Conferencia General Octubre 1972 HAMBRE ESPIRITUAL Por el élder Howard W. Hunter Del Consejo de los Doce Una de las más conmovedoras profecías del Antiguo Testamento, la cual verdaderamente caracteriza nuestros días, es ésta dicha por Amós: "He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. "E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán" (Amós 8:11-12). El hambre fue una de las calamidades comunes en los tiempos del Antiguo Testamento, y el pueblo comprendía las consecuencias devastadoras de la pérdida de las cosechas y de quedar en la condición de ser un pueblo hambriento. Amós le dio a esto un enfoque agudo, por su predicción del hambre espiritual. El dijo: ". . . no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová." Mucho antes de este tiempo, Moisés escribió: "...no sólo de pan vivirá el hombre, más de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre" (Deuteronomio 8:3). Las actuales noticias hablan de confusión y frustración, tanto de individuos como de sectas religiosas, cuando tratan de resolver sus dudas y conflictos religiosos, nos recuerdan estas palabra de Amós: ". . . discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán." Ellos tratan de encontrar la solución sin estar calificados en la roca de revelación, como el Señor dijo que debía hacerse y contra la cual las puertas del infierno no prevalecerán. (Mateo 16:17-18.) Este problema ha distraído la mente de hombres buenos y sinceros, antes y desde la restauración del evangelio de Jesucristo en esta dispensación. Hace 134 años, en 1838, sólo ocho años después de la organización de la Iglesia, Ralph Waldo Emerson dio un discurso ante una clase superior de la Escuela de la Divinidad en la Universidad de Cambridge. En él, hizo unas preguntas que entonces no pudieron ser contestadas y aún actualmente están sin respuesta para muchas personas, Dijo esto: "Y es mi deber decirles que nunca como ahora ha sido más grande la necesidad de nuevas revelaciones... ¿En cuántas iglesias, por cuántos profetas, díganme, se ha hecho al hombre sensible al hecho de que es un alma infinita?... Es la labor de un verdadero maestro, mostrarnos que Dios es, no fue; que él habla, no habló... los hombres han estado hablando de... revelación como si sólo hubiese existido hace largo tiempo y lo han hecho como si Dios estuviese muerto" (The Complete Writings of 'Ralph Waldo Emerson, págs. 37-45). Conferencia General Octubre 1972 Esta es una declaración interesante para haber sido hecha hace casi un siglo y medio. Parece un eco de lo que se dice en algunos de los modernos púlpitos. Más de cien años después, el educador Dr. Robert Gordon Sproul describió la condición en las iglesias cristianas modernas con estas palabras: "Tenemos el peculiar espectáculo de una nación que hasta cierto punto practica el cristianismo sin creer activamente en él. Se nos pide que recurramos a la iglesia para nuestra instrucción, pero cuando lo hacemos, encontramos que la voz de la iglesia no es inspirada. Actualmente, la voz de la iglesia, es el eco de nuestras propias voces... La salida es, escuchar el sonido de una voz que no sea nuestra voz... Es la labor de los pastores oír esta voz, hacer que nosotros la oigamos y que nos digan qué es lo que dice... Sin esto, que nos digan qué es lo que dice... Sin esto, no tenemos más capacidad para salvar la tierra, que la que tuvimos para crearla." Louis Cassels, un editor de United Press International, recientemente observó que el interés público en la religión ha declinado, porque la gente "está cansada de oír cosas que no pueden creer. Quiere conocer algo, si es que lo hay, en lo que pueda creer", dijo él "y muchas iglesias no están haciendo un trabajo muy bueno para solucionar este problema". Terminó con esta advertencia: "Si persisten en ofrecer piedras cuando la gente pide pan, finalmente dejarán de acudir a la panadería" (Christianity Today, octubre de 1970). La encuesta Gallup reveló a principios de 1967, que la mayoría de los norteamericanos, —un cincuenta y siete por ciento— dice que la religión está perdiendo su influencia en la vida norteamericana. Diez años antes, la proporción de personas que tenían este punto de vista fue de catorce por ciento, o sea una cuarta parte de la proporción actual. "Esto representa", dijo el realizador de la encuesta, George Gallup, "uno de los más dramáticos cambios observados en los estudios de la vida norteamericana". Seguramente estaremos de acuerdo que en los cinco años transcurridos desde que se efectuó la encuesta, la deterioración habrá sido mucho mayor. En el año de 1820, antes del tiempo en que Ralph Waldo Emerson hizo su declaración a la Escuela de la Divinidad en Cambridge de que "nunca como ahora ha sido más grande la necesidad de nuevas revelaciones", el profeta José Smith entró a una arboleda cerca de su casa e inquirió de Dios a qué iglesia debía adherirse. La confusión que existía en su mente es la misma que existe actualmente en la mente de millones de personas, pero la respuesta que le dio el Señor borró toda incertidumbre, porque le dijo que: "todos sus credos eran una abominación en su vista... con los labios me honran, más su corazón está lejos de mí; enseñan como doctrinas mandamientos de hombres, teniendo apariencia de piedad, mas negando la eficacia de ella" (José Smith 2:19). Para el mundo en general, esta condición no ha cambiado. Después del largo período de apostasía de la verdadera iglesia establecida por Cristo durante su ministerio personal, una fundación segura para el reino de Dios Conferencia General Octubre 1972 fue puesta por medio de la restauración del sacerdocio y del evangelio, de acuerdo con los principios de la revelación divina en esta dispensación. El sacerdocio, la autoridad para actuar en el nombre de Dios, fue restaurado por medio de las visitas de Juan el Bautista, y Pedro, Santiago y Juan, quienes poseían esas llaves durante la estadía del Salvador sobre la tierra. Otros mensajeros, poderosos profetas y líderes, incluyendo a Elías el profeta y Moisés, aparecieron y restauraron las llaves esenciales del reino. El Libro de Mormón, un nuevo testigo para Jesucristo, fue revelado por medio del ángel Moroni. Una revelación siguió a otra como está anotado en Doctrinas y Convenios. Fueron puestos los cimientos para la organización que gobernará el reino de Dios, aun hasta que cubra la tierra. En poco más de 140 años, se ha logrado un milagro mediante la administración del evangelio restaurado por el sacerdocio. Se han erigido templos en este continente y en otros lugares del mundo. Casas de oración se han construido en muchos países del globo. Un desierto ha sido hecho florecer como la rosa. Más de 16,000 misioneros de tiempo completo están proclamando el evangelio en muchos países. Escuelas primarias, secundarias, seminarios e institutos de religión y colegios en muchos países instruyen a más de un cuarto de millón de jóvenes diariamente, no sólo en los elementos del aprendizaje secular, sino que además, en las verdades eternas del evangelio, Lo más importante es el hecho que a través de toda su historia, incluyendo este día, la Iglesia ha tenido un profeta, vidente y revelador y, la cabeza de la Iglesia de Jesucristo, quien dirige a su profeta; Harold B. Lee. Sus consejeros, los miembros del Consejo de los Doce y el Patriarca de la Iglesia, son también profetas, videntes y reveladores. Más de tres millones de miembros de la Iglesia no tienen que escuchar a una trompeta incierta. Ellos pueden creer en la voz de sus líderes con la confianza de que éstos están guiados por el Señor. La Iglesia de Jesucristo provee máximas oportunidades para el desarrollo de sus miembros. Desde su temprana juventud hasta los últimos años de su vida, actividades significativas y satisfactorias están disponibles para todos aquellos que son dignos, responsables y que tienen buena voluntad. Esto promueve la profunda satisfacción y el bienestar emocional que el evangelio de Jesucristo debe traer a cada vida humana. La juventud se capacita desde su más temprana edad para tomar parte en la Primaria y en la Escuela Dominical. A los doce años, los jóvenes dignos reciben el Sacerdocio Aarónico y en cierto sentido, comienza un aprendizaje que los prepara para los muchos puestos como directores que asumirán a través de su vida. No hay un principio más poderoso en la vida para promover el amor, la paciencia y la devoción en el hogar, que el del matrimonio eterno. El buen ajuste y la realización en la vida adulta, depende en gran manera de la calidad de la vida Conferencia General Octubre 1972 hogareña que llevemos. El principio del matrimonio eterno es una influencia de gran poder, que promueve la clase de hogar necesario para criar niños felices y bien adaptados. Ninguna iglesia pone mucho énfasis en promover una vida familiar más estrecha y unida. Qué contraste con la declaración de que Dios está muerto, no hay voz confiable, el futuro es desalentador, como lo expresan los líderes religiosos, educadores y columnistas. La confusión y frustración que está sufriendo el mundo, no es común entre los fieles miembros de la Iglesia. La prueba está en la lealtad y dedicación de sus miembros por casi un siglo y medio. Esa lealtad y dedicación no está disminuyendo, está aumentando. Centenares de personas van diariamente de la obscuridad e incertidumbre; de la incredulidad y el escepticismo, a la vida eterna del evangelio, a causa de su fe, cumplir con la ley del arrepentimiento y aceptar el bautismo. Sus vías se vuelven brillantes y luminosas por el Ion del Espíritu Santo, y sus almas se elevan a causa de su servicio a Dios y al hombre. Aquí está la esperanza, Dios vive, y hay una voz confiable para aquellos que tienen fe y son creyentes. Ciertamente vivimos en un día de hambre, como lo describió Amós, cuando dijo: "discurrirán buscando la palabra de Jehová y no la hallarán" (Amós 8:12). A pesar de todo, en lo que parece ser una época de hambre espiritual, hay muchos que han encontrado un abundante alimento espiritual. Es mi testimonio que Dios vive y que Jesús es el Cristo, el Salvador del mundo. Estas pocas palabras que he hablado, son una descripción de mi humilde testimonio de que el evangelio ha sido restaurado en toda su plenitud en estos postreros días y que actualmente hay un profeta sobre la tierra, que dice el pensamiento y la voluntad del Señor a aquellos que quieran oír y tengan fe para seguirlo. Que podamos hacerlo, lo ruego humildemente en el nombre de Jesucristo. Amén.