“Esa gente que lo rodeaba era como pirañas”

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CIUDADANO
CYAN MAGENTA AMARILLO NEGRO
8. ciudadanos sucesos
RETRATO
PAG.8
EL NACIONAL DOMINGO 16 DE MAYO DE 2010
El temperamento volátil de Edwin Valero se juntó con su desprecio por las figuras de autoridad
“Esa gente que lo rodeaba
era como pirañas”
ENRIQUE RIVERA
A casi un mes
de la muerte del
boxeador, su
primer entrenador,
Saúl Ortega, sigue
lamentando su final
Javier Ignacio Mayorca
jmayorca@el-nacional.com
La tumba del campeón mundial
de boxeo Edwin Valero no tiene
lápida. Es un lote anónimo en el
cementerio Cristo Rey de El Vigía. Para que las pocas flores dedicadas al atleta no estén sobre
la arena y las piedras, alguien
tomó prestado un recipiente de
otra sepultura.
En cambio, los restos de Jennifer Carolina Vieira son objeto de
cuido permanente. Dos ramos
de rosas rojas, uno de ellos artificiales, evidencian el interés de
los familiares porque su recuerdo siga vigente. Muy pronto, la
lápida blanca estará adornada
con un retrato de la mujer, que
murió a manos del pugilista la
madrugada del 18 de abril.
Este abandono fue característico en Valero desde antes de su
nacimiento y, según su mamá,
Eloísa Vivas, fue uno de los motivos de las depresiones que lo
llevaban al llanto y que ocasionalmente lo regresaban hasta su
infancia.
Cuando le llegaron los dolores
de parto, el jueves 3 de diciembre de 1981 a las 12:30 am, Vivas
solamente estaba acompañada
de dos de los hijos mayores, en
una humilde vivienda del caserío Bolero. La mujer llamó a
una partera, conocida como Lina. Ocho horas después tenía
en su regazo a quien sería quizá
el mejor pugilista de la historia
venezolana.
Las primeras leyes que Valero
aprendió fueron las de la calle.
En ello hay una similitud con
otra gloria del mismo deporte, el filipino Mani Pacquiao,
señala Saúl Ortega, su primer entrenador. Los primeros
asaltos fueron en los barrios
de la ciudad merideña, sin
ensogados.
Su madre lo recuerda como
un niño inquieto y vivaz, que
no podía estar en un solo sitio. Desde muy temprano, él
entendió que una de sus misiones en la vida sería contribuir con la manutención de
la familia. Vendía frutas y ajos
en El Vigía, y todo el producto del trabajo se lo entregaba
PESQUISA
Eloísa Vivas, mamá del
campeón
Valero se construyó una quinta en La Palmita, estado Mérida, al lado
de la humilde vivienda de su mamá
Enfrentados
… Ha pasado casi un mes
La tumba de Jennifer Carolina Vieira en el cementerio Cristo Rey
desde la muerte de Valero, y
el enfrentamiento entre sus
padres continúa.
“¿Él está aquí? La verdad,
no sé a qué vino”, dijo Eloísa
Vivas cuando supo que su
ex marido también acudió el jueves a la cita de la
exhumación.
Lo primero que hizo Valero
cuando llegó al camposanto
Cristo Rey, después de saludar a las autoridades, fue
pararse frente a la tumba de
quien fue su nuera. Agachó
la cabeza y le habló.
“Ella era como una hija para
mí. La quise bastante. Tenía
mucha comunicación con
toda su familia. Eso era calidad”, expresó.
En cambio, el papá del
boxeador prefiere no hablar
de su ex esposa.
Valero nació en abandono. Su tumba refleja su pasado
a su mamá. A veces, recuerda
Ortega, cuando la necesidad
obligaba, el joven arrebataba.
“Hacía lo que quería”. Vivas asegura que para su hijo
la figura paterna era básicamente una ausencia. Antonio
Valero y ella se separaron en
1988. El joven, dice ella, nunca le perdonó eso a su papá.
No tanto porque se fuera, sino porque el futuro boxeador
tuvo que madurar en forma
prematura.
Quizás esa situación sea el
origen del permanente desprecio que Valero tenía hacia
No desean que forme parte de la impunidad
Piden al Cicpc que se solucione
homicidio de administrador
El cadáver de Ricardo Marcano
lo hallaron, en la Cota Mil, en
enero pasado. Se lo llevaron de
Los Caobos cuando llegó de la
playa
SANDRA GUERRERO
Los familiares de Ricardo Enrique Marcano Villarroel, de 28
años de edad, hallado muerto, el 17 de enero pasado, en la
Cota Mil, en sentido este, a 100
metros del Coliseo de la Urbina,
piden a las autoridades celeridad y empeño en la investigación para identificar y capturar
a los autores del homicidio. “No
queremos que forme parte de
ese 98% de víctimas que quedan impunes”, expresó uno de
los parientes.
Saúl Ortega entrenó al
boxeador ocho años
Ricardo Marcano fue hallado
muerto el 17 de enero pasado
A Marcano Villarroel, que en
diciembre se graduó de administrador en la UCAB, se lo llevaron la noche anterior de la ca-
lle Quito de Los Caobos, donde
reside la familia de su pareja. El
profesional regresaba de la playa con ella y su bebé de 11 meses de nacido. Su Toyota Corolla,
2004, plateado, fue interceptado
por 6 u 8 individuos armados.
La mujer salió corriendo del auto con el niño y no supo lo que
ocurrió.
El vehículo de Marcano Villarroel quedó en el sitio con
el motor encendido y a él se lo
llevaron en un Daewoo Lanos.
Otros de los individuos abordaron un Fiat Uno. Los familiares
del administrador no recibieron ninguna petición de rescate, lo que les hace pensar que
no se trató de un plagio. Marcano no respondió las llama-
las figuras de autoridad. Cuando alguien que le merecía respeto le reclamaba alguna conducta antisocial, él callaba y
fingía escuchar. “Pero él siempre hacía lo que quería. Me decía: ‘Salga negro o blanco, igual
lo hago”, recuerda su mamá.
Ese rasgo se acentuó con el
das que le hicieron a su celular.
“Queremos que se llegue a una
conclusión. Nosotros no tenemos problemas con nadie”, dijo
Rafael Marcano, hermano de la
víctima.
Explicó que Ricardo Enrique,
el segundo de tres hermanos,
que le faltaba un semestre para
egresar de Economía de la UCV,
bajó de su auto con las manos
en alto diciendo que era hombre de paz y que no le hicieran
nada a su pareja y al niño. La
mujer no oyó nada de lo que hablaron los sujetos. Rafael Marcano indicó que están tramitando
la entrega post mortem del título
de su hermano. “Éramos una familia feliz”, dijo.
Los parientes de la víctima
acuden tres veces a la semana
a la subdelegación del Cicpc
de El Llanito, para conocer el
estado de las investigaciones,
desde enero pasado. A Marcano lo ultimaron de un tiro, pero antes le dieron una golpiza y
le fracturaron la nariz.
“No entiendo cómo lo
soltaron en marzo si él
sufría de esquizofrenia.
Eso me lo dijo uno de los
médicos que lo trató en
el hospital San Juan de
Dios. A mí me agradaba.
A veces hablaba
incoherencias, como
eso de que lo seguían
a todas partes”
Esmeralda Vieira, tía de Jennifer Vieira
pasar del tiempo. Valero nunca aceptó restricciones. Cuando tenía 19 años de edad y
despuntaba en el boxeo, puso
el ojo en Jennifer Vieira. Su tía,
Esmeralda Vieira, recordó que
la familia no aprobaba la actitud del joven. En el entorno
de la muchacha hacían lo posible para impedir que tuviese contacto con el atleta. Pero
él sabía sortear estas barreras.
El 8 de octubre de 2003, cuando ella tenía 16 años de edad
y él 21 años, se casaron a escondidas en la jefatura civil
de La Vega, en Caracas. Ese
día era el cumpleaños de la
mujer. Después ambos hicieron pública la unión y la for-
malizaron ante la Iglesia.
La actitud retadora de Valero
iba unida a un carácter volátil.
Vieira recuerda que en las reuniones familiares él podía ser
una persona cortés y afable, de
conversación educada. Pero
eso no impedía que al minuto
siguiente estallara en ira por un
comentario sin importancia.
“No entiendo cómo lo soltaron en marzo si él sufría de esquizofrenia. Eso me lo dijo uno
de los médicos que lo trató en
el hospital San Juan de Dios. A
mí me agradaba, porque era de
carácter fuerte. Pero a veces hablaba incoherencias, como eso
de que lo seguían a todas partes”, revela.
Los brotes de violencia eran
más frecuentes en él cuando
ingería bebidas alcohólicas. Ortega se percató de eso por primera vez cuando el atleta tenía
17 años de edad. Pero entonces,
la dinámica de trabajo y entrenamiento era tan rígida que le
daba poco tiempo al joven para ir a los bares. Luego, al consolidarse como profesional, era
muy difícil contenerlo.
En una ciudad sin parques, cines o librerías –afirma Ortega–
la diversión está en el boxeo, el
fútbol o el alcohol. Valero escogió el primero y el último.
En sus postreros meses de vida, los lugareños podían encontrar al campeón en El Hangar,
un bar donde se sentía a sus anchas. Su problema, indica una
fuente que pidió el anonimato,
es que el pugilista mezclaba licores hasta que perdía la razón.
Desde 2009 hasta que se suicidó en Carabobo, las policías
científica y regional procesaron
al menos cuatro denuncias por
agresiones en las que aparecía
señalado el boxeador. Las víctimas eran miembros del entorno
familiar, vecinos de La Palmita e
incluso un agente de Polimérida, al que le propinó un gancho
de izquierda cuando pretendía
revisarle su vehículo, en Ejido.
Ese día, Valero era perseguido
por haber pasado de largo en
una alcabala.
Ortega todavía lamenta el final
que tuvo su pupilo. Siempre creyó que la disciplina del deporte
podía enderezar su vida privada. Se le quiebra la voz cuando
recuerda que Valero se alejó de
él, una vez famoso y díscolo.
“Si ves las últimas fotos, esa
gente que lo rodeaba era como pirañas. Lo mordían y no
lo soltaban”, afirma.
MORGUE Ingresan nueve cadáveres
Lo mataron al querer mediar
entre 2 hombres en Carapita
A Pedro Rivas lo ultimaron a
tiros cuando salió de la casa
de su mamá, en el barrio 19 de
Marzo de Caricuao, la noche
del viernes
S. G.
Adrián Bernardo Marcella, de 27
años de edad, trabajador de la
construcción, murió a tiros a las
2:00 am de ayer cuando trató de
mediar entre dos personas que
confrontaban problemas, en la
calle principal del sector Santa
Ana de Carapita, Antímano.
Regresaba a su casa con un
hermano y se detuvo a saludar
a una de las personas que estaba en un grupo, y en ese momento se produjo el hecho. El
hombre que iba a ser objeto de
una venganza corrió y no fue al-
canzado por las balas. Marcella
era el tercero de cuatro hermanos, padre de tres niños y residía en el sector 7 de Diciembre
de Carapita.
Otra víctima de la violencia
fue identificada como Pedro
José Rivas, de 29 años de edad,
a quien ultimaron a las 10:30
pm del viernes en el barrio 19
de Marzo, en los Telares de Palo Grande, en Caricuao, cuando
salió de la casa de su mamá y
estaba a cuadra y media de su
domicilio. Deja dos niñas y era
el mayor de cinco hermanos.
La mañana de ayer habían
sido ingresados a la morgue 9
cadáveres; 6 de estas personas
murieron por heridas de arma
de fuego y 3 en accidentes de
tránsito.
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