“Seis años después: la panza usada”, de Sandra Comino con ilustraciones de Mónica Weiss Editorial Comunicarte, colección Veinte Escalones Por Verónica Stockmayer Justo cuando las preguntas se le agolpan a los seis años de Juana, tan poquitos –eso que tiene cuatro abuelos, dos en el pueblito y dos en Buenos Aires dispuestos a oírla–, mamá y papá están empecinados buscando ALGO. ¿Qué será, si ya tienen todo y un animalito para Juana está descartado porque viven en departamento? Hasta que, escuchando a los grandes, se entera: habrá hermanito. Alguien más usará SU panza. ¡Cómo cuesta prestar panza, tiempo y atenciones! –eso que crece en la panza usada se lleva ocupaciones y preocupaciones. Cansa a mamá, obliga a papá a trabajar horas extras, provoca discusiones en la familia. ¡Uf! ¿Quién habrá usado la panza de Juana? ¿Recuperará el tiempo de preguntas, respuestas, escucha atenta? ¿Compartirá algo más que la panza con… con…? Te dejo con la intriga. Acá está Juana. Confundida a veces. Enojada y molesta. Enternecida. Compartiendo sentires con Benjamín, su amiguito invisible (ya que no hay mascota, por ahora mamá y papá dan permiso para que también los primos de Benja, invisibles como él, vengan de vacaciones al departamento). Solito, a partir de los ocho. Pero antes, pasito a paso, con mamá, papá, tu hermano-hermana si sos de los que estuvo en panza usada (pueden ser los abuelos también, que esos celebran que se presten las panzas una y otra vez).