El tesoro y la varita mágica. Pongo a buen recaudo el tesoro que me pertenece, y que no es otro que tener la capacidad de rechazar un amor fabricado con dolor, fluctuante, maldito, hasta parecer inmortal. ¿Acaso si me creen frágil soy frágil? - Si tambaleas entre mis manos provocaré tu caída. Imposible anhelar la absoluta oscuridad sin horizonte. Mejor, cuando parezca que solo quede el último recurso del paso de los días, rotaré el timón para construir un nuevo paisaje. Lo estrenaré, descubriré sus recovecos hasta aprendérmelos de memoria... y para entonces, siempre quedará en mi interior el placer de mi autoría, de la obra maestra que hice surgir, por arte de magia, sobre lo que ayer era solo desolación. No pondré obstáculos en mi camino, no a mí misma.