El periodismo en Cuba: La Revolución (Cap. 29) Mercenarios ante la prensa cubana Juan Marrero Días después de la victoria de Playa Girón, en el mes de abril de 1961, en el teatro de la CTC, algunos de los mercenarios capturados responden ante las cámaras de la televisión y los micrófonos a las preguntas de periodistas de los medios en Cuba que buscan esclarecer las raíces de ese episodio de agresión militar y señalar ante la opinión pública nacional y mundial a los que organizaron, armaron y pagaron a esa fuerza. En los paneles estuvieron nueve periodistas: Luis Gómez Wangüermert, que actuó como moderador; Carlos Rafael Rodríguez y Raúl Valdés Vivó, director y subdirector del periódico Hoy; Jorge Ricardo Masetti, director de Prensa Latina; Mario Kuchilán, director de Prensa Libre; Guillermo Jiménez, director de Combate; Gregorio Ortega, periodista de la radio y la TV; Carlos Franqui, director de Revolución; y Enrique de la Osa, director de Bohemia. También participaron en el interrogatorio Lionel Soto y el teniente Sidroc Ramos. Unos 40 prisioneros desfilaron ante las cámaras de televisión durante los días 21, 22, 24 y 25 de abril de 1961. Ninguno fue obligado a someterse a las preguntas del panel periodístico. El moderador o alguno de los panelistas en todos los casos les preguntaban a cada uno si estaban dispuestos a contestar las preguntas de los periodistas. Todos respondieron afirmativamente. La opinión pública siguió atentamente cada sesión que daba inicio en las primeras horas de la noche y concluía en las primeras horas de la madrugada. El periódico Revolución publicó la versión taquigráfica de todo lo acontecido. Después, Ediciones R publicó lo más relevante de los interrogatorios en el último de los cuatro tomos dedicados al episodio de Playa Girón. Recuerdo que en aquellos días, aún no había sido totalmente concluida la obra de construcción del teatro de la CTC, ubicado en Centro Habana. Muchas cosas interesantes ocurrieron en esos cuatro días. Quedó en claro, sobre todo, que la Casa Blanca, el Pentágono, el Departamento de Estado y la CIA fueron los responsables máximos de la sangre que se derramó en Cuba en abril de 1961, y además los intereses que movieron a los mercenarios reclutados en Miami y entrenados en Guatemala. De los más de mil mercenarios, 800 aproximadamente eran de familias acomodadas, que habían sido latifundistas, terratenientes, dueños de ingenios azucareros, de industrias, de bancos, de minas, inmobiliarias y de medios de comunicación. Una buena parte eran miembros de los más exclusivos clubes aristocráticos, 135 eran ex militares del Ejército y de los servicios represivos de la dictadura de Batista, y el resto eran elementos lumpen o gente desclasada. Entonces, trabajaba en la agencia Prensa Latina y acompañé, en esos días, a Jorge Ricardo Masetti, su director-fundador, al teatro de la CTC. Nunca olvidaré que como integrantes de la brigada mercenaria, organizada y financiada por el gobierno de los Estados Unidos, estuvieron tres curas españoles. Dos de ellos, Ismael de Lugo y Segundo Las Heras Calvo, fueron interrogados por Masetti, quien en más de una ocasión los puso en aprieto y desenmascaró el discurso de ambos sobre que habían venido en los barcos invasores cumpliendo una misión espiritual. Este es, por ejemplo, un momento del diálogo entre el padre Lugo y Masetti: PRISIONERO.- Estuve un momento en Miami unos días y ahí fue que hice contacto con esos muchachos… MASETTI.- Mire, usted habla de los “muchachos” como si se tratase de un equipo de fútbol. Entre esos “muchachos” hay asesinos, entre esos “muchachos” está Calviño; los “muchachos” que no pueden quejarse de su asesoría espiritual, como usted dice. ¿Usted conoce al chino King? PRISIONERO.- No señor. MASETTI.- ¿Usted no lo conoce? Es un asesino que remató a un soldado rebelde de una puñalada en el corazón. Es su compañero, y es una de las personas que usted tiene que asesorar espiritualmente. ¿Usted conoce a Calviño? PRISIONERO.- No. MASETTI.- Pues fue un ayudante de Ventura*. Entonces, ya muchos episodios ataban a Masetti con los destinos de la Revolución Cubana. No podemos dejar de recordar sus luchas por la independencia y la libertad de Cuba. Fue el primer periodista latinoamericano que entrevistase a Fidel Castro y a Che Guevara en la Sierra Maestra, en 1958, convirtiéndose en vocero de sus ideas en exterior. Participó en la organización de la Operación Verdad que trajo a La Habana a cerca de 400 periodistas de Estados Unidos, América Latina y Europa para que con sus propios ojos comprobasen la campaña de desinformación de la gran prensa norteamericana contra Cuba que, entonces, usó como pretexto los juicios y las condenas por fusilamiento a los más notorios criminales de la dictadura de Batista. Acompañó a Fidel en su histórico viaje por Estados Unidos, en abril de 1959. Se le encargó organizar y echar a andar algo que partía de cero: una agencia latinoamericana de noticias que rompiese el muro de desinformación establecido por unas pocas agencias transnacionales, entre ellas las norteamericanas AP y UPI. El 16 de junio de 1959, Prensa Latina lanzaba su primer despacho. Cuando los mercenarios fueron cambiados por cómpotas, varios meses después de los acontecimientos de Playa Girón, ni Masetti ni este redactor estábamos ya en Prensa Latina. Masetti andaba por Argelia, en una misión de acercamiento con los combatientes del Frente de Liberación Nacional en lucha armada contra el colonialismo francés; yo recién me había integrado a la nómina del periódico Combate y, al cerrarse éste, pasé al periódico Hoy. Recuerdo que entre las primeras coberturas que me encargaron fue la operación de canje de los mercenarios, la cual se inició al mes siguiente de Girón cuando Fidel Castro permitió que una comisión de los prisioneros, alrededor de diez, entre los cuales figuraba un periodista – Ulises Carbó, quien había sido subdirector de Prensa Libre--, fuera a Miami con la propuesta de indemnización. Días después, regresaron con la respuesta. En Estados Unidos se creó una “comisión privada” para las negociaciones. La propuesta inicial de Cuba era que Estados Unidos como indemnización debía enviar 500 tractores a Cuba en canje por los mercenarios capturados, exceptuando aquellos, como Calviño y el chino King, que fueron torturadores y criminales al servicio de la dictadura de Batista. Lo de los tractores se cuestionó por las fuerzas más derechistas en Estados Unidos pues consideraron que podrían usarse, no para impulsar la Reforma Agraria, sino como “material de guerra”. Cosas, en fin, de la guerra mediática de aquellos momentos. Otro asunto en disputa fue el monto de la indemnización. En definitiva, Estados Unidos pagó más de 60 millones de dólares, una parte de ellos en el envío de compotas. En diciembre de 1962, llegó al puerto de La Habana el barco estadounidense African Pilot con el primer lote de medicinas y alimentos para niños por un valor de 11 millones de dólares. La Cruz Roja Cubana se encargó de recepcionar ese y otros envíos posteriores como indemnización de Estados Unidos a nuestro pueblo por su vil agresión. A finales de ese mismo mes, el presidente Kennedy recibió a los efectivos de la Brigada 2506. Y en el estadio Orange Bowl se montó la última de las mentiras sobre el episodio de Playa Girón: la brigada mercenaria le entregó la bandera de esa unidad de combate que habían logrado “ocultar” cuando sus integrantes fueron hechos prisioneros en la Ciénaga de Zapata y, después, en los meses de prisión. La bandera no tenía ni una mancha. Algunos de los reporteros presentes en ese acto hablaron y escribieron con sorna sobre esa nueva y última farsa. Incluso algunos de los mercenarios canjeados, lo hicieron en libros que publicaron tiempo después.