Ecuador y el Entorno Internacional Por: Mauricio Pozo Crespo** Constituye un grave error para la política económica desconocer la incidencia de la economía internacional en la realidad ecuatoriana o marginar su impacto por razones más de índole ideológica que pragmática. La economía ecuatoriana a lo largo de los años y con especial énfasis en las últimas 2 décadas ha venido registrando un cada vez mayor nivel de apertura económica y de inserción en los mercados internacionales, aun sin haber suscrito acuerdos comerciales con otros países. La apertura económica, medida la misma como el peso del comercio exterior en la producción nacional, denota al Ecuador como uno de los países de mayor apertura económica de la región. La otra realidad es el tamaño de la economía ecuatoriana en el contexto externo, el mismo que medido a través del PIB muestra que respecto a América Latina es el 1.6% del PIB regional, siendo toda la región el 12% del PIB mundial. Por lo tanto, si combinamos ambas características, se tiene una economía muy pequeña pero así mismo muy abierta, con lo que la vulnerabilidad a cambios en la situación internacional se torna muy significativa. Si cambian los precios del petróleo, si las líneas de crédito internacional se cierran, si las tasas de interés internacionales cambian de forma brusca, u otro factor ajeno a las decisiones internas, el impacto en la economía ecuatoriana será muy representativo. Es entonces en esa dimensión cuando se debe considerar que cualquier programa económico que se diseñe en el Ecuador debe incluir al contexto internacional como clave para los objetivos económicos del país. Más obedece el crecimiento económico de nuestro país a factores de origen externo que al comportamiento de la demanda interna. En la actual coyuntura externa, tanto Estados Unidos como Europa experimentaron una situación de crisis, en una primera etapa por el problema financiero norteamericano que se propagó a Europa y a varias partes del mundo y, en una segunda fase, a la crisis Griega que luego también se manifestó, aunque en proporciones distintas, en Portugal, Italia y España principalmente. Estas crisis del mercado internacional tienen variadas formas de transmisión a la economía ecuatoriana, pudiendo citarse a las siguientes. Una primera es la reacción de las monedas de los países cuando las economías presentan una crisis o cuando experimentan una situación de expansión. Conceptualmente, una economía fuerte, estable y en franco crecimiento produce un tipo de cambio así mismo fuerte, es decir, tiende a apreciarse. La apreciación cambiaria quiere decir que la moneda del país de economía robusta gana terreno frente a otras monedas, o lo que es lo mismo, tiende a producir depreciación en otras monedas. Esto quiere decir que, de forma hipotética, si el dólar se aprecia porque la economía norteamericana está mejor que la economía europea, es de esperar una apreciación del dólar y una depreciación del euro, esto es, que cada vez se necesiten más euros para comprar la misma cantidad de dólares. De manera recíproca es válida esta explicación si la realidad europea es mejor que la economía estadounidense. Si ambas economías se encuentran con problemas de crecimiento y desempleo, que es precisamente la coyuntura de la economía internacional actual, pues serán las expectativas o las políticas que en cada una de las zonas se vayan adoptando, las que determinen en mayor o menor medida, la apreciación de una u otra moneda. El reciente ejemplo de una fuerte inyección de liquidez por parte del gobierno de la administración Obama y los impactos de esta decisión en la economía norteamericana son los que llevan a suponer que el mayor circulante deprecie el dólar, abarate las exportaciones norteamericanas y afecte a la producción europea o de otras latitudes. De igual manera, si la moneda Yuan de la China no responde a la realidad del mercado internacional y el tipo de cambio de ese país es administrado de forma “artificial” para mantenerse excesivamente alto y en algún momento se deprecia en exceso, puede inundar aún más de productos chinos al resto del mundo afectando la producción de muchos otros países que compiten con productos de ese país. Lo anotado hace referencia a que en la actualidad, los indicadores de empleo y crecimiento de Estados Unidos y Europa no muestran mayores avances. El desempleo norteamericano sigue estancado en aproximadamente el 9%, mientras que el caso de España también registra un desempleo así mismo estacionado en el 20%. Esto significa para la economía ecuatoriana, al menos dos formas de transmisión de efectos. La primera es aquella relativa a las remesas que envían nuestros compatriotas desde el exterior, pues éstas han caído de forma sistemática en los últimos 2 años, sin que se estimen todavía cambios de tendencia. Eso implica que siendo las remesas la segunda fuente de divisas para el Ecuador, su reducción afecta la provisión de recursos, vale decir, depósitos bancarios y, por lo tanto, repercute en el volumen de crédito. A las últimas fechas, sin embargo, el alto precio del petróleo y el importante gasto público, ha hecho que la reducción del crecimiento de las remesas no se lo perciba aún de manera significativa. El otro factor que se trasmite a la economía ecuatoriana por estos movimientos del mercado internacional es la inversión extranjera. Si se producen problemas en otras economías que implican la búsqueda de otros mercados, normalmente éstos se asientan en países con estabilidad y con oportunidades. Si el Ecuador no brinda las garantías necesarias en términos de estabilidad económica y política, si la seguridad jurídica no es la mejor, si el clima para hacer negocios de lento y burocrático, lo más probable es que el escape de recursos de otros países que presenten problemas de distinta naturaleza se dirijan a otros mercados y no al ecuatoriano. Sin embargo, es necesario mencionar que inversionistas existen de distinta naturaleza y para objetivos diversos, pero probablemente lleguen a Ecuador inversiones de menor calidad y en menor cuantía. La búsqueda de ahorro externo o, lo que es lo mismo, la necesidad de encontrar fuentes de financiamiento internacional en condiciones adecuadas, es otra de las variables que presentan alta volatilidad en ambientes internacionales que registran crisis o problemas. La liquidez que emiten algunos países no encuentra dónde ubicarse y termina en zonas que brinden seguridad y certidumbre. Si un país con elevados niveles de riesgo busca financiamiento externo probablemente lo podrá conseguir, pues siempre habrá liquidez internacional para un país pequeño en el contexto externo, pero las condiciones muy probablemente no serán las mejores. El Ecuador es el mejor ejemplo, pues el cierre de los mercados internacionales le ha obligado al gobierno actual a encontrar financiamiento caro y de corto plazo, al contrario de lo que ocurriría si la política económica y la política internacional habrían sido más amigables con la comunidad internacional. Es muy prematuro para anticipar fechas tentativas que aseguren un comportamiento del mercado internacional más seguro y predecible, pues no hay visos claros de que las políticas adoptadas, sobre todo en Europa y Estados Unidos, brinden los resultados esperados. En el caso norteamericano, mientras no se presenten mejores indicadores de empleo, es muy difícil que la Reserva Federal decida modificar la actual estructura de tasas de interés. Se espera qué éstas se mantengan en niveles bajos todavía por un cierto tiempo que bien puede superar el primer semestre del año 2011. Tampoco se ve un escenario que genere alguna predicción en cuanto a los tipos de cambio entre el euro y el dólar, pues cualquier cotización futura en estas circunstancias puede resultar aventurada e imprecisa. Lo que sí es absolutamente necesario es que en un entorno internacional incierto y difícilmente predecible, la mejor receta de política económica es la de una estricta disciplina fiscal, con apertura externa, con acuerdos internacionales que se respeten y con estabilidad jurídica y política. Esto siempre es importante, más aún en las condiciones actuales. El Ecuador del momento tiene un nivel de riesgo incompatible con la necesidad de atraer inversión extranjera, las líneas de crédito externas para el país son pocas y en condiciones financieras onerosas, el gasto público no tiene control y se registran desequilibrios crecientes en la balanza comercial y en la cuenta corriente de la balanza de pagos. Esto significa que el esfuerzo que debe desplegarse para recuperar la imagen internacional y fortalecer a la economía nacional frente a los vaivenes del mercado externo es muy significativo. La política económica de coyuntura está sostenido en el precio del petróleo, es especial las finanzas públicas, lo que significa una poco saludable dependencia de un precio que no controlan las autoridades ecuatorianas. Las experiencias internacionales en cuanto a manejar fondos de ahorro que respalden shocks de carácter externo son variadas y numerosas. Probablemente uno reciente es lo acontecido con el terremoto en Chile y la pronta recuperación de esa economía frente a un evento de esa magnitud. No se puede dejar la economía ecuatoriana tan vulnerable a factores externos imprevistos y que se han hecho presentes en el país a lo largo de su historia en forma repetitiva y permanente. El tamaño de la economía ecuatoriana se convierte en una ventaja en cuanto a la cantidad de recursos que la pueden estimular de forma significativa. Con relativamente pocos fondos el empuje al crecimiento puede ser muy importante. La construcción del OCP en el 2001 le permitió al país un motor de crecimiento por cerca de 3 años a tasas importantes. Recuperando la imagen internacional se puede obtener del mercado externo inversión y financiamiento necesario para iniciar procesos de recuperación sostenidos y mejorar los problemas de empleo que siguen afectando al país. ** Presidente Ejecutivo de la consultora en macroeconomía y finanzas Multienlace; Director del MBA, Director de la Maestría en Gestión de la Salud y Decano de Programas y Carreras Semipresenciales de la UDLA; ex Ministro de Economía y Finanzas del Ecuador (Enero 2003-junio 2004)