reproductor de lo simbólico Dimensión del cambio cultural La definición operativa de discurso, que propongo, es transdisciplinaria, porque parto de la lingüística, paso por Foucault y la escuela francesa, hasta llegar a la categoría de texto, con Lotman, en la semiótica de la cultura. La premisa de Iuri Lotman es que la cultura es un conjunto de textos, postura semiótica que plantea que la cultura es una semiósfera en donde hay un conjunto de textos y lenguajes heterogéneos. Es interesante esta semiótica porque está mucho más anclada a la cultura, a la comunicación y a la misma lingüística que la planteada por Peirce. Al proponer que la cultura es un conjunto de textos se puede concebir y estudiar los textos culinarios, los textos museográficos, los textos de la moda, el cine como texto. Esta categoría de texto lotmaniana viene de la literatura, porque él era especialista en la literatura eslavística; es en la década de los setenta, que Iuri Lotman funda la semiótica de la cultura. Elaboramos una definición transdisciplinaria en la cual usamos varias tendencias y autores, porque no hay una construcción completa de la categoría de discurso/ texto ni en la lingüística, ni en la lingüística textual, ni en el análisis del discurso francés, ni hay una construcción completa de la categoría de texto en la semiótica de la cultura. Entonces, nosotros elaboramos un continuum categorial transdisciplinario para lograr 86 una definición desde la complejidad. La construcción de una categoría desde esta perspectiva, sin duda, heurísticamente, tiene un mayor alcance cognitivo. Para la construcción de la categoría de discurso, utilizamos seis premisas: 1. El discurso es un conjunto transoracional, con reglas sintácticas, semánticas y pragmáticas. 2. La segunda premisa, la tomo de la lingüística textual alemana, plantea que el discurso es un conjunto transoracional, con reglas de cohesión y de coherencia. La coherencia discursiva se refiere a la estructura lógico- semántica, y la cohesión remite al funcionamiento lógico-gramatical. Desde esta premisa, podemos referirnos a un problema grave de la competencia en la escritura: desde el nivel básico escolar hasta el universitario no se logra que los alumnos adquieran estas reglas. En el discurso político, estas reglas son más flexibles porque está cargado por la pasión y el poder. En el caso del discurso artístico, está permitida la desarticulación de la cohesión y coherencia, ya que la obra de arte para lograr mayor originalidad siempre procura romper con todas las reglas. 3. La tercera premisa proviene de la Escuela Francesa fundada por Pêcheux, con influencias de Bajtin y Foucault. Con esta premisa se plantea que el discurso y la semiosis implican condiciones de producción, circulación y recepción. Por ejemplo, un discurso político que no contempla estas condiciones, no funciona, no tiene eficacia. Para analizar esta tercera premisa hay ocho propuestas semiótico-discursivas que posibilitan estudiar las condiciones de producción, circulación y recepción. 4. La cuarta premisa propone que los discursos y las semiosis contienen varias materialidades y funcionamientos. 5. La quinta, que ya expusimos, define al discurso como una práctica sociocultural peculiar, en la cual se destaca la subjetividad. 6. Y por último, la sexta propuesta, que proviene de Bajtin, plantea que todo discurso es una práctica subjetiva polifónica. Esto quiere decir que no hay un solo autor, sino que múltiples voces permean a los discursos y a las semiosis. Los procesos polifónicos también son constitutivos de las producciones semiótico-visuales, como en la pintura, en el cine, teatro, y demás semiosis. En relación a esta categoría, existen otras dos muy próximas: la de intertextualidad, idea tomada de Bajtin, pero que es creada y usada por Julia Kristeva en la década de los sesenta; y la de interdiscursividad, si se utiliza la categoría de discurso. En resumen, hay dos posiciones relacionadas con la homologación de estas categorías: en una se plantea que la polifonía se homologa con la intertextualidad y la interdiscursividad; en la otra, por el contrario, la polifonía implica múltiples voces y la interdiscursividad o la intertextualidad implica una relación de un texto con otro. Los procesos intertextuales / interdiscursivos son constitutivos de todos discursos y semiosis, y este constituye un argumento irrefutable contra el análisis inmanentista. En toda la semiótica de la comunicación tenemos que aceptar que si no consideramos esa construcción arqueológica del discurso, de la semiosis, estamos realizando un análisis superficial e inmanente de las producciones semióticodiscursivas. Es la principal refutación contra la inmanencia. Con Lotman se complementa la categoría del discurso, para plantear que el texto es un dispositivo de la memoria de la cultura. Pero para este autor, el texto se 87 refiere a lo escrito, a lo oral, a lo espacial, a lo literario, y a lo artístico, en general. Como señalamos con anterioridad, la Semiótica de la Cultura es concebida como un conjunto de textos y lenguajes heterogéneos. El texto es generador de sentido. Esto tiene una implicación, con la que podemos estar de acuerdo o no, si articulamos de manera transdisciplinaria las premisas, el texto sí es generador de sentido. Al plantear esto, Lotman elimina el polo de la producción, para colocar la producción del sentido únicamente en la relación texto-receptor. El texto supone una autonomía en si mismo. En relación a este planteamiento, pensamos que es necesario retomar una posición dialéctica: en primer lugar, no se puede excluir el polo de la producción y en segundo lugar, no puede ser sólo un problema de interpretación, de una hermenéutica textual. Nosotros planteamos una dialéctica entre tres dimensiones: la de la producción, la del texto, y la de la recepción. Podemos buscar propuestas en Umberto Eco, en Paul Ricoeur o en Thompson, quien es un neohermeneuta que plantea que la interpretación debe llegar a modelos operativos objetivos. Lo que planteamos aquí es que en todo análisis de sentido discursivo y semiótico existe un momento o componente hermenéutico. No podemos decir que no hay un componente interpretativo, porque esto sería una falacia. Lo que planteamos es que el componente interpretativo no es suficiente para dar cuenta del sentido, siempre debemos llegar al análisis y a la explicación. Hay otra hermenéutica, que es la analógica (Beuchot), en la cual la pregunta metodológica es plantear, a partir de esa premisa, la dialéctica de los polos, y vemos que lo hermenéutico está ahí, pero no es lo único, tenemos que escarbar más. El componente interpretativo puede ser el inicio, pero no el final de un análisis semiótico-discursivo. Sin embargo, la hermenéutica tiene pertinencia para el análisis de los discursos religiosos y artísticos en general, como el literario. Siguiendo con Lotman, todo texto es heterogéneo y políglota. Esto quiere decir que el texto no es una superficie transparente como aparenta, sino que es heterogéneo porque tiene una multiplicidad de segmentos y es políglota porque tiene por lo menos dos lenguajes para producir un funcionamiento semiótico (premisa de Lotman), y éstos son un lenguaje natural y un lenguaje especializado. En el discurso religioso, por ejemplo, están el lenguaje natural y el lenguaje de religioso, igual pasa con el lenguaje político, el jurídico, etc. Por lo menos dos, pero si vamos del discurso verbal a la semiótica más compleja, como la semiótica del ritual, tenemos múltiples lenguajes, igual que en el lenguaje de la danza, por ejemplo. Lotman rompe con la idea de la linealidad textual y va hacia la profundidad, planteando un análisis textual que deconstruye el texto en varias capas, o camadas. El texto es soporte productor y reproductor de lo simbólico, premisa muy importante para la producción del sentido, por la densidad y la complejidad que supone la dimensión simbólica, en su sentido general y peculiar. Y por último, el texto es una dimensión del cambio cultural, entendiendo por texto cualquier producción verbal, paraverbal y no-verbal. El museo es un texto, el espacio es un texto, el Centro Histórico es un texto, la pintura es un texto, los textiles son textos. Con lo que hemos expuesto, ejemplificamos una construcción transdisciplinaria, en la cual recorrimos desde la categoría de práctica discursiva, hasta la del discurso y la del texto, a través de múltiples y complejas premisas. 88 4. Modelo operativo transdisciplinario. Ejes analíticos Un modelo operativo transdisciplinario implica integrar todo lo expuesto hasta el momento. Este modelo constituye una instrumento teórico-metodológico que sirve para múltiples tipos de investigaciones y desde las ciencias del lenguaje, lo desarrollamos articulado a las producciones semiótico-discursivas. El modelo transdisciplinario abarca cinco ejes de análisis: 1) una tipología, que proponga criterios taxonómicos para los discursos y las semiosis; 2) las condiciones de producción, circulación y recepción de los discursos y/o semiosis; 3) las producción “de” y los funcionamientos semióticodiscursivos; 4) la producción del sentido; 5) La problemática del sujeto semióticodiscursivo. Criterios tipológicos semiótico-discursivos En todo desarrollo científico, las taxonomías, las clasificaciones constituyen un problema teórico-metodológico. Por ejemplo, para analizar la cultura, o la comunicación, el investigador se enfrenta con un primer problema relacionado con los tipos de cultura o de comunicación. Con el objetivo de superar el carácter apriorístico de los tipos de discurso, proponemos una tabla tipológica (ver Cuadro III) de doble entrada, en donde colocamos siete criterios que logren una clasificación de alcance más teórico. CUADRO III : TABLA MATRICIAL TIPOLÓGICA Criterios de Tipos de Objeto Clasificación Discursivo Funciones Discursivas Aparatos Ideológicos Sujetos de Discurso Macrooperaciones discursivas Oralidad vs Escritura Formal vs Informal Discurso D. Político + +/- + - + + +/- D. Histórico + +/- - + - - +/- D. Científico + +/- + - + + + D. Periodístico + +/- - + - +/- +/- D. Literario + +/- - + - +/- +/- [Entre otros] Notas: 1. La sumatoria de los rasgos presentes o ausentes es lo que permite clasificar a los discursos con rigurosidad. 2. En la tabla es necesario proyectar los criterios con sus variaciones. Por ejemplo, las funciones discursivas son de seis tipos. 3. El llenado de rasgos es aleatorio, a manera de ilustración. Con estos criterios tipológicos, proyectados con sus variaciones en la tabla, podemos clasificar los discursos con mayor rigurosidad. En general, lo que encontramos son tipos de discursos, que los estudiosos toman de manera apriorística. Sin embargo, en 89 el discurso periodístico, por ejemplo, que ya tiene desarrollada una buena clasificación desde la disciplina del periodismo, no destaca que no todo lo que aparece en un periódico, pertenece a este tipo. Por ejemplo, hay muchas producciones que son discursos literarios, etc. Sin embargo, la aplicación de esta tabla a pesar de que resuelve muchos problemas, siempre presenta dificultades, principalmente si el objeto de estudio es transdisciplinario. Condiciones de producción, circulación, recepción semiótico-discursivas El segundo eje analítico (ver Cuadro IV) es producto de una síntesis transdisciplinaria que realizo, desde una posición no inmanentista, en base a la cual siempre relacionamos cualquier producción semiótico-discursiva con sus condiciones de producción, circulación y recepción; en este sentido, cualquier proceso comunicativo implica también considerarlas. Las condiciones de circulación constituyen un puente entre producción y recepción. Este eje indica que ninguna producción semióticodiscursiva, o comunicativa se puede hacer de manera inmanente (posición estructuralista muy hegemónica hasta la década de los setentas). CUADRO IV: CONDICIONES DE PRODUCCIÓN, CIRCULACIÓN Y RECEPCIÓN SEMIÓTICODISCURSIVAS a. Condiciones de posibilidad de emergencia de los discursos y de la semiosis (Foucault: 1969). b. Formación social, formación ideológica, formación discursivo-semiótica (Pêcheux; Haroche; Henry: 1971, 1975). c. Formaciones imaginarias en las prácticas semiótico-discursivas (Pêcheux: 1969). d. La relación discurso/semiosis y la coyuntura (Regine Robin: 1973, 1976,1977). e. Gramática de producción y recepción de la semiosis y del discurso (Veron: 1978). f. La aceptabilidad de los discursos y la semiosis (Faye: 1973). g. Los procesos de interdiscursividad, intertextualidad, intersemiosis (Kristeva: 1967 y otros) h. Situación comunicativa de las prácticas semiótico-discursivas (Dell Hymes, Gumperz: 1972) Como hemos mencionado, en está síntesis desde la complejidad, pudimos plantear ocho posibilidades para analizar las condiciones de producción, circulación y recepción semiótico-discursivas, que exponemos yendo de la más macro, hasta la más micro. 90 Además, desde la perspectiva que hemos asumido, ampliamos todas las propuestas de los discursivos, comunicativo, a lo semiótico. En este sentido, aunque las propuestas sólo remitan a lo discursivo, nosotros añadimos lo semiótico para completar su alcance analítico. 1. La de Foucault (1969): la propuesta surge en paralelo a la del análisis del discurso como un campo propio, lo cual permite que se articulen de manera transdisciplinaria las ciencias sociales y las del lenguaje. Foucault, en “El orden del discurso” plantea que todos los discursos están controlados y por esto analiza las condiciones de posibilidad de emergencia de los discursos y de las distintas semiosis. Este autor propone que existen diez mecanismos de control del poder sobre los discursos, que divide en bloques: El primero tiene que ver con la exclusión, que desarrolla tres mecanismos: a) lo prohibido, el tabú del objeto: remite a los silencios del discurso o de las semiosis; con este procedimiento se puede analizar el control de la información; b) la relación de lo falso y lo verdadero: el poder excluye lo que considera falso; lo novedoso es que el carácter de falso o verdadero no son esencias, sino que se encuentran determinados por la lógica del poder, tan evidente en nuestros días; c) la separación de la razón y la locura: se excluye el discurso del loco, pero es el poder quien determina quien está loco. El segundo bloque se refiere al control interno de los discursos entre sí, que también abarca tres procedimientos: a) el principio del comentario, totalmente subordinado por los discursos fundantes, que establecen el control de un discurso sobre otro discurso, o bien, de una semiosis sobre otra semiosis. Por ejemplo, en el caso de la política, sería la Constitución; en el caso de la religión, discursos fundantes serían la Biblia o el Corán. Si existen discursos fundantes, esto quiere decir que hay otros discursos están fuera de orden del poder. Los discursos fundantes tienen grados, y los originarios pueden crear otros discursos fundantes; b) el principio del autor, importante porque para Foucault es que el autor él que da coherencia al discurso o a la semiosis. Por ejemplo, en la literatura, los textos anónimos no tienen el carácter de literarios, sino de pre-literarios. Este principio es retomado por Bourdieu, cuando investiga sobre la ‘distinción’, aplicada a la marca de la ropa, de los perfumes, al nombre de los diseñadores, etc...; c) el principio de la disciplina (en Foucault existen dos sentidos de esta categoría: el relacionado con la disciplina institucional, por ejemplo, de la cárcel, de los hospitales; y el de disciplinas como la antropología, literatura, etc.) La disciplina plantea reglas y controla en ese sentido; por ejemplo, si alguien escribe fuera de los parámetros del campo de la comunicación, no es considerado, sino vetado. Sin embargo, es importante actualizar la propuesta foucaultniana, porque en esos momentos todavía no aparecían con mucha vigencia los problemas de la interdisciplina y la transdisciplina; estamos al principio de la década de los 70s y todavía no aparece el pensamiento complejo de Edgar Morin. Existía algo sobre la interdisciplina, pero Foucault no se preocupa por eso; en cuanto a la transdisciplina, empieza a tener un mayor impacto hasta los 80s, y continúa su trayectoria hasta la actualidad. El siguiente bloque es el que controla el sujeto del discurso, es decir, los sujetos que lo pueden producir, y los procedimientos son: a) el sujeto que puede producir el discurso, debe cumplir con el ritual del habla: Por ejemplo, el Papa es el que puede hablar dentro 91 de la iglesia católica, más que los cardenales, obispos y demás; en las escuelas el profesor tiene el poder sobre los alumnos, aunque hoy existen nuevos modelos de horizontalidad en la enseñanza, donde también los alumnos pueden hablar, opinar, polemizar. El poder siempre determina quién puede hablar, dónde puede hacerlo y qué comportamiento debe tener; b) la sociedad del discurso, que domina a los sujetos del discurso, en lo que pueden o no hablar. La sociedad del discurso domina al sujeto, por ejemplo, en el ámbito académico del psicoanálisis; o en la antigüedad, las sociedades herméticas, como los masones y los rosacruces; c) la doctrina que también subordina al sujeto; si el sujeto no habla desde los principios doctrinarios, está fuera de ella y d) la adecuación social del discurso, que se refiere a que las instituciones tienen como función principal adecuar los sujetos a la sociedad y a la cultura. 2. La de Pêcheux, Haroche, Henry (1971). Pêcheux plantea que todo discurso pertenece a una formación socio-histórico-cultural-política, es una categoría que viene del neo-materialismo, ya no del materialismo del siglo XIX. Esta formación implica el desarrollo de formaciones ideológicas y/o hegemónicas y contra-hegemónicas, y estas, a su vez producen formaciones semiótico-discursivas. Como se puede observar, hay una implicación dialéctica entre estas distintas formaciones. La formación ideológica es el conjunto de aparatos ideológicos, que son heterogéneos, productores y reproductores de ideologías, como la artística, la política o la económica. Todo esto está incidiendo en la formación discursiva o semiótica. La ideología se materializa en los discursos y en las semiosis; por lo tanto, las formaciones discursivas establecen las siguientes restricciones: a) de lo que se puede hablar, o no y de lo que se debe hablar. Por ejemplo, todo mundo debe hablar de democracia, pero no de autoritarismo, que debe ser excluido; b) quién puede hablar; c) a quién puede hablar; d) de qué forma, con qué estrategias discursivas podemos hablar; son estrategias semióticas o discursivas donde uno tiene que saber refutar con argumentos que puedan convencer al otro. Pero tengo que decirles una cosa muy triste: cuando hay juego de poder, no hay ninguna argumentación que valga. Si hay juego de poder, cualquier argumentación se invalida; e) dónde puede hablar y f) cuándo puede hablar. Entonces, son seis las restricciones que configuran las formaciones discursivas, lo que hace evidente que la producción semiótico-discursiva, no es una reproducción espontánea de los sujetos. 3. Pêcheux (1969), funda la escuela francesa de análisis del discurso, siendo disidente del Partido Comunista. En esta propuesta fundante, el autor trabaja con las formaciones imaginarias en las prácticas semiótico-discursivas. Pêcheux, para hacer la ruptura epistemológica con la lingüística, recurre a la matemática y construye modelos algorítmicos para estudiar el discurso, que casi nadie pudo aplicar, por las dificultades de entender la formalización matemática. Sin embargo, la matemática fue un argumento de hecho para refutar a la formalización de la lingüística estructural. Las formaciones imaginarias primarias son: ¿qué piensa A de A? ¿Qué piensa A de B? B es el receptor. ¿Y qué piensa A de R? R es el objeto semiótico-discursivo. Las formaciones imaginarias dependen de la ideología, de la cultura, del poder, de su posición histórica, por lo que imaginario no quiere decir lo que se imagina el sujeto de manera espontánea. Por ejemplo, en estos momentos, ¿qué piensa A de R? Esta pregunta puede referirse al profesor o a los alumnos, y las formaciones imaginarias pueden coincidir o no. Lo interesante, es retomar la función imaginaria de A sobre A, es 92 decir lo que piensan los sujetos de sí mismos. Nosotros los sujetos. Esto introduce una problemática muy interesante, porque lo que pensamos sobre nosotros mismos, suele ser lo que no somos. Introducimos algunas ideas de la teoría del sujeto, que más adelante desarrollamos. Analíticamente, este modelo de Pêcheux es tan fuerte como el de Jakobson para la comunicación. Además, hay más tres formaciones imaginarias anticipadas, es decir, todas las anticipaciones que A o B realizan cuando producen el discurso: de la coincidencia de las formaciones imaginarias de A sobre A, de A sobre B y de A sobre R con las formaciones imaginarias de B sobre A y B sobre R es que depende la eficacia del discurso y de cualquier producción semiótica. Por eso es que quienes trabajan teoría de la recepción y teoría de la comunicación de masas deben considerar estos planteamientos. Por ejemplo, el marketing político trabaja con algunos supuestos, y si no son muy rigurosos se equivocan, y en Estados Unidos esta técnica está siendo cuestionada. 4. Robin (1973 y 1976), plantea el análisis de la relación del discurso/semiosis con la coyuntura. La coyuntura es una categoría planteada por la sociología, la antropología, la política. Todo mundo sabe supuestamente qué es la coyuntura, que hay varios tipos de coyuntura, y que cada una tiene un inicio, un punto de clímax y un descenso. Todo discurso político electoral enfrenta varias coyunturas. Sin embargo, la vida no es sólo coyuntural, sino transhistórica, por lo tanto, aquí no me detengo. 5. Veron (1980) Gramáticas de la producción y recepción de las semiosis y los discursos. Aquí tampoco paro, porque es una propuesta muy de la gramática de Chomsky y no tiene pertinencia en este momento. 6. Faye (1973-74) La aceptabilidad de los discursos y de las semiosis. Faye, hijo de judíos que estuvieron en los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial, escribió el libro llamado “Los lenguajes totalitarios”, donde la hipótesis de trabajo es que los discursos de la propaganda nazista son los que logran vencer a la revolución posible en Alemania antes de la Segunda Guerra Mundial. Esta hipótesis, consideramos, es bastante radical, porque da mucha primacía y fuerza a los discursos nazistas, que autoreconocen el cambio en la historia alemana. La aceptabilidad del discurso nazista constituye el objeto de investigación de este autor, al analizar las características del mismo, y la maquinaria de la propaganda masiva hitleriana. 7. Kristeva (1967), Navarro, Angenot (1997). Esta propuesta también es muy importante. Se refiere a los procesos de interdiscursividad, intertextualidad y de intersemiosis. Es un aporte muy significativo, porque plantea que todo discurso implica otro discurso, toda semiótica implica otra semiótica: es una polifonía, pues no se agotan nunca en sí mismos; son procesos de construcción de las condiciones de producción y recepción. 8. Hymes, Gumperz (1972). Esta última es una propuesta pragmática comunicativa, la cual plantea que las condiciones de producción y recepción del discurso tienen que ver con la situación de las interacciones comunicativas, de las prácticas semióticodiscursivas. En esta breve exposición, están las ocho propuestas analíticas; cada una desarrolla diversos modelos operativos. Desde una posición transdisciplinaria, lo que planteamos es que cuando vamos a estudiar una producción discursiva, como un discurso político o 93 publicitario o religioso, lo que sugerimos es que se seleccionan de las ocho propuestas las más convenientes de acuerdo al tipo de discurso y a las preguntas de investigación. Esta es una construcción transdisciplinaria, una parte del modelo operativo transdisciplinario que planteamos para el estudio de las condiciones de producción, circulación y recepción semiótico-discursivas. Este modelo transdisciplinario se puede aplicar a cualquier producción semiótico-discursiva. Obviamente, no vamos a usar las ocho propuestas en una investigación porque sería muy complicado, imposible, pero la posición transdisciplinaria tampoco admite la selección sólo de una. Las materialidades y los funcionamientos semiótico-discursivos El tercer eje analítico se refiere a las materialidades y funcionamientos semióticodiscursivos (ver Cuadro V). Este punto constituye otro aporte transdisciplinario importante. En el cuadro abajo, colocamos las 13 materialidades semiótico-discursivas que logramos sintetizar Cuadro V: MATERIALIDADES SEMIOTICO-DISCURSIVAS 1. La acústica, la visual, la olfativa, la gustativa, la táctil 2. La comunicativo-pragmática 3. La ideológica 13. La lógico-filosófica 12. La estético-retórica Materialidades Semiótico-discursivas 4. La del poder 11. La psicoanalítica 5. L a cultural 10. La psicológica 6. La histórica 9. La de simulacro 7. La social 8. La cognoscitiva Estas trece materialidades semiótico-discursivas, que configuran, desde otro ángulo, la perspectiva transdisciplinaria que hemos propuesto, constituyen una ampliación de lo planteado por miembros de la Escuela Francesa, influenciados por Foucault. Las materialidades semiótico-discursivas son dimensiones constitutivas de las construcciones semiótico-discursivas, por lo tanto le son intrínsecas. En un proceso analítico de excavación, podemos observar las múltiples materialidades que están constituyendo los diversos discursos y semióticas. Sin embargo, a pesar del carácter importante de las materialidades con sus diferentes funcionamientos de acuerdo con los tipos u subtipos de discursos y semióticas, éstas no son consideradas por muchos 94 modelos, lo que sin duda constituye un severo problema analítico. La categoría fue propuesta inicialmente por la Escuela Francesa de Análisis del Discurso, que la relacionaba principalmente con la ideología y con el poder, que a posteriori reconstruimos desde lo transdisciplinario. Toda producción semiótico-discursiva contiene 13 materialidades, con sus respectivos funcionamientos. 1. La acústica (verbal), la visual, la olfativa, la gustativa, la táctil, de las cuales, las dos primeras son las que sirven como sustancias más pertinentes y productivas para los diferentes significantes del signo. Es importante, enunciar otra ampliación que hemos realizado. En esta primera materialidad, que se refiere propiamente a los canales perceptivo-sensoriales, debemos añadir lo extrasensorial, es decir, los signos que existen como la sexta dimensión, más allá de los cinco sentidos. Esto es importante, para dar cuenta de la semiótica de lo invisible, producida en el terreno de la magia, del mundo semiótico ancestral que trabaja con otras dimensiones provenientes de distintas epistemes. 2. La comunicativo- pragmática. En esta materialidad se han desarrollado varios modelos, que analizan la semiosis desde la perspectiva de la comunicación masiva, en donde se destacan los estudios de la televisión, de la publicidad, de la propaganda política, etc. 3. La ideológica. Esta materialidad, junto con la que le sigue que es la del poder, constituye una de las más trabajadas, a nuestro juicio por la importancia que tiene en la producción y reproducción de los sujetos, de los sentidos y de la vida social misma. Los procesos de interpelación y constitución de los sujetos tienen su soporte fundamental en la ideología. 4. La del poder. Tan importante como la anterior, esta materialidad también cuenta con muchas propuestas analíticas, de las cuales resalta la de Foucault, la de Bourdieu, la de Wodak, entre otras. 5. La cultural. Esta materialidad encuentra su mejor propuesta de análisis en la Escuela de Tartu, así como en algunos planteamientos de Eco y en las propuestas de análisis cultural desde la antropología, como son las de Lévi-Strauss, de Turner, de Sperber, entre otros. 6. La histórica. Desde la perspectiva semiótico-discursiva, la dimensión histórica se considera tanto en los cambios de los sistemas y de las prácticas, por el impacto de los acontecimientos históricos, políticos, sociales. 7. La social. En esta materialidad, siguiendo los aportes de la sociología, de la sociolingüística, se procura analizar la producción y recepción de los signos, de lo semiótico en relación a los sujetos que producen y que consumen los productos culturales. 8. La cognoscitiva. En los últimos años, ha adquirido gran relevancia las ciencias cognoscitivas, con lo cual esta materialidad, la menos estudiada en lo semiótico, pero si muy trabajada en la lingüística, en la psicología, en el análisis del discurso, vuelve a adquirir una gran importancia en varias disciplinas. 9. La del simulacro. Esta materialidad opera en sentido contrario a la anterior, ya que el simulacro, que no necesariamente es la simulación, es muy difundido en las tendencias semióticas, desde Greimas, hasta Eco, Baudrillard, Barthes, entre otros. 95 10. La psicológica. Para el estudio de esta materialidad, son particularmente importantes los aportes de la psicología de la percepción, de la psicología de masas, de la psicología cognitiva que procuran investigar los impactos de las producciones semióticas sobre los sujetos productores y consumidores. 11. La psicoanalítica. Los modelos se desarrollan principalmente por los psiconalistas, o los investigadores que recurren al inconsciente para analizar las producciones semióticas de todo tipo, tomando como premisa lo propuesto por Lacan, de que 'el sujeto es su discurso'. 12. La estético-retórica. Materialidad muy trabajada, principalmente porque la producción artística siempre fue muy analizada en todas sus manifestaciones; de ahi la importancia de los estudios de la semiótica del arte, o de semiótica y estética. 13. La lógico-filosófica. En la cual se abordan, entre otras posibilidades, el análisis de la argumentación en los mensajes visuales, así como el conjunto de premisas implícitas en la publicidad. Además, es fundamental considerar los distintos tipos de lógica que existen, en donde la formal es una de ellas. Las materialidades discursivas tienen funcionamientos distintos de acuerdo con los tipos y subtipos de discursos y de semióticas, con las condiciones de producción y recepción, así como con los sujetos de los discursos, con sus diferentes competencias. Además, presentan una jerarquía entre sí. Los modelos que logran articular más de tres materialidades se enfrentan con los siguientes retos: a) La integración de algunas materialidades obliga eliminar las tensiones entre ellas, y construir continuums entre ellas. b) El análisis de las contradicciones que existen entre las materialidades y al interior de cada una de ellas. c) La operatividad del modelo construido, así como proponer los funcionamientos semiótico-discursivos que permitan analizarlas. Otra problemática es la homologación y/ o diferencia entre las distintas materialidades, como por ejemplo, entre la ideológica y la cultural, entre la ideológica y la del poder, entre la cultural y la cognoscitiva, etc. En efecto, estas articulaciones dependen, como es obvio, de como cada teoría y cada autor construye lo que considera como el poder, la ideología, la cognición, la cultura. Las materialidades tienen un funcionamiento distinto de acuerdo a los diferentes sistemas y prácticas semiótico-discursivas. Por ejemplo, no funciona de la misma manera la ideología en un discurso político, religioso, o científico. La síntesis de estas materialidades y la problematización de sus funcionamientos es producto de muchos años de investigación y docencia que hemos realizado en el campo de la semiótica, y por lo mismo condensa muchos aportes. Para concluir sobre este punto, debemos reconocer que en general las propuestas son parciales, ya que en cada tendencia los autores suelen privilegiar algunas materialidades y no las trece enunciadas (Cf. Haidar 1992, 1994). La producción del sentido semiótico –discursivo y sus funcionamientos Uno de los problemas más complejos e interesantes del macro-campo de las ciencias del lenguaje, del cual destacamos el análisis del discurso y la semiótica de la cultura, ampliando con la comunicación, se refiere a la producción del sentido. En el desarrollo 96 del análisis de este problema, hay muchos aportes originados en la filosofía, en la filosofía del lenguaje, en la semántica, en la psicología, en la semiótica, análisis del discurso, en la comunicación, entre otras, por lo cual podemos proponer una definición desde la transdisciplina. Desde una perspectiva más contemporánea, el sentido constituye un funcionamiento cognitivo para la comprensión y la aprehensión de lo social, de lo cultural y de lo histórico, lo que implica que en su producción entran innumerables factores. Desde nuestra posición transdisciplinaria, la producción del sentido pasa por 9 funcionamientos, como se pueden observar en el cuadro abajo: La producción del sentido semiótico-discursivo La relación de lo explícito con lo implícito: en toda producción del sentido es fundamental la relación de estas dos dimensiones, que en la mayoría de las propuestas no está considerada. El sentido no se agota en lo explícito, en lo que está dicho, sino que funciona orgánicamente con lo implícito, que es lo que está entre líneas, y a veces es más importante, principalmente en los juegos del poder y de la ideología. Los silencios semiótico- discursivos: remiten al tabú del objeto, a lo prohibido. Muchos modelos este funcionamiento, lo cual es un problema, porque éste constituye un factor fundamental para entender la producción del sentido con mayor profundidad. Realmente, sólo los que conocen a Foucault, y la Escuela Francesa logran acceder a este funcionamiento y entender que lo que está excluido también constituye procesos de producción del sentido. La dimensión connotativa comprende todos los mecanismos semánticos para la producción de nuevos sentidos. Esta dimensión está muy trabajada por Barthes y Eco en la semiótica de la publicidad; y también por Kerbrat-Orecchioni, del grupo de Lyon. El mal entendido, entendido como una regla, no como una excepción en las producciones semiótico- discursivas. El proverbio de “hablando se entiende la gente”, más bien sería “hablando se desentiende la gente”, sobre todo cuando hay polémicas, como en las asambleas y en las discusiones políticas. Lo que existe no es comunicación, sino malentendidos e incomprensión. Los procesos interdiscursivos /intertextuales intersemióticos son constitutivos de toda práctica semiótico – discursiva. Para lograr llegar a la profundidad del sentido, hay que considerar los procesos interdiscursivos, intertextuales, intersemióticos como constitutivos de toda práctica. El discurso y la semiosis no se agotan en sí mismos en el texto, sino que por ellos pasan procesos macros, como los enunciados. La formación ideológica y la formación semiótico-discursiva, condicionan la producción del sentido más allá de la semántica. Un ejemplo es el de la democracia: si buscamos en un diccionario la palabra democracia, está se define como el gobierno del pueblo, pero en la realidad no es así. La formación ideológica condiciona los diferentes sentidos de los objetos discursivos. El funcionamiento retórico y las estrategias de persuasión remiten a todas las etapas que implica lo retórico, que abarcan tanto el pensamiento, como las figuras 97 del lenguaje. En la perspectiva actual, la retórica ya tiene una dimensión inter y transdisciplinaria ( Cf. Beristáin y Haidar) El funcionamiento tópico (los topoi aristotélicos) constituyen los lugares comunes, las premisas compartidas presentes en las semiosis y en los discursos. En estos momentos, encontramos las relecturas sobre este punto realizadas por Oswald Ducrot. La verdad, la mentira, lo verosímil constituyen un complejo entramado de relaciones en la producción semiótico-discursiva. El sentido fluctúa entre lo verdadero, la mentira y lo verosímil. Sin embargo, en muchos modelos se suele previlegiar lo verosímil, en relación a la verdad. Pienso que la verdad debe ser objeto de preocupación en algunos tipos de discurso, como el político, el periodístico, etc... Funcionamiento del sujeto desde la perspectiva transdisciplinaria La problemática de la subjetividad es tan o más compleja que la anterior. Partimos de luna interrogante muy importante: ¿quiénes son los sujetos?, ¿quiénes somos nosotros? En principio, tenemos que las teorías del sujeto aparecen en la filosofía, en la psicología, muy desarrollada en el psicoanálisis, en la antropología, en la comunicación, en la lingüística, en la semiótica, en el análisis del discurso, en fin, muchos campos se preocupan por el concepto de sujeto, y por su complejo funcionamiento (ver Cuadro VII). Por esta variedad de disciplinas, surgen varias categorías para referirse a los sujetos semiótico-discursivos,tanto los productores como los receptores, como son: Hablante-oyente (Saussure y después Chomsky, que plantea el hablante y el oyente ideales). Esta es la categoría más simple del sujeto. Emisor-receptor (pertenece a la teoría de la comunicación y tiene más alcance explicativo). Locutor-interlocutor (surge con el análisis de la enunciación). Locutor-alocutario (pertenence a la semiótica). Destinador-destinatario (En la semiótica narrativa). Enunciador-enunciatario (Aparece en la teoría de la enunciación). Enunciador-coenunciador (Teoría del discurso, enunciación discursiva). Es importante detenernos, en las diferencias que existen entre los conceptos de sujeto y actor social. Además de que los términos pertenecen a teorías distintas, no se pueden homologar fácilmente. Es diferente decir utilizar ‘prácticas subjetivas’, en lugar de ‘acción social’, porque pertenecen a paradigmas distintos: el concepto de prácticas subjetivas es materialista, y el de acción social es funcionalista. Más allá de su pertenencia, los dos conceptos tienen alcances heurísticos diferentes. El concepto de actor social no implica un compromiso, no abarca la perspectiva materialista del sujeto en la historia, del papel que juega. El sujeto existe para práctica, así como actor existe para acción social, así pues, tenemos dos tendencias analíticas diferentes y en las cuales hay que pensar. Desde otro ángulo analítico, es bueno retomar que la relación intersubjetiva entre A (productor) y B (receptor) es constitutiva de las interacciones comunicativas, y de las prácticas semiótico-discursivas; en otras palabras, tenemos dos polo, en una 98 relación dialéctica: el de la producción y el de la recepción. Todo lo expuesto se ubica en una reflexión del sujeto desde la interdisciplina. Pero desde una posición transdisciplinaria, planteamos el funcionamiento subjetivo desde varias propuestas para llegar a la posición objetiva del sujeto. Tuvimos que recurrir a múltiples propuestas del análisis del sujeto, que van desde el análisis del discurso, hasta la historia, antropología y la política para poder llegar a este cuadro bipolar, en el cual están las posiciones subjetivas y objetivas sobre el sujeto. Pêcheux, es el primero en plantear la necesidad de pensar el sujeto desde lo objetivo. CUADRO VII: EL FUNCIONAMIENTO SUBJETIVO SUJETO POSICIÓN SUBJETIVA POSICIÓN OBJETIVA Individual Activo Psicológico Autónomo, libre Origen del sentido Coherente Consciente Colectivo Pasivo Sociocultural-histórico Sujetado, no libre Soporte del sentido Contradictorio Inconsciente Esta síntesis nosotros la construimos, contrastando los planteamientos idealistas sobre el sujeto con los materialistas, provenientes de las posiciones de Foucault, Pêcheux y Lacan. El sujeto, desde la perspectiva idealista, es el utilizado en la lingüística, en la psicología, y en algunas tendencias de la comunicación. En la década de los cincuentas, con Benveniste, aparece la categoría de intersubjetividad, que quiere decir que ya no podemos hablar de los sujetos como individuos en si mismos. En la década del setenta se retoma esta posición, pero se amplia al plantear que el sujeto es colectivo y resultado de la intersubjetividad. Estas afirmaciones pueden parecer obvias en estos momentos, pero no lo eran hace 20 ó 30 años. En segundo lugar el sujeto es activo, tiene una acción social. Pero en la postura de Lacan, Foucault y Pêcheux es pasivo, está subordinado a la lógica de poder, la lógica del inconsciente. Por lo tanto, el supuesto sujeto activo de la acción social no es el mismo de la década del setenta en Francia; ésta es una ruptura teórica, casi epistemológica de la subjetividad. En tercer lugar, el sujeto es una entidad psicológica, como planteaba Saussure, los psicólogos y el gran genio Roman Jakobson, porque su horizonte no le permitía pensar en una posición materialista, lacaniana. Pero después, en la posición objetiva el sujeto es socio-cultural-histórico-político, y para llegar a este planteamiento no fue fácil. . En la posición idealista, el sujeto es autónomo y libre, y la objetiva dice que no, que está totalmente sujetado, no tiene libertad. Si el sujeto sobrevive, dice Pêcheux, es 99 porque tiene la ilusión de la libertad. Es la ilusión fetichista e ideológica del sujeto, que lo posibilita sobrevivir frente a la fragmentación. En otro planteamiento, se decía que el sujeto es el origen del sentido, ejemplo de narcisismo absoluto, porque el sujeto decía “yo creo que mi discurso es bueno, yo soy guapo, maravilloso, entonces, yo soy el que sabe, los demás no saben nada, “el gurú es el gurú”. Los gurús creen que son el origen del sentido, por ejemplo, en Francia, en Alemania, en Inglaterra, etc...Sin embargo, en la posición objetiva, el sujeto es simplemente el soporte del sentido. A continuación, el sujeto, para los idealistas es coherente, porque ¿quién de nosotros cree que es incoherente? Otra vez emerge el narcisismo, nadie quiere aceptar que está equivocado. Pero desde la otra posición, el sujeto es contradictorio en su esencia. Y por último está la tesis que dice que el sujeto es consciente, contra la posición objetiva, que dice que es inconsciente. En resumen, la posición subjetiva radical logró imponerse hasta inicios de la década de los setentas. Después, en los años setentas, cuando surge el análisis del discurso aparece la posición objetiva de sujeto, que polemiza arduamente con la anterior. Pero, en la década de los ochentas, ya se logra plantear que el funcionamiento subjetivo es resultado de una dialéctica compleja que supone las dos posiciones polares. Por ejemplo, el sujeto es socio-cultural-histórico-político, pero también tiene una dimensión psicológica y ésta es estudiada por la psicología de las emociones actualmente. Otro ejemplo es que Foucault decía que el sujeto está sujetado, ubicándolo desde una posición nihilista, donde no tenía salida, porque está sujetado al deseo, al poder, al inconsciente, a la ideología. Sin embargo, cuando muere Foucault, en los ochentas, ya la postura es que aunque esté sujetado, puede ser libre, de ahí que en su último texto Foucault admita que hay la posibilidad de que el sujeto resista. Entonces, ya surgen posiciones dialécticas entre los dos polos, el objetivo y el subjetivo. Con respecto a las teorías de la recepción, éstas —ya lo habíamos visto con anterioridad—, le dan toda la importancia al receptor y borran el emisor, se ocupan de B y A queda anulado, por ejemplo, en los estudios de consumo, en los cuales lo importante es la eficacia del mensaje. Es pertinente preguntarnos si no se debería establecer una dialéctica partiendo de la posición objetiva, pero dándole su lugar al emisor. En el marketing político ya se está refutando la postura de darle la importancia sólo a B y no dársela también a A, porque se está viendo que no funciona. Los estudios sobre la opinión pública están siendo cuestionados, porque sólo se trabaja el aspecto técnico y no se integran otros factores sociales y culturales. En realidad, A sí importa, porque sin A no existe B: ésta es la dialéctica de los dos polos del funcionamiento subjetivo. Hay un elemento más muy importante para terminar este tema del sujeto. Es una propuesta que amplia la teoría del sujeto, porque no sólo se utiliza la posición de A y B, sino que aparece otro lugar subjetivo que es C. En lugar del diálogo, planteamos el ‘trilogue’ (Cf. Kerbrat Orecchioni). Esta propuesta apareció por primera vez sistematizada en la Escuela de Lyon, en Francia, con la pragmática discursiva (hay quienes dicen que esta propuesta ya aparecía en Aristóteles). Con el ‘trilogue’ una ruptura teórico-metodológica de la relación dialógica entre A y B, pero que es 100 complementaria y no excluyente. En este sentido, no sólo existen dos lugares subjetivos, sino que hay un tercero. Este constituye un aporte pragmático discursivo, por el cual no sólo existen A y B, sino que la complejidad de la comunicación semióticodiscursiva implica un tercer lugar subjetivo. Un ejemplo de aplicación del “trilogue”, en el debate CEU-RECTORIA, en el Movimiento Estudiantil de 1987, en la UNAM: A corresponde a Rectoría - CEU B corresponde a CEU – Rectoría C corresponde a Auditorio presente/ausente (recuerden que la sesión fue vista en TV y escuchada en radio. Dentro del público presente/ausente está el público aliado y el público adversario). El C es el lugar de la incertidumbre, de la pregunta, del problema, de la duda; está ocupado por los sujetos que están indecisos, es el lugar fluctuante, porque no hay posiciones claras como en A y B. Esta teoría de la Escuela de Lyon trabaja la interacción pragmática comunicativa, pero desde una perspectiva discursivista, no desde la teoría de la comunicación. C es un elemento muy importante, tanto en las campañas políticas, como en las publicidades. Hay tres lugares subjetivos, no dos, y son todos heterogéneos, todos complejos. Los cinco ejes analíticos expuestos de manera sintética, colocan al investigador en una necesidad de selección, por la construcción compleja que todos estos planteamientos suponen. Sin embargo, enfatizando, los criterios que orientan la selección de las diferentes propuestas en las diversas síntesis elaboradas son los siguientes: a) El tipo de discurso o semiosis; b) el objeto de estudio de la investigación, que puede ser de carácter más macro o más micro y c) las preguntas de investigación que orientan de manera muy concreta todas las posibilidades analíticas presentadas. Por ejemplo, en el caso de los comunicólogos, las selecciones son distintas si se trata de una situación comunicativo-pradigmática (dimensión micro), o los procesos comunicativos (dimensión macro). Como analista, no me gusta estudiar los sucesos, o los acontecimientos, o los personajes que están de moda; por ejemplo en el cine, los estudios sobre Almodóvar; en el arte, los cuadros de Frida Khalo y en el campo de la comunicación, las teorías de Habermas (su novedad estuvo quizá en la convergencia entre filosofía y comunicación, y en el tema del consenso cultural en América Latina). Pienso que Habermas constituye, sin duda, una hito en las teorías de la comunicación; sin embargo en los planes de estudio hay que retomarlo desde una posición crítica, ya que los consensos en el mundo globalizado ceden su lugar al conflicto. En su momento, Habermas era el gurú de la comunicación, en el sentido de que el comunicólogo que en la época de los setentas no lo hubiera leído estaba fuera de contexto. Yo prefiero utilizar la propuesta de Foucault (1969), quien plantea que siempre hay que colocar en duda la voluntad de verdad, porque ésta oculta siempre el juego del poder. En este sentido, hay que poner en duda todo lo que está en moda, porque estamos en el terreno de un poder intelectual, que como todo funcionamiento del poder, tiende muy fácilmente a la perversión. Aplicación del modelo operativo transdisciplinario a la ciudad 101 Para terminar, haré una síntesis del proyecto de investigación, que desarrollamos con Raúl González Tejeda, en 1993, auspiciado por CONACULTA y que se titula: Cultura y ecología: semiótica de una ciudad contaminada (todavía inédito). Para los objetivos de este trabajo, me interesa destacar la aplicación del modelo analítico transdisciplinario, así como la construcción del objeto de estudio, de las categorías que son construidas también desde esta perspectiva. Sin embargo, es necesario aclarar que en 1994, todavía no yo había llegado a las propuestas más acabadas que están en mi tesis de doctorado. Este proyecto de investigación, desde su elaboración, hasta la entrega de los resultados tuvo una duración de un año. El modelo transdisciplinario es semióticodiscursivo porque no sólo utilizamos varias semióticas (con varias tendencias y autores), sino también diversos aportes del análisis del discurso para la publicidad ecológica. La lógica de exposición da cuenta, de manera sintética, de lo utilizado para el análisis de la contaminación en la ciudad de México, en el año de 1993/1994. I. SEMIÓTICA DEL ESPACIO 1.A. Semiótica cartográfica (historia de los mapas de la ciudad de México de la época prehispánica a la actualidad) 1.B. Semiótica del entorno (fotografías panorámicas) 1.C. Semiótica de los parques ecológicos: 1.C.X. Parque ecológico Xochimilco 1.C.V. Museo ecológico Vivo 1.C.H. Parque ecológico y recreativo Huayamilpas 1.C.F. Parque ecológico Fuentes de Zaragoza 1.D. Semiótica de los basureros II. SEMIÓTICA DE LOS OBJETOS 2.A. Objetos urbanos (construcción semiótica de lo verde) 2.B. Código de Tránsito y Parque Vehicular (discurso) III. SEMIÓTICA DE LA PUBLICIDAD ECOLÓGICA 3.A. Pictogramas de la naturaleza en autobuses Ruta 100 3.B. Bardas, pancartas y monitoreo electrónico 3.C. Medios masivos de comunicación: revistas ecológicas, radio, prensa y TV En este índice, como se puede observar, no pudimos analizar todas las semióticas que había en la ciudad de México. Fue necesario seleccionar las más pertinentes para el objeto de estudio, por lo cual escogimos tres tipos de semióticas, destacando los subtipos en cada una. El objeto de estudio de esta investigación es la relación cultura-ecología aplicando lo semiótico-discursivo para analizar las producciones de sentido relacionadas con la contaminación. La pregunta principal, pero no la única, se refería a la existencia o no de una cultura ecológica (a inicios de la década de los noventas, había un gran auge de discusiones sobre la ecología, por los peligrosos niveles de contaminación de la ciudad), en qué grados existía, y en qué sectores sociales. Usando un análisis semiótico-discursivo, fundamentalmente a partir de la teoría de Iuri Lotman y de análisis del discurso, recortamos tres tipos de grandes semióticas: 102 1. Semiótica del espacio urbano, que contiene cuatro subtipos, mencionados arriba: estudio de los mapas, de las panorámicas. En el trabajo de campo, lo más interesante fue recorrer los cuatro parques ecológicos, que de ecológicos no tienen nada. Esta cruel evidencia, la llamamos analíticamente un simulacro semiótico de la ecología. Y otra cruel paradoja, fueron los basureros, supuestamente ecológicos, que constituyen otro tipo de simulacros. 2. La segunda gran semiótica es la semiótica de los objetos, que tan inabarcable en la ciudad de México, que tuvimos que recortar los objetos urbanos y fundamentalmente poner la atención al código de tránsito y al parque vehicular. 3. La tercera semiótica que trabajamos es la de publicidad ecológica. Pudimos construir un corpus semiótico de doscientas fotografías de autobuses de la Ruta 100, que después desaparecieron. Los Ruta 100 traían, en los vidrios de la parte trasera, pinturas ecológicas de una naturaleza simulada y en general muy mal hechas, lo que producía un mal sentido, un sentido negativo de lo ecológico; este corpus semiótico, permite desarrollar un trabajo de análisis de estos pictogramas, para observar como reproducían la naturaleza estos pintores de la Ruta 100. Por otra parte, para simular lo verde ausente, cuya presencia se necesita en la ciudad, empezaron a pintar con este color a los taxis, así como todo lo que eran señales de tránsito, los puentes, etc. Había una construcción semiótica de lo verde que ya no existía, la ausencia del verde se impregna en el objeto urbano. Esa idea de lo verde urbano, de este simulacro semiótico, evidencia paradójicamente la ausencia de lo ecológico, y la presencia de la contaminación. En cuanto a los medios masivos de comunicación, sí encontramos revistas ecológicas, noticieros de radio, prensa y de televisión, todo en torno al problema de la ecología y de la contaminación. En la introducción, el objeto de estudio era todavía interdisciplinario, más que transdisciplinario, entonces utilizamos más la semiótica y el análisis del discurso. No usamos los aportes del urbanismo, de los arquitectos, de los ingenieros, que sin embargo pensamos introducir para dar más fuerza a la perspectiva transdisciplinaria. El objetivo de la investigación era estudiar si existía la cultura ecológica, porque el gobierno decía que tenía parques ecológicos, taxis ecológicos, educación ecológica en las escuelas. Entonces nosotros, a partir de esa investigación semiótico-discursiva, planteamos que no hay una cultura ecológica, o que si la hay estuvo muy debilitada. Esa fue una de las respuestas a las que llegamos. Otra fue que había simulacros de la ecología, naturalización semiótico-discursiva de toda la contaminación. Tan naturalizada estaba ésta, que los sujetos urbanos no percibían el cambio de color del cielo, que siempre estaba entre blanco u oscuro. El objeto de estudio pasó por lo inter y lo transdisciplinario, por tanto recurrimos a la antropología, para abordar la cultura ecológica; tuvimos que definir qué es cultura, para llegar a la cultura ecológica; en segundo lugar, usamos también la ecología, para definir de manera operativa que es lo ecológico, y volver a la definición de cultura ecológica; y como campos nucleares, utilizamos la semiótica y el análisis del discurso. Todo lo planteado, nos permitió construir modelos transdisciplinarios, para estudiar la semiótica de una ciudad contaminada, que implicaba encontrarnos con dos procesos muy importantes y relacionados dialécticamente: los simulacros semióticos de la ecología y la naturalización de la contaminación. En segundo lugar hicimos recortes de la investigación, con justificaciones: 103 Espacial: Cuenca de México, principalmente la Ciudad de México y alrededores. Temporal: Entre los meses de noviembre y febrero (meses de mayor grado de contaminación). Teórico-semiótico: del espacio, de los objetos y de la publicidad (cada una con sus semióticas específicas, que se seleccionaron por ser de mayor visibilidad). En tercer lugar, utilizamos ejes semánticos básicos para trabajar el sentido, y aplicamos las siguientes oposiciones: a) entre ecología y contaminación, b) entre vida y muerte/enfermedad y c) entre naturaleza y cultura. En estos ejes semanticos, hay supuestamente una paradoja, pues en la naturaleza están la vida y la ecología, y en la cultura están la muerte y la contaminación; paradoja trágica, porque la cultura no debería tener esos elementos disfóricos, negativos. Estos ejes básicos son los que se movían los sentidos en esa oposición entre cultura y ecología, en los análisis sintagmático y paradigmático. La cultura ecológica, incluyendo las premisas del concepto de cultura, puede definirse como el conjunto de sistemas, de procesos y de prácticas en relación al combate a la contaminación y a la destrucción de la naturaleza, que constituyen y están constituidos por los sujetos. La cultura ecológica implica el desarrollo de la comprensión del continnum naturaleza-cultura, amenazado drásticamente por el desarrollo del capitalismo salvaje. Esta definición no agota el proyecto, pero da cuenta de los núcleos básicos. Como procesos fundamentales de análisis de una cultura no-ecológica, hacemos el análisis, ya mencionado de una naturalización semiótica de la contaminación y de los simulacros semióticos. Lo interesante de la contradicción semiótica es que hay una especie de naturalización. Esto significa que el discurso aparece como natural y espontáneo. La naturalización semiótica es esa idea de que parece natural, sin embargo sólo es una apariencia. La industria del simulacro provoca que se esté sustituyendo lo natural por lo artificial, de tal forma que lo verdadero está a punto de desaparecer. Por ejemplo, las decoraciones de plantas en los centros comerciales ya son simulacros de lo natural. Los ejes semánticos básicos no se pueden escoger a priori, éstos se determinan a partir de leer la teoría y ver el trabajo de campo de todas las semióticas. La definición de cultura ecológica por supuesto no es la que dan los ecologistas, ni los medios masivos ni el Partido Verde Ecologista. Por cierto, este partido usa de manera muy interesante la palabra verde, porque ésta se transforma en un símbolo metafórico de la naturaleza, cuando ésta no se agota en el verde, sino que es multicolorida. Es muy interesante cómo la naturaleza, en términos de la cultura occidental, se condensa, se reduce al color verde. La definición de cultura ecológica fue construida de manera transdisciplinaria a partir de la antropología, de la ecología crítica, de la semiótica y del análisis de discurso. Para finalizar, es importante que logremos generar un pensamiento crítico, que encontramos en autores, como Foucault, Pêcheux, Bourdieu, Giddens, Lotman, entre otros. La perspectiva transdisciplinaria propicia el surgimiento de un pensamiento crítico, reflexivo, auto reflexivo que nos impide seguir las modas, sin tener una perspectiva crítica hacia ellas, y también implica la aceptación del diálogo entre todos, sin las exclusiones del poder-saber. 104 Fuentes referidas Barthes, Roland (1970) Elementos de Semiología, Madrid. Alberto Corazón Editor. (1976) " El mensaje fotográfico" en La Semiología, Buenos Aires, Ed. Contemporáneo, Buenos Aires. (1976) "Retórica de la imagen" en La Semiología, Buenos Aires, Ed. Contemporáneo, Buenos Aires. 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