T16// ciencia TENDENCIAS | LATERCERA | Sábado 8 de junio de 2013 Correr o caminar: he ahí el dilema Correr es mejor para mantener una figura perfecta, pero exagerar los kilómetros puede ser tan nefasto como la comida chatarra. Ahora, si se trata de una vida más larga y saludable, nuevas evidencias apuntan a que caminar puede ser una excelente opción. TEXTO: Ricardo Acevedo ILUSTRACION: Rafael Edwards. Caminar Trotar 1 El factor de riesgo de enfermedad coronaria y niveles de presión sanguínea disminuyen en 9% para las personas que optan por ejercitarse caminando. 1 Reducen el riesgo de enfermedad coronaria y parámetros de presión sanguínea en 4,5% si corren una hora al día como promedio. 2 2 Caminar disminuye la incidencia de infarto, pero los estudios científicos indican que no se debe hacer por más de 10,7 kilómetros al día. Para disminuir la probabilidad de infarto, el límite de distancia diaria que se recomienda correr es de 7,1 kilómetros, según recientes investigaciones. 3 Estudios prueban que la actividad moderada reduce mortalidad en 14% y la probabilidad de padecer cáncer disminuye en 10%. L AS VENTAJAS del ejercicio físico para mantenerse en forma siguen acumulando evidencia científica: sólo 15 minutos de actividad moderada al día tienen el potencial de alargar la vida en tres años, mientras que el ejercicio intenso tiene incluso la capacidad de modificar nuestro ADN tras sólo 20 minutos de práctica. Entre quienes optan por el ejercicio suave, caminar aparece como una de las opciones preferidas; en tanto que para ejercitarse con vigor, el running emerge como la opción favorita. Un ejemplo: el Estudio General de Medios Ipsos 2011 señala que entre 2007 y 2011 la cifra de chilenos que corren aumentó en 74%. ¿Pero qué dicen las investigaciones sobre los beneficios de ambas actividades para mantenerse en forma? Por primera vez, una serie de estudios que están enfrentando el correr versus el caminar están arrojando los primeros resultados concretos. Si la meta es no subir de peso, por ejemplo, corriendo usted posteriormente recuperará menos calorías que si decide caminar; pero si se entusiasma demasiado y llega a correr más de 48 kilómetros a la semana, el efecto podría ser tan dañino como comer una hamburguesa doble queso. Y si de la salud cardiovascular se trata, caminar reporta hasta un 50% de mayor protección. 3 Tan sólo 20 minutos de ejercicio intenso pueden “encender” genes encargados de metabolizar la grasa o almacenar energía dentro de las células. ¿Qué opción es la mejor para usted? Depende de su edad y de los objetivos que persigue, dicen las investigaciones. En un estudio publicado en la revista Medicine & Science in Sports & Exercise con datos de casi 50 mil personas que practican ambas actividades, los corredores se mantuvieron más delgados. No sólo eso. Después de los 55 años, la diferencia fue mucho más acentuada. A esa edad, los participantes en el estudio no registraban un gasto calórico demasiado alto comparado con los que caminaban, pero su índice de masa muscular y su circunferencia de cintura se mantenían en niveles más óptimos. Correr quita el hambre Claro, el ejercicio es más intenso cuando se corre, dirá usted. Fue para explicar este fenómeno que especialistas de la U. de Wyoming tomaron a grupos de corredores y gente que caminaba para ejercitar, pero considerando sólo a aquellos cuyo gasto energético era equivalente. Es decir, los que corriendo o caminando perdían igual número de calorías. En un estudio publicado en la Revista de Obesidad, ambos grupos debían ejercitar durante una hora y, tras las sesiones, se les ofrecía pasar a un buffet donde podían comer lo que quisieran. Los que caminaban consumieron 50 calorías más de las que habían quemado durante el ejercicio, pero los corredores comieron 200 calorías menos de las que habían gastado ejercitando. Por ejemplo, si gastaron 500 calorías con el ejercicio, comieron un equivalente a 300 calorías. Tras medir los niveles de hormonas en la sangre, el balance negativo de los corredores demostró ser por efecto de la acción de la hormona péptidos YY, involucrada en la supresión del apetito: sus niveles aumentan tras correr, lo que no ocurre cuando caminamos. No es la única ventaja de esta clase de ejercicio. Una investigación dada a conocer el año pasado en la Revista de Metabolismo Celular señala que tras 20 minutos de ejercicio intenso se registran cambios en expresión de genes ligados al metabolismo. Hasta ese momento se pensaba que el “encendido” de genes, como los que se hacen cargo de metabolizar la grasa o almacenar energía dentro de las células, se mantenía estable en la etapa adulta, debido a un proceso conocido como mietilación y que es el encargado de suprimir la expresión de algunos genes. Pero este análisis demostró, por primera vez, que se podían activar estos genes disminuyendo la mietilación mediante el ejercicio. Otras investigaciones, sin embargo, demuestran que hay un límite para esta clase de ejercicio intenso: si se sobrepasa, los resultados pueden ser tan nocivos como seguir una dieta de comida chatarra. Un estudio realizado en EE.UU., como parte del proyecto Estudio y Salud de Corredores Nacionales, señala que correr más de 48 kilómetros a la semana puede ser perjudicial. Tras seguir durante una década a más de 2 mil 300 corredores y caminadores, de los 526 que murieron por diversas causas, el 71,5% había fallecido a raíz de una enfermedad cardiovascular. Cuanto más corrieron o caminaron después del infarto, menor era la probabilidad de que fallecieran, pero no debían correr más de 7,1 kilómetros diarios ni caminar más de 10,7 kilómetros al día según concluye este estudio. Otra investigación publicada el mes pasado en la revista Arteriosclerosis, Thrombosis and Vascular Biology explica estos resultados. Si bien los corredores presentan mejores perfiles de colesterol, menos presión sanguínea y enfermedad coronaria que las personas sedentarias, los que caminan tienen mejores resultados en estos aspectos: su riesgo de sufrir esta clase de condiciones disminuye en 9%, comparado con 4,5% para los runners. La explicación tiene que ver con los procesos inflamatorios, que son responsables de que los ventrículos se agranden: al correr en exceso, estamos permanentemente estimulando estos procesos en diversas partes del cuerpo, aumentando el riesgo de enfermedad cardiaca.T