corro de los del bando opuesto que, con arrojo temerario, ae habían

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RBVISTA CONTEMPORÁNEA
corro de los del bando opuesto que, con arrojo temerario, ae
habían adelantado al enemigo y de improvisa) se hallaron
cercados por gran número de moros, que hubieran concluido
con ellos á no ser por el auxilio tan oportuno como eñcaz del
valiente Esteban Domingo y los que le siguieron.
El capitán Ñuño Pérez Dávila, señor de la casa de Villafranca, yendo á talar los campos de Ronda con la gante de
Avila en compañía de Luis Díaz, capitán de la de Medina
del Campo y de Payo Méndez de Ayala, maestre de Santiago, que iban en la retaguardia del ejército cristiano, fueron
de tal modo acosados por los moros, que perdieron las señas
que llevaban, siendo tanto su sentimiento por este suceso,
que hicieron voto de no entrar en lugar cercado hasta rescatar aquéllas ú otra cualquiera que dejase en buen lugar
su honra. Por efecto de este voto. Ñaño Pérez Dávila vivió
en el arrabal de San Vicente (i) y Luis Díaz en Santa María de la Antigua, en Medina del Campo, hasta que murieron, no sin dejar antes á sus hijos el encargo de continuar
«u voto hasta poner sus blasones en el lugar que les correspondía. Asi lo hicieron en el reinado de Alfonso X el Sabio, en que al volver sobre Ronda Hernán Pérez Dávila,
hijo de Ñuño, quitó á los moros el estandarte que llevaban,
canjeándolo después por la seña que perdió su padre, y porque el estandarte de Ronda tenía trece róeles, el Rey se los
concedió por armas para si y sus descendientes, según lo refiere el cronista Gonzalo de Ayora en su Epílogo de algunas
cosas dignas de memoria pertenecientes á la yllusíre é muy magnífica é muy leal ciudad de Avila (pág. iz), y de él lo tomó
Hernández Callejo, que lo insertó en su Memoria históricodescriptiva de la basílica de San Vicente.
Durante el siglo XIII la obra de la catedral experimentó
visibles adelantos, gracias á la generosidad de los Reyes j
la de sus prelados. Ya en tiempo de Alfonso VIII debió probablemente elevarse el cimborrio, que no es otra cosa qoe
el ábside por donde empezó la fábrica del templo, y fueron
( I ) El snabal de este templo ha sido habitado de muchos nobles de Arior el aprecio ^ue hacían de este santuario.
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