Los “Maestros Cósmicos” como “Compañeros del Alma” Por Ralph M. Lewis, F.R.C. Revista El Rosacruz A.M.O.R.C. Dentro de ciertos límites, la fantasía tiene la ventaja de que proporciona a la imaginación un canal para la libre expresión. Algunas veces parece que el mundo de la realidad tiene restricciones irritantes. Más, en el mundo de la fantasía, el ego puede exaltarse más allá de lo que puede hacerlo en la realidad de la vida cotidiana. Por lo tanto, la fantasía puede proporcionar un alivio refrescante a la monotonía de todos los días. La fantasía creativa también recompensa a la persona que la comparte con los demás, ya sea en libros, películas y narraciones de ficción, siempre y cuando se tenga presente, por supuesto, que todo eso es sólo fantasía. No obstante, en la fantasía se esconden también muchos peligros. Una persona puede sentirse incapaz de proporcionar satisfacción a su ego en el mundo de todos los días. Por consiguiente, desea lograr en la fantasía lo que le parece imposible obtener por sí misma. Este tipo de fantaseador sólo piensa en atraer de alguna manera hacía él un poder externo, una fuente que lo guíe personalmente y le permita distinguirse de las masas entre las cuales se siente perdido. Quizás haya escuchado o leído acerca de los maestros espirituales o cósmicos tradicionales, que han llegado ya a un reino divino. El “maestro personal” Suele decirse que esos seres fueron maestros especialmente iluminados que vinieron a la Tierra hace determinado tiempo, en donde atrajeron a muchos seguidores. Luego se piensa que, aun cuando tales seres dejaron su existencia terrenal, pueden ayudar a los seres humanos. Desafortunadamente, aquello que se piensa son capaces de hacer esos seres es, con frecuencia, contrario a las enseñanzas y a la iluminación que se dice poseyeron. En este punto aparece una ambivalencia. El fantaseador concibe erróneamente que ese "maestro espiritual" sea su guía personal. Cree que la guía que le dan sus propios poderes creativos divinos, su propio Maestro Interno, proviene supuestamente de aquel "maestro personal". Desde el punto de vista psicológico, esa persona se imagina que todas las motivaciones e ideas que le impulsan a accionar se las comunica directamente el maestro espiritual. El fantaseador fanático no está dispuesto a compartir su maestro espiritual. Clama a voces que tal o cual maestro "lo ha seleccionado para ser su canal personal para iluminar a la humanidad". El ego de tal persona se va ensoberbeciendo cada vez más, hasta que llega un día cuando cree que otros deben conocer sus dones. En consecuencia, va reuniendo a su alrededor a otros hasta formar un grupo de personas diciéndoles que deben escuchar las palabras que, supuestamente, les trasmitirá por su conducto el maestro cósmico. Gran parte de lo que les dice proviene de un tema que plagió de libros, rituales o doctrinas de organizaciones a las cuales perteneció alguna vez, o quizás pertenece todavía. En algunos casos, el fantaseador sólo recuerda de memoria lo que ha aprendido y está tan abstraído en su ilusión, que no puede distinguir entre la realidad y la fantasía. En otros casos, la persona está totalmente consciente de que lo que relata a su grupo lo ha copiado de rituales privados o de enseñanzas exclusivas de otras organizaciones, y entonces los distorsiona aprovechándose de ellos para favorecer sus propios fines. Con el fin de explotar su fantasía y su ego, esas personas hacen a un lado todos los principios éticos, violando incluso los juramentos que hicieron cuando estaban afiliadas a otras organizaciones. Al hacerlo degradan a su "maestro espiritual" ya que supuestamente apoya sus actos egoístas, alentando con ello a sus ingenuos seguidores a hacer lo mismo, pues les dice que todo es un "mandato del maestro ¡Aparece el alma gemela! El resultado de los actos mendaces de esos fantaseadores afecta a otros en su perjuicio. El fantaseador dice a las personas incautas que se dejan engañar por sus mentiras, que el "maestro espiritual" afirma que tienen un alma gemela. Con mucha frecuencia les dicen que su alma gemela no es otra que su cónyuge. Desafortunadamente, muchas veces se dice a los jóvenes que su padre y su madre no son sus verdaderos padres, sino ¡que lo es el alma de ellos! La confusión y el perjudicial impacto emocional que esto les causa son obvios. La fantasía de un "alma gemela" es un concepto contrario a la religión establecida, a la metafísica básica y a la filosofía mística. Este concepto es concebido pensándose que hay un alma fragmentada, una parte en una persona y una parte en otra. Esta idea fantasiosa ha surgido de la experiencia común de que dos personas tienen intereses muy similares, o muy diferentes. Sin embargo, esto puede ser explicado en forma más racional que usando el concepto absurdo de un alma gemela. La personalidad atraviesa diversas etapas de desarrollo, tiene determinadas motivaciones, relaciones, herencia, etc. Por consiguiente, los pensamientos y acciones de las personas pasan también por similares periodos de desarrollo. Pero, sólo por el hecho de que dos personas compartan ciertos intereses comunes, no les hace ser almas gemelas. Principalmente, si poseemos una sustancia, un elemento psíquico tal como el alma, ésta no está dividida. Creencias como éstas, abrigadas durante incontables décadas, han sido la causa principal de muchos divorcios y de la separación de las familias. Con la falsa afirmación de que reciben mandatos directos de un "maestro espiritual", esos fantaseadores solicitan a los miembros de otras organizaciones que se unan a sus filas, ¡acción que tiene numerosos nombres! Considero que resultará apropiado citar aquí los comentarios del Dr. H. Spencer Lewis sobre este tema, los cuales aparecieron en esta publicación hace algunos años: "Lo más definido que ellos dan a sus seguidores, es una lista de promesas que incluyen la habilidad increíble de comunicarse con santos y seres espirituales del pasado y del presente; la capacidad de volverse inmunes a todos los problemas, pruebas y tribulaciones terrenales; el poder para ser superhombres y sobrehumanos; la fórmula 'garantizada' para elevarse rápida y completamente a un nivel superior donde estarán por encima de la vida rutinaria y alcanzarán una posición más alta, exitosa y próspera; que estarán en íntima relación con los grandes 'Maestros Invisibles', así como cientos de otras disparatadas pero fascinantes promesas. "Cada uno de los Oficiales Supremos y de los jefes de departamento de AMORC preferirían renunciar a su puesto y abandonar su relación con la Orden, antes que permitir que los miembros creyeran que tienen algún Maestro divino especial, que poseen poderes y facultades únicas, que son la reencarnación de algún Gran Maestro, que están acompañados a toda hora por un Maestro invisible, o un grupo de ellos, hasta el punto de que están bajo su control y dirección. "Deseamos que nuestros miembros nos consideren personas sensatas y racionales, que no mantenemos nuestros cargos por un derecho divino, sino por el derecho que nos concede el prestar un servicio diligente, por pensar cuerdamente, por llevar una administración cuidadosa, una conducta digna y no escatimar nuestro servicio a los miembros. No deseamos tener en nuestra organización a Oficiales ni a miembros que piensen que están desarrollando una cualidad espiritual inimitable, un poder divino especial, ni una posición cósmica única".