Formato de impresión Familias coreanas dividas: "Nos vemos en la otra vida" 2015-10-22- Exclusivas-Reportajes HYUNG-JIN KIM SEUL, Corea del Sur (AP) Una sudcoreana canosa le ajusta la corbata a su marido, un norcoreano de 83 aos. l le toma las manos y se la abraza suavemente. Llevaban 65 aos separados, desde la guerra que dividi la pennsula coreana, y no hay nada que haga pensar que podrn volver verse. "Nos vemos en la otra vida", le dice Oh In Se a su esposa Lee Soon-kyu, de 85 aos, en su ltimo encuentro del jueves en un hotel de la frontera. "Cudate. Que vivas muchos aos ms", le responde ella. La agridulce despedida fue una de tantas escenas desgarradoras registradas durante tres das de reuniones de ancianos que terminaron en lados distintos de la frontera ms militarizada del mundo desde hace ms de seis dcadas. Unos 390 sudcoreanos, muchos de ellos en sillas de ruedas, viajaron a un centro turstico para reunirse con sus familiares en el marco de programas de encuentros humanitarios que llevan a cabo de vez en cuando las dos Coreas. Se espera otro grupo de 250 sudcoreanos del sbado al lunes. Lee, Oh y los dems son afortunados. Muchos murieron sin tener la posibilidad de ver a sus seres queridos. La lista de espera de gente que quiere ver a familiares del otro lado de la frontera tiene 66,000 nombres. Oh tena 17 aos y Lee 19 cuando se casaron a fines de 1949. Vivieron juntos menos de siete meses y fueron separados por la Guerra Coreana, que estall en junio de 1950. Lee estaba embarazada con su hijo, que hoy tiene 65 aos y la acompa esta semana. Cri a su hijo sola, trabajando como costurera y en granjas, y nunca se volvi a casar. Vive en la misma casa que habit cuando se cas con Oh. Hace poco se enter de que Oh estaba vivo y la estaba buscando. Pensaba que haba fallecido y haca misas anuales en su nombre. Algunos medios de prensa sudcoreanos dijeron que Oh se haba vuelto a casar, pero durante el reencuentro Oh le dijo a Lee que nunca haba dejado de pensar en ella. Ella le agradeci por estar vivo. El hijo de ambos, Jang-kyun, se arrodill en el piso e hizo una reverencia tradicional. Posteriormente padre e hijo pusieron sus manos en una mesa y se maravillaron de lo parecidas que eran. Al da siguiente, cuando el hijo le dijo en broma a su padre que no coquetease con su madre, Oh le contest: "Lo hago porque la quiero". "Sabes cun grande es el amor?", pregunt Lee. Y Oh respondi: "S, lo s. Es como cuando un hombre y una mujer jvenes se conocen y viven juntos hasta la muerte". El jueves se separaron nuevamente, lo mismo que decenas de coreanos que lloraron y se abrazaron probablemente por ltima vez. Todos saban que nadie que participa en estos reencuentros ha tenido la oportunidad de volverse a ver. "Por favor cra bien a nuestro hijo y abre tu mente", le dijo Oh a su esposa sudcoreana. Luego comenz a llorar mientras le tomaba la mano. Luca en su mueca un reloj dorado que su esposa le haba regalado esta semana. El marido parti primero, abordando un autobs junto con otros norcoreanos que asistieron a reencuentros. Sac su brazo por una ventanilla y tom la mano de Lee, quien le sonri. Lee acarici al rostro marcado de arrugas de su marido. Hasta esta semana, unos 22,500 coreanos se han reunido desde el 2000, 18,000 en persona y los dems a travs de videos. Los coreanos de ambos lados de la frontera no pueden escribirse, llamarse por telfono ni comunicarse mediante correos electrnicos. Copyright ElPeriodicodeMexico.com