“Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian” Porque el corazón del ser humano es hecho del amor de Dios y Él quiere que seamos felices viviendo en armonía. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (3,12-17): Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo. Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite en vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente. Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él. Palabra de Dios Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,27-38): En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «A los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores lo hacen. Y si prestáis sólo cuando esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo. ¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desagradecidos. Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros.» Palabra del Señor Oración y Petición Señor Jesucristo, enséñame a amar y a perdonar como tú lo haces, te abro mi corazón para que establezcas tu morada en mí, lléname de tu sabiduría y humildad para saber perdonar a quienes me ofenden y pedir perdón a quienes he ofendido, dame la gracia de sentir amor en vez de odio y de hacer el bien en vez del mal. Santísima Virgen María, Madre del amor eterno, llévame en tus brazos a los brazos de tu amado hijo Jesús. Amen. Reflexión y Meditación El amor, el perdón, la reconciliación, la generosidad, la hermandad, la humildad, son los sentimientos que debe practicar un buen Cristiano, cuando permitimos que nuestro Señor Jesucristo viva en nuestro ser, que moldee nuestra vida y transforme nuestra alma, empezamos a pensar y actuar como Él. El egoísmo, la avaricia, el odio y la maldad, destruyen todo sentimiento de amor y misericordia humana, porque solo piensa en su propio beneficio y se olvida de la necesidad de sus hermanos, eso no es amor y eso no es de Dios. Amar a nuestros enemigos; si perdonamos y sabemos pedir perdón es muestra de que vamos sanando nuestro corazón, es muestra de que no queremos actuar diferente a Dios, que queremos imitarlo en todo y con todos. Quien odia, no se ama así mismo, quien le hace daño a los demás, no se ama así mismo, quien no sabe perdonar ni pide perdón no se ama así mismo, porque cada acto o sentimiento de maldad que salga contra los demás es contra nosotros mismos, no olvidemos que todo bien o mal que hagamos destruye o construye la esencia humana, es decir, el amor que recibimos de Dios a través del Espíritu Santo, si actuamos mal vamos perdiendo la gracia santificante, pero si hacemos el bien, recibimos todas las gracias de Dios. Quien ama y perdona, ama a Dios y vive en plenitud espiritual. El amor va tomado de la mano de la humildad, no podemos amar si no somos humildes para actuar como Dios. Si el ser humano cambia su ambición y soberbia por generosidad y desprendimiento de todo bien terrenal, compartiendo con quien no tiene nada, el mundo se transformará y crecerá la justicia, llegará la paz tan anhelada para todos. No habrá paz sobre la faz de la tierra mientras el hombre no transforme su corazón de odio, envidia y a avaricia por un corazón de amor, perdón y bondad. Recordemos estas palabras de Jesus: Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros.» Propósito Vigilar mi comportamiento para no juzgar ni cometer actos de maldad contra mis hermanos y pedirle a Dios la gracia de aprender a perdonar y pedir perdón a mis hermanos. Frase del día El poder del ser humano está en la humildad de corazón y la grandeza de su alma, no en las cosas intelectuales ni materiales.