ANÉCDOTAS DE MI VIDA DEDICADO A MIS PADRES Mi padre es muy buen hombre y la mujer que está con él también, a mi padre le pilló una bicicleta hace diez años y se dio la fuga y mi padre está mal de las piernas, a su mujer lo operaron de una pierna pero ahora está mejor, yo me lo paso muy bien con ellos cada dos o tres meses cuando vamos a un bar que es un restaurante que se llama la Cantina y allí nos quedamos a comer, ellos viven en Barcelona y yo cerca de Piera, en can Canals. Los voy a buscar al tren de Piera y de allí nos vamos los tres a la Cantina. Lo extraño es que nunca me dice de ir de vacaciones, es igual, yo los quiero igual. Tengo una madre muy buena, está en una residencia del ayuntamiento y no paga nada, primero decidió quedarse y ahora está muy aburrida y si saliera, después otra vez no podría entrar. Le gustaba pero mi familia no la iba a ver y por eso está un poco y se siente aburrida Mis padres, bueno ella es madrastra, me hacen regalos, muchos, y no quieren que yo les haga regalos. Un bañador, un bolso, una radio, caja de bombones, paraguas, una muñeca pequeña, un mechero, un paquete de tabaco, una caja de polvorones, o caramelos. Yo antes les hacía regalos pero hora no quieren que les haga nada porque tienen todo el piso lleno de figuras y de regalos. A mi madre la quiero mucho y mi madre quiere volver a casa, pero no sabemos cuidarla tan bien. Mi padre ha hecho 88 y mi madre 85. TERESA CAMBIOS DE RESIDENCIA Tenía un mes cuando me fui a vivir a la plaza de España en el barrio que se llama font de la Goya y fui muy feliz, dormía en una caja de champán. Después me fui a vivir a Hospitales, en Santa Eulalia, allí también fui feliz, encontré novio y me casé. Luego en el año dos mil me fui a vivir a can Canals de Masober, hace doce años, y estaba viviendo con mi madre, yo iba a comprar sola en Piera a un supermercado que se llamaba Caprabo y llevaba cincuenta euros para gastar en la compra, compraba la compra de todo, luego mi madre se puso mala y vino mi cuñada a vivir conmigo, y ahora estoy viviendo con mis cuñados y mis sobrinos cuando vienen. Mi cuñada me pone de comer unos platos muy grandes y tengo la barriga un poco deforme, yo ya le digo que me ponga menos comida pero no me hace caso, pues dice que no hay segundo plato y que hay que comer. Mi madre se ha muerto hace cuatro meses y estoy sola con mis cuñados, me aburro mucho pues mis cuñados van a su aire y sólo tengo a la abuela para hablar, sin nada más que deciros, sólo adiós. TERESA MI VIDA LABORAL Voy a contaros unas cuantas cosas de mi vida en la Philips, donde yo trabajaba. Se llevaron una semanada, o sea la robaron y dijeron que era yo, trataron de llamar a la policía pero yo dije que no la llamaran, y así quedó la cosa. La semanada no apareció. Luego hicieron una cinta nueva y estuve mucho tiempo parada, hasta que me dieron trabajo en la cinta que montaron. Yo quería plegar de la fábrica, pero ellos, los jefes, querían que me quedara, pero yo quería plegar y cogía los muebles y los tiraba al suelo, hasta que me dieron días de fiesta para que me buscase otro trabajo, pero al final plegué, me dieron un millón y medio y me fui, luego mi padre me arregló una paga y no he trabajado más. Me hice amiga de una chica de la Philips y lo pasábamos muy bien, íbamos a un bar y comíamos. Por cierto esa chica era quien dijo que yo había cogido la semanada y aún así seguía saliendo con ella, luego del bar íbamos a la playa. Llegaba tarde al trabajo, hasta que por mi comportamiento me arrinconaron y luego me pusieron a trabajar. De hecho esta chica es amiga mía, no estoy segura de que me delatase, pero yo creo que fue ella, mejor dicho, no sé quién me delató. Yo iba a la playa, me comía un bocadillo de atún y me bañaba. La fábrica la llevaron de la Plaza España a Viladecans. Plegué de la fábrica a los 30 años y cobraba una paga, por eso no estaba bien puteada. No sé qué contar más pues esto es el final. TERESA MI CENTRO DE DÍA Voy a contar mi estancia en este Centro de Día pues ya llevo nueve meses y no he dicho nunca lo que me parece. La única pega es levantarme temprano y coger el tren y el autobús y otra vez el autobús para casa. Estamos en septiembre y estoy pensando que este invierno las pasaré canutas pues hará frío y lloverá. Luego están los amigos que tengo en el centro que me hablan y yo les hablo a ellos como una hermandad, pero cada uno lo suyo, yo personalmente me encuentro muy bien con ellos pues no cojo manía a nadie, unos te llenan más que otros pero todos somos humanos. En este centro los que mandan las actividades que hacemos tienen muy buen carácter y te sientes libre y no apretada, y hacemos muchas cosas como temas en el ordenador y escribiendo como yo en el ordenador. Yo vengo a curarme pues me paso todo el día contando ovejitas, a veces me las salto y luego no puedo andar tiesa, no puedo. Volviendo a los amigos del centro yo, he estado seis años en Martorell y he visto algún chico y alguna chica aquí en el Centro de Día, lo que encuentro es que somos siempre los mismos aunque ahora se ve que los de antes ya no vienen pues los que hay ahora son nuevos. Hay una maquina de café con leche y yo me tomo un chocolate que vale setenta céntimos y también patatas, bebidas y agua. Vengo al Centro de Día a curarme. Tomo doce pastillas y me pinchan dos veces al mes. Yo encuentro que son muchas pastillas, y me las tomo todas, creo que las inyecciones me sobran, eso creo. En fin, ya veremos lo que dura. Aquí en el Centro de Día he conocido a una chica que se llama Marisa, y estamos esperando a que llegue un día en que vayamos las dos a Piera a tomar un refresco, una Coca-Cola o una Fanta o un Nestea. Cuando llegue ese día iremos a Piera, nos estaremos dos o tres horas y después cada una en su casa. A esa amiga le regalé tres o cuatro bolsos, y los lleva encima, el que más le gusta es uno mediano y marrón. También doy galletas y magdalenas a Juan, un compañero del Centro de Día y a un amigo de Juan también le doy un cigarrillo. Tengo un amigo que se llama Juan pero no es de Centro de Día, que el otro día me dio naranjas y cuatro mandarinas. Un chico que estaba conmigo en el autobús me pregunto si tenía hijos y marido, yo le dije que no, que no quería hombre, que así estaba muy bien. En resumen, en este centro me distraigo mucho, si no fuera por el horario más todavía. TERESA