LA EPICA MEDIEVAL PORTUGUESA Y LOS ORfGENES DEL ROMANCERO P E N I N S W A. J. Saraival y L. F. Lindley Cintra2 sugerían por los años cincuenta, aunque de forma independiente, la existencia de una tradición. épica en tomo a Afonso Henriques que constituía el indicio más palpable de la existencia de una epopeya portuguesa medieval paralela a la lirica tradicional. En esa hipotética tradición épica portuguesa se integrarían además la leyenda del rey Ramiro, la gesta de Egas Moniz, elrelato de la toma de Santarem de la Crónica de 1344 y el episodio de la batalla del Salado. Restos, en definitiva, de una historia hablada, fijadaa travésdel verso, que historiadores y cronistas consideraban como fuentes históricas y, a veces, incluso preferidas a las fuentes escritas. El único texto conocido hasta hoy, sin embargo, es la. gesta de Afonso Henriques que $araiva reconshuyó a través de la comparación con las diversas versiones existentes. La historia de este primer rey de Portugal aparece en textos diferentes: La tercera y la cuarta crónicas Breves de Santa CTUZ,conservadas en copias rlianuscritas de la segunda mitad del siglo xv, ofrecen dos veisio.. 1. A &c.a medieooE portuguem, Biblioteca Breve, 29, Lisboa, 1979; A Est&a Joglaiesco de Afonso Henriquea, en A Cdturn e n Portugol. Teoria e História, livro 11, L. Berband. Lisboa, 1984. pigs. 119-167. 2. Crdnic~.Cero1 de Espnnho de 1344, vol. 1. Imprenss Nacional-Cara da Maeda, Lisbas, 1951. nes diferentes que han atraído la atención de historiadores y estudiosos de la literatura. En la tercera Crónica Breoe, la más conocida, donde el héroe que ayuda a Afonso Henriques es Egas Moniz, se relata cómo éste, sacrificando su propia honra, salva a Afonso Henriques en el cerco de Guimaráes, episodio que pasó a las crónicas posteriores, incluida la de 1419 atribuida a Fernio Lopes. Es la versión que inspiró el episodio de Egas Moniz de Os Lusiadas. En la cuarta Crónica Breoe, por el contrario, no aparece ninguna referencia a Egas Moniz ni al cerco de Guimaráes, y el personaje que ayuda a Afonso Henriques es Soeiro Mendes, que aparece con el calificativo de "máos de águia". En la segunda redacción de Ia Crónica Geral de Espanha, realizada a fines del siglo xrv, hacia 1400, aparece la historia de Afonso Henriques y su ayo E ~ Moniz ~ Sde la misma forma en la tiicera~rónica Breoe de Santa Cruz. Pero, como ha demostrado Lindley Cintra, esta $tima no es sino un traslado deS. capítulos referentes a Portugal que se encuentran en la segunda redacción de la Crónica de 1344.3. La tradición legendaria sobre Egas MONZ existía,. sin embargo, antes, como lo demuestra 1- referencia que aparece e n el Limo do Dedo, (LD IXA2). Por lo que respecta a la Cuarta Crónica Breve de Santa Cruz, no cabe duda de que es también una copia de los capítulos referentes a Portugal de una crónica de España. Cintra no llega a identificar la crnica de que se trata, pero sí precisa la fecha de composición dentro de, un margen mínimo (1341-1342), posteriora la batalla del Salado y auterior a la Crónica de 1344 y al Lioro de Linhagenr do conde D.Pedro, del que es, seguramente, fuente inmediata en lo que se refiere a la his. toria de los. reyes de Portugal. Esta fecha de composiciói coincide perfectamente con la d e una. crónica gallego-portuguesa citada por-Acenheiro (siglo XVI), donde también aparece la leyenda de Afonso Henriques, siendo el héroe ayudador Soeiro Mendes, que también aparece en la Crdnicu deveinte Reyes y en e l Nobiliario de don Pedro.Ello llevó aDiego Catalán. a la consideración de la identidad de ambas obras *. Hay, con todo, un matiz que diferencia las distintas redacciones,en que aparece la historia de Afonso Henriques con el personaje de Soeiro , 3. Vid Cintra. op cit., pRgs. icc~lr-cccrvr,com-corv, o1 y n ~ - ~ x r . 4. De Alfonso X al conde de Barcelos, Gredos, Madrid, 1962, pigs. 224-230. Mendes como héroe ayudador. En la Crónica Gallego-portuguesa de Esparia y Portugal éste aparece con el epíteto de "o Bom"; en la cuarta Crónica Breve, con el de "máos de águia"; en la Crónica de Veinte Reyes es designado .como "amo" (o ayo) de Afonso Henriques, y en el Livro de Linhagens do conde D. Pedro aparece sin ningún calificativo. De los tres hidalgos llamados Soeiro Mendes que aparecen en los Livros de Linhagens en el siglo xn, es Soeiro Mendes "o Bom" el que, en opinión de Saraiva =,mejor se adapta a la leyenda. Por otro lado, dado lo esquemático del resumen que sobre Soeiro Mendes "o Bom" ofrece el Nobiliario de don Pedro y la dificultad de reconstruir el texto original, tras 10s retoques del refundidor de fines del siglo m, de la prosificación acerca de la leyenda de su hermano Gonqalo ~ e n d ' e sda Maia, "o Lidador", que esta misma fuente nos ofrece, no sabemos si estos personajes habían suscitado dos cantares complementarios o eran héroes de un mismo cantar. José Mattoso, sin embargo, está convencido de que en el origen de este episodio está Soeiro Mendes "o Grosso", a quien Afonso Henriques hizo una donación por Su ayuda en el cerco de Guimaráes. La identidad de nombrei y el hecho de ser más conocido el seiior de Maia que su homónimo de Sousa pudieron hacer que se le atribuyese a aquél el episodio e. Con respecto a la leyenda de la muerte del *Lidadorn, no sabemos si se trata de un primitivo cantar portugués, independiente o no de la gesta de Soeiro Mendes, resumido por don 'Pedro, o una invención literaria del refundidor a partir de la mención oral del Nobiliario. El autor del relato, desde luego, no partió de cero, como lo demiiestra la referencia del Livro do Deno, que dice:' "E este dom Goncalo Mendei mataram~noo's Mouros na lideque houve com el& em Beia" (LD VIIAI), y. la mención de variosnobles de .la época de Afonso Henriques, pniea b a de la 'exigtencia.de un relatO suficientemente próximo. a .los hechos . . . . .. como para no cometer anacronismos. Según el texto transmitido por el Nobiliario, parece que el episodio . , . . . . .> . , 5. A é p i c ~medieool portuguesa, op. cit., pQgs. 23-24.Saraivs ve en las variantes que suponen estos nkmbres, junto con la forma versificada que él reconstruyes partir del texto de la cuarta Crdntca Breoe y de la Cr6nka de Veinte Reyes, una prueba del cnrgcter juglaresco de esta historia (A Cultura ern Partugal, op. cit., págs. 125-126 y 156-163). 6. Vid. J. Mattoso; Narratiws dos Livros de Linhagens, Imprensa Nacional, Lisboa, 1983, pag. 29. 134 JUAN PAREDES &V*~TNEZ central del hipotético cantar sobre Soeiro Mendcs podría ser la liberación de España de la influencia de Roma, leyenda derivada del célebre duelojudicial habido en Burgos en 1077 para decidir sobre la adopción del rito romano. Las tradiciones antirromanas perduraron mucho tiempo. La resistencia del rito mozárabe frente al romano, muy prolongada en Coimbra, inspiró una parte de la gesta de Afonso Henriques (es la parte que Herculano recoge en O Bisp6 Negro) y probablemente otros cantares y romances populares. Efectivamente, una de las partes más sorprendentes de la gesta de AfonsoHenriques, en su versión completa, tal como aparece, por ejem; plo, en la cuarta Crónica Breve de Santa cruz ?, es la que relata los confiictos entre el rey y el obispo de Coimbra y el Papa. El punto central de esta' historia es el obispo' negro, personaje que nos hace retrotraernos basta )a época de la Coimbra moiárabe, que tuvo su período de esplendor bajo e l gobierno de Sesnando, en torno al 1064 s.' Bajo ,la dependencia de León, este personaje 'gobernó el territorio de Coimbra, que pobló de mozárabes, y eligióprecisamente como obispo a uno de ellos, llamado don Paterno. Pero en ese mismo mo: mento aparece en España otro personaje con este mismo título, designado en el concilio de Burgos, que fue el que instituyó el rito romano én. sustitución del mozárabe. Sesnando, sin'embargo, mantuvo a este obispo hasta sumuerte, y despuésnombró a un can6nigo de la catedral; curiosamentellamado Martinho, igual que e l Obispo de la leyenda. La coincidenda de situación con 'respecto a la historia d e l obispo' negro es significativa. Pero además tenemos noticias, segúnun'cronista francés d e la-época, de que el papa Gregorio VI1 envió alconde Sesnando u n legadó'para que intentara convencerle de que aceptara al auténtico obispo elegido e n e l concilio de Burgos: 'E1 obispo no fue a s tituido, y Coimbra fue una d e l a s iiltimas zonas de la península en. . . . . . . abandonar el rito mozárabe8. . ''Tenemos, pues,todos los ' e l e d t o s d e esta historia: : .. Este episodio, por su propia longitud y la forma un tanto indirecta . . . . ..: . ' ' 7. Seguimos el texto de A. J. Saraiva (A épica medievol portuguesa, ap. cit.). 8. Vid. A. J. Saraiva, op. cit., pág. 64; A Culturd em Portugal, op. cit., phgioas 129 y siga. 9. Vid. Pierre David, Etudes historiques sur le Golice et le Portugol du VID aor XII" d c l e s , Ccimbra, 1947. con que se engarza en el esquema de la gesta, parece tener un carácter autónomo. Tal vez fue una tradición de Coimbra que después se añadió al cantar. En la versión del Lioro de Linhagens do conde D. Pedro no íigura, como tampoco la parte final relativa al desastre de Badajoz lo. Precisamente este último episodio es, según Cintra, el núcleo generador del cantar. El accidente que inutilizó al héroe, que "nunca mais cavalgou em todos seus dias até que morreu, e andava em ua carreta", no podía ser obra del azar: había que remontarse a la guerra entre la madre y el hijo, la prisión de doña Teresa y la maldición-lanzada sobre aquél; había que recordar la herencia del conde don Henrique a su hijo, el intento de desposesión por parte de la madre y el padrastro, la batalla ganada gracias a la intervención de Soeiro Mendes, y la. guerra con el emperador, que, ayudando a doña Teresa, tambiénintenta oponerse a sus legítimos derechos. Una serie d e episodios a través de los cuales legitimidad de Afonso Henriques queda perfectamente estáble~ida,~a como señor de Portugal.: El desastre es la consumaciónde un destino que no tiene náda que ver con la justicia, e incluso elhéroe escapa a las consecuencias ,fatales, como en algunosmentos m6raviIlosos, enga. . . . ñando a la muerte: E l cantar, lejosde desfavorticer al héroe, es, como ,señala Saraiva, "uma apologia incondicional. deste h'erói, e até .urna defensa- moral, e jurídica da sua posifio de rei d e Portugal". Según él, en su redacción intervendrían tres autores juglarescos: el del cantar trágico (tal vez gallego), inspirado en. el desastre de Badajoz; el del cantar victorioso del obispo negro (un porti~guksd e Coimbra), y un tercero que reunió las dos tradiciones en una composición-única en 1209 ll. En su opinión, es probable, pues, que el cantar fuese compuesto originariamente .en portugués, contrariando ,así la' tesis de Menéndez Pida1 deque,el'castella-' no eraYlalenguade los cantares épicos. Aunque sabemos que las lenguas de' la-península se habían especializado a ,nivel literario en todo el.territorio, nada'se opone a qué 61guKos temas regionales fuesen Cantadós en . s u lengua. La -existencia, en mal¿p.~ier caso; de una tradición épica en Portugal varía la' perspectiva del .problema. . . , .. . . , . . I I 10. Saraiva (op. cit.idivide el cnntnr en cinco partes: 1) "As recomendscóes do conde moribundo", 2) " A guena entre o filho e a mae", 3) "A guerra com o Impeisdor". 4) "O Bispo Nepin", 5 ) "O desastre de Radaiaz". En d estudio que realiza en A Ci11turn em Porlugal (op. cit.) anade un sexto episodio-sobre "Aintervkngio do Cardenal". 11. Op. cit.. pig. 72. . . En este sentido, Saraiva subraya cómo .la Crónica de Veinte Reyes prosificavarios cantares.relacionados con Galicia. .La reina doña .urraca, hermana d e doña Teresa, es uno de los personajes destacados de un cauta? del reyF.6rnando cuyo tema es su muerte y testamento, que da lngara la lucha fratricida ,entre los hijos, uno de los cuales es García, rey de Galicia y Portugal. &te mismo personaje es e¡ héroe de otro cantar, recogido en esta m i d a crónica, en e1 que se cuenta c6mo fue preso e n Santarem y cómo pa3ando por Coimbra escucha junto a una fuente unas mayas que hacen llorar al rey prisionero. En el cantar del Cerco de Zamora, que 3a crónica también recoge, aparece e1 epísodio d e Pero Ansures, cuya semejanza con 8Egas Moniz ha llevado a pensar' si la gesta de éste en e1 cerco de Gnimaráes no es una transposición de la de Pero Ansures en el de Zamora. Tambihn en Ia Crónica de Veinte Reyes se encuentran dos capítulos sobrelas guerras de doña Urraca con su hijo don Allonso. En su origen, e n opinión de Cintra '2, está un cantar de gesta &ya temátifarecuerda curiosamente -induso enalgún detalle concreto, como es la reacción d e los personajes Pedro de Lara y donFernando tras descubrirse sntraición- la tradición épi: ca de Afonso Henriques. Todo llevaría a-pensar en la existencia de una escuela gallego-portuguesa de juglaría épica sobre temas y personajes lbcales, cuyos focos de ,irradiación sefían $antiago y -Coimíira y cuya obra más ~epresentativaes. el cantar sobre Afonso Hebriques "; ::" Por' lo q u e respecta a -la'conocida leyenda .delr e y Ramiro, es necesario realizar algunas consideraciones, dadas las teorías q u e ha suscitado con reSpeCtb a los oi.ígenesdel Romancero peninsular. . . No vamos a entrat ahora .en elestudio -deras dos versiones que aparecen e n los Liuros iie Linhagais.' Menéndez Pidal :piensa que ami bas -versiones corresponden a dos estadios distintos .en la evoluiiión d la leyenda y que el ielato mlts'brevees el mis antiguo y el más acorde con sus orígenes: uno d e los'muciios exempla misóginossnljrela pez+ fidia de las mujeres, q u e tiene como personaje cential Salonión. Tal leyenda, e n opini6n-de Menéndez Pidal; .debiódeoriginarse e n Biiaticio, y d e ahí pasaría a l resto de Europa.en e1 siglo KI: se-exthdería primero por los. países eslavos, - donde aún - peiviven oylinas v cuentos rusos y servios; . . . . .después, por los países.germánicos, donde se . . ' ' ' 12: Op.'cit., p&s. ccxcacccLw. 13. Vid. Sarsiva, op. cit., pBg. 74. . . . conserva el poema Salomon und Markolf 14, y balmente; por. los países románicos, en los que ha dejado el testimonio del francés Le Bdtard de Bouülon y en nuestra :literatura peninsular la leyenda del rey Ramiro, una versión aragonesa del siglo xv y una Historio de Aoila, descubiertapor Menéndez Pidal en un códice del siglo x v ~de la Biblioteca Nacional de Madrid, escrita hacia 1260. El problema radicaría en averiguar 'a estructura probable de este modelo común a las dos redacciones. Gastan Paris apuntó la hipótesis de una primitiva fuente Ieonesa; puesto que el héroe es leonés 16. Rossi piensa más bien en un modelo francés, ya que la intriga central de S a h o n und Markolf se unib en aquella época en Francia con los episodios relativos al legendario espíritu cortés de Saladino y su éxito con las mujeres cristianas, no siendo difícil ver detrás de la figura de Aiboacer Albozadam a este mítico personaje ". Alrneida Garret ' 7 . dice haberse' servido para su romance sobre Miragaia de un relato popular que escuchó en su niñez, aunque Menéndcz Pelayo, sin embargo, piensa que todo esto no e s más 'que "una inocente broma literaria", ya que, a pesar de haberse recogido los rol mances portugueses, por ningún lado aparecen rastros de la .leyenda de don Ramiro, y basta, en su 'opinión, leer el Mi~agaiade Garret para percatarse d e que la Wiica fuente posible es el Livro.de Linhagens do comí% D;Pedro as. Menéndez Pidal ,argumenta contra esta teoría el hecho de que Garret no dice que oyera un romance,'sino ,una "historia rezada", y porello n o hay motivo para dudar de que hubiera podido escuchar un ielato,sobre el castillo de Gaia: uno más de los numerosos relatos etimológicos que explican e l nombre d e muchos pueblos y lugares por toda la geografía peninsular. Ese relato que Garret oyó en iu niñez debi6 de inspirarse, según Pidal; más q u e e n el LMro de Llnhagei do conde D. ~ e d k en , un relato máS breve. Es seguro, desde luego, aunque Menkndez Pidal no . . lo diga; que 14. F. Vogt, Die Deutschen Dichtungen 00; Snlomon u n d Matkolf, Halle, 1880; G. Farir, La f h m e de. Sabmn, "Romsnia", 9. 1880, págs. 436 y sigs. 15. "Ramania", 9. 1880. pág. 437. 16. A 1iterat"ro novalíttica na Idade Mddia portuguesa, Biblioteca Breve. 38, Lisboa. 1979. p. 26; cfr. R. F. Cook y L.S. Crist. Le devraLme Cic7.e de Iri Croisade. Deur dtudes sur son dkueloppement, Ginebra. 1972; L.S. Ciist, Saladin. Suite et fin du dewrieme Cycle de la Cmisade, Ginebra. 1972. 17. Romncefro; citamos por la ed. Lello & Imüo Editores, @orto, 1971, 3 vols. 18. Citado por Men6ndez Pidsl, En torno a "Mrragnia" de Ganet, "Biblos", XX. 1944, p&g. 55. Garret conocía el Lioro Velho, suficientemente difundido desde 1739 gracias a su-publicación en el primer volumen de las Provas da História Gemalógica da Casa Real Portuguesa por don Antonio Caetano e, Sousa: El propio Garret lo confiesa cuando dice: "O conde D. Pedro e os crdnirtas oeUos também fabulam cada um a seu modo sobre a legenda" lo. : Menéndez Pidal ignoró también algunas versiones de la leyenda de la literatura culta y la tradición, particularmente el rarísimo poema de Joáo VazW y el cuento recogido .de la tradiciún oral, y transcrito por Vilhena Barbosa en el volumen tercero (Lisboa, 1%2) de As Cidades e' Vilas da Jionarchia Portugwza que teem Brasio d'Arms, de .donde latomó Pedro Augusto Ferreira al ocuparse de Viseu en el volumen decirnosegundo de Portugal Antigo e Moderno (Lisboa, 1890). Menéndez Pidal pensó que estas versiones, las dos de los nobiliarios y l a nairativa oral escuchada por Garret, remontaban a un primitivo original. Para el caso de los relatos en prosa de losnobiliariosdel siglo xnf, la opinión de críticos cómo Gaston Paris, Carolina Michaelis de Vaseoncelos y, Menéndez Pelayo es que proceden de un relato versificado. MenéndezPidal, apoyaesta opinión; basándose en qúe estos relatos parecen resumen de otro más amplio; en que se 'presentan, siguiendo los usos de la épica española, como materia histórica, y &almente; y como argumento principa1;'en el hecho, n o admitido, de que l a leyenda tuvo reperksión en el Romancero 21; . . . , . . Estas afirmaciones de Menéndez Pidal y la de Garret, en el sentido deque Miragaia es un 'romance reconstruido, han llevado a José Mottoso a calificar 'como "romances" 22, calificación luego atenuada', al. . . .. 19.. Prhlogo a Miragaia, Lisboa, 24 de kneró.de I847. 20. Breoe Recopilacáo e trntddo ogom ,nouompnte tirado dos antigirtdades de E? pnnha. Que trota como el-Rey Almangoi mDrvia i m Poriugal bnto Lt cidade d o Porto, onda ogorochamno Gaya;& müos 'del-Rey Ramiro, e sun gente, donde tombón cobros e matou su& m l h e r chamddo Gaya, que. esto"@ com este Mouro, da quol ficou este lugnrtchamdo do seu "Bme, Citamos por l a ed. de Theopbilo Braga; Vila Nova de Gaia. R o m w e por 10.30 Vní de Evo*, Coihibra, Livrsria Poitug*.teza e Estrangeira 'do Editor Manuel de Almeida Cnbral, 1879. 21. La escena del Livro Velha de LifiMgens, que Menéndez Pidal erróneamente dice desconocida do Gairet, en que Ramira se adormece en el regazo de la reina y es despertado par las. lagrimas de ésta que desencadenan su &$tino fatal, aparece en el romance de Moriana (Menéndez Pidal, a p . cit., pags. 60-61). 22. As fontes do Nobiliário do conde D. Pedro, in A historiografio portr~guiuesannterior b Herculano, Actas do CoMquio, Académia Portuguesa da História, Lisboa, 1977, pepe. 47 y sigs. y 65. gunas narraciones del Liwo de Linhagens do conde D. Pedro en las que el carácter sentimental aparece aislado del épico y como elemento preponderante central, lo que llevaría, según el citado investigador, a un nuevo planteamiento del problema de los orígenes del Romancero peninsular contrario a las tesis mantenidas por Menéndez Pidal, quien, además, contradice su propia teoría al admitir el carácter romancesco del relato del conde don Pedro. No estamos de acuerdo con esta opinión. En primer lugar, Menéndez Pidal no habla en ningún momento de romance, sino de "relato versificado", y además, después de realizar esta afirmación, dedica el resto de su artículo a demostrar su origen en la leyenda sobre SaIomón. Tampoco admite que fuese precisamente un romance lo que Garret escuchó cuando niño. Así pues, lo que encontramos en el fondo es un cuento oral tradicional. No hay en estas narraciones ningún rastro de versificación ni indicio alguno que permita retrotraernos a una forma originaria versiíicada. Existiría, además, un problema de fechas, pues en el siglo XIV nos encontraríamos a lo sumo en los primeros pasos del Romancero. No se encuentran temas romancísticos de este tipo ni en la tradición vieja, ni en la moderna, y el tema aparece siempre en la tradición oral moderna como cuento. En este sentido, contamos con el testimonio de una de estas versiones populares de la leyenda, recogido en Beira, y de otro cuento que hemos conseguido recoger, sin duda perteneciente a la misma zonam. 23. Vid. Jaime Lopes Dias, Etwgrofio & Beira, 1, Lirboa, 19445 ,págs. 25-29.