Un don del Nilo Egipto entre el 3000 y el cambio de Era 3 Tras el largo reinado de Ramsés II, se sucede una época en la que los faraones gobiernan durante un breve periodo, que dura unos 30 años, tras lo que se hace con el poder Sethnajt, considerado primer faraón de la Dinastía XX. Durante estos años (inicios siglo XII a. C.) se sucedieron las oleadas de invasiones y ataques de los Pueblos del Mar, que asolaron todo el Mediterráneo oriental, aunque Egipto fue uno de los países que mejor resistieron estos ataques. El último faraón verdaderamente importante de la historia egipcia es Ramsés III, segundo rey de la XX dinastía. Gobernó 30 años en los que sorteó la crisis que afectó a otros territorios (desapareció el imperio hitita, por ejemplo). Una de la construcciones más destacadas de su periodo es el templo de Medinet Habu, hasta entonces una pequeña capilla a Amón dedicada por Hapsepsut. Se halla en la orilla occidental, y es considerado el Templo Funerario del faraón. Los relieves de las paredes describen la lucha contra los pueblos del Mar, y la victoria egipcia. En total mide más de 150 metros de largo y se halla rodeado por un recinto amurallado. Tras el gran Ramsés III se suceden una serie de faraones poco importantes, que en época grecorromana son calificados de “haraganes”, aunque la situación económica y social era muy inestable. A la larga, esto debilitó el poder real y aumentó el del clero de Amón, que llegó a rivalizar en poder con el estado. Con Ramsés XI finaliza el Imperio Nuevo y se pasa al Tercer Periodo Intermedio. Esta nueva fase histórica dura desde aproximadamente el 1070 hasta el 650 a. C. Se caracteriza por crisis generalizadas en todo Próximo Oriente, con reducción de la agricultura a favor del pastoreo y aumento de los saqueadores. En Egipto el poder se halla dividido, en el bajo Egipto se suceden diversas dinastías que realmente no gobiernan todo el país. Los sacerdotes de Amón en Tebas controlan el Alto Egipto. Hacia el final del periodo, en el siglo VIII, los nubios del Sur se hacen con el poder (dinastía XXV o kushita, por Kush, o Nubia). Poco después Senaquerib, rey de Asiria, interviene en Palestina, que contaba con apoyo egipcio. Su hijo Esarhadon (hacia 675 a. C.) invadió Egipto, conquistando Menfis. A su temprana muerte fue sucedido por Asurbanipal, que llegó a conquistar todo el país y saqueó Tebas. Tras la conquista Asiria no hay un poder unido en Egipto. El gobernante de Sais, en el Delta, Psamético I (664-610 a. C.) aglutina en torno a sí a parte del Bajo Egipto. Se le considera el primer faraón de la Dinastía XXVI. Poco a poco él y sus sucesores fueron asentado su poder, a lo que contribuyó el declive asirio y sus acciones contra la zona nubia. Se promueve el comercio, con el asentamiento de griegos y fenicios, quedando el Alto Egipto marginado del nuevo centro de poder, centrado en el Mediterráneo. Los egipcios se enfrentaron también con los babilonios, nuevos jefes de la situación en Próximo oriente durante la primera mitad del s. VI, y tras la caída de Babilonia en el 539, el Imperio persa dirigió sus miras hacia Egipto. Cambises II, rey de Persia, derrotó al faraón Psamético III en el 525 a. C. y tomó Menfis. Pese a numerosas rebeliones, los persas siguieron controlando Egipto durante un siglo, hasta el 404 a. C. En los siguientes sesenta años se sucedieron diversos gobernantes locales que debían enfrentarse al aún potente Imperio persa, en alianza con las ciudades griegas. En el 343 a. C. Persia volvió a controlar Egipto, aunque brevemente: tras su derrota a manos de Alejandro en el 332 a. C., este territorio se convirtió en parte del imperio Macedonio. Alejandro fue coronado faraón en Menfis y fundó una nueva ciudad, Alejandría, en el Delta. Tras sus expediciones por Asia y su muerte, el imperio se divide entre sus generales, los Diadocos, y en Egipto se hace fuerte Ptolomeo, que fundará una dinastía grecoegipcia de reyes-faraones, que durará tres siglos. Alejandría es la gran capital: se crea la Biblioteca y se empieza a construir el Faro, además de recibir población del mundo griego. Los primeros sucesores de Ptolomeo (en general todos llevan el mismo nombre) mantienen un país fuerte, pero a partir de finales del s. II a. C. entran bajo la esfera romana y aumentan las luchas dinásticas por acceder a un poder corrupto y alejado del pueblo egipcio. A mediados del s. I a. C. suben al trono Cleopatra VII y su hermano-marido Ptolomeo XIII, apenas unos adolescentes. Las luchas entre ambos se ven influidas por la llegada de César persiguiendo a las tropas derrotadas de Pompeyo, con lo que Roma entra definitivamente a controlar Egipto. Tras la muerte de César y el enfrentamiento entre dos de los triunviros (su sobrino-nieto, adoptado por testamento como hijo, Octavio, y su lugarteniente Antonio) Egipto acoge a uno de ellos (Antonio), seducido por la reina, quien ya había tenido un hijo con Julio César (Cesarión o Ptolomeo XV). Tras la derrota definitiva de Antonio en Actium (31 a. C.) y su muerte, Cleopatra se suicida. Octavio, dueño absoluto de Roma, incorpora a Egipto como una provincia muy especial: los senadores no podían ni siquiera visitarla, y era gobernada por un prefecto de orden ecuestre de la máxima confianza del emperador, debido a su riqueza y valor fundamental en el suministro de trigo para Roma. El faro de Alejandría se construye en la primera mitad del s. III a. C. en una pequeña isla llamada Faro, junto a la costa. El propósito era servir de referencia para la navegación, con una gran hoguera que se encendía en la zona superior, ya que la costa de Egipto es muy baja y apenas se divisa desde el mar. Medía entre 115 y 150 metros y constaba de una plataforma de cuatro lados sobre la que se levantaba una gran torre octagonal, hecha de mármol. Un gran espejo reflejaba la luz solar durante el día. Resistió hasta el s. XIV, cuando dos grandes terremotos lo dañaron gravemente. En el siglo XV buena parte de las ruinas fueron reaprovechadas para construir una fortificación.