EL SINDICALISMO SOCIALISTA EN EUSKADI (1947-1985) De la militancia clandestina a la reconversión industrial COLECCIÓN HISTORIA BIBLIOTECA NUEVA Dirigida por Juan Pablo Fusi Manuela Aroca Mohedano EL SINDICALISMO SOCIALISTA EN EUSKADI (1947-1985) De la militancia clandestina a la reconversión industrial Presentación de Jesús Pérez BIBLIOTECA NUEVA FUNDACIÓN FRANCISCO LARGO CABALLERO grupo editorial siglo veintiuno siglo xxi editores, s. a. de c. v. siglo xxi editores, s. a. CERRO DEL AGUA, 248, ROMERO DE TERREROS, GUATEMALA, 4824, 04310, MÉXICO, DF C 1425 BUP, BUENOS AIRES, ARGENTINA www.sigloxxieditores.com.mx www.sigloxxieditores.com.ar salto de página, s. l. biblioteca nueva, s. l. ALMAGRO, 38, ALMAGRO, 38, 28010, MADRID, ESPAÑA 28010, MADRID, ESPAÑA www.saltodepagina.com www.bibliotecanueva.es editorial anthropos / nariño, s. l. DIPUTACIÓ, 266, 08007, BARCELONA, ESPAÑA www.anthropos-editorial.com AROCA MOHEDANO, Manuela El sindicalismo socialista en Euskadi (1947-1985) : de la militancia clandestina a la reconversión industrial / Manuela Aroca Mohedano; presentación de Jesús Pérez. – Madrid : Biblioteca Nueva, 2013. 408 p. ; 64 il.; 24 cm. – (Colección Historia Biblioteca Nueva) Contiene índice onomástico 1. Historia del País Vasco 2. Política 3. Persecución política 4. Trabajo HBJD 1DSER 946.015 32 JP 323.28 JPVR 331 KCF Cubierta: A. Imbert Fotografía de Cubierta: Manifestación del Primero de Mayo de 1979 en Vizcaya. Archivo fotográfico UGT-Euskadi La publicación de este libro ha sido posible gracias a la colaboración del Ministerio de la Presidencia. © Manuela Aroca Mohedano, 2013 © Editorial Biblioteca Nueva, S. L., Madrid, 2013 Almagro, 38, 28010 Madrid (España) www.bibliotecanueva.es editorial@bibliotecanueva.es © Fundación Francisco Largo Caballero, Madrid, 2013 Antonio Grilo, 10, 28015 Madrid www.ugt.es/fflc fflc@cec.ugt.org ISBN: 978-84-9940-612-1 Edición digital Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con la autorización de los titulares de propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y sigs., Código Penal). El Centro Español de Derechos Reprográficos (www.cedro.org) vela por el respeto de los citados derechos. ÍNDICE SIGLAS ................................................................................................................................. 11 PRESENTACIÓN, Jesús Pérez ................................................................................................. 13 INTRODUCCIÓN ...................................................................................................................... 15 Testimonios .................................................................................................................. 21 CAPÍTULO I.—LA DÉCADA DE LOS 50 Y LAS CARACTERÍSTICAS DIFERENCIALES DEL UGETISMO Y DEL SOCIALISMO EN EL PAÍS VASCO ................................................................................. 27 Testimonios .................................................................................................................. 61 CAPÍTULO II.—EL SINDICALISMO SOCIALISTA VASCO Y EL NACIMIENTO DE UNA NUEVA TIPOLOGÍA DE MOVIMIENTO OBRERO (1962-1969) ............................................................................ 79 Testimonios .................................................................................................................. 113 CAPÍTULO III.—EL TARDOFRANQUISMO EN EUSKADI (1970-1975): DE LA CONSOLIDACIÓN DE UGT EN EL PAÍS VASCO A LA RECONSTRUCCIÓN EN TERRITORIO NACIONAL ........................ 141 Testimonios .................................................................................................................. 181 CAPÍTULO IV.—EL DESPEGUE, 1975-1978 ............................................................................ 207 Testimonios .................................................................................................................. 247 CAPÍTULO V.—RECONSTRUCCIÓN, NEGOCIACIÓN, CONSOLIDACIÓN ............................................ 271 Testimonios .................................................................................................................. 329 BIBLIOGRAFÍA ....................................................................................................................... 361 RELACIÓN DE FUENTES ORALES. ARCHIVO ORAL DEL SINDICALISMO SOCIALISTA ....................... 365 ÍNDICE ONOMÁSTICO .............................................................................................................. 369 [9] Siglas ABI AFFLC AFL-CIO AHM AHV AISS AIT AMI ANE ANV ASE ASO AST ASU CEOE CES CFDT CIA CIOSL Acuerdo Básico Interconfederal Archivo de la Fundación Francisco Largo Caballero American Federation of Labor and Congress of Industrial Organizations Altos Hornos del Mediterráneo Altos Hornos de Vizcaya Administración Institucional de Servicios Socioprofesionales Asociación Internacional de los Trabajadores Acuerdo Marco Interconfederal Acuerdo Nacional de Empleo Acción Nacionalista Vasca Alianza Sindical Española Alianza Sindical Obrera Acción Sindical de Trabajadores Agrupación Socialista Universitaria Confederación Española de Organizaciones Empresariales Confederación Europea de Sindicatos Confederación Francesa Democrática del Trabajo Agencia Central de Inteligencia (Central Intelligence Agency) Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres CISC CMT CNS CNT CC.OO. COS CSUT DGB EE ELA-STV ESB ESEI ETA FAI FETE FGTB FITCM [11] Confederación Internacional Sindical Cristiana Confederación Mundial del Trabajo Confederación Nacional de Sindicatos Confederación Nacional de Trabajadores Comisiones Obreras Coordinadora de Organizaciones Sindicales Confederación de Sindicatos Unitarios de Trabajadores Deutscher Gewerkschaftsbund Euskadiko Eskerra Eusko Langilen AlkartasunaSolidaridad de Trabajadores Vascos Euskadiko Sozialisten Batasuna Euskal Sozialistak Elkartzeko Indarra Euskadi ta Askatasuna Federación Anarquista Ibérica Federación Estatal de Trabajadores de la Enseñanza (de UGT) Federación General del Trabajo de Bélgica Federación Internacional de Trabajadores de la Construcción y la Madera FITIM Federación Internacional de Trabajadores de Industrias Metalúrgicas FLP Frente de Liberación Popular FNJSE Federación Nacional de Juventudes Socialistas de España FO de ETA Frente Obrero de ETA FOC Frente Obrero Catalán FOGASA Fondo de Garantía Salarial FPI Fundación Pablo Iglesias FRAP Frente Revolucionario Antifascista y Patriota FSM Federación Sindical Mundial FST Federación Sindical de Trabajadores HB Herri Batasuna HOAC Hermandad de Obrero de Acción Católica INI Instituto Nacional de Industria IUSY Unión Internacional de Juventudes Socialistas JOC Juventud Obrera Cristiana KAS Koordinadora Abertzale Sozialista LAB Langile Abertzaleen Batzordeak (Comisiones de Obreros Patriotas) LCR (o LKI en siglas en euskera) Liga Comunista Revolucionaria/ Liga Komunista Iraultzailea MCA-UGT Federación del Metal, Construcción y Afines de UGT MCE (o EMK en siglas en euskera) Movimiento Comunista de Euskadi/ Euskadiko Mugimendu Komunista OIT Organización Internacional del Trabajo ORT Organización Revolucionaria de Trabajadores OSE Organización Sindical Española OSO Oposición Sindical Obrera PCE Partido Comunista de España PNV Partido Nacionalista Vasco PSE-PSOE Partido Socialista de Euskadi PSOE Partido Socialista Obrero Español SOC Solidaridad de Obreros de Cataluña SOCC Sindicato de Obreros Cristianos de Cataluña SOV Solidaridad de Obreros Vascos SPD Partido Socialdemócrata Alemán (Sozialdemokratische Partei Deutschlands) SPRI Sociedad para la Promoción y Reconversión Industrial SU Sindicato Unitario TOP Tribunal de Orden Público TUC Trade Union Congress UCD Unión de Centro Democrático UGT Unión General de Trabajadores USO Unión Sindical Obrera [12] Presentación La Fundación Francisco Largo Caballero presenta este libro sobre la historia de la Unión General de Trabajadores en Euskadi, con el ánimo de cubrir un vacío historiográfico sobre el movimiento obrero y el sindicalismo socialista en un lugar y en un tiempo trascendentes para nuestra historia reciente. Este trabajo es el resultado de un largo proceso de investigación que ha sido posible gracias al apoyo del Ministerio de la Presidencia. Durante los últimos seis años, hemos podido realizar una recuperación de fuentes orales que ha sido decisiva a la hora de investigar la trayectoria del sindicato socialista durante el franquismo y la transición en España y, especialmente, en un territorio como Euskadi que, durante años, se convirtió en un enclave de resistencia para las organizaciones antifranquistas, duramente reprimidas por el régimen de Franco. Todo ello ha tenido cabida en las correspondientes convocatorias anuales de subvenciones destinadas a actividades relacionadas con las víctimas de la Guerra Civil y del franquismo, sin cuya existencia no hubiéramos podido realizar tan necesaria tarea. Nuestro agradecimiento debe extenderse también a las decenas de militantes y dirigentes ugetistas que han colaborado en este proyecto, aportando su experiencia y su interpretación del pasado. Su desinteresada aportación ha permitido llevar a cabo la investigación que ahora presentamos y permanecerá a disposición de los futuros investigadores en el archivo que custodia nuestra Fundación. Por todo ello, hemos querido reservar un lugar muy destacado para sus testimonios de primera mano en el presente libro. A todas las personas que han sido entrevistadas y a aquellas que han colaborado de una u otra forma, bajo de la dirección de Manuela Aroca, queremos expresarle nuestra deuda y nuestro compromiso de continuar trabajan[13] do en la permanente reelaboración y reinterpretación de la historia del sindicalismo socialista, como hemos venido haciendo desde hace ya treinta y cinco años. JESÚS PÉREZ Presidente de la Fundación Francisco Largo Caballero [14] Introducción Hace años que la Fundación Francisco Largo Caballero viene trabajando en el estudio de la historia del movimiento obrero en España, en una ya tradicional línea de investigación sobre la trayectoria histórica de la Unión General de Trabajadores. No en vano la Fundación es depositaria del archivo histórico de la UGT, lo que constituye una de sus principales razones de ser. Ambos aspectos —investigación histórica y custodia documental— se han visto reforzados en los últimos años con la puesta en marcha de un proyecto de recuperación de fuentes orales sobre la historia del sindicalismo socialista español, que abarca los períodos de Segunda República, Guerra Civil, franquismo, transición y consolidación democrática1. El proceso de búsqueda, recogida y análisis de testimonios orales ha contribuido a una considerable ampliación de las fuentes disponibles y ha permitido, en buena medida, abarcar nuevos aspectos de la historia del sindicalismo socialista. Estos recursos abren nuevos campos especialmente para el período del franquismo y la clandestinidad, cuya investigación ha estado siempre muy marcada por la carencia de documentación de archivo relativa a las organizaciones en el interior de España. Por otra parte, hace tres años que la Fundación Francisco Largo Caballero trabaja en un proyecto de I + D sobre la reconstrucción del sindicalismo socialista, durante el tardofranquismo, la transición y los primeros momentos de la 1 Este proyecto ha sido posible gracias a la ayuda del Ministerio de Presidencia. Los trabajos se han visto favorecidos por las subvenciones para la recuperación de la memoria histórica de las víctimas de la Guerra Civil y el franquismo, desde 2007 hasta 2012. La edición de este libro y la realización de algunas de las entrevistas han sido financiadas por este Ministerio, en su convocatoria para el año 2012. [15] democracia2. En esta investigación ha primado, entre otros aspectos, el estudio de la reconstrucción de la Unión General de Trabajadores en los territorios que componen la geografía española. Indudablemente, en el análisis historiográfico se hacía patente la necesidad de incidir en el desarrollo de esta central sindical en el ámbito geográfico de Euskadi3, ya que la escasez de estudios históricos sobre esta materia no hacía justicia a la importancia que la militancia vasca había tenido en su contribución a la supervivencia durante el franquismo del movimiento obrero en Euskadi y en el resto del Estado. Por otra parte, llegadas la Transición y la democracia, el sindicato socialista se desarrollará en unas circunstancias características en territorio vasco, nacidas de su propia historia y de la especificidad del entorno general en el que se desarrolló. Euskadi es, sin duda, un territorio clave para la Unión General de Trabajadores. No solo porque la fuerte industrialización de la zona permitió el desarrollo de un potente movimiento obrero en el que los socialistas participaron con decisión, sino porque esta región fue la cuna y el embrión que contribuyó a expandir por el resto de España una organización socialista que había resultado fatalmente herida por el franquismo. Sin embargo, el vacío historiográfico en relación a la Unión General de Trabajadores en Euskadi era manifiesto. Salvo los estudios de José Antonio Pérez sobre la cultura política socialista y los trabajos más generales enmarcados en la historia del movimiento obrero —entre los que podemos destacar también los de José Antonio Pérez y José Ibarra— que no abordan específicamente la trayectoria de la Unión General de Trabajadores, apenas encontramos un desarrollo de esta temática, pese a la importancia que reviste. Para emprender este trabajo hemos contado con tres fuentes primarias fundamentales: el archivo histórico de la Unión General de Trabajadores, que custodia la Fundación Francisco Largo Caballero; las fuentes orales, recuperadas a lo largo de más de cinco años de trabajo; y la cesión de materiales de archivos privados, aportados generalmente por los protagonistas de los acontecimientos4. En el primer grupo de fuentes, es de destacar la importancia que revisten los magníficos fondos que la Unión General de Trabajadores generó durante la permanencia de su dirección en el exilio. Esta documentación tiene 2 Proyecto de I + D subvencionado por el Ministerio de Ciencia e Innovación (hoy Ministerio de Economía y Competitividad) HAR2009-08294, «La reconstrucción del sindicalismo socialista (1970-1994)», cuya investigadora principal es la autora de este libro. 3 Incluimos en este estudio sobre Euskadi, el análisis de la trayectoria de UGT en Navarra, ya que esta provincia perteneció nominalmente a la UGT de Euskadi durante los primeros tiempos de la democracia en España y estuvo, en esos momentos decisivos, muy condicionada por la potente organización en el País Vasco. 4 Quiero agradecer especialmente a Javier Urrutia la cesión de documentación, que pasará a formar parte de los fondos que custodia la Fundación Francisco Largo Caballero; y a Alberto Pérez, quien ya había donado un abultado archivo personal, que se ha visto ampliado con la cesión de nuevos e importantes documentos. [16] la virtualidad de mostrarnos una organización con una fuerte voluntad de supervivencia y permanencia, pese a las circunstancias adversas, y empeñada en el mantenimiento de la preeminencia de los procedimientos organizativos. Su análisis nos permite valorar el apoyo que, en este sentido, prestaron los militantes del País Vasco. Por otra parte, la visión de la clandestinidad, del trabajo en las fábricas y en los centros de trabajo, queda desdibujada en los documentos internos de la organización, pero las fuentes orales han venido a recuperar aspectos sustanciales, que hemos podido reconstruir gracias a la aportación de numerosos militantes. La abundante documentación que la organización empieza a generar a partir del tardofranquismo tampoco ha podido ser aún sistematizada totalmente. Gran parte de ella permanece todavía en manos privadas y se han producido pérdidas de importantes documentos. Las fuentes orales recopiladas entre los protagonistas han venido a paliar algunas de las deficiencias de esos materiales y a complementar la visión interna de una organización en construcción y en desarrollo, en un momento álgido de su existencia. El socialismo fue en Euskadi una de las fuerzas destacadas del movimiento obrero durante el franquismo. Con sus peculiaridades, contribuyó a ampliar y desarrollar la fuerza de una clase trabajadora combativa, en un contexto de represión y desarticulación de cualquier conato de oposición. Las posibilidades que para el desarrollo de la oposición al régimen ofrecía una masa trabajadora fuertemente concentrada en lugares como la Margen Izquierda del Nervión en Vizcaya o en algunos enclaves guipuzcoanos como Éibar permitieron el crecimiento de un socialismo en Euskadi, comprometido con sus raíces históricas y con un cariz eminentemente obrerista. Pero los militantes vascos desarrollaron una cultura organizativa y militante muy particular, fruto de numerosas circunstancias, con un sello muy específico. A ese respecto, no solo resulta interesante rescatar la progresiva consolidación de los núcleos ugetistas en la posguerra, sino profundizar en sus formas de contacto, reunión, expansión. Incidir en su cultura de la militancia, en suma, ya que durante años, los vascos fueron el embrión más preparado para representar el socialismo en España. Aunque en territorio asturiano también se dio un importante desarrollo de su militancia, la potencia y la implicación de los socialistas en Euskadi les permitieron formar parte del núcleo dirigente en España. Mantenían una potente relación con la dirección en el exilio y había importantes figuras reconocidas en el socialismo vasco. Ramón Rubial y Antonio Amat, por ejemplo, fueron dos figuras que trascendieron su papel en Euskadi y se comprometieron en la reconstrucción en el ámbito nacional. Más tarde, Nicolás Redondo se convertiría en la figura más destacada del sindicalismo socialista, vasco y español, fundamentalmente a partir de los 70. La represión sobre las organizaciones clandestinas obligó a unas estrategias de supervivencia que los socialistas manejaron durante el franquismo y que se ramificaron en sus actitudes en las fábricas, en las reuniones políticas y en su relación con las autoridades gubernamentales. Los socialistas emplearon [17] durante el franquismo su experiencia en cárceles, centros de redención de pena por el trabajo y destierros para extender y consolidar su organización, con la siempre presente consigna de no exponer a sus militantes a riesgos innecesarios. Por otra parte, los vascos, como correspondía a su posición preeminente dentro de las organizaciones, fueron un puntal clave dentro del proceso de renovación en el que se embarcaron estas a la altura de 1971, imprescindible en la preparación de partido y sindicato para convertirse en organizaciones de masas durante el período democrático. Este aspecto, escasamente analizado en los estudios monográficos, va a situar aún más en posiciones privilegiadas a los hombres de Euskadi, contactando con otras zonas de España, con organizaciones nacionales extranjeras o internacionales y, en definitiva, en primera línea de la reconstrucción del sindicalismo socialista. En el contexto de la transición política su definición como organización de ámbito estatal se convierte en fundamental en Euskadi. En un escenario de reivindicación del nacionalismo vasco, profundamente condicionado por la irrupción de la violencia terrorista en la sociedad vasca, el sindicalismo socialista inicia un proceso de consolidación en torno al final del franquismo. Se conjugan, entonces, aspectos como la necesidad de configurar un modelo sindical que asegure las libertades y garantías democráticas para los trabajadores en el seno de las empresas y que, además, beneficie a la tipología de estructura que la UGT ha adoptado. En Euskadi, se suma, además, la peculiaridad de la existencia de un sindicalismo nacionalista, que impondrá, por su propia existencia, una serie de particularidades muy destacables a la hora de analizar la evolución histórica del sindicalismo en el País Vasco. Reflexiones sobre el peso de la identidad nacional en su definición como organización obrera, la relación entre el partido y el sindicato, o la pugna interna que provocó en la UGT la llegada de los militantes procedentes de USO (Unión Sindical Obrera), marcarán una parte de la historia del sindicato socialista durante la transición. En esa etapa, el sindicato tiene que convertir una histórica tradición militante en el sostén del aparato de una organización de masas, y es en ese momento cuando se produce un impasse en la trayectoria de la organización: el sindicato atravesará durante estos años una crisis en la que se suman aspectos como la lucha por el control de la dirección entre sectores de la Margen Izquierda de la ría del Nervión o el grupo guipuzcoano; o la estructuración en determinadas zonas de corrientes organizadas dentro del sindicato que, como en Álava, incluso coparán la dirección provincial, propiciando durante años una situación inestable y relativamente conflictiva con los aparatos de dirección nacional y regional. La cuestión de la «autonomía» respecto al partido va a encontrar en el sindicato en Euskadi su primera formulación. Un debate que se había planteado nominalmente en el XXX Congreso Confederal de UGT, pero que alcanzará peso real en el resto de España solo a partir de la segunda mitad de los años 80, [18] tendrá su primer desarrollo en territorio vasco. Indudablemente, en Euskadi el socialismo en general tenía un fuerte componente sindical. El sindicato influía sobremanera en la trayectoria política porque concentraba una militancia muy potente, con centro en Vizcaya y específicamente en la Margen Izquierda. La posición de los militantes, profundamente sindicalizados, influía decisivamente durante los primeros años de la transición en las líneas políticas del PSOE. Por lo tanto, no solo el partido podía influir en el sindicato, sino que el peso de la militancia obrera y sindical dentro del partido era clave y estas consideraciones fueron muy pronto valoradas en el seno de las dos organizaciones, abriendo un debate en el que fueron pioneras en el resto del país. La reorganización de todas las estructuras, la creación de los núcleos provinciales, la instauración de federaciones de industria y la comarcalización, la participación de UGT en la negociación colectiva de empresas industriales con miles de afiliados, el encaje de Euskadi en una estructura superior, embarcada en procesos como la concertación nacional, serán aspectos que el sindicato tendrá que sustanciar a lo largo de los primeros años de la década de los 80. Pero la demostración de una madurez organizativa, estratégica e incluso técnica se logrará cuando el sindicato asuma una decisiva aportación a la estabilidad democrática negociando, apoyando y materializando el proceso de reconversión industrial, que transformará de una forma muy importante las estructuras empresariales en Euskadi, afectando a una gran capa de población trabajadora. En este libro hemos querido mantener en primera línea también la voz de los protagonistas. Junto al estudio histórico, se escuchan los testimonios de los implicados en estas fases de la historia de la Unión General de los Trabajadores. Los documentos de archivo y hemeroteca pueden aportar información muy valiosa para la reconstrucción y el análisis de nuestra historia pero no pueden transmitir en toda su intensidad el latido vital de las organizaciones, que hemos aprendido a identificar a medida que oíamos hablar a sus protagonistas. Se incluye, por ello, una selección de fragmentos de estos testimonios que tocan aspectos muy importantes para el desarrollo de la Unión General de Trabajadores en Euskadi. Son solo una mínima parte de las muchas horas que hemos empleado en conversar con los protagonistas de esta historia. A todos ellos, quiero personalmente ofrecerle mi más profundo agradecimiento, porque sin su colaboración hubiera sido imposible reconstruir la historia de UGT en Euskadi, y porque su aportación quedará a disposición de futuros investigadores, futuros proyectos y futuras interpretaciones, en un proceso permanente de creación y recreación de la historia del movimiento obrero y de la aportación en él del sindicalismo socialista. Me gustaría agradecer especialmente la colaboración de Nicolás Redondo y Antón Saracíbar, que, en su calidad de militantes vascos y dirigentes regionales y nacionales, no solo han contribuido a esta publicación con sus imprescindibles testimonios, sino con la lectura previa de este texto y con un conjun[19] to de observaciones, sugerencias y aportaciones nacidas a la luz de esa lectura. Y por supuesto, a todos los compañeros de la Fundación Francisco Largo Caballero, entre los que incluyo, por descontado a Manuel Simón, que ha prestado su generosa ayuda en la búsqueda de material gráfico. También a Dámaso Casado, actual secretario general de la UGT de Euskadi, y su equipo de colaboradores y entre ellos, muy especialmente a Marian Jáuregui, sin cuya colaboración hubiera sido imposible acceder al magnífico fondo fotográfico que custodia la UGT de Euskadi. Todos ellos han prestado un imprescindible aliento para la realización de esta investigación, que no hubiera visto la luz sin su desinteresada contribución. [20] Testimonios EL HECHO DIFERENCIAL DEL PAÍS VASCO DURANTE EL FRANQUISMO: LA INDUSTRIALIZACIÓN Y LA CONCENTRACIÓN OBRERA NICOLÁS REDONDO.—En la Margen Izquierda había una gran tradición del Partido Socialista y de la UGT. Todo el mundo recordaba allí las visitas de Pablo Iglesias y un líder indiscutible en el País Vasco era Indalecio Prieto. Por lo tanto, había una gran tradición socialista. Y había también un poso de rebeldía, un poso revolucionario ¿no? Hombre, la primera huelga se hizo en 1890 y fueron desde la zona minera hasta Bilbao andando. (...) Y siempre ha habido también un movimiento obrero muy duro. A diferencia de otras provincias, el movimiento obrero en Vizcaya ha sido muy duro. Ha sido, yo diría, muy proletario, valga la palabra. Y eso dejó huellas, dejó marcadas realmente a varias generaciones ¿no? La ría del Nervión era un ejemplo, desde luego, y yo creo que La Naval, en ese sentido, era una especie de punta de lanza. Y catalizaba muchas de las preocupaciones, de las protestas que se daban en esa zona. Nicolás Redondo, entrevista realizada por Alicia Alted (2) ALBERTO PÉREZ.—[En] Vizcaya [era donde] se cocían las cosas. Toda la fuerza digamos obrera, sindical potente estaba en la Margen Izquierda, en Vizcaya. No estoy hablando ya de Basauri que podría ser un poco Margen Izquierda pero más arriba, estamos hablando de la Margen Izquierda del Nervión. Guipúzcoa era otra cosa: los valles, las empresas, algunas importantes empresitas pero no era lo mismo, ahí estaba la parte de Ermua, Éibar. En Guipúzcoa era muy importante la máquina herramienta, máquinas de coser, armas, armería, lo que sería la pequeña, mediana o pequeña indus[21] tria. Y en Álava había algunas empresas importantes, como Forjas, pero era también un páramo, su cinturón industrial tiene poco más. Álava es la meseta, digamos, en todos los sentidos. Entonces todo lo que se cocía, se cocía en la Margen Izquierda. ¿Por qué? Pues como se cocería en Asturias en las zonas mineras y en las zonas del hierro y el acero en Avilés y en Gijón, porque había masa. No hay más, no hay otro misterio. No es que fueran súper hombres, pero el sindicalismo crece, se sitúa y presiona donde hay masa de trabajadores. Alberto Pérez, entrevista realizada por Manuela Aroca RAMÓN JÁUREGUI.—Esa cuenca industrial que es Éibar, que es una república en sí misma, es un lugar con una idiosincrasia muy potente. No olvidemos que Éibar ha tenido la experiencia republicana más incipiente, el 14 de abril del treinta y uno celebró la República la noche anterior a que se proclamara. Es una idiosincrasia ligada a pequeños talleres, son portales de las fábricas donde hay ajustadores de calibres de rifle para hacer escopetas, es una cuenca industriosa, industrial, donde todo son emprendedores, donde el cooperativismo de las máquinas de coser Alfa ha estado muy presente desde comienzos del siglo XX. Es otro mundo. No, no tiene que ver con lo que diríamos la gran organización obrera y anticapitalista de la Margen Izquierda. Es otra cosa, es socialismo de familia, es una cultura cooperativa y sindical en la que el interés común está mucho más presente que la lucha de clases. (...) Yo creo que la mezcla del socialismo eibarrés, del socialismo de la Margen Izquierda, el obrerismo de La Naval, de Altos Hornos de Vizcaya, de General Eléctrica, de las grandes fábricas de allí y el socialismo donostiarra de los Benegas, Múgica, Iparaguirre, Maturana, Jáuregui, Aristondo, en fin, del grupo de abogados que habíamos quedado, hicimos una mezcla de un socialismo bastante potente y de un sindicalismo formidable. Esa mezcla va unida a la tradición de un socialismo vasco muy asentado. No hay que olvidar que la UGT nació en las minas también, quiero decir, no solo en las tipografías de Madrid, la UGT realmente nace en las minas de Somorrostro, donde están los obreros. Hay que leer, por ejemplo, una maravillosa novela de Pinilla que se titula Verdes valles, montañas rojas5, o algo así, que cuenta la historia de los mineros a finales del siglo XIX en aquella zona, y cuenta la existencia de unos sindicalistas que organizaron las primeras grandes huelgas en Bilbao, 1890, 1895, 1900 para la mejora de las condiciones de trabajo. Aquello ha marcado a la UGT y al socialismo español, casi, casi como las minas del carbón en Asturias, ¿no? (...) En fin, y los que estuvimos por allí junto a ese sindicalismo de la Margen Izquierda, a ese socialismo eibarrés, muy íntegro, muy honesto, muy auténtico, eso formaba una potencia política muy grande, ¿no?, y de hecho ha dado resultados muy notables, es evidente. Ramón Jáuregui, entrevista realizada por Juan Carlos Collado 5 Ramiro Pinilla, Verdes valles, colinas rojas. [22] ALBERTO PÉREZ.—[Pesaba] la tradición familiar, como te contaba antes, pues muchos jóvenes continuábamos la senda de padres, abuelos. El abuelo trabajaba en Altos Hornos, quizá el bisabuelo, el hijo, todo eso era así, ¿no?, y el hijo entraba a trabajar en alguna de las grandes empresas de la zona. Solo las fábricas que rodeaban Sestao, ahí trabajaban 40.000 trabajadores directos, 40.000. Alberto Pérez, entrevista realizada por Manuela Aroca NICOLÁS REDONDO.—En función de la composición de las plantillas, donde había mucho profesional, había muchos oficiales —oficiales torneros, oficiales fresadores— existía más capacidad de protesta. Se decía muchas veces que Altos Hornos era la empresa menos combativa. Había una razón y es que allí se daba un porcentaje muy elevado de especialistas que habían entrado de peones y con el tiempo se habían especializado pero que no tenía ningún oficio y, si eran despedidos, tenían mayores dificultades para encontrar otro trabajo. Mientras que si había una huelga en La Naval o en la Babcock Wilcox o en la General y despedían a alguno, automáticamente buscaba trabajo dentro de las empresas. O sea, había una mayor capacidad de protesta en función del grado de seguridad en encontrar trabajo de nuevo. En mi recuerdo, las empresas más combativas eran La Naval, la General Eléctrica y la Babcok Wilcox. Luego había también otra empresa en la que también había capacidad de protesta que era Euskalduna. Pero La Naval siempre estaba entre las empresas más combativas. Nicolás Redondo, entrevista realizada por Rubén Vega (1) NICOLÁS REDONDO.—Yo creo que a diferencia de lo que sucedió en otras regiones, la UGT y el Partido Socialista nunca desaparecieron de Euskadi. [La organización] Tuvo altibajos, fue muy represaliada, pero nunca dejó de existir, siempre se mantuvo con más o menos fuerza, siempre se mantuvo. Esto nos obligó, durante algunas etapas, a asumir la responsabilidad —muchas de las veces, sin quererlo— de la dirección del partido y de intentar desplegarnos a otras zonas de España para intentar reorganizar al partido. Y muchas veces, como digo, viajábamos. Viajábamos a Cataluña, viajábamos a Valencia, viajábamos a Madrid. Y había experiencias de todo tipo. A veces habías conseguido estabilizar un grupo determinado y después de una temporada te enterabas de que ese núcleo había desaparecido. Era una labor como la de Penélope, tejer y destejer permanentemente. Nicolás Redondo, entrevista realizada por Alicia Alted (2) LA REPRESIÓN DE LOS AÑOS 40. HIJOS DE SOCIALISTAS Y DE REPRESALIADOS NICOLÁS REDONDO.—Después de la Guerra Civil el pasar por el cuartel de la Guardia Civil era algo como pasar por la Gestapo (...). Y allí, en el País Vasco, además estaba el problema nacional, que hacia aumentar la represión por parte del régimen de Franco, [23] RUBÉN VEGA.—¿La Guardia Civil representaba la represión más que ningún otro cuerpo? N. R.—Sí. (...) Yo creo que la violencia estaba muy inculcada en todos los cuerpos. Cuando veías a la Guardia Civil y pasabas de largo, un poco distraído, te pegaban la bronca porque no habías dicho buenas noches. Y cuando había detenciones, ya no te digo. Mucha gente suspiraba para que le cogiera la policía en lugar de la Guardia Civil. (...) Era un contexto de un puro fascismo, una situación sombría en esos pueblos. El ambiente estaba ensombrecido, como te digo, por la actuación de los falangistas y los requetés. Si tocaba la banda de música, tenías que pararte y saludar al estilo fascista, y si ibas al cine, antes de empezar, todo el mundo de pie y saludando a estilo fascista. En aquel contexto entré [a trabajar en La Naval] en el 43, era una situación en la que verdaderamente había hambre. Yo tenía a mi abuela que tenía una pequeña tienda y por eso no llegamos a esa situación tan extrema. Pero, en general, se pasaba hambre. Yo recuerdo que en la propia Naval, a veces, alguno ponía a calentar alguna cosa de comida en la caldera y, si se descuidaba, se lo robaban. Nicolás Redondo, entrevista realizada por Rubén Vega (1) ALICIA AYALA.—Y por parte de mi padre, el abuelo ya era de UGT, por algunas cosas que contaba, y los dos participaron..., los dos y el hermano participaron en la Guerra Civil. (...) Sé que mi padre estuvo en el batallón de Baracaldo y el tío, que le hirieron en seguida, era de las Juventudes Unificadas. (...) MANUELA AROCA.—¿Y recuerda usted que su padre tuviera amigos implicados políticamente o sindicalmente? A. A.—¿Sabes? En casa hasta un momento determinado yo veía gente que entraba, que salía, que eran simplemente amistades de mi padre, él estuvo un año enfermo con tuberculosis y venía gente. Él me lo dijo ya cuando yo tenía 15 años, 14 ó15 años. Alicia Ayala, entrevista realizada por Manuela Aroca PEDRO LUIS PIÑEIRO.—Mi padre era afiliado a la Unión General de Trabajadores y al Partido Socialista, y eso siempre ha estado presente en casa. Se hablaba muy poco, como ocurría después del golpe de Estado de los nacionales, se hablaba poco. Pero yo siempre veía que mi padre que se inclinaba, oíamos Radio Pirenaica, la oíamos de vez en cuando, lo poníamos muy bajito, ¿no? (...) Estuvo en el frente, sí, estuvo en el frente de Bilbao. Bilbao cayó pronto, Bilbao aguantó once meses, cayó en junio del 37. Entonces, estuvo en lo más duro de lo que pasó en Bilbao, la famosa cárcel de Larrínaga, ¿no?, y el cinturón, el cinturón de acero de Bilbao. Cayó pronto y lo cogieron prisionero, pero antes tuvo tiempo de meter a su hermano y a su cuñada en un barco, porque yo tengo tres primos en Méjico. (...) Contaba poco, pero estuvo primero en la cárcel de Larrínaga, que es donde los metían y luego estuvo en un barco, en un barco prisión, que me acuerdo que una vez me lo enseñó. (...) Tuvo condena de muerte. Luego cadena perpetua. La pena de muerte, se la cambiaron por cadena perpetua. [24] (...) Y luego lo mandaron al batallón de trabajadores y después tuvo que hacer la mili, porque sabes que se tenía que hacer la mili con los nacionales, y por alguna circunstancia, pues no sé si luego lo extrañaron a las zonas de Teruel y allí entró a trabajar a Altos Hornos de Vizcaya de Sagunto. Él y muchos vascos más, porque hubo muchos vascos que los exiliaron y otros fueron a desarrollar la industria del acero en Sagunto. Pedro Luis Piñeiro, entrevista realizada por Manuela Aroca ALBERTO PÉREZ.—La abuela que no conocí fue la madre de mi padre, Ana Naranjo Marín. Era de Alcolea del Río, de Sevilla, militante del Partido Socialista Obrero Español. Yo creo que era una activista de la Casa del Pueblo y a ella la fusilaron. Comentaba antes que hay un libro donde dice que cuando entraron las tropas de Franco en Vizcaya, se llevaron por delante a todos los que pudieron, también mujeres. Dicen que fusilaron a quince mujeres en Vizcaya. Bueno, pues una es ella. (...) Mi padre [Gonzalo Pérez Naranjo] estuvo detenido varias veces. (...) Estuvo en el [Batallón] Primero Meabe y luego los detuvieron. Sé que estuvo preso (...) en la plaza de toros de Gijón, yo creo que tuvieron también otra caída y los tuvieron en Segovia. Estuvo también en un campo de concentración en Guadalajara, creo que pasó por el de Miranda de Ebro, y tal. Y ya cuando le soltaron vino para casa y le llamaron al servicio militar. Entonces lo metieron en un batallón de castigo, un batallón de trabajadores. Estuvo en Tarifa. (...) Entre la guerra, entre el campo de concentración o batallón de trabajadores, pues sí, yo creo que hasta el 42 [estuvo preso]; y luego, bueno, estaba fichado. También tengo aquí una ficha de la policía, por activista o militante socialista. (...) Una [de las detenciones] no la recuerdo, porque le detuvieron en el 50 y ya fue a la cárcel de Larrínaga (...) Y luego otra que yo vi, en el 60, también le llevaron a la cárcel. Él era activista, sí, sí, él era activista; en una de ellas les pilló la Brigada Político Social pegando con una brocha de afeitar, con engrudo, pegatinas y tal. Les hicieron comerse las pegatinas y el engrudo y a la cárcel. Y estos estaba fichados, cualquier cosa que había, ya sabían dónde pillar. Alberto Pérez, entrevista realizada por Manuela Aroca ESTHER CABEZUDO.—[Mi padre se alistó, durante la guerra, en el] Batallón Tomás Meabe, aquí. Él siempre fue de izquierdas. (...) Luego le detuvieron, le detuvieron y le condenaron a muerte. Y entonces los hermanos, que eran de derechas, pues no querían que a un hermano suyo le mataran por rojo y le sacaron de la cárcel. Esther Cabezudo, entrevista realizada por Manuela Aroca ENRIQUE MÚGICA.—Mi padre era violinista y mi padre pertenecía a la UGT y después a Izquierda Republicana, a UGT como violinista y a Izquierda Republicana. Yo tengo también un tío, el hermano de mi padre que era de UGT y del Partido Socialista [25] y después fue detenido y fusilado. (...) Le fusilaron. Él formaba parte del Ejército vasco, y le llevaron a un campo de concentración. Era músico también, pasó a verle un músico fascista, falangista, de San Sebastián también, vio a mi tío en el barracón: «Pero ¿cómo Antonio Múgica está aquí? ¿Pero cómo está aquí?» entonces le sacaron, le llevaron después a la cárcel, le condenaron a muerte. Estaba en la cárcel de San Sebastián y mi madre le llevaba comida y ropa, y un buen día le dijeron: «Ya no hace falta que le traiga usted nada». Y le habían fusilado no sé qué día, lo habían fusilado. Enrique Múgica, entrevista realizada por Juan Carlos Collado NICOLÁS REDONDO.—Era latente que había gente que pertenecía a diversos partidos. Con los sindicatos era menos pronunciado pero te proponían engrosar sus filas (...) Yo estaba muy condicionado por mi propia familia, la orientación de tipo ugetistasocialista de mi padre, del entorno de la casa del pueblo... RUBÉN VEGA.—¿Había en el astillero tradición tanto socialista como comunista de antes de la guerra? N. R.—Sí, había gente que había pertenecido al Partido Socialista, a la Unión General de Trabajadores, y comunistas o nacionalistas por supuesto que también. La representación era muy diversa en ese sentido. Y la contribución de los presos fue importante, porque, claro, después de terminar la contienda y después de normalizarse la situación, hubo muchos que habían estado detenidos que continuaron trabajando en La Naval. R. V.—¿Que reingresan en el astillero al salir de la cárcel? N. R.—No, no, que estando presos, estaban trabajando en la empresa, y cuando termina efectivamente la época de cárcel, en lugar de marcharse a sus pueblos, continúan trabajando allí en la propia empresa. R. V.—¿Gente de fuera del País Vasco? N. R.—Gente de fuera, había santanderinos, en fin, de otras provincias, sí. Nicolás Redondo, entrevista realizada por Rubén Vega (1) [26] CAPÍTULO I La década de los 50 y las características diferenciales del ugetismo y del socialismo en el País Vasco LA HUELGA DEL PRIMERO DE MAYO DE 1947 Y EL ARRANQUE DE LA MOVILIZACIÓN SOCIALISTA El primero de mayo de 1947 se ponía en marcha en Bilbao una conmemoración de la fiesta del trabajo, convocada por la Junta de Resistencia del Gobierno Vasco en el exilio, mediante la cual se solicitaba a los trabajadores la participación en una serie de actos de protesta laboral y política1. La consigna, transmitida de viva voz entre los trabajadores2, contaba con el respaldo de las organizaciones antifranquistas UGT, CNT y STV3. Comenzaba así una de las protestas de mayor seguimiento en la casi inmediata posguerra española. Ese día dejaron de acudir a sus puestos de trabajo una cantidad importante de obreros industriales, en un acto de reivindicación del día de los trabajadores. Empresas tan importantes como Compañía Euskalduna, La Naval, Farle, 1 Sobre la huelga de 1947 puede consultarse José María Lorenzo Espinosa, Rebelión en la Ría, Bilbao, Universidad de Deusto, 1988 y Manuela Aroca Mohedano, «Huelgas obreras durante el franquismo: la movilización ugetista», en Alicia Alted, Manuela Aroca y Juan Carlos Collado (dirs.), El sindicalismo socialista español. Aproximación oral a la historia de UGT (1931-1975), Madrid, Fundación Francisco Largo Caballero, 2010, págs. 214-245. 2 José María Lorenzo Espinosa, Rebelión en la Ría..., pág. 54. 3 AFFLC, 140-018, Artículo «L’Espagne contre le franquisme: après le Catalogne, le Pays Basque». [27] Babcock Wilcox y Altos Hornos de Vizcaya se veían afectadas por el paro, que fue cifrado en 50.000 personas por El Socialista4, y en 27.000, según los datos del Gobierno Civil de Vizcaya. La poca flexibilidad del gobernador civil, Genaro Riestra, que decretó una serie de medidas contra los trabajadores que habían participado en el paro, provocó un movimiento de protesta que se extendió en forma de huelgas durante más de 15 días en las fábricas de Vizcaya y Guipúzcoa. El proceso finalizó con detenciones en cadena y cientos de trabajadores despedidos5. No solo constituyó uno de los primeros movimientos articulados de protesta después de la Guerra Civil —para algunos el último de los que se desarrollaban bajo su signo— sino que, por primera vez, lograba despertar el interés de ciertos observadores internacionales y preparaba a las organizaciones para un nuevo tiempo combativo. En ambas circunstancias, la Unión General de Trabajadores se hallaba totalmente implicada. La dirección del sindicato, asentada en Toulouse y dirigida por Pascual Tomás, se había ido afianzando progresivamente a partir de 1944, fecha de la celebración del I Congreso en el exilio, frente a la opción representada por el grupo ugetista encabezado por Ramón González Peña y José Rodríguez Vega. En esas circunstancias, frente a la represión y con su dirección en el exilio, la Unión General de Trabajadores se enfrentaba en Euskadi con una serie de elementos que daban unas características diferentes a su desarrollo en el País Vasco. El primero de ellos, indiscutiblemente, era la permanencia de un reducto de socialistas que mantenían la tradición anterior a la Guerra Civil, en un entorno ciertamente propicio para ello como era la gran concentración industrial de la ría del Nervión y de otras zonas más dispersamente industrializadas como Éibar o algunas otras de la provincia de Guipúzcoa. Las historias familiares de militantes socialistas en el antifranquismo están repletas de casos en los que la transmisión entre padres e hijos fue la vía más directa de acercamiento a la militancia. Entre ellos, podría citarse a personas que posteriormente ocuparon puestos en la dirección regional o nacional del sindicato durante la transición como Nicolás Redondo, Alberto Pérez, Pedro Luis Piñeiro, Alicia Ayala, Enrique Múgica, Esther Cabezudo y muchos otros sindicalistas6. Esta característica tuvo un especial desarrollo en la concentración industrial de la Margen Izquierda del Nervión. Esta tradición familiar se vio sin duda aumentada en la inmediata posguerra debido a la voluntad de Franco y sus dirigentes económicos de potenciar la 4 El Socialista, núm. 5360, 16 de mayo de 1947, pág. 1. Entrevista a Nicolás Redondo (1 y 2). Todas las entrevistas que se citan a continuación pertenecen al Archivo de la Fundación Francisco Largo Caballero (AFFLC), y las signaturas de cada una de ellas y sus referencias se relacionan completas al final del texto. 6 Entrevistas a Nicolás Redondo (1 y 2), Alberto Pérez, Pedro Luis Piñeiro, Alicia Ayala, Enrique Múgica, y Esther Cabezudo. 5 [28] producción industrial de Euskadi. Con esa intención, los presos políticos pudieron acogerse a la posibilidad de redimir penas de cárcel mediante el trabajo7 en fábricas y empresas industriales vascas. Uno de estos lugares importantes fue La Naval de Sestao8, que se convirtió por diversos motivos en verdadero embrión de un potente movimiento obrero. Por otra parte, la propia concentración industrial específica de Vizcaya era un terreno abonado para la dinámica obrerista de las organizaciones antifranquistas. En este sentido, el Partido Socialista y la UGT mantuvieron en el País Vasco una tradición profundamente arraigada dentro de la concepción más específicamente obrera. Otro de los elementos que permitió una organización eficiente de los socialistas fue su cercanía con el Gobierno de Euskadi en el exilio, desde su propia reconstitución en 1946. Si en el primer Gobierno fueron dos los ministros socialistas incluidos en el Gabinete —Enrique Dueñas y Fermín Zarza—, en el más reducido Gobierno de 1952 sería Paulino Gómez Beltrán, miembro del Comité Central Socialista de Euskadi, el encargado de representar al PSOE durante más de una década, compatibilizando su cargo con una vocalía en la Comisión Ejecutiva de la UGT en el exilio. Como consecuencia, los socialistas también estuvieron representados en el llamado Consejo Delegado o Junta de Resistencia que el Gobierno Vasco tenía en el interior de Euskadi, encargado de activar protestas o movimientos antifranquistas por indicación expresa del Gobierno dirigido por José Antonio Aguirre. Entre sus miembros, a comienzos de la década de los 60 se incorporó Nicolás Redondo, por encargo de Ramón Rubial, con la misión de revitalizar acciones como la que había permitido la realización de la huelga de 1947. Además, la influencia del Comité Central de Euskadi en el exilio permitió la entrada de un vasco, Miguel Armentia Juvete, en la Comisión Ejecutiva de la UGT en 1956 y en la del Partido en 1961. Armentia llegó a ocupar la vicepresidencia del PSOE y la UGT y la vicesecretaría del PSOE avanzada la década de los 60 y principios de los 709. Por otra parte, la propia constitución de la Unión General de Trabajadores de Euskadi en Francia, inmediatamente después de la liberación del territorio francés en la Segunda Guerra Mundial, y la elección de un Comité Central de la UGT de Euskadi en el exilio hicieron posible la reactivación de un plan específico para el País Vasco, ratificado en diversos congresos y plenos celebrados en Francia, con la participación de afiliados vascos del norte de África, Bélgi- 7 Richard Gillespie, Historia del Partido Socialista Obrero Español, Madrid, Alianza Editorial, 1991, pág. 190. 8 Entrevista a Nicolás Redondo (1). 9 Carlos Martínez Cobo y José Martínez Cobo, La travesía del desierto. Intrahistoria del PSOE (1954-1970), Madrid, Pablo Iglesias, 1995, pág. 23. [29] ca, Inglaterra, América o la propia Francia10. Como consecuencia, los ugetistas diseñaron un programa de relaciones con el Gobierno Vasco, con diversas organizaciones del exilio y con el interior. Por otra parte, en 1946 salió a la luz la primera de las publicaciones de un Centro de Estudios Socialistas de Euskadi, impulsado por militantes socialistas, la mayoría de los cuales ocupaban puestos de dirección en el Comité Central, que recogía iniciativas y estudios de vascos sobre diferentes problemas de carácter general y social, entre los que se encontraban aspectos como la interpretación de la historia vasca, la contribución socialista a la mejora social en Euskadi mediante la actuación de los sindicatos obreros, la aportación socialista durante la Guerra Civil en Euskadi, representación sindical, medicina del trabajo, accidentes laborales y enfermedades profesionales y otros aspectos de índole social11. La huelga de 1947 había contribuido, según los propios socialistas, a incrementar la actividad de la organización exiliada y clandestina, estimulada por la campaña de solidaridad abierta para los represaliados por las protestas. En los acuerdos contemplados en el Consejo Consultivo Vasco, todas las cantidades obtenidas de la solidaridad de las organizaciones afines serían inmediatamente transferidas al Gobierno Vasco, que se encargaría de su reparto entre los afectados por los despidos, detenciones o represalias. El movimiento permitió también la posibilidad de extender el contacto con los organismos internacionales, especialmente con la Federación Sindical Mundial (FSM) —Internacional a la que en aquel momento estaba adscrita UGT—, al objeto de solicitar la solidaridad internacional y exponer las circunstancias en las que se estaba produciendo la lucha en España y en Euskadi12. Atendiendo a esta llamada de la FSM, algunas organizaciones sindicales, encabezadas fundamentalmente por las belgas13 y los propios afiliados a la UGT residentes fuera de España, consiguieron una recaudación que la organización cifró en 300.000 francos14. Por otra parte, la huelga convocada a raíz del primero de mayo en Euskadi, permitió al secretario general de la FSM, Louis Saillant, proponer la necesidad de dirigir al Consejo de Seguridad una declaración relatando los acontecimientos que acaban de producirse en el País Vasco e insistiendo en la resolución adoptada por última Asamblea General de la ONU, solicitar del Consejo de Seguridad y del Secretario General de Naciones Unidas que tengan la bon10 III Congreso de la UGT en el exilio, Memoria de gestión de la Comisión Ejecutiva. 1949. Boletín del Centro de Estudios Socialistas de Euskadi, número Extra, París, 1946. 12 Boletín de UGT, núm. 32, junio de 1947, pág. 5. 13 Véase como ejemplo las donaciones del Syndicat des Employès, Techniciens, Cadres et Voyageurs de Commerce de Belgique o la Unión Belga de Obreros del Transporte, que contribuyen al fondo abierto por la FGTB belga, con donaciones de 25.000 francos cada una de ellas. Boletín de UGT, núm. 32, junio de 1947, pág. 8. 14 III Congreso de la UGT en el exilio, Memoria de gestión de la Comisión Ejecutiva. 1949. 11 [30] dad de considerar que el tiempo razonable, sobre la resolución de las Naciones Unidas ha pasado ya15. En 1947, el Comité Central de la UGT de Euskadi en el exilio se hallaba representado por el presidente, Ángel Giménez; Evaristo Expósito como vicepresidente; Virgilio Pierna, secretario general; José Campos, Vicesecretario; Pantaleón León, como tesorero y los vocales Paulino Gómez Beltrán y Juan Iglesias. Esta especificidad de una UGT vasca en el exilio se hallaba además reforzada por la existencia de figuras de alta relevancia dentro del socialismo profundamente vinculadas al País Vasco. Entre ellas, destaca, sin lugar a dudas, la de Indalecio Prieto que siempre mantuvo una estrecha relación con Euskadi y aprovechó diversas ocasiones para demostrarlo también en publicaciones como las recogidas en el ya citado Boletín del Centro de Estudios Socialistas de Euskadi, que inauguró sus ediciones con un artículo de Prieto en clave sindical, titulado «Egoísmo individual y egoísmo gremial: el Estado y los sindicatos»16. Su impronta y su autoridad dentro del socialismo vasco trascenderán a las nuevas generaciones de militantes en Euskadi17. En la militancia activa y ejemplo permanente de la represión durante las primeras décadas del franquismo, la figura de Ramón Rubial se irá también consolidando dentro de las referencias del socialismo y el ugetismo vasco18. Ramón Rubial, se convirtió además en uno de los adalides del «obrerismo» del socialismo vasco. O dicho de otro modo, en un ferviente partidario de priorizar la organización de la UGT en Euskadi frente a un socialismo más político o intelectualizado19. Las razones para esta supremacía del sindicato frente al partido durante la clandestinidad se basaban en dos aspectos fundamentales: la estrecha conexión de la UGT con otras potentes organizaciones internacionales y la posibilidad que el sindicalismo ofrecía para minimizar las consecuencias de la clandestinidad. Las protestas sindicales eran duramente castigadas por el régimen, pero aún lo eran más si las acciones de protesta eran catalogadas como políticas, por lo que Rubial consideraba que era preferible, en un estado de clandestinidad, hacer ondear la bandera del sindicato antes que la del partido. Con esos criterios, Rubial dirigirá la reconstrucción de la organización en los inmediatos años de la posguerra desde los diversos penales y centros de redención de penas en los que cumplió su condena. En el País Vasco, imprimirá un impulso particular a las organizaciones carcelarias socialis15 «Las palabras y los hechos», Boletín de UGT, núm. 36, octubre de 1947, págs. 1-2. Indalecio Prieto, «Egoísmo individual y egoísmo gremial: el Estado y los sindicatos», Boletín del Centro de Estudios Socialistas de Euskadi, núm. 1, París, 1946. 17 Entrevista a Nicolás Redondo (1) 18 Para la biografía de Ramón Rubial, puede consultarse el libro de Félix Santos, Ramón Rubial, un socialista en el siglo XX, Madrid, Fundación Ramón Rubial, Españoles en el Mundo, 2006. 19 Entrevista a Nicolás Redondo (1). 16 [31] tas20. Destinado a la Babcock Wilcox para la redención de su pena a finales de 1945, pudo acercarse a la reorganización de las organizaciones socialistas e incorporarse al Comité Central de Euskadi. Durante su estancia en la Babcock se implicó en la organización de un aparato de propaganda en la fábrica, que tuvo una cierta importancia en la reconstrucción de las estructuras socialistas en la provincia. Su intento de fuga a Francia, acompañado del también socialista Garrido21, finalizó con su detención en Oyarzum y un nuevo período de cárcel. A pesar de que no abandonó definitivamente su reclusión hasta su salida del penal del Dueso, en Santoña en 1956, desde 1945 ejerció en esa prisión la autoridad moral sobre el partido y el sindicato y organizó gran parte de la vida diaria de ambas organizaciones. Antes de su traslado a El Dueso, Ramón Rubial había coincidido en la cárcel de Ondarreta con otro de los hombres que sería clave en la reconstrucción del socialismo en Vizcaya, Juan Iglesias Garrigós. Conocido como Juanito o El Manco, por la pérdida de un brazo en un intento de fuga durante su condena en el fuerte navarro de San Cristóbal, tras su puesta en libertad, Iglesias se convirtió en el responsable de las Juventudes Socialistas y en uno de los máximos ejecutores de la reorganización en Euskadi hasta 1947, fecha en que una caída de la organización clandestina le obliga a salir a Francia, desde donde se convertirá en el hombre «de la frontera» y el encargado de la gestión de los enlaces, a caballo entre Euskadi y la dirección socialista en Francia, posición desde la que intentará en sucesivas ocasiones reorganizar la UGT y el PSOE en el País Vasco. La salida de Juan Iglesias de Euskadi coincide con la efervescencia generada en el año de la huelga general de 1947, con motivo de la represión por la reivindicación de la conmemoración del primero de mayo. La represión de la huelga produjo también la salida de algunos militantes vascos al exilio, que se instalarían en Francia. Para los socialistas vascos, el año 1947 tendrá la relevancia de una reactivación general de su actividad tanto en el interior como en el panorama internacional, donde la UGT empieza a reclamar un papel relevante en el espacio de solidaridad solicitado a sus organizaciones sindicales europeas hermanas y a la Federación Sindical Mundial. En el interior, los resistentes clandestinos preparan un embrión de organización con la que se enfrentarán a una década central en los años del franquismo: los 50 traerán nuevas experiencias y nuevas circunstancias y serán el entorno propicio para el resurgir en Euskadi de una organización más estructurada y más potente, en directa conexión con la dirección del exilio. 20 César Tcach y Carmen Reyes, Clandestinidad y exilio. Reorganización del sindicato socialista, 1939-1953, Madrid, Editorial Pablo Iglesias-Fundación Francisco Largo Caballero, 1986, pág. 74. 21 Conversación con Nicolás Redondo. [32]