Peces invasores en el sureste de México

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PECES INVASORES
EN EL SURESTE DE MÉXICO
Luis Enrique Amador-del Ángel* y Armando T. Wakida-Kusunoki
Resumen / Abstract
Especies invasoras
426
427
Distribución, vías de introducción
y situación actual de las especies acuáticas invasoras
Impactos negativos
Posibles soluciones
429
429
Líneas de investigación que deben fomentarse
Conclusiones
Referencias
427
430
431
431
* Autor para recibir correspondencia: <leamador@yahoo.com>
Amador-del Ángel, L.E. y A.T. Wakida-Kusunoki. 2014. Peces invasores en el sureste de México,
en R. Mendoza y P. Koleff (coords.), Especies acuáticas invasoras en México. Comisión Nacional
para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, México, pp. 425-433.
425
426 estado actual de las invasiones de vertebrados
RESUMEN
Se analizó la presencia de peces invasores en el sureste de México (Tabasco, Campeche, Yucatán y
Quintana Roo). Mediante una revisión bibliográfica se identificaron reportes de presencia, estatus e
impactos de 12 especies: seis cíclidos, dos ciprínidos, dos loricáridos, un esciénido y un escorpénido.
De los reportes, 90% se localizan en la región del sistema Grijalva, Usumacinta y laguna de Términos.
Respecto al hábitat, 10 especies son dulceacuícolas, una salobre-marina y una marina; 41.66% han sido
registradas a partir de los últimos cinco años. La principal vía de introducción es la acuicultura y el
“repoblamiento” para el desarrollo de pesquerías; tres especies con fines ornamentales fueron introducidas accidentalmente y una fue introducida para el control biológico. La dispersión de las especies
dulceacuícolas se incrementó sustancialmente debido a las grandes inundaciones registradas en amplias extensiones de Tabasco. Los peces invasores son una amenaza para la biodiversidad nativa; sin
embargo, no están considerados en los planes de manejo de las áreas protegidas del sureste de México. Estas introducciones (especialmente de cíclidos y carpas) aportan beneficios socioeconómicos,
por lo cual los esfuerzos para su control y erradicación deben llevarse a cabo al tiempo que se exploran opciones viables para asegurar los ingresos de las poblaciones que viven de estos recursos.
ABSTRACT
This chapter reviews the presence of invasive fish in southeastern Mexico (Tabasco, Campeche, Yucatán,
and Quintana Roo). A literature survey identified occurrence reports, status, and impacts of 12 species: six
species of cichlids, two cyprinids, two loricarids, one sciaenid, and one scorpaenid. Of the reports, 90% are
located in the region of the Grijalva, Usumacinta and Laguna de Términos system. Regarding the habitat,
of the 12 species, 10 are freshwater species, one brackish-marine and one marine; 41.66% of these have
been recorded in the last five years. The main route of introduction is aquaculture and “stocking” for the
development of aquaculture-based fisheries; three species were accidentally introduced as ornamentals
and one as a biological control agent. The dispersal of freshwater species increased substantially due to
heavy flooding in large areas of Tabasco. Invasive fish represent a significant threat to native biodiversity
but are not considered in the management plans of protected areas in southeastern Mexico. These introductions (especially cichlids and carps) provide socioeconomic benefits, which is why efforts towards control and eradication should be coupled to viable alternatives that would ensure the income of the inhabitants that rely on these resources.
peces invasores en el sureste de méxico 427
Especies invasoras
En el sureste de México (Tabasco, Campeche, Yucatán
y Quintana Roo) se han registrado 12 especies de peces
invasores (cuadro 1); de éstas, seis son de la familia
Cichlidae, cuatro de origen africano: tilapia nilótica,
Oreochromis niloticus niloticus; la tilapia azul, Oreochro­
mis aureus; la tilapia de Mozambique, O. mossambicus,
y la tilapia del Congo, Tilapia rendalli, y dos nativas de
América Central: las mojarras pintas, Parachromis ma­
naguensis y Parachromis motaguensis; dos de la familia
Cyprinidae, de origen asiático: la carpa común Cypri­
nus carpio, así como su variedad espejo, Cyprinus carpio
var. specularis, y la carpa herbívora, Ctenopharyngodon
idella; dos de la familia Loricariidae, de origen sudamericano: Pterygoplichthys pardalis y P. disjunctivus; un esciénido norteamericano: la corvina roja, Sciaenops ocellatus,
y un escorpénido del Indo-Pacífico, el pez león Pterois
volitans. Por lo anterior, y tomando en cuenta la importancia ecológica de los ecosistemas del sureste de México, muchos de los cuales son considerados regiones
prioritarias, resulta urgente el desarrollo de programas
de prevención que impidan la introducción de nuevas
especies, y de erradicación o control y manejo de las
especies ya introducidas (March-Mifsut y Martínez-Jiménez, 2007).
Distribución, vías de introducción
y situación actual de las especies
acuáticas invasoras
De los registros de las especies acuáticas invasoras del
sureste, 90% se localizan en la región hidrográfica nú-
Cuadro 1. Peces invasores del sureste de México (Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo)
Especie
Estados
Referencias
Oreochromis niloticus
niloticus
tab., camp., yuc.,
qroo
Reséndez, 1981; Morales-Cruz, 1986; Olvera-Novoa et al., 1994; Vidal-Martínez et al., 2001; Ayala-Pérez
et al., 2003; Centurión-Hidalgo et al., 2003; Barrientos-Medina, 2004; Vega-Cendejas y Hernández de
Santillana, 2004; Espinosa-Pérez y Daza-Zepeda, 2005; Gold-Bouchout et al., 2006; Amador-del Ángel et
al., 2009; López-López et al., 2009; Rosales et al., 2010; Mendoza-Carranza et al., 2010; Vega-Cendejas, 2010;
Castillo-Domínguez et al., 2011; Macossay-Cortez et al., 2011; Amador-del Ángel et al., 2012
Oreochromis aureus
tab.
López-Jiménez, 2001; Espinosa-Pérez y Daza-Zepeda, 2005
Oreochromis
mossambicus
tab., qroo, camp
Schmitter-Soto y Caro, 1997; Fuselier, 2001; Vega-Cendejas y Hernández de Santillana, 2004; EspinosaPérez y Daza-Zepeda, 2005; Schmitter-Soto, 2006; Salgado-Maldonado, 2006; Torres Castro et al., 2009;
Schmitter-Soto et al., 2010
Tilapia rendalli
tab.
Espinosa-Pérez y Daza-Zepeda, 2005
Parachromis
managuensis
tab., camp.
Olvera-Novoa et al., 1994; Pineda-López, 1994; Scholz y Salgado-Maldonado, 1994; Salgado-Maldonado
et al., 1997; Contreras-Balderas, 1999; López-Jiménez y García-Magaña, 2000; Mendoza-Franco et al.,
2000; Vidal-Martínez et al., 2001; Kifune et al., 2004; Barrientos-Medina, 2004; Espinosa-Pérez y DazaZepeda, 2005; Salgado-Maldonado, 2006; Salgado-Maldonado et al., 2005; Amador-del Ángel et al., 2009;
Mendoza-Carranza et al., 2010; Castillo-Domínguez et al., 2011; Amador-del Ángel et al., 2012
Parachromis
motaguensis
tab., camp.
Díaz-Pardo y Paramo-Delgadillo, 1984; Pineda-López et al., 1985; Vidal-Martínez, 1995; Arias-Rodríguez y
Durán-Rodríguez, 1997; Contreras-Balderas, 1999; Vidal-Martínez et al., 2001; Espinosa-Pérez y DazaZepeda, 2005; Arias-Rodríguez et al., 2006; Salgado-Maldonado, 2006; Salgado-Maldonado et al., 2005
Cyprinus carpio
tab., camp.
Wakida-Kusunoki y Amador-del Ángel, 2011a
Cyprinus carpio var.
specularis
tab.
Wakida-Kusunoki y Amador-del Ángel, 2011a
Ctenopharyngodon
idella
tab., camp.
Vera Herrera y Álvarez Guillén, 1999; Centurión-Hidalgo et al., 2003; Espinosa-Pérez y Daza-Zepeda, 2005;
Amador-del Ángel et al., 2009; Mendoza-Carranza et al., 2010; Amador-del Ángel et al., 2012
Pterygoplichthys
pardalis
tab., camp.
Barba Macías y Estrada, 2007; Wakida-Kusunoki et al., 2007; Wakida-Kusunoki y Amador-del Ángel, 2008;
Hernández-Santos, 2008; Amador-del Ángel et al., 2009; Rosales et al., 2010; Barba Macías, 2010; MendozaCarranza et al., 2010; Capps et al., 2011; Wakida-Kusunoki y Amador-del Ángel 2011b; Amador-del Ángel
et al., 2012; Cano-Salgado et al., 2012
Pterygoplichthys
disjunctivus
tab., camp.
Wakida-Kusunoki y Amador-del Ángel, 2008; Amador-del Ángel et al., 2009; Rosales et al., 2010; WakidaKusunoki y Amador-del Ángel, 2011b; Amador-del Ángel et al., 2012
Sciaenops ocellatus
camp.
Wakida-Kusunoki y Santos-Valencia, 2008
Pterois volitans
yuc., qroo
Schofield, 2009; 2010; Aguilar-Perera y Tuz-Sulub, 2010
Véanse láminas 25.1-13
428 estado actual de las invasiones de vertebrados
mero 30 o región del sistema Grijalva del Usumacinta
(Fig. 1), formada por las cuencas hidrográficas del Grijalva, Usumacinta y de la laguna de Términos, que en
Tabasco ocupan 41.45, 29.24 y 4.53%, respectivamente, mientras que el restante 10% se encuentra dentro de
la región hidrográfica número 29 o región del Coatzacoalcos, formada por dos cuencas: la del Coatzacoalcos
y la del Tonalá y lagunas del Carmen y la Machona.
Ambas regiones están consideradas como las más húmedas del país, en primero y segundo lugares, respectivamente.
La presencia de las 12 especies de peces exóticos o
invasores registradas en el sureste se debe a la introducción con fines de acuicultura (10) y “repoblamiento”
para el desarrollo de pesquerías basadas en la acuicultura (cuatro) en la cuenca Grijalva-Usumacinta (Tabasco y Campeche) promovida por programas de gobierno; si bien el gobierno federal tiene actualmente por
política no sembrar en cuerpos de agua naturales especies exóticas, éstas permanecen de siembras anteriores,
o las siembran los gobiernos estatales o son de cultivos
privados (Ibáñez et al., 2011); tres especies con fines
ornamentales fueron introducidas accidentalmente y
una especie fue introducida para control biológico
(cuadro 2). En varios casos, las introducciones se hicieron por vías múltiples; estas vías también han sido reconocidas en todo el mundo por Welcomme (1988).
Respecto al hábitat, 10 especies son dulceacuícolas,
una salobre-marina y una marina.
La dispersión de las especies acuáticas invasoras se ha
incrementado sustancialmente por las grandes inundaciones registradas durante los meses de crecida en amplias extensiones de Tabasco, particularmente las regis-
Yucatán
Golfo de México
Mar
Quintana
Roo
Caribe
Campeche
Tabasco
Figura 1. Distribución de peces invasores en el sureste de México
tradas en los años 1980, 1987, 1999, 2007 y 2009; las
últimas dos afectaron alrededor de 80% de la superficie
del estado (Noiset y Hernández, 1991; Centro de Satélites de Información en Situaciones de Crisis (ZKI) del
DLR, 2007; Gama-Campillo et al., 2010).
Dos de las especies acuáticas invasoras registradas
se encuentran abundantemente Oreochromis niloticus
niloticus y Pterygoplichthys pardalis, seis de ellas son comunes y las cuatro restantes son escasamente colectadas en los sistemas hidrológicos del sureste (cuadro 2).
Dos especies invasoras se consideran ya importantes
en la captura pesquera comercial de Tabasco y Campeche, como se evidencia en las estadísticas pesqueras de
2009 para el estado de Tabasco, donde se registran capturas de 2 852 toneladas de tilapias con un valor de
57.7 millones de pesos y 854 toneladas de carpa herbívora con un valor de 7 millones de pesos (ceieg, 2009).
Cabe mencionar que 41.66% de las especies (Ptery­
go­plichthys pardalis, P. disjunctivus, Sciaenops ocellatus,
Cyprinus carpio, C. carpio var. specularis y Pterois voli­
tans) han sido registradas a partir de los últimos cinco
años (Wakida-Kusunoki et al., 2007; Wakida-Kusunoki y Amador-del Ángel, 2008; Aguilar-Perera y TuzSulub, 2010; Wakida-Kusunoki y Amador-del Ángel,
2011a; Wakida-Kusunoki y Amador-del Ángel, 2011b).
De éstas, las carpas y los plecos tienen la posibilidad de
convertirse en abundantes en el corto plazo, dados sus
requerimientos de hábitat y potencial reproductivo.
Cuadro 2. Fuente, propósito y estatus de los peces invasores
del sureste de México
Especie
Fuente
Propósito
Estatus
Oreochromis niloticus niloticus
PG
A, P
Abundante
Oreochromis aureus
PG
A, P
Común
Oreochromis mossambicus
PG
A, P
Rara
Tilapia rendalli
PG
A, P
Común
Parachromis managuensis
PG
A
Común
Parachromis motaguensis
PG
A
Rara
Cyprinus carpio
PG
A
Común
Cyprinus carpio var. specularis
PG
A
Rara
Ctenopharyngodon idella
PG
CB
Común
Pterygoplichthys pardalis
O
Ac
Abundante
Pterygoplichthys disjunctivus
O
Ac
Común
Sciaenops ocellatus
IP
A, Ac
Rara
Pterois volitans
O
A, Ac
Rara
Fuente: PG = programas de gobierno; O = ornato; IP = iniciativa privada.
Propósito: A = acuicultura; P = pesquerías; CB = control biológico; Ac = accidental.
peces invasores en el sureste de méxico 429
Impactos negativos
La introducción de especies exóticas acuáticas ha sido
identificada como uno de los riesgos ambientales más
críticos a los que actualmente se enfrentan las especies, los hábitats acuáticos y la biodiversidad en general (Hopkins, 2001). Así, la introducción de especies
exóticas ha estado asociada con la extinción en 54%
de los casos de la fauna acuática nativa mundial (Harrison y Stiassny, 1999), de 70% de los peces de Norteamérica (Lassuy, 1995) y 60% de los peces mexicanos
(Contreras-Balderas, 1999).
Las especies exóticas pueden afectar a las especies
nativas por medio de diferentes mecanismos, entre los
cuales destacan hibridación, competencia directa por
alimento y espacio, destrucción de sustratos de anidación, depredación de huevos y larvas, transferencia de
patógenos, alteración del hábitat de las especies nativas, desplazamiento de especies nativas, alteración de
la estructura de los niveles tróficos, resuspensión de
sedimentos y turbidez en la columna de agua, modificación de los ciclos de los nutrientes e introducción y
transmisión de parásitos y enfermedades (Amador-del
Ángel et al., 2009).
El efecto negativo de muchas de las especies exóticas sobre los ecosistemas nativos en el sureste es todavía especulativo más que demostrado y necesita mayores estudios. Sin embargo, en el Usumacinta, la
introducción de las tilapias en Tabasco está asociada
con el desplazamiento total o parcial de casi 19 especies nativas, de las cuales por lo menos seis son endémicas (Arriaga-Cabrera et al., 2002), y en la laguna de
Chichancanab, Quintana Roo, ha causado la virtual
desaparición del cachorrito boxeador Cyprinodon si­
mus y el declive de otros cinco bolines endémicos de
esa laguna (Fuselier, 2001).
Lo anterior ha generado una serie de controversias,
acerca de si realmente estas especies en particular ocasionan algún tipo de impacto ecológico sobre las especies nativas en la zona, pero hasta el momento se desconoce por completo; sin embargo, se deberían tomar
precauciones al respecto (Espinosa-Pérez y Daza-Zepeda, 2005).
Biológicamente, las especies exóticas de peces están
involucradas en daños que pueden alcanzar incluso la
extirpación de especies nativas en más de 100 localidades dispersas en el país, lo que las hace un componente
importante de los riesgos que amenazan con la extinción a nuestras especies. Ecológicamente, algunas de las
especies introducidas pueden provocar cambios ambientales, como la carpa común, que remueve el lodo,
lo cual aumenta la turbidez y la suspensión de sólidos
disueltos (Zambrano et al. 1998). Los “peces diablo”
(plecos) al anidar cavan madrigueras en las riberas, debilitándolas; ello aumenta la erosión y también pueden
minar pequeñas presas y bordos. En los ámbitos social
y económico, varias de estas especies (carpas, tilapias,
plecos, etc.) han afectado pesquerías importantes, lo
que, a su vez, afecta económicamente a poblaciones ribereñas, provocando daños a sus equipos de pesca (Wakida-Kusunoki et al., 2007) y ocasionando desempleo.
El análisis de riesgo asociado con la introducción,
establecimiento y manejo de estas especies es una medida imprescindible para restringir de manera efectiva
su expansión y controlar sus poblaciones.
Es importante mencionar que tanto en las lagunas
como en los ríos existe la presencia del plecos
(Pterygoplichthys pardalis), que afecta sobre todo las
zonas lagunares por las condiciones hidrológicas y de
cobertura vegetal, que han resultado ser aptas para el
desarrollo de la especie (Wakida-Kusunoki et al.,
2007; Wakida-Kusunoki y Amador-del Ángel, 2008).
En opinión de algunos habitantes de Balancán, los
efectos de la invasión de plecos se aprecian en problemas en las artes de pesca (56%), disminución en
la pesca comercial (25%) y contaminación biológica
(13%). En Tenosique, 40% mencionó daños en las
redes, 40% señaló disminución en la pesca objetivo y
20% no dio información (Barba Macías y Estrada,
2007). A partir de 2007 se ha visto una disminución
en la captura total (90% plecos/10% especies comerciales) de acuerdo con reportes de Cano-Salgado et
al. (2012).
Posibles soluciones
Como respuesta ante las especies invasoras se han desarrollado diferentes medidas para controlar, contener
o erradicar una gran gama de especies exóticas en las
diferentes áreas afectadas en todo el mundo (Zavaleta
et al., 2001). Según Wittenberg y Cock (2001), existen cuatro estrategias principales para lidiar con especies exóticas problemáticas que han establecido poblaciones en un área determinada: la erradicación, la
contención, el control y la mitigación.
Diversos sectores, entre los que destaca el académico, han señalado la necesidad de implementar medi-
430 estado actual de las invasiones de vertebrados
das de prevención y control de especies exóticas. Sin
embargo, apenas se está gestando una política nacional transversal para atender las cuestiones relacionadas con especies introducidas en hábitats naturales. El
marco general actual es más bien restrictivo.
Se requiere la participación de diferentes instancias
gubernamentales y académicas para llevar a cabo acciones estratégicas encaminadas a evitar la entrada de
nuevas especies invasoras, prevenir y contener la expansión de aquellas ya presentes en el territorio nacional y erradicar las que afectan la biota y los ecosistemas del país. Es fundamental que las acciones se
lleven a cabo en función de prioridades determinadas
por el grado de amenaza a nuestra biodiversidad y por
la viabilidad tanto técnica como financiera (Conabio
et al., 2006).
Es claro que la solución no recae en la prohibición
del uso y la erradicación de especies exóticas; de ahí la
necesidad de aplicar programas preventivos en los que
se haga un análisis de riesgo y de que se empleen herramientas como el haccp (análisis de riesgos y puntos críticos de control) para evitar escapes accidentales. Es
necesario privilegiar el desarrollo y la aplicación de opciones de manejo y biotecnologías alternativas que consideren el uso de especies nativas.
En el caso de las especies exóticas acuáticas se requeriría la adopción de la reglamentación internacional vigente sobre aguas de lastre, la cual ha sido puesta en práctica en varios países. Es imprescindible la
adopción de medidas precautorias, como los análisis
de riesgo, para la importación de especies que todavía
no se encuentran en territorio nacional, así como para
las transfaunaciones. En este mismo contexto, es necesario definir listas negras y blancas basadas en la
medida de lo posible en las de países cercanos, para
que así se proteja toda la región ecológica. También es
importante la aplicación de normas por cuenca y en
especial para aquellos cuerpos de agua aledaños a las
áreas naturales protegidas.
Líneas de investigación que deben fomentarse
Las especies invasoras representan una oportunidad
única de investigación desde el punto de vista de la
conservación y para avanzar en la comprensión ecológica de las invasiones. Se debería concentrar en las
fases de introducción e impactos, o la comparación
de las especies nativas y las invasoras para entender
las relaciones de nicho; la fase de establecimiento ha
sido la más atendida y muchos estudios han demostrado que las especies introducidas con mayor frecuenciatienen altas tasas de establecimiento debido
probablemente a la fuerte selección humana basada
en su morfología. La presión de propagación es poco
conocida y probablemente incide en las conclusiones.
Sin embargo, la investigación sobre la fase de establecimiento no debe cesar, pero se debe dar mayor prioridad a las investigaciones de la fase de introducción
(Puth y Post, 2005). Los datos sobre transporte, venta, liberación y escape de peces de agua dulce en el
medio silvestre son necesarios. La introducción de
peces no autorizados e ilegales (García-Berthou y Moreno-Amich, 2000; Rahel, 2004) debería recibir más
atención, tanto desde la investigación académica (por
ejemplo, la frecuencia, la fuente y los tipos de transportes y liberaciones) como de los organismos gubernamentales (mecanismos para reducir estas introducciones). A pesar de la considerable atención que
reciben las especies invasoras, se tienen pocos datos
disponibles sobre su dispersión y dinámica de población y sobre sus impactos ecológicos (y de las nativas), por lo que sus efectos sobre las poblaciones nativas, las comunidades y los ecosistemas son en gran
medida desconocidos (Parker et al. 1999; Simberloff,
2006). Las invasiones son fundamentalmente procesos al nivel de población, pero que rara vez se estudian como tales (Sakai et al. 2001; Peterson et al.
2002). Poco se sabe sobre los impactos de la mayoría
de las especies invasoras sobre las especies nativas y
en el funcionamiento del ecosistema (Levine et al.
2003; Dukes y Mooney, 2004). Estudios más observacionales y experimentales sobre la ecología de poblaciones y el impacto de especies invasoras se necesitan con urgencia. La información sobre los efectos
ecológicos que contiene la Base de Datos sobre Introducciones de Especies Acuáticas (dias) necesita ser
actualizada, y otras como FishBase han mejorado mucho referenciando los impactos ecológicos y brindando información objetiva sobre los impactos ecológicos de las especes invasoras. Por último, también se
necesita una mayor integración de enfoques, como el
análisis de las características del ciclo de vida de las
especies invasoras a lo largo de un espacio (por ejemplo, la latitud) o en múltiples escalas, y la exploración
de las hipótesis que incorporan características de ambos, el invasor y el sistema receptor (Ricciardi y Atkinson, 2004).
peces invasores en el sureste de méxico 431
CONCLUSIONES
Las especies no nativas de peces de agua dulce no están consideradas en los planes de manejo de las áreas
protegidas del sureste de México. Dichas especies son
una amenaza significativa para la biodiversidad nativa, pero las introducciones (especialmente de cíclidos
y carpas) representan beneficios socioeconómicos. En
este escenario, los esfuerzos en el control y erradicación de las especies no nativas deben llevarse a cabo
paralelamente a la propuesta de opciones viables para
asegurar los ingresos de las poblaciones que viven de
estos recursos.
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