EL IDEAL DE LA UNIDAD EN OCCIDENTE Durante los primeros siglos medievales, Occidente fue un mosaico de reinos germanos, sin atisbos de lograr una unidad política, como tampoco un sistema legal o una lengua común. Sin embargo, el Cristianismo permitió crear una comunidad de fieles en torno a la Iglesia Católica y Carlomagno, uno de los reyes francos, llevó a la práctica el ideal imperial que no había muerto. La Cristiandad: la unidad en torno a la fe Con la conversión de los pueblos germanos al catolicismo, la religión cristiana se convirtió en la gran fuerza espiritual y el factor de unidad del Occidente medieval. Las personas sentían que, antes que nada, pertenecían a la Cristiandad, una comunidad de creyentes que no reconocía límites territoriales, cuyo vínculo era la fe en Cristo y a la cual se incorporaban por el bautismo. Este sentimiento de pertenencia se reafirmó más aún en el siglo VIII ante la amenaza del Islam. La Iglesia Católica se erigió como la gran autoridad espiritual de la época. Acogía a los creyentes y fijaba las normas de comportamiento moral y social. Estar al margen de la Iglesia significaba, en cierto modo, estar al margen de la sociedad. Todos los acontecimientos esenciales de la existencia, tales como el nacimiento, el matrimonio y la muerte, eran regulados por la Iglesia y en las parroquias se llevaba su registro. La Iglesia fijaba en el calendario las fiestas que eran todas religiosas y las campanas de los templos marcaban los tiempos de trabajo. La sociedad medieval se caracterizó por ser profundamente religiosa. Una de las preocupaciones fundamentales de los hombres y mujeres de la Edad Media era la salvación de las almas. Parecía indiscutible la idea de que la verdadera vida venía después de la muerte y que la salvación solo era posible al interior de la Iglesia Católica y siguiendo sus preceptos. El temor al infierno era un sentimiento muy arraigado. Es fácil entender, entonces, la importancia que tenían en la sociedad aquellos miembros de la Iglesia Católica que optaban por una vida exclusivamente religiosa, dedicados a ayudar a los fieles a encaminarse a la vida eterna y a orar por la salvación del mundo. Constituían el orden eclesiástico. Era el caso de los sacerdotes que cumplían el papel fundamental de administrar los sacramentos y encargarse de la “cura de las almas”. Se les dio la denominación de clero secular a aquellos que, como el Papa, los obispos y los párrocos, vivían entre los fieles y realizaban sus tareas pastorales insertos en el mundo o siglo (saeculum). Otra opción de vida consagrada a Dios era la de los monjes. Eran religiosos, no necesariamente sacerdotes, que practicaban el “retiro del mundo” para vivir con mayor pureza los valores cristianos. Los monjes vivían en monasterios, sometidos a una Regla, de donde proviene la denominación de clero regular. El origen de la vida monástica en Occidente se remonta a Benito de Nursia, quien en el año 529 fundó un monasterio en Monte Casino, al norte de Nápoles, y redactó una serie de regulaciones, conocida como Regla de San Benito, que fue la base de todas las comunidades monásticas de Occidente. Las órdenes monásticas, a pesar de su retiro, fueron centros de una importante actividad económica y cultural. Cumplieron también, al igual que el clero secular, labores de asistencia a los pobres, hospitalidad y enseñanza. ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE CARLOMAGNO Y EL IDEAL IMPERIAL EN OCCIDENTE Entre los reinos germanos que se conformaron en Europa, el de los francos fue adquiriendo una mayor importancia, la cual se vio corroborada, en el siglo VIII, a propósito de la invasión musulmana. En el año 711 los musulmanes derrotaron al rey visigodo Rodrigo, dominaron la península Ibérica y comenzaron a avanzar por el interior del continente. Fueron los francos quienes, bajo el mando de Carlos Martel, detuvieron este avance el año 732 en la batalla de Poitiers. Carlos Martel era el mayordomo de palacio del rey y de hecho era quien controlaba el reino. Su hijo Pipino el Breve lo sucedió en el cargo y ejerció tal poder que, en el 751, apoyado por el Papa, se proclamó rey de los francos. Se iniciaba así la dinastía carolingia, en reemplazo de la dinastía merovingia. Desde entonces, se forjó una especie de alianza entre el Papado y el reino franco: este contaba con el apoyo de la Iglesia Católica a la vez que le prestaba ayuda militar. Esta alianza fue consolidada por el rey Carlos, hijo de Pipino. Carlos gobernó durante 46 años (768-814) y, mediante una eficiente política de conquistas, logró dominar extensos territorios de Europa, haciendo realidad el ideal de restablecer en Occidente un imperio cristiano. Así lo entendió el Papa León III, quien lo coronó como emperador de los cristianos el 25 de diciembre del año 800 en Roma. En adelante sería llamado Carlomagno (Carlos “el Grande”). Carlomagno se esmeró en gobernar su imperio en forma eficaz y con un sentido de unidad. Estimuló el uso de la escritura y del latín como idioma oficial, se preocupó de contar con funcionarios letrados y con una legislación común basada en las capitulares. Dividió el imperio en más de 200 condados, cada uno de ellos a cargo de un conde, guerrero de su confianza que percibía los impuestos, comandaba el ejército y administraba justicia en su nombre. Las marcas, territorios fronterizos con una función militar defensiva, quedaron a cargo de los marqueses. Funcionarios especiales fueron los missi dominici (enviados del señor), quienes recorrían el imperio inspeccionando la labor de condes, duques, marqueses, obispos, etc. Todos ellos, al menos una vez al año, se reunían en una asamblea con Carlomagno, en la cual le renovaban su juramento de fidelidad personal. Junto con organizar el imperio, Carlomagno puso especial énfasis en promover la cultura, dando lugar al llamado renacimiento carolingio. Carlomagno fundó escuelas y se rodeó de sabios como el teólogo Alcuino, nacido en Inglaterra, el lombardo Diácono y el germano Eginardo. En su propio palacio de Aquisgrán funcionó una academia donde se estudiaban las artes liberales (el trivium: gramática, retórica y dialéctica y el quadrivium: geometría, aritmética, astrología y música), con el método de leer y comentar textos. Allí también funcionaba una escuela para niños, que visitaba con frecuencia. La unidad y la seguridad que Carlomagno logró establecer después de tantos siglos de división, no perduró. Después de su muerte el imperio comenzó a fragmentarse, y en los siglos IX y X, Europa fue sacudida por violentas invasiones. Los reyes no pudieron contenerlos y fueron perdiendo poder. El ideal del imperio, sin embargo, no estaba muerto y volvería a hacerse realidad en la Germania, a fines del siglo X, con el reino de los francos orientales. En el año 962 el rey Otón I fue coronado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico por el Papa. Con sus conquistas, Carlomagno reprodujo en gran parte lo que había sido el Imperio Romano, pero con algunas variantes: no incluía la península Ibérica, ahora musulmana, pero sumó la Germania, donde impuso el Cristianismo. Se trataba de un imperio franco y cristiano, pero cuyo centro ya no era Roma, sino Aix-la-Chapelle. Fuente: Mapa editorial. Actividad de aprendizaje 1. A partir de los contenidos presentados y del siguiente documento, responde las preguntas que se formulan: “El santo día de la Natividad de Nuestro Señor, el rey vino a la basílica del bienaventurado Pedro, apóstol, para asistir a la celebración de la misa. En el momento en que, ubicado delante del altar, se inclinó para orar, el Papa León le puso una corona sobre la cabeza, y todo el pueblo romano exclamó: "A Carlos Augusto, coronado por Dios, grande y pacífico emperador de los romanos, vida y victoria". (...) El pontífice se prosternó delante de él y le adoró siguiendo la costumbre establecida de la época de los antiguos emperadores (...)”. Fuente: Anales Reales del gobierno de Carlomagno, año 801. a) ¿Qué méritos de Carlomagno explicarían su coronación como emperador? b) ¿Qué elementos del relato de la coronación se refieren al ideal imperial de Occidente? c) ¿De qué forma promovió Carlomagno el renacimiento cultural que caracterizó su reinado? 2. ¿Qué elementos de continuidad y qué elementos de Profesor Rubén Salgado Orellana Historia, Geografía y Cs. Sociales