234750. . Primera Sala. Séptima Época. Semanario Judicial de la Federación. Volumen 139-144, Segunda Parte, Pág. 115. PRETERINTENCIONALIDAD Y NO IMPRUDENCIA (LEGISLACION DEL ESTADO DE COAHUILA). La mera circunstancia de que de ordinario no se produzca la muerte, cuando un sujeto golpea a otro con los puños, no lleva jurídicamente a concluir que tal resultado no sea previsible, pues atendiendo a la naturaleza de los hechos es perfectamente probable que un golpe o puñetazo propinado con gran fuerza, en partes sensibles del organismo, pueda producir graves lesiones y aun la muerte de quien lo recibe, máxime si éste es un individuo de escasa fortaleza o resistencia física, o bien que por su edad o estado de salud resulte fácilmente vulnerable. En tales condiciones, cuando la muerte se produce por un solo golpe, no es posible considerar el evento como imprudencial en lugar de intencional. En efecto, es de explorado derecho que en la fracción II del artículo 6o. del Código Penal de Coahuila, de similar estructura a la fracción II del artículo 9o. del Código Penal del Distrito Federal, de aplicación federal, se ha dado cabida al por algunos llamado dolo preterintencional y por otros delito preterintencional, el cual se caracteriza por ser intencional o dolosa la acción, ya que el sujeto se propone dañar, aunque no producir el resultado final que va más allá de dicha intención justificándose así que la doctrina afirme que en tal hipótesis concurre el dolo respecto de la acción y la culpa por cuanto al resultado no previsto ni querido, o si bien previsto no aceptado en la representación del autor, con lo cual se abarcan, respecto al evento, las dos conocidas formas de la culpa: con o sin representación o previsión. Ahora bien, descartada la primera hipótesis recogida en la fracción II del artículo 6o., que se refiere al llamado dolo de consecuencia necesaria, en que el sujeto si bien no se propuso causar el daño que resultó, éste fue consecuencia necesaria y notoria del acto (hecho) u omisión en que consistió el delito, no puede desecharse la segunda previsión legal, en que aun cuando el sujeto no se propuso causar el daño que resultó, éste era de naturaleza previsible y como tal imputable a título de dolo, a virtud de la presunción legal de intencionalidad que no admite prueba en contrario. No puede negarse el carácter previsible del evento, por estar al alcance del común de las gentes que se puede producir la muerte de un puñetazo, más aun cuando entre quien golpea y quien recibe el golpe existe una notoria diferencia por cuanto a fortaleza física. Amparo directo 5203/80. Pedro Hilario de la Rosa Muñoz. 24 de noviembre de 1980. Unanimidad de cuatro votos. Ponente: Francisco Pavón Vasconcelos. -1-