Why America is Great

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Why America is Great:
El Estado De Derecho
Volume II
EL ESTADO DE RANCHO
“Este país está sembrado con espesas leyes de costa a costa...y si usted las corta...¿De verdad cree que puede
mantenerse de pie cuando el viento sople? ”1
–A Man for All Seasons, Act I
“No existe un país en el mundo en donde las leyes hablen un idioma tan absoluto como en América...” 2
–Alexis de Tocqueville
Los movimientos que vemos hoy en el país han tomado muchos de los eslóganes y gritos de guerra
usados durante la Revolución Americana: -¡No impuestos sin representación! ¡Dadme libertad o
dadme la muerte! ¡Echad el té al mar!- (Por lo menos eso es lo que dicen los recreadores en el puerto
de Boston en la actualidad.) Pero ¿cuál fue la primera ofensa que inspiró a los colonos a levantarse en
contra de su madre patria? Un patria que les había dado mucho. Si la respuesta se puede sintetizar en
una sola frase, sería esta: La violación del Estado de Derecho.
El Estado de Derecho fue un concepto que fue transmitido a los colonos Americanos por sus
antepasados Ingleses, que, a su vez, habían hecho de este principio su cultura durante muchas
generaciones. Desde la antigua tradición del Derecho Común, pasando por la firma de la Carta
Magna en 1215, hasta las luchas entre el Rey y la Iglesia en la historia Inglesa. La idea del Estado
de Derecho ha pasado de mano en mano con otros principios fundamentales de libertad, como el
consentimiento de los gobernados.
Para el año 1760, América había aprendido, de su rica herencia y de sus propias dificultades en
establecer la naturaleza del Nuevo Mundo, que si un pueblo va a ser libre deben de haber leyes; y si la
Ley va a ser Suprema entonces todas las personas, Reyes y parlamentarios incluidos, tienen que estar
al servicio de ella. La alternativa al Estado de Derecho es el Estado de Hecho. Cualquier gobernante
que no es controlado por la Ley se convierte en tirano. De hecho, Henry de
Bracton, Un Ingles erudito del siglo 13, postuló que todos los gobernantes
derivan su poder de la Ley. El Rey declaró: -No debe ser en el hombre,
sino bajo Dios y bajo la ley, porque la ley hace al Rey. Por lo tanto,
dejen al Rey darle de regreso a la Ley lo que la Ley le da a él,
llamase dominio y poder. Porque no hay Rey en donde la
voluntad, y no la Ley, ejerzan dominio.- 3
En el siglo 17, Samuel Rutherford, un Escoses teólogo,
escribió Lex Rex refutando las ideas de los “derechos
divinos del Rey” y que el Rey era la Ley, ideas que
habían persistido en Europa por generaciones.
Rutherford afirmó al contrario que la Ley es el Rey.
Él estableció los principios de un gobierno limitado
y el constitucionalismo que influenciarían a John
Locke, y, a través de Locke, a los Fundadores. Este
asunto del Estado de Derecho contra el Estado de
Hecho, o el gobierno de un Rey y un parlamento,
sería la chispa que encendería la Revolución
Americana.
En 1764 América, alguna vez el albergue
improvisado de refugiados religiosos, contó con
la sociedad más autónoma del mundo. Mientras el
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poderoso imperio Británico reinó sobre las 13 colonias, los colonos trataron casi todos sus asuntos
a través de las legislaturas coloniales. Estas asambleas electas fueron responsables del recaudo de los
impuestos, el aumento de la milicia y el mantenimiento de los tribunales de justicia. Con respecto
a las relaciones exteriores y el comercio internacional, ellos trabajaron con el parlamento para
formular políticas. América, vendió, compró y desarrolló propiedades; Ellos cultivaron el comercio y
disfrutaron de una explosión económica. Este nuevo mundo, con sus vastas e indomables tierras ricas
en recursos naturales y con una población creciente, le prometió una gran riqueza a su madre patria.
Los colonos Americanos rápidamente se convirtieron en las joyas de la corona del Rey George.
Sin embargo había un problema, Inglaterra estaba hasta el cuello de deudas.
Los Británicos apenas se estaban recuperando de la pelea con los Franceses y de la guerra con la India
(1754-1763)4, un lucha épica con Francia sobre el control del continente Norte Americano que se
extendió desde las fronteras Americanas hasta los campos de batalla Europeos. Los Ingleses ganaron,
pero su victoria vino con un alto precio. El conflicto llevó a la nación de una deuda de 60 millones
de Libras Esterlinas a 133 millones.5 y ahora que los Británicos ya habían conquistado el Nuevo
Mundo, ellos enfrentaban la enorme tarea de manager el imperio más vasto en casi toda la historia.6
Gobernar este tremendo imperio requiere dinero, dinero que los Británicos no tenían. Entonces el
Parlamento empezó a trabajar en la manera de cómo obtener impuestos. No le tomó mucho tiempo
a la asamblea divisar una solución: Ya que los Británicos habían contraído una deuda defendiendo
América, ¿Por qué no requerirle a los colonos que ayudaran a pagar la deuda? Después de todo, los
colonos siempre han pagado menos impuestos que los nativos Británicos, y en este momento ellos
estaban asumiendo solo una fracción de la deuda pública.7 Así que en Septiembre 29 de 1764, el
Parlamento tomó un revolucionario paso y aprobó el Acta del Azúcar (The Sugar Act).
La Ley del Azúcar, llamada en Inglaterra Ley de Ingresos Americana, fue un impuesto aduanal sobre
el azúcar, vino, telas y ortos productos.8 Esta no fue la primera vez que los Británicos impusieron
aranceles a los colonos, sino también todas las regulaciones que habían sido instituidas con el
propósito de proteger los intereses comerciales Británicos.
La Ley del Azúcar, fue la obligación establecida con el
único propósito de recaudar dinero.9 El punto no pasó
desapercibido para los colonos y se indignaron. Uno de los
derechos fundamentales consagrados en el Derecho Común
Ingles, fue el derecho a ser gravados por consentimiento.
Ya que los colonos Americanos no tenían representación
en el Parlamento, ellos siempre fueron representados desde
sus primeros días por sus propios asambleístas electos. La
Ley del Azúcar, por lo tanto, pasó por encima de décadas
de costumbres y se fue directo a los bolsillos de los colonos,
marcando un cambio dramático en la política AngloEstadounidense.
Muchas asambleas de colonos apelaron al Parlamento
para que lo reconsideraran, pero sus peticiones no
fueron escuchadas. El gobierno Británico, alejados física
y culturalmente de sus colonias Americanas, estuvo en
ese momento fuera de contacto con sus súbditos en
el Nuevo Mundo. Los caballeros refinados que sirven
en el parlamento sabían muy poco acerca del pueblo
Americano.10 Pocos sino es que ninguno de estos
parlamentarios habían estado con estas colonias, ellos no
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estaban familiarizados con las costumbres Estadounidenses y con el estilo de vida colonial. Ellos no
tenían ni idea de que diferente era el Inglés en América al de Inglaterra. Ellos pensaban ¿No deberían
estos colonos simplemente estar agradecidos de pertenecer al imperio más grande sobre la tierra?
De hecho, la mayoría de los Americanos estaban muy orgullosos de su herencia Inglesa y tradiciones
y de contar con el privilegio de ser súbditos de Gran Bretaña. Incluso, nunca se les ocurrió que eran
nada más que súbditos Británicos, investidos con los mismos privilegios que disfrutaban aquellos
que vivían en Inglaterra. Entonces ¿por qué serían gravados sin representación? Una clara violación
de los derechos naturales de los nacidos Ingleses.
La Ley del Azúcar fue ofensiva, pero las cosas se pusieron peor. En 1765, el Parlamento aprobó la
Ley del Sello, requiriendo que cada documento colonial fuera estampado con el sello real por el
cual tenían que pagarle a la oficina del sello real. La ley en sí constaba con más de 13 mil palabras
detallando más de 50 diferentes tipos de obligaciones sobre elementos como: papel, almanaques,
periódicos, panfletos, licencias y juegos de cartas.
Los colonos tenían varias quejas en contra de este proyecto de ley. Primero, este aplicaba un impuesto
directo a los colonos, algo que el Parlamento no le había exigido a los Americanos.11 Segundo, se
autorizo una corte militar para tratar todos los supuestos casos de evasión de impuestos. Las cortes
militares no requerían de jurado, por lo tanto privaban a los acusados de un juicio con jurados, un
privilegio sagrado del Derecho Común. Además, la corte militar se encontraba, de todos los lugares,
en Nueva Escocia, de esta manera, cada colono llamado a comparecer ante la corte, no sería juzgado
en la locación de su supuesto caso, otro privilegio del Derecho Común.12
Tercero, El Parlamento aprobó enviar 20 mil soldados Británicos para supervisar la implementación
de la Ley del Sello entre los colonos. Para colmo de males, los colonos fueron ordenados a acuartelar
estas tropas en sus casas, bajo sus gastos. Este gesto insolente no solamente le indico a los colonos
que el Parlamento duda de su lealtad, sino que se dieron cuenta de la naturaleza de la Ley del Azúcar.
Benjamin Franklin enfatizó este punto en una carta a el editor de un periódico Londinense. Los
Americanos podrían perdonar la Ley del Azúcar, si ellos sintieran que el Parlamento la aprobó bajo la
ignorancia de los sentimientos de los Americanos. Sin embargo, la decisión del Parlamento de enviar
al ejercito dejo ver que estaban bien consientes que la Ley del Azúcar sería desagradable para los
colonos.13
-Parece ser que se nos requiere un nuevo tipo de lealtad.- Escribió Franklin, -Una lealtad al
Parlamento, una lealtad que es extendida, parece ser, a una entrega de todas nuestras propiedades,
cada vez que la Cámara Baja, en la cual no hay ninguno de nuestros elegidos, crea conveniente
concederles sin nuestro consentimiento, una paciente perdida de nuestros privilegios, como Ingleses,
nosotros no podemos hace dicha entrega.-14
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Pero aunque incluso los colonos protestaron que los Británicos estuvieran retrocediéndoles siglos de
precedentes, el gobierno Británico respondió, de hecho, diciendo que eran entonces el momento de
establecer un nuevo precedente, -el derecho de que el Parlamento cuente con los impuestos de los
colonos.- Como lo dijo un Oficial Británico.15 Y así, el Parlamento fue la ley. Sus acciones dañó el
concepto entero de la Ley como Rey.
A la luz de la gravedad de esta afirmación inferida, muchos Americanos empezaron a darse cuenta
que este desacuerdo con los Británicos no se resolvería fácilmente. Franklin, en su carta al periódico
de Londres, insinuó el conflicto por venir:
Nosotros fuimos separados de Gran Bretaña muy lejos por el océano, pero fuimos unidos
fuertemente a ella por respeto y amor, de tal manera que nosotros pudiéramos libremente en
cualquier momento gastar nuestras vidas y pequeñas fortunas en su causa; Pero este triste nuevo
sistema tiende a disolver esas bandas de unión, y separarnos para siempre.16
¿Qué está mal con el Estado de Hecho?
¿Por qué fueron los colonos Americanos tan firmes en su convicción del Estado de Derecho? Porque
ellos creían firmemente, y lo habían aprendido de la historia, que hay un pequeño distancia entre el
Estado de Hecho y al tiranía.
Ningún gobierno, negocio u organización puede ser formado sin cierto entendimiento de la
raza humana. Y ese gobierno, negocio u organización reflejará las creencias de sus fundadores y
miembros acerca de la humanidad, es imposible que no sea así; y el
gobierno Americano no es diferente. De muchas maneras este refleja
las convicciones de los fundadores acerca de la humanidad, y una
convicción que influenció las acciones políticas de los fundadores
más que ninguna otra, fue la certeza de que la naturaleza humana es
corrupta. El hombre, ellos creían, es incapaz de mantenerse correcto.
Esta creencia se basaba en el relato judío-cristiano de la creación y la
caída del hombre y la rebelión contra Dios en el Jardín del Edén. Para
muchos de los fundadores y para las siguientes generaciones, esto no
era solamente una creencia religiosa personal, esto fue algo raramente
debatido, era un concepto profundo y real para ellos. Este principio
fue firmemente arraigado en la cultura Americana, desde los primeros
colonos puritanos. En consecuencia, los Americanos han sospechado
siempre de especulaciones utópicas que se basan en la bondad del
hombre.17
Esta creencia no solamente influenció a la Revolución Americana,
sino que también después a la Constitución. La creencia de los
fundadores de la equivocación humana los hizo muy cautelosos en
el diseño de un modelo de gobierno. Muchos de los fundadores,
por ejemplo, se mostraron escépticos sobre la idea de una
confederación, es decir, una red política o sociedad formada por
muchos estados, y mucho menos un gobierno basado en una. -¿En
verdad alguien cree que 13 estados soberanos pueden convivir
juntos pacíficamente?- Pregunto Alexander Hamilton en uno de
sus ensayos que compondrían después El Federalista. -Para ello
habría que olvidar que el hombre es ambicioso, vengativo y rapaz.
Para encontrar una continuación harmoniosa entre un numero de
independientes y desconectados soberanos...Habría que no tener
en cuenta el curso uniforme de los eventos humanos y desafiar la
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experiencia acumulado por años.-18 Ya que no se puede confiar
en que el hombre actúe correctamente, el hombre tiene que
ser gobernado por las leyes, y puesto que no se puede confiar
en que los hombres seguirán constantemente y de buena gana
las leyes de una sociedad, una autoridad civil o el gobierno
tiene la obligación de hacerlos responsables. Por lo tanto,
el gobierno es una cosa buena defender y hacer cumplir la
ley y mantener el orden en la sociedad, lo que permite a los
hombres ejercer su libertad de manera responsable.
El gobierno es el reflejo de las personas que lo operan. Si las
personas son corruptas, el gobierno será corrupto, y tentados
por el poder los legisladores pueden tener una gran capacidad
de maldad que los hombres comunes, armados con los
poderes del estado ellos fácilmente pueden abuzar y violar las
libertades de su pueblo.
La tendencia constante de los gobernantes y los gobiernos
de volverse corruptos, a atraído el interés de escritores y
pensadores en cada época, notablemente en la era de la
Ilustración Europea. Como los filósofos y ensayistas del siglo
17 y 18 crecieron disgustados con las monarquías Europeas, ellos comenzaron a buscar una forma
ideal de gobierno que honrara los derechos del individuo. Thomas Hobbes (1588-1679) un filosofo
Británico, fue muy escéptico de la habilidad del hombre para ejercer la libertad correctamente.
En su tratado El Leviatán (1660), Hobbes retrató el gobierno como un mal necesario. -El hombre
está motivado solamente por intereses egoístas.- Escribió Hobbes, -Y si se dejan a su libre albedrío
ellos eventualmente se matarán. El único poder fuerte que controla las debilidades del hombre es el
temor, por lo tanto el único tipo de gobierno capacitado para mantener una sociedad ordenada es un
gobierno absoluto.-19
Mas tarde teoristas fueron más optimistas acerca de la raza humana. John Locke (1632-1704), un
Británico académico que influenció con su trabajo al pensamiento de los Fundadores, creyó que
el hombre es capaz de ejercer su libertad responsablemente. Él intentó refutar a Hobbes en sus
dos Tratados de Gobierno (1690), argumentando que el hombre tiene que apreciar sus libertades
inherentes antes de que pueda descubrir una forma superior de gobierno. -Para entender el Poder
Político correctamente, nosotros debemos considerar en qué estado naturalmente están todos
los hombres, y eso es, un estado de perfecta libertad para ordenar sus acciones y disponer de sus
posiciones como ellos lo crean conveniente entro de las Leyes Naturales.-20
Sin embargo, Locke enfatizó que este Estado de Libertad no es igual al Estado de Licencia. El
derecho del hombre a la vida, la libertad y la propiedad no le da derecho a violar los derechos de
otro. A fin de garantizar la protección igual para todos, escribió Locke, los hombres deben de estar de
acuerdo en formar una comunidad, ellos forman solo asociaciones fundadas en derechos inherentes
y leyes a fin de proteger esos derechos. Sin embargo, el privilegio de pertenecer a una comunidad
viene con un precio. Cada individuo tiene que entregar su soberanía personal a la soberanía del
pueblo como un todo. Este sacrificio transforma a un grupo de individuos en una sociedad civil.
-Los individuos-, dijo Locke, -autorizan a la sociedad a hacer leyes para ellos como el bien común
de la sociedad lo requiera.-21 la calidad de voluntario de este pacto es significante, ningún hombre
está obligado a unirse a la comunidad, pero una vez que ha decidido entrar en ella él está obligado a
apoyar y servir a la sociedad.
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Los Padres Fundadores, apreciaron la visión de Locke hacia la Ley Natural, derechos individuales y
soberanía popular. Peor mientras la teoría de Locke probó ser útil para ellos en un nivel intelectual,
esta carecía de de espiritualidad y de sentido práctico, características del pensamiento Americano.
En primer lugar, el modelo de Locke une a una comunidad simplemente sobre la base del interés
propio. Aunque los fundadores plenamente comprendieron el poder de su propio interés en las
acciones de una persona, también reconocieron que no siempre los lleva a hacer lo correcto. Una
sociedad verdaderamente libre, según ellos, debe captar el interés moral de un individuo, así como
sus aspiraciones más carnal.
Segundo, la teoría de Locke fue limitada prácticamente porque esta falla al explicar cómo un pueblo
puede confiar en sí mismos para gobernar con justicia y tratar a todos los ciudadanos por igual.
Los fundadores tenían razón de estar preocupados, el momento en el que estaban redactando la
Constitución, cerca del final del siglo 18, la revolución se estaba desarrollando en Francia que, a pesar
de su grito de Libertad, Igualdad y Fraternidad, llevaría a una tremenda masacre entre su propio
pueblo.
Las clases bajas Francesas, oprimidas por muchos años por una monarquía corrupta, astutamente
abrazaron teorías que abogaban por igualdad y derechos individuales. Sin embargo, los franceses
sufrieron la idea errónea de que sólo ciertos tipos de autoridad, en lugar de seres humanos, eran
malos. Ellos estaban convencidos de que simplemente transfiriendo el poder del rey al pueblo, ellos
podrían resolver todas sus enfermedades sociales y restaurar la justicia en su territorio.22
La sangrienta secuela de la Revolución Francesa pronto demostró su error y ha demostrado que todo
el poder temporal, no el poder del rey solamente, debe ser restringido. Este mismo error de que se
puede confiar en que algunas personas pueden gobernar correctamente, fue lo que originalmente le
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dio a los reyes permiso para ejercer un poder absoluto sobre sus súbditos. La Revolución Francesa
simplemente convirtió a esta en su cabeza, y el resultado fue el caos abierto que dejó profundas
cicatrices en la historia de esa nación.
En Estados Unidos, nos libramos de la mayor parte de la confusión que se apoderó de otras naciones
post-revolucionarias como Francia. Aunque continuamos con dificultades, hemos logrado prosperar
como una sociedad libre. ¿Qué nos ha diferenciado de otras jóvenes repúblicas? Somos una nación de
leyes y tenemos un gobierno de leyes. Este es un elemento esencial que ha hecho grande a América.
La cuestión que en última instancia condujo a la Revolución Americana es el mismo que nos salvó
de la inestabilidad, la violencia, el caos y el ciclo de despotismo que había plagado a tantas otras
naciones y movimientos, el respeto por el imperio de la ley sobre el estado de el hombre.23 Por ello,
nuestra revolución era única, y es por eso que la nación que produjo ha durado.
Endnotes
1. Robert Bolt, A Man for All Seasons (New York: Scholastic Book Services, 1960), 38.
2. Alexis de Tocqueville, Democracy in America, trans. and ed. Harvey C.
Mansfield and Delba Winthrop (Chicago: University of Chicago Press,
2000), 67-68.
3. Henry de Bracton, quoted in Russell Kirk, The Roots of American Order
(Washington, DC: Regnery Gateway, 1991), 190.
4. In Europe, this conflict was known as the Seven Years’ War.
5. Paul Johnson, A History of the American People (New York: HarperPerennial, 1997), 132
6. Ibid., 127.
7. Ibid., 132.
8. Arthur M. Schlesinger, Jr., ed. The Almanac of American History (New
York: G.P. Putman’s Sons, 1983), 99.
9. Ibid.
10. Catherine Drinker Bowen, John Adams and the American Revolution
(Boston: Little, Brown and Company, 1950), 211.
11. Samuel Eliot Morison. The Oxford History of the American People
(New York: Oxford University Press, 1965), 185.
12. Schlesinger, 101.
13. Franklin, Benjamin. Before 1768. “Causes of American Discontents.”
Writings. Benjamin Franklin (New York: Library of America, 1987), 609.
14. Franklin, Benjamin. Before 1768. “Causes of American Discontents.”
The Writings of Benjamin Franklin, London: 1757-1777; The History
Carper, http://www.historycarper.com/resources/twobf3/disconte.htm.
15. British official Thomas Whately, quoted in M. Stanton Evans, The
Theme Is Freedom: Religion, Politics, and the American Tradition (Washington, D.C.: Regnery Publishing, 1994), 218.
16. Franklin, Benjamin. “Causes of American Discontents.” http://www.
historycarper.com/resources/twobf3/disconte.htm.
17. Alexander Hamilton, Federalist No. 6, Federalist Papers (New York:
Bantam Books, 1982), 21.
18. Ibid., 22
19. Kirk, Roots of American Order, 270
20. John Locke, Two Treatises of Government, ed. Peter Laslett (New York:
Cambridge University, 1960), 309.
21. Ibid., 368, 369.
22. Evans, 253.
23. Ibid., 206-207.
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