que el intento de lograr una conciliación entre ambas dimensiones humanas es valioso para el crecimiento de occidente, en cuanto horizonte comprensivo. ‚La razón no puede demostrar todo lo que es de pertinencia de la fe o la fe misma perdería todo mérito.‛ (Abbagnano, 2008, Pg. 175). En este punto se alcanza una madurez interesante pues ya no se trata de una lucha apologética, sino de una ayuda de la razón en cuestiones esenciales como la existencia de Dios, la razón se convierte en un instrumento útil a la fe, mas no suplantador de esa actitud humilde de confianza del creyente en Dios. La tarea de la razón en orden a la fe se describe en tres momentos específicos. ‚En primer término, demostrando los supuestos racionales o preámbulos de la fe, es decir, aquellas verdades cuya demostración es necesaria para la fe misma.‛ (Abbagnano, 2008, Pg. 175). La fe parte de unas bases racionales, tales como la existencia de Dios, en este punto la razón acude en ayuda para la demostración de su existencia, sin alterar la cuota de fe que supone el creer en Dios y que es el sistema tomista es necesaria para que la fe sea humana y verdadera, es importante que Santo Tomás vincule la razón en la fe, pues ya no es la enemiga sino la compañera del hombre que es fe, pero que también es razón, esta comprensión trata de comprender al hombre en toda su dimensión racional y espiritual como parte de un todo, distinguible mas no separable. ‚En segundo lugar, la filosofía puede utilizarse para aclarar (que no significa demostrar) las verdades de la fe.‛ (Abbagnano, 2008, Pg. 175). Este punto es de vital importancia para el creyente ya que tiene como objetivo ayudar en la fe a quien cree, aclarar para sí mismo es una servicio fundamental que a presta la razón al ser humano. No se puede creer acallando la razón, es necesario responder con razones a los interrogantes de la razón. ‚En tercer lugar, puede combatir las objeciones que se hacen a la fe y demostrar su falsedad.‛ (Abbagnano, 2008, Pg. 175). No es fácil creer y se pensaba que la fe debería defenderse de la razón, Santo Tomás al contrario dice que el creyente no se debe defender de la razón, sino que con la razón debe defender su fe. Téngase en cuenta que el orden de 80